Marcos 7,31-37
Dejó [Jesús] el territorio de Tiro y marchó de nuevo, por Sidón, hacia el lago de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis.
Le llevaron un hombre que era sordo, y además apenas podía hablar; y le suplicaban que le impusiera la mano. Jesús lo apartó de la gente y, a solas con él, le metió los dedos en los oídos y le tocó la lengua con saliva. Luego, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo:
—Effetá (que significa: «Ábrete»).
Y al momento se le abrieron sus oídos, se le soltó la traba de la lengua y comenzó a hablar sin dificultad.
Él les mandó que no se lo dijeran a nadie, pero cuanto más insistía, más lo pregonaban. Y en el colmo de la admiración decían:
—Todo lo ha hecho bien. Hace oír a los sordos y hablar a los mudos.PRIMERA REUNIÓN. 1. Acercamiento al texto evangélico
Situación del sordomudo. ¿Qué hace el sordomudo para acercarse a Jesús? ¿Quién hace posible su encuentro con él?
La desgracia de la persona sordomuda. ¿Has pensado lo que puede ser vivir sin escuchar el mensaje de los demás y sin poder comunicar el nuestro? ¿Es posible seguir a Jesús sin «escuchar» su mensaje y sin «comunicarlo» a nadie? ¿Conocemos cristianos «sordos» para escuchar a Jesús y «mudos» para confesarlo?
El trabajo curador de Jesús. ¿Qué nos llama la atención en la descripción que hace el evangelista? ¿Captamos la dedicación y la entrega intensa de Jesús a curar al enfermo? ¿Crees en la fuerza curadora de Jesús para sanar tu vida?
El grito de Jesús. ¿Qué podemos intuir en esa mirada de Jesús levantando sus ojos al cielo? ¿Qué le pide al sordomudo? ¿Es tan necesaria la colaboración del enfermo?
La admiración de la gente. ¿Cómo resume la gente lo que ve en Jesús? ¿Nos identificamos con sus sentimientos? ¿A ti te está haciendo bien Jesús?
2. Comentario: Dejarnos trabajar por Jesús
El evangelista Marcos sitúa el episodio en la orilla oriental del lago de Galilea, en una región habitada mayoritariamente por paganos. Su objetivo no es solo recoger los recuerdos que se conservan entre los seguidores de Jesús sobre la curación de un sordomudo. El relato sugiere algo más.
Los profetas de Israel usaban con frecuencia la «ceguera» y la «sordera» como metáforas para hablar de la cerrazón y la resistencia del pueblo a su Dios. A pesar de vivir su religión como una «alianza» estrecha con Dios, Israel es un pueblo que «tiene ojos, pero no ve» lo que Dios quiere hacer con él; «tiene oídos, pero no oye» lo que Dios le está diciendo. Por eso un profeta invita en nombre de Dios al pueblo con estas palabras: «Sordos, escuchad y oíd. Ciegos, mirad y ved» (Isaías 42,18).
En este marco, la curación del sordomudo narrada por Marcos sugiere que Jesús es capaz de «abrir los oídos» para que los «sordos» puedan escuchar y entender la Buena Noticia de Dios. Por eso mismo, el relato se convierte en una llamada a abrirnos a Jesús para dejarnos trabajar por él. ¿No es eso precisamente lo que necesitamos?
Según el relato, la situación del sordomudo es lamentable. Vive como ajeno a todo. No parece ser consciente de su estado. No hace nada por acercarse a Jesús. Nunca saldría por sus propias fuerzas de su aislamiento. Por suerte para el enfermo, unos desconocidos se interesan por él y «lo llevan» a Jesús. Solo les mueve un deseo: suplican a Jesús que «imponga su mano sobre él» para transmitirle su fuerza curadora.
La desgracia del sordo consiste en que solo se oye a sí mismo. No puede escuchar a sus familiares y vecinos. No puede conversar con sus amigos y amigas. Tampoco escucha las parábolas de Jesús ni entiende su mensaje. Vive aislado en su propia soledad. Su situación se agrava todavía más cuando, al no poder oír, se atrofia su capacidad de hablar. El sordo de nuestro relato apenas puede hablar de manera inteligible y clara. Así transcurre su vida: sin escuchar el mensaje de los demás y sin poder comunicarles el suyo propio.
Hay todavía algo más doloroso en la mentalidad de aquel pueblo tan religioso. La persona sordomuda no puede escuchar la Palabra de Dios que se proclama los sábados en la sinagoga ni el canto de los salmos en los atrios del templo. Y, en consecuencia, no puede transmitir a sus hijos el mensaje de la Alianza ni bendecir y alabar a Dios con himnos y cánticos. Su vida dentro del pueblo de Dios es marginal. En los escritos de la comunidad de Qumrán se dice que «el que no ve ni oye no sabe practicar la ley».
En cuanto Jesús oye la súplica que se le hace para curar a aquel hombre, actúa sin tardar. ¿Cómo no va aliviar el sufrimiento de aquel enfermo? Lo toma consigo, lo aparta de la gente y se concentra sobre el sordomudo. No busca el sensacionalismo. Vive aquella curación como recogido ante el Padre del cielo, que quiere lo mejor para sus hijos e hijas.
El evangelista se detiene en describir con detalle a Jesús trabajando cuidadosamente al enfermo. Primeramente le introduce sus dedos en los oídos para vencer las resistencias y eliminar los obstáculos que le impiden «escuchar». Luego humedece con su saliva aquella lengua paralizada para dar fluidez a su palabra.
No es una curación fácil. Los «dedos» de Jesús están actuando. Su «saliva», que según la creencia popular es como «aliento condensado» y tiene virtud curadora, está estimulando la lengua enferma. Pero, al parecer, el sordo no colabora y sigue encerrado en sí mismo. Jesús hace un último esfuerzo. «Levanta los ojos al cielo», buscando que el Padre se asocie a su trabajo, y luego, respirando profundamente, le grita al enfermo la primera palabra que ha de escuchar en su mundo cerrado de sordo: «¡Ábrete!».
El sordo sale de su aislamiento. Se deja trabajar por Jesús. Y en el momento en que Jesús y el enfermo se funden en una misma fe y se abren a la acción de Dios, amigo de la vida, la curación se hace realidad. Por primera vez, aquel pobre enfermo empieza a conocer lo que es vivir escuchando a los demás y conversando abiertamente con todos. Ha escuchado la orden de Jesús, se ha abierto y ahora es capaz de vivir escuchando su Buena Noticia y comunicándola a otros. ¿No es esta la experiencia que necesitamos vivir nosotros?
La gente queda sorprendida y admirada. Y, aunque Jesús insiste en que no lo pregonen, ellos proclamaban: «Todo lo ha hecho bien. Hace oír a los sordos y hablar a los mudos». Jesús les recuerda a Dios, que, según el libro del Génesis, después de crear la vida «vio todo lo que había hecho, y todo era bueno» (Génesis 1,31). Así es Jesús. Vive haciendo el bien.
Hemos de dejarnos trabajar por él para ser sus discípulos y seguidores. Si vivimos sordos a su mensaje, si no entendemos bien su proyecto ni captamos su amor a los que sufren, no escucharemos la vida como la escuchaba él ni llegará hasta nosotros el clamor de los que sufren como llegaba hasta el fondo de su corazón. Pero entonces no seremos capaces de anunciar su Buena Noticia, pues deformaremos su mensaje. No hemos de olvidarlo en nuestro recorrido. Si nos mantenemos «sordos» a las palabras de Jesús, seremos como «tartamudos» al anunciar su Buena Noticia. A muchos se les hará difícil entender nuestro «evangelio».
Al parecer, en algunas comunidades cristianas se leía e interpretaba la vida y la actuación de Jesús a la luz de las promesas recogidas en el libro de Isaías. En una de sus páginas podemos leer estas palabras: «Ánimo, no temáis; mirad a vuestro Dios… viene en persona a salvaros… los oídos del sordo se abrirán… la lengua del mudo cantará» (Isaías 35,4-6). Esta salvación nos ha llegado en Jesús. ¿La podremos experimentar en este grupo? ¿La podremos conocer en la Iglesia de Jesús? ¿La anunciaremos en la sociedad actual?
SEGUNDA REUNIÓN. 3. Conversión personal
- ¿Tengo la impresión de vivir sin escuchar desde el fondo de mi ser la voz de Jesús? ¿Qué es lo que más me impide estar abierto a su Evangelio y a su espíritu?
- ¿Sé confesar mi fe en Jesucristo con mi palabra y con mi estilo de vivir o soy un cristiano mudo? ¿Callo y oculto a veces mi identidad cristiana? ¿Por qué? ¿Por respeto, por cobardía, por temor al rechazo…? ¿Puedo colaborar más activamente para que en este grupo nos abramos cada vez más a Jesús.
- Conversación con Jesús. Háblale de tus resistencias a su llamada. Él te escucha y te entiende.
4. Compromiso en el proyecto de Jesús
- ¿Observamos en nuestro entorno falta de comunicación, ausencia de diálogo, soledad… en los hogares, en las parejas, entre amigos, compañeros de trabajo? ¿Sucede algo parecido en nuestras parroquias y sectores cristianos?
- ¿Conocemos a personas a las que hemos escuchado frases como estas: «No creo en nadie», «que me dejen sola», «no quiero saber nada de nadie», «no me hables de la Iglesia, ni de Dios, ni de Cristo… no quiero oír hablar de nada de eso»? ¿Cómo solemos reaccionar en esos momentos?
- ¿Queremos que este grupo de Jesús sea un «grupo abierto»? ¿Cuáles serían los rasgos más característicos de un grupo abierto al Espíritu de Jesús? ¿Cómo podemos contribuir nosotros a dar pasos concretos hacia una Iglesia más de Jesús?
5. Sugerencias para la oración
- Escuchamos en silencio la reacción de aquellas gentes sencillas que conocieron a Jesús por las orillas del lago de Galilea: «Todo lo ha hecho bien. Hace oír a los sordos y hablar a los mudos». Recordamos en silencio el bien que nos ha hecho Jesús en momentos concretos de nuestra vida. Pensamos en personas concretas a las que Jesús ha transformado, dándoles luz, fuerza, compañía, presencia de amigos creyentes. Los que lo desean dan gracias a Dios porque sentimos a Jesús como «Amigo bueno» para todos.
- Contemplamos a Jesús en medio de nosotros, «levantando sus ojos al cielo» y diciéndonos a todo el grupo: «¡Ábrete!». Escuchamos en silencio su llamada, pensamos en nuestras cobardías, miedos, resistencias, inconstancias… Pedimos en silencio unos por otros, y los que así lo desean invocan a Dios en voz alta.
- Podemos leer en silencio la siguiente oración antes de pronunciarla en voz alta:
Estás cerca,
estás siempre,
estás esperando
y no me detengo.
Respetas mi libertad,
caminas junto a mí,
sostienes mi vida
y no me entero.
Me ayudas a conocerme,
me hablas como a un hijo,
me animas a ser yo mismo
y no te hago caso.
Me amas con ternura,
quieres lo mejor para mí,
me ofreces todo lo tuyo
y no te lo agradezco.F. Ulíbarri
Banco de oraciones
En este enlace tienes a tu disposición oraciones que han compartido Grupos de Jesús y otras personas, tras reflexionar y meditar este tema 8. Esperamos que te ayuden a profundizar en tu propia oración o en la de tu grupo.
Materiales de profundización
En este enlace tienes a tu disposición una serie de comentarios breves e ideas sueltas que se ofrecen como ayuda para profundizar en el tema 8 de Grupos de Jesús.
Te sugerimos que los leas y medites una vez que hayas trabajado el tema, de modo que estas ideas y reflexiones compartidas no condicionen tu propia reflexión y apropiación del Evangelio.
¡ Ábrete!
Marcos 7,31
Para seguir a Jesús,escucharle, hemos de dar un paso adelante, decisivo,sin miedo.
¡ Ábrete! Un grito,una orden directa,sin dudas,es la única manera de cambiar nuestra vida,de mirarla desde otra perspectiva,no valen medidas tintas,o te abres al Señor para ver la vida a través de unos ojos nuevos,o continuas mirando solo lo superficial.
La gente lleva al hombre sordo a la presencia de Jesús,le piden que lo cure, él no hace nada,se deja curar por el Señor que con la misma discreción de siempre se aparta y le cura tocándole, metiendo los dedos en sus oídos y tocando la lengua con saliva,le dice » Effetá» los oídos se le abren y se le suelta la traba de la lengua, todos necesitamos que también nos digan » Ábrete» para que la sordera de nuestra vida se cure y podamos vivir para el otro, para hacer lo que Jesús enseña con su Palabra y el ejemplo de su vida, ésta es la clave de nuestra vida cristiana que hemos de vivir en comunidad porque no se puede disfrutar de Jesús en solitario.
La sordera del alma es esa incapacidad del corazón que nos impide sabernos amados por Dios,lo que él nos grita de la mañana a la noche, que nos ama, que no tengamos miedo de acercarnos por nosotros mismos a él para que nos abra a su enseñanza,a la vida que quiere para nosotros,una vida con los oídos abiertos a los hermanos a sus necesidades,la traba de la lengua suelta para gritar las injusticias,la maldad del mundo que oprime ,a no tener miedo a enfrentarnos a los que nos hace sordos y mudos,a combatirlo porque no estamos solos, porque él siempre está diciendo: ¡ Ábrete!
El texto evangélico nos ayuda a nuestra conversión personal,nos hace ver que muchas veces no nos abrimos lo suficiente,nos situamos en nuestra zona de confort, Dios está en nuestro interior,lo vemos,lo sentimos es nuestro refugio en los problemas diarios,en las dificultades inesperadas, pero nos pide que nos abramos a los demás, está dentro y fuera de nosotros.
Seguir a Jesús no es fácil,la mayoría de las veces es ir contra corriente,la forma en la que confesamos nuestra fe es la coherencia en nuestra forma de vida,en las prioridades,en que y a que dedicamos nuestro tiempo,a veces es complicado porque nos cuesta trabajo explicar con palabras nuestra fe,por ello debemos ser humildes, discretos y tener una actitud respetuosa hacia los demás para poder acercarnos a Jesús y para llevarlo a los hermanos como hicieran las gentes del texto.
Él cuenta con nosotros,no actúa sin nuestro consentimiento,si estamos dispuestos a seguirle nos abre los oídos y los labios para escuchar su Palabra, para decir a los demás que ellos también se abran y se acerquen a él que les espera con los brazos abiertos.
Somos privilegiados por tener el consuelo y la certidumbre de que la Vida Eterna nos fue prometida y debemos comprometernos a difundir y ayudar a Dios con este bello mensaje que convierte el dolor en gozo y las tribulaciones en gloriosa alegría.
Cuando me siento solo y cansado, cuando fracasen mis planes, cuando me siento impaciente y me resulte difícil llevar mi cruz, cuando esté enfermo y mi cabeza y mis manos no puedan trabajar, cuando otros fallen,en todas mis dudas y debilidades, Señor ayudame.
¡ Perdona mi sordera y no me abandones nunca!
Francisco, Gela, Juan José, María, Alicia, Rafael, Valle.
Grupo virtual de Jesús 33
Queridos amigos, grupos de Jesús,
Somos el Grupo Virtual de Jesús 32 y compartimos con ustedes nuestra reflexión sobre el TEMA 8 – Ábrete (Mc 7,31-37)
ACERCAMIENTO AL EVANGELIO
Los profetas y los apóstoles, usaban el termino ciegos y sordos, para aquellos que no aceptaban la palabra de Dios. Al igual que los apóstoles hoy también vemos personas que padecen la misma enfermedad, ciegos y sordos que no aceptan la palabra de Dios y no hay nadie a su lado que los lleve a la sanación de Jesús, otros que se resisten a la invitación, prefiriendo no escuchar, quedando aislados de lo que les puede cambiar la vida. No estamos ciegos para ver todo lo que ocurre en cualquier parte de la tierra, pero a lo mejor nuestra ceguera está en no ver al que sufre a nuestro lado.
Jesús simplemente sufre con el que sufre y hace todo lo que puede para terminar con el padecimiento o dolor que encuentra a su paso, al menos sintámonos seguros que Jesús de Nazaret quiere terminar con ese sufrimiento.
También ahora deberíamos confiar en Jesús y pedirle que abra nuestros oídos, nuestro corazón y nuestra mente, que el ego y la soberbia no nos hagan sordos a su palabra, y aunque los ruidos del anti-Reino nos ensordezcan y amordacen, al menos intuyamos su mensaje de amor, su mensaje de compasión y podamos discernir su santa voluntad.
Creemos en la fuerza sanadora de Jesús para curar la vida. Cuando se lo deja entrar, abriendo el corazón, Jesús se toma el tiempo para dar a cada uno lo que necesite.
Es necesaria la colaboración de cada uno de nosotros para que el Señor nos abrá a su Palabra, a su enseñanza, sólo escuchándole y siguiéndole encontraremos el camino de salvación porque no es posible seguir a Cristo sin primero escucharlo para luego comunicarlo a los demás.
Si Jesús me ha hecho tanto bien a mí ¿Cómo no voy a compartir esta alegría y bienaventuranza con mi hermano?
ACERCAMENTO A LA VIDA
Actualmente existe un diálogo de sordos, hay falta de entendimiento como si hablásemos en distintos idiomas pero realmente los idiomas que estamos manejando son los idiomas del egoísmo, los de imponer ideas, los de falta de amor y empatía, y el idioma que se habla sólo por querer ganar una discusión. Ninguno de éstos puede hacer fructífero el mensaje de Jesús porque la manera de comunicar el mensaje de Jesús a los demás es con coherencia testimonial.
Cada uno tiene ante sí la posibilidad de dar testimonio de su mensaje de amor, y si lo recibió en su corazón, de mostrar su fe con su vida. No vale la pena forzar e imponer creencias.
Sólo cuando hemos conocido a Jesús, cuando nos hemos encontrado con Él, cuando queremos recorrer con Él, el camino de salvación podemos hacer vida la alegría del Evangelio y entendemos que tenemos que acercar a los demás a su Palabra, a su conocimiento, a su seguimiento.
Dispongamos nuestro corazón, nuestra mente, y nuestros oídos para oír la voz de Jesús y su mensaje sanador y restaurador, esa Buena Noticia Ilimitada que tanto bien nos hace cuando la escuchamos, la comprendemos y la comunicamos a otras personas. Sólo en Jesús encontramos el Camino, la Verdad y la Vida.
ORACIÓN
Jesús, te pido ayuda, pon tu mano sobre mí, para sanarme, para curar la enfermedad en mi vida,
renovando mi fe en ti que me lleva al Padre
y fortaléceme con tu Espíritu para no ser desalentado por las dificultades de la vida.
Fuiste abandonado por todos y no retrocediste,
ese es el coraje que necesito para anunciarte y traer a Ti a otros necesitados de tu amor,
con la misma compasión que tienes hacia mí.
Si me siento feliz con lo que me das, ¿por qué no compartir esa felicidad?
Jesús, lléname de ti, dame la paz, la serenidad y el amor del Padre,
mis miserias las pongo en tus manos.
Gracias Jesús, por ser mi amigo.
Amén.
Compartir la Palabra.
La introducción al nudo del relato no nos pasó como un detalle más: Jesús pasaba por tierras paganas; la contundente confirmación que su propuesta sería para todos. Además, nos muestra que la convicción del grupo que lo seguía da cuenta de la eficacia de ese recorrido -casi descripto como al pasar-en el que la gente del lugar pudo ver al más necesitado y lo llevaron ante el que podía rescatarlo. Obviamente, la observación nos condujo a compartir qué estamos concretamente haciendo por la difusión de nuestro «tesoro» y así conocimos un poquito más a la religiosa que se dedica al acompañamiento de gitanos, a la que montó plataformas digitales ampliando así el alcance de la propuesta, al médico que se dedica de verdad a cada paciente, al que vive su simple vida cotidiana dejando huellas de humanidad; y lo bueno fue que todos, varones y mujeres, pudimos exponer nuestros esfuerzos y tropiezos con libertad y sin comparaciones. Sentimos que el tema seguirá pendiente.
El valor del testimonio.
El tema de la fuerza motivadora de este grupo de seguidores nos llevó a recordar las circunstancias y personas que nos condujeron a conocer a Jesús y cómo, desde esos inicios que sin duda fueron alimentando nuestra fe, fuimos buscando diferentes propuestas que nos llevaran a un acercamiento más genuino, más directo, más sin intermediarios que es hoy el que nos lleva a proponernos una vida cristiana más coherente y consecuente. De ahí la conciencia con la que registramos esto de «vivir en la zona de confort» o de quedarnos «parados en la orilla», percibimos los límites de nuestra humanidad, ya nos descubrimos transitando un camino que nos reclama como hijos muy amados de Dios. Jesús revolucionó nuestras vidas haciéndonos conocer esta filiación divina que se expresa y disfruta en los vínculos fraternos que podamos establecer y que operarán como testimonios auténticos de la cristiandad.
Hablar a solas con Jesús.
Coincidimos en reconocer la potencia de la palabra «Effetá», entendida como ese entendimiento que surge cuando nos animamos al encuentro directo con Jesús. Ocurre en ese ámbito en el que nuestras ocupaciones y preocupaciones cotidianas quedan momentáneamente suspendidas para crear un silencio en el que se suelta la lengua de nuestra intimidad más profunda y el oído se predispone a escuchar lo que intuimos justo y verdadero.
María Agustina, María Cristina, Olga, Nilda, Teresa, Cecilia, Juan, Jesús, Dardo
Grupo Virtual de Jesús 31
GVJ 30
Ábrete!
Esta conversión personal, la empezamos con la oración que nos comparte un miembro de nuestro GVJ30: <>. Ello sintetiza nuestro estado para escuchar en el fondo de nuestro ser la voz de Jesús, en nuestras oraciones diarias.
Estas semanas hemos experimentado cosas que nos provocan sacar lo peor de nuestro ser pero me con ayuda de Dios nos contenemos y queremos pensar que es un .pequeño fruto de este caminar. Por otro lado recibimos mensajes positivos llenos de cariño de personas que están llegando a nuestras vidas y que a veces no las esperamos y me estoy sintiendo bien. Experiencias en nuestras vidas, como cuando nos reunimos con una persona por la que sentimos algo de rencor porque esa relación nos lastimó. Pero luego entendemos que no fue su culpa ni la de nadie. Solo fueron malas decisiones. es mejor hablar .con ella y así sacar de manera asertiva lo que traemos por dentro y que nos quita la paz…podemos hablar, llorar y al final confundirnos en un abrazo porque nos perdonamos. Y nuestros días empezarán a tener más luz. Ábrete!
Este periodo de reflexión lo hemos vivido desde un corazón abierto y dispuesto a aprender. Nos enfocamos en una experiencia que nos comparte uno de nuestros integrantes y que deseamos compartirla : << Una experiencia que viví hace unas 4 semanas y que me hizo enojar mucho y cuando pude calmar el enojo entonces llegó la tristeza. Quería sentir paz juzgando a la otra persona, y fue justo en ese momento que empezamos el tema 8. Me propuse vivir este tema con entusiasmo y positivismo, limitando mis reclamos y observando las ocasiones en que mecánicamente empezara mi mente a divagar en la censura o el juicio. Hablando específicamente del síndrome de Down, en México aún vivimos mucha exclusión, trato desigual y falsas creencias respecto a las capacidades que una persona con esta condición pueda tener. Con mi hijo Max hemos afrontado muchos retos, y sé somos una familia resiliente y hay tratos a los que nos hemos acostumbrado, pero no todo puede ocurrir en la comodidad de que las cosas son así. Hace tres años Max ingresó al catecismo para su primera comunión, querían darle pase libre a recibir el sacramento sin su preparación catequística, pero yo me negué. La catequesis se detuvo por pandemia y un par de meses después todos los niños hicieron su primera comunión, Max también. Hace 4 semanas fuimos nuevamente para que Max ingresara a su preparación de la confirmación y lo que se me dijo fue: "ya pronto se harán confirmaciones, que Max se presente ese día. Le dije a la catequista que Max ingresara al catecismo a lo que me contestó: "No, ya después usted le enseña". No fue la respuesta adecuada, ni la que yo esperaba.
Por ello en ocasiones, nos cuesta escuchar la voz de Dios en nuestro interior y la catequista debe abrirse como el sordo de la lectura. Son varios los motivos para que esto ocurra. Una de las razones es la excesiva actividad en nuestro día a día, que nos me impide encontrar momentos para el reposo y el encuentro con Jesús en el silencio. En esos momentos de aridez, apoyarnos en la lectura de la Palabra y el recuerdo de los instantes en que me siento cerca de Dios.
Intentamos dar a conocer el mensaje de Jesús con nuestras propias palabras, aunque creo que es más importante que nuestra vida hablemos del Dios en que creemos. En ese sentido es mejor que las personas se acerquen a los creyentes porque les atrae su estilo de vida, eso es predicar con el ejemplo.
Sin embargo, para las personas creyentes, el tema de la sordera está muy presente. Es importante acercarse al dolor del hermano en primera persona, sin intermediarios. Si no estamos del lado de los crucificados, no haremos nuestro su dolor, por mucho que nos lo cuenten o lo veamos por televisión.
Como ya os hemos dicho otras veces, nos cuesta abrirnos y compartir lo que pensamos y siento. Nos cuesta confesar nuestra fe en Jesucristo con la palabra, aunque podemos hacerlo con nuestro estilo de vivir. No ocultamos lo que somos, nuestra identidad cristiana, y nos bloqueamos por un exceso de respeto humano. Existen muchos entornos de convivencia y uno de ellos es el que nos encontramos con en convivencia con personas ateas entre las más próximas y queridas, pudiendo ser alguien de nuestro entorno familiar. Si es el caso de un hijo (a), pueden cerrarse totalmente y lo extienden a sus propios hijos, no podemos forzar a nadie, y allí es cuando utilizamos el arma más poderosa que ahora tenemos “la oración” y esperar que Dios actúe.
Y este es el resultado
Una vez abiertos al padre y al hijo, hoy más que antes, no debemos ya tener miedo, ni vergüenza de expresar nuestra fe en el Padre y el Hijo y en la santísima Virgen María, y si caemos en pecado podemos recurrir a Jesús, y decirle: te pido disculpas por todos mis malos actos, por mis malos momentos, por alejarme muchas veces de tu palabra y aunque estoy en oración permanente muchas veces no la alineo con mis acciones. Te pido siempre la oportunidad de ayudar a los que están necesitados, la oportunidad de sonreírle a quien necesita alegría y motivación, a dar una palabra de aliento a quien piensa que las cosas son muy difíciles, a darle una esperanza a quienes piensan que todo está perdido.
Señor, te pido que este grupo sea un espacio abierto a tu Palabra y que así pueda ir calando en nosotros y nos haga estar más cerca del que sufre. De ese modo, seremos instrumentos tuyos para poder continuar tu obra de salvación.
Con el resultado de la apertura, ello debería traducirse en un mayor compromiso. Pensamos que lo poquito que hacemos se traduce en un bien para otras personas, aunque no siempre lo veamos. A ello nos responde Jesús: Abrid vuestro espíritu y aprended de mí.
Abrámonos! Cada uno de la manera que más lo necesita…abramos la mente para ser menos jueces, abramos las manos para dar pero también para recibir, abramos los ojos y oídos a la voz de Dios que siempre nos habla a través de los demás, abramos los labios para alabar orar y agradecer más lo que tenemos y sobre todo abramos el corazón para que seamos personas nobles capaces de irradiar luz a los demás.
Hoy por primera vez experimentamos una conversión personal en proceso y agradecemos de estar aquí, con ustedes juntos en este GVJ30 porque cada uno ha aportado luz en nuestro entendimiento, expresándolo siempre en nuestras reflexiones y hoy simplemente estamos felices de poder vivir un Evangelio muy muy cerca.
Este pasaje del Evangelio de Marcos nos ha ayudado a todos los miembros del Grupo Virtual de Jesús 29 a ponernos en la situación del Sordomudo y que Jesús pase a nuestro lado y grite, ¡ÁBRETE! ¡EFETÁ! Como este personaje también nosotros, que estamos en la Comunidad de Jesús, muchas veces estamos SORDOS y MUDOS a la Palabra. Nosotros hemos pasado por momentos de alejamiento, de duda… o de rutina y mero cumplimiento de normas y preceptos, pero sin comprender que lo central es ESCUCHAR la voz de Jesús que directamente se dirige a nuestra vida personal y la lleva a cargarse de plenitud.
Lo mismo que escuchamos poco la Voz manifestada en el Evangelio también con frecuencia somos “cristianos mudos”. Nos callamos, ocultamos para no molestar. La voz profética de Jesús nos molesta, nos incordia, nos descoloca y no queremos provocar. Nos cuesta como es lógico, ir a contracorriente, disentir, dejar que el profetismo del Espíritu de Jesús entre en nuestra acomodada vida. Vivimos en una sociedad en la que se nos educa para el conformismo, el asentimiento, etc. y no para la valentía, para el disentimiento personal y comunitario por el que comienza todo discernimiento de la voluntad de Dios.
La sordera es una metáfora provocativa para hablar de la “cerrazón y resistencia del pueblo a su Dios”. Israel “tiene oídos, pero no oye” lo que Dios le está diciendo. En muchos pasajes del Evangelio, Jesús les dice a sus discípulos y discípulas, reclamándoles “su terquedad y dureza de corazón para no entender”, y también, “el que tenga ojos para ver, que vea”, “el que tenga oídos para oír, que oiga”. De nuevo queremos renovar nuestros sentidos y orientarlos hacia Jesús, VOLVER A JESÚS, y escuchar su VOZ y ver SU VIDA que nos habla en cada una de nuestras historias personales y de nuestros hermanos, especialmente de los más vulnerados y vulnerables. su voz y su vida se nos muestra en nuestros encuentros comunitarios, en nuestro diálogo en nuestros grupos y comunidades, en la mesa compartida que nos ofrece para alimentarnos de su Palabra y de su Pan, que es su Vida Entregada.
Por eso, en este momento de nuestro proceso, elevamos nuestro espíritu y oramos:
Señor, también tú me dices: Éffeta
Ábreme a la Voz de tu Espíritu,
Ábreme a tu Voz en el Grito y el Clamor de los pobres y de la Madre Tierra
Que pueda vencer las resistencias que surgen en mis rutinas,
en las costumbres, en el “siempre se hizo así”,
en el “nada se puede cambiar”.
Quiero ponerme a la Escucha de tu Voz, de tu Espíritu y
Quiero con valentía mostrar al mundo la Buena Noticia
de que tu vida merece la pena y por eso,
no te abandonó y dejó que tu final fuera la Cruz,
sino que te levantó, te exaltó, te RESUCITÓ
para demostrarnos que su apuesta es por traernos
VIDA en ABUNDANCIA.
Gracias Señor.
GVJ27 Tema 8 “Effeta”
Para comenzar diré que este texto del evangelio nos ha tocado profundamente. El “ABRETE” que pronuncia Jesús nos hace meditar, reflexionar y preguntarnos ¿cuánto tiempo de nuestras vidas hemos tenido los oídos cerrados? O, ¿hemos permanecidos aislados, encerrados en nosotros mismos sin escuchar su Voz?
Tras reflexionar sobre el texto y ver “cuan bueno es el Señor”, se fijan en mí mente estas cuatro palabras -cree, cumple, cambia y no juzgue- que demuestran mi debilidad y me invitan a mejorar mi proceder y enderezar mi comportamiento. Por esto, creo que el testimonio debe ser la coherencia de vida, el compromiso y eso se convierte en anuncio por sí mismo. Sin embargo, también creo que Él se hace escuchar en las personas con quienes realizo mi misión y a veces me sorprende su Voz y su Palabra donde menos lo espero sin estar especialmente atenta a ella. Vivimos en un mundo donde el individualismo va creciendo, la competetividad es máxima, el hombre se siente perdido y sin fuerzas para buscar la ayuda y la paz en el Señor. Y, si no me acerco a ellos, no los miro, ni oigo su clamor, dificilmente podré conocer la realidades que viven y que padecen. Una de las pobrezas más grandes que vivimos hoy es la soledad. La pandemia nos ha privado de encuentros calidos, cordiales, cariñosos… Corremos el riesgo de mantenernos en un corazón cerrado y frío. Esta situación nos está llevando a ser más egoístas y alejarnos de los otros, escondiendonos en un “miedo” a enfermar.
Nuestro testimonio debe ser la coherencia de vida, el compromiso y eso se convertirá en anuncio por sí mismo. Sin embargo, nuestro compromiso ha de estar “siempre” al lado de los que sufren, los que están lejos, los que no han escuchado su Voz. Al escuchar con fuerza “ABRETE”, nos sentimos empujados a transmitir la buena noticia de Jesús. Hemos de acercarnos a ellos brindándoles esa “buena noticia” que es la causa de nuestra salvación a todos los males.
Necesitamos acercanos a los otros para poder mantener una comunicación auténtica, hacer silencios para poder escucharles y así anunciar la Buena Noticia de Jesús. Pero puede que la comodidad, la falta de compromiso, los apegos mundanos, las dudas de fe… nos hayan impedido, por corto o largo tiempo, abrirnos a la esperanza.
Hermanos, somos muy afortunados al formar parte de este Grupo en el que compartimos nuestros sentir, vivir… y poder expresar lo que Dios nos dice a cada uno en particular y al Grupo. El “ABRETE” pronunciado por Jesús nos anima a abrir nuestro corazón y espresar abiertamente que creemos en Dios. Al hacerlo nos hace ser más persona y felices.
Solo hay una Verdad y un solo Camino. Estamos en Camino y nos sentimos bienaventurados por caminar unidos a Jesús. Hemos escuchado su voz “Ánimo, no temáis. Mirad a vuestro Dios… Él viene en persona a salvaros… Los oídos del sordo se abrirán… la lengua del mudo cantará…”
Salmo 138
Señor, tú me sondeas y me conoces, me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos. Distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares. No ha llegado la palabra a mi lengua, y ya Señor te la sabes toda. Me estrechas detras, y delante me cubres con tu palma.
¡Tanto saber me sobrepasa, es sublime, y no lo abarco! ¿Adónde iré lejos de tu aliento, adónde escapé de tu mirada? Si escalo el cielo, allí estás tú, si me acuesto en el abismo, allí te encuentro. Si vuelo hasta el margen de la aurora, si emigro hasta el confín del mar, allí me alcanzará tu izquierda me agarrará tu derecha. Si digo que al menos la tiniebla me encubra. Que la luz se haga noche en torno a mí. Ni la tiniebla es oscura para ti. La noche es clara como el día.
Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno.
Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente, porque son admirables tus obras.
Queridos amigos y amigas de Grupos de Jesús:
Somos el GVJ 23, hemos realizado una reflexión del tema ocho del proceso de
Grupos de Jesús y, al igual que los anteriores grupos virtuales, queremos compartir
con todos vosotros algo de lo que hemos dialogado y compartido.
Escucharle: clave fundamental para acceder a la fe
El primero de los mandamientos comienza diciendo: "Escucha Israel".
Desafortunadamente cuando nos enseñaron esto en la catequesis le quitaron esta
parte que era muy importante para el pueblo de Israel. Los profetas constantemente
reprocharon la sordera del pueblo al no querer escuchar la voz de Dios del cual ellos
eran mensajeros. Es por eso que Jesús sana la sordera con lo cual restaura de
nuevo aquello que el Padre quiso el día de su Bautismo: "este es mi hijo predilecto.
Escuchadle".
La comunidad como medio que conduce a Dios
La comunidad se hace presente en las personas que llevaron al sordomudo ante
Jesús, él solo sin poder escuchar y ni siquiera gritar, como lo hizo Bartimeo, se vale
de sus hermanos, compañeros. La comunidad es importante para acercarnos a
Dios.
Jesús lo apartó de la gente
Jesús ve o presiente algo distinto, pues "lo apartó de la gente". Es como si la
sordera de ese pobre tuviera que ver con la sobrecarga de voces de la multitud.
Esto parece sugerir que el encuentro que Dios quiere tener con nosotros en la
oración es íntimo y nos quiere decir cosas en lo particular, especialmente para
nosotros, no para que los demás las oigan, ese encuentro con Jesús debe ser
personal.
Un lenguaje particular
Los que llevan al enfermo ya tienen una idea definida del milagro que quieren: "le
suplicaban que impusiera sobre él la mano". Jesús no le impone la mano, un gesto
usual en muchas sanaciones. Su acción es dramática: mete sus dedos en los oídos
y toca la lengua del hombre con su propia saliva. Casi sentimos asco, pero no nos
dejemos llevar por esa primera impresión. Jesús no es un actor: está utilizando no el
lenguaje que los demás pueden entender sino el lenguaje que el sordomudo, que no
sabe para qué lo llevan a donde lo llevan, puede entender. Con sus dedos y su
saliva Jesús le está hablando a él, no lo trata como un "objeto" sobre el que otros
disponen: "haz que oiga; haz que hable". Lo trata como un sujeto con el que
establece una comunicación apropiada a las posibilidades del enfermo.
Oramos juntos
Señor Jesús, devuélveme el habla
para poder alabarte
y llevarte más almas,
permíteme que pueda escuchar tu voz
para llevar la buena nueva
a los pobres y oprimidos.
Apártame del mundo,
tócame para poder escuchar Effetá
y mi vida cambie por completo.
Dame tus ojos para mirar con ojos de misericordia.
Amén.
Padre Santo, soy sordo
cuando no oigo las necesidades de los demás,
cuando no busco entender su punto de vista.
Soy mudo cuando no pronuncio palabras llenas de benedicencia
sino de crítica, por eso confío en que esta meditación,
y mi esfuerzo permanente por crecer en mi vida de oración,
me ayude a curar esas malas acciones
que me apartan de ser un auténtico testigo de tu amor.
Berla, Daniel, Gerardo, Hernán, Javier, José Rafael,
Laura, María Alejandra, Mauricio, Mayertzy, Néstor F., Néstor H. y Wilson
Grupo Virtual de Jesús 23
Buenas noches, este es el comentario del GVJ 25.
PROPUESTA DEL TEMA 8 PARA LA WEB
Estimados amigos y amigas de Grupos de Jesús: El GVJ 25, les hace llegar la reflexión del octavo tema del proceso de Grupos de Jesús, compartimos con ustedes lo que hemos dialogado y comentado.
Con este tema, terminamos la primera etapa de esta experiencia que nos está llevando a volver juntos a Jesús y nos gustaría de manera breve recordar lo que hemos reflexionado a través de estos ocho temas:
Primero, el llamado de Jesús: ¡Ánimo! Soy yo. No teman. ¡Ánimo! Levántate. Te está llamando. Vengan a mí los que están cansados y oprimidos.
Segundo, ver, aclarar lo que buscamos: Pidan, busquen, llamen. ¿Qué buscan?, Vayan a Galilea. Allí lo verán.
Tercero, escuchar a Jesús y abrirnos a su palabra: Este es mi Hijo amado. Escúchenle a él. ¡Ábrete!
El relato de Marcos nos presenta un milagro, la curación de un sordomudo, que representa a todos aquellos que nos aislamos y no oímos, ni proclamamos las enseñanzas de Cristo, la palabra clave es ¡Ábrete! El GVJ 25 reflexiona tres puntos: curar la sordera, salir del aislamiento y comunicar.
Empezamos este compartimiento con palabras del P. Pagola: “El primer paso que hemos de dar para reavivar nuestra vida y despertar nuestra fe es abrirnos con más confianza a Dios y a los demás. Escuchar interiormente las palabras de Jesús al sordomudo: Effetá, es decir “Ábrete”.
CURAR LA SORDERA
La sordera nos aísla, sólo nos permite oírnos a nosotros mismos. Los compañeros del grupo comentan: “EL sordo estaba limitado a nivel social y curarlo es incluirlo en la escucha de lo que se dice y en el poder decir. Hablar y escuchar son elementos clave de nuestras relaciones. Hay soledades pobladas de voces y otras de silencios dolorosos, cuando sentimos que no estamos en la mente y en las palabras de nadie”. “Cuanta razón tiene este pasaje para hacerme entender que cuando no escucho la voz de JesuXto, en realidad estoy sordo, por muchas causas y razones en lo personal me he ensordecido a propósito en varias situaciones de mi vida”. “Entonces no necesariamente hemos sido sordos de nacimiento o nos hacemos de «oídos sordos» para no escuchar la voz de Jesús, No, a propósito no la hemos escuchado, hemos permitido que otras cosas tomen el lugar de la voz de Dios”. “Por períodos me ha ocurrido que me he alejado de la oración ocupado en situaciones personales que me distraen y me alejan de Dios. Pretextos no faltan, debilidades, distracciones y convicciones que flaquean, se presentan a cada momento. Lo que se vuelve triste es que me he dejado envolver por mis flaquezas”. “Les comento que a pesar de que en los últimos años he tenido un mayor acercamiento hacia Jesús, en muchas ocasiones siento que vivo en la sordera ya que él me ha hablado de muchas formas a través de mi familia, amigos u otros medios, me veo sordo cuando me hago disimulado a alguna solicitud de algún favor o apoyo solidario. Lo que más me impide estar abierto al evangelio son mis inconsistencias y en ocasiones mi apatía”. “Cuánto tiempo he sido sorda y muda al llamado de Jesús…ni saberlo, pero así como los discípulos acercaron al sordo con él así os siento, que todos y cada uno de vosotros de alguna manera me alentáis y propiciáis mi encuentro con Jesús para que me dé cuenta de que no puedo seguir haciendo oídos sordos a su llamado y que guarde para mí lo que voy encontrando en Jesús y en cada hermano, que siga este camino ya que así lo he decidido…”
SALIR DEL AISLAMIENTO
La soledad se ha convertido en una de las plagas más graves de nuestra sociedad. El contacto humano se ha enfriado en muchos ámbitos, hay quienes han perdido la capacidad de llegar a un encuentro cálido, cordial, sincero. Estamos cerrados a los demás, estamos cerrados a Dios. Los compañeros del grupo ven la salida de ese aislamiento de la siguiente manera: “Estoy convencido que Jesús aprovecha hasta el mínimo acontecimiento, para decirme aquí estoy, te amo, me hice hombre por ti, padecí y morí por ti, ven conmigo. Qué triste es vivir alejado de Jesús cuando se ha experimentado su cercanía, cuando me he sentido tomado de su mano y de pronto me suelto en esos momentos difíciles agravando más las cosas, pues me quedo solo. He entendido que sin Jesús no es posible vivir con un sentido y en paz”. “Me llevó y en ocasiones me lleva a callar o hablar y no confesar mi Cristianismo abiertamente, en muchas ocasiones lo callaba para andar en la actividad, para ocultar mis pecados, estoy actuando como el tartamudo del pasaje. Mi amado JesuXto, por favor no sueltes mi mano y mantenme a flote para no hundirme en las adicciones y en la indiferencia. Dame fuerzas si es tu voluntad de actuar a favor de que este mundo deba cambiar de acuerdo a tus criterios, Xto amado”. “En oportunidades los creyentes practicamos una fe inmadura, que no trasciende más, que hasta cumplir con ritos y asistencias a celebraciones”. “Me atrapa esto de que siempre nos regala su intervención junto a nuestra propia participación. Vaya generosidad la suya que dada su omnipotencia puede obrar por sí mismo, pero a pesar de nuestra debilidad nos tiene en cuenta y nos hace participar. Que grandeza permitirnos compartir su hacer! ¡Qué muestra de confianza absoluta a pesar de nuestras debilidades y flaquezas!”
COMUNICAR
La fe cristiana está siempre llamada a la comunicación y la apertura. Los compañeros comentan: “lo más significativo para mí y que más fuerte me pego es «ABRETE», ya que entiendo lo decisivo es abrir corazón, mente y vida entera al servicio. Como Él lo hace con nosotros. Si no nos comunicamos con El y en El a nuestros hermanos, nunca daremos respuesta a su llamado. Si no lo escuchamos, mal podemos trasmitirlo”. “pido cada día al buen Maestro que imponga su mano y bendiga mis acciones y mis palabras; que cada vez valore más el momento de estar aparte con él y abra mi entendimiento para escuchar su palabra y que con la confianza que él se dirige al Padre con esa misma confianza yo hable y escuche y nuestra comunicación cada vez sea más enriquecedora para mí y para mis hermanos”. “creo que en mi entorno, debo actuar y tratar de ir con aquellos en donde hay falta de comunicación y de diálogo, poder intervenir como facilitador o animador de la comunicación y el diálogo como herramientas para conocer la palabra y los designios de Dios, debo esforzarme para no dejar de llevar o esparcir las buenas nuevas de JesuXto en principio a mi Jerusalén (mi familia), después a Judea (mis conocidos, compañeros de trabajo), por último hasta Samaria y el resto de las naciones (a donde me lleve JesuXto)”. ”Como lo mencioné en la primera parte de este tema, un punto muy importante es nuestra disposición, el abrirse a Jesús y decir aquí estoy Señor, tener la humidad de decir no puedo solo, ayúdame. Doblegar la voluntad para acercarse a quien me haya hecho daño o con quien tenga problemas buscando sanar la situación. ¿Es difícil?, no solo eso, a veces es demasiado difícil; pero vale la pena para volver a Jesús y sentirme abrazado a Él”. “En nuestro entorno pesan mucho las costumbres y los ritos superficiales. Creo que una de las debilidades de la Iglesia en nuestros tiempos es fomentar estas prácticas y se ha fallado cuando no se enseña a profundizar en la Fe y en la oración. Como dijera un sacerdote, nos han enseñado a rezar y no a orar. En esto Jesús nos ha guiado y nos ha propuesto la práctica de la Fe con obras y todas ellas apegadas al evangelio, pero si somos sordos y mudos, no tendrá resonancia en nosotros ni en los demás”. “Escuché hace poco » que estamos viviendo un gran cambio de paradigma y también un gran cambio de conciencia» lo dijo una profesora. Me llamo la atención .Cambios profundos, podemos darnos cuenta y percibirlos. Tal vez nuestros aportes como seguidores de Jesús sea desde el lugar de lo espiritual que tanto nos falta. Redescubrir lo espiritual que nos hace más humano o tan solo humanos. Por lo que debemos dejar que Jesús su espíritu nos siga trabajando. Tengo esperanzas de que así sea . Y la iglesia cambiara desde abajo, desde la escucha al Señor. Esta también en proceso de cambios”
ORAMOS JUNTOS
“Señor sé que no lo merezco, te he ignorado muchas veces, pero hoy te pido, ayúdame, despiértame de mi letargo y cura mi sordera. Sé que en ti está la solución, pero no siempre lo quiero entender”. “Dios, tú mejor que nadie me conoces y sabes mis intenciones, que tu Espíritu, llegue a mí, como le llegó a los apóstoles en Pentecostés para que me inyecte fuerza para salir a predicar tu evangelio. Que me des la sabiduría, la fortaleza, para comunicar tu palabra a los demás. Te lo pido señor con toda mi fuerza”. “Señor dame paciencia conmigo mismo, ayúdame a no complicarme, para así poder entender y servir a los demás. Danos tu paz”. “Señor Jesús, ayúdanos a abrir nuestros pensamiento y nuestro corazón a tus palabras y no ser sordos a ella y a saber expresar tu mensaje de paz y amor, sobre todo con nuestros actos y hacer bien las cosas como tú lo hacías con todos los que a ti piden con fe y confianza y permite que este grupo se habrá a ti y siga avanzando hacia una iglesia más comprometida y solidaria”. “Señor, ayúdanos para que nunca caigamos en la sordera de tan solo encerrarnos a nosotros mismos. Tan solo dejémonos moldear por ti, para que logremos unir tu misericordia infinita a nuestro accionar, la que solo puede surgir del estrecho contacto contigo para así llevar el bien a otros”.
Grupo Virtual de Jesús 25
Jimena, Dolores, Sofía, Clarita, Rosario, Enrique, Sergio, Jorge, Héctor y Alfonso
GRUPO ALELUYA
El grupo Aleluya, tras la reflexión y diálogos del pasaje donde Jesús cura a un sordomudo, ha llegado a las siguientes conclusiones:
1.- Es misión de los seguidores de Jesús aliviar soledades pues creemos que la soledad es el pan nuestro de cada día.
2.- Consideramos muy importante persistir en la oración, silenciando las actividades y ruidos de la vida y escuchar a nuestro Ser.
3.- Necesitamos toneladas de paciencia, de comprensión, de compasión.
4.- Para nosotros un grupo de Jesús abierto es el que tiene las siguientes características:
• Poder compartir “en zapatillas y con ropa de andar por casa” sin sentirse juzgado/a, y aprovechar los otros pareceres y aportar los propios con maneras y espíritu constructivo.
• Oración comunitaria.
• Profundizar en la formación.
• Un grupo no exclusivo sino inclusivo de todos cuantos quieran reflexionar respetuosamente y con apertura de miras, creyentes de cualquier confesión, o no creyentes. Que no necesariamente han de compartir todo -por ejemplo la Oración, si no lo desean- pero que se sienten respetados y valorados en lo que son y no como sujetos “convertibles”.
• Que todo eso se viva con alegría.
• Adoptar algún compromiso comunitario de solidaridad.
5.- La Iglesia del futuro será Effetá, Abreté o no será.
ORACIONES
“Jesús, confío en ti, abre mis oídos sordos, que te escuche, limpia mis oídos, cura todo aquello que no permita que tu Palabra crezca en mi interior. Confío en ti Señor, tú solo puedes curarme. Te abro mi corazón y pongo mi vida en tus manos. Quiero dejarme tocar por tus manos. Aquí estoy”.
“Señor, poco a poco me fui quedando sorda. Poco a poco perdí mi voz. Tú sabes por todo lo que he pasado, Tú sabes que quiero escucharte todos los días y quiero recuperar mi voz. También sabes qué es mi voz. Señor, cuando me falte fe, cuando me sienta aislada del mundo, haz que otros pidan por mí cuando yo no pueda hacerlo. Tómame de la mano y llévame aunque yo no sepa, Señor, sáname aunque encuentres resistencia. Ya sabes lo necia que puedo llegar a ser. Señor, tómame de la mano y no me sueltes nunca.”
EFFETÁ
Señor, danos cuanto antes
tímpanos dóciles, conmovidos
para escuchar atentos tu Palabra.
Danos también palabras vivas
lenguas nuevas, libres y desatadas
que griten con fuerza tu Enseñanza.
Perdónanos Señor por no nombrarte,
por no cantar alegres tu Existencia,
aun sabiendo que tú eres Vida Nueva
y que sólo nos despierta tu Palabra
Danos la fuerza de tu Espíritu
Concédenos Señor tu generosa gracia
para poder quitarnos para siempre
todos los miedos y mordazas
Transfórmanos en hombres nuevos
en profetas intrépidos y osados
que sepan plantar cara con coraje
a la injusticia y a la intolerancia
Ábrenos Señor el corazón: EFFETÁ
Para llenarlo sólo de tu Amor
y obtener esa paz sosegada
que para respirar precisa el alma
Agustí, Benjamí, Fabienne, Jon, Julia, Maca, Maribel, Patricia, Paulina, Pedro, Ramón y Roy
El GVJ 22 Monseñor Romero
Os dejamos la síntesis de nuestra reflexión
TEMA 8 – ¡Ábrete! (Marcos 7,31-37)
Enrique
Yo siento que Jesús quiere llegar a mí, yo le abro mi corazón, atentamente le escucho, pero no me atrevo a entregarme a Él. Baso aún mis esperanzas en las cosas externas a mí. Mi mano sigue cerrada, resistiéndose a perder los tesoros que he ganado, que he conseguido gracias a mí. Yo sé que la Vida me es regalada y que Dios se ha encargado de que ella contenga todo lo que yo necesito, pero me ocurre lo que ocurriera al principio de los tiempos a Adán y Eva, que teniendo todo salieron del Paraíso en busca de más. Entiendo el Mensaje de Jesús, sé el camino que me lleva a Él, pero soy lento en abrir mi mano y soltar lo que guarda para abrirla al Reino.
Cecilia
Lo que más me impide estar abierta al Evangelio son los medios de comunicación que nos bombardean y nos impide concentrarnos en la Palabra.
Yo no oculto mi identidad cristiana. Trato a pesar de las dificultades de mostrarme siempre optimista. Sin embargo, con quien más me cuesta es con mis hijos. Trato de ser una persona abierta y ante ellos no oculto mi fe pero con esa nueva generación que todo lo ve desde el punto de vista científico cuesta mucho llegarles a través de la fe.
Cristina
Ante las distintas situaciones que se me presentan, trato de conectarme con la palabra de Jesús abrirme a su evangelio y a su espíritu, no siempre lo logro desde el corazón.
Creo que con la ayuda de este grupo, rezar, meditar la palabra puedo ir creciendo en el entendimiento de lo que el Señor quiere. “Señor, tú me llamas y yo muchas veces me resisto, no te cansas y me tienes paciencia. Gracias Señor por esperar mis tiempos, no abandones la obra de tus manos.”
Estamos atravesando en el mundo una pandemia, que nos tiene aislados, no es fácil la comunicación. Creo que en este momento estamos siendo la iglesia en salida que nos propone el Papa Francisco. Se, que no somos nosotros, es el Señor el que hace su obra, podemos ayudar aceptando su voluntad y dando testimonio de sus enseñanzas. Teniendo misericordia, haciendo caridad, perdonando y en especial teniendo paciencia como nos tiene Dios a nosotros.
Patricia
Cada día me reconozco muy necesitada de Jesús y se lo digo y recuerdo. «no me sueltes porque me pierdo!» Su mano es quien me sostiene. Y sí lo expreso cada vez que se da la oportunidad
Me encanta expresarlo, pero es obvio que hay lugares y lugares para hacerlo. A veces habla más un gesto, palabras amigas que una confesión de fe fría. Pero cada uno es como es.
Estamos en un tiempo difícil para el compromiso en cuanto a hechos más concretos y directos con las personas. Sin embargo el momento es muy propicio para comprometernos, y en especial yo, comprometerme más en la oración. Abrirme más a la escucha desde el corazón. Dejar que Jesús trabaje mis ideas, pensamientos, reclamos, en fin dejar toda esa actividad mental a Él «que todo lo hace bien».
Juani
Me ha gustado mucho lo de «dejarse trabajar por Jesús». Me ha hecho mucho bien esta frase para pararme y ver en qué actitudes, pensamientos y relaciones, me tengo q dejar trabajar por Él. Entrar por ese camino de conversión para, poco a poco, acompasarme con Jesús en su manera d ser y estar.
También sé y creo firmemente que Jesús puede cambiarnos si nos ponemos a tiro, y es lo que hace continuamente. Tengo la impresión de q mucha gente anda como oveja sin pastor. Escuchar, estar con cada persona, acompañarles en la recuperación de su dignidad, descubrir la amistad, la relación de familia, todo eso que ensancha el corazón, será un buen compromiso.
Hacer camino con las personas de las aldeas que viven muy solas y aisladas, compartir el ánimo y la esperanza que vienen de Dios y sentir que no estamos solos en este mundo. Esta sería la contribución para una Iglesia más de Jesús.
Juan José Llano
Yo también he estado sordo y mudo como el del evangelio, a mí el “ABRETE” de JESÚS, me vino, cuando empecé a conocer la vida de Él y a que vino a este mundo .Hasta ahora no era capaz de escuchar desde el fondo de mí ser por que no conocía a JESÚS. Me está costando escuchar la VOZ del evangelio que me dice “ABRETE” y poco a poco me voy encaminado, lo que si se es confesar a CRISTO en mi vida privada y no me cuesta nada el pregonarlo a voces cuando hace falta, nunca callo ni me escondo de mi fe aunque todavía sea pequeña.
Quiero poder traer a este mundo lo que predica JESUS “EL REINO De Dios”, de JUSTICIA IGUALDAD Y PAZ, poco a poco voy abriéndome a JESÚS Y SU EVANGELIO, que es lo más valioso para un Cristiano intento hablar con ÉL y le voy haciendo cada vez más, pero me falta mucho que con la ayuda del Grupo sé que lo conseguiremos.
María Nieves Sánchez:
Yo sigo admirada de que haya auténticos cristianos, yo siempre doy la cara por los cristianos sobre todo con mis hijos. Ahora con la pandemia no nos reunimos, pero en cuanto pase todo esto volveré a la carga.
Doy gracias a este grupo por que por medio de vosotros, cuando tengo un día lleno, de preocupaciones consigo reponerme, y siento vuestra fuerza. Esta pandemia nos tiene muy separados a todos, pero deseo que nos sirva para cargar las pilas con la oración y la esperanza de que todos podamos sentirnos amigos de JESUS.
ELENA
Por mucho tiempo viví la fe sin escuchar realmente el mensaje, pero no me sentía satisfecha, ni contenta. De mi fe no hablaba mucho pues no sabía que decir. Estaba «Sorda y Muda». En un retiro, el Señor tocó mi vida, abrió mis oídos para hablarme claramente y decirme que lo siguiera, que debería estar atenta a su mensaje, disponer mi corazón y oídos a sus palabras; ahí mi lengua se soltó y comencé un largo y hermoso camino de evangelización. Con el tiempo el Señor me preparó y puso dones en mí que me permiten hablar sin temor de su inmenso amor por cada una de sus criaturas, los predilectos del Padre. Me atreví a hablar de Dios delante de las personas. Solo el Espíritu ha hecho posible los pasos que he ido dando. No temo decir que soy católica, me siento orgullosa del camino de fe que decidí tomar, hay tiempos en los que ha sido muy difícil, pero el Padre Dios jamás me ha dejado sola y de alguna manera se manifiesta para mostrarme que está ahí. Trato de ser consecuente con la fe que profeso, me equivoco y caigo en muchas ocasiones, pero es tanto lo que amo a mi Señor que luego con su Gracia me pongo de pie y sigo adelante, con más fuerza.
Quiero seguir ayudando a que otros descubran el amor misericordioso del Padre, que vean la iglesia en las personas sencillas; Que la esperanza nunca se apague pues nuestra fe está puesta en el Padre, Hijo y Espíritu Santo y no en las personas.
José Antonio
El sentimiento de búsqueda de Jesús está arraigado en mí de tal forma que tengo el deseo de encontrarlo, para ello necesito aprender a ser coherente con su mensaje, y saber manifestarlo a través de mi vida, como Él quiere que hagamos.
Reconozco que a veces estuve lejos de los que me necesitaron, sin hacer nada por ellos. He estado encerrado en mí mismo sin querer abrirme para hacer algo positivo por los demás. Tuvo que surgir una desgracia en mi vida para darme cuenta de lo que necesito a Dios, y el regalo que siempre me hace, cuál es su Amor incondicional.
Las palabras y obras de Jesús no podemos dejarlas solo para nosotros mismos, estamos llamados a comunicarlas a nuestro alrededor. Para que esto suceda es necesario pedir sin cesar a Dios la gracia para poder ver y oír las necesidades de los que nos rodean y ser para ellos un instrumento para hacerles una vida más fácil.
Necesito tener la valentía y la humildad para dar testimonio de mi fe siempre con el mayor respeto hacia las diferentes actitudes de los demás, sabiendo descubrir sus valores y lados positivos y confiando siempre en Dios.
Charo Falcón
La necesidad de encontrar un sentido a los acontecimientos que me han tocado vivir me llevo a querer profundizar en mis creencias, a sentirlas de otro modo a como venía haciéndolo, y así quise ir a la Fuente, conocer a Jesús a través de los testimonios de quienes lo tuvieron cerca, a través de los Evangelios. Cuanto más me adentro en su estudio, me doy cuenta de que algo se va transformando en mi interior, algo que me da fuerza y seguridad para pretender que en mi vida haya coherencia, que intente ser auténtica, sin fisuras, aunque consciente de mis limitaciones. No ocultó mis creencias, pero tampoco hago alarde de ellas. Sólo pretendo que mis actos sean coherentes con ellas.
Hay muchas personas que viven en soledad, en el entorno que nos movemos falta la cercanía humana. Tenemos una sociedad en la que resulta más fácil dar una limosna, que implicarnos en los problemas de los que tenemos cerca. Sólo espero que mi conducta sirva para hacer pensar, y cambiar la actitud de alguna persona con la que me encuentre. No creo en instituciones, creo en personas, en lo que llevan dentro y lo que me transmiten.
Francisco Huerta
El grito del “ABRETE” resuena en mi mente, y siento mi corazón frio y cerrado aún, que no sé porque no se deja seducir por Jesús, que desde la Iglesia procura abrir mis oídos con los dedos de Dios y ungir mi lengua con la saliva de Cristo.
Busco un equilibrio para poder armonizar lo piadoso (escuchar a Dios) con los compromisos sociales (proclamarlo ante el mundo). Por eso, creo que con nuestro grupo avanzamos cuando valoramos cada aportación que va dando cada uno de acuerdo a su ambiente y su situación emocional que le toca vivir. Me siento interpelado a ser un agente de ser más un animador alegre para que el grupo avance, y sobre todo participando en los tiempos, que siempre me sobrepasan.
Creo que nos identificaremos como grupo de Jesús, en la medida que nos abramos y podamos, sentir lo que cada uno vive en su mente y en su corazón…. y por sobre todo, en su espíritu, que le impulsa a cambiar el mundo. Ese es mi compromiso, a descentrarme, de abrir más mi corazón para sentir más a los demás, y no encerrarme en mis ideas y mis vivencias.
Manuel Ángel Muñoz
¡Ábrete! invoca Jesús al sordomudo, así nos hemos encontrado nosotros también y es Jesús quien nos libera de la sordera en la medida que nos acercamos a Él.
A mí personalmente me ha abierto especialmente el corazón, porque del sale el Propio Jesús resucitado y del sale todas las obras buenas de las personas, con un corazón de piedra estaremos sordos y mudos.
yo me estoy dando cuenta que, cuanto más vivo sin orar, sin pedirle que me ayude a transformarme en una nueva persona siendo el yo de este mundo egoísta y juicioso donde prima más estar bien mirado que mirar al necesitado se me petrifica el corazón y aparto la mirada a Dios. Pero qué suerte teneros a vosotros y poder leer y compartir nuestras reflexiones y experiencia de la vida donde me cuestiono y se me abren otros caminos.
TEMA 8 ~ ¡ÁBRETE!
GVJ 20
Queridas amigas y amigos de Grupos de Jesús. Somos el Grupo Virtual de Jesús 20.
Durante este último mes hemos reflexionado el tema 8: ¡Ábrete!
A lo largo de nuestro tiempo de reflexión nos hemos sentido identificadas con el sordomudo que acepta que le lleven hasta donde está Jesús. Nosotras también hemos experimentado que han sido «otros» los que nos han presentado a Jesús, los que han intercedido por nosotras. Luego ha venido nuestra aceptación, nuestra fe y la necesidad de conocerle más profundamente. También, nos hemos sentido profundamente emocionadas al ver la cercanía de Jesús hacia el sordomudo. Hemos profundizado mucho en el hecho de que el encuentro con Jesús es «a solas». Hay que estar a solas con Jesús en el silencio, en la oración, en la meditación, para dejarnos sanar por él. Luego, Él en profunda sintonía con el Padre, «alzando los ojos al cielo», implora la fuerza del Espíritu Santo para exclamar ¡ÁBRETE! Él quiere que escuche y hable lo que ha realizado en mí.
Pensamos que en nuestra iglesia hay cristianos sordos. Algunos no han escuchado el mensaje de Jesús porque nadie les ha acompañado a ello. Otros no lo quieren escuchar o, aunque lo hayan escuchado, dicen conocerlo pero no sienten la necesidad de transmitirlo. De algún modo, coincidimos en que la situación del sordo es también parte de nuestra realidad. El bullicio interior por momentos nos aleja de una conexión íntima con Jesús. Es en esos momentos en que debemos preguntarnos qué nos impide por momentos estar más abiertas al Evangelio. Es una pregunta que no debemos reuhir y, como bien dijo una de nuestras compañeras, es el tiempo en que debemos “ vivir recogidas delante la mirada del Padre!” y pedir: ¡Jesús, haz que aprenda a dejarme en tus manos… a colaborar contigo…!
TEMA 8 “¡Ábrete!
APORTACIÓN A LA WEB
Queridos amigos y amigas de Grupos de Jesús: Somos el GVJ 19, que iniciamos nuestra experiencia a partir de la primera convocatoria de Grupos virtuales de Jesús de este año, el pasado mes de enero. Queremos compartir algunas de nuestras reflexiones sobre este octavo tema de Grupos de Jesús.
SITUACION DEL SORDOMUDO
Son los seguidores de Jesús quienes lo acercan a él y le suplican que le imponga las manos. El sordomudo exterioriza su discapacidad, él no busca a JESÚS. Los que si lo conocen, son los que le llevan para curarle.
A sus amigos, les delata su intención de ayudarlo a sanar, han reconocido en Jesús a alguien quien puede ayudarlo aún cuando el problema pareciera no tener solución. Esta curación se da gracias a la intervención de la comunidad y a que el sordomudo permite que lo lleven que ellos lo ayuden a encontrarse con Jesús. Sordomudos somos cuando vivimos aislados de lo que nos rodea, en indiferencia total. Eso crea angustia y soledad.
LA DESGRACIA DE LA PERSONA SORDOMUDA
Es imposible seguir a Jesús sin escuchar su mensaje y sin compartirlo con las personas que nos rodean a diario. A veces ese compartir puede ser en silencio, con la mirada o con gestos. Es imposible seguir a JESÚS sin escuchar ni comunicar.
El sordomudo no tenia como oír a Jesús por eso el no podía buscar su ayuda y necesitaba que la comunidad lo apoyara. En el encuentro con el otro, en sentirlo parte de mi y en poder sentir su dolor cuando sufre, es en lo que mas estamos sordos y necesitamos urgentemente que Jesús nos ayude a despertar.
EL TRABAJO CURADOR DE JESUS
JESÚS siempre está al lado de cada uno, listo para llegar a nuestro corazón. Una dedicación exclusiva para curarnos del mal que el mundo nos ofrece.
Y confiamos en Jesús, en Dios, para curar nuestra sordera y nuestra mudez. Cuando somos conscientes de ambas condiciones, procuramos pedirle a Dios que nos haga oír y hablar. En esas ocasiones de parálisis y confusión total, pedir a Jesús que sus oídos sean los míos y su boca la mía.
Dependerá de nuestra actitud lo que le cueste a Jesús ayudarnos. Cuantas veces no nos gusta que nos ayuden y se lo ponemos difícil a quienes nos quieren ayudar, es orgullo el que tenemos, pero con Jesús no podemos ser autosuficientes.
EL GRITO DE JESUS
Dios no puede curar a quien no quiere ser curado. Jesús dirige su mirada al Padre de quien depende y al que obedece. Al sordomudo le pide apertura al poder de Dios, a la gracia de Dios. Lo que JESÚS le pide al sordomudo, como a cualquiera de nosotros, es que cumplamos lo que nos dice.
La acción del sordomudo no está mencionada de forma explicita, pero gracias a su apertura es posible hacer la curación. Confía en Jesús: no sale corriendo, y tiene paciencia ante sus gestos que pudieran parecer confusos. Quizá ha llegado hasta aquí cansado de intentar otros remedios. Quizá está rendido y esa fe en Jesús de sus amigos es la última esperanza que le queda.
LA ADMIRACION DE LA GENTE
JESÚS habló para muchos e hizo muchos milagros, pero siempre lo seguían 12 y no todos esos 12 comprendían muy bien lo que estaba ocurriendo. Es duro seguir a JESÚS, difícil descubrir su camino, batalla contra este mundo y garantía de soledad y conflicto. Pero no cambiamos por nada ser consientes del beneficio interior que logra JESÚS en cada uno de nosotros. JESÚS ME HACE MUY BIEN.
Las palabras y las acciones de Jesús siguen haciendo eco a lo largo de la historia. Y son el mejor patrimonio que tiene la humanidad para guiar sus pasos durante su existencia.
Este acto de la comunidad de reconocer el poder y la fuerza de Jesús la hace mas creyente y eso debe pasar en nuestras comunidades cuando vemos que el Señor ha hecho un milagro en alguno de mis hermanos debemos sentir alegría, regocijarnos con el y por el, pero se ve muchas comunidades lo contrario. La comunidad debe alentar a la conversión y dar oportunidades a los que quieran cambiar de vida, deben ser atrayentes jueces implacables ni alejar a otros de la Iglesia.
Grupo Virtual de Jesús 18
José Elias:
Me encantan las ganas de aquellos que suplican a Jesús que actúe sobre aquella persona que tiene sus oídos cerrados al mensaje del evangelio. Creo que todos alguna vez fuimos ese sordo. Alguna vez hemos cerrado nuestros oídos a las peticiones de seguirlo a Jesús.
Así mismo todos nosotros hemos gozado de ese “Effetá”, sino no estuviéramos aquí. Y que lindo este texto al decirnos, que sea como sea que haya llegado a nuestro corazón ese deseo de abrir nuestros oídos a su mensaje, fue realmente Él diciéndonos “Effeta”.
Un detalle que resalta el final del texto, y que es en el que personalmente fallo, es esa especie de necesidad de pregonar el encuentro o experiencia que hemos tenido con Jesús. A este sordo le decían que no diga nada, pero no podía callar su experiencia. Y digo que en eso fallo porque lastimosamente no evangelizo en nada ni a nadie. Es algo que tengo como propósito hacerlo, creo que por ahora ando en una fase de formación, y que ya llegará el momento en hacerlo, pero recuerdo este texto, donde además de quitarle la sordera, le tocó su lengua y la persona pudo hablar. Que así sea también conmigo, que Dios toque mi lengua y pueda hablar de Él y de su mensaje, no dejar pasar más momentos esperando una mayor formación.
Carlos Octavio
Declararme seguidor de Jesús sin escuchar su mensaje ni transmitirlo es como decir “soy cristiano a mi manera no hago mal a nadie” es crearme un dios para mí mismo y perderme de la realidad, del crecimiento personal y espiritual en Cristo, perderme de esto es la desgracia de ser sordo a Jesús.
Jesús sólo pide que no le cuenten a nadie esta sanación quizá porque lo importante no es la sanación sino dar testimonio de una nueva vida.
Al final del texto: “Hace oír a los sordos y hablar a los mudos” Jesús sana sí, pero sobre todo ofrece una enseñanza y una actitud distinta a la religiosidad; Jesús me hace volver al Padre, me abre los oídos para escuchar directamente a Dios y me ayuda con alegría a compartir, vivir el evangelio y a identificar en lo que fallo para ser congruente con sus enseñanzas. Me identifico con el final del texto porque me hace oír y cambiar mi vida en alegría.
Rubia
Mi aportación 8: Del sordomudo se cuenta que «lo llevaran hasta Jesús y le «suplicaran» por el. Pensaba hablaros una cosa y edta mañana si me presenta otra que me comove muchísimo. Las personas llevaran el sordomudo, no le dejaran islado. En primera mano, la confianza en Jesus partió de aquellos que ya conocian el amor de Jesús. La segunda percepción es que pese que esta primera aproximación a Jesus vá por medio de otras personas (la comunidad, el testigo…) Para el trabajo curador Jesus aparta el sordomudo para que esté sólo con El.
Me quedo aquí por hoy. Es muy fuerte lo que esto me sugiere y no puedo ir adelante! Abrazo a todos!
Adriana
Jesús sana al hombre y dice la palabra ábrete. A veces luego de la adversidad y luego de ser sanados por él, se nos abre la mente para entender lo que estaba mal y como ese momento nos hizo regresar al padre es duro, pero muchas veces pasa, que cuando uno tiene un apego a la bendición y no al que nos bendice, Dios permite que se nos sea arrebatado para que volvamos al Padre, para que aprendamos y a veces para crecer incluso
En la reflexión de nuestro grupo sobre este tema que nos interpela sobre nuestra sordera y nuestra mudez a la hora de escuchar a Jesús y de comunicar su mensaje, hemos constatado que vamos aprendiendo a dejar de ser sordos, pero nos queda mucho por aprender para dejar de ser mudos. Compartimos algunas reflexiones y oraciones
• Creo que cada día lo busco más, me interesa más conocerlo a Él y a su proyecto para nosotros, pero me cuesta trabajo abandonarme totalmente a Él. Porque esta cabeza mía se pone a darle vueltas al asunto y dice si Dios no va a hacer mi tarea, si Dios no me va a resolver la vida, entonces ¿como para qué me abandono en El?
• Pienso que este grupo es abierto. Nos expresamos con total libertad y nos respetamos unos a otros. Nos hemos abierto en canal para mostrarnos como somos realmente, y eso me parece maravilloso.
• Por supuesto que Jesús es sanador de mi vida. Con su palabra cura mis heridas del alma, su mano tendida cura mi parálisis y su mirada me da fuerza.
• Y me pregunto… ¿qué más milagros necesito ver, escuchar, sentir, vivir para yo también gritar a los cuatro vientos lo que Jesús acarició y liberó en mí?
«El que todo lo hace bien» me colma permanentemente de bendiciones, pero aún me cuesta mucho comunicarlo.
• ¿Falta comunicación en nuestro entorno? Claramente creo que sí. Hay mucha comunicación y oración entre fieles y Dios, pero poca comunicación entre fieles que seguimos a Dios.
• La manera en que pudiéramos contribuir a una iglesia más de Jesús, podría ser siendo conscientes de lo que no es una iglesia de Jesús, es decir poder tener una actitud crítica hacia lo que no es evangélico y a la vez conformando un conocimiento de lo que significa el mensaje de Jesús para llevarlo a la práctica.
• Los que estamos en este grupo experimentamos cómo, a medida que avanzamos en el seguimiento de Jesús, se van abriendo nuestros oídos a sus palabras; cómo aprendemos a escucharle, cómo dejamos que esas palabras vayan calando en nuestro ser, cómo sacuden nuestro interior, cómo la experiencia de cada uno nutre la de los demás… Todo esto es un pequeño milagro del que somos, no espectadores, sino beneficiarios.
• En la vida cotidiana, hay muchos momentos de gracia, en los que siento que la fuerza del Espíritu me anima y me da fuerzas para dedicarme a tareas que si no fuera de esa manera apenas las llevaría a la práctica.
• Más de una vez padecemos sordera frente a las necesidades de los que sufren. Estamos demasiado aturdidos por nuestras urgencias cotidianas y no tenemos tiempo de escuchar a ese anciano que le gustaría contarnos sus cosas, a ese niño que necesita que le prestemos atención, a ese adolescente que nos aturde con su música, a esa mujer maltratada que necesita que alguien la oriente, a ese joven que sufre discriminación por ser “distinto”, a esa persona que perdió su trabajo…
• Si miramos el texto desde la visión del sordomudo, vemos unas personas totalmente entregadas a un necesitado, que no dudan en acercarse a Jesús para pedir por Él. El sordomudo, simplemente se deja llevar, confía en sus amigos.
• ¿Todo lo has hecho bien? ¡No! …más que bien… Jesus amado, has sobrepasado lejos el Guinness World Récords de “hacer el bien” a: Kontxi, Roberto, Adriana, Juan, Ilsaflor, Adolfo, Lourdes, Pagola, Graciela, Ilda, Mario y René.
• Creo un error de la Iglesia el no fomentar los estudios religiosos con más intensidad. Durante mucho tiempo se ha pensado en la Iglesia que no convenía que la gente estuviera muy formada en estos temas, y es que así se domina peor a la gente cuando sabe mucho.
ORACIONES
Señor también los de Camino de Emaús queremos tener encuentros
a solas contigo
y que nos hagas cosas raras,
que metas tus dedos en nuestra energía vital interior
curando nuestra sorda escucha, curando nuestra tartamudez.
Danos los carismas de tu Espíritu según tu dispongas.”(René)
Señor ayúdame a que tu mensaje resuene en mis oídos
Que mi corazón de piedra pase a ser de carne
Que con mi vida te lleve a todas aquellas personas que te necesitan
Que no me canse de transmitirte a mis hermanos (Consuelo)
Jesús, eres un misterio que no se puede explicar con palabras,
sólo que quiero seguir viviendo gracias a tu fuerza y tu amor.
Tú que has venido a iluminar a todo el mundo,
déjanos ser pequeñas lamparitas en el camino,
que podamos comunicar tu luz y tu esperanza en un mundo mejor. (Kontxi)
GRUPO VIRTUAL DE JESÚS
BETANIA (GVJ)
TEMA 8. ¡Ábrete! (Marcos 7, 31-37)
ACERCAMIENTO AL EVANGELIO
Este fragmento del Evangelio refleja cómo Jesús, estando en tierra de paganos considerados impuros, lleva también la Buena Nueva. Marcos, en este pasaje, nos muestra como esta persona afectada, quien no puede escuchar, pedir ayuda, ni comprender el anuncio de Jesús de Nazaret, considerada pecadora, es llevada, a su presencia por los que seguramente eran sus amigos, su comunidad, quienes se ocupan de él; Jesús, lo atiende, de forma exclusiva y aparte, desde un sentimiento de necesidad y de ayuda hacia el hermano, utilizando gestos curativos de aquel tiempo (sus dedos y la saliva) para que el sordo comprendiera mejor lo que hacía a través del tacto, hasta que Jesús, en unión con el Padre, grita “Ábrete”, provocando de esta manera que su Espíritu penetrara y lo liberara de su doble aislamiento, corporal y espiritual; devolviéndole así su dignidad y su capacidad de autonomía y decisión para desear ser sanado y sanar integralmente.
El pueblo reconoce lo bueno que hace Jesús de Nazaret por ellos y aprecian su presencia. Jesús pone de manifiesto que las formas de buscar y encontrar a Dios son inescrutables, si aprendemos a escuchar, abriéndonos a la Palabra de nuestro Padre Dios, entregándonos totalmente y aceptando su voluntad, reconociendo la salvación que conlleva creer en Jesús de Nazaret y dejándonos hacer por Él, lo que nos sanará de nuestras trabas (sordera, mutismo, cerrazón).
El resultado del conocimiento de Cristo nos brinda que podamos identificarnos con él, nos descubre a un Jesús que lo que busca es la Vida, sentir la bondad y generosidad de Dios, como Padre Nuestro.
CONVERSION PERSONAL
El sentimiento de búsqueda de Jesús está arraigado en nosotros de tal manera que nos impulsa con insistencia al deseo de encontrarlo, percibiendo su estímulo en la apertura de los sentidos para captar la Vida en todo lo que nos rodea. Experimentamos la necesidad de aprender a escucharlo desde nuestro ser y reconocemos que lo que nos impide hacerlo, es no dejarnos “apartar por Él”, no dejarnos hacer por Él y por tanto no abrirnos a su promesa de vida buena y a su Espíritu. Necesitamos, desde la oración, desde la solidaridad con el contexto y desde nuestra propia vulnerabilidad, aprender a ser coherentes con su mensaje, a saber manifestarlo a través de nuestra experiencia de Vida, como Él quiere que lo hagamos y hacerlo presente, siendo comunidad de comunidades.
COMPROMISO EN EL PROYECTO DE JESÚS
Creemos que sería más apropiado preguntarnos en estos momentos cómo se da mi-nuestro compromiso cristiano (como parroquia) para hacer eficaz el mensaje y buena nueva de Jesús; allí se pueden ver muchos retos personales como la actualización y lectura teológica de la realidad, compromiso sociopolítico que genere vida buena y discernimiento para actuar como comunidad de comunidades. Experimentamos personalmente y observamos el dolor y la angustia que causan las relaciones interpersonales cuando somos presa del miedo, la baja autoestima, el egoísmo, la desesperanza y otras afecciones emocionales que provocan aislamiento, soledad y tristeza, a la vez que nos incapacitan para saber amar y entregarnos altruistamente y de sentirnos amados, frustrándonos hasta el extremo de sentir sordera física y espiritual y así como ausencia de paz.
Ante la heterogeneidad de nuestro grupo Betania, pues somos personas que partimos de diferentes procesos e inquietudes personales ante la vida de fe, necesitamos que la oración sea nuestro denominador común, que alumbre nuestra vida espiritual y que esta vida sea el motor de nuestra religiosidad y nos impulse a caminar unidos en un clima de donación, comunicación, de tolerancia y de respeto.
ORACIÓN
Señor, que tu palabra “Effetá” impresione nuestros corazones y nos haga reaccionar para sensibilizarnos con las personas preferidas por Ti, desde la bondad y la piedad. Que experimentemos esa luz liberadora de nuestras sorderas y silencios que nos haga más Cristo por dentro y por fuera.
Jesús, ayúdanos a conocerte, a saber estar contigo, a dejarnos hacer por Ti desde lo que significa la comunidad que entendemos está representada por las personas que te acercan al sordo y una vez próximos a Ti, aparatados y reconocidos por Ti, nos dejemos tocar-hacer por tu Espíritu.
Un abrazo fraterno,
Belén, Gioconda, Gustavo, Juan Arturo, Lourdes J. Lourdes V, Mercedes, Santiago, Teresa. (GVJ Betania)
ACERCAMIENTO AL TEXTO EVANGÉLICO
Situación del sordomudo
El que padece sordera es ajeno a todos, se encuentra aislado, no parece ser consciente de su enfermedad y no hace nada por acercarse a quien le puede curar. Para cualquiera de nosotros sería tremendo no poder escuchar el mensaje, la llamada de Jesús hoy, porque viviendo encerrados en nuestra sordera, no podríamos seguir a Jesús.
Su encuentro con Jesús se hace posible porque “le llevaron”. Son otros, personas que le quieren y pasan desapercibidas, los que le llevan ante Él. Quizá seamos muchas veces el sordomudo, paralizados en nuestro aislamiento… o quizá nos toque ser como sus amigos, que no están destinados a hacer milagros, sino a llevar al hermano ante Aquél que sabemos que puede sanarlo. Puede que muchas veces nuestro trabajo se limite a creer y ser testigos de su proceso de curación. Creer en el otro, es uno de esos actos milagrosos que están al alcance de nuestra mano.
El trabajo curador de Jesús.
Jesús se lleva aparte a este hombre, lejos de la mirada de los demás. El encuentro con Jesús es algo íntimo para cada uno de nosotros. Jesús nos habla de manera diferente a cada uno, nos toca allí donde tenemos nuestra «herida», se mezcla con nosotros íntimamente, así como aplicó su saliva. Es un encuentro que transforma… un encuentro en el que intercede por nosotros ante el Padre, en quien confía ciegamente. La humildad de Jesús no es forzada, es natural, y hay que observarla en todos sus actos, desde su nacimiento hasta la misma muerte en cruz.
El grito de Jesús.
En la mirada al cielo y en el grito de Jesús podemos vislumbrar su contacto constante con el Padre y aprender de su oración. Jesús no puede hacer nada por su cuenta, sino que realiza sólo lo que ve hacer al Padre: «…lo que hace el Padre, eso hace también el Hijo”. Jesús actúa confiando en el amor sanador de Dios, que se compadece de todos los que sufren.
Además, es necesaria la colaboración del sordomudo en el encuentro con Jesús. La palabra ¡ábrete! invita a un cambio, a ponernos en marcha. Nos quedarnos a menudo en el milagro cuando el milagro es lo de menos, lo importante es la transformación hacia la acción. Jesús quiere que de verdad nos abramos a la Vida, que nos abramos a la Presencia de Dios en cada uno de nosotros. Igual que le pide a Lázaro que se levante y se ponga en marcha, le pide al sordomudo que abra sus oídos al mensaje de salvación y suelte su lengua para dar testimonio del Reino de Dios. Pero, cuántos de nosotros oímos y nos hacemos los sordos porque no nos atrevemos a desatar nuestras lenguas… ¡cuántos saboteadores nos impiden el encuentro con Jesús o poner de nuestra parte haciendo lo único que nos pide!
La admiración de la gente.
La gente que ha presenciado este acto curador de Jesús se queda admirada, Jesús les mandó que no se lo dijeran a nadie, pero ellos más lo pregonaban. Jesús no quería que se le reconociese por sus dones extraordinarios, sino por sus actos y acciones como hombre. A lo largo de la historia ha habido gente con dones extraordinarios, que no están al alcance de cualquiera y que no se pregonan a bombo y platillo, pero existen. La mayoría de nosotros desconocemos la verdadera naturaleza de nuestra existencia, no creemos en la Presencia de Dios en cada uno de nosotros, y todo aquello que no comprendemos lo consideramos milagroso… En lo que hay que creer no es en los milagros, sino en Dios en Acción en todo lo que existe.
Ahora a nosotros nos surgen estas preguntas: ¿Qué hacemos nosotros con nuestra boca y nuestros oídos?. Podemos escuchar pero ¿para qué?, para comprender al prójimo o para juzgarlo. Podemos hablar pero ¿para qué?, para herir al prójimo o para comunicar algo importante. Podemos callar pero, ¿por qué lo hacemos?, a veces por cobardía, a veces por respeto. Podemos predicar pero ¿para qué? para llenar las iglesias de fieles o porque naturalmente el evangelio esta en nuestro corazón. Es nuestra responsabilidad saber discernir todas estas cosas, no sea que el estado posterior del sordomudo sea peor que el anterior. Así como es nuestra tarea reconocer cuál es el mensaje central del Evangelio.
Jesús nos enseña el Amor. Es como el dedo que nos señala las estrellas, Jesús nunca se anunció a sí mismo ni se puso él en el centro, anuncio al Padre. Por amor vino a cumplir el proyecto de su Padre y a predicar a todos los hermanos; por amor nos dio su Palabra de vida, haciéndonos amar a su Padre, a darnos la Buena Noticia de la llegada del Reino de Dios; por amor murió injusta y calladamente en la cruz, llegando a la plenitud de la vida humana en la Resurrección.
Si no sabemos escuchar el mensaje de Jesús, si no entendemos o no nos preocupamos por su proyecto humanizador, si no vemos el amor que tiene por los más pobres y por los que más sufren en esta vida, no podremos ni sabremos anunciar la Buena Noticia de la llegada del Reino de Dios, porque seguro que deformaremos su mensaje. Por ello, necesitamos abrirnos cada vez más a Jesús y dejarnos trabajar por él. Para seguir a Jesús es imprescindible nuestra fe profunda en Dios, en Jesús y en el Espíritu. Abrir los ojos bien, salir de nuestra indiferencia y tomar la decisión de seguir a Jesús.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
Conversión personal
Reconocemos que a veces hemos estado lejos de los que nos necesitaban y no hemos hecho nada por ellos; hemos estado encerrados en nosotros mismos sin querer abrirnos para hacer algo positivo por los demás… A veces nos persigue ese miedo de no llegar a lo más hondo de nuestro ser, donde Jesús nos dice que tiene su morada. Pero vivir en superficialidad nos deja insatisfechos, con más sed de infinito.
Otras veces nos sentimos solos, sentimos que nuestro entorno no nos acompaña en nuestras inquietudes espirituales. Y las adversidades de la vida a menudo nos hacen sentir vencidos. La vida diaria, con sus prisas, con su estrés, apabulla el bajo continuo que resuena en nuestro corazón. Por eso necesitamos tanto los momentos de silencio, para volver a escucharlo. De algún modo somos como receptores mal sintonizados. Y para ver lo trascendente, para verle a Él necesitamos abrirnos. Y para lograrlo, este grupo es un buen “abrelatas”.
Creemos que tenemos por delante una tarea importante para fomentar la experiencia de Dios desde nuestro interior, para conocer a Dios más allá de nuestra mente, para abrirnos de verdad al Espíritu y entender que no está fuera de nosotros, sino que somos «templos del Espíritu», dignos y sagrados… ¡cuánto nos cuesta creerlo a veces!, ¿verdad? ¿y si todo comenzara a ser más fácil cuando empezáramos a ver las cosas desde la óptica de Jesús? Intentemos desde este grupo conocer más y mejor a Jesús y preguntémonos si de verdad nos creernos el don del Espíritu en nosotros que Él nos aseguró para ser capaces de mirar con sus ojos de amor y compasión todo cuanto existe a nuestro alrededor.
Compromiso en el proyecto de Jesús
Algunos de nosotros no nos identificamos con la imagen ultraconservadora y poco abierta de lo que es ser cristiano… También encontramos muchas personas que tienen una profunda herida con los temas de iglesia. Es una pena, pero por desgracia esta imagen de la iglesia «tradicional» prevalece sobre el verdadero mensaje que consideramos encierra el Evangelio. Por otra parte, creemos que Dios tiene su manera de llegar a cada uno de nosotros, no necesariamente a través del cristianismo.
Para hacer que la Iglesia sea más de Jesús, nosotros podemos pedirle a Dios-Padre que ayude a la jerarquía, que ayude a todos los cristianos y nos ayude a que podamos ser ejemplo de amor hacia Jesús, implantando nuestro ejemplo, si fuera posible, entre los hermanos y entre nosotros. El cristiano tiene que ser testigo y dar testimonio, y donde no debemos tartamudear es en nuestra esperanza, algo que el mundo materialista no comprende.
Por eso estamos siguiendo a Jesús En Camino, para, unidos y pensando en Él y en su vida humana, absorber y asumir todo lo que hizo con los hombres: lo primero, amarnos, pues por eso vino, por Amor; y después, fijarnos en su humildad, sencillez, compasión hacia todos los necesitados de todas clases (pobres, incapacitados, posesos, abandonados, hambrientos…), seguir el camino que Jesús hizo, con toda clase de incomprensiones y contrariedades, y tratar de expresarnos como sus seguidores hasta vaciarnos totalmente en los demás. El cristiano es el que sigue a Cristo Jesús, le ama, tiene confianza plena en su Palabra, que es palabra de verdad, de vida eterna.
Nuestra Oración
Recordamos la oración del cardenal Newman (anglicano convertido al catolicismo, beatificado por Benedicto XVI en 2010):
Señor Jesús, no te apagues tanto dentro de mí…
Mira por mis ojos.
Escucha por mis oídos.
Habla por mis labios.
Gesticula por mis manos.
Anda por mis pies.
Señor Jesús, que mi pobre presencia humana recuerde, al menos de lejos,
tu divina presencia…
Amén.
TEMA 8 – ¡Ábrete!
Querida familia de los GVJ:
Desde el GVJ Tabor sentimos la alegría enorme de vivir en fraternidad, mostrando abiertamente nuestras inquietudes y deseos de seguir a Jesús con valentía, con entrega, con amor; sabiendo que cada día es un nuevo amanecer para ser misioneros de Su Palabra de forma valiente y alegre, porque en Cristo Vivo vemos sin callarnos, las necesidades de nuestros hermanos mas humildes. Os dejamos nuestras reflexiones:
Acercamiento al texto evangélico:
No podemos dejar de reconocer que hay muchas áreas de nuestra vida espiritual que están paralizadas y que no nos permiten experimentar en plenitud la riqueza del evangelio y la presencia del Señor. Vivimos en un mundo ensordecedor que busca a toda costa silenciar la voz de Dios en nuestra conciencia y la voz de Jesús que nos invita a estar a solas con Él. Por tal razón necesitamos de Jesús para que sane todo aquello que bloquea nuestra vida espiritual y que no deja que nuestro espíritu vaya en busca de su Creador.
¡Ábrete! Cuanto nos inspira y cuantos recuerdos en nuestro caminar por Cristo nos trae a la mente. Cuantas veces por una comodidad de sentirnos satisfechos con nuestra entrega a Jesús, hemos estado sordos y posiblemente a veces mudos; sordos a las palabras del Maestro, que nos pedía una mayor entrega, porque somos capaces y porque El nos quiere valientes, siempre activos, siempre en marcha.
En esta ocasión nos cuenta Marcos que le llevan a un sordomudo, ni oye ni se puede comunicar con los demás; no puede dirigirse solo, necesitan que le acerquen a Jesús, posiblemente familiares y amigos, depende de otras personas para llegar a Él. Nosotros también podemos llevar ante Jesús a los que sufren sordera para la Palabra o mudez para proclamarla, a los que sufren de soledad y abandono.
Creo que no es posible seguir a Jesús sin escuchar su mensaje y sin comunicarlo. Sí, conozco cristianos sordos y mudos, pero yo a veces también estoy sorda y muda, por eso no puedo criticar a nadie. Lo que me llama la atención es que Jesús está » a solas con » el sordomudo, Jesús se entrega totalmente a su curación. Sí, creo en la fuerza curadora de Jesús para sanar mi vida transformándola, pero para ello es necesario pasar ratos a solas con El.
Este espacio de los grupos virtuales de Jesús, para mi suponen un espacio de desahogo. Pero tampoco es una confesión pública de mi fe. Entonces reconozco que me siento una cristiana sordomuda, que antes de juzgar a los demás creyentes, necesito dejarme sanar por El. Le escucho a Jesús que me aparta y me invita a abrirme, a dejarme sanar por El y así poco a poco reanudar la marcha.
Al no oír la voz de Jesús, y no oír la voz de los que no tienen voz, de los que más sufren por la falta de justicia social, por falta de solidaridad, por falta de acogida, porque sufren la inmigración, la violencia, la voz de las personas maltratadas,… y un largo etc. de situaciones lamentables; pues bien al no oír estas voces que son UNA sola, la voz de Jesús y no hacer nada, estamos cayendo en la terrible realidad de convertimos en personas de cumplo y miento.
Considero una falta de responsabilidad y de compromiso llamarnos Cristianos católicos y no haber comprendido que, Cristo tiene que ser el centro de nuestra vida. Es a Él, camino, verdad y vida, a quién tenemos que seguir y proclamar para poder vivir en plenitud el cristianismo dándolo a conocer a través de nuestra nuestras obras y de nuestra acción evangelizadora.
Conversión y compromiso en el proyecto de Jesús:
Yo creo que me callo a veces por miedo al rechazo. Creo que en mi entorno falta comunicación y diálogo, creo que muchas veces es difícil discrepar con los amigos y los compañeros de trabajo. En los sectores cristianos me parece menos difícil la discrepancia.
Tal vez puedo parecer presuntuosa o pecar de vanidosa si digo que estar abierta al evangelio y dispuesta a ser dócil a su espíritu, y a escuchar la voz de Jesús ya lo creo vivir. A los cristianos de la sociedad actual, nos cuesta mucho desaprender todo el bagaje cultural que arrastramos y que está muy lejos de una vivencia espiritual sincera e integra en todos los aspectos de la vida.
Cada día quiero dejarme seducir más todavía por Jesús, para ser una comprometida seguidora suya, comprometida en escuchar su mensaje con atención, sin miedo, en libertad. Captar todo su amor a los que sufren y que me contagie esa pasión por los desposeídos y marginados, que me capacite para anunciar su Buena Nueva y la haga comprensible, atractiva para los que me escuchen. Me gustaría que este grupo Tabor sea un grupo abierto, sincero, que sepa oír y escuchar; acogedor, cercano y siempre. Un grupo enamorado apasionadamente de Jesús de Nazaret.
Es preciso tener Paz para rezar, meditar y oír la voz de Jesús en nuestros corazones. A veces la vorágine de la vida y los obstáculos que nos encontramos al dar nuestros pasos, nos hacen perder la calma y no oír la voz de Jesús que nos llama de muchas formas; pero en el momento en que te recoges un poco y logras la Paz, El sigue a mi lado y me hace Ver y Oír sus mensajes. Mi deseo, es que este grupo sea modelo en comunicación, en valores, en Amor, compromiso, entrega, entusiasmo, respeto, crecimiento espiritual,… y que nuestro caminar tanto personal como Grupal sea una seña de identidad, que contagie a otros para que también se dejen transformar por el Amor de Jesús.
¿Falta de dialogo, de comunicación, soledad? Dios mío, solo hace falta mirar a nuestro alrededor. ¡Qué gran verdad es que hay que seguir los pasos de Jesús en Su vida pública! Amor, perdón, solidaridad, justicia social, anunciar el reino de forma sencilla y fácil de entender (como lo hace el papa Francisco), curar a los ciegos, sordos y mudos de nuestro entorno, resucitarles a la VIDA para el Reino de Dios. Y sobre todo su valor, su entrega sin límites, sin diferencias de razas, credos, ateos, y mucho menos sociales.
Señor siento que nos vamos acercando a un individualismo peligroso que nos va encerrando en nosotros mismos. Sentimos desconfianza de todo y de todos. No es fácil recuperar la credibilidad en aquellos que nos ha fallado. Ayúdame a mantenerme coherente y fiel al espíritu de tu evangelio para que el mundo crea que tu estas vivo y presente en mi vida. Amen.
Desde el GVJ TABOR, queremos terminar diciendo: “… Ilumínanos Señor con Tu Espiritu… y déjanos sentir la Fuerza de tu AMOR en nuestro corazón, para servirte en plenitud; caminando en fraternidad y entrega.
ORACIÓN
Dios Padre todopoderoso,
me pongo como una niña en tus brazos,
me abandono a tu voluntad,
Se que estaré segura,
no me angustiaré.
Háblame bajito,
poco a poco,
para no asustarme.
Actúa en mí,
Muéstrame el camino.
Dame salud
para poder cumplir ciertos proyectos
si esa es tu voluntad.
y así vivir la vida
más animosamente,
a tu servicio
a través de mis hermanos
los que realmente
me necesitan.
Gracias Señor
por tu creación,
signo de tu infinito
e inconmensurable amor.
Gracias por las amigas
que ayudan y acogen,
Gracias también,
por la experiencia ganada.
Amén.
Juan Carlos, Antonio José, Inmaculada, María, María Pilar, Pilar y Marícarmen. GVJ Tabor
Queridos hermanos y compañeros de GVJ.
Desde el grupo Efettá os deseamos ¡Paz y bien! ¡Feliz Pascua de Resurrección!
Queremos compartir nuestras reflexiones acerca del TEMA 8 ¡ABRETE! (Marcos 7, 31-37)
ACERCAMIENTO AL EVANGELIO:
Para nosotros es muy significativa esta palabra de Jesús. Es la que inspiró el nombre del grupo. Jesús con su palabra, «Ábrete» nos invita a escucharle no sólo con el oído sino con todo nuestro ser, con toda nuestra vida… estar abiertos a la vida nueva que Él nos propone.
Es claro que todos tenemos la capacidad «oír y hablar»… pero como cristianos nos falta recibir la orden de ¡effetá!, para que los oídos del alma se abran y la lengua de nuestro corazón se suelte, de manera decidida y entregada hacia los demás.
Anteriormente a este pasaje se dice que los discípulos no entendían a Jesús, porque su mente estaba embotada. Por eso, Jesús insistía: «Oídme todos y entended». Jesús, en la persona del sordomudo, abre los oídos de sus discípulos y de todos nosotros para que escuchemos y entendamos, y desata nuestra lengua para que le alabemos y anunciemos lo que hemos visto y oído.
Profundizar en este tema, nos ha servido para comprobar que con la Palabra nos sucede lo mismo que muchas veces en la vida cotidiana: vemos pero no miramos, y oímos pero no escuchamos.. Quizás, por las prisas; quizás por estar distraídos con miles de cosas; quizás porque algunas no las comprendemos y, quizás también, porque hay momentos, sobre todo de angustia y sufrimiento, en los que uno busca que la voz de Jesús nos diga algo concreto para esa circunstancia.
El sordomudo tuvo que pedir ayuda o lo ayudaron sin pedirla porque nos dice el evangelio: «le llevaron». A veces necesitamos que sean otros los que nos lleven a Jesús porque ni si quiera nos damos cuenta de nuestra sordera y sin ayuda, es muy difícil escuchar
A veces también nosotros somos ciegos, mudos y sordos ante muchas de las necesidades del mundo… Qué fácil es rezar y al mismo tiempo, con esa disculpa, dar la espalda al sufrimiento del que está a nuestro lado; ver con indiferencia cómplice la injusticia que viven miles de hermanos. Es entonces cuando, si estamos abiertos, hemos de “llevar” a Dios las necesidades del mundo y “llevar” a nuestros hermanos la Palabra sanadora de Jesús.
CONVERSIÓN
¿Qué nos dice personalmente el texto?.
Dejamos que nos interpele la Palabra, que nos sacuda interiormente y surgen en nosotros estos interrogantes:
– ¿Seguimos el ejemplo de Jesús para estar abiertos a quienes no comparten nuestra misma fe ni ideas?
– ¿Tenemos los oídos abiertos a la escucha de su Palabra de Dios o al diálogo con los demás? Nos comunicamos sin “trabas” con Dios o con los hermanos?
– ¿Llevamos a la gente que no escucha al Señor ante Jesús en la oración?
– ¿Cómo vemos a Jesús? ¿Sólo con miradas humanas hacia su Persona o su mensaje o lo vemos como Salvador, como el “Dios con nosotros”?
Es el momento de acercarnos a Dios y pedirle que nuestra vida no sea vacía, sino que estemos abiertos a escucharle y ser una ayuda para acercar a los otros a su Vida, a su Palabra.
Jesús sigue vigente en nuestras vidas y a través de la oración nos exclama «effetá», para que abramos los oídos a su palabra, a los problemas de los demás, a los gritos de ayuda que nos lanzan angustiados los sufridos… Y «effetá» también, para que se «nos suelte la traba de la lengua», a la hora de proclamar con valentía el Evangelio, a la hora de denunciar las injusticias, de llevar consuelo y esperanza a los que sufren.
COMPROMISO EN EL PROYECTO DE JESÚS
La Palabra de Dios que escuchamos no podemos dejarla sólo para nosotros mismos, estamos llamados a proclamarla, a comunicarla a nuestro alrededor, dando así testimonio de lo que el Señor ha obrado en nosotros.
Este pasaje nos invita a saber escuchar y a tener la valentía para hablar y dar testimonio a este mundo que mucho lo necesita. Para que eso suceda, es preciso implorar sin cesar la asistencia de la gracia de Dios y la iluminación del Espíritu Santo, estar “abiertos” a lo Jesús nos pide por medio de su Palabra.
Estar atentos a las necesidades de los que nos rodean y ser para ellos un instrumento para hacerles “ver, oír y hablar” del conocimiento de Jesús. Ser mejor “escuchadores”, derribar las barreras que nos impiden comunicarnos con Dios y con los hermanos sin miedo.
Que este GVJ que lleva el nombre de Effetá, esté siempre en actitud de apertura total hacia Dios y hacia los demás. Que quien nos mire, vea a Cristo y se alegre, porque ha llegado la salvación: los ciegos ven, los sordos oyen, los cojos saltan y los mudos cantan llenos de alegría.
ORACIÓNES SURGIDAS EN EL GRUPO:
Una vez que el Señor nos ha hablado con su Palabra y la hemos interiorizado nos dirigimos a Él en oración de alabanza, de agradecimiento, de perdón y de súplica confiada.
“Señor, gracias por tu Palabra. Nos invitas a ser más discípulos tuyos. Queremos abrir los oídos y la boca para ser portadores de tu bondad. Gracias por quienes nos han trasmitido esta fe. Te pedimos por todos aquellos que están cerrados a tu mensaje… por quienes no creen en Ti, por quienes son indiferentes a tu Palabra, Te pedimos perdón por las veces en las que nos hemos cerrado a dialogar contigo y a no estar atentos a la escucha de los demás; por las veces en las que no nos hemos comunicado correctamente y nos hemos mantenido aislados de los hermanos. Amén.
Señor, permítenos que:
abramos los oídos a tu Palabra.
Abramos la mente porque Tú quieres iluminarla,
abramos el alma porque tu quieres sanarla.
Abramos el corazón porque Tú quieres hacernos sentir
el inmenso amor que nos tienes.
No permitas, Señor, que nos hagamos sordos a tu voz
o a la voz de los demás,
ni siquiera a la voz interna de nuestra conciencia.
Que estemos siempre abiertos y que esa apertura de mente,
de alma y de corazón nos confirme nuestra esencia como personas.
Nos permitas crecer en humanidad, sobre todo,
consolida en nosotros el deseo de ser criaturas tuyas
abiertas a tu salvación.
Amén.
ORACIÓN. (Compartida por un miembro del grupo. Autor desconocido)
Cuando contemplo a Jesús entre la gente, en los caminos de Galilea, y este modo suyo de ser, deseo ser como Él, vivir como Él. Y es como si hoy me dijera, en las palabras que dirige al sordomudo:
«¡Ábrete!
Abre las puertas y las ventanas de tu vida y deja entrar la luz.
Deja entrar la fe en un Dios Padre-Madre, que te ama sin condiciones.
Deja entrar la frescura vivificante de su Palabra.
Deja entrar las voces y los reclamos de la gente,
que te ayudarán a ser más tú.
Ábrete y sal de ti mismo,
de tus miedos y tus preocupaciones.
Ábrete, y presta tu voz a palabras de denuncia y de anuncio,
presta tu voz a la justicia, a la esperanza, a la ternura que sana.
Aprende a hablar las palabras de Dios y no te las guardes.
Proclámalas a los cuatro vientos.
Abre tu espíritu y tu cuerpo a la vida,
y aprende de mí:
de mis oídos y mis ojos, abiertos al Padre y al clamor del mundo,
de mis manos dispuestas siempre a la proximidad y al servicio,
de mi boca, que contiene una constante palabra de aliento
para el abatido,
y una perenne y amorosa bendición
para mi Padre
Ábrete y aprende de mí.»
¡¡¡FELIZ PASCUA DE RESURRECCIÓN!!!
En nombre de todo el grupo:
Caridad.
PD. Con este tema terminamos la 1ª etapa. Antes de continuar queremos dedicar un tiempo a reflexionar y revisar la marcha del grupo.
Somos el Grupo Helduak, un grupo de 10 personas que nos solemos reunir cada 15 días en Bilbao. Comenzamos el encuentro con una oración y la lectura del evangelio que toca. Normalmente hacemos cada tema en dos sesiones. Primeramente contestamos a las preguntas que se nos proponen antes de leer los comentarios que nos sirven para situar y clarificar dicho evangelio. Después nos reunimos y lo ponemos en común. El último día trabajamos el tema 8, ¡Ábrete!
Contestamos uno por uno a cada pregunta, si tenemos algo diferente que aportar a lo dicho. Y finalizamos con el padrenuestro y una canción.
SITUACIÓN DEL SORDOMUDO
¿Qué hace el sordomudo para acercarse a Jesús? ¿Quién hace posible el encuentro con él?
El sordomudo no hace nada, está resignado, sin inmutarse; parece que no tuviera interés en curarse. Unos desconocidos son los que le acercan a Jesús; le dan el empujón que necesita para ser curado.
El hecho de ser desconocidos lo relacionamos con el anonimato de quien hace buenas obras y no las publica.
LA DESGRACIA DE LA PERSONA SORDOMUDA
¿Has pensado lo que puede ser vivir sin escuchar el mensaje de los demás y sin poder comunicar el nuestro? ¿Es posible seguir a Jesús sin “escuchar” su mensaje y sin “comunicarlo” a nadie? ¿Conocemos cristianos “sordos” para escuchar a Jesús y “mudos “para confesarlo?
Pensamos que es ciertamente difícil no poder comunicarse con los demás, porque necesitamos contar, compartir lo que somos con los demás. Sin embargo, hemos vivido mucho tiempo mudos, sin comunicar nuestra fe; y más tiempo, aún como sordos, en “Babia”, sin escuchar la buena noticia y haciendo nuestro proyecto de vida sin contar con Dios.
Actualmente, nos es difícil no hablar de Jesús; aunque preferimos que hablen nuestras obras, por lo de la incoherencia que mostramos con nuestra vida. No obstante, hemos escondido bajo el pretexto de “no incomodar ni molestar a los otros”, nuestra cobardía o poca convicción.
Sí, por una parte, hay muchos cristianos que van a misa y no se manifiestan como tales. Aunque hay que decir también que, no estamos acostumbrados a vivir nuestra fe comunitariamente; sino de modo individual. Y por otra parte, hay mucha más gente a nuestro alrededor, familia incluida, que están completamente sordos al mensaje de Jesús.
En el momento actual creemos que debemos ser valientes para dar razón de nuestra esperanza.
EL TRABAJO CURADOR DE JESÚS
¿Qué nos llama la atención de la descripción que hace el evangelista? ¿Captamos la dedicación y la entrega intensa de Jesús a curar al enfermo? ¿Crees en la fuerza curadora de Jesús para sanar tu vida?
Nos choca que les mandara no decir nada; aunque sabemos por qué: no buscaba prestigio. Marcos no presenta a Jesús como el Mesías hasta el momento final, en la cruz, donde se manifestará como verdadero Hijo de Dios.
También nos fijamos en que Jesús se retira, se queda a solas con el sordomudo y levantando los ojos al cielo, cuenta con su Padre y lo pone todo: saliva, dedos, acción para curarlo.
Creemos que debemos aprender de Jesús a hacernos cargo de la realidad circundante, a dar respuesta a la gente que sufre, a tener com-pasión. Debemos aprender a curar, como Dios nos cura a nosotros. Nuestra simple escucha puede curar. El Espíritu, que habla por nosotros, hace el resto.
EL GRITO DE JESÚS
¿Qué podemos intuir en esa mirada de Jesús levantando sus ojos al cielo? ¿Qué le pide al sordomudo? ¿Es tan necesaria la colaboración del enfermo?
Jesús cuenta con su Padre, pero necesita que el sordomudo también colabore; ya que, el enfermo que no sigue el tratamiento que le prescribe el médico no se cura. Podía no haberse dejado curar. En nuestra libertad elegimos curarnos o no, seguir a Jesús o no. Sin nosotros, Dios no nos puede salvar.
LA ADMIRACIÓN DE LA GENTE
¿Cómo resume la gente lo que ve en Jesús? ¿Nos identificamos con sus sentimientos? ¿A ti te está haciendo bien Jesús?
A pesar de que Jesús no quiso que lo adulasen, ni que lo proclamaran rey, ¿cómo no alabarlo y admirarlo? ¡Todo lo ha hecho bien! Esta exclamación nos recuerda el relato de la creación: “y vio Dios que estaba bien”. Al igual que esa gente, reconocemos el bien que nos hace; es el único que da pleno sentido a nuestra vida.
Effetá: Abrí tus oídos y dejá que hable Jesús en tu interior
Cuando Jesús volvía de la región de Tiro, pasó por Sidón y fue hacia el mar de Galilea, atravesando el territorio de la Decápolis. Entonces le presentaron a un sordomudo y le pidieron que le impusiera las manos.
Jesús lo separó de la multitud y, llevándolo aparte, le puso los dedos en las orejas y con su saliva le tocó la lengua. Después, levantando los ojos al cielo, suspiró y le dijo: “Efatá”, que significa: “Abrete”. Y enseguida se abrieron sus oídos, se le soltó la lengua y comenzó a hablar normalmente.
Jesús les mandó insistentemente que no dijeran nada a nadie, pero cuanto más insistía, ellos más lo proclamaban y, en el colmo de la admiración, decían: “Todo lo ha hecho bien: hace oír a los sordos y hablar a los mudos”.
Mc 7,31-37
Amigos/as de Grupos de Jesús, compartimos con todos vosotros nuestras reflexiones sobre el pasaje evangélico del tema 8.
Acercamiento al texto evangélico:
El sordo del evangelio vive encerrado en su propia desgracia, sin intentar salir de ella, está en la soledad más absoluta, encerrado en si mismo. Por eso, Jesús le da un trato especial y pone en su vida a gente buena, amigos o conocidos que quieren ayudarle llevándolo hasta Jesús; por lo tanto, el sordo no va al Señor, lo llevan. Esta es la manera de comunicar el mensaje de Jesús, ayudando a todos y teniendo siempre presente que el Dios de Jesús nos ama tal como somos, y nos necesita para que ayudemos a los demás.
Lo peor es no querer enterarse.
Por desgracia, hay muchos cristianos “sordos” y “mudos”, muchas veces no oímos lo que dice Jesús, y otras, oímos, pero no escuchamos. Leemos sus palabras pero no entendemos, o no queremos entender. No las interiorizamos para vivir como auténticos seguidores de Jesús. Es mucho más cómodo seguir con nuestra mediocridad. por eso debemos abrir nuestros sentidos para “ver” a Jesús, “oir” su mensaje y “comunicarlo” a los demás.
Jesús aparta al enfermo para tener un momento de mayor intimidad, mirarse a los ojos y formar un ambiente de confianza. En ese entorno, Jesús eleva su mirada, y en una oración silenciosa entra en contacto con su esencia más íntima, con su Padre, porque de Él le viene su poder; pero también requiere que el sordomudo “se deje hacer” ¿qué significa esto? En pocas palabras, le exige que viva un abandono confiado en Jesús.
Dijo al sordomudo: EFFETÁ! ¡ÁBRETE! Escucha mi palabra escucha mi “buena noticia”, y sigue mis pasos: cura a los enfermos y ayuda al necesitado.
Al momento es curado, ya puede escuchar y también transmitir lo que escucha. Cada vez que nos “abrimos» a su gracia nos sana de nuestras sorderas y cegueras para caminar hacia la conversión.
Manda que nadie comente lo que pasó para que la gente no se quede con lo superficial y piense en él como una persona con poderes. Lo que Jesús quiere es que se escuche su mensaje y se comunique para ponerlo en práctica; pero ellos no pueden callar, tienen que contar que “todo lo hace bien”, por fin encuentran a alguien solidario con los demás, alguien que no tiene prisa, que se para con los que sufre y que los libera.
Acercamiento a la vida:
+Lo que más me impide estar abierta al espíritu de Jesús son los años y años de alejamiento de la Iglesia. Todo ésto unido al fomento en todos los ámbitos de la vida, de lo racional y científico, frente a lo emocional y divino, constituye uno de mis principales obstáculos.
+Tengo la impresión de ORAR sin escuchar en el fondo de mi ser la voz de Jesús. Pongo ORAR porque es el momento en que me hago consciente de que no hay DIÁLOGO, sino un monólogo, a no ser que tome la Sagrada Escritura, en que definitivamente tengo su Palabra, con la que sí se produce un diálogo.
+En la VIDA, me es más fácil escuchar la voz de Jesús. Diría que mi vida es una respuesta a lo que Él me dice a través de quienes me rodean y de los acontecimientos.
+No soy capaz de confesar mi fe en Jesucristo con mi palabra, intento hacerlo con mi estilo de vida. Y ahora no callo ni oculto mi identidad cristiana.
+Mi intención es escuchar la voz de Jesús. Solo Él me puede guiar. Pero las contrariedades y los problemas de la vida diaria a veces ocupan demasiado mi mente. Él sigue ahí y con la ayuda de todos y con la oración vuelvo a abrirme a la acción del Espíritu.
+A veces hasta me preguntan de donde saco esas ideas, hasta revolucionarias, a los ojos de algunos, y yo digo que no son ideas mías, que están en el Evangelio.
+Queremos que este sea un grupo abierto y, por eso, buscamos aquello que nos une y nos va revelando el camino de Jesús; cada uno nos vamos comprometiendo más en lo cotidiano, escuchándonos, amándonos, perdonándonos, dándonos apoyo en los momentos que lo necesitamos.
+Estando alejados, nos unimos para hacer una oración conjunta; eso es hermoso.
Oración
Jesús, hermano, hoy te doy gracias por tu cercanía, por tu mano tendida para remediar mis miserias. Haz que mi mano se aferre a la tuya, que tu palabra de salvación rompa las resistencias que me alejan de Ti. Que la fuerza de tu palabra me lleve a dar testimonio de Ti, a vivir como Tú, haciendo el bien. Amen.
Ana Vilma, Antonio, Carmen, Francis, Isabel, Javier, María, Maripili, Marivi, Paco, Ricard
8 del 8 2016
Effeta
Hoy, recién hoy, puedo escribir el fruto de la oración
Me vino al alma la parábola de la pecadora que todos querían apedrear, y veía un audiovisual donde ella tenía un nombre “corrupción” y Jesús diciendo “quien…..que tire la primera”
¿Por qué no unirse creativos y hacer audiovisuales con los temas que nos afligen, usando las parábolas, haciéndolas actuales? dando luz, con música que penetre los corazones.
¡¡¡Esto es posible!!!!!
LOS ABRAZA LAURA
Pues si, Laura, creo te asiste la razón. En la era de la imagen y sonido, hay que saber transmitir la Palabra y cuanto su mensaje nos dice, de manera creativa, con los medios audiovisuales que hay en estos momentos.
No obstante, hemos de interiorizar y no quedarnos en la apariencia por bella que nos parezca. Creo que el AMOR vivido, es el lenguaje de quien ha acogido en su vida la Buena Noticia, expresión viva de la fe y confianza en quien hemos creído: Jesús Resucitado.
Ojalá que seamos para los demás, una sinfonía de gestos y actitudes, que calen hondo en el corazón y transformen la vida y realidad. Es posible.
Miren Josune
Somos el Grupo virtual Kairos.
Empezamos 14 personas, pero por diversas razones vamos quedando cinco. Sin embargo y aunque nos cuesta a veces avanzar en el tiempo, aquí estamos las cinco para compartirles nuestras reflexiones sobre este hermoso tema:
Qué bien nos dice Lucila «somos los sordomudos que necesitamos estar a solas con Jesús, oír el grito de Él: Ábrete y despertar nuestra conciencia… y así con nuestro testimonio de vida contagiar a muchos».
Pero Loli agrega que no basta con escucharle, más bien no quedarse sólo en la escucha, sino también permanecer abierto a Su Palabra y «esta apertura sea sincera, humilde y disponible para que lo que escuchamos nos transforme y así entregar su mensaje a los demás».
Y agrega «cuán importante somos cada uno para Jesús para que nos llame aparte»… eso habría que interiorizarlo las veces que sea necesario, pues Él quiere mi colaboración con su proyecto… quiere una relación personal conmigo. ¡Qué maravilla y qué don!
Ilse pide por los que no creen, que oigan la Palabra de Dios para su conversión y por supuesto que les abra los oídos para que puedan escucharle.
Y añade algo muy hermoso «el acercamiento y cariño de Jesús hacia el sordomudo, ese momento de intimidad intensa y de amor al tocar su lengua con su saliva, que sólo se da cuando se besa en la boca» ( Homilía del Padre Rogelio Puebla).
Las palabras de Margalida son sabias y llegan al corazón. Ella nos dice «Jesús busca la ayuda del Padre, pero necesita la ayuda del sordomudo, del enfermo, ya que sólo se comunica consigo mismo, vive por y para ser prisionero de su yo y en total soledad».
¡Cuánta realidad en aquello, en estos tiempos sobre todo, nos sentimos solos o nos aislamos dando vuelta en nuestra mente y corazón todo aquello que nos aparta de la verdadera felicidad!
Agrega «si vivimos sordos al mensaje de lo que nos rodea, nos encerraremos en nuestra propia prisión».
¿Apertura y comunicación o individualismo a pesar de los avances tecnológicos.?
¿Vivimos con el corazón bloqueado, cerrado a Dios y a los demás?
Y termina recordándonos un axioma:
la autoridad – fuerza – poder de Jesús para curar aquello que impide la felicidad.
Para liberar al sordomudo ( que somos nosotros ) Jesús le pide colaboración.
Es una invitación para todos.
«Sólo nos podemos desbloquear abriéndonos al Amor, dando, repartiendo amor a todos y cada uno de los que encontremos en el camino».
Creemos y coincidimos en la necesidad de aceptar el grito de Jesús: «Ábrete». Él nos conoce y sabe de nuestros bloqueos, los que acostumbramos a poner en Su Camino, pero también nosotras sabemos si nos sentimos sordomudas, dejemos que Jesús nos lleve aparte y a solas con Él, nos sane.
Es el poder de la oración personal y el encuentro personal con Él que obrará el milagro.
Effatta, que así sea.
El grupo Caná, con este tema ocho, ha terminado la Primera Etapa del programa de los Grupos de Jesús. Ya llevamos juntos un año y la amistad ya ha hecho presencia entre nosotros. Nos comunicamos en un nivel más personal y eso hace que nos vayamos convirtiendo en “una familia”. En este último tema, nos hemos dejado llevar a solas con Jesús para dejarle curar nuestra sordera.
Primera Reunión
En el texto son los paganos, los gentiles, los que llevan al enfermo a la presencia de Jesús. Jesús había salido a buscar a las ovejas perdidas de Israel en las tierras extranjeras; sin embargo, se le acercaron los no-creyentes. Este Evangelio también nos pone en presencia de un gesto de amistad puesto que son los amigos o vecinos del hombre sordo los que confían en los conocimientos de Jesús para curar.
Su facultad de comunicación es muy débil. Jesús hace algo inaudito. Se lo lleva aparte, se queda a solas con él y le pide colaboración. Esta vez, Jesús nos va a mover.
Sin montar espectáculo, sin hacerlo personaje de un drama. ¿Hablamos a solas con quién queremos ayudar? Jesús utiliza sus manos, su saliva y, lo mejor de todo, su amor. ¿Procedemos nosotros así cuando tratamos con personas que no “oyen” bien?
Como los compañeros que le presentan a Jesús, yo lucharé para presentar a los que me rodean, a los más próximos y a los más confundidos. Señor, abre mis oídos para escucharte y mis labios para que sepa transmitir todo lo que me dices y, en el día a día, liberándome de lo que me rodea, llenarme de tu Evangelio, escucharte y dar mi pequeño testimonio continuo. No quiero estar sorda a tu palabra.
No es posible seguir a Jesús sin conocerlo y si no escuchamos su mensaje. No se puede comunicar algo que no conocemos. Estoy rodeada de personas que no lo conocen y no quieren abrirse… Siento una gran impotencia y Jesús me enseña que debo levantar los ojos al cielo, que necesito de Dios constantemente, y confiar, como dice el final del Evangelio en que «todo lo ha hecho bien, ha hecho hablar a los mudos y oír a los sordos»
Segunda Reunión
¿Que he aportado yo a los que me rodean? Cada día encuentro que Jesús me ha puesto los “deberes”, y al amanecer el nuevo día le pido que me abra los oídos y oiga y atienda lo que me rodea. El sordo vive aislado, solo se escucha a sí mismo, y yo quiero mis oídos abiertos y que sepa expresar con mis palabras lo que escucho. No quiero vivir aislada, quiero estar abierta al Evangelio para colaborar más con los que me rodean y tener la capacidad de escuchar y transmitir.
Jesús, te necesito como curador, como inspiración para abrirme a lo que tu sueñas de mí. Yo imagino que tú me sueñas, me anhelas de cierta manera. Tú me imaginas y tus palabras las leo y aún no sé convertirlas en sangre, en respiración profunda. En acción certera.
Imagino llegar a sanar con tanta luz, que al pararme o caminar entre la gente, tuviera un efecto suave, invisible, mágico, y que transmitiera una señal tipo wifi que les encendiera un chip de la sonrisa que apenas mueve los labios, y que el que lo sintiera, se soltara en risitas interiores.
Desde hace tiempo me suena frecuente «El Padre no deja de trabajar», y hacerme consciente de ello, sin agobios, es lo que trato. Y ser feliz en lo que voy viviendo. Seguro que esa felicidad lleva consigo la atención al otro. Cada día trae su afán, y lo importante es estar dispuestos a llenarlo de lo mejor que tenemos. Habrá zarzas, tropezones y caídas, pero seguiremos.
No creo ser una cristiana muda pues me gusta ser coherente con mi ser cristiana y trato de seguir las pisadas de Jesús en mi trato con mi familia y amistades. Soy renuente a vivir apegada a los ritos y a las iglesias, entiendo que Jesús nos vino a enseñar que Dios es bueno, que todo lo hace bien, que él no vino a fundar ninguna religión, sino a implantar el reino de Dios que es puro amor. Eso es lo que trato de transmitir cuando hay oportunidad.
Durante las horas del día tengo presente la voz de Jesús, especialmente cuando surgen situaciones en relación con otras personas menos favorecidas, o más necesitadas que yo, no sólo materialmente sino anímicamente. No soy una cristiana muda ni tampoco de los que se denominan practicantes. Soy una cristiana que no me autoproclamo como tal. Dejo más bien que los demás decidan si pueden considerarme o no seguidora de Jesús. No es por cobardía ni por temor al rechazo. Tal vez es por respeto a la duda. A mi duda.
Creo que estamos sordos por tener demasiado ruido en la cabeza. Por todas partes oímos mensajes más o menos diferentes. Me gusta oír y escuchar a las personas y saco la conclusión de que en este mundo hay mucha gente sola que necesita un oído que las escuche.
«Se le soltó la traba…”. Siento alejamiento por situaciones que estoy viviendo, no logro serenarme, encontrar momentos de paz, de oración, de discernimiento.
En la catequesis, con mis compañeros de camino, trato siempre de tener el Espíritu de Jesús, contagiar la alegría de la Buena Noticia. Es tan poquito… Pero es lo que, por ahora, puedo.
¿Hablo o soy una cristiana muda? Cuando me falta humildad y me sobra orgullo, cuando critico a alguien, cuando no soy sincera, cuando me falta compasión, ¿dónde dejo escondido y encerrado a Jesús? Si me abro, como El me pide, ¿no es verdad que le estoy dejando asomar, aparecer? Sin Él, no hay milagro. Y lo tenemos muy, muy cerca. Basta con que nos abramos… Y ahí está El.
Pido a Jesús, que me cure de mi «sordera» y de esta manera poder transmitir a los demás sus bondades, su justicia y su belleza.
El sabe que lo necesito. Confío en El.
En la primera reunión del Tema 8, los miembros del grupo de Zarautz hemos llegado a la conclusión de que, además de hacer un gran milagro físico, también le hace una transformación interior.
MARCOS en este pasaje quiere hacer ver al pueblo de Israel su cerrazón interior.
PAZ y AMOR.
Aquí van algunos de nuestros comentarios sobre el tema 8.
Un abrazo del Grupo Galilea:
Manolo, M. Carmen, M. Cruz, Mercedes, Meli, Loli, Adelaida, Pilar, Antonio, María Pepa y Constanza
Sobre el texto evangélico
– Jesús le regala al sordomudo su dedicación plena. Su total atención. Como si no hubiera nadie, ni nada más en el mundo. Me emociona mucho este rasgo de la personalidad de Jesús: lo increíblemente importantes e insustituibles que nos hace sentir.
– Si no estamos atentos a su Palabra y caminamos sordos a su Voz, no tendremos nada que comunicar a los demás.
– Nuestros ratos de silencio y oración, son algo prioritario y vital.
– Ponernos en sus manos, como el sordomudo y dejarle hacer.
– Hoy le descubrimos «liberando» a quien era incapaz de escucharle, ni de pedirle nada.
– Él quiere abrir los ojos de todos a los que un cúmulo de multitudes de cosas, de preocupaciones, de obligaciones, les impide levantar la vista y descubrir nuevos horizontes.
– El mudo no toma ninguna iniciativa, quizás le falte la esperanza; pero sí recibe la ayuda de quienes le querían y que deseaban su curación. Y esto entra también en la forma de actuar de Jesús: quiere provocar la solidaridad, que nos preocupemos por los otros.
– Dios tiene sus tiempos. No se nos muestra cuando se lo pedimos, sino cuando Él lo cree. Y nos llama a solas.
– Para sanar, hay que reconocer que estamos enfermos.
– Abrirnos, es estar dispuestos a aprender, a contrastar en paz nuestras diferencias, no somos propietarios de la verdad.
– Somos muchos que nos decimos cristianos, pero que, mientras que no vivamos como él lo hizo, somos como la roca que lleva cientos de años dentro del agua y que, sin embargo, por dentro está completamente seca.
– Jesús nos dice «Ábrete» no te encierres en ti mismo, búscame, escúchame, pon atención a todo lo que pueda decirte, incluso a través de otras personas.
– Y Jesús le lleva aparte, pienso que para que cuando empiece a oír, lo primero sea escucharle a Él, sentirle a Él sin interferencias.
– Pienso que precisamente uno de los frutos de los “grupos de Jesús” puede ser ese: redescubrir la grandeza humana y la necesidad de “comunidades” de personas que se aman, se ayudan, se estimulan y, poco a poco, –o mucho a mucho, ¡lo que Dios quiera!- lo infiltran en la sociedad que nos rodea.
– El sordo se limita a dejarse llevar por los demás. Él no habla, no pide, no se acerca.
Los demás pidieron por él, hablaron por él.
– Yo siento que incluso en los momentos duros, difíciles… Él lo hace bien, nos hace dar un paso más, nos exige más y cuando la dificultad pasa o se supera estamos más fuertes.
Sobre la conversión personal y el compromiso como grupo
– Sé que todo lo que necesito, está dentro de mí y que los impedimentos, también se encuentran en mi interior.
– Es por eso que es bueno reforzar propósitos y repetírnoslo cada día, e ir poco a poco aprendiendo y fortaleciéndonos para ser cada vez mejores testigos suyos.
– Creo que el camino, aunque más lento, debe ser, nuestra actitud de mano tendida, de acercamiento amistoso, de disponibilidad.
– ¿Que pasos concretos podemos dar hacia una Iglesia más de Jesús?….
Creo que trabajar para hacer nuestra interioridad más VIVA, cuidando nuestros momentos de silencio y oración. Así podremos dar, no nuestras razones, sino lo que ÉL nos va a ir iluminando en cada momento, de manera que nuestra vida sencilla, cotidiana, pueda ser reflejo de lo que alimentamos en nuestro interior.
Y estar además atento a las necesidades de los más débiles.
– No tuve ni tengo problema en confesar mi fe, pero si dar ejemplo de ella.
– Cada día veo mas claro que para poder transmitir el mensaje de Jesús no hay que hacer mas cabalas que procurar ser como El: uno mas, sencillamente eso, uno mas
Y a mí me estorba mi soberbia, mi orgullo. (…) Creo que me falta humildad. Sé que Jesús puede curarme y quiere curarme. Si no lo hago, el fallo será mío.
– También yo a veces, deseoso de escuchar a Dios, lo busco equivocadamente en el «ruido» del mundo, en los grandes acontecimientos, o en el calor de la liturgia, y termino vacío y decepcionado. Necesito siempre aprender que Dios nos habla desde las cosas/personas pequeñas, desde ejemplos humildes o desde Su silenciosa presencia en la Creación.
– Nuestro compromiso: tener la valentía y la humildad suficiente para dar testimonio de mi fe en el mayor respeto posible hacia las diferentes actitudes de los demás, sabiendo descubrir sus valores y lados positivos, y poniendo a mis hermanos en la patena de mis oraciones. Tener el ánimo de querer ser sembrador, confiando en que Dios hará crecer lo sembrado cuando sea dado el tiempo. No buscar resultados de la acción apostólica, teniendo muy en cuenta de que somos solamente siervos de Dios.
Por último, compartimos la manera de estar en silencio con Dios de varios de nuestro grupo:
• Tomar conciencia de la Plenitud que soy.
• Centrar la atención en la respiración, respirar pausada y naturalmente 10 veces.
• Atender y relajar lentamente todas las partes del cuerpo. No dejando que la mente se vaya.
• Centrarme en el silencio y gozar de esa paz interior, sabiendo cuanto valoraba Jesús ese espacio de intimidad y aislamiento.
• Dejar fluir, abandonarme, soltarme… Sólo SER
TEMA 8. ¡Ábrete! (Mc 7,31-37)
Nuestro compromiso como un aporte a la Web para compartir con ustedes
ÁNGEL
Estar más cerca, escuchar y acompañar a las personas en dificultades, hacer todo un proceso como Jesús hace con nosotros:
Los pasos concretos es implicarnos en la medida de nuestras posibilidades apoyando o colaborando: en plataformas de la sociedad civil, confesionales o no, para dar voz y voto a los más desfavorecidos, en el campo de los derechos sociales: trabajo, sanidad, vivienda, educación… a refugiados, emigrantes o etnias diferentes (gitanos, rumanos o de otras razas…)
Sugerencias para la oración: Escuchamos en silencio la reacción de aquellas gentes sencillas que conocieron a Jesús por las orillas del lago de Galilea: «Todo lo ha hecho bien. Hace oír a los sordos y hablar a los mudos».
Recordamos en silencio el bien que nos ha hecho Jesús en momentos concretos de nuestra vida: Mis padres, catequistas y profesores/sacerdotes en la etapa previa a mi ordenación. A militantes cristianos solidarios en causas a favor de los más débiles (trabajadores en paro o en trabajos precarios, emigrantes, sin techo…) Y sobre todo de una multitud de personas de a pie que desde su hacer cotidiano y saber estar son solidarios en las actividades pastorales en la parroquias (liturgia, cáritas, educadores y animadores de la fe), y cercanos en el día a día de los demás en el portal, calle, el barrio, comunidad de vecinos…
MONY
Escuchar a personas que se sienten frustradas, traicionadas, desilusionadas me causa tristeza, angustia y me confronta, no siempre se que decir ante ellos o cómo reanimarlos, reinteresarlos o hacerlos volver. Hablemos bien de los demás, hablemos bien de la iglesia, no podemos unirnos a juzgar a las personas si no es con una visión cristiana y profética, pero no condenamos a nadie, no rechazamos a nadie porque si Jesús no lo hizo, ¿quiénes somos nosotros?
Tenemos que ser más abiertos, más tolerantes, pacientes y menos impositivos e inquisidores con las personas de nuestro alrededor, sobre todo cuando son personas que no viven ciertos valores que consideramos cristianos, si sus vidas no dicen bien y sus pasos van contrarios porque no es con esta actitud como podemos ayudarlos; tenemos que ser como Jesús, siempre abierto, incluyente, amigo de pecadores, misericordioso. Esto nos falta, ser más misericordiosos unos con otros. Cada uno puede tener su verdad pero la única verdad es Jesús. Que el Espíritu nos haga más de Jesús y menos «yo» o «nosotros» porque no podemos decir: «nosotros los buenos», «los cristianos…» sino que debemos estar en el día al día de nuestro mundo con una visión cristiana que nos ayudará a caminar con un sí sostenido a la paz, el amor la fraternidad.
Ven Espíritu Santo… Ven Espíritu Santo… Ven Espíritu Santo…
AMPARO
Mi compromiso después de la reflexión de este tema ha de ser el siguiente: no debo justificar a nadie nada, tengo fe en Jesús y eso me basta, a mí me sirve y me hace sentirme bien: orar, seguir a Jesús, poner en práctica su mensaje de misericordia y de amor. Esto de seguir a Jesús en mi interior, en silencio se acaba. Este es mi pecado, la cobardía y la resistencia de mi corazón a ser testigo de Jesús.
PILUCA
Ser testigo de Jesús con mi vida… Hay una frase que atribuyen a Teresa de Calcuta, que dice: “No te preocupes si tus hijos no te escuchan, ellos pasan veinticuatro horas al día observándote”.
Sí que siento que estoy escuchando en ellos, en las personas que Dios pone en mi camino, con lo que dicen y lo que hacen, la voz de Jesús que me dice: “¡Ábrete!”… ábrete a ellos, a sus problemas, a sus necesidades… y lo intento… y fallo, por mi impulsividad, por mi cobardía, por mi falta de tolerancia, por mi falta de paciencia, por mi prepotencia, por mis prejuicios estúpidos… y lo vuelvo a intentar…
Y este es el compromiso que quiero para todos nosotros: Abrirnos al mundo, escuchando y contagiando esperanza con nuestras palabras y nuestra forma de vivir.
Un abrazo.
BEGO
Sí observo en mi entorno una gran falta de fe y creencia en Dios y como no quieren escuchar y no creen en nada de eso y cada uno va a sus cosas o su vida, no hablo de ese tema y que crean lo que quieran, hablamos de otros temas y respeto su increencia. Podría ayudar a aumentar nuestra fe el rodearte de gente que sí crea, como Grupos de Jesús.
TERE FERRER
Sí que veo a mi alrededor a mucha gente sola, que necesita que se le escuche, y también que no quieren saber nada de Dios ni de la Iglesia. Y pienso que hay que estar abiertos a escucharles sin tratar de imponerles nada. Necesitamos una Iglesia abierta a los alejados, que ofrezca su testimonio de vida, que aprecie sus valores y no empiece imponiéndoles “cargas insoportables”, como decía Jesús.
ESPERANZA
Creo que nuestra contribución comienza con asumir actitudes de acogida a todas las personas, sin discriminar, sin reprochar, estar abiertos a la escucha a los demás, a ponernos en su lugar y como discípulos y seguidores de Jesús actuar sin tardanza en la forma como podamos ayudar a llevar y transmitir la esperanza y la alegría del Evangelio a las personas más necesitadas espiritualmente, brindarles compañía, apoyo, solidaridad.
Un abrazo.
¡EFFETÁ! ¡ÁBRETE!
«Hay que saber escuchar, el cielo emite día y noche». Tagore.
Oír no es lo mismo que estar a la escucha del otro, como tampoco leer un correo, significa acoger su mensaje. La diferencia se nota, ¡vaya que si se nota!
Esa prisa por querer despachar y acabar cuanto antes un asunto, una conversación, ese mirar al reloj dejando entrever nuestra impaciencia.
Ser escuchado, bien lo sabemos, es algo que nos hace sentirnos reconocidos, aceptados, valorados y acogidos.
Escuchar al otro-@ supone abrir un espacio en mi corazón.
Espacio de acogida y verdadero encuentro. Es ahí donde la voluntad de Dios se hace oír.
Quien tiene experiencia de amor, conoce el lenguaje que se expresa sin palabras: una mirada, una caricia, una sonrisa, una mano tendida… UNOS MINUTOS DE SINCERA ESCUCHA, no hace falta más, tan sólo el gesto lleno de ternura, que expresa al otro nuestra actitud cercana, de acogida y comunión.
El encuentro del hombre y la mujer con Dios, se realiza de modo singular a través del silencio. El silencio no se puede expresar, no tiene sonido ni forma; es un espacio creado para ser habitado.
En él, la presencia del Espíritu deja oír su «voz» que quiere ser acogida, sentida, escuchada.
Así es como Dios ha mantenido desde siempre, un diálogo de amor con sus creaturas: Habló a Adán y Eva sacando a la luz su pecado y desobediencia. Habló a Caín, gritando en su conciencia: «¿dónde está tu hermano?». Habló a Noe, para que intuyera el peligro, antes de que la Tierra fuera anegada por el diluvio torrencial.
Mantuvo un diálogo con Abraám y su esposa Sara, cuya fe probó en su hijo Isaac, gracias al cual, se cumpliría la promesa: «multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo»
Habló a Moisés, para que éste escribiera en tablas de piedra sus mandatos. Llegó hasta Él, el ruego de Elías: «habla Señor, que tu siervo escucha».
Escuchó el clamor de Jeremías, sus gemidos por los pecados del pueblo. Profetas, mensajeros, guías, a los cuales Dios, fué señalando el camino de la salvación.
Generación tras generación, los «signos de los tiempos» se han ido cumpliendo, Dios «ha salido» al encuentro del hombre y la mujer, manifestando su Providencia.
Decimos buscar la voluntad de Dios, su querer en nuestra vida. Está cerca de nosotros, en ese hombre y mujer que interpela mi conciencia, me insta a escuchar y dar una respuesta.
Hemos de responder con total honestidad, el amor no puede distraerse con «cantos de sirena», rumores y chismes, promesas vanas y sin sentido.
Es en el aquí y ahora de esta vida, donde hemos de darle a Dios nuestro personal FIAT.
La historia de la humanidad se detuvo en una pequeña ciudad, Nazaret, cruce de caminos, en la cual, confluían una pluralidad diversa de gentes y culturas de procedencia pagana, nómadas desarraigados, en busca de un lugar donde asentar su vida.
Dicen los historiadores que era una ciudad «de mal vivir», donde las relaciones chocaban entre si, convirtiendo la vida social en un mercado de intereses y luchas.
¿Puede salir de Nazaret algo bueno? Fue la respuesta que dió Natanael a Felipe, al ser invitado a conocer a Jesús.
La historia es muchas veces incomprensible, tanto, que nos cuesta entender «los renglones torcidos de Dios» y escuchar la «voz» de su amor.
Un corazón joven y bueno, no tiene edad ni está endurecido; es permeable y sensible, se estrena cada día con el vestido de la misericordia, dejando receptivo el tic tac de la atenta y verdadera escucha.
El designio de Dios sobre la humanidad creada debía pues cumplirse, su «voz» escuchada.
En María, la Palabra de Dios no tendría intermediarios, no fue un repicar de campanas al vuelo cuyo sonido se pierde, ni el eco de palabras ignoradas, sino el FIAT a su voluntad.
Amor de Dios, cuyo aliento de vida, el Espíritu depositó en esta joven doncella, humilde, alegre, atenta a la escucha confiada, cuya respuesta fue ¡Si! colmado y lleno de gozo, que la hizo exclamar: «¡El Señor ha hecho en mí maravillas!».
Si queremos que la Palabra tenga sentido, no hagamos «oídos sordos» a Dios, que aguarda nuestra respuesta en el corazón del otro.
Nuestro valiente
Papa Francisco nos dice: NO ROMPAN LA ESPERANZA, EL AMOR DE DIOS NO DEBE HACERSE DE ROGAR, ESCUCHEN AL OTRO-@, ABRAN EL CORAZÓN AL ENCUENTRO Y LA MISERICORDIA,
Gracias, dejemos que hable Jesús, él sigue haciéndonos a tí y a mí la misma pregunta: «¿Qué quieres que haga por tí?» Yo ya tengo la respuesta: PERMANECER EN TU AMOR Y ESCUCHAR EL LLANTO Y CLAMOR DEL OTRO-@.
miren josune
Padre te pido que como al sordo mudo me abras mis oídos para no tener mas sordera en escucharte y abre mi boca para que pueda manifestar y hasta gritar el bien que me haces al quitarme esas barreras para manifestar tus enseñanzas y grandezas La honra y la gloria al Altísimo
En la segunda reunión del grupo de Plaza de España que profundizamos sobre el temas 8, llegamos a la conclusión y al compromiso de pedir juntos que Jesús abriese nuestros sentidos y nuestros corazones para escucharle y escuchar a los demás.
En resumen ponernos los “zapatos” de las personas que nos rodean, olvidándonos de la prisa y de nuestros problemas.
Nos hemos juntado con la primera reunión del Tema 8 de la primera parte. La conclusión a la que hemos llegado es la necesidad de abrirnos al amor de Jesús y dejarnos curar del engaño de nuestros sentidos, de nuestra rutina y pasividad. Bendiciones.