SIEMPRE ES POSIBLE REACCIONAR
No siempre es la desesperación la que destruye en nosotros la esperanza y el deseo de seguir caminando día a día llenos de vida. Al contrario, se podría decir que la esperanza se va diluyendo en nosotros casi siempre de manera silenciosa y apenas perceptible.
Tal vez sin darnos cuenta, nuestra vida va perdiendo color e intensidad. Poco a poco parece que todo empieza a ser pesado y aburrido. Vamos haciendo más o menos lo que tenemos que hacer, pero la vida no nos «llena».
Un día comprobamos que la verdadera alegría ha ido desapareciendo de nuestro corazón. Ya no somos capaces de saborear lo bueno, lo bello y grande que hay en la existencia.
Poco a poco todo se nos ha ido complicando. Quizá ya no esperamos gran cosa de la vida ni de nadie. Ya no creemos ni siquiera en nosotros mismos. Todo nos parece inútil y sin apenas sentido.
La amargura y el mal humor se apoderan de nosotros cada vez con más facilidad. Ya no cantamos. De nuestros labios no salen sino sonrisas forzadas. Hace tiempo que no acertamos a rezar.
Quizá comprobamos con tristeza que nuestro corazón se ha ido endureciendo y hoy apenas queremos de verdad a nadie. Incapaces de acoger y escuchar a quienes encontramos día a día en nuestro camino, solo sabemos quejarnos, condenar y descalificar.
Poco a poco hemos ido cayendo en el escepticismo, la indiferencia o «la pereza total». Cada vez con menos fuerzas para todo lo que exija verdadero esfuerzo y superación, ya no queremos correr nuevos riesgos. No merece la pena. Preocupados por muchas cosas que nos parecían importantes, la vida se nos ha ido escapando. Hemos envejecido interiormente y algo está a punto de morir dentro de nosotros. ¿Qué podemos hacer?
Lo primero es despertar y abrir los ojos. Todos esos síntomas son indicio claro de que tenemos la vida mal planteada. Ese malestar que sentimos es la llamada de alarma que ha comenzado a sonar dentro de nosotros.
Nada está perdido. No podemos de pronto sentirnos bien con nosotros mismos, pero podemos reaccionar. Hemos de preguntarnos qué es lo que hemos descuidado hasta ahora, qué es lo que tenemos que cambiar, a qué tenemos que dedicar más atención y más tiempo. Las palabras de Jesús están dirigidas a todos: «Vigilad». Tal vez, hoy mismo hemos de tomar alguna decisión.
José Antonio Pagola
ORAR CON EL EVANGELIO DEL DOMINGO
1º DE ADVIENTO – CICLO B (MARCOS 13, 33-37)
Evangelio del 28/Nov/2020
El equipo de Discípulos Misioneros le está invitando a una reunión de Zoom programada.
Tema: Orar con el evangelio del 28/Nov/2020
Hora: 28 nov 2020 20:45 h Madrid
Unirse a la reunión Zoom
https://us02web.zoom.us/j/83851949007?pwd=ekN0VkRRM1lVaWNaSXA3NmlQYXFPZz09
ID de reunión: 838 5194 9007
Código de acceso: 266765
Preparación para la escucha de la Palabra de Dios
Busca un lugar tranquilo donde puedas leer en paz la Palabra de Dios. Serena tu espíritu y toma aire varias veces profundamente.
1 ORACIÓN INICIAL
Oración para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y amar a Jesucristo y, de este modo, poder seguirle mejor y darlo a conocer.
Padre mío,
me abandono a Ti.
Haz de mí lo que quieras.
Lo que hagas de mí te lo agradezco,
estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo.
Con tal que Tu voluntad se haga en mí y en todas tus criaturas,
no deseo nada más, Dios mío.
Pongo mi vida en Tus manos.
Te la doy, Dios mío, con todo el amor de mi corazón, porque te amo,
y porque para mí amarte es darme,
entregarme en Tus manos sin medida,
con infinita confianza,
porque Tu eres mi Padre.
Charles de Foucauld
2 SALUDO y PRESENTACIÓN
¿Cómo y en qué estamos? (semana pasada)
3 PARA TRABAJAR EN CASA
Lectura, reflexión DEL TEXTO y oración con uno de los textos de la Escritura antes del encuentro DEL SÁBADO 28 DE NOVIEMBRE: Llamados como discípulos misioneros a vivir y proponer la fe a los pobres desde el misterio de la eucaristía.
3.1 Presentación
“Éste (Jesús) anda con pecadores y come con ellos” (Lc 15,2). Jesús llamó poderosamente la atención por las personas con las que se sentó a comer. “No necesitan médico los sanos, sino los enfermos” (Mc 2,17). La Eucaristía no es el premio de los buenos, sino el alimento que Dios nos ofrece a todos para el camino de la vida.
Jesús es el pan bajado del cielo que se deja comer para darnos vida (cf Jn 6,47-50). Como síntesis de toda su vida, Jesús congrega a los apóstoles en el Cenáculo, parte el pan para ellos y pasa el vino, y proclama con emoción: “Tomad y comed, esto es mi cuerpo; tomad y bebed, esta es mi sangre” (Mt 26,26-28). “Nadie tiene amor más grande que el que da la vida por sus amigos” (Jn 15,13). La cruz y la Eucaristía son la expresión suprema del amor y la entrega total de Jesucristo al Padre y a los hermanos.
En el contexto de la última cena y del lavatorio de los pies (cf Jn 13), Jesús les regala a sus discípulos el mandamiento nuevo de la nueva alianza: “Amaos unos a otros como yo os he amado”, vinculando así para siempre la celebración sacramental con una vida de amor entregado y servicio humilde.
Por eso, la Eucaristía es “fuente y cima de toda la vida cristiana” (LG 11). Todo brota de la Eucaristía como de su fuente y todo tiende a la Eucaristía como a su cumbre. La Eucaristía hace la Iglesia y la Iglesia hace la Eucaristía. “La sagrada Eucaristía contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua y Pan de vida, que da la vida a los hombres, vivificada y vivificante por el Espíritu Santo” (PO 5). La Eucaristía celebra el conocimiento de Jesucristo y lo hace crecer. Y ese conocimiento fortalece el amor y el seguimiento del Señor.
Durante las largas semanas de confinamiento por culpa del Covid-19, hemos hecho nuestra aquella experiencia de los primeros cristianos: “Sin el domingo (sin la Eucaristía) no podemos vivir”. La Eucaristía nos alimenta y nos identifica como cristianos y como presbíteros.
El laico, fiel cristiano o sacerdote, despojado y crucificado, termina siendo también el ‘hombre comido’. En la eucaristía, la comunidad, reunida en el nombre de la Trinidad, y presidida por el presbítero, celebra y gira en torno a la preparación, celebración y desarrollo de la Eucaristía. En cada Eucaristía también el presbítero, junto a todo el Pueblo de Dios, se adhiere a la entrega de Jesucristo al Padre por la salvación del mundo.
El padre Chevrier, en otro contexto eclesial y teológico, intuyó la centralidad de la Eucaristía. “Tomaremos como lema de caridad esta palabra de nuestro Señor: ‘Tomad y comed’” (VD 418).
3.2 De la contemplación de la vida eucarística de Jesucristo
-de amor y de acción de gracias- ha de brotar nuestra caridad misionera, catequética y pastoral.
La celebración de la Última Cena no es un momento puntual en la vida de Jesús; es, más bien, como la condensación y la síntesis de toda su vida. Toda la vida de Jesús fue una ofrenda al Padre en la comunión del Espíritu para que los hombres tengan vida. Esa ofrenda de Jesús se actualiza y prolonga en cada Eucaristía.
Jesús es el pan vivo bajado del cielo para darnos vida (cf Jn 6,47-50); Jesús es el buen pan que se ofrece como alimento a los hambrientos. Jesús, el despojado, el crucificado es también el comido.
Nos vamos convirtiendo en lo que comemos. Somos otros Cristo. Alimentados con el pan de la Eucaristía, somos invitados a dejarnos comer por los pobres, haciendo nuestras las palabras de Jesús en la última Cena: ‘tomad y comed’ (Mt 26,26).
Por eso, la caridad misionera, catequética y pastoral en y fuera de la comunidad:
NO es un ejercicio de generosidad y entrega que brote de nosotros mismos;
NO es una estrategia para ser más eficaces en la misión.
SI es participación en la entrega existencial de Jesucristo al Padre por la salvación del mundo. La caridad pastoral
SI acontece cuando hacemos nuestros los sentimientos y los gestos del Buen Pastor.
La Eucaristía y la caridad forman una unidad indisociable. “Tomaremos como lema de caridad esta palabra de nuestro Señor: ‘Tomad y comed’” (VD 418).
4 PARA EL ENCUENTRO DEL SÁBADO 28 DE NOVIEMBRE
4.1 COMPARTIR REFLEXIÓN Y ORACIÓN SOBRE EL TEXTO ANTERIOR DE REFERENCIA (20 MINUTOS)
4.2 REVISIÓN DE VIDA
(45 A 60 MINUTOS)
VER, (enviar archivo de la RV para preparar los hechos): POSIBLES propuestas para la revisión de vida a la hora de presentar hechos.
Relectura teologal de lo vivido durante la pandemia; qué está Dios intentando decirnos a partir de lo acontecido
Las mutaciones que se están produciendo entre nosotros, en nuestro mundo en cambio (familia, sociedad, relaciones laborales, religiosas, sociales y políticas) están alumbrando algo nuevo; en cada una de esas realidades aparecen hombres y mujeres nuevos con la novedad del Evangelio. ¿Qué testimonios, que experiencias de vida entregada y comida has descubierto en las realidades sociales en las que participas?
La celebración de la Eucaristía, fuente de espiritualidad y transformación del presbítero y la comunidad.
Conocer a Jesucristo y darlo a conocer en la presidencia de la Eucaristía: la iglesia hace la eucaristía y la eucaristía hace a la iglesia; la participación de los diversos ministerios y funciones de la comunidad (en cantos, moniciones, lecturas, homilia y participación de los fieles, preces, ofrendas, gestso y signos, símbolos, canon, acción de gracias, silencios…)
La centralidad de la Eucaristía en la praxis creyente de nuestra gente en nuestras comunidades o grupos de vida y de fe
La acción de gracias en la espiritualidad de nuestro pueblo
La Eucaristía y la opción preferencial por ‘los pobres, ignorantes y pecadores’.
La Eucaristía, fuente y forma de toda caridad cristiana.
El hambre de la Eucaristía en la crisis del coronavirus.
“Como yo os he amado”. Gestos y personas-grupos que actualizan el dinamismo eucarístico del amor de Cristo.
La Eucaristía nos convierte en buen pan, nos permite vivir sacrificialmente la caridad pastoral.
La dificultad de algunos contemporáneos para vivir y saborear la Eucaristía.
ILUMINAR, con el texto del evangelio del domingo 1º de adviento Mc 13, 33-37
33 Estad atentos, vigilad: pues no sabéis cuándo es el momento.
34 Es igual que un hombre que se fue de viaje, y dejó su casa y dio a cada uno de sus criados su tarea, encargando al portero que velara.
35 Velad entonces, pues no sabéis cuándo vendrá el señor de la casa, si al atardecer, o a medianoche, o al canto del gallo, o al amanecer:
36 no sea que venga inesperadamente y os encuentre dormidos.
37 Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!».
Comentarios de referencia:
SIEMPRE ES POSIBLE REACCIONAR. J. A. Pagola
https://www.gruposdejesus.com/1-adviento-b-marcos-1333-37/
ASOCIACIÓN DE SACERDOTES DEL PRADO
Domingo 1º Adviento – B (sacerdotesdelprado.org)
ACTUAR, (trabajar en casa y poner en común en el encuentro)
¿Qué me dice a mí el evangelio? ¿Qué buena noticia me anuncia o revela hoy el evangelio?
¿Qué respuesta me pide a mí el Señor? llamadas a la conversión, acción de gracias, peticiones, … para poner en marcha el proyecto de «Discípulos Misioneros».
Compromisos (personal o grupal, en la medida de lo posible, en nuestra realidad concreta)
5 CELEBRAR LA PALABRA O LA EUCARISTÍA
(De 30 a 45 minutos) (SEGUIMOS EL ESQUEMA DE CELEBRACIÓN DE LA PALABRA DEL DOMINGO)
Oración de los Fieles
Pidamos a nuestro Señor Jesucristo que nos dé la gracia de estar atentos a su presencia y que su salvación venga a todo nuestro mundo. Y digámosle:
R/. ¡Señor, ven a salvarnos!
Enriquece a tu Iglesia con mucha ternura, Señor, para que muestre tu camino a todos los que buscan, acoja con compasión a los pecadores y sea refugio y defensora de los pobres, y así te decimos:
Enriquece con tu sabiduría a los líderes de nuestro mundo, Señor, para que trabajen eficazmente por la paz y la justicia en sus respectivas naciones y a nivel internacional, y así te decimos:
Enriquece a los que sufren, fuertemente esperanzados en ti, Señor, para que perciban cuánto les amas, y para que puedan encontrar a hermanos que te siguen en tu compasión y comprensión, y así te decimos.
Enriquece con tu espíritu de fidelidad, Señor, a esposos y esposas que se estén distanciando, a sacerdotes y religiosos que hayan perdido el sentido de dirección en su vida, a amigos frustrados en su confianza y mutuo apoyo, y así te decimos:
Enriquece nuestras comunidades con tu amor, Señor, para que nos respetemos y apreciemos unos a otros, estemos unidos en toda nuestra diversidad, y estemos atentos a las necesidades y expectativas de los demás, y así te decimos:
Señor Jesucristo, tú eres quien va a venir a renovarnos a nosotros y a nuestro mundo. Sé nuestra alegría, nuestra paz, toda nuestra esperanza, ahora y por los siglos de los siglos.
PADRENUESTRO
Orar en silencio, al final quién quiera puede resaltar alguna de las frases que más le haya tocado su corazón.
Bendición
Hermanos: Adviento es el tiempo en que esperamos la venida de Jesús, nuestro Señor.
Pero hace ya mucho tiempo que él vino.
Entonces, ¿qué es lo que estamos esperando?
Estamos esperando su venida real a mí, a ustedes, a nuestro mundo.
¿Dónde está su reino entre nosotros?
¿Cómo puede la gente percibir si él ésta aquí?
¿Pueden nuestros hermanos verlo en nosotros, en nuestras comunidades?
Esto es lo que estamos esperando, o mejor, lo que el Señor está esperando de nosotros.
El Señor está esperando nuestra preparación activa de su amor y justicia entre nosotros.
Pero él no quiere hacerlo solo; el lo hará con nosotros.
Que el Señor venga y nos active
Para ello, que la bendición de Dios todopoderoso, Padre, Hijo y Espíritu Santo descienda sobre nosotros y nos acompañe siempre.
Oración y misa del domingo, 29 de noviembre de 2020 (ciudadredonda.org)
6 RUEGOS Y PREGUNTAS
PAZ Y SALUD