El Adviento
Se conoce como Adviento al tiempo santo en que celebra la Iglesia los cuatro domingos anteriores a la Navidad. El Adviento es un tiempo de alegría para los cristianos, caracterizado por la preparación espiritual del nacimiento de Jesús.
El Adviento comienza en el domingo más próximo del día 30 de noviembre y termina el día 24 de diciembre, convirtiéndose en el primer tiempo del año litúrgico cristiano. La duración del Adviento varía entre veintidós y veintiocho días, tiempo dedicado a la reflexión, penitencia y oración como preparación para recibir al Señor Jesucristo.
El color usado en la liturgia de la Iglesia durante este tiempo es el morado. Por su parte, las lecturas bíblicas en el tiempo de Adviento son tomadas del profeta Isaías como del Antiguo Testamento señalando la llegada del Mesías.
Según la Biblia, el Ángel Gabriel, se le apareció a María, indicándole que pronto daría a luz a un niño, hijo de Dios, que llamaría Jesús, y su reino no tendría fin. Ese tiempo de espera, es caracterizado como Adviento.
Etimológicamente, la palabra Adviento es de origen latín “adventum” que significa “llegada”.
La corona de Adviento
La corona de Adviento surgió en la edad media como símbolo de amor y luz hacia Dios.
La corona de Adviento se caracteriza por ser una corona de ramas, puede ser de pino o abeto, con cuatro velas, por lo general tres son de color morado y una rosado. La primera vela es encendida en el primer domingo de Adviento y las restantes son encendidas durante las siguientes semanas.
La corona de Adviento está llena de simbolismo:
Su forma circular representa la eternidad y su color esperanza.
La cinta de color rojo en la corona simboliza el amor de Dios por la humanidad y el amor de los fieles que esperan el nacimiento de Jesús.
Las cuatro velas representan las cuatro semanas de Adviento y son encendidas cada Domingo de Adviento.
Feliz Adviento,
Eugenio, Grupo «Volver a Galilea»
Frankfurt (Alemania)
El tiempo y el espacio son construcciones mentales. No lo digo yo, lo dicen muchos físicos, filósofos, teólogos. Detrás del tiempo y espacio, hay una realidad que trasciende. Algunos creyentes viven este tiempo de antes de Navidad como una espera, un camino a seguir junto con María, y celebrar la venida de Jesús, que para nosotros es el camino y la forma de entender, de conocer al Padre (nadie llega al Padre si no es por mi). Camino para caminarlo en El, Verdad para comprenderlo y Vida para vivirla en plenitud.
Seguir el camino junto con María es imitar su forma de ser. Ella acepto con dulzura llevar en su vientre al que nos daría la vida plena, el agua para saciar la sed, y la luz para que nunca nos perdiéramos. Que misión más grande e importante, la más importante de todos los tiempos. También sufrió el desprecio, la humillación, incomprensión y violencia, hasta de su familia. ¡Que dureza !
Y si miramos bien y estamos atentos, nos damos cuenta de El duro camino y el esfuerzo que tuvo que hacer para ir a ver a su prima. Un difícil y arduo camino. No cogió un autobús ni cogió su coche… andandito…. pero Ella siguió adelante, ¿por qué acepto todo eso? simplemente porque era lo que tenía que hacer. No hizo caso ni al tiempo ni al espacio, ella en su corazón no se planteó: me están amargando la vida, me están haciendo la vida imposible, que lejos está la casa de mi prima.
No, Ella trascendió a todo esto y creyó.
A partir de esta vivencia, podemos salir de nuestra confortable vida y con su gran ejemplo trascender al tiempo y al espacio, intentar hacer como Ella hacía las cosas que nos va poniendo nuestro Padre por delante,y aceptarla sin más. Nada hay imposible para el que espera al Señor. Todo momento es una Navidad que tiene su tiempo de espera, de encuentro y de esfuerzo. Y todo momento supera al espacio.. tiempo, porque todo momento lo trasciende. Si pensamos que la Navidad sólo es el 25 de Diciembre, es una fiesta entrañable de Reunión, donde florece la bondad, y las familias se unen, y está muy bien. Pero la verdadera Navidad no tiene fecha ni sitio y va unida al Adviento, tiempo de espera, y esto ocurre a cada instante de nuestras vidas, por eso trasciende, por eso se es creyente de un Dios Padre bueno que nos dio a Jesucristo para que lo llevemos en nuestras entrañas y sepamos esperar y escuchar lo que El nos va poniendo en el camino. «Hoy la luz iluminó esta casa» «» Y la paz ha entrado en nuestros corazones «» Sigamos con entereza y dulzura como ella lo hizo, el camino de nuestra Madre, Santa María.
Joaquín Moguer, Grupo Tierra de Cádiz