SEGUIR A JESÚS
SIN MIEDO
El recuerdo de la ejecución de Jesús estaba todavía muy reciente. Por las comunidades cristianas circulaban diversas versiones de su pasión. Todos sabían que era peligroso seguir a alguien que había terminado tan mal. Se recordaba una frase de Jesús: «El discípulo no está por encima de su maestro». Si a él le han llamado Belcebú, ¿qué no dirán de sus seguidores?
Jesús no quería que sus discípulos se hicieran falsas ilusiones. Nadie puede pretender seguirle de verdad sin compartir de alguna manera su suerte. En algún momento alguien nos rechazará, maltratará, insultará o condenará. ¿Qué hay que hacer?
La respuesta le sale a Jesús desde dentro: «No les tengáis miedo». El miedo es malo. No ha de paralizar nunca a sus discípulos. No han de callarse. No han de cesar de propagar su mensaje por ningún motivo.
Jesús les explica cómo han de situarse ante la persecución. Con él ha comenzado ya la revelación de la Buena Noticia de Dios. Deben confiar. Lo que todavía está «encubierto» y «escondido» a muchos, un día quedará patente: se conocerá el Misterio de Dios, su amor al ser humano y su proyecto de una vida más feliz para todos.
Los seguidores de Jesús están llamados a tomar parte desde ahora en ese proceso de revelación: «Lo que yo os digo de noche, decidlo en pleno día». Lo que les explica al anochecer, antes de retirarse a descansar, lo tienen que comunicar sin miedo «en pleno día». «Lo que yo os digo al oído, pregonadlo desde los tejados». Lo que les susurra al oído para que penetre bien en su corazón, lo tienen que hacer público.
Jesús insiste en que no tengan miedo. «Quien se pone de mi parte», nada ha de temer. El último juicio será para él una sorpresa gozosa. El juez será «mi Padre del cielo», el que os ama sin fin. El defensor seré yo mismo, que «me pondré de vuestra parte». ¿Quién puede infundirnos más esperanza en medio de las pruebas?
Jesús imaginaba a sus seguidores como un grupo de creyentes que saben «ponerse de su parte» sin miedo. ¿Por qué somos tan poco libres para abrir nuevos caminos más fieles a Jesús? ¿Por qué no nos atrevemos a plantear de manera sencilla, clara y concreta lo esencial del evangelio?
José Antonio Pagola
En otro intento de responder a las dos preguntas al final. Debo reconocer -en lo personal- que muchas veces me he sentido como Pedro, cuando lo negó tres veces. Muchas ataduras (pecados): «zona de confort», «mis dudas», «mis deseos carnales», «mis pensamientos»,… Son las muchas respuestas a la pregunta de fidelidad.
De segundo, -de nuevo apelo a mi condición de persona pecadora- siento que se trabaja más con el intelecto, la mente, el cerebro y menos con el co-razón, la ‘bio-neuro-emoción’ -la fuerza del Espíritu, diríamos mejor- Él es el motor que nos debe impulsar a ‘atrevernos’, a anunciar y denunciar con el mismo empeño que tuvieron y han tenido nuestros santos mártires.
Pero, eso sí, alejados de cualquier pretensión de querer ser mártir sin sentirlo.
Antes bien, «seamos dóciles como las palomas y astutos como las serpientes».
No es atreverse en una ‘rebeldía sin causa’, ni tampoco ‘quemarse a lo bonzo’. En otro sentido, menos extremista, debemos ser antes que sabios, prudentes, y antes que prudentes, pacientes.
Hace algunos años, leí en un catecismo, sobre las dosis que debemos tener los catequistas en cuanto a estas tres virtudes: «un vaso de sabiduría, un barril de prudencia, y un océano de paciencia» dosis que debemos tener los catequistas, por ejemplo.
Emplear un lenguaje sencillo, claro y concreto al anunciar y denunciar. Un lenguaje ‘senti-pensante’, que en una oportunidad le escuché al poeta nuestroamericano Eduardo Galeano, es el lenguaje que nos permite «sentir con el cerebro y pensar con el corazón».
Saludos y bendiciones,
Gustavo Panter / 21 de Junio de 2020.
En otro intento de responder a las dos preguntas al final. Debo reconocer -en lo personal- que muchas veces me he sentido como Pedro, cuando lo negó tres veces. Muchas ataduras (pecados): «zona de confort», «mis dudas», «mis deseos carnales», «mis pensamientos»,… Son las muchas respuestas a la pregunta de fidelidad.
De segundo, -de nuevo apelo a mi condición de persona pecadora- siento que se trabaja más con el intelecto, la mente, el cerebro y menos con el co-razón, la ‘bio-neuro-emoción’ -la fuerza del Espíritu, diríamos mejor- Él es el motor que nos debe impulsar a ‘atrevernos’, a anunciar y denunciar con el mismo empeño que tuvieron y han tenido nuestros santos mártires.
Pero, eso sí, alejados de cualquier pretensión de querer ser mártir sin sentirlo.
Antes bien, «seamos dóciles como las palomas y astutos como las serpientes».
No es atreverse en una ‘rebeldía sin causa’, ni tampoco ‘quemarse a lo bonzo’. En otro sentido, menos extremista, debemos ser antes que sabios, prudentes, y antes que prudentes, pacientes.
Hace algunos años, leí en un catecismo, sobre las dosis que debemos tener los catequistas en cuanto a estas tres virtudes: «un vaso de sabiduría, un barril de prudencia, y un océano de paciencia».
Emplear un lenguaje sencillo, claro y concreto al anunciar y denunciar. Un lenguaje ‘senti-pensante’, que en una oportunidad le escuché al poeta nuestroamericano Eduardo Galeano, es el lenguaje que nos permite «sentir con el cerebro y pensar con el corazón».
Saludos y bendiciones,
Gustavo Panter / 21 de Junio de 2020.
Partiendo de que el miedo es aquella reacción que se siente frente a un hecho real o imaginario que podría pasar y me lleva a no esperar aquello y hacer lo posible por alejarse de ese hecho, Jesús dice no tengan miedo, pero tampoco se hagan falsas ilusiones, con estas dos frases entiendo que aquellos apóstoles miedosos superaron ese temor y se subieron a la cruz y junto a Cristo asesinaron la muerte, seguros de que gozarían de paz y amor eterno.
Intentando responder a las dos preguntas del final….
Volver al Jesús auténtico, que nos sale al encuentro en lo esencial del Evangelio con su Vida y su Mensaje—LIBERA y COMPROMETE, a un tiempo. Ese Jesús auténtico compromete y mucho… y entonces nos da miedo a la entrega que supone ese compromiso.
Ya no solo es miedo, sino comodidad… es mejor tenerlo encerrado en pronunciamientos teológicos, ritos, normas… «controlado»… que de la otra manera seria «jugárselo todo por el Reino»
La cuestión es vencer esa comodidad, esa instalación… ese autoengaño, empezar a darnos cuenta de esa trampa… de esa situación.
Jesús nos llama y nos anima a cada uno… una y otra vez…:»Animo, soy YO, no temais «..
Mt 14,27 –
Ojalá respondamos con ganas, con ilusión… en estos tiempos que tanto necesitan de recuperar el auténtico rostro del Maestro de Galilea