ACOGER A JESÚS CON GOZO
El evangelista Lucas temía que sus lectores leyeran su escrito de cualquier manera. Lo que les quería anunciar no era una noticia más, como tantas otras que corrían por el imperio. Debían preparar su corazón: despertar la alegría, desterrar miedos y creer que Dios está cerca, dispuesto a transformar nuestra vida.
Con un arte difícil de igualar recreó una escena evocando el mensaje que María escuchó en lo íntimo de su corazón para acoger el nacimiento de su Hijo Jesús. Todos podemos unirnos a ella para acoger al Salvador. ¿Cómo prepararnos para recibir con gozo a Dios encarnado en la humanidad entrañable de Jesús?
«Alégrate». Es la primera palabra que escucha el que se prepara para vivir una experiencia buena. Hoy no sabemos esperar. Somos como niños impacientes, que lo quieren todo enseguida. No sabemos estar atentos para conocer nuestros deseos más profundos. Sencillamente se nos ha olvidado esperar a Dios, y ya no sabemos cómo encontrar la alegría.
Nos estamos perdiendo lo mejor de la vida. Nos contentamos con la satisfacción, el placer y la diversión que nos proporciona el bienestar. Sabemos que es un error, pero no nos atrevemos a creer que Dios, acogido con fe sencilla, nos puede descubrir nuevos caminos hacia la alegría.
«No tengas miedo». La alegría es imposible cuando vivimos llenos de miedos, que nos amenazan desde dentro y desde fuera. ¿Cómo pensar, sentir y actuar de manera positiva y esperanzada? ¿Cómo olvidar nuestra impotencia y cobardía para enfrentarnos al mal?
Se nos ha olvidado que cuidar nuestra vida interior es más importante que todo lo que nos viene desde fuera. Si vivimos vacíos por dentro, somos vulnerables a todo. Se va diluyendo nuestra confianza en Dios y no sabemos cómo defendernos de lo que nos hace daño.
«El Señor está contigo». Dios es una fuerza creadora que es buena y nos quiere bien. No vivimos solos, perdidos en el cosmos. La humanidad no está abandonada. ¿De dónde sacar verdadera esperanza si no es del Misterio último de la vida? Todo cambia cuando el ser humano se siente acompañado por Dios.
José Antonio Pagola
«El Señor está contigo»
Dios además de fuerza creadora para los creyentes es una ‘realidad inefable’, e inclusive para quienes no creen en Él es una ‘idealidad insoslayable’ con dos cualidades que les resultan incomprensibles:
1.- Como principio único y supremo de la existencia y de la actividad universal, que hace posible todo ser en general -el mundo existente- para los filósofos creyentes o no, realidad o idealidad tiene dos concepciones: a) como substancia inmanente de los seres; b) como causa trascendente que crea el mundo desde fuera.
2.- Como fuente donde se origina el bien, es el fundamento y el principio supremo del orden moral. Vacherat lo resume todo en este término: «Dios es el ser de los seres, la causa de las causas, el fin de los fines: he ahí como es lo Absoluto y verdadero».
Quiero finalizar con una curiosa mancheta que publicaron a mediados de los años 70 en una revista de la Escuela de Filosofía y Letras de la Universidad Central de Venezuela (UCV), la cual me cautivó y les transcribo a continuación:
«En un principio que no era comienzo
todo existía pero nada estaba hecho.
Y un dios inactivo, aburrido y sin imaginación
tenía una larga y milenaria tradición
pensando sobre: si era o no era.
En momento repentinamente
surgió una chispa en su ser interior
y ello lo llevó a plantearse otro tipo de cuestión:
si era o no era, si soy o no soy
todo esto no es la cuestión,
sino que sencillamente ¡soy es la solución!
En su inquietud por conocer se preguntó:
¿cómo estaba allí? Y surgió el
¿por qué? y el ¿para qué?
Tras tantas conjeturas y especulaciones
llegó a la sencilla conclusión de que antes de él
había otro ser que disponía de él
¡y que este ser era superior a él!
Resultó pues que dios ya no era dios.
Y dios ya no sabiendo quien era
mucho menos podía saber
quien era el otro Dios.
Saludos y bendiciones.