FELICIDAD AMENAZADA
Occidente no ha querido creer en el amor como fuente de vida y felicidad para el hombre y la sociedad. Las bienaventuranzas de Jesús siguen siendo un lenguaje ininteligible e increíble, incluso para los que nos llamamos cristianos.
Nosotros hemos puesto la felicidad en otras cosas. Hemos llegado incluso a confundir la felicidad con el bienestar. Y, aunque son pocos los que se atreven a confesarlo abiertamente, para muchos lo decisivo para ser feliz es «tener dinero».
Apenas tienen otro proyecto de vida. Trabajar para tener dinero. Tener dinero para comprar cosas. Poseer cosas para adquirir una posición y ser algo en la sociedad. Esta es la felicidad en la que creemos. El camino que tratamos de recorrer para buscar felicidad.
Vivimos en una sociedad que, en el fondo, sabe que algo absurdo se encierra en todo esto, pero no es capaz de buscar una felicidad más verdadera. Nos gusta nuestra manera de vivir, aunque sintamos que no nos hace felices.
Los creyentes deberíamos recordar que Jesús no ha hablado solo de bienaventuranzas. Ha lanzado también amenazadoras maldiciones para cuantos, olvidando la llamada del amor, disfrutan satisfechos en su propio bienestar. Esta es la amenaza de Jesús: quienes poseen y disfrutan de todo cuanto su corazón egoísta ha anhelado, un día descubrirán que no hay para ellos más felicidad que la que ya han saboreado.
Quizá estamos viviendo unos tiempos en los que empezamos a intuir mejor la verdad última que se encierra en las amenazas de Jesús: «¡Ay de vosotros, los ricos, porque ya tenéis vuestro consuelo! ¡Ay de vosotros, los que estáis saciados, porque tendréis hambre! ¡Ay de los que ahora reís, porque lloraréis!».
Empezamos a experimentar que la felicidad no está en el puro bienestar. La civilización de la abundancia nos ofrece medios de vida, pero no razones para vivir. La insatisfacción actual de muchos no se debe solo ni principalmente a la crisis económica, sino ante todo a la crisis de auténticos motivos para vivir, luchar, gozar, sufrir y esperar.
Hay poca gente feliz. Hemos aprendido muchas cosas, pero no sabemos ser felices. Necesitamos de tantas cosas que somos unos pobres necesitados. Para lograr nuestro bienestar somos capaces de mentir, defraudar, traicionarnos a nosotros mismos y destruirnos unos a otros. Y así no se puede ser feliz.
¿Y si Jesús tuviera razón? ¿No está nuestra «felicidad» demasiado amenazada? ¿No tenemos que buscar una sociedad diferente cuyo ideal no sea el desarrollo material sin fin, sino la satisfacción de las necesidades vitales de todos? ¿No seremos más felices cuando aprendamos a necesitar menos y compartir más?
José Antonio Pagola
Buenos días. Siento que el perdón es el comienzo de la paz interior y que el amor ya viene acompañando el proceso; pero es difícil, sobre todo el perdón que nos debemos a nosotros mismos.
Hoy el ciego se deja conducir fuera (proceso) del pueblo y se queda a solas con Jesús, se deja tocar con su saliva que es natural en los dos.
Esto me ayuda, gracias José Antonio.
«ESCUCHAR LA PALABRA Y PONERLA EN PRACTICA»
Hora: Todos los jueves a las 21h Madrid
Unirse a la reunión Zoom
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ID de reunión: 815 7559 1512
Código de acceso: 665379
ORAR CON EL EVANGELIO
DOMINGO 13, SEXTO DEL TIEMPO ORDINARIO, ciclo C
(Lc 6, 17. 20-28)
“Bienaventurados seréis, cuando… ”
PREPARACIÓN PARA LA ESCUCHA DE LA PALABRA DE DIOS
(En casa: busca un lugar tranquilo donde puedas leer en paz la Palabra de Dios. Serena tu espíritu y respira varias veces profundamente.)
I. SEÑAL DE LA CRUZ Y ORACIÓN INICIAL
Oración para pedir el don de comprender el Evangelio abandonándose en las manos de Dios y así poder conocer y amar a Jesucristo siguiéndolo y dándolo a conocer.
Estamos ante ti, Espíritu Santo, reunidos en tu nombre.
Tú que eres nuestro verdadero consejero:
ven a nosotros, apóyanos, entra en nuestros corazones.
Enséñanos el camino, muéstranos cómo alcanzar la meta.
No permitas que perdamos el rumbo como personas débiles y pecadoras.
No permitas que la ignorancia nos lleve por falsos caminos.
Concédenos el don del discernimiento,
para que no dejemos que nuestras acciones se guíen por prejuicios y falsas consideraciones.
Condúcenos a la unidad en ti,
para que no nos desviemos del camino
de la verdad y la justicia,
sino que, en nuestro peregrinaje terrenal,
nos esforcemos por alcanzar la vida eterna.
Esto te lo pedimos a ti,
que obras en todo tiempo y lugar,
en comunión con el Padre y el Hijo por los siglos de los siglos.
Amén.
II. SALUDO
*¿Cómo y dónde estamos?
III. ACERCAMIENTO AL EVANGELIO
Reflexión
Si miramos a nuestro mundo vemos gentes que son pobres, que pasan hambre, que sufren, que son excluidos y proscritos… y a nadie se nos ocurre llamarlos dichosos ni tampoco ellos mismos se sienten como tales. Por el contrario vemos gente rica, que disfruta de todas las comodidades posibles y goza el momento presente como si poseyera el mayor tesoro, y todo los miramos con cierta envidia y los calificamos como gente con suerte.
¿Cómo entender el Evangelio? ¿Dónde está el contraste? ¿Cómo explicar estas antinomias?
El Evangelio es una fuerza revolucionaria que trastorna la mentalidad de este mundo presente; las personas que se dejan alcanzar por su influjo se abren a nuevas dimensiones y son capaces de descubrir la riqueza del compartir, de gozar la alegría de la entrega, de experimentar la paz en medio del desconcierto…
Todos necesitamos hacernos pobres de ambicionar cosas superfluas; salir de nuestros egoísmos para acercarnos a los otros; reír con los que ríen y llorar con los que lloran.
«Los laicos están en primera línea de la vida de la Iglesia. Necesitamos su testimonio sobre la verdad del Evangelio y su ejemplo al expresar su fe con la práctica de la solidaridad. Demos gracias por los laicos que arriesgan, que no tienen miedo y que ofrecen razones de esperanza a los más pobres, a los excluidos, los marginados… que los fieles laicos cumplan su misión específica, la misión que han recibido en el bautismo, poniendo su creatividad al servicio de los desafíos del mundo actual».
(Homilía de S.S. Francisco, mayo de 2018).
Petición
Jesús, dame la sabiduría para saber reconocer en dónde y cómo se encuentra la felicidad.
Propósito
Que mi cercanía y apoyo a una persona que sufre, le haga experimentar el amor de Cristo.
Lectura del santo evangelio según san Lucas (6,17.20-26):
Bajando con ellos se detuvo en un paraje llano; había una gran multitud de discípulos suyos y gran muchedumbre del pueblo, de toda Judea, de Jerusalén y de la región costera de Tiro y Sidón,» «Y él, alzando los ojos hacia sus discípulos, decía: «Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios. 21. Bienaventurados los que tenéis hambre ahora, porque seréis saciados. Bienaventurados los que lloráis ahora, porque reiréis. 22. Bienaventurados seréis cuando los hombres os odien, cuando os expulsen, os injurien y proscriban vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del hombre. 23. Alegraos ese día y saltad de gozo, que vuestra recompensa será grande en el cielo. Pues de ese modo trataban sus padres a los profetas. 24. «Pero ¡ay de vosotros, los ricos!, porque habéis recibido vuestro consuelo. 25. ¡Ay de vosotros, los que ahora estáis hartos!, porque tendréis hambre. ¡Ay de los que reís ahora!, porque tendréis aflicción y llanto. 26. ¡Ay cuando todos los hombres hablen bien de vosotros!, pues de ese modo trataban sus padres a los falsos profetas.»
Palabra del Señor
*Leer y releer la Palabra, ¿qué dice o/y cuenta el evangelio?
(SILENCIO)
*COMENTARIOS:
⦁ https://www.gruposdejesus.com/6-tiempo-ordinario-c-lucas-617-20-26/
⦁ https://www.dominicos.org/predicacion/homilia/13-2-2022/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/
⦁ https://sacerdotesdelprado.org/propuesta-estudio-evangelio-domingo/1392-domingo-5-t-
Puesta en común
IV. MIRANDO A NUESTRA VIDA: LLAMADAS A LA ACCIÓN GRACIAS, PETICIONES Y COMPROMISOS…
(Trabajar en casa y poner en común en el encuentro)
⦁ ¿Qué me dice a mí el evangelio? ¿Qué buena noticia me anuncia o revela hoy el evangelio?
(SILENCIO)
⦁ ¿Qué respuesta me pide a mí el Señor? llamadas a la conversión, compromisos, acción de gracias, peticiones… para ser «Discípulo Misionero».
(SILENCIO)
V. ORACIÓN DE LOS FIELES
Queridos hermanos: la Palabra de Dios que hemos escuchado es fundamento de nuestra fe, alimento de nuestra esperanza y fermento de fraternidad. Presentemos nuestras súplicas, diciendo: Dios de amor, escúchanos.
1. Por la Iglesia, mensajera de la felicidad del Reino, para que sea fuerte en su opción de estar al lado de los infelices de la tierra y promueva su dignidad humana. Oremos. R/Dios de amor, escúchanos.
2. Por quienes tienen en sus manos los destinos de nuestro país, para que gobiernen buscando siempre el bienestar de todos. Oremos. R/Dios de amor, escúchanos.
3. Por los que sufren en el mundo y carecen de motivos para ser felices, para que hoy el Señor les lleve consuelo en su pobreza y les permita ver un mejor futuro. Oremos. R/Dios de amor, escúchanos.
4. Por los aquí reunidos, para que, llenos del gozo de su Señor, no busquemos seguridades en cosas pasajeras y pongamos toda nuestra seguridad en los verdaderos tesoros de la existencia. Oremos. R/Dios de amor, escúchanos.
Extiende, Padre, tu mano sobre la humanidad cansada y oprimida; concédenos a nosotros una fe firme y valiente en el testimonio profético de tu reino. Te lo pedimos por Jesucristo nuestro Señor.
VI. PADRENUESTRO, AVE MARÍA Y GLORIA
VII. BENDICIÓN Y DESPEDIDA
La paz de Dios,
que supera todo lo que podemos pensar,
custodie sus corazones y sus pensamientos,
en el conocimiento y en el amor de Dios
y de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo.
R. Amén.
Y la bendición de Dios todopoderoso,
del Padre, del Hijo + y del Espíritu Santo,
descienda sobre ustedes y permanezca para siempre.
R. Amén.
VIII. LITURGIA DE LA PALABRA DEL DOMINGO
https://www.ciudadredonda.org/calendario-lecturas/liturgia-del-domingo
IX. INFORMACIÓN, RUEGOS Y PREGUNTAS
000discipulosmisioneros@gmail.com
PAZ Y FRATERNIDAD