ARRIESGAR TODO
POR JESÚS
No es fácil asomarse al mundo interior de Jesús, pero en su corazón podemos intuir una doble experiencia: su identificación con los últimos y su confianza total en el Padre. Por una parte sufre con la injusticia, las desgracias y las enfermedades que hacen sufrir a tantos. Por otra confía totalmente en ese Dios Padre que nada quiere más que arrancar de la vida lo que es malo y hace sufrir a sus hijos.
Jesús estaba dispuesto a todo con tal de hacer realidad el deseo de Dios, su Padre: un mundo más justo, digno y dichoso para todos. Y, como es natural, quería encontrar entre sus seguidores la misma actitud. Si seguían sus pasos, debían compartir su pasión por Dios y su disponibilidad total al servicio de su reino. Quería encender en ellos el fuego que llevaba dentro.
Hay frases que lo dicen todo. Las fuentes cristianas han conservado, con pequeñas diferencias, un dicho dirigido por Jesús a sus discípulos: «Si uno quiere salvar su vida, la perderá, pero el que la pierda por mí, la encontrará». Con estas palabras tan paradójicas, Jesús les está invitando a vivir como él: agarrarse ciegamente a la vida puede llevar a perderla; arriesgarla de manera generosa y valiente lleva a salvarla.
El pensamiento de Jesús es claro. El que camina tras él, pero sigue aferrado a las seguridades, metas y expectativas que le ofrece su vida, puede terminar perdiendo el mayor bien de todos: la vida vivida según el proyecto salvador de Dios. Por el contrario, el que lo arriesga todo por seguirle encontrará vida entrando con él en el reino del Padre.
Quien sigue a Jesús tiene con frecuencia la sensación de estar «perdiendo la vida» por una utopía inalcanzable: ¿No estamos echando a perder nuestros mejores años soñando con Jesús? ¿No estamos gastando nuestras mejores energías por una causa inútil?
¿Qué hacía Jesús cuando se veía turbado por este tipo de pensamientos oscuros? Identificarse todavía más con los que sufren y seguir confiando en ese Padre que puede regalarnos una vida que no puede deducirse de lo que experimentamos aquí en la tierra.
José Antonio Pagola
Paz y bien
Proposición de dos momentos de encuentro (durante los meses de julio, agosto y septiembre) por videoconferencia (zoom):
Compartir la oración con el evangelio del domingo, los sábados, de 21 a 22 horas.
Liturgia de la Palabra, los domingos de 9 a 9:30 horas de la mañana
Importante difundir y proponer a otras personas que pudieran estar interesadas.
22 Tiempo ordinario – A (Mateo 16,21-27)
Evangelio del 30 / Agosto / 2020
Ver esquema y modo de proceder para orar durante la semana con el evangelio del domingo.
Preparación para la escucha de la Palabra de Dios
Busca un lugar tranquilo donde puedas leer en paz la palabra de Dios. Serena tu espíritu y toma aire varias veces profundamente. Invoca al Espíritu Santo.
Oración para pedir el don de comprender el Evangelio y poder conocer y amar a Jesucristo y, de este modo, poder seguirle mejor y darlo a conocer.
(Secuencia de Pentecostés) El himno más antiguo al ES
¡Ven, Espíritu Divino!
Ven, Espíritu Divino
manda tu luz desde el cielo.
Padre amoroso del pobre;
don, en tus dones espléndido;
luz que penetra las almas;
fuente del mayor consuelo.
Ven, dulce huésped del alma,
descanso de nuestro esfuerzo,
tregua en el duro trabajo,
brisa en las horas de fuego,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Entra hasta el fondo del alma,
divina luz y enriquécenos.
Mira el vacío del hombre,
si tú le faltas por dentro;
mira el poder del pecado,
cuando no envías tu aliento.
Riega la tierra en sequía,
sana el corazón enfermo,
lava las manchas, infunde
calor de vida en el hielo,
doma el espíritu indómito,
guía al que tuerce el sendero.
Reparte tus siete dones,
según la fe de tus siervos;
por tu bondad y tu gracia,
dale al esfuerzo su mérito;
salva al que busca salvarse
y danos tu gozo eterno.
Amén
Acercamiento al Evangelio
Leer y releer la Palabra: ¿Qué dice? SILENCIO
Reflexión, ¿Qué es lo que más me llama la atención? SILENCIO
EVANGELIO (Mateo 16, 21-27)
https://www.bibliacatolica.com.br/la-biblia-de-jerusalen/mateo/16/
«21. Desde entonces comenzó Jesús a manifestar a sus discípulos que él debía ir a Jerusalén y sufrir mucho de parte de los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, y ser matado y resucitar al tercer día.
22.Tomándole aparte Pedro, se puso a reprenderle diciendo: «¡Lejos de ti, Señor! ¡De ningún modo te sucederá eso!»
23.Pero él, volviéndose, dijo a Pedro: «¡Quítate de mi vista, Satanás! ¡Escándalo eres para mí, porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres!
24.Entonces dijo Jesús a sus discípulos: «Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame.
25.Porque quien quiera salvar su vida, la perderá, pero quien pierda su vida por mí, la encontrará.
26.Pues ¿de qué le servirá al hombre ganar el mundo entero, si arruina su vida? O ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida?
27.«Porque el Hijo del hombre ha de venir en la gloria de su Padre, con sus ángeles, y entonces pagará a cada uno según su conducta.
Comentarios
ARRIESGAR TODO POR JESÚS
No es fácil asomarse al mundo interior de Jesús, pero en su corazón podemos intuir una doble experiencia: su identificación con los últimos y su confianza total en el Padre. Por una parte, sufre con la injusticia, las desgracias y las enfermedades que hacen sufrir a tantos. Por otra confía totalmente en ese Dios Padre que nada quiere más que arrancar de la vida lo que es malo y hace sufrir a sus hijos.
Jesús estaba dispuesto a todo con tal de hacer realidad el deseo de Dios, su Padre: un mundo más justo, digno y dichoso para todos. Y, como es natural, quería encontrar entre sus seguidores la misma actitud. Si seguían sus pasos, debían compartir su pasión por Dios y su disponibilidad total al servicio de su reino. Quería encender en ellos el fuego que llevaba dentro.
Hay frases que lo dicen todo. Las fuentes cristianas han conservado, con pequeñas diferencias, un dicho dirigido por Jesús a sus discípulos: «Si uno quiere salvar su vida, la perderá, pero el que la pierda por mí, la encontrará». Con estas palabras tan paradójicas, Jesús les está invitando a vivir como él: agarrarse ciegamente a la vida puede llevar a perderla; arriesgarla de manera generosa y valiente lleva a salvarla.
El pensamiento de Jesús es claro. El que camina tras él, pero sigue aferrado a las seguridades, metas y expectativas que le ofrece su vida, puede terminar perdiendo el mayor bien de todos: la vida vivida según el proyecto salvador de Dios. Por el contrario, el que lo arriesga todo por seguirle encontrará vida entrando con él en el reino del Padre.
Quien sigue a Jesús tiene con frecuencia la sensación de estar «perdiendo la vida» por una utopía inalcanzable: ¿No estamos echando a perder nuestros mejores años soñando con Jesús? ¿No estamos gastando nuestras mejores energías por una causa inútil?
¿Qué hacía Jesús cuando se veía turbado por este tipo de pensamientos oscuros? Identificarse todavía más con los que sufren y seguir confiando en ese Padre que puede regalarnos una vida que no puede deducirse de lo que experimentamos aquí en la tierra.
José Antonio Pagola
ESTUDIO EVANGELIO: SACERDOTES DEL PRADO
Estudio de Evangelio. Manu de las Fuentes Calzada
“No os ajustéis a este mundo, sino transformaos por la renovación de la mente, para que sepáis discernir lo que es la voluntad de Dios, lo bueno, lo que agrada, lo perfecto” Rom 12,2
30 septiembre 2020. Mt 16, 21-27
1. Jesús desconcertante y Pedro (el discípulo) desconcertado
No se puede achacar a Jesús que su mensaje sea desesperanzador pues es evidente el anuncio del triunfo definitivo (resurrección). Pero su modo de llegar a él, tras padecer mucho por parte de los senadores, sumos sacerdotes y letrados y ser, finalmente, ejecutado, desconcierta, incluso, al discípulo aventajado que era Pedro y que había aprendido recientemente que la salvación del mundo pasaba por Jesús.
Cada uno de nosotros, y las personas con las que compartimos Iglesia, seguimos siendo “Pedro desconcertado”, discípulos inquietados por el futuro incierto de nuestras comunidades envejecidas, o por las consecuencias del covid-19 en personas cercanas, o por la asfixia de algún proyecto al servicio de los pobres…
Desde la atalaya incómoda del desconcierto por una realidad incontrolada, que parece frenar el avance el Reino, me detengo a contemplar a Jesús en la escena del evangelio: le “veo” habiendo interiorizado el plan de salvación del Padre, su itinerario y sus exigencias, buscando ante todo “el reinado de Dios y su justicia” (Mt 6,33); viviendo lo de cada día, sostenido por la confianza en el Padre que sustenta hasta las aves del cielo; dando continuidad a su encarnación arriesgada y respetuosa de la libertad humana; disponiéndose para la entrega sacrificada. Le doy tiempo a la contemplación de Jesús.
2. La osadía de Pedro, la respuesta de Jesús y el silencio de Pedro
Pedro (yo) ha olvidado su condición de discípulo y trata de ayudar al Maestro corrigiéndole (“eso no puede pasarte”). Escucho con dolor las duras palabras de Jesús hacia Pedro (yo): quisiera taparme los oídos para no escucharle. Jesús le pone a Pedro en su sitio, detrás de él: nunca dejará de ser discípulo porque nunca llegará a conocer e interiorizar totalmente la voluntad del Padre. En la cruz aprenderá algo decisivo. Por el momento sólo puede callar. Seis días más tarde Jesús volverá a ocuparse de él, camino del Tabor, porque no ha dejado de contar con él para la única Misión.
Contemplo a Jesús queriendo a Pedro en la soledad, cada vez mayor, de su misión. Un amor crucificado que conduce a la cruz a los que ama, no sin antes prepararlos para ello. Escucho a Jesús su invitación exigente para que cargue con la cruz real y concreta que me cuesta digerir. Me lo dice porque me ama.
Un hecho de vida
Mientras hago este estudio de evangelio, con la persiana medio cerrada para protegerme de un sol abrasador, uno de los trabajadores que ha desmontado el andamio de la casa de enfrente está limpiando con detalle los restos de suciedad que han quedado en la plaza. En la vida del pueblo Dios nos refuerza su llamada a seguirle con esmero y sacrificio.
En el largo camino del abajamiento escucho la llamada a trabajar personalmente la aceptación de la realidad dolorosa en comunión con el crucificado.
Le pido a Dios lucidez para darme cuenta de las veces que, como Pedro, soy piedra de tropiezo para otros al sugerir rotondas ante la cruz.
¿Respondo con la libertad de Jesús cuando otros son para mí piedras de tropiezo que me alejan de la cruz del seguimiento?
Manu de las Fuentes Calzada. Diócesis de Bilbao.
Acercamiento a la vida
Oración con la Palabra, ¿Qué me dice a mí el evangelio? SILENCIO
Contemplación, mirar con los ojos del corazón, ¿Qué buena noticia me anuncia o revela hoy el texto? SILENCIO
Compromiso, ¿Qué respuesta me pide a mí el Señor?, llamadas a la conversión, acción de gracias, qué luces, peticiones, …
Terminar con la oración del Padrenuestro y el Ave María y el Gloria
Para cualquier tipo de aclaración o temas técnicos ponerse en contacto con 12cdemata@gmail.com
+ Ángel
1. Tema: Orar con el Evangelio del 30 / Agosto / 2020
Hora: 29 agosto 2020 21 horas Madrid
Unirse a la reunión Zoom
https://us02web.zoom.us/j/84365887369?pwd=elRlMkQwcXFucWl6WmtHYU5TR0I4dz09
ID de reunión: 843 6588 7369
Código de acceso: 696805
2. Tema: Celebración de la Palabra, 30 de agosto 2020
Hora: 30 agosto 2020 9 horas (mañana) Madrid
Unirse a la reunión Zoom
https://us02web.zoom.us/j/85301608317?pwd=b1RuQTBZcEdJQkplaWRuZVF4ZFNyZz09
ID de reunión: 853 0160 8317
Código de acceso: 259939
Paz y bien
Ángel Arbeteta Losa
2 archivos adjuntos (ver en próximos comentarios sobre el evangelio del domingo y celebración de la eucaristía del domingo 22 de tiempo ordinario: 29 y 30 de agosto)
Nota.- Para cualquier tipo de información técnica sobre la videoconferencia contactar con Covadonga: 12cdemata@gmail.com
Tiene que haber sido difícil para sus discípulos entender las palabras de Jesús,en un principio, pero luego lo explica muy bien.El que le siga tendrá la vida,junto a Dios Padre.
Seguir a Jesús en estos tiempos para mi es difícil,porque creo que Jesús andaría hoy en mi país Chile, entre los últimos, es decir los migrantes, los que viven en la calle, los vendedores ambulantes,en los campamentos y yo muy segura en mi departamento, para no contagiarme el virus ya que tengo 64 años y soy medio asmática.Me gustaría poder estar cerca de EL.
Gracias por escucharme
Margarita.