Lucas 11,9-13
Pues yo os digo:
Pedid y recibiréis; buscad y encontraréis; llamad y os abrirán. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra, y al que llama, le abren.
¿Qué padre entre vosotros, cuando su hijo le pide pan, le da una piedra? ¿O si le pide un pez le va a dar una culebra? ¿O si le pide un huevo le va a dar un escorpión? Pues si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar a vuestros hijos cosas buenas, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?PRIMERA REUNIÓN. 1. Acercamiento al texto evangélico
La triple invitación de Jesús. El evangelista la recoge en tres palabras. ¿Las puedes señalar? ¿Te parece que es lo mismo «pedir», «buscar» o «llamar»? De ordinario, ¿qué hacemos los cristianos ante Dios? ¿Solo «pedir»? ¿También «buscar»? ¿Cuándo llamamos a su puerta?
La confianza total de Jesús. ¿Qué piensas de la seguridad de Jesús: «El que pide está recibiendo… el que busca está encontrando… y al que llama se le abre»? ¿Es esta tu experiencia? ¿Cómo hemos de entender las palabras de Jesús?
Las imágenes de Jesús. En nuestro grupo hay padres y madres. ¿Qué sentimos al oír a Jesús hablar de forma tan sencilla a sus seguidores? ¿También nosotros pensamos que Dios tiene que ser mejor que todos nosotros? Podemos comentar entre todos qué es para cada uno «confiar» en Dios?
Pedir el Espíritu Santo. Por lo general, ¿qué «cosas buenas» suele pedir la gente a Dios? ¿En qué momentos? ¿Hemos oído a alguien pedir a Dios el Espíritu Santo? ¿Cuándo? ¿Para qué?
2. Comentario: Discípulos que piden, buscan y llaman
Mateo y Lucas recogen en sus respectivos evangelios unas palabras que habían quedado muy grabadas en sus seguidores más cercanos. Es fácil que Jesús las haya pronunciado en más de una ocasión en los alrededores del lago o, tal vez, cuando se movían por las aldeas de Galilea pidiendo algo de comer, buscando acogida o llamando a la puerta de los vecinos. Jesús sabía aprovechar cualquier experiencia para despertar la confianza de sus discípulos y discípulas en el Padre bueno del cielo.
Probablemente no siempre encontraban respuesta, pero Jesús no se desalentaba. Él vive confiando en el Padre. Esta es su reacción: «Pues yo os digo a vosotros: pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá». Así hay que vivir ante el Padre, como pobres que necesitan «pedir» lo que no tienen, como perdidos que necesitan «buscar» el camino que no conocen, como huérfanos sin hogar que llaman a la puerta de Dios.
La confianza de Jesús es absoluta. La quiere contagiar a sus discípulos con fuerza. No sabemos exactamente cómo se expresó, pero los evangelistas han recogido sus palabras de forma lapidaria: «El que pide, está recibiendo. El que busca, está hallando. Y al que llama, se le abre». Esta es la experiencia que vamos a vivir junto a Jesús. Los giros que usa al hablar sugieren que está hablando de Dios, aunque evita nombrarlo. Por eso se puede traducir así: «Pedid y Dios se os dará. Buscad y Dios se dejará encontrar. Llamad y Dios se os abrirá».
Curiosamente, en ningún momento se dice qué es lo que hemos de pedir, qué es lo que hemos de buscar ni a qué puerta hemos de llamar. Lo importante para Jesús es la actitud: cómo vivimos ante Dios. Si hacemos nuestro recorrido suplicando, buscando y llamando, conscientes de nuestra insuficiencia, pero poniendo toda nuestra confianza en Dios, nos veremos atraídos hacia la conversión: Dios se nos abrirá.
Aunque las tres invitaciones de Jesús apuntan a la misma actitud de fondo, parecen sugerir matices algo diferentes. «Pedir» es suplicar algo que hemos de recibir de otro como regalo, pues no podemos dárnoslo a nosotros mismos; es la actitud ante Dios: «Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo concederá». «Buscar» es rastrear, indagar algo que se nos oculta, pues está encubierto o escondido; es la actitud ante el reino de Dios: «Buscad ante todo el reino de Dios y su justicia». «Llamar» es gritar, atraer la atención de alguien que no parece escucharnos; es la actitud de los salmistas cuando sienten a Dios lejano: «A ti grito, Señor, inclina tu oído hacia mí, no te quedes lejos, respóndeme, ven en mi ayuda».
Pero Jesús no solo desea despertar estas actitudes en sus discípulos. Quiere sobre todo avivar su confianza en Dios. No les da explicaciones complicadas. Jesús es «sencillo y de corazón humilde». Les pone tres comparaciones que pueden entender muy bien los padres y las madres que hay entre sus seguidores. También en este grupo le podemos entender.
«¿Qué padre o qué madre, cuando el hijo le pide una hogaza de pan, le da una piedra de forma redondeada, como las que a veces ven por aquellos caminos? ¿O si le pide un pez le dará una de esas culebras de agua que, en alguna ocasión, aparecen en las redes de pesca? ¿O si le pide un huevo le dará un escorpión apelotonado de los que se ven por la orilla del lago?».
Una madre o un padre no se burla así de su hijo pequeño, no le engaña, no abusa de él, precisamente porque es pequeño y no sabe distinguir todavía lo que es bueno de lo que es malo. Es inconcebible que, cuando su hijo le pide algo bueno para alimentarse, le dé otra cosa parecida que puede hacerle daño. Al contrario, le dará siempre lo mejor que tenga.
Jesús saca rápidamente una conclusión: «Si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar a vuestros hijos cosas buenas, ¡cuánto más el Padre del cielo, en el que no hay sombra de maldad, dará cosas buenas a sus hijos! ¡Cómo no va a ser Dios mejor que vosotros!».
Así recoge Mateo el pensamiento de Jesús. Pero Lucas introduce una novedad muy importante. Según su versión, Jesús dice: «Cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan». A Dios le podemos pedir muchas cosas buenas, pero ninguna mejor que el «Espíritu Santo». Con esta palabra, los judíos designaban el aliento de Dios, que crea y da vida, que cura y purifica, que lo renueva, transforma y reaviva todo.
Lucas nos indica que este fue el recuerdo que quedó de Jesús en los que lo conocieron de cerca: «Ungido por Dios con Espíritu Santo y poder, pasó haciendo el bien y curando a los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él» (Hechos de los Apóstoles 10,38). Lo más grande que podemos pedir en este grupo es ese «Espíritu Santo» que Jesús recibe de su Padre y le hace vivir «haciendo el bien» y «curando a los oprimidos». Ese Espíritu nos va a ir transformando y convirtiendo. Dios nos lo va a regalar, porque es con nosotros el mejor de los padres y de las madres. Además, el mismo Jesús lo prometió a sus seguidores: «Vosotros recibiréis la fuerza del Espíritu Santo, que vendrá sobre vosotros y seréis mis testigos…» (Hechos de los Apóstoles 1,8).
SEGUNDA REUNIÓN. 3. Conversión personal
- ¿Tengo yo la experiencia de que, cuando pido a Dios, estoy recibiendo algo… que, cuando busco, estoy encontrando algo en mi interior… que, cuando llamo, ya no estoy tan solo? ¿Se me hace Dios presente en esa oración, aunque mis rezos no sirvan para resolverme mis problemas concretos?
- ¿He descubierto que necesito pedir a Jesús su Espíritu Santo? ¿Por qué no introduzco esta costumbre en mi vida? ¿Empiezo a pedir desde ahora el Espíritu de Jesús para mis hijos e hijas, para mis amigos, para la gente más olvidada, para la Iglesia, para el mundo entero? ¿No es hermoso que haya una voz más pidiendo a Dios su Espíritu alentador y dador de vida?
- Conversación con Jesús. Habla con él de tus pobres oraciones. ¿Qué te dice?
4. Compromiso en el proyecto de Jesús
- ¿Se puede aprender en esta sociedad a orar a Dios? ¿Dónde? ¿Con quiénes? ¿Qué piensan de la oración incluso los cristianos? ¿Sirve para algo? ¿Es una pérdida de tiempo? ¿Es fácil rezar o es complicado?
- ¿Qué pensamos de la oración que se hace en nuestras familias, grupos, parroquias…? Valora todo lo bueno que veas y señala también las deficiencias. Comparte alguna experiencia positiva.
- ¿Se nos ha ocurrido alguna vez orar junto a una persona que ha venido a desahogarse con nosotros… que está deprimida, enferma, que no sabe hablar con Dios… que ya no recuerda ni sus oraciones de la infancia?
5. Sugerencias para la oración
- Un miembro del grupo proclama en un clima de silencio las palabras de Jesús: «Pedid y recibiréis. Buscad y encontraréis. Llamad y os abrirán. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra; y al que llama, se le abre». Las meditamos en silencio. Luego, quienes lo deseen, van pidiendo al Padre cosas buenas para sus hijos e hijas más olvidados, recordando a tantas personas por las que nadie reza. El que preside concluye la oración: «Gracias, Padre del cielo, porque eres mejor que nosotros con nuestros hijos».
- La persona señalada invita al silencio y pronuncia las palabras de Jesús: «Si vosotros, aun siendo malos, sabéis dar a vuestros hijos cosas buenas, ¿cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?». Después, cada uno en silencio, y luego todos juntos a una sola voz, oramos:
Ven, Espíritu de Dios,
luz que penetras el alma,
fuente del mayor consuelo…
descanso en nuestro esfuerzo,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Mira el vacío del hombre
si tú le faltas por dentro.Himno de la liturgia romana
- En el profeta Isaías podemos leer estas palabras sorprendentes y llenas de consuelo para muchos de nosotros. Así dice Dios: «Yo me he dejado encontrar por quienes no preguntaban por mí; me he dejado hallar por quienes no me buscaban. Dije: “Aquí estoy, aquí estoy”, a gente que no invocaba mi nombre» (Isaías 65,1). Las meditamos en silencio, pensando en el camino que nos ha traído hasta aquí.
- Para orar en el silencio del corazón:
Jesús, misterio de Dios encarnado,
aunque somos frágiles
queremos seguirte
por el camino que nos conduce
a amar como tú nos amas.H. Roger de Taizé
- Oración para decirla a solas o todos juntos:
Día tras día, Señor,
voy a pedirte lo que tú sabes:
verte más claramente,
amarte más tiernamente,
gozarte más alegremente,
esperarte más vivamente
y seguirte más fielmente.F. Ulíbarri
Banco de oraciones
En este enlace tienes a tu disposición oraciones que han compartido Grupos de Jesús y otras personas, tras reflexionar y meditar este tema 4. Esperamos que te ayuden a profundizar en tu propia oración o en la de tu grupo.
Material de profundización
En este enlace tienes a tu disposición una serie de comentarios breves e ideas sueltas que se ofrecen como ayuda para profundizar en el tema 4 de Grupos de Jesús.
Te sugerimos que los leas y medites una vez que hayas trabajado el tema, de modo que estas ideas y reflexiones compartidas no condicionen tu propia reflexión y apropiación del Evangelio.
Aportación a web GVJ36 – Tema 4: Pedid, buscad, llamad
¡Espíritu Santo, ven! … Mira el vacío del hombre si tú le faltas por dentro.
“El pedir, buscar, llamar, es confiar en la Palabra de Jesús y ponerme en camino para contribuir a que ello suceda”.
Señor Jesús, que sepa pedir, para encontrar los caminos que vos me señales, que sepa buscar dónde encontrarlos y que sepa llamar para que se me abra la puerta del Espíritu divino, Espíritu de Dios, Luz para iluminar mi alma.
La oración la siento yo también como un modo de expresar nuestros deseos.
El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Espíritu Santo que se nos ha dado.
La oración es mi camino para llamar,buscar y encontrarme con Dios.
El saber que el orar no es mirar hacia arriba con los ojos en blanco sino con los ojos cerrados sentir su Presencia Divina. Él esta a nuestro lado
permanentemente. No podemos olvidarnos y es tan lindo sentir su presencia y observar cómo se resuelven las cosas.
También valoro mucho esa oración espontánea, continua, de sentirse en presencia de Dios en lo que vamos viviendo. Quizá este sea el modo más extendido de comunicarse con Dios de todo el mundo. Yo lo valoro cada vez más en mi vida, porque me empuja a vivir en el presente, consciente de lo que vivo, de que Dios está en las cosas, en las personas, y que me invita a vivirlo todo desde el mejor amor posible.
Señor:
Tú nos quieres libres y con discernimiento,
esperando que nos relacionemos contigo
en una forma activa, amorosa y humilde,
reconociendo nuestras limitaciones y errores,
como también la esencia de tu Espíritu
que has sellado en nuestros corazones…
Ayúdanos a ser abiertos a la presencia del Espíritu
para saber pedirte, buscar y llamar a tu puerta,
a fin de que nuestra vida se plenifique en Ti.
Amaia, Ana, Eleonora, Enrique, Estela, Jesús, Mª Carmen, Maricel, Mario A. y Rubén
Grupo Virtual de Jesús 36
Queridos amigos, amigas de Grupos de Jesús:
Queremos compartir lo que hemos aprendido con este tema.
Espíritu Santo, en medio de este clima de inmediatez y de «miedo al silencio» te pido el ánimo, el impulso, la fuerza que necesitamos. O en otras palabras, te presento a todo el mundo. Sé que quieres lo mejor para cada uno de nosotros.
AMAIA
Llamad! Me siento como una peregrina, que en su camino necesita estar atenta y vigilante para saber dónde llamar. No a las múltiples puertas, donde parece que tras ellas la vida será más fácil, sino a la puerta que Jesús nos abre, tras ella encontraremos paz interior, comprensión, ternura, sencillez … para nosotros y para nuestro prójimo.
DOLORS
Que pueda pedir Señor Jesús y recibir, que sepa buscar para poder encontrar y que sepa llamar para que se abra la puerta que me muestre tu Espíritu Santo, tu Espíritu Divino.
ELEONORA
Orar es encontrarse personalmente con el Señor, y es bueno orar por los demás sabiendo que Él nos escucha y en la confianza de estas palabras: “¿Cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?”
JULIO
Señor Jesús, dame tu Espiritu Santo para que pueda buscar, pedir, llamar conforme a tu corazón.
NORMA
Un abrazo.
GVJ 35
Amaia, Dolors, Eleonora, Julio, Norma
Pedid, buscad, llamad.
Son palabras diferentes, tenemos necesidad de ponernos a los pies de Jesús para pedir lo que necesitamos añadiendo siempre se haga tu voluntad y no la mía.
Sólo pueden ser palabras de alguien que ya ha realizado este camino y ha comprobado que Dios responde. Por eso está seguro de que a nosotros también nos responderá.
Con la lectura del Evangelio nos damos cuenta que debemos pedir que nos envíe el Espíritu Santo que es lo mejor que nos puede enviar como hijos.
Debemos buscarle en medio de nuestras prisas y preocupaciones, aunque nos aleje de nuestras seguridades y comodidades.
Debemos llamarle a gritos si hace falta y en su nombre a todas las puertas que se cierran diariamente ante la desigualdad. Llamar a un mundo más justo,más humano.
Debemos pedirle todo lo que necesitemos sin dudar,poner en sus manos nuestros problemas y necesidades. Rezar por nuestras intenciones y las de las personas que amamos. Pedir su intercesión con fe y humildad.
Jesús nos dijo en una ocasión,» no sabéis pedir» debemos recordar que muchas veces nos pasa eso y es entonces cuando utilizamos a Dios como amuleto «me tiene que dar» y si no me da lo que pido es que no me escucha.
Él nació y se crió viendo y experimentando la confianza de sus padres,quienes dieron su sí a Dios.
Cuando oremos no debemos buscar que Dios resuelva nuestros problemas,exponerse los y dejar que se haga su voluntad, pedir que nos ilumine y envíe su Espíritu Santo sobre nosotros.
No sabemos reconocer que Dios ya está en nosotros y él solo nos pide eso, que sepamos reconocer su presencia,su entrega total y definitiva.
En el mundo actual la sociedad nos presenta tantas distracciones e imágenes falsas de Dios, justiciero,exigente que parece vivir al margen de los problemas de los hombres que acercarse a él a muchos les cuesta individualmente,por lo que de forma colectiva es más difícil, hacer oración personal y comunitaria es importante para saber curar esa imagen.
Muchas veces nos enredamos en mil cosas que nos hacen sentir perdidos en medio del cansancio del andar sin rumbo,paralizados sin fuerzas para pedir nada.
Jesús en sus enseñanzas sobre la oración insiste en que debemos ser perseverantes y tener confianza,de hecho si nos cuesta pedir es por falta de fe.
«Pedid y se os dará,buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá» indirectamente se nos llama a reconocer que estamos necesitados, aquello que nos falta solo Dios nos lo puede dar,lo único que puede satisfacer nuestro corazón se encuentra en Dios. La oración es un reconocimiento de nuestra necesidad como de la bondad del Señor.
Padre amado,
enseñame a pedir convenientemente,
a buscar las cosas justas
y a llamar a la puerta adecuada.
Grupo virtual de Jesús 33
Conchita, Francisco,Esteban,Gela, Jesús Adrián, John Charlest, Juan José, María, Rafael,Royland, Valle
Estimados amigos de Jesús Grupos:
Somos el Grupo Virtual de Jesús 32 y compartimos con vosotros nuestra reflexión sobre el
TEMA 4. Pedid, Buscad, Llamad (Lucas 11.9-13)
Confianza en la oración
La confianza total en Jesús se nos va dando como una gracia, a través de la oración.
En la vida cotidiana pedimos lo que no tenemos, buscamos dónde encontrarlo y llamamos a quienes nos pueden ayudar, somos interdependientes y no autosuficientes. Pongámonos confiadamente en las manos del Señor, agradeciéndole el regalo de la vida, sabiendo que no podemos desperdiciarla.
Dios es misericordioso y es eterna su misericordia. Hay que tener fe y tranquilidad en que, seguro que lo que ha ocurrido con nuestro deseo, es lo mejor para nosotros, en este momento, y aceptarlo con entereza, porque ningún padre da una piedra a su hijo si le pide pan.
Jesús nos ha garantizado que el Padre siempre dará el Espíritu a los que se lo pidan. Pedir el Espíritu Santo al Padre es lo que deberíamos hacer pues Él conoce todas las necesidades que tenemos, sabrá proveernos de lo necesario y nunca nos abandonará ya que somos sus hijos amados. El Espíritu Santo está allí, para ayudarnos a orar y transformar nuestro corazón. Jesús nos alienta a acudir a Dios Padre en todo tipo de situación, con fe y esperanza en que Él siempre nos escuchará y, de alguna manera, responderá nuestras oraciones, nuestros gritos de ayuda, en los momentos en que sentimos que todo está mal.
El Espíritu Santo, es el gran olvidado, al que pocas veces le pedimos algo y recordemos que forma parte junto con el Padre y el hijo de la Santísima Trinidad. Recordemos a Job, cuando dijo: «Dios dio, Dios quitó, sea el Nombre del Señor bendito». Ojalá que podamos acudir a Dios en las buenas y en las malas. El hábito de hablar con Dios, es algo muy bueno y Jesús nos dice que lo practiquemos cotidianamente.
Compromiso
Todo lo que le pidas al Padre en mi nombre, Él te lo concederá.
Dios siempre está presente en mí y en todos, aunque no seamos conscientes de ello. Como seguidores de Cristo necesitamos detenernos, vivimos en una sociedad que solo piensa en lo útil y en lo rentable y éste es el momento oportuno para comenzar a pedir la presencia del Espíritu Santo.
Nos gustaría pedir, llamar y buscar a Dios, especialmente para que Él nos haga personas de bien que aportemos algo bueno para los demás. También pedimos que Dios nos ayude a tener mayor tiempo de tranquilidad y silencio para poder orar y serenarnos. El Espíritu de Dios viene a nuestra mente y corazón para darnos lo que necesitamos, porque no siempre obtenemos lo que pedimos, pero obtenemos lo que Él quiere dar, y siempre da lo mejor.
Oración
Padre, sabes que te amo, sabes lo que necesito, aunque no lo pida.
Estás esperando por este hijo pródigo, para llenarlo de alegría y perdón.
Todo mi pensamiento y voluntad de disculparme contigo,
se encuentra con tu amor y misericordia, más grandes que mi pecado.
Hoy, en mi debilidad, quiero pedir ayuda a Ti Espíritu Santo
para fortalecerme después de las frecuentes caídas.
Busco en Ti, el apoyo y el remedio para sanar mi alma,
llorando e insistiendo en que atendáis a mi sufrimiento.
Espíritu Santo, que reúnes en ti,
el amor divino del Padre que me creó y del Hijo que me salvó,
protégeme y enséñame a retribuir el amor derramado
sobre mí, sobre mis acciones y mis obras,
para ser digno de ser un hijo amado.
Gracias, Jesús, por enseñarnos a ir al Padre.
Amén.
Grupo Virtual de Jesús 31 – Aportación al Tema 4
Sobre nuestra respuesta a la invitación de Lucas.
En general hemos reconocido haber experimentado diferentes actitudes y vivencias al buscar comunicarnos con Jesús, pero aceptando todos que el espíritu divino que nos habita siempre ha estado ahí esperando a que lo invocáramos para vivir con mayor felicidad y plenitud.
Coincidimos en que registrarnos como seres creados con semejante privilegio ha sido clave para sobreponernos a las angustias y sufrimientos propios de la vida, así como a agradecer el paso de Jesús en nuestras vidas; nuestra espiritualidad nace gratuitamente de esa Presencia a la que llamamos Espíritu Santo.
La misma vulnerabilidad afecta a nuestra Iglesia como construcción humana, confiamos en que el espíritu de todos sus integrantes aportemos con nuestro compromiso a recuperar la fuerza de sus comienzos para ofrecer ese espacio tan sencillo como movilizador que suscitó Jesús en su época de verdadero-Hombre. Pedimos a Dios acompañarnos en la tarea de aceptar las situaciones difíciles que nos toquen y en las tareas de servicio que requieran nuestros semejantes.
Pedir, buscar, llamar.
Compartimos que muchas veces nuestra oración se convierte en una lista de peticiones respecto a alguna situación personal o familiar difícil de transitar, para que ocurra tal o cual cosa a algún amigo, para participar nuestra impotencia frente a las necesidades insatisfechas de nuestro pueblo y para que Dios ilumine a nuestros gobernantes, para que cesen las pandemias y las guerras; lo hacemos aun sabiendo que un cambio en nuestra conducta podría mejorar algunas situaciones y que Dios sabe lo que necesitamos. Lo hacemos y seguramente lo seguiremos haciendo porque necesitamos compartir nuestras necesidades, sentirnos acompañados, liberar nuestras desordenadas mentes intentando manejar cuestiones que en realidad no entendemos o que nos llenan de dolor. Somos nosotros los que necesitamos orar.
Ha sido muy alentador escuchar a varios hermanos expresar su gozo al experimentar que ante un pedido específico que parecía no cumplirse se vieron sorprendidos por situaciones que superaban ampliamente sus expectativas. Dios tiene otros planes, otros caminos que nos llevan más lejos. Nos predisponemos a avanzar en confianza, a que Él actúe cuándo y cómo quiera porque siempre nos sorprenderá con su Amor, con su perfecta Voluntad.
Orar como hijos.
Aquí estamos, clamando a Vos, Abba. Lucas nos anima a vivir, con la naturalidad propia de nuestras limitaciones humanas, esas situaciones en las que podríamos sentir la ausencia de Dios. Y en ese sentido su genial comparación nos apoya con la fuerza de las experiencias vividas como padres y como hijos. La conversación con Jesús o el tipo de oración que elijamos, siempre nos llevará al centro de nuestro ser, requiere valentía, tiempo y perseverancia. Compartimos que el «ayúdame» y el «gracias» siempre estarán presentes en nuestras oraciones.
El planteo nos lleva a poner el acento en que la Voluntad de Dios, se impondrá; así lo experimentó Jesús en Getsemaní.
Ahondar en lo profundo.
Sentimos que el texto evangélico nos invita a buscar en nuestro interior al Espíritu Santo que en forma tan especial nos define y cuya invocación debería impregnar nuestra cotidianeidad para actuar y pedir con mayor sabiduría. Algunos hermanos han dado testimonio de las gratas consecuencias que han tenido cuando -en diferentes circunstancias- han pedido: fortaleza para abordar sufrimientos, don de lenguas para comunicar algo difícil o delicado, entendimiento para discernir con claridad situaciones complejas, fortaleza cuando se han sentido débiles, entendimiento cuando les ha sido necesario comprender algo que parecía superar sus capacidades. Entendemos que sólo manteniendo esa actitud de búsqueda de acompañamiento divino es base imprescindible para gustar en nuestro paso por esta vida la propuesta del Reino.
Oración.
«Padre mío, me abandono a ti
Haz de mí lo que quieras
Lo que hagas de mí
Te lo agradezco.
Estoy dispuesto a todo,
Lo acepto todo
Con tal de que tu voluntad
Se haga en mí
Y en todas tus criaturas.
No deseo nada más, Dios mío.
Pongo mi vida en tus manos.
Te la doy con todo el amor de mi corazón porque te amo.
Y porque para mí amarte es darme
Entregarme en tus manos son medida,
Con infinita confianza, porque
Tú eres mi padre».
Charles de Foucauld
GVJ30. Tema 4. Aporte a la Web
Queridos amigos de Grupos de Jesús, permítanos compartir nuestra reflexión que se consolida a partir del evangelio de Lucas “Pedid y recibiréis; buscad y encontraréis; llamad y os abrirán”.
La oración es nuestra conexión con Dios
Este Evangelio nos invita inevitablemente a la oración, porque es mediante la oración que agradecemos y, sobre todo, pedimos a Dios lo que necesitamos. Jesus nos invita también a estar en constante búsqueda de Dios, en constante llamado a su puerta, no solo cuando tenemos alguna urgencia, sino siempre.
Karl Rahner decía que el cristiano del siglo XXI será místico o no será, quizá en su razón, en el sentido de que el mayor aporte del cristianismo hoy en día, es volver a recuperar la conexión con la Fuente de Vida, la oración, en medio de un mundo tan alejado de la trascendencia.
Vivimos en una sociedad que no favorece el clima para la oración. El silencio, la quietud, la paciencia…son virtudes que no están muy de moda hoy en día, y sin embargo son muy importantes para el encuentro con Dios. A través de la oración, percibimos una paz que embarga y una presencia que anima y conforta.
Sucede a veces que nunca hemos tenido la oportunidad o dicha de dar consuelo por medio de la oración a alguien que lo necesita. Nadie se nos ha acercado en busca de Dios, nos puede llevar a pensar que no damos frutos y nuestra responsabilidad, antes de orar, con toda nuestra mente y todo nuestro ser que el Espíritu que se nos manifieste.
Muchos, no tuvimos la gracia de conocer a Jesús en nuestra infancia, la iglesia con muchas imágenes en la que nos sentimos extraños, pero que debe convertirse en lugar de presencia y asistencia cotidiana. Una experiencia que marca nuestra vida espiritual es la que nos comparte Enzo: “Una fuerza me llevó a un templo cercano, ingresé y me arrodillé ante la Cruz, sollozando, le pedí que salvase a la persona por la cual yo quería que interceda, se fue dando la recuperación, me concedió el milagro que jamás olvidaré”.
“La oración es un impulso, es una invocación que va más allá de nosotros mismos: algo que nace en lo más profundo de nuestra persona y llega, porque siente la nostalgia de un encuentro” (Papa Francisco).
Somos de Cristo la puerta más cercana a la Trinidad. ¡Sin miedo a pedir!
Cuando buscamos, pedimos y tocamos la puerta de Dios, muchos pensamos de inmediato en EL HIJO, en Jesús, como si estuviéramos más cerca de Él. Junto al Padre y al Espíritu Santo, un mismo Dios, hacen una Trinidad con tres puertas, cualquiera de las tres, la más cercana nosotros es la que nos hará ingresar a esa espiritualidad, a la que nos lleva la oración.
Para SER UN CRISTIANO, era necesario tener ese deseo y éste puede tenerse solo si hay un lugar en nuestro interior donde este deseo sea buscado, se implante y crezca constantemente con el: QUERER, SER CAPAZ Y SER.
Es el comienzo en la fe activa, un seguimiento constante a través de diferentes experiencias hasta llegar donde Jesús nos necesita; como en una pequeña capilla de barrio que se convierte en nuestro centro de encuentro con Dios, es nuestra parroquia.
Nuestra dimensión espiritual, nos da entendimiento de que existe una realidad mayor, esa realidad indudablemente es Dios, irrefutable a partir de las reflexiones de San Esteban y Santo Tomás, y se afirma con la encarnación de nuestro señor Jesucristo y nos acerca a Él. El alimento de esa dimensión es la oración, el Espíritu Santo, el aliento de Dios, que crea y da vida, que cura y purifica, que lo renueva y transforma todo.
Si nos ponemos en oración podemos decir “me siento un privilegiado, me siento colmado por Dios en mis aspiraciones. ¡Y tan agradecido…! ¡El Señor es mi pastor y nada me falta! Él no emplea conmigo la medida que yo empleo con los demás, y eso me interpela y me induce a cambiar. Me siento tan querido por Él… A veces, pienso que mi tiempo ha pasado ya y qué poco es lo que me resta por hacer…a las personas que me rodean, …, poco es lo que puedo hacer para llevarlos a ti. Solo puedo pedir al Espíritu Santo: que sea Él quien haga de mí su instrumento”.
Señor Jesús, la confianza férrea en el amor del Padre va unida al mejor don que Él puede darnos: la fuerza vital de su Espíritu. Cuántas veces lo invocamos y cuántas aún necesitamos hacerlo, como el aire que respiramos, como la música que nos alienta, como el sol que nos despierta.
Oración
Dios mío, eres un padre que conoce
mejor que nadie mis necesidades y, a veces,
las satisface sin que yo lo pida.
Pero quieres, y me invitas a pedir lo que quiera,
sin temor, con confianza, con perseverancia.
Pedirte en la oración lo que sea.
Un día y otro y otro, sin desfallecer.
Tocar. Como el Padre bueno
que eres, siempre estás alerta para que
apenas toque a tu puerta, aunque sea de
la manera más suave, abras sin tardanza.
Permaneces a la espera de que llegue a
tu puerta cada mañana, cada noche, en
la oración y toque. Y ello porque quieres
recibirme, estar conmigo, escucharme,
darme amor y todo aquello que necesito.
Señor, concédeme más y más el don de la oración.
Amén
APORTACIÓN A LA WEB.
GVJ 29 – Tema 4 – PEDID, BUSCAD, LLAMAD. – Lucas 11,9-13
En este pasaje del Evangelio, Jesús nos hace tres invitaciones que recibimos con alegría y emoción: “Pedid”, “buscad”, “llamad”. Tres palabras claves para quienes queremos caminar de su mano.
Busca el que no está seguro en lo que vive, en lo que hace. Llama quien necesita compañía, acogida. Y estas acciones nuestras no caen en el vacío, sino que el Padre las escucha y las acoge.
Pedir- Buscar- Llamar: lo primero que nos surge es que los cristianos sólo pedimos y pedimos demasiado y con frecuencia pedimos “mal”, como niños inmaduros e irresponsables. Así nos pasa cuando fácilmente nos acostumbramos a pedir que Dios nos arregle un mundo, que solo nosotros podemos y debemos comprometernos a trasformar en el Reino de Dios.
Por eso, es importante no solo conjugar en nuestra oración el verbo pedir, sino también el verbo buscar y llamar, que nos comprometen más, pues pedir es fácil. Es frecuente que los cristianos tomemos la postura de pedirle a Dios cosas, que nosotros deberíamos empeñarnos en solucionar, poniéndonos y comprometiéndonos al servicio del Reino, es decir, de la trasformación de nuestro mundo en un espacio más humano para todos y en el que todos puedan disfrutar de la dignidad para la que fueron creados. No es pedir alocadamente sino algo concreto: el Espíritu Santo, o sea, la Trinidad, el amor en plenitud
Creo que el mayor peligro que hay en esta búsqueda del reino de Dios es el llegar a creer que hay una meta, que ya lo sabemos todo, que ya hemos llegado a alguna parte. En las palabras de Jesús hay algo que impulsa a creer que ese “pedid”, “buscad”, “llamad” debe ser un ejercicio constante para el mantenimiento de nuestra fe y nuestra aproximación a Jesús. Si detenemos esa búsqueda, de nuevo nos perderemos, seremos una vez más sordos y nos distraeremos en banalidades. Cuando pedimos, buscamos y llamamos y nuestro Padre nos espera con los brazos abiertos, pero es un trabajo diario de búsqueda infinita, pero siempre hacia la luz que irradia el Señor.
Nos vemos invitados a pedir más el Espíritu de Dios, el Espíritu de Jesús quien renueva, trasforma y purifica todo y a mantener una actitud orante en la vida misma. La oración es un puente y conexión en ese pedir, buscar y llamar al Dios de la vida y del amor. Vivir esa experiencia nos hace sentir escuchados por Dios, acompañados porque sentimos que más allá de que se nos conceda o no alguna petición en concreto, ese espacio de diálogo siempre nos regala paz y serenidad.
ORACIÓN
Jesús, Buen Pastor, Tú que nos has dado vida y vida en abundancia, especialmente a los excluidos y excluidas, marginados y marginadas de tu tiempo y de todos los tiempos, permite que la fuerza de tu Espíritu que nos habita, porque la has derramado en nuestro corazón, sea la que nos dé la valentía necesaria para amar como Tú amaste, para vivir como Tú viviste, para servir como Tú serviste y para entregar la vida como Tú la entregaste. Hoy sé que esto es lo mejor que puedo pedirte para que nos guíes, nos acompañes toda nuestra vida y nos enseñes a orar, con la certeza de que Tú nos escuchas, nos amas, caminas con nosotros.
Señor Dios, gracias por estar siempre a mi lado, por hacer que muchas cosas sucedan para mi bien. Te reconozco como ese Padre bondadoso y lleno de amor por mí que solo quiere lo mejor para sus hijos, aunque estos fallen. Enséñame a comunicarme mejor contigo, a hacer silencio interior y, especialmente, a escucharte. Amén.
Aidé, Carmen, Francisca, María Gabriela, María Jesús, María Teresa, Pilar, Susi, Eduardo, Gaspar, Otto, Juan, Miguel Ángel.
Tema 4 GVJ 27
La reflexión que hacemos sobre este texto del evangelio de Lucas 11,9-13, nos ayuda a encontrar consuelo y descanso en Jesús. Las palabras de Jesús invitándonos a “pedir, buscar, llamar”, nos enseñan qué es lo más valioso y verdadero que podemos anhelar. Jesús nos llama a cada uno en particular. Sale a nuestro encuentro. Se nos muestra. Se nos dá y nos confia una tarea. Mas que una tarea es una invitación que nos hace a participar en su proyecto.
Nuestra tarea consiste en dejarnos encontrar por Él, acercarnos a Él y descubrir el amor que nos tiene. Él nos ha llamado a cada uno de nosotros para que “unidos” formemos este Grupo de Jesús. Para que unidos andemos por sus caminos. Para que llevemos esperanza, alegría, amor y confianza que tanta falta hace hoy.
Él nos da su Vida y nosotros debemos ser vida para con los otros. Abriéndonos a Él para que pueda darse por completo. Y, en ese darse, se producirá la “apertura, encuentro y acogida” que tanto anhelamos. Sólo así mantendremos viva la confianza en Él. Por consiguiente, nuestra tarea será dar a conocer a Jesús. Testimoniar el paso de Jesús por nuestras vidas, siendo testigos del gran amor que nos tiene y que nos transforma. Esa tuvo que ser la experiencia que vivió Jesús como Hijo y es la que hoy nos propone.
Necesitamos de la oración para encontrarnos con Jesús. Para escucharle; para que se haga presente en nuestras vidas y en lo cotidiano del día a día. Cuando nos dirigimos a Dios en cualquiera de nuestras situaciones, sabemos el poder que tiene la oración de ruego, súplica… Sin embargo, puede que a veces no le pedimos con fe. Bien por recelo o también por una seguridad engañosa en nosotros mismos, que nos hace sentirnos capaces de enfrentarnos a pesar de nuestras debilidades.
Por eso, hemos de ser conscientes de nuestra pobreza e insuficiencia y abrirnos a ese Dios que habita en nosotros. Solo así podremos ser téstigos del amor de Dios que nos transforma.
Orar es hablar con Dios. Nuestra oración se sintetiza en el “pedir, buscar, llamar”. Solo tres acciones que hace presente a Jesús entre nosotros.
Oración
Día tras día, Señor,
voy a pedirte lo que tú sabes:
verte más claramente,
amarte más tiernamente,
gozarte más alegramente,
esperarte más vivamente
y seguirte más fielmente.
(F. Ulibarri)
PROPUESTA DEL TEMA 4 PARA LA WEB
Estimados amigos y amigas de Grupos de Jesús: El GVJ 25, les hace llegar la reflexión del cuarto tema del proceso de Grupos de Jesús, compartimos con ustedes lo que hemos dialogado y comentado.
El relato de Lucas nos presenta a Jesús exhortándonos a buscar, pedir y hallar, a disponernos ante él y menciona al Espíritu Santo, por lo que el GVJ 25 reflexionó sobre los siguientes aspectos:
PEDIR, BUSCAR, LLAMAR
Jesús nos hace una invitación, nos indica con que actitud debemos vivir ante Dios, no nos dice qué pedir, qué buscar, ni a dónde llamar, nos plantea que estas acciones deben ser una forma de vida y “al realizarlas poniendo toda nuestra confianza en Dios, nos veremos atraídos hacia la conversación, Dios se nos abrirá”. En su lenguaje sencillo y adaptado a sus tiempos y a su idiosincrasia nos ejemplifica cómo los seres humanos comunes y corrientes ante la insistencia de alguien, respondemos, ¿cuánto más Dios que es nuestro padre todopoderoso no nos va a responder? Comentan los compañeros del grupo: “Que hermosa lección nos da el autor, al hacernos ver la confianza de Jesús en su Padre cuando dice que no se desalentaba cuando no encontraba respuesta al ir tocando puertas pidiendo algo de comer o buscando acogida. En algún momento alguna se abriría. Es entonces cuando Jesús dice: “Pidan y se les dará, busquen y encontrarán, llamen y se les abrirá”. Y nos indica que nuestra actitud ante el Padre debe ser como pobres, como perdidos, como huérfanos que necesitamos de Dios, que dependemos de Él. Lo importante es reconocerlo, aceptarlo y actuar en consecuencia pidiéndole nos ayude. ¡Qué importante es la humildad!, pedir a Dios por nuestras necesidades, por nuestra salvación, por nuestra salud o por lo que consideremos, sabiendo que Él lo puede realizar y a nosotros nos toca aceptar, aunque quizá algo no nos guste, pero lo cual será para nuestro bien” Otro compañero aporta: “Pidan, busquen, llamen: tres palabras que Jesús nos regala; para mí estas palabras son actos diferentes que denotan acciones diferentes, según el momento y la situación en que nos encontremos. Hoy Jesús nos invita a ponerlas en práctica. Al pedir uno se siente necesitado de algo que venga a cubrir cuestiones materiales o espirituales. Somos muy bendecidos por Jesús al regalarnos el don de la vida y salud, pero sabe que en este caminar somos frágiles y tropezamos, por lo que nos ofrece ayuda en esos momentos difíciles o en esa necesidad apremiante”.
CONFIANZA
Jesús nos plantea que su confianza al Padre es absoluta y nos da la pauta para que nosotros confiemos en él. En estos tiempos de crisis, en la salud, en la economía, en la política, en la misma Iglesia nos hace una invitación a voltear a él y confiar, confiar en que él, nos va a ayudar. Los compañeros del grupo comparten lo siguiente: “Jesús quiere avivar sobre todo nuestra confianza en Dios, no da explicaciones complicadas porque Jesús es sencillo y de corazón humilde”. Que contradicción con nuestros razonamientos, con nuestra lógica, con nuestro modo de vivir donde lo importante es ser los mejores, los que dominamos, los que sabemos todo”. “Me orienta a tener una confianza plena en el Caballero de la Cruz, JesuXto, él mismo dice que todo lo que pidamos al padre en su nombre nos será concedido, por tanto, debo tener esa confianza. No siempre recibo lo que pido, a veces considero que no lo recibo, ¿qué pensar? que no fue su voluntad, no era el tiempo o simplemente no me hacía bien el recibir lo que había pedido”.
ORACIÓN
La gran enseñanza es que necesitamos orar. La oración es hablar con Dios, a veces creemos que orar es una acción que hacemos nosotros solos, pero no, durante la oración, el Espíritu Santo, sin que nos demos cuenta, nos transforma, aclara nuestro entendimiento, nos hace salir de nosotros mismos y nos acerca a Dios. La oración forma parte de la vida en la fe, si queremos llevar en serio una vida cristiana debemos insistir en la necesidad de dedicar un rato cada día a la oración personal. Los compañeros opinan: “La oración requiere esfuerzo y tiempo. Buscar momentos y lugares. Tengo que abrirme a las prácticas de oración y experimentar diversas formas. Considero que no es fácil orar y se requiere de la guía y orientación de personas que tengan una mayor experiencia en esta práctica. Sin embargo, creo que, si lo hacemos con Fe y sinceridad, independientemente de las formas, Dios nos escucha, También se puede orar cantando, trabajando por el bien de otros, sirviendo a otros, escuchándolos y contemplando todo lo que Dios nos regala”. “Cuando oro, sí tengo la experiencia de sentirme reconfortada y acompañada. Eso hace una gran diferencia, aunque los problemas concretos sigan igual. En otras ocasiones siento una luz para que haga lo que debo hacer. Y en otros momentos, me abandono a la gracia pues ya no me queda más que hacer”. “Creo que la oración debe ser un estado en el que nos encontremos en todas nuestras actividades, trabajar, estudiar, pero con la convicción de que estamos en comunión con el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”
ESPÍRITU SANTO
También menciona al Espíritu Santo, este espíritu que nos coloca en sintonía con la voluntad de Dios y nos llena de coraje para seguir dando testimonio (Hch 1,8), este espíritu que nos da frutos, como la caridad, la paz, la comprensión, el dominio de sí mismo (Gal 5: 22, 23), ese espíritu que intercede por nosotros (Rom 8: 26,27), pero que todavía algunos integrantes de este grupo no lo tenemos bien asimilado. Los compañeros comparten: “Ahora que he retomado el contacto con mis hermanos, mis amigos de esos tiempos juveniles y verlos orar en grupo en comunión, es una alegría porque creo que estos tiempos, esta pandemia, ha cumplido con un propósito que volteemos los ojos al creador, que veamos nuestra vulnerabilidad y nuestra pequeñez, solo con el poder del Espíritu Santo podemos mantener la intención de no soltarnos de la mano de Dios. Ubico el primer movimiento carismático que viví en la iglesia del postconcilio, tengo grabada la frase (no sé si sea textual) de Juan XXIII «abramos las ventanas de la Iglesia, para que venga el Espíritu Santo, sople y quite toda telaraña». “Generalmente no he pedido a Dios al Espíritu Santo, tal vez porque no se nos ha inculcado, y me he centrado en las necesidades materiales, laborales, familiares o sociales, pero no en las cosas del espíritu. Mi experiencia con el Espíritu Santo es poca, recuerdo que en Jornadas de Vida Cristiana había una plática del Espíritu Santo y se me hacía un concepto complejo y abstracto, y tengo muy presente que cuando una compañera dirigente que dio la plática, habló muy bonito, pero muy espiritual y al terminar comento que no había sido ella quien había hablado, sino el Espíritu Santo, y no pude comprender en ese momento, que así hubiera sido, pero se dejó guiar por el Espíritu Santo y eso es lo que obtuve de aprendizaje. Hay que dejarse guiar por el espíritu del Señor, abrir el corazón y dejar que él actúe, pero hay que creerlo de verdad y esto no es fácil”.
ORAMOS JUNTOS
¡Gracias Jesús por hacerme entender esto, ser manso y humilde de corazón repetimos en las Bienaventuranzas, y es lo que me puede acercar a ti y ganar lo que nos prometes! ¡Gracias también por hacerme entender que el Espíritu Santo es tu misma luz, la que guía, la que da fuerza, la que da ánimo para seguir!
¡Oh Padre!, ¡Oh Jesús!, ¡Oh Espíritu Santo!, me dirijo a ti, mi Dios, para hablar de mis pobres oraciones, mediocres, pensando en otras cosas y no concentrándome en ese diálogo que debe haber entre padre e hijo, a orar por orar, por cumplir, por dizque decir que lo hago, pero no tomando la actitud que debo tomar, que pena desperdiciar esos momentos donde puedo estar en un diálogo con mi Padre y desperdiciarlo en un diálogo conmigo y luego decir que Dios no me oye.
¡Qué pena!, ¡Qué tristeza! Me gustaría oír a Dios, que me dijera te perdono por tu locura, por tu incongruencia entre decir y hacer y te voy a dar fuerza para que logres estar en un diálogo constante conmigo. Ven Espíritu Santo y enséñame a dirigirme al Padre. Gracias Dios mío por todo.
Que Jesús, nos siga acompañando en este camino.
Alfonso, Héctor, Jimena, María Dolores, Enrique, Sergio, Sofía
Grupo Virtual de Jesús 25
Con temor y temblor, sin pretensiones de crear fórmulas, exponemos una reflexión que nos dispone a la oración.
GVJ 26 «Mar de Galilea»
ORANTES PEREGRINANDO AL REINO
Tema 4 Lc 11, 9-13
¡Pedid, buscad, llamad!
imperativos modestos y al mismo tiempo interpelantes e insondables, que provocan dudas, incertidumbre, vacilación. Imperativos desafiantes, que ciñen la existencia entera, nuestra criaturalidad: la mente, el cuerpo y el corazón.
Pedimos, buscamos y llamamos reconociéndonos limitados, vulnerables, y al mismo tiempo sostenidos en y por Dios. Pedir y dar, se entrelazan: el pedir sugiere como respuesta el dar, dar todo, dar la vida, con todo lo que comporta, todo lo que la constituye, fortalezas y miserias.
“y recibiréis, y encontraréis y os abrirán”
promesas que invitan a la certeza, a la confianza, a la fe.
El GVJ 26, de ahora en adelante “Mar de Galilea” es un grupo de hermano-as con olor a quiero, puedo y me lo merezco con gusto a no lo sé todo, escucho y aprendo con mirada de sí, y sonrisa de gracias.
ORACIÓN
Existen tantas formas de rezar y entablar el diálogo con la Divinidad como seres orantes. Desde la oración que busca su propio interés, como el que se queda en la repetición de fórmulas sin la profundización sobre el sentido de lo que se dice, la oración en donde se pone corazón y emoción, cuerpo y cabeza, la oración en la acción, la oración de los hacedores de la Palabra, ¡la oración coherente!
Oramos en solitario, en comunidad, en familia, lugar por excelencia de transmisión de la gratitud, donde las mujeres continúan como actoras, oran aquellos que nadan contracorriente. Oramos: yo, tú, nosotros, todos, queremos orar sin barreras, sin sectarismos, sin categorías, creando un mundo de todos y para todos, donde el bien suma para todos y el mal resta de todos. Creemos con plena confianza que ninguna oración, plegaria o petición será descartada o no escuchada.
Nos detenemos en silencio, acompañándonos, esperamos con confianza, con perseverancia, y Su voz se hace inteligible… la voz callada, que susurra se vuelve clara, diáfana. Con humildad, nos reconocemos creaturas frágiles en permanente proceso de búsqueda hacia la madurez, en búsqueda del descentramiento, comprendiendo y apartando el ego, conciliando la vida y la oración, soltando afanes, condicionamientos y buscando encontrarnos y escuchar al Amado.
Oramos con confianza en la Palabra, en Aquel que se entregó, en el que se hace el Encontradizo, en quien no pone cerrojos y abre la puerta, con los ojos en el crucificado y resucitado. Basta “posicionarse” bajo el dintel y se abrirá, ¡bella y esperanzadora promesa!, que emana de Aquel que nos ama. ¿Cómo descubrir la confianza, que nace el fuego interno del deseo de la viva presencia de Dios, que se renueva, frente a los cansancios?, de quien concede la alegría duradera a quien se sabe anclado a puerto seguro, que ha aprendido a rendir la razón a su amor.
Oramos acompañados de Jesús -la Palabra del Padre-, de María fiel testigo y siempre intercesora, del hermano-a: que entrega su corazón en silencio, de los testigos cristianos o de la historia; oramos junto a quienes ya están formados de mejor manera y nos enseñan.
Oramos, invocando al Espíritu Santo en nuestras acciones, pidiendo Espíritu Santo para otros, e iluminados por Él, causa de la oración honda, que se transforma en aliento de Dios, que crea y da vida, que nos hace reflexionar sobre nuestros pecados, que nos cura, nos purifica, nos transforma, nos reaviva. Confiamos en su intercesión, mediación que transparenta la intención del corazón.
PEDIMOS, BUSCAMOS, LLAMAMOS
En diálogo con el Padre pedimos por el dolor de cada uno, por los increyentes, por los que amamos, por los que no conocemos y por los que pudiéramos llamar “enemigos”, porque la oración mediada por el Espíritu no sabe de separaciones, solo de unidad y comunión.
Y entonces escuchamos al Señor que se comunica a través de las realidades del hermano, estamos en el mundo y nos apartamos de la vida agitada para ponernos al servicio y compañía de quien lo necesita y hasta de nosotros mismos.
La oración no es una obra acabada, cual vasija de barro el Señor la moldea, ¡pedid, buscad, llamad! pidiendo, buscando, llamando, nos es dado, se recibe, hay encuentro con el Espíritu Santo.
La oración: no evade la vida, ni evade la comunión, ni la realidad, la oración es la escucha del Otro. La oración, actitud permanente de diálogo con Dios, a través de los otros, de la creación. Oración es una constante que se encuentra en la mirada, en las palabras, en la acción, en el silencio de Dios, en lo no esperado, en la adversidad, en la penuria material, emocional o espiritual.
¡Pedid, buscad y llamad! es una actitud permanente, confiados en el Espíritu, que nos conduce a puerto seguro, que nos vuelve fuertes en el corazón sin perder la ternura del alma.
CLAMAMOS…
Oh, Señor, ¿Cuándo veré el rostro de Dios?, ¡mi alma tiene sed de ti, del Dios vivo!
Señor, que hagamos tu voluntad y saciemos nuestra sed de Ti.
Ayúdame a encontrarte más allá del verso o de la bella composición literaria y haz que te contemple transparentemente en todo.
Señor, infunde tu Espíritu para dejar de cumplir mi oración y empezar a amar por mi oración.
Señor, sopla tu Espíritu sobre nosotros, abre nuestros corazones y nuestros ojos, abrázanos con tu amor y tus caricias. Sopla Señor tu Espíritu y rompe nuestros miedos que nos impide avanzar por tus senderos, danos tu abrazo, que nos invita a descansar en tu regazo. Señor, sopla con fuerza, que tu misericordia nos cambie y nos convierta. Sopla tu Espíritu para que cambiemos por dentro. RENUÉVANOS CON TU ALIENTO, BAUTÍZANOS CON TU ESPÍRITU. LLÉNANOS DE TI EL CORAZÓN. CÚRANOS PARA PODER CAMBIAR POR DENTRO. RENUÉVANOS!
AMÉN
Cesar M., Clarita, Grendy, Jorge C.,
Ma. Rosario, Rubén G., Rubén S. y Walter.
GRUPO «¡ALELUYA!»
TEMA 4. “PEDID, BUSCAD, LLAMAD” (Lc 11, 9-13)
PEDID, BUSCAD, LLAMAD
– Pedid el Espíritu Santo y recibiréis muchas cosas buenas que os hará muy felices. Pedid porque tenéis necesidad, porque sois indigentes de muchas realidades importantes, porque vuestra vida depende de Alguien que no sois vosotros mismos.
– Buscad el Espíritu Santo y encontraréis un guía que os enseñará el camino de la vida, de la alegría
– Llamad al Espíritu Santo y Él os abrirá las puertas del reino de Dios, el reino del amor
En las tres actitudes es necesario salir de nosotros, APERTURA, vemos al otro como necesario y a uno mismo como incapaz de hacerlo sólo.
ESPIRITU SANTO. CONFIANZA EN EL PADRE
El Espíritu, Aliento de Dios.
Estas palabras de Jesús (PEDID, BUSCAD, LLAMAD) nos invitan a que tengamos CONFIANZA plena en el Padre, ABANDONARNOS totalmente y dejar que el ESPIRITU actúe en nosotros.
Llegar a esta confianza es todo un proceso en el que iremos avanzando precisamente a través de esa comunicación cada vez más frecuente con Él, a través de la oración.
Si pedimos, buscamos o llamamos estamos poniendo nuestro espíritu en modo “oración” en esa apertura a un Dios que nos sobrepasa. No estamos habituados a acudir al E.S., pero debemos pedir más que venga a nuestra vida. Me gusta pedir al E.S. cuando tengo una reunión para que me ilumine a ser correcto y tener las palabras apropiadas para no hacer daño, ayudar, ponerme en el sito del otro,… “Espíritu Santo” es la fuerza necesaria que nos iría capacitando para parecernos a Jesús en nuestra vida estemos donde estemos y hagamos lo que hagamos. Eso es lo único que creo tenemos derecho a pedir y necesidad de recibir
ORACIONES
“Jesús que nunca mi orgullo me impida PEDIR, BUSCAR, LLAMAR, sin Ti nada puedo, que encuentre un acercamiento cada vez más estrecho a tu persona y mensaje. Que nunca dudemos del gran Amor que nos tienes y que el Espíritu Santo esté presente en mi vida para ser testigo de tu verdad.”
“Últimamente he buscado, llamado y pedido al Espíritu Santo. Me doy cuenta de cuánto lo necesito, que es el regalo más grande que Dios me puede dar, porque es Él mismo dentro de mí, de mi mente de mi corazón”.
“Con el tiempo voy aprendiendo a no pedir tantas cosas concretas sino a pedir su Espíritu Santo, para que me guíe, me ilumine por el camino de Dios porque sé que este camino es el de la plenitud”.
“Jesús te pido que me ayudes a no salirme del camino, a que me des fuerzas y a que me empujes para llamar al Espíritu Santo, al que no estoy acostumbrado y solicitar que esté presente en mi vida.”
CANCIONES
Peregrinos (Roy)
1. ERA UNA NOCHE OSCURA,
CUANDO EL SEÑOR ORDENÓ A ABRAHÁN,
SAL DE TU TIERRA, DEJA TU PARENTELA
CAMINA HASTA UNA TIERRA QUE YO TE DARÉ.
2. Y AQUEL HOMBRE VIEJO, CARGADO DE AÑOS,
NO DUDÓ UN INSTANTE Y A DIOS OBEDECIÓ,
TOMÓ A SU ESPOSA, SIERVOS Y GANADO
Y RUMBO A ESA TIERRA CONTENTO PARTIÓ.
3. Y EN LOS LARGOS AÑOS DE INTENSO CAMINO
AQUELLA PROMESA TARDABA EN LLEGAR,
MAS ABRAHÁN PENSABA: SI EL SEÑOR LO DIJO
NUNCA SERÁ EN VANO ESTE CAMINAR.
4. ERA UNA NOCHE OSCURA,
CUANDO ISRAEL CONOCIÓ LA LIBERTAD,
AL DÍA SIGUIENTE, ENTRE CANTOS Y ALABANZAS,
SE PUSO EN CAMINO HACIA SU HEREDAD.
5. LOS GRANDES PORTENTOS MARCARON SU CAMINO
PORQUE A SU PASO HASTA EL MAR DIOS LES ABRIÓ,
MAS MUCHAS VECES AL SEÑOR NO FUERON FIELES,
POR ESO EL CAMINO A ISRAEL SE LE ALARGÓ.
6. EL TIEMPO DE LUCHA SE HACE EN EL DESIERTO,
COMO ABRAHÁN, COMO EL MISMO ISRAEL,
LA IGLESIA AHORA ES QUIEN PEREGRINA.
POR ESTE MUNDO CAMINAMOS HACIA ÉL.
https://n9.cl/9ntxb
¡ALELUYA! (Maribel) (Música: Leonard Cohen)
Jesús nos llamas sin cesar,
de Ti nos quieres hoy colmar,
nosotros te seguimos. ¡Aleluya!
Tú eres el Señor de nuestra vida,
nuestra única Esperanza,
nuestra Luz, y nuestro Guía.
¡Aleluya, Aleluya, Aleluya, Aleluya!
Envíanos tu Espíritu,
que nos dé fuerza al caminar,
somos tu nuevo grupo “ALELUYA”.
Queremos ser testigos de tu Amor,
constructores de tu Paz,
sembradores de Alegría.
¡Aleluya, Aleluya, Aleluya, Aleluya!
Fabienne, Pedro, Benjamí,
Vicenç, Paulina, Agustí,
Mercy, Julia, Patricia y Maribel,
Ramón, Jon Ander, Macarena y Roy,
todos unidos te alabamos,
buen Jesús, nuestro Maestro.
¡Aleluya, Aleluya, Aleluya, Aleluya!
¡ALELUYA! es el nombre que recientemente le hemos puesto a nuestro grupo, el GVJ 24.
Hola como se inicia tu grupo.
Queridos amigos y amigas de Grupos de Jesús:
Somos el GVJ 23, un nuevo grupo virtual que ha comenzado tras la pasada convocatoria del mes de mayo realizada desde la web Grupos de Jesús.
Hemos iniciado esta experiencia 15 personas que vivimos en 6 países diferentes: Argentina, Bolivia, Colombia, México, Panamá y Venezuela.
Acabamos de terminar nuestra reflexión del cuarto tema del proceso de Grupos de Jesús y, al igual que los anteriores grupos virtuales, vamos a compartir con todos vosotros algo de lo que hemos dialogado y compartido
La triple invitación de Jesús
Vemos en este texto del Evangelio a un Jesús de Nazaret, PROPOSITIVO y afirmativo. Si se quiere, esperanzador, receptivo.
Nos plantea una sucesión de acciones: pedir-buscar-llamar. Una sucesión de acciones cuyo resultado va a recibir siempre una respuesta. Una sucesión de acciones que no caerán en el vacío. Una sucesión de acciones que hallan siempre su respuesta correspondiente: dar-hallar-abrir.
Entonces en Jesús, no hay petición que no reciba respuesta. En Jesús, no hay búsqueda que quede en el vacío. En Jesús, no hay llamada frente a la cual se mantengan puertas cerradas. Nadie va a Jesús sin recibir respuesta. No hay accionar del ser humano, sin respuesta para Jesús.
Y Jesús, en su diálogo frente a esta sucesión de acciones, apela a su conocimiento del Padre, a su experiencia vivencial con el Padre, que no deja al hijo sin respuesta, sin amorosa y bondadosa respuesta. Apela a la naturaleza del Padre frente al cual no hay búsqueda que reciba la nada y el vacío por respuesta. Apela a la esencia atenta y diligente del Padre que no hace caso omiso a la llamada del hijo. Apela a la naturaleza siempre misericordiosa del Padre, que es siempre de puertas abiertas.
La confianza total de Jesús
El tener la certeza de que Él está siempre ahí, atento a nuestras vidas.
Como es tan sencillo el que nos invita a: Pedid, buscad, llamad.
El respetuoso a nuestro libre albedrío y atento a nuestras vidas.
El salir desde nuestro repliegue, el buscarlo, el llamar es decisión.
Él nos invita a confiar, con esa confianza total de un bebé dormido en los brazos de su Padre.
Las imágenes de Jesús
Jesús responde a la solicitud con tres imágenes que van delineando el Rostro de Dios en el que ora, cada una con sus propias actitudes, que van mostrando que la oración es un Don de Dios. Primera imagen el rostro de un Padre, la segunda el rostro de un Amigo, y la tercera el rostro de un Mendigo.
La primera imagen de: Un Padre: En Lucas todas las oraciones que hace Jesús comienzan con la invocación “padre”. “Papá” es el nombre de la fuente, de los inicios y de la infancia, el nombre de la vida. La palabra que reconfigura el mundo oracional. Entras en relación con un Dios cálido, que sabe de abrazos y de casa, de calor de hogar, un Dios afectuoso y cercano de quien se recibe lo fundamental para vivir. Así es el Dios (Padre, Papito, Abba) del Reino. Que ama, que tiene bondad, que es misericordioso, que esta con el más necesitado, que no importa el color, la condición, la diferencia, lo que importa es llegar a al corazón dolido, sediento, que sufre; y restaurarlo, sanarlo y amarlo, como un padre ama a su hijo.
La segunda imagen de: Un Amigo: Antes de este texto, se describe la oración como la relación de un amigo, y aquí ha y otra diferencia de la oración cristiana. El rostro del amigo es subrayado por Santa Teresa de Jesús que dirá: “tratar de amistad, estando muchas veces tratando a solas con quien sabemos que nos ama”. Es ese trato de amigo a amigo, que le cuentas todo que le cuentas todos los problemas, logros, sueños y sabes que las guardara en su corazón y las llevara en su oración, el verdadero amigo es la persona que siempre está en la buenas y en las malas, ahí presente, con un corazón dispuesto al servicio, y entregando la vida por el amigo. Ese es Jesús el mejor amigo, el amigo fiel, en que sabe amar.
La tercera imagen de: Un mendigo (el pobre entre los pobres). Los tres verbos con los que Jesús exhorta a la perseverancia en la oración, sin embargo, ante los ojos de Dios, no somos mendigos sino hijos, Un mendigo pide con la mano extendida, no importa el momento ni el lugar, hasta que recibe lo que estaba pidiendo, busca, rebuscando en donde sea posible inclusive en la basura hasta que encuentra algo que necesita y llama a la puerta de las casas para pedir el pan que necesita, e insiste hasta que le abren. La oración para Jesús no es cuestión de emociones pasajeras o de requerimientos inmediatos. Le distingue la perseverancia. Venimos ante Dios con las manos vacías para ser llenados por Él.
Al final se desvela que el mayor don de Dios, el pan bueno que Él da es su Espíritu Santo. Es don de Dios no son las cosas de Dios, sino Dios mismo que se nos da. Ante la habitual pregunta de que si Dios responde a las oraciones decía mi director espiritual: “Dios responde siempre, pero no según nuestros requerimientos sino según sus promesas”
En estas imágenes podemos percibir como Dios está con nosotros todos los días. Un Dios que se involucra, que se une su respiración a la mía que mezcla su lagrimas con las mías. Si oro y no obtengo lo que quiero, con certeza siempre obtendré algo mayor, la atención de un amigo, el don mayor del Espíritu, el rostro de un Padre y el sueño de un fuerte abrazo.
“Coloquio con el Señor (fragmento)
Estamos ciertos, Señor,
de que tus promesas son sinceras y no engañan:
«Pedid y se os dará́, llamad y se os abrirá́».
Animados con estas palabras, queremos hoy pedirte muchas cosas,
que en definitiva se reducen a una sola:
«Venga tu Reino. Hágase tu voluntad».
En esto se resume todo lo que te pedimos.
Señor, se está́ aquí tan bien en tu presencia
que, como Pedro, querríamos hacer tres tiendas para quedarnos contigo:
pero sabemos que este estar aquí contigo, en estas horas serenas,
no puede ser sino por poco tiempo, porque la mies es mucha y los obreros pocos,
y tú nos mandas a trabajar por ti en el mundo:
«Id también vosotros a mi viña… Id por todo el mundo,
y proclamad la Buena Nueva a toda la creación».
Sí, nosotros iremos a trabajar por ti en tu viña,
pero nuestro corazón se quedará aquí, a tus pies,
atento, como María, para escuchar tus palabras de vida eterna;
como tu Madre, que «conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón», para gustar también nosotros tus palabras en nuestro corazón.
Enséñanos a ir y a quedar, a trabajar por ti sin separarnos de ti,
a ser contemplativos en la acción,
a experimentar en nuestro corazón tu presencia de «dulce huésped del alma».
(Pedro Arrupe, sj)” **
Berla, Carolina, Daniel, Fernanda Gerardo, Hernán, Javier, José Rafael,
Laura, María Alejandra, Mauricio, Mayertzy, Néstor F., Néstor H. y Wilson
Grupo Virtual de Jesús 23
Reflexión del GV22. Tema 4
PEDIR
Necesitamos aprender a pedir con sencillez a través del Espíritu Santo, para que sea él quien nos guíe, nos anime y fortalezca. Pedir confiando en la sabiduría y paz de Jesús, para que transforme nuestras vidas a imagen del resucitado.
De manera sencilla, acudimos al padre pidiéndole buscándole y llamándole con la confianza puesta toda en él, que es todo amor y nos escucha. Cuando se hace oración con el corazón, no es difícil hablar con Dios.
BUSCAR
El Espíritu Santo nos da la palabra precisa para ayudar a quien más lo necesite. Buscar también significa ver la mano de Dios en las situaciones cotidianas. He buscado en el silencio, en la meditación, dentro de mi ser y es ahí donde su presencia se manifiesta. Una persona espiritual, llena del Espíritu, sabe compartir y buscar la felicidad de los demás.
LLAMAR
Dejemos que el Espíritu de Dios se manifieste en nosotros. Llamar a la confianza, a la inclusión de los jóvenes, al trabajo pastoral, al encuentro con Dios por medio de nuestras acciones y de nuestras oraciones. Llamar es confiar en que seremos escuchados, nunca estamos solos, Dios está con nosotros. Llamar también es actuar con valentía en el día a día.
COMPROMISO SOCIAL
La gente necesita ser escuchada, requiere palabras de aliento para encontrarse con Jesucristo. Gracias a todos por los trabajos pastorales, por la inclusión de los jóvenes.
El Espíritu Santo nos ayuda a mantener una actitud cercana al padre, confiar en él porque nos ama, somos sus hijos.
La oración grupal es necesaria para comunicarnos con Él, con unidad e integración de todos, nos da fortaleza de manera individual y también nos da mayor fuerza en el llamado de Jesucristo. La oración es un diálogo con Jesús, necesitamos escuchar lo que nos comunica para sentirnos queridos y conectados con Él.
Revalorizar la oración con la familia, con los amigos, con la comunidad; evitar hacer oración de manera mecánica, aprendamos a pedir con sencillez a nuestro Padre, a escucharle atentos, a abrir nuestro corazón, a sentir su presencia y poner acción en su llamado.
Pedir con sencillez, con alegría y con fe. Buscar con perseverancia y confianza. Llamar con seguridad y valentía.
Porque Dios nos escucha, nos ama, nos acompaña y nos guía. Jesucristo quiere que le llamemos, que nos acerquemos con toda confianza, cariño y esperanza. Él quiere que lo encontremos para caminar junto a nosotros todos los días.
Bendiciones, salud y mucho amor para todos los grupos de Jesús.
Ascención, Charo, Concepción, Cristina, Elena, Elsa, María, Enrique, Francisco, Imanol, Jesús, José Antonio, Juan José, Juani, Manuel Ángel, María Cecilia, María Elena, María Nieves, Patricia y Susana.
Grupo virtual de Jesús 22
GRUPO VIRTUAL DE JESÚS 20
TEMA 4 ~ “PEDID, BUSCAD, LLAMAD”
Somos el Grupo Virtual de Jesús 20, que iniciamos nuestro camino de conversión en el mes de mayo de 2019.
Compartimos de este modo con ustedes nuestra Aportación a la Web, elaborada a partir de nuestras aportaciones y diálogo entre quienes integramos el GVJ 20.
La invitación que se nos hace desde el texto evangélico a “pedir, buscar y llamar”, es tomado por nosotras como un gesto del inmenso del amor de Dios. Nos sentimos por ello contenidas por él, lo que nos hace sentir y tener la certeza de que ese amor, como bien se dijo, “no tiene límite” y es incondicional.
Nos sentimos entonces “pobres, perdidas”, sin embargo, a pesar de ello, tenemos la fe suficiente como para entregarnos a Dios y ponernos en sus brazos. También tenemos la convicción de que si, por algún motivo, no recibimos lo pedido, lejos de sentirnos decepcionadas, sentimos que el no recibir lo esperado, nos ayudará a “crecer y abrir nuevos horizontes”.
Ponemos por ésto nuestra fe en Dios, con la confianza de que, al igual que dice el Evangelio de Lucas que se propone en el Tema 4, no siempre lo que pedimos es lo mejor en el momento en que lo hacemos.
En cuanto a las instancias de buscar y llamar, hubo entre nosotras quienes dijeron hacerlo, pero también quienes dijeron que no lo hacían con la misma fuerza que lo hacían al pedir, y se refirieron por ello a sí mismas, como poseedoras de una fe algo “inmadura o infantil”, que revela una cierta actitud de comodidad.
En esta situación, todas reconocemos la necesidad de abrirnos al Espíritu con la íntima y honda convicción de que Jesús nos invita a ser constantes y perseverantes en la oración, para que el Espíritu Santo nos ilumine. A pesar de que sentimos que no siempre nos tomamos el tiempo necesario para rezar, reconocemos en el orar la fuerza que necesitamos. También, haciéndolo en comunidad, pensamos que encontraremos en la oración una forma de evangelización que nos fortalecerá.
GVJ 20
Carmen, Griselda, Luz, Mariana, Natalia, Roser, Shirley
Las tres palabras en que el Evangelista recoge la triple invitación de Jesús son: 1) a pedir para recibir, 2) buscar para encontrar y 3) llamar para que se nos abra. No, me parece que son tres actitudes que convergen (o no) a un mismo camino, sin ser lo mismo exactamente. De ordinario, me propongo empezar pidiendo perdón a Dios, dándole gracias por su amor y por último pedirle lo que creo necesitar, poniendo por encima de todo la santa voluntad de nuestro Padre todomisericordioso y practicando oración contemplativa todos los días.
Si, definitivamente es esta mi experiencia y puedo experimentarla en una doble dimensión: 1) la mística-contemplativa en mis ejercicios de oración y 2) la contemplativa en la acción sobre todo en el servicio en la Granja Nuestra Señora de Guadalupe (Familia Grande Hogar de Cristo), donde herman@s que padecen el flagelo de las adicciones recorren un camino de recuperación. A las palabras de Jesús, me parece que debemos entenderlas como una relación directa e íntimamente relacionada de oración-caridad.
Lo que siento al escuchar hablar a Jesús de manera tan sencilla a sus seguidores es su cercanía, su deseo de enseñarnos con esa pedagogía tan particular de su ser nuestro maestro y el deseo de imitarlo en la caridad. Si, pienso que Dios necesariamente es y tiene que ser mejor que tod@s nosotr@s, porque él es nuestro creador, el alfa y el omega, el principio y el fin de todo cuanto ha sido por él creado; en pocas palabras, nuestro Padre celestial es la perfección de la santidad. Confiar en Dios es ponernos enteramente en su corazón todomisericordioso, abandonarnos en su divina providencia con una fe inquebrantable a pesar de las dificultades de este mundo transitorio y sentirnos -como reza el séptimo mandamiento del Santo Temor de Dios- niñ@s en los brazos de su Padre.
Las cosas buenas que por lo general solemos pedir a Dios es la salud, el trabajo, el pan de cada día y nuestra felicidad, que se esconce detrás de una aparente armonía y paz con todo ordenado, sin dificultades, sin sufrimientos, etc. y no como la verdadera paz que nos regala Jesús: “mi paz les dejo, mi paz les doy; pero no como la da el mundo (Jn. 14, 27)”. Si, he oído muchas veces a personas pedir el Espíritu Santo cuando comenzamos a meditar la Palabra para que nos asista en el entendimiento, cuando estudiamos para ilumine nuestra mente, al Sacerdote cuando comienza la celebración de la Santa Misa para preparar nuestros corazones, al/la Catequista para dar inicio al encuentro, en las celebraciones dela Renovación Carismática y en muchas otras hermosas oportunidades.
Si, definitivamente y gracias a Dios tengo la experiencia de que cuando rezo estoy acompañado por el Espíritu Santo que me llena de la gracia divina, voy encontrando el amor, el perdón y la sanación en mi interior, a la vez que mi vida y mi personalidad se van integrando cada vez más. Seguro que Dios se me hace presente, aún cuando la oración no siempre resuelve mis problemas a mi manera, pero si me da la fortaleza y la templanza de seguir andando.
Si, definitivamente necesito pedir a Jesús su Espíritu Santo y lo hago cada día que comienzo mi oración contemplativa, no sólo para que venga a mí, sino para que descienda sobre el corazón de tod@s cuantos me son regalados en la oración de los cinco dedos de nuestro papa Francisco porque es quien me guía.
Siento que Jesús me dice que aún a pesar de mis pobres oraciones, nuestro Padre siempre me escucha y tiene lo mejor para mí, que es su Espíritu de verdad y vida en abundancia.
Si, se puede en esta sociedad aprender a orar a Dios en las parroquias y capillas, en los grupos de oración, en Escuela de Comunidad, en Grupos de Jesús, en el acompañamiento espiritual, en los retiros y convivencias, y tantos lugares más que nos ofrece nuestra madre Iglesia en Jesús. Si, definitivamente la oración nos cambia la vida, nos enseña a amar, nos hace más pacientes, nos enseña a ser compañer@s de camino de quienes sufren, nos va liberando de nosotr@s y de nuestros apegos para hacernos más parecidos a Cristo en su compasión. A veces me es más fácil rezar, me dispongo con gran entusiasmo y disfruto del momento de silencio; otras, es un poco más difícil, siento ansiedad, quiero salir corriendo y me da la sensación de que Dios nos envía a su Espíritu Santo en mi auxilio.
Creo que la oración en familia, por pequeña que sea, siempre llega al Corazón de Jesús por medio de su Espíritu Santo y nos va convirtiendo interiormente para ser más herman@s.
Si, siempre que se da la oportunidad y la otra persona está abierta a la oración, busco rezar con esas personas que necesitan desahogarse, que están deprimidas, enfermas, que no saben hablar con Dios y que ya no recuerdan sus oraciones de la infancia, o que quizás nunca nadie les enseño a orar.
TEMA 4 “Pedid, buscad, llamad”
APORTACIÓN A LA WEB
Queridos amigos y amigas de Grupos de Jesús: Somos el GVJ 19, que iniciamos nuestra experiencia a partir de la primera convocatoria de Grupos virtuales de Jesús de este año, el pasado mes de enero. Queremos compartir algunas de nuestras reflexiones sobre este cuarto tema de Grupos de Jesús.
ORARLE AL PADRE A LA MANERA DE JESUS
El Evangelio de esta reunión muestra a un Jesús que vive de forma audaz y confiado en su Padre. Como un niño se fía de los cuidados de sus papás cuando juega en un parque: a veces con una visión inocente, o con la seguridad de que cualquier dolor encontrará remedio o sentido en su Padre.
Para poder orar a la manera de Jesús debemos quitar todo el ruido posible y dejar frente a cada uno La Triple invitación: “Pedid, Buscad, llamad”.
Es creer que lo que oyes es verdad y comenzar a PEDIR (ojos y oídos abiertos para constatar la realidad de la promesa).
De repente, como rodeado de vegetación, «BUSCAD y ENCONTRARÉIS» uno comienza a apartar toda la maleza sin ver nada, oir nada ni siquiera una mínima brisa, pero JESÚS nos dice que recibiremos, que encontraremos y le CREEMOS.
ORAR EN MEDIO DE TANTA CONFUSION QUE DA EL MUNDO
En la oración siempre hay que pedirle a Dios que nos ayude a ver claro en medio de tanta confusión cultural, ideológica y espiritual. Una de las cosas que más daño le hacen al ser humano y por ende a la sociedad es la mentira o, lo que es peor, la mentira disfrazada de verdad. El Papa Francisco dijo en Manila (Filipinas), en 2015, que «la gran amenaza para el plan de Dios sobre nosotros es, y siempre ha sido, la mentira».
Por eso nos surgen preguntas, ¿Quién necesita pedir? ¿Qué me impide pedir? ¿Quién necesita buscar? ¿Qué me impide buscar? ¿Quién necesita llamar? ¿Qué me impide llamar? ¿Quiero pedir, buscar, llamar? ¿Qué pedir, qué buscar, a dónde, y a quién llamar?
Pedir con la actitud de no sentirse autosuficiente, de no pensar que se es rico en fe. Pedir no es malo, es una actitud de reconocernos pequeños, reconocernos débiles y mostrar en lo que crees y por qué crees.
Pedir es también una actitud de búsqueda: buscar es interrogarse, dudar, mirar con curiosidad, como los niños, dejarnos asombrar. Buscar es aprender a reconocer el camino, es algo dinámico. No quedarnos sentados a que la vida pase.
NOS HACEMOS CONSIENTES DE LA IMPORTANCIA DE ORAR
Pan, pez huevo. Cosas necesarias, básicas para alimentarse Versus veneno (serpiente, escorpión) armas, odio, guerra (piedra). Estas imágenes tan sencillas tienen una gran simbología.
Cuantas personas ayudan en esta sociedad sin tener creencias religiosas; querer es humano, a todos nos conmueve el dolor ajeno, tengamos o no fe, y más nos duele el dolor de los cercanos, amigos y familiares, de los hijos, hermanos, padres. Así que el Dios del Amor ¿Cuánto se conmueve por cada uno de nosotros?
Hemos hecho conciencia de que Dios nos responde cuando le pedimos, cuando lo buscamos, y cuando lo llamamos. Ciertamente, en ocasiones tenemos que alimentarnos de paciencia porque nos ganan las ansias del deseo de una pronta respuesta. Y también nos hemos exigido ha abrirnos a sus diversas formas de responder, pues no siempre lo hace de la manera en que lo espero. Pero siempre nos contesta desde su infinito amor.
GVJ 18 Compartimos nuestras reflexiones del tema 4
Orar no se trata de buscar, pedir y encontrar “cosas”, pese a que sean buenas, sino de encontrar a “Alguien”. El tema me anima a pensar que Jesús nos invita a buscar una intimidad más profunda con Dios comprendido como el auténtico Papá. Él puede ofrecernos su Espíritu, es decir, su Amor.
Pidamos la gracia del Espíritu Santo, que por favor nos invada, es lo que le pido, que me ilumine y me haga más prudente, inteligente para encontrar el camino que me lleve a él. Que me lleve a soportar “su yugo”.
Tres palabras: Pedid.- Buscad.- Llamad. Palabras conocidas y que sabemos se hacen realidad -si estás en contacto con Jesús- y si te conformas a que no se realicen tal cual tu esperas.
No he pedido la fuerza del Espíritu Santo. He convertido mi oración en monotonía y no en una convicción de llamar al padre y reconocerlo como mi único dador de la vida. Debo orar en todo momento como lo hacía mi buen Jesús, incluso antes de la crucifixión pidió fuerzas al padre para soportar la prueba, hoy comprendo qué debo orar más intensamente y clamando al Espíritu Santo.
Que gracia del Espíritu Santo nos guíe por el camino donde seguiremos encontrándonos con Jesús
Las reflexiones de este tema son un gran acercamiento a la vida en muchos sentidos totalmente humanos. Por un lado, Jesús nos propone buscar, llamar pedir el Espíritu Santo, del otro lado está nuestra humanidad que se empeña y logra establecer un diálogo con Dios al que hay que comprender y saber qué es lo que quiere de cada uno y saberlo gestionar.
Creo que tenemos un doble desafío. El de encontrar tiempo para vivir (leer y meditar el tema) y aún el desafío de poner por escrito nuestra reflexión, nuestras conclusiones. Necesitamos tener paciencia cuando ocurren las lagunas como las que surgieron en este tema 4.
Queridos hermanos, somos el Grupo Virtual de Jesús número 17, y hemos decidido llamarnos Sal de la Tierra, porque es lo que anhelamos ser.
Al transitar por este cuarto tema, hemos meditado y compartido pareceres sobre la oración. Les dejamos algunas líneas de nuestro intercambio. Al final del mensaje compartimos también los link donde está nuestro dialogo completo.
…Cuando oro pidiendo algo, tengo confianza en que Dios me escucha y me dará lo mejor…
…podemos aprender a pedir a Dios por el bien de todos, no sólo de los cercanos. Aprenderemos, [asi],a vivir con el Espíritu de Jesús…
…es fundamental para hacer avanzar una Fe creíble, el ir superando concepciones míticas sobre el mundo y sobre Dios…
…Creo que Dios no puede intervenir para modificar las leyes naturales que nos constituyen, sin las cuales, sencillamente, no seríamos…
…algunos siguen tratando de «vender» una fe basada en «milagros», como si creer consistiera solo en sentarse a repetir rituales mágicos…
…Pretender la transformación de la realidad es, muchas veces ,eludir la verdadera y necesaria transformación, que es interior…
…oración debe ser abandono en la gratitud y la confianza…
…Mi oración se convierte en gracias y en pedir perdón por pedir, a veces, pequeñeces…
…Señor, enséñanos a pedirte lo que tu sabes que necesitamos y auméntanos la fe…
… [Dios] Siempre esta, siempre ha estado, y siempre estará…
…Si el Espíritu del Padre Bueno, viviera en los corazones de todos nosotros, esta tierra seria un paraíso, “el paraíso”…
…Buscar de Dios es innato en nosotros, como cuando éramos pequeños y aprendimos caminar…
…si intentamos la búsqueda solos, nuestra lámpara puede apagarse, pero si estamos acompañados, unos avivaremos la llama de otros…
…Jesús me abre esa puerta, me posibilita confirmar mi experiencia humana y mi aspiración espiritual entonces se hace cercana la relación a su Espíritu Santo…
…orar nos coloca y también nos descoloca, nos alimenta y nos consuela…
…Una oración en familia es un momento de gracia…
Saludos a todos
Lilia, Malka, Raimundo, Mario, Jon, Guadalupe, German, Cecilia, Maru, Cristian
Documentos completos:
https://1drv.ms/w/s!AmfQylVRjh4ozwgbuC3MWGF9TFGm
https://1drv.ms/w/s!AmfQylVRjh4oyVrcnMb0Wjl9KV5f
No puedes pedir si buscas, ni menos llamar
Un saludo de parte del GVJ Shemá. Compartimos a continuación nuestras reflexiones en este tema número 4, pidiendo a nuestro Señor Jesucristo que nos ilumine con la luz de su Espíritu Santo:
-Lo que tengo claro es que Dios me da lo que necesito y nada más, si lo llamo… pues, a veces siento que me escucha y otras pues me quedo en una ausencia total. Pero nunca dudo de que Jesús esté en mi vida.
– Todo esto me lleva a alegrarme y a fortalecer mi confianza en el Señor, a esperar activamente –no sentado y con los brazos cruzados–, y a ponerme a caminar. Hoy pido esperanza y me comprometo a buscar amor y llamar a la puerta del Corazón de Dios que late, intensa e incesantemente, en el pecho de mi hermano.
– El Espíritu Santo, irrumpiendo en la historia, vence a la aridez, abre los corazones a la esperanza, estimula y fomenta en nosotros una madurez interior en nuestra relación con Dios y con Jesús, para fortalecernos con esa fuerza impulsadora, a convivir con los hermanos y atender de manera integral a los más necesitados.
– Interpreto las palabras de Jesús como una invitación a la confianza plena en el Padre, no solamente a creer el Él sino a creerle a Él, a reconocernos como sus hijos amados, que aunque indignos de ese amor, lo tenemos por su misericordia.
– Vivimos en una sociedad en la que nos gusta tener las cosas de inmediato, por eso se nos hace tan tedioso orar. El camino de Jesús es lento, se va haciendo paso a paso y actualmente no estamos acostumbrados a tener paciencia, a esperar, a resignarnos.
– Las palabras de Jesús son muy sencillas pero al mismo tiempo llenas de profundo significado. Ese lenguaje sencillo es una manifestación más de que Jesús quiere que todos, personas preparadas y las que no lo están, establezcan esta relación con el Padre y de que podamos captar la universalidad de su mensaje. Él llama a todos, buenos y “menos buenos”, a una relación de confianza en Él.
– Para mí confiar en Dios es saber que como PADRE va a estar a mi lado siempre: animándome, apoyándome e infundiéndome ánimo en los momentos difíciles. Y alegrándose conmigo en los momentos buenos, porque si yo como madre imperfecta lo hago con mis hijos, cuánto más lo hará nuestro PADRE perfecto (DIOS).
– Pedir, buscar, llamar. Para ello he de volverme como niña, ya que como persona adulta autosuficiente, ni pido – más bien exijo-, ni busco – recrimino a otros a que busquen-, y mucho menos llamo, ya que espero que las puertas se abran tan sólo al sentir mi presencia, como esas puertas automáticas de los comercios. Entonces si regreso a la niñez, sí que pido, busco y llamo, pues todo lo espero de mi Padre que me ama.
– El pedir, el buscar, el llamar es algo natural, es algo vital por toda creatura, es algo de todos los días, en todo lo que se hace. Nadie de nosotros puede valerse por sí mismo, todos necesitamos sentirnos mirados, protegidos, sostenidos, y el hecho de pedir, buscar y llamar nos permite fortalecer siempre más esta relación de amor íntima y existencial con el Dios de la vida.
– Para mí «confiar en Dios» es abandonarme en sus manos, como un niñito se abandona a sus padres, sabiendo que le proveerán de lo necesario. Dios conoce mis necesidades (espirituales y materiales) y sabe en qué momento de mi vida actuará.
-Patricia -Miriam -Charo –Rosario –Carlos –Blanca –Pedro –Aurora –Eduardo –Mary Carmen –Tarcisia –Edgar.
En el GVJ “Camino de Emaús” estamos acompañando en su dolor a nuestra compañera Graciela, que acaba de perder a su madre.
Hemos vivido con intensidad este Tema 4 y hemos puesto en común la forma en que cada uno se acerca a Dios en la oración. Ha sido muy enriquecedor. Recogemos aquí alguno de los pensamientos compartidos:
• “…Durante mucho tiempo, y a veces ahora, mi relación con Dios era el de una hija caprichosa que solo pide lo que ella cree que en ese momento necesita… Poco a poco descubro que lo que Jesus me invita a pedir es aceptar la vida tal y como es y tenerlo a Él como guía de mi camino”.
• La sociedad nos invita a ser desconfiados, a ponerlo todo en duda o en tela de juicio. Y precisamente Jesús nos está invitando a todo lo contrario. Pedir sin esperar nada, buscar sin esperar encontrar, llamar sin esperar que te abran… Al sencillo y al humilde se le abren las puertas, porque la gente llega a confiar en Él.
• Rezar es complicado porque sentir a Dios presente en la oración viendo que los rezos no resuelven mis problemas concretos, pero no es imposible orando con la sencillez con que nos enseña Jesus en este Lc 11, 9-13 y Pidiendo su Espíritu Santo que transforma y reaviva.
• Y, aunque siento que aún no tengo la confianza plena para abandonar mi vida en sus manos y olvidarme de mis problemas, sé que Él está conmigo y que todo llegará según su designio, cuando Él lo crea oportuno, cuando yo menos lo espere.
• Supongo que confiar en Dios, es confiar en la vida, en el devenir de los acontecimientos, que aunque desconozcamos el rumbo de nuestra existencia, que aunque todo nos parezca problemático y fuera del alcance de nuestras posibilidades, tenemos que aflojar nuestro temor y confiar en que de la forma más inesperada muchas veces, los problemas más difíciles tienen una solución, la vida que parece tan frágil sigue su curso, y el sentido vuelve a renacer una y otra vez.
• Es el mundo al revés: En vez de estar en silencio, despierto y expectante para sentir la presencia del Señor en mí, actúo como pidiéndole al Señor que esté Él despierto y expectante, y aproveche los pocos momentos en que mi mente no me mantiene ocupado en otras cosas, para hacerse presente en mí.
• Creo que a veces ante algunas situaciones de la vida necesitamos de una fuerza o de una fe superior a la habitual. Y esa fuerza especial es la que creo que nos puede llegar del Espíritu de Dios. No sabemos por donde o como llega pero salimos de situaciones difíciles de la mejor forma. En esas situaciones creo que ha intervenido el Espíritu de Dios.
• Tengo la experiencia que cuando estoy buscando, respuestas, caminos, soluciones, claridad, y le pido a Dios que me ilumine…me llegan las respuestas, puede ser por medio de un libro, una conversación, la homilia del domingo, alguna publicación de Facebook, un mensaje de WhatsApp! Siiii me sorprende y maravilla como me llegan respuestas así….
• «Dios no cambia las cosas, sí el corazón de las personas que pueden cambiar las cosas».
• Esta reflexión me ha hecho darme cuenta de que con frecuencia pido a Dios desde el entendimiento de que ´´merezco´´ lo que estoy pidiendo, sin nada de humildad y confiando más en mis propios méritos que en su misericordia y amor de padre que no le hace solo dar cosas buenas a sus hij@s.
• Cuando algo me preocupa o me duele, lo “converso” con Jesús, le planteo mis temores y mis angustias y se lo dejo en sus manos: que resuelva lo mejor, que me haga ver claro, que me dé indicios de cómo proceder y espero… Y en esa espera, ya me siento reconfortada…
Terminamos con una reflexión de Pedro Arrupe, S.J. que nos remite Adriana:
No hay nada más práctico que encontrar a Dios. Es decir, enamorarse profundamente y sin mirar atrás.
Aquello de lo que te enamores, lo que arrebate tu imaginación, afectará todo.
Determinará lo que te haga levantarte por la mañana, lo que harás con tus atardeceres, cómo pases tus fines de semana, lo que leas, a quién conozcas,
lo que te rompa el corazón… y lo que te llene de asombro con alegría y agradecimiento. Enamórate, permanece enamorado y esto lo decidirá todo.
GRUPO VIRTUAL BETANIA
Saludamos a los miembros de la familia de los “Grupos de Jesús”, así como a quien por curiosidad y/o búsqueda personal, ha navegado por la red y llegado hasta este espacio.
Por ahora, el grupo lo conformamos: Ángela, Damián, Gustavo, Julián, Teresa, Carmen, Gioconda, José (recientemente se ha incorporado a un grupo presencial), Juan Arturo, Lourdes J., Mª de Lourdes V., Mercedes y Belén.
Nuestro grupo en la actualidad es el resultado de la fusión de dos grupos y con gusto compartimos nuestra reflexión común del Tema 4 – Pidan, Busquen, Llamen (Lucas 11, 9-13).
ACERCAMIENTO AL EVANGELIO
Este texto de Lucas, es un llamado a seguir a Jesús y a fortalecer la confianza en el Padre cómo Él lo hace, Él es Hijo, Él tiene la Experiencia, Él es Testigo y Testimonio.
Desde el seguimiento de Cristo y cultivando la confianza en su Padre y en nuestro ser de hijos e hijas, el pedido es desde la libertad, desde reconocernos parte de un Dios que nos comparte su vida y parte de su Ser y por tanto el pedir si se hace desde Él, dará la seguridad de que pediremos y recibiremos, buscaremos y encontraremos, llamaremos y se nos abrirá puesto que ya no pediremos desde nuestro ego, desde nuestros intereses, sino desde la voluntad del Padre. Se nos invita también a considerarnos hijos de Dios y dar todo aquello que conduzca a la construcción de su Reino en la Tierra.
Jesús, nos presenta a un Dios que nos quiere, nos cuida, nos acompaña, nos entiende, que sabe lo que necesitamos y que nos ama.
Cuando acudimos a nuestro Padre, con poca fe, no profundizamos en el trato con Él, no nos adherimos a Jesús, surge inmediatamente la duda, no meditamos ni compartimos la palabra, no la hacemos vida, nos quedamos en lo superficial, en lo ritual, andamos distraídos por las exigencias de este mundo, por lo que nuestras peticiones no obtienen respuesta.
“Pidan y se les dará”, nos conduce a acudir al Padre desde nuestras realidades; ejercitando la paciencia, como don del Espíritu Santo indispensable en la oración, suplicando Su atención si lo pedido es conforme a Su voluntad. Lo que mejor podemos pedir es su Espíritu.
“Busquen y encontrarán”, una luz se abre ante nosotros para para buscar el Reino de Dios y su justicia, para aprender a amar a cada hermano desde su realidad. Dios necesita también de nuestra colaboración, desde donde nos guía y acompaña, buscando su Espíritu dentro de nosotros.
“Llamen y se les abrirá”, no sólo es tocar una puerta sino disponernos dócilmente con insistencia a la Vida espiritual, caminando de la mano de nuestro Padre y llamando a su Espíritu para que nos ayude en la construcción de su Reino.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
CONVERSIÓN PERSONAL
Nuestra oración debe conducirnos a un proceso de conversión permanente, que nos acerque a nuestro Padre, a través del arrepentimiento y de la acción de gracias, pidiendo siempre que su Espíritu se haga presente en nuestro prójimo y en nuestras vidas; para ello sólo se requiere de un pequeño entrenamiento de atención, vaciarnos de todas nuestras sombras para dejar que la Misericordia de Dios nos transforme en sus seguidores.
Las búsquedas, preguntas, dudas y certezas que Jesús tuvo durante su vida nos han de otorgar el patrón a seguir para llegar a la comunión con nuestro Dios y así llevar a cabo su misma misión, desde la dedicación de toda nuestra existencia a Él, pues así todo lo que acontece en nuestras vidas estará bajo Su protección. Esta inquietud nos ayudará a resignificar nuestras relaciones, proyectos, trabajos y nuestra relación con Dios.
Pedir a nuestro Señor, que tengamos necesidad de Él, es el mejor bienestar que siempre nos proporcionará, de igual modo que es el mejor de los regalos que podemos ofrecer a nuestros semejantes, “la necesidad de Dios”.
Hay ocasiones que percibimos que Dios nos da muestras y señales sobre planteamientos y anhelos que tenemos, pero nos deja un espacio para que vayamos encontrándolo según nuestra disposición, incluso esta vivencia nos crea conflictos internos, a la vez que nos vamos encontrando con situaciones que responden a aquello que en realidad nos acerca a Jesús. Estas contradicciones que sentimos, se deben a la confusión que nos causa el que nuestras peticiones no se correspondan con el Proyecto Divino.
En este momento de nuestras vidas nos vemos como seres necesitados de Dios amados profundamente por Él y por lo tanto dignos de amarnos a nosotros mismos.
COMPROMISO EN EL PROYECTO DE JESÚS
Este grupo ha de ser para nosotros un espacio para encontrar en la oración la fuerza del “Espíritu Santo” que nos muestre ese eslabón que nos falta para conectar con Dios, y desde ahí podamos acompañar en el camino de la Vida a quienes más lo necesitan, movilizándonos, actuando, luchando por la justicia, comprometiéndonos con la realidad, con la gente, con la vida, mirándonos a los ojos, uniendo “Contemplación” y “Acción”, intentando hallar así la verdad y el sentido de nuestra existencia.
En las tres palabras principales de este texto de Lucas se resume la experiencia de Dios en la vida del ser humano: un Dios que se nos da, un Dios que hacemos nuestro y nos damos con él a nuestros hermanos.
ORACIÓN
Enséñanos, Señor a darnos a los demás, de forma auténtica, sin esperar nada a cambio, ni del prójimo y ni de Ti, a invocar a tu Espíritu que nos ilumine y nos ayude a vaciarnos de las sombras que reducen nuestra libertad de ser y de entregarnos a los demás.
Qué Jesús de la Vida nos siga acompañando en el desafío de ser más fieles a su proyecto.
Gracias Padre Misericordioso, por enviarnos tu Espíritu, por solucionar nuestras necesidades, por dejarte encontrar en la Eucaristía, en el hermano sufriente, en los descartados por la sociedad y por la religión.
“Señor Padre mío, me abandono en Ti. Haz de mí lo que quieras. Lo que hagas de mí te lo agradezco, estoy dispuesto a todo, lo acepto todo. Con tal que Tu voluntad se haga en mí y en todas tus criaturas, no deseo nada más, Dios mío. Pongo mi vida en Tus manos. Te la doy, Dios mío, con todo el amor de mi corazón, porque te amo, y porque para mí amarte es darme, entregarme en Tus manos sin medida, con infinita confianza, porque Tú eres mi Padre.”
Un abrazo fraterno
TEMA 4. ¡Pidan, busquen, llamen! (Lucas 11, 9 – 13). APORTACIÓN A LA WEB
Queridos amigos y amigas de Grupos de Jesús:
Somos el GVJ “HÁGASE TU VOLUNTAD” y compartimos algunas de nuestras reflexiones sobre el cuarto tema de Grupos de Jesús.
Acercamiento al Evangelio
Dios se «muere de ganas» de dárnoslo Todo al mismo tiempo deja que seamos nosotros quienes tomemos la iniciativa, que pidamos, que busquemos, que llamemos. Dios nunca impone su AMOR. En la puerta espera como un mendigo, Él que lo es TODO. Pedir el Espíritu Santo da vértigo. Sabemos que no volveremos a ser los mismos. ¡Ven Espíritu Santo! En los días previos a Pentecostés lo pido con las manos alzadas.
Con que firmeza y rotundidad nos dice Jesús: Pedid… Buscad… Llamad… Es una Palabra que infunde confianza, seguridad, paz. Gracias Señor, por tu amor tan cercano y detallista. Te pido más confianza, más sencillez de niña en tus brazos. Sé que las faltas que más deben herir tu Corazón son las faltas de confianza de tus amigos. Confío, Dios mío, ayuda mi
La triple invitación de Jesús. «Pedir», «buscar» o «llamar». Tres acciones diferentes que en nuestro camino por la vida realizamos a diario. Veo como Jesús, una vez más, nos enseña e invita a Confiar, como El, en Dios Padre Todopoderoso, quien todo lo puede y todo nos da con tan solo Pedir, Buscar y Llamar…. Pedir el Espíritu Santo. He tomado conciencia de lo importante que es pedir a Dios la presencia del Espíritu Santo para que ilumine mi razón, entendimiento y abra mi corazón para poder interpretar y compartir su palabra, para acercarme y conocer a Jesús cada día más.
Tres verbos imperativos que me ponen necesariamente «en camino», en búsqueda de algo que no tengo, pero que puedo encontrar solamente en Él. Esta Palabra de Jesús, me invita a la perseverancia, a la constancia, a no desanimarme, a confiar, a esperar, a saber que siempre Él está ahí para escucharme y acoger mis necesidades. Esta Palabra nos hace una invitación a abrir nuestros corazones cada día y también a buscar esa puerta que es Jesús, para entrar y morar en Él toda nuestra vida.
Cada acción es correspondida por Dios que escucha y responde con generosidad a quienes le piden, le anhelan, le necesitan, se pone la fuerza, se resalta no el pedir sino el recibir. Dios tiene que llegar un bien mayor y ese bien es la presencia del Espíritu Santo, un regalo que afecta más al mundo espiritual.
Acercamiento a la vida
«Señor, te doy gracias por poner en mi alma tantos anhelos por los que pedir, buscar y llamar, siempre necesitada de tu gracia, de tu ayuda y sobre todo del tu Espíritu. Gracias, buen Dios, gracias también a María, nuestra Madre, que tanto nos ayuda en el Camino hacia Jesucristo.»
Siempre es necesario pedir a Dios la fuerza que solo da el Espíritu Santo para toda oración o realizar cualquier tipo de actividad en nuestra vida cotidiana y nunca será suficiente pedir por los más necesitados y olvidados de nuestra sociedad y creer que esto nos va dando una mejor vida y calidad como persona humana que somos.
Tengo la experiencia de recibir cuando pido a Dios y sigo recibiendo sus Bendiciones diariamente. Cuando busco, lo cual se ha vuelto cada vez más frecuente, encuentro
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inquietudes y a la vez respuestas en mi interior que me invitan a querer conocer más
a nuestro Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Sí, he descubierto que necesito pedir a Jesús su Espíritu Santo y lo hare costumbre
diariamente y en cada momento, no solo para mí, sino también para mis seres queridos, familia, amigos, los más necesitados, la iglesia, el Papa. Señor te pido que me sigas alimentando e iluminando con la presencia del Espíritu Santo.
A veces no soy consciente de que Dios está respondiendo. .. que responde siempre, aunque no a mi modo. Ruega al Señor para que su Espíritu nos conceda a todos vivir en íntima oración con Él.
Pedir el Espíritu Santo, que es aliento de Dios, que da vida, que renueva y purifica. El aliento del Amor. Pedirlo y quedarse en él. Hacer en él la oración. El fruto del Espíritu en mi oración ha sido la paz. Dar gracias a Dios por mi vida. No pedir nada. Solo traer a la oración quien soy, mis cosas, mis preocupaciones. Estar ahí, en el Espíritu. Y el resultado ha sido sentirme en paz. Y desde ahí percibo una perspectiva nueva para enfrentar las cosas, esa preocupación.
Si esta oración ha reflejado tu necesidad y la has dirigido a Dios con total sinceridad, puedes tener confianza en que Dios la ha recibido y, por consiguiente, con toda seguridad, un cambio maravilloso y extraordinario ha comenzado a tener lugar en tu vida.
Jesús nos invita a pedir, buscar y llamar y nos promete el Espíritu Santo a los que se lo pidamos… Mi compromiso es orar más, buscar más tiempos de encuentro con Jesús.
Oremos:
“Señor quien más que tú conoce mis necesidades y debilidades. Te pido Padre Santo vivir siempre en presencia de tu Espíritu, que seas esa luz que siempre ilumine, mi corazón, me mente y mi camino. Llena mi vida de Amor y sabiduría para liberarme de tantas ataduras que no me permiten abandonarme en ti. No permitas que me aparte de ti”.
«Hágase tu voluntad», Señor, en nosotros como la hiciste en María y concede a cada uno la gracia de una conversión profunda.
Ana Ma, Jorge Arturo, Jorge, Gabriela, Marcela, Ma José, Mónica, Stella y Yolanda.
Querida familia de los Grupos de Jesús. Saludos fraternales en Xto.
Somos el GVJ TABOR y cuanto más nos acercamos a la Palabra de Dios, mucho más comprendemos la necesidad de nuestro trabajo y entrega al Reino de Dios en la tierra. Y nuestra existencia, hasta ahora un pedregal, se va convirtiendo en tierra arcillosa para ser moldeada, para que El sea nuestro alfarero y nosotros seamos el vaso nuevo que precisamos ser, para darnos y entregarnos a todos los que nos necesiten en cuerpo y en alma.
Os dejamos con nuestra aportación al tema 4 – Pedid, buscad, llamad
ACERCAMIENTO AL TEXTO EVANGÉLICO:
El Espíritu Santo, es la sabiduría y amor del Padre, y cuando Jesús nos invita a pedirlo; nos esta dando la posibilidad de recibir el regalo mas grande de todos, pues Él, nos hace comprender la verdad sobre Dios y la verdad sobre el hombre llevándonos a vivir en la plenitud de vida que Dios como Padre bueno quiere para sus hijos. Jesús nos enseña a buscar el Reino de Dios asegurándonos que todo lo demás vendrá por añadidura.
Porque en infinidad de ocasiones he “llamado” y he sentido la puerta, el corazón, el alma abierta a mis suplicas. Al “Pedir” es que no puedo caminar sin sentir Su presencia, Su Consejo, Su Luz, Su fuerza, Su Amor, Su Misericordia, Tu mano firme en mi debilidad, Tu Omnipotencia en mis momentos de tormenta y turbulencias. Señor, no se que seria de mi, si no Te encontrase al pedir, al buscar, al llamar. Ten piedad de los que no te buscan y no te llaman, ilumínales el camino para que Te conozcan
Jesús en su época logró llegar a las gentes sencillas y humildes que necesitaba oír este mensaje tan cercano, fácil de entender y que no estaban apegados a lo material, a la ambición del mundo. Hoy sigue diciéndonos: “Pedir y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá” De hecho a los que hemos pedido, buscado y llamado, ya estamos recibiendo a través de los GVJ los mejores dones, enseñanzas, aprendizaje y los mejores hermanos y hermanas en la fe para que juntos caminemos hacia la construcción del Reino de Dios. Ya Él nos lo dijo “Buscad, pues, primero el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás se os dará por añadidura.” (mt 6,33)
Necesito la asistencia del consolador que me infunda sus dones: Entendimiento, Sabiduría, Consejo, fortaleza, Ciencia, Temor de Dios, Piedad, redescubiertos con este tema ya que, según mi parecer y vivencias, no se le da mayor énfasis, por lo menos en el ambiente que me rodea. Todo esto me motiva a pedirle al Paráclito su constante asistencia para mí y todas las personas de mi entorno, comprometiéndome a difundirlo. De esta manera, no solo mi voz se alzará en oración sino que será una acción multiplicadora pidiendo al Dador de la Vida su espíritu, para transformar nuestros corazones
COMPROMISO CON EL PROYECTO DE JESÚS
Cuando se ora a Dios con el corazón, no es difícil hablar con El. Estoy hablando con mi Padre; como tal, le hablo en un lenguaje sencillo y comunicativo; a veces hasta siento su sonrisa y sus caricias. Señor, quiero ser un instrumento a tu servicio; quiero ser un digno servidor en la construcción de tu Reino aquí en la tierra. Envíame Señor Jesús tu Espíritu Santo, para que vea con los ojos bien abiertos a la luz del conocimiento que me infundes. Bendito seas Señor.
Creo que hay muchas personas deseando ser escuchadas; desahogarse con nosotros y en más de una vez he tenido con mi mujer la ocasión de escuchar a personas que necesitaban hablar y compartir con nosotros sus penas, sus problemas, sus dudas, sus experiencias. Siempre que podemos atendemos con amor a los que nos necesitan. Es una bella experiencia. El corazón y el alma necesitan el bálsamo de la palabra y el cariño.
Cuando sabes que la autentica oración es hablar con Dios, es sentirle Padre, lleno de Misericordia, perdón, amor y comprensión, con el lenguaje mas sencillo que puedas emplear, cuando debes ser como un niño para ponerte delante del Padre, mostrando todas tus debilidades, pero todos tus anhelos para recibir Su gracia plena. La oración se hace fácil, cuando te pones ante Dios desnuda de vanidades, de ambiciones, de intereses personales, de egoísmos y pides que sea tu alfarero para hacerte de nuevo, con la forma que El quiera darte, confiando que te dará fuerza para poder hacer cuanto te pida. Creo que con las personas mayores y las humildes lo tenemos fácil: Mirar con amor…. Coger las manos con amor….acariciar el rostro con amor….lograr sacarles una sonrisa…..Todo eso es Amor y la siembra es bella.
Me siento amada y bendecida por el Abbá que me escucha que me valora como soy y comprende mi dolor. Y así con la confianza de que el Espíritu de Dios habita en mí, tomo conciencia de que mi vida sólo tiene sentido en la entrega. Y esta entrega la pongo en práctica, olvidándome un poco de mí y procurando ser testimonio del evangelio de Jesús con mi vida.
También rezo a veces con mi marido y es una experiencia especial. Intento rezar con mis hijas o por lo menos mostrarles orgullosa mi cercanía a Jesús y demostrar con mi actitud que la vida es más bonita y más plena si caminamos con El. El me dice que no me canse de pedir, de buscar, de llamar…. Por la mañana, muy temprano, a ser posible cuando amanece salgo a caminar y es caminando y en la naturaleza cuando dialogo con nuestro Padre. Me comprometo a no olvidar que es el Espíritu Santo quien hace que Jesús este vivo hoy entre nosotros.
ORACIÓN
Háblame Jesús de Tu amor, Háblame del Amor del Padre, Háblame Jesús de la Luz, la Fortaleza y la Templanza del Espíritu Santo. Háblame como a un niño, enséñame a andar por el camino estrecho. Muéstrame como amar a los que nadie quiere. Hazme un instrumento de tu Amor y de Tu Paz. Si Dios creó el mundo sin fronteras ¿por qué ponen muros los hombres?. Haz que mi voz se alce en pro de un mundo de justicia y equidad. Que no silencie mi voz donde haya odio, desigualdad y egoísmo.
Juan Carlos, Antonio José, Inmaculada, María Reyes, Luis Carlos, María Pilar, Pilar y María del Carmen. GVJ Tabor
APORTACIÓN DEL GRUPO VIRTUAL DE JESÚS «EN CAMINO»
PEDID:
Cuando nos acercamos a Dios y le pedimos algo, esto implica que tenemos una necesidad que queremos que se satisfaga. Para “acertar” en el objeto de nuestra petición primero deberíamos examinar nuestras necesidades, si son genuinas y están de acuerdo con la voluntad de Dios. Nos han enseñado a pedir para recibir algo a cambio, pedir bienes materiales o mejoras personales, como una especie de intercambio, pero no nos han enseñado a pedir el Espíritu Santo, que es en realidad lo que necesitamos. Si Dios nos ha dado luz para ver nuestra necesidad, si no nos autoengañamos, ¿por qué no vamos a alcanzarlo? El Espíritu nos iluminará en la dirección adecuada. Dios ya nos ha dado su Espíritu antes de que pensáramos en ello. Todos somos un aliento de Dios en forma de Espíritu (que le devolveremos en el “último suspiro”). Perdiéndonos dentro de nosotros mismos llegaremos hasta lo más hondo del misterio.
Por otra parte, cuando pedimos algo a Dios no es porque Él no conozca nuestras necesidades, sino porque el hecho de orar transforma al que ruega. Orar nos hace capaces de recibir lo que se nos da. Dios sabe que lo que más necesitamos es descubrir lo que es esencial en nuestras vidas por nosotros mismos. De ahí la capacidad sanadora de la oración. La oración transforma cuando pensamos en las necesidades de las otras personas, la oración transforma porque nos saca del egocentrismo, la oración transforma cuando hacemos de ella un acto de fe.
BUSCAD:
La búsqueda implica una actitud activa por nuestra parte. No podemos sentarnos a esperar a que Dios lo haga todo. La oración sin acción es presunción. Cuando oramos, debemos hacer nuestra propia inversión, tal como Jesús nos enseñó en la parábola de los talentos. Los problemas hay que resolverlos poniendo todo de nuestra parte, y pidiéndole sólo a Dios que nos acompañen las fuerzas. ¡Cuántas veces nos reconocemos pidiendo al Señor que obre milagros sin tomar ninguna responsabilidad! Dios reconoce nuestra dignidad como algo tan sagrado que nos regala esa libertad para decidir cuánto de nosotros damos para llegar a ese lugar al que ansiamos.
Quizá tengamos que reinterpretar la palabra búsqueda hoy en nuestros días. Nuestra programación genética, nuestra naturaleza inconformista, ha hecho posible nuestra evolución, y nuestro cambio constante. Somos eternos buscadores. Pero en la sociedad en la que vivimos parece que todo es una búsqueda y el consumismo nos lleva a un estado de ansiedad por encontrar, la novedad siempre esta puesta como cebo. Es irracional hacerse esclavo del mercado, de la productividad, del progreso. La humanidad en estos momentos no sabe a dónde va, está guiada por un impulso ciego de siempre más, más y más que lo envuelve todo con un aire de racionalidad enfermiza. Parece que todo se ha transformado en un objeto consumible, incluso la espiritualidad. A veces nos venden humo aprovechando la sed que tiene la gente y nos encadenan. «Cosificamos» la esencia de Dios, el Espíritu, el Amor… y al convertirlo en un objeto le estamos poniendo límites.
LLAMAD:
Cuando Jesús nos manda a llamar nos pide que seamos persistentes, confiados en que es Padre aquel al que nos dirigimos. La paternidad de Dios supera inmensamente a la humana, que es limitada e imperfecta. La confianza de Jesús en el Padre es absoluta. Por ello, para Jesús, lo fundamental es la actitud que tengamos ante Dios. Si nuestro camino lo hacemos pidiendo, buscando y llamando al Padre, porque padecemos conscientemente nuestra escasez, nuestra incapacidad e insuficiencia, también sabemos que poniendo nuestra confianza en Dios, estamos en camino hacia esa conversión interior por la que Dios, infinitamente compasivo, se nos abrirá.
Pero como en toda vida cristiana hay siempre dos direcciones, Dios y el prójimo, lo que en dirección a Dios es pedir, buscar, llamar, en dirección al prójimo se convierte en dar y saber recibir, buscar se convierte en encontrase con el prójimo, con él, no con el pensamiento o prejuicio que tenemos del prójimo, sino con él verdaderamente y llamar se convierte en escuchar.
Abrirse al cambio es complicado. Todos tenemos un cambio pendiente que por temor no hacemos. Y por eso seguimos buscando. Tristemente no existe un contrapeso a lo que está sucediendo en el mundo. No hay respuestas filosóficas ni religiosas, no hay avances en este asunto. El ser humano ha evolucionado en todos los campos del conocimiento menos en la parte que tiene que ver con el interior. Esta sociedad no te enseña a orar. Ha pasado de moda. La autosuficiencia del hombre moderno no le deja. Pero no se da cuenta de que ha puesto su corazón en otros dioses, mucho más irracionales.
Orar no es perder el contacto con la realidad, sino hacerse muy consciente de ella. Cuando alguien se atreve a decir que se ha reconciliado con la oración está dando ya un paso enorme aunque siga estando lleno de dudas. Se está poniendo en disposición de recibir esa transformación de la Fe para pedir… y es la Fe la que hará desaparecer finalmente las dudas.
Jesús nos ofrece lo único que hace que todo tenga sentido: el Espíritu de Dios. Tú decides si te dejas invadir o no por él. Si lo haces ya no puedes evitar formar parte de Él, de un modo u otro ya eres un trozo de Dios. Y una vez que eres consciente de que formas parte de Dios, cambia el sentido de tu vida, porque ya no puedes renunciar a abrir al que te llame, a dar al que te pida, atender al que te insista.
NUESTRO COMPROMISO:
Dejarse invadir por el Espíritu Santo. Volver a conectar con nuestro lado espiritual o aliento de Dios, y pedírselo a Él incluso gritando, insistiendo, buscando. Contemplar al Espíritu Santo en cada hermano. Procurar volver el corazón hacia Dios en cada momento de la vida, durante las tareas cotidianas, como un continuo reconocimiento de la presencia de Dios en nuestra vida. Hacer comunidad, que el silencio y la palabra de Dios vaya dejando huella en nuestra vida. Y compartirlo.
NUESTRA ORACIÓN:
Jesús de Nazaret
derrama sobre nosotros
tu Santo Espíritu
para que todo lo que hagamos
venga de Él, de ti y del Padre.
Eduardo, Raúl, Manuela, Manu, Paloma y Patricia.
Queridos amigos de GRUPOS DE JESÚS
Somos EL GVJ EFFETÁ, gracias por vuestras comunicaciones que nos enriquecen y animan en este proceso de volver a Jesús.
Os hacemos partícipes de las reflexiones que han surgido de nuestras reuniones, es una síntesis de las aportaciones de cada miembro del grupo y el diálogo surgido entre nosotros:
TEMA 4. PEDID, BUSCAD, LLAMAD…
Por distintas circunstancias esta reunión nos ha resultado algo complicada, aún así, el grupo ha respondido y queremos compartir nuestras reflexiones acerca del tema 4: Lucas 11,9-13.
Aunque han sido muchas y enriquecedoras todas las aportaciones, resumiré nuestras reflexiones y diálogo compartiendo lo más relevante de cada miembro del grupo:
• He descubierto, que pedid, buscad, llamad, son tres peticiones que van ligadas, perfectamente unidas. Y es cuando las separamos que muchos nos equivocamos. El «pedir» tiene el valor de saber qué es lo que nos falta, qué es lo que queremos. ¡Pero no es suficiente!
Por eso, el «PEDIR», hay que complementarlo necesariamente con el «buscar», que implica ya realizar una acción, movernos, poner de nuestra parte para ser protagonistas de lo que queremos. «BUSCAR», pues, es ponernos en camino.
Y, el «LLAMAR», no es otra cosa que el compromiso. Después de que uno ha «pedido» y ha «buscado», tiene mucho más claro lo que quiere y es ahí cuando «llama» para que le abran.
Con el tiempo, y en la medida en que maduro en la fe, he comprendido que el Señor nunca me dará TODO lo que yo le pido; ni podré encontrar TODO lo que busco; ni se me abrirán TODAS las puertas a las que llamo. Ahora, cuando pido algo, al final cierro mi petición con profunda humildad: «Esto es lo que yo te pido y quiero… pero dejo TODO en tus manos, Señor». Sabiendo que nadie mejor que Él puede saber lo que más me conviene, aunque en el momento, yo no lo entienda, lo comprenda, ni lo acepte.
• Las palabras de Jesús, pedir, buscar y llamar nos animan a confiar en el Padre, a relacionarnos con El. Pero para mí también es una invitación a dejar el orgullo y reconocer que necesito ayuda y pedirla, romper con el inmovilismo para buscar aquello que necesito para ser más humana y llamar a las puertas para que nos abran a la VIDA, a encontrar el sentido último de la existencia: Amar
No es lo mismo: Pedir que buscar o llamar, pero para todo es necesaria la humildad, como siempre, hecha de sencillez y aceptación.
Y por supuesto confiar en que vas a recibir, encontrar…
Mi experiencia está en la fuerza, que he recibido cuando he creído que buscando encontraría.
• De la meditación de este pasaje evangélico, quiero quedarme con la necesidad y el propósito de PEDIR, BUSCAR, LLAMAR, es decir, orar con constancia y confianza de que Dios ve mis necesidades y va más allá de lo que yo le pueda pedir, pues me da su propio DON, su Espíritu Santo.
Saber que el Padre que es Bueno no es indiferente a mis súplicas si yo soy insistente como el de la parábola que pedía tres panes a su amigo hasta que este se levantó para dárselos.
Entender que mis peticiones y necesidades son muchas veces superficiales, el Padre que me conoce, sabe de mis límites y me dará lo que necesito.
• Por primera vez me he dado cuenta de cómo termina Lucas 11:13. El Padre nos dará cosas buenas y lo más bueno que nos puede dar es el Espíritu Santo. Esto me ha llevado a pensar en lo que tradicionalmente creemos que son los dones que nos obsequia el Espíritu Santo
Lo que más me ha calado de este tema es que lo mejor que se le puede pedir a Dios es El Espíritu Santo. Jesús nos dijo: (Juan 14,15-17): “Si ustedes me aman, obedecerán mis mandamientos. Y yo le pediré al Padre que les mande otro Defensor, el Espíritu de la verdad, para que esté siempre con ustedes”).
Jesús nos alienta a persistir en nuestra plegaria porque Dios es bondadoso y nos dará. Que busquemos el reino de Dios porque lo encontraremos que llamemos a sus puertas porque se nos abrirán. Nos advierte que no siempre lo que queremos es lo que realmente necesitamos y que nuestro Padre atenderá nuestras necesidades.
• Pedid y recibiréis, supone un elemento de HUMILDAD y reconocer que tengo primero necesidad de conocer a Jesús, un deseo de saber quién es. Buscad implica que no es sentarme a pedir, sino que tengo que ACTUAR, tengo que moverme. Y LLAMAD implica que tengo que hablar con Jesús, decirle aquí estoy, no te olvides de mí….y esto último me lleva a la lectura de hace dos domingos, es que la viuda seguía insistentemente clamando para que se le hiciera justicia. Y es que la oración, la búsqueda de Jesús, el llamarlo tiene que ser CONSISTENTE e INSISTENTE.
• Yo veo que es diferente, pedir, llamar o buscar.
Pedir es más humilde y a quien le puedo pedir siempre es a Jesús.
Llamar es decir el nombre de alguien, y puedo llamar a Jesús, pero no siempre implica humildad.
Buscar es cuando ando perdida y busco algo o alguien que me guíe, quien mejor para guiarme que el Señor.
• Este acercamiento al texto me ha cuestionado mucho respecto a la manera en como veo a Dios y como me relaciono con El
Esto me lleva a de verdad a tener que confiar y la confianza no solo es que Dios puede y va a actuar, sino de verdad sentir que estoy dispuesto y quiero que él actúe.
• Este para mí es un texto que me da paz. Busco, llamo, pido y Él está ahí para darme, escucharme y apoyarme en cada momento. Me deja la tranquilidad de saber que soy escuchada, pero eso si, como buen Padre no me va a dar lo que quiero. En mi búsqueda, oración o llamado, Él me va a escuchar SIEMPRE y me va a dar lo que sabe que es para mi bien, de ahora en adelante, si hay un no por respuesta, se que de cualquier forma soy escuchada….
• Este hermoso mensaje, me recuerda que mi oración tiene que ser perseverante, y sobre todo, que debo tener confianza en Dios porque Jesús lo dice claramente, nos anima a tener confianza en nuestro padre Dios, porque con toda seguridad Él nos dará el don de su Espíritu Santo
Pedir, buscar y llamar no es para imponerle mi voluntad a Dios, sino para unirme a la voluntad de Él.
Suena bonito pedir y se les dará, buscar y encontrarán, llamar y se les abrirá, lo que tengo que hacer desde el primer día de mi oración es pedir el Don del Espíritu Santo porque es Él quien me ayudará a pedir, a buscar y a llamar, y sobre todo, me pondrá en contacto con mi Padre Dios y me guiará a que haga su santa voluntad.
ORACIONES COMPARTIDAS POR EL GRUPO:
Señor, danos tu Espiritu Santo para que more en nuestro corazón, y podamos reconocer cuánto nos amas; aún cuando perezcas ausente tengamos la confianza de que siempre estas ahí con nosotros.
Señor:
Haz de mi lo que quieras,
como quieras,
donde quieras
y hasta cuando quieras.
Padre concédeme tu Espíritu de Bondad, Sabiduría y Amor
para que yo vea y viva lo que agrada a tus ojos.
Haz de mi lo que quieras, cuando quieras y como quieras
aunque yo no lo entienda, pero que esté dispuesta a aceptarlo.
Que te busque con un corazón confiado,
sabiendo que Tú ya me has encontrado.
Que te llame en cada momento de mi vida,
aunque sea inconscientemente, pues sólo así encontraré descanso.
Hago mía la oración de San Agustín:
“Nos hiciste, Señor, para Ti
y nuestro corazón estará inquieto
hasta que descanse en Ti”.
“Enséñame, Señor, cómo llegar hasta ti.
Yo no puedo hacer otra cosa que desearlo….
Cómo llegar hasta ti, no lo sé.
Inspírame tu, enséñame, dime que necesito para este camino”
(Y por supuesto, tirando de tu túnica)
«Señor, haz de mí lo que quieras, como quieras, donde quieras y hasta cuando quieras. Amén»
Ven, Espíritu Santo,
Llena los corazones de tus fieles
y enciende en ellos
el fuego de tu amor.
Envía, Señor, tu Espíritu.
Que renueve la faz de la Tierra.
Oh Dios, que llenaste los corazones de tus
fieles con la luz del Espíritu
Santo; concédenos que,
guiados por el mismo Espíritu,
sintamos con rectitud y
gocemos siempre de tu consuelo.
Por Jesucristo Nuestro Señor.
Amén.
José Ignacio, Lola, Manuel, Mari, Mª José, Oscar, Paty, Sara, Silvia, Wilmer, Caridad.
¡ PERDÓN POR EL ERROR!
EN LA APORTACIÓN DEL GRUPO NAZARET NO HE ESCRITO LOS NOMBRES DE TODO@S:
Esteban, Iciar, Jesús, Mila, Puri, Reynaldo, Xinia.
SÍNTESIS DEL TEMA 4 : “PEDID, BUSCAD, LLAMAD” PARA SUBIRLO A LA WEB
ACERCAMIENTO AL TEXTO EVANGÉLICO
Leamos el capitulo 11 de Lucas, entero.
El evangelista destaca que Jesús está de “camino a Jerusalén”. Esto… ¿qué significa? Jerusalén es disponibilidad, y entrega total hasta el final, confiado en el padre que lo llenará de vida en plenitud, como respuesta a la actitud vivida por Jesús.
Pero también nos recuerda que Jesús va instruyendo a los suyos en diversos aspectos: qué supone el seguimiento; la radicalidad que exige este seguimiento; el valor y la necesidad de la oración; etc
Este relato de hoy está inserto en la catequesis sobre la oración como algo imprescindible en ese camino.
Jesús estaba orando, seguramente los discípulos estaban con él.
Le pidieron que les enseñara a orar y les recitó el padrenuestro, que está lleno de peticiones. pero Jesús les añadió un ejemplo, el cual demuestra la importancia de la “importunidad”, la insistencia, la constancia, para terminar con las palabras pedid, buscad, llamad.
Nos pide, nos aconseja, que libremente, recemos el padrenuestro, pero con amor, sinceridad e insistencia, tal como lo hacía el todos los días en sus oraciones.
Me llama la atención las palabras … “pues vosotros, con lo malos que sois” …
Por supuesto que conoce nuestras debilidades muchísimo mejor que nosotros, pero sabe que, a pesar de todo, con nuestros hij@s, nos comportamos correctamente y con amor (al menos la gran mayoría), y nos insiste en que el amor del padre es infinitamente mayor.
Es obvia la diferencia entre las tres palabras propuestas por Jesús e importante el orden en que las dice, de menor a mayor importancia.
El confía por completo en su padre, aunque no le guste lo que le espera. Jesús trata de comunicarnos esa confianza a nosotros, pero sólo obtendremos nuestros deseos si van a ser buenos para quien los pide o para quienes los pidamos. De todos modos vemos que desea que seamos insistentes, que no perdamos la esperanza, porque tal vez más adelante se puede cumplir lo que insistentemente pedimos con fe.
Las personas, generalmente, piden y pedimos salud, casi todos la corporal, pero yo quiero pensar que también la espiritual, ésta no la he oído pedir casi nunca entre amigos o en la calle, tal vez lo hagan en tiempo de oración silenciosa.
En la experiencia de Jesús, aparece claramente, que la seguridad y la rotundidad que ofrece Jesús en este texto, no es algo casual, sino consecuencia de la profundidad de sus palabras. Las afirmaciones son de una enorme fuerza: “pedid y se os dará…”, “buscad y hallaréis…”, “llamad y se os abrirá…”
Un “añadido” especial de la oración: el Espíritu Santo. Esta es la sorpresa que presenta el evangelista Lucas en este relato: “¿Cuánto más nuestro padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” (versículo 13). Aunque Dios ya sabe lo que necesitamos y lo que buscamos, nos quiere dar a entender a través de Jesús que es posible pedirle, buscarle y llamarle, porque nos da la tranquilidad psicológica de no estar solos, que sepamos que a él podemos acudir.
Palabras del papa francisco en Azerbaiyán:
“Dios cambia el mundo cambiando nuestro corazón, y esto no puede hacerlo sin nosotros…”
ACERCAMIENTO A LA VIDA: CONVERSIÓN Y COMPROMISO
Respecto a mi experiencia de lo que pido a Dios, tengo que decir que no siempre me doy cuenta de que mis rezos obtienen resultado… pero sí se van realizando de alguna manera, me suelo sentir acompañada del Señor pero no siempre de la misma manera. Creo que mi estado de ánimo influye. A veces hay aridez en mí… . En mi interior se suele «hacer luz» más veces de lo que yo soy consciente. Tendré más en cuenta al Espíritu Santo para que me conceda lucidez mental , ara discernir lo que no me conviene. También es lo que pido para la “Iglesia oficial” .
Normalmente me siento torpe para orar, a veces , honestamente, no sé a quien dirigirme si a Dios Padre, si a Jesús o al Espíritu Santo,
Humanamente me gustaría sentir una presencia más tangible de Dios. Sé ,sin embargo, que Dios no es de sensaciones sino que debe prevalecer la certeza de que está allí, escuchándome, interesándose por lo que le cuento, por el contrario me siento tranquila al dirigirme a El y termino con una sensación de paz y de que él sabe lo que necesito aunque ni yo misma lo sepa. No puedo ocultar que me encantaría saber orar con esas oraciones que salen del corazón en algunas personas, sin aprenderlas, sin leerlas, pero entiendo de que eso es un don. A mí me gusta rezar el padrenuestro diciendo despacio esa oración, tratando de meditar en lo que allí se dice, profundizando en las cosas más importantes.
Con todo lo que estamos aprendiendo he tomado más conciencia de que necesito insistir más ante Jesús para que me ilumine con su Santo Espíritu. Tengo mucha esperanza en que en este camino que estamos recorriendo juntos aprenda a encontrar el sentido y el sabor a la oración. Siempre, la dispersión y la pereza me han ganado, pero tengo que ir interiorizando que el Espíritu Santo, puede transformarme, es cuestión de que insista en pedírselo. La oración es como el combustible de cada día, si no dialogas frecuentemente con Dios te vas enfriando. Si algo caracterizó a Jesús fue su permanente comunicación con su Padre, quiero decir que , si quiero irme asemejando a él, pues ese es el camino.
Nuestra sociedad es y no es el escenario ideal para aprender a orar. No lo es en el sentido que te ofrece tantos distractores, tantas cosas que nos deslumbran, que lo que buscan es que no pensemos ni dirijamos nuestra mirada hacia nuestro interior: y lo és porque llega un momento donde te hastías de ver que nada llena ese vacío que tienes por dentro y eso te lleva a pedir, a buscar, a llamar.
Acá, en mi país, hay grupos de oración. En algunos , lo que se acostumbra es rezar el rosario, en otros se hace una meditación de la palabra, pero personalmente siento que se cae mucho en repetir y repetir oraciones y no llegamos a experimentar una real comunicación con Dios, y que este “tipo” de oración no pasa en muchos casos de ser una lista de pedidos. No obstante, también tengo claro no debo despreciar ningún tipo de manifestación espiritual. Una vez le escuché a un sacerdote decir que “hay que tener profundo respeto”, que nunca hay que menospreciar el tipo de espiritualidad de cada persona y cada época, y esto me llegó mucho. que yo no la entienda o no la comparta no quiere decir que no sea válida.
Escucho, acojo y hago mía toda la enseñanza de Jesús, el maestro y que nos ofrece el texto de hoy.
Pero… ¡claro!, me interroga profundamente, me cuestiona y me plantea el dónde me encuentro en este tema de la oración . Reconozco que todavía necesito “ser instruido”.El pondrá de su parte y ésta es mi primera constatación; lo siento y asumo con gozo y, lógicamente, me lleva a tomar en serio una conversión necesaria y que está en la base de todo. Confieso que éste es un desafío y el reto de mi conversión.
“difícilmente puedes dar lo que no vives”.
vivir despierto …. es mi forma de oración
La palabra Dios, en oración continua, es para mi como un “mandra” (fórmula sagrada). Si observo bien lo que va ocurriendo a mi alrededor veo que se cumplen ( más pronto que tarde) mis peticiones o deseos. ¿porque? no lo sé, pero me doy cuenta de que no estoy solo, que estoy acompañado en todo momento.
No suelo pedir casi nunca por mi, siempre digo ¡ hágase tu voluntad ! (lo aprendí de Su Madre, María )
Suelo pedir a Jesús, que su espíritu, (el Espíritu Santo) nos ayude a todos, que nos de más luz, amor, compasión , solidaridad , etc. esta es mi costumbre. En esta sociedad, es muy difícil aprender a orar, a no ser que encontremos el ambiente adecuado para la intimidad, y las personas que nos enseñen; una vez lo hemos conseguido, la oración interior nace espontáneamente y en cualquier lugar y circunstancia, sólo debemos tener fe en Dios(y por tanto, confianza en lo que decimos ) es una forma de contribuir con Jesús a la construcción de su reino en la tierra.
El espíritu de Dios está aquí……pero necesita nuestro permiso para actuar, necesita que se lo pidamos. Yo me he encontrado pidiendo, gritando, sin darme cuenta de que estaba orando…..y…..me ha acompañado, Así lo he sentido en innumerables ocasiones.
Coordinador: Jesús Fuster
LA PERSEVERANCIA DE LA FE, AFIANZA LA JUSTICIA DE DIOS.
Hoy centro mi reflexión en las viudas y personas que sufren el abandono y la soledad, además de la escasez de recursos, a causa de leyes injustas e indiscriminadas. En concreto me estoy refiriendo a las pensiones otorgadas a la muerte de sus esposos o parejas. Esta realidad «sangrante», es hoy al igual que en tiempos de Jesús, motivo de escucha y auxilio, una realidad más, para pedir, buscar y llamar.
Jesús nos alienta a permanecer firmes en la fe, ante las tristezas y sufrimientos de esta vida, con sus problemas y contrariedades.
Cuántas veces hemos tenido que hacer frente, a situaciones que parecían superar los límites de lo soportable, como si una «losa» pesada cayera sobre nuestra vida. Y es muy posible, que en esos momentos difíciles , orar haya sido algo impensable, pues una tristeza y angustia total nos ha envuelto, dejándonos sin fuerzas para seguir adelante.
El daño infligido causa heridas, algunas, difíciles de superar y sanar.
Pensamos, cuando los demás fallan y nos traicionan, cuando aquélla persona ha arrancado toda nuestra esperanza, aquél proyecto o tarea tan ilusionante se ha venido abajo, ¿dónde está Dios que no hace justicia y pone a cada persona en su sitio?
Entonces se alzan voces, con la buena fe que cabe pensar, y nos invitan a ORAR, a no desfallecer.
Jesús nos dice, que la fuerza y el poder de la oración, no reside en la capacidad de persuasión, ni tampoco en una súplica iterativa, creyendo que de este modo, la Misericordia justa de Dios, se hará efectiva de inmediato.
Es evidente que Dios está por encima del tiempo, tan sólo nos pide, una confianza total en su Providencia.
Pablo de Tarso en su trayectoria apostólica, tuvo que enfrentar numerosos obstáculos; conocía el esfuerzo y fatiga que suponía, llevar adelante su misión, tantas hostilidades, violencias, penurias y peligros, como habría de tener que enfrentar.
Nada le hace retroceder, su fe está bien cimentada, se aquilata cada día en «mil batallas», con la convicción de que Alguien más fuerte y poderoso, sostiene su vida. Es Jesús Resucitado, que un día, cuando más perdido se hallaba y más desorientado se encontraba, le salió al paso del alocado trote de su caballo, le «toco» el corazón», escuchando a Jesús que le decía: Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?
La experiencia de la fe, es un camino claroscuro, sembrado de luz y oscuridad, de inquietudes, temores y también certezas, el gozo por el don fecundo que se nos ofrece y representa.
Dios es Misericordioso y justo, conoce nuestra fe tambaleante. Nos ha oído decir alguna vez: «NO ME FÍO NI DE MI SOMBRA», y es muy posible que tengamos serios motivos para afirmar esta triste y lamentable realidad.
Insiste, ruega, exhorta, a tiempo y destiempo …. ¡Qué pesada!, ¿me dejará de una vez por todas en paz, durmiendo sereno-a, con ¿LOS MÍOS? ¿Os acordáis, quién es mi madre y hermano?…
Creo honestamente, no debemos hacer comparaciones «odiosas»; sin duda es más gratificante dar que tener que pedir y llamar.
Desde dentro y al abrigo de todo cuidado, tal vez, nos resulte el otro un incordio molesto, pues a todos nos agrada se respete la privacidad de nuestra vida. Más, la necesidad obliga, y en muchas situaciones puede parecer osada y hasta atrevida.
Jesús, nos sigue diciendo hoy a sus seguidores: no te canses ni te hundas en la desesperanza, persevera fiel en la fe, y tarde o temprano Dios hará JUSTICIA.
Una Justicia que no busca el mal para nadie, que perdona y hace el bien, que no es vengativa.
Esa es la Justicia que hemos de esperar, la Justicia de nuestra Fe, convertida en obras y gestos de Misericordia.
Hemos de estar preocupados, si en medio de nuestro sufrimiento, es Dios quien tiene que hacernos JUSTICIA. Porque es señal, de que nadie ha abierto la «puerta» del corazón a su Misericordia. Esto, claro está, nada tiene que ver con las obras de la fe y su perseverancia.
De todos modos, yo siempre creeré, que el mundo necesita hombres y mujeres que sean «insobornables» y valientes, ante las grandes injusticias sufridas por los más débiles y afligidos.
«Ora y labora» era la máxima de Teresa de Jesús, o como dice el refrán popular: «a Dios rogando y con el mazo dando».
La confianza en el Padre, está en «dejarse hacer y moldear» por su inefable Amor, él siempre está a nuestro lado, no abandona a sus hijos e hijas, sino que «posa su mano» sobre nosotros, nos llena de su Misericordia, nos ayuda a creer más allá de todas nuestras razones y certezas.
Perseverar en la fidelidad, en la promesa de Amor confirmada en la fe y manifestada en las obras.
Dios será quien tenga «la última palabra» buena y justa, sabiendo que: cuando todas las posibles «certezas» se acaban, queda la creible Misericordia de Dios, en el Amor visible de Jesús.
Él es quien nos alienta a no cejar ni abandonar todo cuanto es justo y bueno; sabe de nuestras carencias y necesidad, nos pide dejarle obrar en cada uno de nosotros. Será de esta manera, como nos alcanzará su JUSTA EQUIDAD.
Alguien llama, manda un correo, toca la puerta, escribe la carta… Y lo hace con insistencia, porque la necesidad y carencia «obliga», son las señales sencillas que «el cielo emite día y noche».
Desentendernos del otro, es el pecado de la indiferencia, algo que no debemos permitirnos, si Jesús «anda por medio».
Es la oración y ruego que Dios te pide responder y somos multitud los que estamos esperando.
Miren Josune
Aportación a la página WEB del GRUPO VIRTUAL MISERICORDIA
1. Pedid, buscad, llamad…
PEDIR implica una actitud más pasiva, hace alusión a una necesidad concreta, aquí y ahora, BUSCAR implica más movimiento, una necesidad más profunda, expresa tal vez una inquietud de nuestro Espíritu, un estado de oscuridad del alma y LLAMAR un paso más, no sabemos quién va a responder, pero intentamos y llamamos, es un pedido desesperado, es acudir sin preámbulos, es gritarle para que nos abra. Somos por lo general ávidos para pedir, aunque a veces el orgullo no nos deja, pero somos débiles para buscar y llamar”. Somos extraviados que necesitamos buscar.
2. La oración:
1. La gran oración de los cristianos es el PADRENUESTRO. Jesús iba descubriendo qué es lo que quería el Padre para él, en cada momento de su vida terrena…lo resume en el Padrenuestro, todo un programa de vida.
2. Necesitamos actitud de pobre para pedir, actitud de pobre que espera confiado en el Padre a quien puede acudir.
3. Sin confianza en Dios es difícil orar. Recordamos la gran oración de C.de Foucauld “DIOS MIO SI EXISTES AYÚDAME A CONOCERTE. Confiar en Dios es descansar en su Palabra y en sus promesas.
4. Enfatizamos las cosas buenas que el Padre nos da son sobretodo el ESPÍRITU SANTO…, cada vez que oremos, invoquemos al Padre para que nos envíe el Espíritu Santo en nombre de Jesús ya que el Espíritu nos enseñará todo y nos recordará lo que Jesús nos dijo.
“Espíritu” con esta palabra los judíos designaban el aliento de Dios que crea y da vida, que cura y purifica, que lo renueva, transforma y reaviva todo.
3. La oración de petición:
Para introducir el tema se recomienda la lectura del capítulo: “Más allá de la oración de petición” en A.Torres Queiruga, Recuperar la creación, por una religión humanizadora. Sal Terrae 1996 . En estas páginas hay una afirmación que resume los matices del grupo, dice: “en la oración de petición aparece un hilo rojo en la trama que se refiere a la imagen que tengamos de Dios. De la imagen que tengamos de él depende el modo cómo se rece”. También afirma que el desaliento, el desamparo la perplejidad nos empujan.. a pensar en un Dios al quite para cada momento de nuestra vida y al servicio de cada situación personal difícil. Un Dios sobre el que se trata de influir para que conduzca las cosas de un modo más acorde con lo que son nuestros designios”
Coincidimos en no pedir a Dios cosas materiales, pero sí pedirle “ser a su manera”, o como nos dice el Evangelio pedir cosas buenas = Espíritu Santo….Pedir “Venga a nosotros tu Reino”.
Podríamos resumirlo en una frase:”somos un grupo de buscadores” o también : “MI AMOR ES TODO LO QUE NECESITAS”( citando a San Pablo 1Cor 12,8-10).
Oración de Kierkegaard
NINGÚN HUMANO SE ALEJA TANTO DE TI
QUE NO PUEDA ENCONTRARTE DE NUEVO…
CUANDO ALGUIEN VIENE A TI,
NO IMPORTA LA EDAD, EL DÍA
NI SU CONDICIÓN HUMANA.
SI VIENE A TI CON ALMA SINCERA
DESCUBRE TU AMOR….
COMO UNA FUENTE DE FRESCOR INALTERABLE.
Wolfgang, Ivana, Jose Humberto, Giovanni, Maria Mercedes, Jose Hugo, Amparo, Maria Mercedes, Miquel, Marina, Miren, Mari Cruz.
PEDID, BUSCAD, LLAMAD.
Tres palabras que unidas, van a conformar la necesidad que el hombre y la mujer tienen, de llenar los vacíos y carencias de su existencia. Las tres importan, son actitudes que acompañan la tarea y afán de cada día, van a ir dando sentido, plenitud a la vida.
PEDID ¿QUÉ Y PARA QUÉ?
La necesidad obliga a pedir, es algo con-natural. Desde que nacemos, y aún no conscientes, reclamamos «la parte de amor», de quienes nos han dado la vida, y lo hacemos con expresiones diferentes: el balbuceo, la risa y el llanto, otras veces la rabieta y pataleo. A través del curso de la vida, pedir será una constante.
Cuando pedimos, no siempre la confianza nos acompaña, al no estar del todo seguros de la respuesta que vamos a obtener, y a pesar de un posible rechazo a nuestra petición, la necesidad nos impele a seguir insistiendo, en aquéllo que consideramos un bien para nuestra vida.
La Providencia, a través de la acción del Espíritu, sale muchas veces en nuestra ayuda, tanto que en ocasiones, hemos podido quedar «sorprendidos», llenos de profundo agradecimiento y admiración, ante el Padre bueno saliendo en nuestro auxilio.
En toda petición se esconde la esperanza del hombre y mujer, colmada no sólo a través de las certezas y logros de la vida, sino en el «soplo» del Espíritu. Es él, quien está alentando con fuerza la existencia, conduciendo hacia un horizonte de luz verdadera, todos nuestros anhelos y deseos más nobles y profundos.
Creer, no siempre abre nuestro corazón y se entrega con total confianza, en «los brazos y el regazo» de Dios, Padre-Madre. Existe también el «hastío y noche oscura» del alma, donde se hace patente el sentimiento de vacio y ausencia de Dios.
¿Puede un padre y madre darnos cosas malas, negarnos un bien para nuestra vida?
Es evidente que no siempre nos acercamos a Dios con espíritu humilde, sencillo y confiado, sino como «exigencia» de sus dones y dádivas.
Estamos hablando de ORACIÓN, de encuentro con la Misericordia del Padre, no de un «proveedor» a nuestro servicio y capricho. No es Amor, la simple concesión de aquéllo que pedimos, ni está en la voluntad de Dios satisfacer nuestros caprichos y deseos, no, Dios no es el «supermercado» de BN, ni las «boutiques» de Harrods o «amburguesas» Mcdonalds.
Jesús, recuerda que seremos escuchados, si al pedir ponemos nuestra confianza en Dios, dador de la vida y dueño del tiempo. De ahí que, la oración es también la «llave» que abre nuestro corazón, se dispone a la voluntad de Dios y pronuncia un FIAT de absoluta entrega.
Dios conoce nuestras carencias y necesidades, nuestro personal sufrimiento, su AMOR acompaña y está presente en el devenir de la Humanidad rota, destrozada y perdida por tanta miseria, tantos vicios y violencias.
Pedimos certezas palpables, los logros y triunfos de tanto trabajo y esfuerzo, pedimos amor, salud y dinero, pedimos bienestar y paz, disfrute, gozos y alegrias, somos en verdad, incansables al pedir. Y si no logramos cuanto pedimos, pronunciamos el triste lamento: Dios está ausente, no le interesa nuestra vida. Dichoso en su morada y Paraíso, ¿qué puede importarle este mundo de «devacle», a la deriva?
Jesús vuelve a insistir, no hay engaño en sus palabras: «al que pide recibe, quien busca halla, al que llama se le abre.»
Entonces, ¿qué es lo que tengo en verdad que pedir, buscar y hallar? ¿Dónde he de encontrar mis certezas, sentirlas en mi ser y darlas cobijo en mi corazón?
¿QUÉ BUSCAMOS?
La respuesta nos pone en «salida y camino», búsqueda de cuanto es justo y bueno, querido por el Padre. De tal modo, que es MUY POSIBLE tengamos, al fin, toda la Misericordia que anhelamos.
El Espíritu de Jesús, conduce nuestros deseos y aspiraciones hacia caminos no explorados, diáfanos y nuevos. Es, sin duda, donde hallaremos la respuesta a todo cuanto pedimos y que con afán y esfuerzo buscamos.
Buscadores-as de más verdad, más vida y dignidad, más amor y justicia, más alegría, esperanza y sentido, más señorio, dominio de la propia libertad.
Para buscar, hay que correr el «riesgo de saber perderse», de andar como niños pequeños, tropezando, cayendo. Intentar levantarnos, ponernos en pie y después proseguir el camino, más fuertes si cabe, sabiendo que un «caminante solitario» y a la vez, cercano, el Espíritu del Amor de Jesús nos acompaña, vela para que los tropiezos, los obstáculos de nuestra búsqueda no sean insalvables.
Habrá detractores «furtivos» al acecho, sembradores de cizaña, noches y días de «tormentas y viento huracanado», cansancio y fatigas sin número. No estamos solos, hay muchos más al «pie de la Cruz», hileras de hombres, mujeres y niños, donde la vista no alcanza su final, ¿los veis?… Están ahí, en las fronteras que algunos creíamos abiertas y hoy están «atrincheradas», vigiladas, viendo caer a tantos, que en su búsqueda de Amor y Paz, de pan y libertad, no encontraron la puerta abierta de la Misericordia.
¡POR FIN, LA PUERTA ABIERTA!
«Al que llama se le abre». Jesús no engaña, no «reniega» del dolor y sufrimiento, las necesidades y carencias de nuestra naturaleza, de cuanto conforma el vivir de cada día. Insiste que después de nuestra lucha y perseverancia, de nuestro coraje y tenacidad, la búsqueda del bien, hallará las «puertas» abiertas. Serán otros, tal vez, quienes hayan recorrido el árduo camino y la búsqueda incansable, quienes ya estarán dispuestos a salir al encuentro, a compartir el «regalo de la vida» y «curar las heridas», los «golpes recibidos» y esperar «las manos llenas» de Misericordia.
Pedid, buscad y llamad.
No hagamos esperar para otra ocasión, las «urgencias» de quien pide, busca y llama. Y no pensar que se han equivocado de puerta si llaman con insistencia, Jesús está «al otro lado», su Espíritu nos llama a «permanecer en su AMOR Y MISERICORDIA».
Miren Josune
PEDID, BUSCAD, LLAMAD.
Te pido Padre la vida,
vivirla con más verdad
y generosa entrega.
Te pido la fe, hacer creíbles
las certezas y anhelos,
los deseos y esperanzas.
Te pido amor y misericordia,
ser habitado mi corazón,
todo mi ser, de tu presencia.
Busco poder hacer el bien,
dar alegría y consuelo,
transmitir confianza.
Busco la verdad coherente
del testimonio de las obras,
sin apariencia ni engaño.
Busco tu rostro de amor
y misericordia, que pueda
verlos en los demás.
Llamo a la «puerta» del corazón,
donde habita el Amor,
espero escuches mi lamento.
Llamo a los jóvenes para que no «descarten»
la sabiduría de los mayores
y colaboren unidos.
Llamo a los gobernantes
del mundo entero,
para crear un mundo más justo.
Que tengan en cuenta, como prioridad:
el trato humano y los derechos de las personas;
el respeto al diferente, al inmigrante y refugiado,
sin fronteras cerradas;
la distribución del capital y la riqueza,
trabajo y salario en dignidad y justa equidad.
Y todas estas realidades,
en tu Nombre Jesús,
en nombre del amor y misericordia de Dios.
Por quien la Creación existe y fue creada.
Que pida y busque hacer en todo
tu voluntad.
Miren Josune
Queridos amigos/as, os hacemos partícipes de nuestra reflexión sobre el tema 4 con la esperanza de que pueda servir de ayuda para todos los que buscamos a Jesús.
Acercamiento al texto evangélico:
Muchas veces nos parece que las palabras de Jesús son bellas metáforas y no que hacen referencia a una realidad: el amor infinito de Dios a cada uno de nosotros. Las tres palabras: pedid, buscad y llamad son una invitación a acudir a ese Padre precisamente como mendigos, sin nada por nuestra parte que pueda justificar su atención y cariño; si bien es cierto que Jesús espera también de nosotros que nos pongamos en camino a esa búsqueda.
Hay quien busca y hay quien llama. Estos llevan un camino espiritual recorrido. Pero primero pedimos y lo principal al pedir es tener fe; después lo importante, que a todos se nos olvida, es darle las gracias. Por lo pronto sigo pidiendo aunque a mis ojos no sea eficaz mi oración, sabiendo que mi oración se convierte en gracias para los que no tienen PAZ. Pero ¿para qué se las expreso si Él ya las conoce? Porque Él lo desea, quiere que mientras pedimos, entremos en diálogo; también para que nos vayamos transformando con su presencia. Al pedir, Él mismo nos va adecuando a la voluntad del Padre, como Jesús en la oración del huerto. El Padre Nuestro, la oración por excelencia, se compone de siete peticiones, así le expresamos a Dios nuestro ser limitado, nuestra incapacidad para obtener lo que necesitamos.
La mayoría pedimos cuando necesitamos y ni nos planteamos qué tenemos que buscar, porque en realidad no sabemos qué tenemos que buscar. A Dios se le busca a tientas, y lo que tenemos que hacer es buscar el verdadero rostro de Jesús para poder imitarlo y seguir sus pasos,
Llamar implica un esfuerzo, pero además, también confianza porque cuando llamas sabes que hay alguien ahí que te escucha. Hay que llamar continuamente, sobre todo con la oración, para que Jesús nos atienda, no podemos cansarnos, la perseverancia es una virtud del buen cristiano.
El discurso de Jesús, tiene dos rasgos principales: la seguridad y la sencillez. La seguridad de Jesús implica confianza total en Dios; es una invitación a la CONFIANZA, que es poner todos nuestros asuntos en quien tenemos nuestra verdadera SEGURIDAD.
El Espíritu Santo se puede sentir, es muy sutil hay que estar atento y tranquilo para sentirlo y no se puede forzar; es el más cercano que hay entre nosotros y el cielo, a pesar de ello, algunos no rezamos todavía al Espíritu Santo y otros sí. Él es el Consolador que está siempre esperando que lo invoquemos para que nos guie y nos ayude a buscar y discernir el camino que nos lleva al Padre.
Acercamiento a la vida:
Os compartimos, en breves pinceladas, cómo vivimos y qué es la oración para cada uno de nosotros:
+La oración ha sido una constante en mi vida, La oración me da serenidad, y en alguna ocasión compañía.
+Orar es hablar a Jesús en mi corazón. A veces me es difícil, necesito un tiempo más o menos prolongado. Pero sé que Dios, cuando no logro entrar en su presencia, reconoce mi “esfuerzo”…
+Para mí orar es una necesidad que requiere disponer el corazón, la mente y la voluntad al amado y dueño de la Vida. Hay momentos de más intimidad que requieren entrar en nuestra habitación, pero para mí lo importante es el querer y saberme necesitada.
+Aunque no la vea, estoy segura que mi oración es eficaz. Cuando pido algo concreto, siempre añado “si es tu voluntad”. A mí me sirve la oración visual, que es tomar una imagen de un libro sobre la vida de Jesús y fijarnos en una acción, y hacer nuestra oración sobre ella, luego meternos en la imagen y dialogar con los otros personajes, y finalizar buscando los sentimientos de Jesús en ese evento particular.
+Utilizo el silencio y la respiración; es cuando más cerca me siento de Jesús. El vivir confiado en el Padre me parece más acorde a lo que yo siento. Me conformo con lo que me toca y soy feliz porque confío en Dios, no necesito nada “quien a Dios tiene nada le falta”; a veces tengo la necesidad de rezar por alguien que tiene problemas, enfermedad o simplemente me acuerdo de esa persona incluso ya fallecida.
+Yo si tengo experiencia de que cuando pido, Jesús me lo concede; antes solía pedir egoístamente por mí y mi familia; ahora, veo que rezo bien, y pido por muchas cosas que, no precisamente son para mi familia, por la paz, porque nos enseñe a querer mejor, por los más necesitados, por un mundo mucho mejor, etc.
+Cuando pido algo al Señor, aunque al instante no lo reciba, si reflexiono un poco me doy cuenta que ya estoy recibiendo algo en ese momento: Generalmente es esperanza. En relación al Espíritu Santo, sí que he descubierto que necesito pedirlo, yo, que no sabía qué era o a qué se refería; ahora entiendo que es esa fuerza o aliento que está dentro de nosotros y que nos ayuda y sirve para seguir el camino de Jesús.
+Es sentir que Jesús está cercano, junto a mí, y hablar con Él, exponerle deseos, aspiraciones, frustraciones… O, simplemente, como dos personas que se aman, estar a gusto con esa presencia, quizás sin nada que decir. Quizás debiera, a lo largo del día, ser consciente de la cercanía de Jesús y plantearme más qué haría Jesús en las decisiones y comportamientos que tengo que asumir.
+Yo si percibo que soy escuchada por Jesús, de un modo muy sutil pero si veo que me ayuda siempre aunque imperceptiblemente. Sé que el Señor está ahí y que siempre que lo he buscado, sea de una manera o de otra, Él se me ha dado a conocer; ha sido por mi parte las veces que me he alejado de Él. Pero aunque haya sido así, nunca se ha cansado de buscarme y de llamarme.
+He pedido bastantes veces. Ahora pido y busco. Para mí sólo perdón y encontrar el Camino. Por ahora, he encontrado la respuesta a buscar, lo que no sé es si será la definitiva.
Ana Vilma, Antonio, Carmen, Francis, Isabel, Javier, Manuel, Maria, Maripili, Marivi, Paco, Ricard. GVJ MARANATHA
Queridos amigos y amigas de Grupos de Jesús.
Nuestro grupo va progresando en reflexión, ánimo y amistad. Nos hemos bautizado como Grupo Caná con la idea de recordar a un Jesús alegre, un Jesús de boda. Seguimos con algún que otro avatar con los integrantes, pero todo se está resolviendo. He aquí las reflexiones del grupo:
PRIMERA REUNIÓN
Esta confianza que ofreces al decir “pide, háblame, aquí estoy”, es muy grata y confortante. Pedir, llamar, confiar y abrir mi corazón… Pedir, buscar y llamar la Vida. Esa vida que avanza y unifica todo, de la que apenas soy una parte ínfima, ella, es la que invoco.
No sé qué «cosas buenas», le pide la gente a Dios. Yo le pido SABIDURIA, INTELIGENCIA Y VOLUNTAD. Sabiduría, porque se me escapan muchísimas cosas que no entiendo. Inteligencia, para poder comprenderlas. Voluntad, para llevarlas a cabo.
Ahora sentimos más necesidad de pedir porque vamos teniendo más luz de lo que somos y es El, que de tantas formas nos ha salido al paso… ¿No está su Espíritu ya ahí? SENTIR que en cualquier orilla que estemos sigue llamándonos.
BUSCO, y necesito la FE, una FE fuerte, quiero encontrarme con JESÚS, quiero notarle en mi interior, y necesito y busco el silencio, la meditación, retirarme de la dispersión que me rodea y así me voy acercando y LLAMO a su puerta porque creo en su promesa. Mi Fe debe ser viva, fuerte, mi oración me acerca a Él y así, tan próxima, descanso.
Lo que no es un invento, sino documentado y comprobado es que un Señor, gran Señor, mandó a su hijo a decirnos: “Pedid, Buscad, Llamad”, pero con seguridad de que lo pedido lo daría, lo que buscábamos, lo encontraríamos y todas las llamadas serían atendidas. Vamos a cambiar el sistema y a través del Espíritu vamos a CONFIAR, dejar totalmente en El ese problema que nos acosa. Dios no pierde batallas.
No creo que Dios esté allí esperando que yo le pida cuanto se me antoje. En circunstancias normales no le pido nada, más bien le agradezco todo lo que me da, pero cuando ya hicimos todo lo humanamente posible, no podemos quedarnos pasivos y el único consuelo es pedirle a Dios y sobre todo pedirle el Espíritu Santo que nos guiará a hacer lo correcto.
Buscar: El camino de fe es un siempre buscar y aquí haré mías las palabras de San Agustín: “Me creaste para ti Dios mío y no podré dejar de buscarte hasta que descanse en Ti”.
Llamar, es para mí una forma de orar pidiendo a Dios que no me deje alejarme de Él. Pido, busco, llamo….. Es como un permanente modo de ser.
Sí, siempre estoy como pidiendo, hasta molestar, siento que casi siempre me da más de lo que merezco y sin embargo cuando siento que mis fuerzas flanquean, mis preocupaciones crecen, en vez de dejarme conducir con la confianza que debería, vuelvo al ataque con las llamadas. Por momentos siento que el espíritu que habita en mi es impresionante y no entiendo por qué merezco tanto… A pesar de ello, vuelvo a llamarlo con total descaro.
¡Qué esperanza! ¡Qué cálida sensación de no estar sola! De no estar huérfana. Tenemos un Padre, un Padre bueno que nos dará si le pedimos, nos abrirá si llamamos, nos hará encontrar lo que buscamos. Jesús nos da a conocer un Dios distinto del que algunas veces se nos ha hablado. Dios es un Padre.
SEGUNDA REUNIÓN
Muchas veces pienso, que si no es por intervención del Espíritu, no tenemos nada que hacer. No puedo compartir con vosotros en este sentido, ninguna experiencia positiva. No veo más que «mala leche» e indiferencia. Es como un «virus» paralizante.
La ocasión es de oro: PEDID, BUSCAD y LLAMAD. En ningún negocio se nos dan tantas seguridades. Deseo a todos seamos pesados en pedir; insistentes en buscar y constantes en llamar. Dios nos buscó una y mil veces en nuestra vida. Unas veces le hicimos caso, pero otras muchas no oímos su llamada. Ahora nosotros le buscamos afanosamente. Dios, muchas veces, nos ha pedido algo concreto, pero en nuestra mediocridad intentamos no oírle, no nos ha interesado. Ahora, le pedimos insistentes, cuando vamos cayendo en la cuenta que sin El, no podemos hacer nada.
Es lo que importa, afianzar nuestra confianza. Pues en verdad el simple hecho de pedir es mirar a los ojos confiadamente y esperar. Llamar ya significa ponernos a disposición; y buscar, seguir el camino para encontrar. Toda oración, creo, nos abre a ese Dios que está trabajando nuestro crecimiento…Y es lo que vale. En verdad es Dios el que continuamente está derramándose en nosotros y así podemos descubrir la vida desde el horizonte de su amor.
Buscamos a un Ser que nos mira con otros ojos, desde muy dentro de nosotros y nos «jala» hacia un silencio lleno de palabras mudas, de significados que transforman nuestro lenguaje, y nos faltan palabras.
En el tema “Compromiso en el proyecto de Jesús” muchos años atrás tuve la costumbre de orar diariamente entre media hora y una hora, y recibí muchas experiencias místicas que no se han borrado, pero la prisa y las ocupaciones de la vida me ganaron y actualmente perdí esa hermosa costumbre. Me estoy proponiendo retomarla, pero mi fe ha evolucionado y se ha convertido en una fe racional que me impide un encuentro con Dios.
Si le pido, soy humilde, y mi soberbia y orgullo se rebajan; si le busco, lleno mi vida de Él, y no busco otras cosas; y si le llamo, me lleno de esperanza y el mundo me parece algo menos atroz
Estoy descubriendo la fuerza de la oración Me resulta impactante, y va creciendo mi confianza. Este compartir me hace pensar en los apóstoles, los discípulos, caminando juntos.
ORACIÓN
Ver, Señor Jesús, busca a esta oveja agotada…
Deja las noventa y nueve y busca a esta que anda perdida…
Búscame, encuéntrame, acógeme, llévame….
Fernando, Jose, Laly, Manuel, Marisa, Pocho,
Rosa María, Rosa Ignacia, José Carlos y Guadalupe
Grupo Virtual de Jesús Caná
PEDIR, BUSCAR, LLAMAR.
PEDIR:
Desde la necesidad humilde y la carencia, no desde el capricho y apetencia, desde la imposisición y exigencia.
Hemos de pedir con espíritu de equidad, todo cuanto no reste al otro, no le usurpe su dignidad y derechos, deje fuera y excluído.
Pedir entrañas de misericordia, para entender hasta dónde han de llegar mis límites y deseos, y comenzar los del otro.
Más que pedir, hemos de estar dispuestos a dar un SI confiado a la voluntad de Dios, su amor sabe de nuestras necesidades, nuestros anhelos más hondos, nuestra esperanza.
BUSCAR:
El ser humano es por naturaleza un buscador nato, siempre tras lo desconocido e indescifrable: busca más amor, más vida, más verdad, más sentido …
Otras veces sus búsquedas son efímeras, vacías, apenas duran un momento, sin dejar la huella profunda de lo auténtico, infinito y perdurable.
La verdadera búsqueda persigue hallar el sentido y razón de todo cuanto nos llena y habita, nos colma de amor, paz y alegría.
Es una búsqueda del bien que transforma nuestra existencia y transciende nuestra realidad, hacia la plenitud del ser.
LLAMAR:
«A tiempo y a destiempo: ruega, exhorta, insiste, clama, grita», nos dice San Pablo.
El clamor del hombre y mujer que llega hasta las entrañas del Padre, alcanza su Misericordia.
El Papa Francisco nos dice: «¡Hagan ruído!.
Si, con la Palabra y la coherencia evangélica, siendo seguidores de Jesús creíbles, de su testimonio de vida, su amor y misericordia.
Llamar con fuerza al corazón, allí donde se guardan los más nobles sentimientos y la verdad de una vida.
Tocar puertas cerradas con siete llaves, bajo los candados del rechazo, la incomprensión y falta de apertura. Derribar los muros de la cerrazón e intransigencia, las «alambradas punzantes» que hieren, los caminos llenos de zarzas de «espinas», donde los seres humanos quedan heridos, abandonados a su suerte.
Es preciso llamar, insistir, son las urgencias de la vida, el amor y la misericordia que no deben hacerse esperar.
Desde los Grupos de Jesús y las personas que los conforman, hemos de aunar voluntades y entre todos y todas, permitir que Jesús sea una realidad viva, a traves del mandamiento de su Amor. Hoy nos interpela y llama a la «puerta» de nuestro corazón.
Al otro lado, seguro que alguien espera, aguarda una respuesta justa y humana.
Miren Josune
Queridos amigos y amigas de Grupos de Jesús:
Hasta hace poco tiempo éramos el Grupo Virtual de Jesús 4, y ahora hemos adoptado el nombre de «Kairós». Les compartimos algunas de nuestras reflexiones y comentarios sobre este tema.
Acercamiento al Evangelio: PEDID, BUSCAD, LLAMAD
Creo que los tres imperativos –pedid, buscad, llamad– pueden ser en realidad una única actitud y que todo depende de la necesidad que sienta en ese momento: buscar cuando me siento perdido, o no sé cómo actuar; llamar cuando necesito que alguien me abra su puerta, me ayude…
La percepción humilde de la infinidad del Amor de Dios y del guía más directo del Dios hecho hombre, Jesús, nos puede llevar a través del silencio interior y de la plegaria después a pensar ¿qué pedimos?: ¿Más riquezas? ¿más esperanza? ¿más humildad?… y recordando la oración que más he repetido y que ha sostenido mi “fe” y en especial la frase “venga a nosotros tu reino” una sociedad estructurada de manera justa y digna para todos, tal como Dios la quiere, que me ha hecho conservar la actitud de pedigüeña, pobre y humilde; y le pido pan para todos…
PEDID:
Ante Dios pienso ¿cómo no pedirle todo lo que necesito?, Él está esperando que le pida con CONFIANZA para dármelo.
BUSCAD:
Es importante vivir siempre en actitud de búsqueda de la voluntad de Dios sobre nuestra vida. Y en este sentido me parece también que cuando empezamos a buscar, es el mismo Espíritu el que nos anima desde dentro y tarde o temprano se nos abren caminos…
LLAMAD:
El corazón de Jesús, el corazón de Dios nos acogen siempre y de manera incondicional. Nos basta llamar, acudir a Él con confianza…
Llamad quiere decir que hemos de acercarnos a Dios. El Espíritu Santo que nos ofrece Dios en este Evangelio es importante para conocer a Jesús.
Dios nos da lo necesario y el Espíritu Santo. Llamad es una oración.
En la oración del Padre nuestro… veo que está nuestra ayuda.
Para mí es una oportunidad de despertar, reflexionando estos tres ofrecimientos que nos hace Jesús. Hasta este momento no había tenido la oportunidad de saborear de profundizar este pasaje del Evangelio que tanto bien me está haciendo al darme cuenta de lo fácil y sencillo que es acercarse a Jesús.
Jesús nos enseña con palabras sencillas una enorme verdad: que caminar con Él nos lleva al Padre, pero es necesario hacerlo con El y sabemos ya cómo es y a qué lleva.
Me pregunto: ¿tengo la Fe suficiente para realizar ese recorrido? ¿creo que el Padre me va a escuchar y sobre todo me va a dar lo que le pido?
Si mi súplica es por algo bueno y no lo obtengo, ¿qué pasa con mi confianza en Dios?
Allí está la respuesta: debo, tengo que pedirle al Padre, antes que todo, que envíe al Espíritu Santo a mi vida y así podré realizar ese proceso al que me invita Jesús con su pedagogía divina.
El ejemplo del padre bueno del texto evangélico, me refleja una característica humanizadora de Dios, es buen Padre, buen hermano, buen amigo, buen profesor (maestro), el mejor de todos. Yo quiero estar con El, quiero ir con su Equipo. También sé que ir por este camino no es «gratis», hay q trabajar, hay que orar, hacer sin esperar recompensa, confiando en el Padre y en que nos acompañe su Espíritu.
Finalmente, aunque tal vez no suela ser común, yo sí he pedido muchas veces el espíritu Santo. Que es luz en la oscuridad, que es agua cuando se siente reseco (que no resaca), que es fuerza cuando estas flaquean, que es valor como en Pentecostés, que es brisa fresca cuando la calor agobia. Me gusta recitar ese himno en algunos momentos.
Conversión personal
Jesús me invita a pedir, buscar y llamar. Y yo ahora lo hago con un corazón humilde, con un razonamiento sincero y con la confianza de una hija en su padre.
He descubierto con la ayuda del “grupo” que necesito pedir a Jesús su Espíritu Santo y tengo que empezar desde ahora a pedirlo, a buscarlo y a llamarlo. Pero todo esto hay que hacerlo con corazón consciente y humilde, y de esa manera el Padre nos dará el Espíritu Santo si lo pedimos y todas las cosas buenas porque somos sus hijos y por tener confianza en Él.
Llamo y me escucha, busco y encuentro, pido y recibo a manos llenas. Creo en el abandono sin medida en sus benditas manos. Creo en la oración, he trabajado en la oración y con la oración, he sido guía de Talleres de Oración de p. Ignacio Larrañaga por 25 años. Y he vivido su respuesta, y sus milagros, aunque aún no se orar sigo insistiendo.
Me he dado cuenta que llevo pidiendo hace vario tiempo por una necesidad especial y que si me hace falta pedirla de verdad, desearla, buscarla y llamar a Nuestro Padre para que me escuche
Poco a poco voy (vamos) leyendo y adquiriendo nuevos compromisos evangélicos y de seguidores de Jesucristo. Ello comporta una plegaria por la mañana pidiendo a Jesús por todos nosotros por nuestros familiares y amigos, por todos los cristianos etc… No olvidemos nunca que empezamos agradeciendo el Amor singular y particular de Dios Padre, pronunciado en el tono tierno de niños en arameo ABBA, acariciemos su regalo, su perenne, el Espíritu, caminemos hacia la Casa común con Jesucristo.
Compromiso con el proyecto de Jesús
Generalmente y cada año me encuentro con un grupo de madres que traen a sus hijos a la catequesis de primera comunión. Mujeres sencillas de corazón humilde y con una fe tímida que no se atreven a orar en alta voz, a pedirle a Dios por sus necesidades. Y mi desafío es ir mostrándoles cuanto ama el Señor a cada una de ellas y a sus niños. También a invitarlas a acercarse al Señor con confianza y a orar juntas y sobre todo a escuchar sus vivencias, historias personales, etc. iluminándolas con la Palabra de Dios. Quisiera comprometerme con este grupo a pedir el Espíritu Santo para que podamos formar una comunidad y juntas caminar por el sendero de Jesús.
Un compromiso que me gustaría es orar junto a una persona que se acerca para desahogarse conmigo, que se encuentra deprimida que no sabe hablar con Dios.
Si me parece muy importante este compromiso de pedir el Espiritu Santo en este grupo, en nuestro entorno , en la iglesia . Si es eso buscar el reino de Dios en nuestro corazón.
Oraciones
Auméntanos nuestra fe, Santo Espíritu de Dios,
para transformar nuestra vida y ser fieles testigos
de la Buena Noticia que es y nos trae el Señor.
SEÑOR, QUÉ SERÍA DE MI SIN TI.
Espíritu Santo que estás en nuestras almas,
gracias te doy por conocerte
y por haberme colmado de gracias y favores.
Señor. envía tu Espíritu Santo
a renovar la faz de la tierra,
necesitamos de Ti, de tu Luz
para ver el camino que nos conduce hacia Ti,
tu aliento, tu abrazo.
Te suplico me ayudes en mi conversión,
no me sueltes de tu mano.
Espíritu Santo, veeeennnn.
Envíame, Señor, tu Espíritu Santo, en este día,
para que sepa buscar con pasión y acrecentar en mi alrededor
tu reino de justicia, comprensión y amor de padre y madre.
Que ese mismo espíritu me dé fuerzas para superar
las adversidades de este día, haciéndome consciente
de mis debilidades, pero acogiéndolas con cariño.
Que me muestre tu rostro amoroso de padre y de madr
para entender cómo ha de ser el mío con los que me rodean.
Que me ayude a percibir, a gozar y agradecer
lo bello que la vida pone en mi camino
como esperanza de un mundo mejor.
Gracias, Señor, por la alegría
de sentirme habitada por tu Espíritu.
Contigo quiero aprender a escucharle,
a dejarle orar en mí, para vivir a tu manera,
hermana de todos, con confianza plena…
Enséñame obediencia, que mi vida hable
de tanto como recibo, de tanto como encuentro…
Gracias por tanto, Señor.
TEMA 4. PEDID, BUSCAD, LLAMAD. Grupo Virtual Galilea
!Hola a todos! Aquí os copiamos algunas de nuestras reflexiones sobre el tema 4. Como dicen los compañeros del GV Emaús, nos sentimos parte de una gran familia. Compartir nuestras vivencias es estupendo y es señal de que algo está pasando más allá de la pantalla del ordenador. ¡Un abrazo muy fuerte!
Compromiso como grupo
Como grupo, queremos hacer este recorrido en una actitud permanente de búsqueda, conscientes de nuestra insuficiencia, de forma sencilla y con el corazón humilde, como hizo Jesús.
Aspiramos a confiar ciegamente en Dios, como hizo Jesús, y sabemos que lo más grande que podemos es buscar el Espíritu Santo que ya nos ha sido dado, o sea, “el aliento de Dios, que crea y da vida, que cura y purifica, que lo renueva, transforma y reaviva todo”. Este aliento de Dios en nosotros nos hace salir de nuestro yo y vivir hacia los demás, para “hacer el bien”, para “curar a los oprimidos”. Es decir, nos convierte en instrumentos de su amor para amar como Jesús nos amó.
Para nosotros orar es fundamental para encontrarnos con Dios. El silencio interior es primordial y tenemos mucho que aprender.
Deseamos mejorar nuestra manera de orar, tanto en soledad como con otras personas. Y no sólo rezar por los demás, sino con los demás.
Sobre al acercamiento al Evangelio
– Hallamos cuando buscamos, porque ÉL mismo desde nuestro interior es quien nos siembra ese deseo de buscar, quien nos empuja a esa búsqueda.
Esas ganas de encontrarnos con ÉL son ya Él mismo empujándonos desde dentro a la Aventura.
– ¿Tenemos que llamar, para que ÉL nos oiga ? O, más bien, ¿tenemos que estar despiertos para oír que es ÉL quien nos llama incansablemente?. Recuerdo ahora una cita que viene al caso. Es del libro del Apocalipsis: «Mira que estoy a la puerta y llamo. Si alguno escucha mi voz y abre la puerta, yo entraré a él, cenaré con él y él conmigo» (Ap 3, 20).
– Todo lo que necesitamos, lo tenemos ya , dentro de nosotros. Es cuestión de estar atentos, despiertos… De encontrarnos con ÉL en el silencio e ir descubriendo con sorpresa, asombro y alegría esta Verdad.
– Todo lo que sabemos de Jesús emana de una actitud de confianza hacia la vida y hacia las personas y eso que su paso por este mundo no fue fácil: incomprensión de los suyos, abandonos, traiciones, envidias, zancadillas, trampas… ¡Hasta llegaron a matarlo!
Pero Él siempre tiene palabras que incitan a confiar: “No os inquietéis”, ”No temáis”…
Nos sabemos amados.
– La confianza y la perseverancia, abren puertas.
– No tenemos necesidad de pedir nada. Ese clamor que surge de nuestro fondo en forma de petición es la consciencia de nuestra limitación, la sed de infinito, de belleza, de paz, de bienestar, que contrasta con lo que vemos y vivimos desde nuestra pequeña realidad.
Yo creo que si despertamos, si abrimos puertas, si estamos atentos y reconocemos nuestra auténtica identidad, si vivimos con una actitud de confianza, entonces seremos conscientes del Espíritu que nos habita.
– Hay una frase llena de sabiduría de Etty Hillesum, judía, muerta en Auschwitz, que viene al caso: “Señor tú no puedes ayudarnos. Nos toca a nosotros ayudarte a Ti y cuando lo hacemos así nos ayudamos a nosotros mismos”. “Ayudar a Dios” es colaborar activa y generosamente con la implantación del Reino de Dios entre nosotros.
– Habiéndonoslo dado todo, busquemos al Espíritu que llevamos dentro y, una vez en unión con Él, no necesitaremos más.
– Me siento afortunada por todo lo que tengo y no me estoy refiriendo a cosas materiales, pero sí he querido plantearme mi vida (y lo llevo haciendo muchos años) como alguien que busca, que anhela, que va descubriendo. Y en ese camino me siento acompañada por Dios.
– La verdad es que yo quiero mostrarme como una pobre necesitada y pedir para mí y para este grupo toda la fuerza para seguir buscando, la constancia para seguir pidiendo y la sencillez de sentirnos invitados a traspasar la puerta que Dios nos abre.
– Jesús nos invita a pedir, buscar y a llamar. El objetivo último de las tres palabras es el mismo: llegar a ser conscientes de que poseemos el Espíritu y de que Él habita en nosotros SIEMPRE.
– Desde el momento que soy consciente de pedir el Espíritu, de buscarlo y de llamarlo, es que ya estoy en Él.
– Somos manifestación de Dios. Somos nosotros los que tenemos que salir de nuestro yo y llegar a comprender que en el otro también habita el Espíritu de Dios .
– Sus palabras yo las entiendo, como lo he expresado antes. Me INVITA a pedirle, cuando lo necesite, a BUSCARLE cuando no lo encuentre o me aleje de Él, a LLAMAR, por muy mal que esté. Es ÉL el que ME INVITA a ello y eso me da confianza y paz.
– La invitación que nos hace Jesús, creo yo, es que le pidamos que nos llene de su espíritu, que lo busquemos y no pasemos de largo, que llamemos a su puerta. Es una cuestión de actitud, de salir de nosotros mismos. Sólo tener esta actitud activa, alerta, ya es algo positivo, un beneficio. Por eso dice: “Todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra y al que llama, le abren”. Nuestro grupo es un ejemplo claro: todos buscamos a Dios y, por el camino, ¡cuánto estamos recibiendo unos de los otros!
– Yo creo que el que pide lo esencial, el que busca, el que llama, descubre que el espíritu de Dios ya está aquí, ya está dentro de nosotros. El que no pide, el que no busca, el que no llama, cree que es autosuficiente y quizá nunca consiga participar de la alegría de sentirse querido por Dios.
– De Dios hemos recibido, como regalos muy preciados el don de la vida, el don de la fe y la capacidad de amar. Y con estos regalos podemos nosotros enfrentarnos a las dificultades naturales de la vida y superarlas, sabiendo que en este vivir el día al día tenemos a un Padre que nos acompaña. Él nos acompaña y nos deja tomar nuestras decisiones con las herramientas que ha puesto en nuestras manos.
– Mi experiencia es que el buscar a Dios es ya un encuentro con Él; la actitud de búsqueda es una presencia de Dios.
Sobre el acercamiento a la vida
– “Sé sencilla, humilde, déjate hacer por Mí. Deja a mi Espíritu inundar todo tu ser. No te compliques más”.
– Solamente se necesita silencio interior para poder conectarnos con Él.
– Una experiencia muy positiva, la que estoy viviendo con este grupo. Me mantiene en una oración constante y de esta manera abro mucho más mi corazón.
– Quiero tener y vivir la confianza de que «TODO ESTÁ BIEN», aunque no sea capaz de percibirlo así en muchas ocasiones.
– En lugar de cambiar a Dios, cambiar nosotros.
– Jesús, se deja encontrar, hasta por los que no lo buscan.
– Suelo pedir fortaleza (ayuda para superar las dificultades), sabiduría (para saber encontrarlo en mis quehaceres diarios), piedad (como ternura, mansedumbre y amor hacia Él y hacia los que me rodean) inteligencia o entendimiento (para comprender su Palabra)… Pediré que me transforme y me convierta.
– Pondré de mi parte todo lo posible por continuar presentando a mis hijos diversas formas de compartir y celebrar que Dios está con nosotros, creo que cuantas más experiencias vivamos juntos y más oremos juntos más fácil será transmitirles los valores cristianos y que en el futuro puedan continuar viviéndolos.
– En mi meditación diaria, en el silencio, vivenciar esa plenitud que soy, hacerme consciente de esa energía creativa y amorosa que me habita.
-En la vigilia intentar ver al “otro” con ese mismo punto de vista, descubrir en él esa plenitud.
– Cuando he tenido la ocasión de escuchar a personas que lo estaban pasando mal por distintas circunstancias siempre les he “prometido” mi oración por ellos, pero nunca se me ha ocurrido rezar con ellas.
– La confianza de Jesús es absoluta. La quiere contagiar a sus discípulos con fuerza. Jesús estaba tan lleno de Dios que se le desparramaba. Confiar en Dios y contagiarlo a los demás: esa es la cuestión. Ojalá que yo pudiera parecerme más a Él.
– “Señor, reaviva mis fuerzas apagadas para que yo pueda ayudar a reavivar las de los demás”.
Terminamos con dos oraciones
Señor: Mi deseo es ir aprendiendo cada día de tu mano…
Dejar que Tú seas en mí.
Que en mis reacciones, mi comportamiento, en mi vida
seas Tú quien se abre paso desde mi interior .
De Ti lo espero, en Ti confío… Estoy en tus Manos……¡¡¡GRACIAS!!!
Señor: Camino muy perdida. Este tiempo me aleja mucho de ti.
Tengo muchos ruidos que me alejan de tu Espíritu.
Gracias por seguir diciéndome con insistencia,
a través de este «Grupo»: DEJA QUE FLUYA MI ESPÍRITU EN TI.
El Espíritu del amor aliente nuestro camino. No vamos solos-@s aunque la indiferencia se haya instalado y pretenda interceptar el amor de Dios que ha sido derramado en nuestros corazones.
Es tarea nuestra que nadie se quede en el arcén del camino, olvidado, rechazado, fuera de todo proyecto de vida más digna y humana.
Queridos amigos:
Les escribo para que sepan cómo andamos en el Grupo de Jesús El Valle (México DF).
Poco a poco nos vamos abriendo a un Jesús más íntimo y provocador.
Me conmoví especialmente con tres participaciones a propósito del Tema 4:
–Estoy cambiando. Ya no puedo ser como antes.
–Por primera vez me di cuenta que Jesús es tan humano como nosotros. Y es mi Dios.
–La primera vez que asistí al Grupo de Jesús no podía hablar. Ahora me doy cuenta que tenemos participaciones del Grupo que me dicen mucho.
Veo cómo Jesús va «metiéndose» al corazón, y va cambiando nuestras actitudes. Me maravilla poder verlo, porque todos sabemos que solo Él puede hacer esto.
Me siento agradecida de estar en un Grupo de Jesús.
Con cariño,
María Estela
Coordinadora GJ El Valle (México DF)
Pidan, busquen, llamen…
Las veo unidas. Muchas veces se cree saber lo que hay que pedir. En general, cuando llega la angustia, la dificultad. Pido.
Buscar es solicitar ayuda. Es pensar primero en quien tiene la solución: Jesús . Si así fuera mi fe, cambiaría mi petición por «Hágase tu voluntad».
Tal vez lo que aprendí hoy es que buscar y pedir van juntos. Llamar, es tocar el timbre de la oración.
La confianza total en Jesús viene también aparejada. Recordé que la fe mueve montañas. Las mueve cuando se acompaña de la búsqueda de lo que Dios quiere en esa situación.
Por esto, mi conclusión puede ser simple: pero ¿cuál es Su voluntad? Hay que llamar, orar.
Jesús nos enseña con palabras y situaciones que todos podemos entender. Por eso habla de padres y madres que dan lo mejor a sus hijos, no lo peor. A veces no sabemos bien qué sea lo mejor, por eso, hay que orar, pedir, llamar.
Pedir al Espíritu Santo no es frecuente, en general. Pedimos salud, trabajo soluciones… pero el Espíritu Santo es el Amor. Me pregunto: ¿Qué tanto pido el Amor para que se trasluzca en mi vida?
Quiero pensar que cuando oro llamo al Padre, recurro al Hijo y confío en el Amor el Espíritu.
Hace poco, entendí a mi humilde manera, en mi sentir, que el Espíritu Santo era el Amor, No fue nada extraño. Simplemente saber que Dios me ama. Que era un amor que se me daba. Fue un momento muy especial, muy sencillo, que me llegó al alma. A ver si cambio, por fin.
¿Cuál puede ser el sentido de compartir en un grupo “virtual” los aspectos de conversión personal y de compromiso que se plantean en el proceso?
RESPUESTA: Compartir lo que el Espíritu va obrando dentro de cada uno de nosotros y aquello a lo que nos envía hacer es fruto de una relación con Jesús y de un encuentro que, aunque es virtual, tiene el mismo fuego y fuerza que nos lleva a compartirlo con el resto del grupo y con los demás grupos de Jesús porque estaos dentro de una misma familia y queremos que otros sepan lo que está pasando en nosotros y cono nosotros… es signo de que estamos haciendo, ns estamos moviendo, estamos caminando, que no estamos limitados a un ordenador sino que vamos más allá, estamos viviendo una experiencia de fe…
Con cariño para nuestro compañeros del GVJ
Aportación a la web
TEMA 4. Pidan, busquen, llamen
GVJ Emaús
Aquí estamos como grupo pidiendo, buscando y llamando. El Señor hará su parte. Nosotros ponemos corazón, voluntad y lo hacemos con mucho amor y fe. Dios dará a cada uno con generosidad.
Mony: Amo a Dios porque me enseña a ser responsable, me enseña a ser generosa y menos orgullosa. Quiero ser una cristiana con Espíritu y seguir viendo a Dios como mi Padre bueno. Quiero aprender a pedir, buscar y llamar. Orar debe ser tan sencillo como hablar con un amigo, alguien que amas, lo haces en cualquier momento y disfrutas ese tiempo. Jamás es tiempo perdido. Tengo que gustar de la oración y ahí podre pedir, llamar, buscar.
Bego: La fe de Jesús y seguridad que tenía ante Dios me parece extraordinaria y envidiable. Mi experiencia es que cuando he pedido he notado que tenía más esperanza y que me sentía que tenía más fuerzas y ganas de seguir viviendo a pesar de las dificultades. Dios tiene que ser mejor que nosotros porque si no, no sería Dios. Por eso como decían los discípulos a Jesús, “Aumenta nuestra fe” y haz que crea y vea y luego todo lo demás vendrá solo. Un saludo a todos y un abrazo en Cristo Jesús.
Amparo: Nada mejor que esta lectura para nuestro grupo que ha iniciado ya esa búsqueda de Jesús, transformador de identidades y liberador de ataduras humanas. Nuestra disposición ha de ser con un corazón sencillo y humilde y abierto a la “escucha de Dios”. Yo como cristiana he experimentado la necesidad vital de encontrarme con Jesús en la oración.
Piluca: Me encuentro muy a gusto en este grupo, acompañada por todos vosotros en este caminar buscando a Jesús, es una sensación de afianzamiento, de saberte junto a personas que han emprendido el mismo viaje que tú, que te apoyan, te animan a seguir en esa dirección en pos de las huellas de Jesús, de sus palabras, de su forma de vivir. Sería fantástico que tuviéramos la costumbre de orar siempre de este modo, pidiendo, buscando y llamando al Espíritu Santo, y que lo hiciéramos para que ese espíritu de Dios, llegara a mis hijos e hijas, a mí marido, mis nietos y hermanos, a mis amigos, a la gente más olvidada, a la Iglesia, y al mundo entero.
Ángel: Es lo que merece la pena pedir: tener el Espíritu de Dios es todo, que no es otra cosa que dejarse conducir por Él. Tener sus dones es la fuente de la mayor alegría. Seguir a Jesús es dejar conducir por su mismo Espíritu: pasó por la vida haciendo el bien y liberando a todos los que estaban oprimidos por el mal. La oración es estar con alguien que te ama: aprender a mirar y amar como Dios mira y ama a todo lo que ha creado. Todo momento, situación o lugar, solo o acompañado, es propicio para orar, pero es conveniente reservar al día lugar y tiempo para estar con quien nos ama.
Esperanza: Creo firmemente, querido grupo Emaús, que decidir emprender juntos este camino con Jesús, ya es una respuesta de Dios Padre a nuestras oraciones personales manifestándole nuestra necesidad de crecer en la fe en Él, de confiar y esperar en Él plenamente, de encontrar el verdadero sentido a la vida. He allí nuestra petición, nuestra búsqueda, nuestro llamado.
Tere Ferrer: Quiere que ensanchemos nuestros deseos a la medida de lo que Dios quiere darnos.
Porque ¿Qué pedimos?, ¿Qué deseamos? ¿Qué buscamos? ¿Cuáles son nuestras metas? ¿A qué puertas llamamos para entrar? Creer y confiar en que Él puede y quiere hacerlo, y actuar en consecuencia para comprobar, como dice San Pablo, “la fuerza de su acción que actúa en mí.”
Isabel: El buscar, implica que necesitas encontrar, tus oídos están más atentos, tus ojos más abiertos, todos tus sentidos están puestos en la búsqueda. Y claro que encuentras, un montón de señales que te van indicando el camino por donde tienes que ir si quieres encontrarlo, hechos, personas, situaciones e incluso ángeles (sin alas) que en un momento dado aparecen y te indican algo en lo que no habías caído, esas personas que a lo mejor no ves más en tu vida pero a las que recuerdas siempre
Jorge: Sigo buscando y este es mi compromiso, razón por la cual me encuentro entre ustedes y como el mismo Jesús dijo, pidan, busquen y hallarán, siento que junto a ustedes también encontraré más sentido a esta vuelta al Jesús de los Evangelios. Un abrazote.
COMPROMISO GRUPAL
Propuesta de actividad en común a realizar cada uno donde esté:
Que cada uno de nosotros pueda orar por alguien. A veces pensamos que no podemos orar por alguien si no soy sacerdote o religiosa y no es así. Pensamos que si soy pecador mi oración no funciona, pero orar es el mejor regalo que puedes hacer a alguien. Hay alguien cerca de ti que necesita orar. Y si les agrada pueden usar el siguiente esquema:
1ro. Solicite permiso (¿María, puedo orar por ti?)
2do. Explique lo que va a suceder (voy a orar por ti, pediré Espíritu Santo que ilumine tu vida…)
3ro. Coloque su mano en el hombro de la persona (¿puedo poner mi mano en tu hombro? Quiero que sientas que estoy contigo y oro con amor por ti…) (si la persona no quiere que pongamos nuestra mano en su hombro no hay ningún problema)
4to. Ore con sencillez: “Ven Espíritu Santo”…llena de paz a esta hija tuya…Y después de unos minutos, pregunte si desea que ores por algo en particular y ora por ello (puede ser que va a tener una operación, que perdió un ser querido…) Ejemplo: “Señor te pido que sanes la pierna de Samuel”.
5to. Mantenga los ojos abiertos (te permite ver con amor a la persona por quien oras, además si llora y ocupa un pañuelo o agua…)
6to. Pregunte si la persona siente que algo está sucediendo.
7o. Responda a cualquier pregunta al terminar.
8o. Anime a la persona para que regrese a tener más tiempo de oración.
En Cristo Jesús, único Pastor, Señor y Maestro, Siervo y Buen Samaritano de nuestras vidas, con motivo de mi 41 aniversario de ordenación sacerdotal 24 de junio y de mi primera misa 29 de junio, festividad de San Pedro y San Pablo, envío como compromiso de grupo y aportación a la página web. De manera práctica se nos ofrecen las claves de la oración cristiana: pedid, buscad y llamad, según nuestro tema 4º sobre la oración.
1º Mirando al evangelio:
-a Jesús que vuelve a cruzar de orilla, acompañado por sus discípulos
-a Jairo, un jefe de la sinagoga que PIDE a Jesús la curación de su hija.
-a la gente que apretuja a Jesús,
-a la mujer que le toca la orla de su manto,
-a los siervos de Jairo que le comunican la muerte de la niña,
-a Jesús que sostiene la fe de Jairo,
-a la plañideras y a la gente que se ríe de Jesús,
-a Pedro, Santiago y Juan que con los padres de Jesús entran solos a donde estaba la niña NO MUERTA SINO DORMIDA.
-a JESÚS QUE HACE UN GESTO Y DICE UNAS PALABRAS a la niña,
-a los padres para que le den de comer.
2º Mirando a nuestra vida: llamadas a la conversión a nuestro modo de orar y cómo sostiene Jesús la fe en Jairo y en la mujer. Cómo la presencia de los tres testigos cualificados que lo serán en Getsemaní cuando Jesús ora tiene su plenitud en la resurrección de «a ti te lo digo levántate» sólo el Crucificado/resucitado puede tener tal poder y esa es la Buena Noticia para quienes creemos y confiamos: Tu eres la resurrección y la vida quien cree en mí y haya muerto vivirá porque todo el que cree y vive en y desde mí no morirá para siempre.
3º Lo importante es ir constatando y viendo como esa palabra de Dios se ha ido cumpliendo en nuestras vidas, en la vida de la gente y sobre todo en los más desasistidos gracias a la presencia, acompañamiento y solidaridad de muchas manos que tiran como las de Jesús sobre nuestras vidas no muertas sino dormidas, porque nuestro Dios no es un Dios de vivos sino de muertos.
Paz y bien. Ángel.
Ven, Espíritu de Dios,
luz que penetras el alma,
fuente del mayor consuelo…
descanso en nuestro esfuerzo,
gozo que enjuga las lágrimas
y reconforta en los duelos.
Mira el vacío del hombre
si tú le faltas por dentro.
Hola querido Emaús. Muchas gracias por vuestra aportación. En uno de los grupos virtuales que están comenzando, uno de sus miembros comentaba cuál puede ser el sentido de compartir en un grupo «virtual» los aspectos de conversión personal y de compromiso que se plantean en el proceso. En vuestros comentarios está la respuesta, pero si le queréis contestar de manera particular desde vuestra experiencia, sería estupendo. Que tengáis un buen verano.