Queridos amigos y amigas de Grupos de Jesús:
El pasado 17 de marzo, la revista Vida Nueva publicó (n.º 3071) una entrevista realizada a Pagola sobre la temática de «La Iglesia del futuro». Junto a dicha entrevista, también publicó algunos datos que hemos facilitado desde la web Grupos de Jesús.
Creemos que el contenido de esta entrevista será muy interesante para todos nosotros y, por ello, la reproducimos íntegra a continuación. Agradecemos a Vida Nueva la gentileza de cedernos tal entrevista y os animamos a conocer la web de esta revista, única en su género tanto en España como en todos los países de habla hispana.
“La Iglesia del futuro no se podrá sustentar en los presbíteros”
P. Lorenzo. Foto: Manuel Díaz de Rada
Lleva años invitando a volver a Jesús, al Evangelio, y sus libros son un complemento espiritual del que beben miles de comunidades. Los lectores del semanario británico The Tablet han elegido su Jesus. Aproximación histórica (PPC) como libro del año 2017. De él se han vendido, desde su publicación en 2007, 130.000 ejemplares en castellano, y ha sido traducido a una decena de idiomas, entre ellos el chino, que va por su segunda edición.
Pero antes de volcarse en la escritura y en las conferencias, este sacerdote vasco acumuló años de experiencia pastoral como vicario general de San Sebastián. De ahí nace una precisa mirada sobre la Iglesia actual, a la que ve necesitada –en línea con el papa Francisco– de una conversión personal y pastoral. «La Iglesia, entre nosotros tocara fondo», asegura con preocupación.
Pero la suya quiere ser una mirada con un horizonte de esperanza, por eso también ve que «Dios nos esta llevado hacia una Iglesia no clerical», en la que es necesario «capacitar» a los laicos, pues «el mayor potencial para promover la renovación de la Iglesia en un futuro está en esos hombres y mujeres».
¿Se atreve a vislumbrar cómo será la Iglesia en España en el año 2050?
Una Iglesia más pequeña, débil y vulnerable, con menos poder mundano, pero más evangélica, tratando de aprender a vivir en minoría y comenzando a plantearse decisiones renovadoras que hoy no nos atrevemos siquiera a imaginar.
¿Qué problemas en la Iglesia de hoy pueden solucionarse o, al menos, paliarse con medidas concretas en estas tres próximas décadas y cuáles ve de difícil solución? ¿Se llegará, por ejemplo, a la ordenación de hombres mayores casados, al diacanado femenino, a la corresponsabilidad laical…?
Creo que estos problemas no se resolverán fácilmente por decretos firmados por Roma ni por medidas tomadas en las curias diocesanas. Es tarde. El verdadero problema es que la fe se está perdiendo entre nosotros de manera cada vez más acelerada. Las medidas que se tomen solo podrán ser llevadas a la práctica por creyentes. ¿Cuántos hombres casados tendrán vocación para ser ordenados presbíteros dentro de 30 años?
Ni los decretos del Concilio Vaticano II, ni la renovación litúrgica, ni la actuación ejemplar de Francisco han podido detener el alejamiento progresivo de los cristianos de la práctica y, poco a poco, de la, fe.
Todo parece indicar, pues, que vamos a una Iglesia de minorías. Dígame pros y contras…
El futuro de la fe entre nosotros se jugará en buena parte en las parroquias y comunidades cristianas. Lo decisivo será el esfuerzo de renovación que podemos llevar a cabo cuanto antes en las parroquias. Pero esta renovación no se producirá por vía institucional, sino, sobre todo, por caminos proféticos abiertos con el Espíritu de Jesús. Sin embargo, en estos momentos no es posible ver apenas esfuerzos notables en esta dirección.
Yo veo los Grupos de Jesús como una preparación silenciosa de una renovación que será absolutamente necesaria en unos años.
En una década, según apuntan algunos informes, es posible que haya diócesis que no tengan sacerdotes para atender las parroquias. ¿A qué aboca esta situación?
La Iglesia del futuro ya no se podrá sustentar en el colectivo de presbíteros. No solo faltarán sacerdotes, sino que se irán cerrando seminarios. Dios nos está llevando hacia una Iglesia no clerical. Será un gran paso hacia una Iglesia más evangélica. Pero, desde ahora, hemos de trabajar para capacitar a esos laicos y laicas, que serán el sector decisivo para el futuro de la Iglesia entre nosotros. El mayor potencial para la renovación de la Iglesia en un futuro está en los creyentes laicos y laicas de nuestras parroquias.
Yo me esfuerzo por contribuir con los Grupos de Jesús a la maduración humilde de hombres y mujeres, que puedan ser sujetos de una renovación evangélica, introduciendo en la Iglesia lo que el papa Francisco llama, en Evangelii gaudium, “un dinamismo evangelizador que actúa por atracción”.
Si sigue la tendencia actual, ¿cree que en este siglo puede desaparecer el cristianismo en España o ser algo marginal?
Hay dos datos graves. Por un lado, a pesar de todos los esfuerzos que se están haciendo, apenas logramos transmitir la fe a las nuevas generaciones. Por otro, está disminuyendo visiblemente la práctica dominical: ningún pastoralista sabe cómo podrá sobrevivir una religión como la cristiana sin asamblea dominical. Yo no hablaría de “desaparición” del cristianismo. Me preocupa, sobre todo, que se pierda entre nosotros la memoria de Jesús.
Veo probable la “descomposición” del cristianismo: endurecimiento de sectores restauracionistas, grupos sectarios, sincretismos espiritualistas, manipulación folclórica y consumista de fiestas y costumbres religiosas… Personalmente, creo que la Iglesia, entre nosotros, tocará fondo. Pero Jesús salvará a su Iglesia. Vivo convencido de que solo tiene futuro una Iglesia convertida radicalmente a Jesucristo y a su Evangelio.
Hace unos años, la Nueva Evangelización parecía la panacea. Ya no se habla de ella. ¿Hay una pastoral de futuro?
La Nueva Evangelización fue una gran consigna magnificada por diversos motivos, pero poco más. Ahora mismo, tenemos un Papa que ha logrado algo que no se puede hacer con decretos: cambiar el clima eclesial, introducir confianza, realizar gestos evangélicos y ofrecer líneas de acción, como volver a Jesucristo, recuperar la frescura original del Evangelio, salir a las periferias existenciales.
La Evangelii gaudium (es decir, la alegría del Evangelio) será un día un gran punto de partida para una pastoral de futuro, pero de momento lo más llamativo es que está encontrando una resistencia cada vez más atrevida. No es extraño, pues el Papa nos está llamando a una conversión radical a Jesucristo y a la verdad del Evangelio.
¿Qué claves pastorales consideradas hoy día como fundamentales lo seguirán siendo a mediados de siglo?
Al menos, deberían ser dos. Por un lado, volver a Jesucristo para enraizar nuestra fe con más verdad y fidelidad en su persona, su mensaje y su proyecto del Reino de Dios. Y por otro, atraídos por la espiritualidad de Jesús, promover la renovación interior de nuestra experiencia de Dios.
¿La mística, entonces, jugará algún papel en el cristianismo de las próximas décadas?
Merecería un tratamiento aparte el tema. Son conocidas las palabras de Karl Rahner: “El cristiano del futuro será un místico o no será”, es decir, vivirá una experiencia interior de Dios o abandonará la fe como algo superfluo o postizo. Este pronóstico se está cumpliendo. El hombre contemporáneo no se adhiera a nada si no tiene alguna experiencia personal. Casi todos terminamos creyendo de verdad en lo que experimentamos que nos hace bien.
El proyecto de conversión
de los Grupos de Jesús
“Vivir juntos un proceso de conversión individual y grupal a Jesús, ahondando de manera sencilla en lo esencial del Evangelio”.
Esa es la motivación que está detrás de los Grupos de Jesús, un proyecto muy querido de José Antonio Pagola, pero que no tiene más adscripción que a la figura de Jesús y que, como se subraya desde la web www.gruposdejesus.com (punto de encuentro al servicio de los cerca de 2.000 grupos presenciales y virtuales, cada uno de ellos formado por unas 10-15 personas y repartidos por 25 países), estos grupos “no se encuadran en la espiritualidad particular de ningún movimiento ni asociación religiosa”.
La EXPERIENCIA PERSONAL Y GRUPAL de la fe es lo único que puede llenarnos de vida y poderla transmitir a las generaciones actuales y las futuras. Estamos bombardeados de noticias, promesas y palabras y nos falta descubrir la semilla de la experiencia cristiana que hay a nuestro alrededor.
Estoy convencida de que vivimos en el intento de creer que otro mundo es posible, empezando en nuestro pequeño metro cuadrado, en nuestra pequeña comunidad de vida. DESDE ABAJO Y DESDE DENTRO podemos caminar entre los vulnerables y frágiles de nuestra sociedad porque no somos más que ellos. Jesús se hizo y vivió como uno de tantos.
La experiencia de Jesús fue de fragilidad. Dios lo sostuvo aunque Él mismo experimentara el abandono de su Padre, de su Abba. Nosotros estamos llamados a descubrir nuestra fragilidad, nuestro límite y caminar con otros/as y entre otros/as, aunque a veces experimentemos el abandono. SABEMOS POR EXPERIENCIA -puede que no sintamos- que Jesús venció la muerte Y EL FRACASO NO TIENE LA ÚLTIMA PALABRA. Él vino a superar el fracaso y en Él ser capaz de creer en la esperanza. Ojalá seamos transparencia de esa fe que nace del aparente fracaso y vislumbra la Nueva Humanidad.
Es urgente volver a Jesús y al Evangelio.
Hay demasiada preocupación por la Iglesia como instititución.
A mi preocupa mucho más que no se pierda la memoria de Jesús y su proyecto del Reino de Dios.
Vivir a Jesús en mi quehacer cotidiano es mi mayor preocupación.
Hace más de cuatro años que caminamos en el Grupo de Jesús de Plaza de España en Madrid y todas las personas vamos descubriendo una nueva forma de vivir el cristianismo, no centrado en la asistencia a ritos y celebraciones sino en el proyecto de Jesús.
Damos gracias a Dios por haber encontrato este camino.
Ya lo dijo el Papa Francisco, nada más llegar: «Es urgente volver a Jesús».
Y de eso se trata , justamente en los Grupos de Jesús.
Somos pequeños grupos que, unos presencial y otros virtuamelnte , vivimos la experiencia de acercamiento a Jesús a través del Evangelio, con un propósito de conversión personal y de compromiso con el grupo, y en trabajar por hacer presente el Reino
Y como nos advierte J.A.Pagola …»Sin una decisión personal de seguir a Jesús , no nos servirá de mucho, hacer este recorrido en grupo».
En ello estamos y con la Confianza puesta en el Espíritu , que nos habita y va haciendo posible este camino emprendido.
Aprovecho para desde aqui, agradecer una vez más a José Antonio Pagola su dedicación y esfuerzo en esta bendita Aventura
Dios le bendiga
Un abrazo