Lucas 15,11-32
También les dijo [Jesús]: Un hombre tenía dos hijos. El menor dijo a su padre:
-«Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde».
Y el padre les repartió el patrimonio. A los pocos días, el hijo menor recogió sus cosas, se marchó a un país lejano y allí despilfarró toda su fortuna viviendo como un libertino.
Cuando lo había gastado todo, sobrevino una gran carestía en aquella comarca, y el muchacho comenzó a padecer necesidad.
Entonces fue a servir a casa de un hombre de aquel país, quien le mandó a sus campos a cuidar cerdos.
Habría deseado llenar su estómago con las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Entonces recapacitó y se dijo:
– «¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan de sobra, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me pondré en camino, volveré a casa de mi padre y le diré:
“Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco llamarme hijo tuyo; trátame como a uno de tus jornaleros”».
Se puso en camino y se fue a casa de su padre. Cuando aún estaba lejos, su padre lo vio, se conmovió profundamente y, corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo cubrió de besos.
El hijo empezó a decirle:
– «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo».
Pero el padre dijo a sus criados:
– «Traed enseguida el mejor vestido y ponédselo; ponedle también un anillo en la mano y sandalias en los pies. Tomad el ternero cebado, matadlo y celebremos un banquete de fiesta,
porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir, se había perdido y lo hemos encontrado».
Y se pusieron a celebrar la fiesta. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando vino y se acercó a la casa, al oír la música y los cantos, llamó a uno de los criados y le
preguntó qué era lo que pasaba. El criado le dijo:
– «Ha vuelto tu hermano, y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado sano».
Él se enfadó y no quería entrar. Salió su padre y le suplicaba, pero el hijo le contestó:
– «Hace ya muchos años que te sirvo sin desobedecer jamás tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para celebrar una fiesta con mis amigos.
Pero llega ese hijo tuyo, que se ha gastado tu patrimonio con prostitutas, y le matas el ternero cebado».
Pero el padre le respondió:
– «Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Pero tenemos que alegrarnos y hacer fiesta, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a vivir, estaba perdido y ha sido encontrado».
Queridos amigos:
Os enviamos desde GVJ En Camino nuestro resumen de reflexiones para el tema 12 que nos ha tocado muy hondo.
ACERCAMIENTO AL EVANGELIO
Jesús, con esta parábola, nos hace profundizar en el misterio de Dios y en el de la condición humana. Nos da mucho en que pensar desechando la visión de una Dios Juez y mirándole como un Padre Bueno. Podemos también a menudo identificarnos con los hijos y preguntarnos en qué momento nos encontramos cada uno de nosotros: abandonando el hogar, volviendo a casa o habiéndonos quedado junto al Padre.
Muy frecuentemente se ha puesto el énfasis en el HIJO MENOR y, de hecho, por algún motivo se conoce este pasaje por la mayoría de la gente como la “parábola del hijo prodigo”. Es un pecador y, sin embargo, arrepentido vuelve a casa donde recibe el perdón. Aquí nos viene una idea, como una metáfora de la vida: sólo cuando perdemos todo empezamos a valorar realmente las cosas que teníamos. La parábola nos explica el modo de llegar y de buscar a Dios, el camino de darse cuenta de que todo lo que viene del padre es puro don. Reconocer los dones del Padre es el primer paso para atrevernos a volver a él, siquiera para sentirnos más cerca, aún sin la esperanza de recuperarlos. Pero si además te sientes acogido y restaurado, es imposible que el corazón no se sienta rebosante de amor y gratitud.
Otras veces nos paramos a examinar al HIJO MAYOR, que pecaba de envidia, arrogancia, que se pone en comparación y se siente injustamente tratado. Además, tiene esa soberbia del que piensa que todo lo hace bien y juzga a su hermano menor con desprecio. El hijo mayor no se ha marchado «físicamente», aunque su corazón sí está lejos del padre. Esa es una gran idea de esta parábola: que los que se creían justos no lo eran, que los que creían que no estaban perdidos, sí lo estaban, porque no eran capaces de amar como el Padre. Una actitud equivocada mantuvo al hermano mayor lejos del deseo del corazón de su padre, de su hermano y de la alegría del reencuentro. Las actitudes equivocadas en nuestras vidas bloquearán las bendiciones de Dios y nos harán vivir por debajo del potencial de Dios para nosotros. Ninguno de los dos hijos conocía al padre en realidad. Esta es la gran misión de Jesús, darnos a conocer al verdadero Padre y su Amor Sin Límites.
Es el amor del PADRE BUENO, que sobrepasa todo cuanto el hijo pecador podía esperar y escandaliza al hijo mayor, el auténtico protagonista de la parábola. Su actitud de alegría, acogida y de perdón incondicional, sin pedir explicaciones, escandaliza a los fariseos. Sus planteamientos parecen alejados de la razón. Parece que esta parábola es sumamente injusta, ya que recompensa igualmente a justos y pecadores sin hacer diferencia, poniendo a ambos en las mismas condiciones, supuestamente desvalorando el esfuerzo, la voluntad, la pertenencia, la fidelidad, la familia, la obediencia, el trabajo, etc. Pero la mirada cambia cuando dejamos de ver hombres y la justicia de los hombres y empezamos ver hijos de Dios. Necesitamos aprender a ver en cada hombre a nuestro hermano (incluso en aquellos que nos cuesta, que seguro están en nuestra vida porque han venido a enseñarnos algo) y aprender a sentir la confianza absoluta en el Padre bueno. Este es el misterio de la filiación/fraternidad universal.
El amor del Padre es una invitación a su gran fiesta, al gran banquete de la acogida, del perdón y del amor sin condiciones. Sólo tendremos un pequeño problema, tendremos que sentarnos junto a los que nos caen mal, junto a aquellos que consideramos pecadores, junto a aquellos que rechazamos; simplemente porque también son hijos de Dios y Él los perdona y los acoge. ¿Qué haremos? ¿Aceptaremos la invitación, poniendo el amor de Dios por encima de todos los demás criterios?
ACERCAMIENTO A LA VIDA
Nos paramos a pensar un momento sobre la experiencia del Padre bueno en nuestras vidas y casi todos la hemos sentido de una manera u otra. Unas veces en los momentos de alegría, cuando es más fácil reconocer las cosas buenas. Otras veces en los momentos difíciles, aunque la superficialidad de la sociedad actual y la búsqueda de la falsa felicidad nos compliquen el reconocimiento de los dones del Padre Bueno en los momentos de tribulación. Entonces también es necesario creer en el padre bueno y en que sólo somos vasijas de barro en las manos del creador, que a lo largo de las vicisitudes de la vida nos hace progresar y evolucionar humana y espiritualmente. Por último, en esas ocasiones en las que nos hemos arrepentido de nuestros actos y hemos emprendido el camino de vuelta, nos sentimos acogidos por el Amor sin cuestionar nada. A veces no encontramos palabras para explicarlo, pero simplemente sentimos que ÉL está en nuestro interior y nos da fuerzas increíbles.
Ante ese amor incondicional nos sentimos asombrados, anonadados, agradecidos… e incluso a veces nos llegamos a preguntar si hemos “hecho algo para merecer” tanto amor. Luego nos damos cuenta de que el amor no es algo que haya que merecer, no hay nada que hacer para obtenerlo. Los niños, cuando nacen, no se preguntan si merecen el amor de los padres (eso por desgracia viene después). ¿Cuándo nos haremos niños de nuevo?
Además, de la misma manera en que cuestionamos nuestro merecimiento del Amor, así cuestionamos si los demás merecen el amor de Dios y nuestro propio amor. Reconocemos que a veces nuestra fe es demasiado pequeña y no siempre logramos tratar en la práctica a todos los demás como hermanos. Amar incondicionalmente y sin hacer acepción de personas no es una cualidad innata. Es algo propio de Dios, pero si nos regala esta parábola es para enseñarnos que ese es el camino y puede estar a nuestro alcance. Es un camino que requiere tiempo, reflexión, oración y esfuerzo, pero crecer en el amor es el objetivo de este viaje vital.
Sin embargo, nos damos cuenta de que lo que se nos pide es sencillamente dar un testimonio transparente de que el Padre bueno me lleva por caminos en que nos pide apenas pequeños gestos de compasión, misericordia, cariño y caridad práctica. La única manera de transformar es intentar ser testigos en nuestro día a día de esa experiencia del Padre Bueno
Pedimos a Dios es que nos ayude a amar a los hermanos sin juzgar y con infinita paciencia, reconociendo en el otro aquello que nos han venido a enseñar, y entendiendo su presencia en nuestra vida como un regalo del que al menos obtendré algo nuevo que aprender. Quizá sea interesante recordar para ello la “teológica” verdad que leímos en el adhesivo de un coche: “Si tú eres hija de Dios, aquí va tu hermano/a”
Manu, Paloma, Eduardo, Raúl Manuela y Patricia.
Querida familia de la GVJ:
Desde el GVJ TABOR deseamos haceros participes de un breve resumen de los comentarios que cada uno de nosotros ha realizado, exponiendo nuestros sentimientos más hermosos, también a veces nuestras inquietudes y sobre todo el deseo permanente de servir a Cristo para llevar la buena nueva del Reino de Dios.
Que satisfacción, que paz se experimenta ante la conversión personal. Ante la conversión de hermanos y hermanas que reconociendo nuestros fallos y limitaciones nos acogemos al perdón y a la misericordia de nuestro querido Padre.
Creo que esta parábola nos recuerda lo importante que es ser valiente y alejarse, dudar… para volver después con una fe nueva y verdadera al hogar y no quedarnos cobardemente en una fe ciega sin convicción profunda como la del hermano mayor, que no es misericordioso.
Dios rompe todos los esquemas de cualquier patriarca de todos los tiempos; su ternura es tan enorme que supera la fuerza de un padre lleno de comprensión, porque es también madre que nos ha dado la vida, que nos hace renacer a la luz, cuando nuestra alma se oscurece.
El padre no deja siquiera que su hijo llegue a exponer todo su arrepentimiento, ni siquiera le pone un gran castigo; lo primero que desea es darle la dignidad de ser hijo suyo con ropa, con un anillo en su mano, con un aseo adecuado, con unas sandalias en sus pies; el Padre lo llena de besos y es tal la alegría que siente de volver a tener a su hijo en casa, que organiza de inmediato una gran fiesta con este motivo: el hijo que estaba muerto y ha vuelto a vivir, estaba perdido y lo hemos encontrado.
El padre, que se vio forzado a dejar partir al hijo, no deja de sentir su ausencia, la herida dejada en el corazón, cada día se abre más, y siente mucho dolor. Él sigue amándolo, se preocupa por la vida que estará llevando su hijo.
Anhela el regreso de su hijo. Nunca perdió la esperanza de que ese hijo volviese. Con frecuencia divisa el camino por el que el hijo se fue y por donde tendría que volver.
La envidia es una enfermedad difícil de reconocer y superar. Hace poco comentaba un terapeuta, que incluso necesita terapia, y pienso que si fuéramos más humildes y reconociéramos más los grandes dones que tenemos cada uno, que no necesitamos compararnos con los demás sino valorar las cualidades personales, en resumen ser más agradecidos, realizar el mayor servicio y entrega a los demás poniendo nuestras cualidades al servicio de los demás, sin esperar nada a cambio, seguro que viviríamos mejor y con mayor paz.”
Quiero que nuestro Padre bueno y todo Amor sea el que aliente mi vida, sea mi prioridad absoluta. Lo más valioso y lo más importante en mi vida.
Pero no quiero quedarme este tesoro solamente para mí, deseo darlo a conocer, yo también con mis palabras, gestos y hechos.
Gracias Jesús, por descubrirnos a Dios padre bueno, por enseñarnos tu proyecto, por abrirnos una opción de vida, la del amor. Cuánto me cuesta valorar lo que tengo, disfrutar lo que he recibido gratis y cuánto me cuesta olvidarme de mí. Enséñame a ir más allá en tus enseñanzas, a darlas vida y a sentirme acogida por el padre y a ayudar a los demás a que se sientan amados por el padre.
Tenemos un Padre que nos creó por amor y a pesar de nuestras ingratitudes, nos sigue esperado para darnos su amor y su misericordia.
Tengo que decir con cierta tristeza, que encuentro en muchísimas ocasiones mayor fe o tal vez mayor apertura a hablar de Dios, sobre todo en los musulmanes, judíos y evangélicos. En nuestra parroquia se hace más de puertas hacia adentro, en grupitos y no siempre sintiendo la comunidad y haciéndola participe. Sin embargo, que gran ejemplo hay en otras parroquias. Creo que todo depende y mucho del Pastor.
Me emociona ver noticias a diario de otras parroquias que ejercen la labor a la que nos llama hoy en día el papa Francisco, de ser hospitales de campaña, ser una iglesia en salida y no estar apoltronados en el sofá; donde los laicos juegan un papel importante. Lamentablemente, al menos en mi parroquia, falta bastante camino por recorrer para ver esta realidad en nuestro entorno, donde también hay personas que sufren las injusticias de esta sociedad corrupta, injusta y con una gran falta de amor y solidaridad, que justifican más que nunca, que los fines de muchas actividades “solidarias”, aunque lógicamente estén más que “justificados”, creo que había que hacer un reparto más equitativo y pensar en estas personas que sufren.
En ocasiones, algunas veces, nosotros somos como los fariseos que nos sentimos justos, que no debemos nada a Dios. Muchos de los que se llaman cristianos no saben de verdad perdonar las ofensas, los agravios y mucho menos al pecador arrepentido; para ellos será siempre el pecador que fue. Si supiéramos seguir las enseñanzas de Jesús a través de esta parábola del Padre Bueno, aplacaríamos en nuestro actuar el perdón que Dios Concede al pecador arrepentido. Dios, perdona a todo el que se arrepiente.
Si conociéramos la verdadera identidad de nuestro Dios y la transmitiéramos con el testimonio de nuestra vida alegre y amorosa, seguro que muchos quisieran seguirlo.
Es un compromiso demasiado grande el que tenemos los cristianos, el de transmitir ese rostro amoroso de Dios como Jesús lo hizo.
Oración:
Señor mi Dios, Padre bueno de Misericordia, siempre abierto al perdón, esperándonos aun en aquellos momentos que nos distanciamos de Ti. Ilumina nuestro caminar de la mano de Tu Divino Hijo, uno contigo y con el Espíritu Santo, para que nunca olvidemos la gratitud que te debemos porque El vino a la tierra para hablarnos de Ti y para enseñarnos el Camino de la Verdad y la Vida; dándonos a beber el agua viva de Tu Amor y pidiéndonos tan poco, solo que nos entreguemos a los demás, sirviendo a los que más nos necesiten.
Siempre unidos en fraternidad con el Divino Maestro, en el deseo de que nuestro caminar sea un constante testimonio para quienes buscan sin encontrar.
Bendiciones a todos los que componen la gran familia de los Grupos de Jesús.
Juan Carlos, Antonio José, Inmaculada, María, Pilar y María del Carmen. GVJ Tabor
Queridos hermanos y compañeros en el seguimiento de Jesús’ somos el GVJ Effetá y os compartimos un resumen de nuestras reflexiones acerca del TEMA 12
El Padre bueno (Lc 15, 11-32)
ACERCAMIENTO ALEVANGELIO:
A esta parábola se le suele llamar “del hijo pródigo”, pero debiera llamarse más bien del “padre pródigo”, porque de los tres personajes, el primer protagonista es el padre, porque ciertamente es un padre pródigo, que da todo lo que tiene, sus bienes y más aún su amor con generosidad ilimitada, sin esperar nada a cambio.
Este pasaje del evangelio, nos muestra al Dios bondadoso, al Dios bueno, al Dios misericordioso, al Dios que perdona aun las ofensas más graves; el Dios que nos ama, que nos busca y nos espera para amarnos.
El mejor resumen de la buena nueva que predico Jesús la tenemos en esta parábola del Padre Bueno. En nuestras vidas no es difícil de identificarse con el hijo prodigo o con el que se quedo en casa. Sin embargo lo que se espera de nosotros es que imitemos la predisposición, la actitud y las acciones de ese Padre Bueno.
En este hermoso pasaje del Evangelio, tenemos muy claro la idea central, el amor del padre: que perdona, que tolera, que pluraliza, que da libertad; ese padre es Dios, Él si es el padre bueno. Nosotros somos los que despilfarramos toda la herencia,
1. El hijo menor no reconoció la bondad de su padre, no supo valorar su gran amor y por eso se separó de él. Cuando reconoce su error, pide perdón dispuesto a humillarse como un simple trabajador, pero además de ser perdonarlo, recibe de nuevo el amor de su padre.
2. El hermano mayor no se conforma con lo que tiene y no sabe apreciar lo que está a su alcance. Es el caso de muchos de nosotros, no apreciamos las gracias y bendiciones que Dios nos da todos los días y vivimos quejándonos de insatisfacción, tanto material como espiritual.
3. El padre, no cuestiona a su hijo menor al verlo venir, sólo lo abraza y lo acoge como ese hijo que estaba perdido y que ha vuelto a casa. Sólo lo ama y lo perdona. Ni siquiera le deja explicar las excusas que el hijo tenía preparadas: “Iré a mi padre y le diré…ya no merezco ser llamado hijo tuyo. ¡Trátame como a uno de tus jornaleros!”. Lo abraza y hace fiesta.
Nuestro Padre es el Dios que nos espera siempre y es también el Dios que nos perdona siempre, el Dios de la misericordia, que no se cansa de perdonar… antes somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón.
ACERCAMIENTO A LA VIDA.
En la imagen del padre que ordena un banquete de fiesta por el hijo que ha vuelto a la vida, reconozco a Dios Padre que me ha amado tanto “hasta dar su Hijo, para que todo aquél que crea en Él no muera, sino que tenga vida eterna”
Aquí las preguntas personales que hacen que me cuestione mi vida:
1. ¿Qué imagen tengo yo de Dios? Todavía la que me “enseñaron” de niña, o voy poco a poco convirtiéndome convencida de su Amor Misericordioso de Padre que siempre me espera y ni siquiera me pide explicaciones de mis alejamientos?
2. ¿Me considero más buena/o que los demás, quizás porque observo los mandamientos de Dios? ¿Qué motivaciones me empujan a vivir el amor de Dios? o el gusto personal, la alabanza, el “quedar bien”?
3. ¿Qué puesto ocupa la escucha contemplativa de la Palabra de Dios en mi vida de cada día?
4. ¿Participo en el Banquete Eucarístico con sentimientos de gratitud por este amor infinito de Dios que se me da?
5. Cuándo cometo errores o faltas; ¿soy capaz de recapacitar, reflexionar y humildemente pedir perdón a todos aquellos que directamente o indirectamente he ofendido?, ¿Cómo recibo a aquel que viene a pedirme perdón?
CONVERSIÓN PERSONAL:
Esta parábola nos alienta a ser como ese Padre Bueno. Tengo que cambiar mi modo de ser para que mi reacción en mis relaciones humanas sea la de una predisposición a entender y actuar como hace ese Padre Bueno.
Fomentar una actitud de agradecimiento hacia todo lo que la vida me proporciona. Confiar siempre en la Divina Providencia. Aunque las cosas no me vayan bien. Dios nos hace conocer a través de Jesús, su inmensa grandeza, su misericordia y su profundo amor por nosotros, es decir, que todos tenemos cabida en la casa del padre, no importa nuestro pecado, no importa nuestro pasado;
Cómo negarme a la invitación de mi Dios tan bueno, cómo negarme a su misericordia, cómo negarme a vivir a su lado en su casa. Ahora bien, el termómetro de mi conversión es saber si mi vida va por el camino que me lleve al encuentro del padre.
COMPROMISO CON EL PROYECTO DE JESÚS:
Con palabra, actitud y acciones tengo que dar a conocer a ese Padre Bueno que nos reveló Jesús.
Mi compromiso es conocer al padre, ¿Cómo? Orando 5 minutos diarios, la verdadera conversión es poner todos mis instrumentos para conocer a Dios.
COMPROMISO PERSONAL
Va implícito en ser coherente en dar respuestas a las preguntas que nos han surgido a raíz de la Parábola.
ORACIÓNES:
Salmo 118 22:24
La piedra que los constructores rechazaron
ahora se ha convertido en la piedra principal.
23 Esto es obra del Señor
y es maravilloso verlo.
24 Este es el día que hizo el Señor;
nos regocijaremos y alegraremos en él.
Jesús, dame tu gracia para saber mantenerme siempre a tu lado.
Que no me aleje de Ti,
porque entonces mi corazón se convertirá en roca,
insensible a recibir y corresponder a tu amor.
Gracias Señor por tu Palabra.
Gracias por tu amor y misericordia.
Gracias porque me cambias la imagen
que muchas veces he tenido de Ti,
como un Dios castigador,
que está con las leyes morales en la mano, para regañarme.
Sin embargo me muestras que Tú eres sobre todas las cosas
Amor, Misericordia, Perdón.
Te pido luz para saber pedir perdón,
por esas cosas enquistadas en mi vida que ni siquiera reconozco,
quiero ponerlas en tus manos bondadosas.
Dame un corazón que rece con sinceridad:
”Perdona nuestras ofensas
como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden”
Dame un corazón valiente para saber perdonar
Y salir al encuentro al encuentro
de todos los hermanos
alejados de ti a causa de mi mal ejemplo. Amén.
Caridad.
APORTACIÓN PARA LA WEB. GVJ MISERICORDIA
TEMA 12 “El Padre Bueno” ( Lucas 15, 11 -32 )
ACERCAMIENTO AL TEXTO
La biblia interconfesional titula este texto “parábola de los dos hijos y el Padre Bueno”.
En la introducción cuenta: “todos los publicanos y gente de mala reputación, solían reunirse para escuchar a Jesús. al verlo , los fariseos y los maestros de la ley murmuraban : “este anda con gente de mala reputación y hasta come con ella”.
El evangelista Lucas, como gran pedagogo, recoge justo antes de que Jesús y sus apóstoles entraran en Jerusalén , desde el cap. 13 al 18 inclusive, varias parábolas muy reveladoras de lo que es la buena noticia y el Reino de Dios,entre las que se encuentra el texto que a partir de hoy vamos a estudiar.
Las tres parábolas consideradas de la misericordia y la alegría son: la oveja perdida, la moneda perdida y el padre bueno.
Había, cerca de Jerusalén, un multitud de gentes diversas, se acercaba la Pascua.
Entre las parábolas que anunció , y que contrastaban muchísimo con las leyes judías y su forma de vivir , estaba la de “los dos hijos y el padre bueno” , que además sonaba muy extraña para todos los presentes.
Los padres eran dueños absolutos de las posesiones de la familia, hasta su muerte; y cuando el padre moría, heredaban los hijos y no las hijas; al hijo mayor le correspondía la mayor parte, como en este caso eran dos, al mayor los 2/3 y al menor 1/3 de las posesiones del padre ; el menor ( ¿había llegado a la mayoría de edad ? y … ) pidió la parte que le correspondía, aunque su padre no había muerto, y esto se consideraba una falta muy grave porque , de un modo sutil , parecía pedir la muerte del padre, pero éste no se lo negó (era bueno).
No obstante …. para Jesús es de máxima importancia la comprensión y el perdón.
El menor se va de la “seguridad” de la casa paterna para vivir una vida sin compromiso, un cambio de vida,seguramente, para experimentar todo lo que el cuerpo le pide y sin sopesar las consecuencias de ello, ni el sufrimiento que pueda ocasionar.
Pero cuando se ve sin recursos materiales, empieza a valorar lo que tenía en su casa y se da cuenta de su error; decide volver , la parábola no habla de arrepentimiento, sino de que sintió hambre y pensó que hasta los trabajadores de su padre tenían pan en abundancia mientras él no tenía ni la comida de los cerdos. está dispuesto a humillarse ante su padre con tal de conseguir algo de comer. no debió ser una decisión fácil, pues era regresar fracasado.
Fijémonos en el grado de humillación que supone, para un joven judío , de procedencia familiar rica, el “cuidar cerdos” y no poder ni comer las algarrobas que estos comían ….
Entonces decide acudir a su padre sin miedo, sabiendo que su padre era “estupendo”, y llegó avergonzado, autohumillado, ¿arrepentido? y pidiendo perdón, aunque su padre no le dejó hablar, para ser tratado como un criado o jornalero más, sin derecho a nada, tan solo a comer.
La decisión tenía sus riesgos porque, según se sabe, lo que había hecho era tan reprobable que los vecinos le podían apedrear al verle regresar.
Lo más importante es , que se come su orgullo y se da cuenta de que merece la pena correr el riesgo y pedir ayuda al padre, aunque tenga que rebajarse .
La reacción del padre no la esperaba tan benévola. Éste hacía mucho tiempo que le esperaba con sufrimiento y esperanza para perdonarle todo.
El evangelista nos dice que le vio de lejos, tal vez todos los días salía, por si acaso ya venía , hasta que le vio y ,efectivamente, le salió al encuentro . Son conmovedoras las palabras del padre “….estaba muerto y ha vuelto a vivir, estaba perdido y lo hemos encontrado”.
Sin recriminarle nada, venia muy harapiento y sucio , a pesar de todo ,lo cubrió de besos, y estaba muy contento y conmocionado. celebraron una fiesta.
Respecto al mayor, sin acercarse a su padre preguntó a un criado, pero … como siempre, el padre le sale también al encuentro….
Este padre deseaba una familia muy unida, sin soberbias ni rencores, como tampoco un interés desmedido por los bienes materiales.
Esta reacción del padre , es asombrosa , no es común en los padres, siempre se espera que haya alguna recriminación por su conducta, pero al contrario, este padre , ama tanto a sus hijos, que no espera a que le vayan a buscar , sino que corre a su encuentro para recibirles amorosamente, sin reproches, abrazándolos y cubriéndoles de besos; porque eso también lo hace con el mayor, hablándole con cariño. La reacción del padre es más que maternal,y rara en un patriarca de Galilea.
El padre justifica su reacción diciendo que su hijo “ha vuelto a vivir, que estaba perdido y ha sido hallado” . Estas palabras nos muestran la infinita misericordia del padre Dios y su reacción cuando nos arrepentimos de nuestros malos pasos y decidimos volver a casa.
Nos imaginamos, que los que estuviesen escuchando a Jesús en aquella época pensarían: ¿pero no va a hacer justicia? ¿encima hace una fiesta?.
no es muy difícil imaginar la magnitud del amor y de la misericordia de nuestro padre, pero ….
todavía hay muchas personas que creen que dios es justiciero y poco dado al perdón, si no hay “recompensa” o castigo .
Creo que el verdadero problema del padre es que sus hijos no le entienden, no llegan a vislumbrar su inmenso corazón, y por el contrario, se empeñan en estar uno por encima del otro.”
Un componente del grupo , también pensó que (además de lo que ya hemos expuesto) …
Jesús dijo: “no he venido a cambiar la ley … “
“ no está hecho el hombre para la ley, si no la ley para el hombre… “ (que es quien: la hace, la destruye, la interpreta, la corrige, etc …).
Recordando estas palabras, he pensado que:
Jesús arriesgó mucho y retó a los fariseos ; para esta gente, Jesús fue mucho más rebelde que el hijo menor, no sólo porque señaló como más importante y en primer lugar, el Amor y el Perdón, sino que señaló , de forma indirecta , y advirtió la dureza, y las consecuencias de una ley que no contemple el posible perdón ante el arrepentimiento sincero y que el castigo es muy desmesurado : morir apedreado y despreciado por tod@s los de su comunidad y familia.
Tal vez ,su “advertencia no fue expresada”, porque no había venido como “político” , sin embargo, esta cuestión, fue también la que “enfureció” a los escribas y fariseos presentes, y ya sabemos como acabó Jesús por su enfrentamiento, y ( por la misión que le encomendó su Padre), durante toda su evangelización.
Jesús no quería juzgar a los hijos, ni a ninguna persona , sino la ley , la cual enfrentó al perdón.
Por tanto , yo también titularía esta parábola:
“ Jesús frente a la ley (o leyes) de los fariseos”.
Diferentes títulos posibles de la parábola elegidos por los miembros de gvj misericordia:
“así es realmente nuestro padre”, “ Jesús frente a la ley (o leyes) de los fariseos”, ” el perdón que da vida”.
“el poder del perdón”,“parábola del padre misericordioso”
ACERCAMIENTO A LA VIDA
CONVERSIÓN
Ante este Amor, solo podemos sentir mucha ternura, paz y agradecimiento. Saber que el Padre nos quiere no por lo que hacemos o dejemos de hacer, sino porque todos somos sus hijos amados incondicionalmente. Este amor no está en venta y no caduca. En esta parábola , Jesús quiere que entendamos el cambio de la relación de Dios con el hombre. No es un Dios justiciero, no es un Dios que nos va a premiar por mucho que recemos y por muy buenas obras que hagamos, sino por el amor que hayamos dado , y eso nos da mucha tranquilidad y una gran alegría , el saber que somos esperados por el Padre con infinita paciencia , y que si le pedimos que nos regale cada vez más fe , lo hará. Tenemos mucha ilusión de conocerle más, de poder tener una relación profunda, de vivir con El minuto a minuto y poder transmitir la gran noticia de que tenemos un Padre.
Conforme se profundiza se percibe que hay mucho más y que si solo pudiésemos tener un atisbo de ese Amor de Padre, que vio Jesús, nuestra vida tendría un verdadero cambio.
Pero a la par , también , a veces, nos vemos tan lejos, tan parecidos al hijo mayor , creyéndonos tan “buenos” y sin haber aprendido todavía a amar siempre,y a valorar lo que significaba estar al lado del Padre , que solemos asustarnos.
Jesús nos muestra la bondad de su Padre en esta parábola, y sentimos sorpresa, porque aunque la hemos leído muchas veces, nunca habíamos profundizado tanto en ese Padre que perdona tan gratuitamente, que no espera que lo busquen sino que sale al encuentro, que no recrimina sino que cubre de besos al hijo que lo ha abandonado y que, quizás ,hasta haya querido su muerte (…”Dios ha muerto” …).
Pero, ¡claro! , también creemos que Dios está buscando comunicarse con nosotros de una manera auténtica y espontánea, sin tantos ritos ni rosarios, y de esa misma forma deberíamos hablar de él, de su Amor, de su Paciencia, de su Ternura, sin rigidez y sin tantos textos de memoria.
Esta parábola debería utilizarse más en las catequesis, especialmente para los que serán padres, y también a los que recibirán la confirmación, presentando el Amor del Padre Celestial. Muchos, jamás han tenido la experiencia de escuchar una prédica sobre esta parábola, como las de Pagola o de Larrañaga, sobre el amor del Padre, y creemos que quedarían muy sorprendidos.
En este texto también se intuye al Dios Padre del Misterio. Misterio, porque sus reacciones y comportamientos son muy diferentes, y a veces incomprensibles , de lo que entendemos que es humanamente razonable. Por tanto las palabras se nos quedan insuficientes ante tal demostración de amor. Como padres, deseamos no imponernos autoritariamente a los hijos, sino transmitirles confianza , como muestra de afecto. Crear y generar complicidades. Es un texto con una fuerte carga relacional. Somos relación.
Sentimos y descubrimos el infinito Amor que tiene por cada uno de sus hijas/os, aunque anden descarriados y perdidos, y se hayan ido lejos de la casa familiar . Él siempre espera, no tiene prisa… no pierde nunca la Esperanza… Para el Padre, las horas, los días… no cuenta el tiempo para Él.
Podemos andar justos de tiempo, con prisas por hacer “cosas”, “estar con alguien”, y siempre pendiente y mirando el reloj… controlando el tiempo… para llegar. Y descubrimos que Dios está en lo más profundo de nuestro ser y, además, en cada persona y Jesús nos lo ha ido transmitiendo, con su estilo de Vida, en su relación con el ABBA.
Con un texto con tantas posibilidades , se siente uno un poco perdido , desbordado por los matices. Se siente uno pobre delante de tal cuadro espiritual. Nos podemos sentir en la piel del hijo que sale de casa en busca del agua viva que todo lo sacia. También en la piel del hijo mayor que se siente resentido. Y también como padre, consolando a sus hijos en momentos de dolor.
Es también un mensaje para nuestra vida, a veces parece que para ser un buen cristiano tuvieses que estar serio todo el tiempo , y, la alegría, el hacer fiesta, están también unidos al Amor.
¡ Sí ! , nos esforzamos cada vez más en conseguir Su Aliento, ese es un Don que Dios concede a todos, pero especialmente a los que deseamos ser testigos dignos de Él, para comunicar y transmitir con nuestro ejemplo, y que las palabras salidas de nuestra boca , no las tergiversen ni confundan a quienes les lleguen . Nuestro alimento es la oración, y Su presencia en todo momento, durante todos los días.
La mejor manera que tenemos de comunicar esta idea de Dios Padre, es adoptando su manera de ser padre. Creo que todos pasamos por fases donde tenemos rasgos de los tres personajes, pero Jesús quiere que seamos siempre la figura del padre, y que miremos a los demás con los ojos del corazón, no por lo que hacen o producen, sino porque son mis hermanos, intentando no fomentar el odio ni la discusión, sino dándonos cuenta y reconociendo que con la gente que discrepamos, es mucho más lo que nos une, que lo que nos separa.
Deseamos su aliento para seguir caminos de paz y reconciliación que nos den fuerza interior para poner límites, no solo en nuestro interior, sino también para contener la ira de hermanos mayores furibundos
El perdón es la llave que nos puede abrir la puerta que nos abre a esos caminos.
Estamos felices de haber encontrado a un Dios de fiestas, en Lucas 15. A Dios le encantan las fiestas, y sentimos que tendríamos de identificarnos más con este Dios , recibiendo a las personas que nos fallaron, con alegría, amor, y gozo. Seguramente no habremos vivido así hasta hoy.
.Esta idea todavía hoy día es muy difícil de asimilar, y sigue existiendo la idea, de que hay que ganarse el amor de Dios (aptitud del hijo mayor).
Jesús mira igual a los que han hecho mucho, que a los que han hecho poco, a los primeros, que a los últimos.
La alegría la tiene que llevar uno dentro, no porque Jesús te vaya a premiar más que a los otros, sino que sabemos que está a nuestro lado, y que siempre que caigamos, él nos va a recoger, seamos como seamos. No obstante, creemos que en la propia Iglesia, a veces , no se ve esta idea del Amor incondicional.
Socialmente, son valores en decadencia, porque se nos inculca que no nos dejemos pisotear el orgullo y tampoco hay porqué reconocer errores (dando a entender que la culpa y el pecado no se llevan).
COMPROMISO:
¡No, todavía no ! Todavía no está grabado , como deberíamos, el rosto de Dios Padre. En nuestros ambientes: en las comunidades cristianas, la formación de cada persona es muy diferente, todavía hay personas que piensan que Dios en un juez…, pero en este Tema 12, ya hemos visto que Jesús nos ha transmitido la Bondad de un Padre misericordioso, que acoge a cada uno/a tal como somos.
Algunas personas se han quedado con lo que escucharon para hacer la primera comunión, no han personalizado su fe y no han crecido; lo mismo les pasa a jerarcas eclesiásticos, que lo que presentan… da mucha pena escucharlos, y algunos piensan que si no rezamos rosarios, novenas, pues…
En las comunidades cristianas, ya van surgiendo grupos de reflexión, y los laicos se van preparando un poco más, pequeños grupos de espiritualidad y lectura de los evangelios, aunque muy pocos … pero también los sacerdotes tienen que dejar lugar, y compartir con los laicos.
Hay mucha gente que se siente “obligada a cumplir por tradición”.
El empeño que más se desea conseguir es, sobre todo , el bienestar , que nos hace llegar al desinterés por la espiritualidad y por la “religión” sobre todo . En las parroquias no se realizan grupos de formación espiritual, son, diría yo, “seglares” , pero dirigidos por algún religios@ , no responsables de ninguna parroquia.
Los que se han marchado, suelen responder que no hacen “daño” a nadie, y que , a los verdaderamente “malos” ¡deben “pagar” por sus actos! . Les resulta muy difícil asimilar el perdón y la misericordia de Dios para tod@s. …
Nos relata una persona del grupo: “hoy mismo leía unas palabras del arzobispo de Dublín: “hay gente que rechaza a Jesús, por culpa de nosotros, creyentes en él”.
Creo que la gente se va de la iglesia cuando condenamos, cuando a cambio de techo y comida, ya estamos exigiendo que vengan a misa o que recen el rosario y que adopten nuestra religión, eso no es el amor incondicional. Con la gente que se ha ido deberíamos ser padres, respetarlos, y aunque no compartamos su idea, quererlos igual, incondicionalmente, porque así puede ser que se produzca un encuentro, y si vuelven, no exigirles nada a cambio, como hizo el padre de la parábola.
Esta Semana Santa he oído muchas homilías, sermones, pregones, donde se criticaba a aquellos que se oponen a la Iglesia, y a veces me pregunto si no hacemos lo mismo, responder al odio con odio, y eso no es el Amor del Padre.
Otra persona comenta: “Esta misma Semana Santa estaba leyendo sobre el Amor incondicional del Padre, y a la vez escuchando sermones y meditaciones diciendo que tenemos que rezar muchos rosarios y aspirar a ser los mejores para la redención y salvación de las almas del purgatorio, ¿Cómo se asimila eso con el Amor incondicional? ¡ No lo entiendo !.”
“Creo que a Jesús le costaba mucho que le entendiesen, a mí se me quedaron clavadas las palabras de Jesús a Pedro del jueves Santo: “lo que yo hago no lo entiendes ahora”, y lo mismo nos pasa a nosotros, nos cuesta muchísimo entender el Amor incondicional de Dios”
“Mi compromiso es intentar ser padre, y no intentar generar más división y responder al “odio con odio”, sino ver que dentro de cada persona, incluso con los que discrepo, también hay una semilla del corazón de Dios, y que toda persona es amada por Dios de igual manera, sin comparaciones, las cuales, muchas veces nos salen sin querer.”
Si consiguiéramos que nuestra sociedad llegara a reflexionar y comprender los grandes beneficios del cumplimiento de esta parábola, el mundo entero habría conseguido entrar en el Reino de Dios.
Nuestro compromiso personal y de gvj misericordia, es , seguir fomentando el perdón y el amor de A Dios , en todos los círculos sociales donde Jesús desee que estemos presentes, debemos presentarle , porque estamos seguros que Él siempre estará con nosotros , tal como lo prometió a los apóstoles.
Destacamos:
“ La fuerza del perdón, es sanadora y nos procura paz interior ; la fuerza de reconocer los errores y pedir perdón por ellos también, porque devuelve la vida y las ganas de vivir a quien lo experimenta”.
Creemos que el Papa Francisco ha sido un precioso regalo de Dios. Con su “Misericordiosos como el Padre” insistió en que “…todos cambiemos nuestra actitud; y es que tiene muy claro que , en este convulso mundo que estamos viviendo, observando todos los horrores, la única solución es que prevalezca la misericordia, la solidaridad y el perdón (en todas la direcciones , porque todos somos responsables) y podamos sentarnos a hablar con profundo respeto y privilegiando el derecho a la vida digna de todos los pueblos ,independientemente de su idioma, de su color de piel o de sus creencias religiosas …“.
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ORACIONES
¡SEÑOR!, no me quites la esperanza que has depositado en mi.
Aumenta mi fe, al menos hasta el tamaño de un grano de mostaza.
Aunque llegue a perder la salud biológica ,
no consientas que mi salud espiritual y
el Amor a Ti, disminuyan ni un ápice.
Que no pierda lo que me has regalado
para que sea tu humilde testimonio
y dar fruto en mi alrededor.
¡Soy pecador ! pero sé que Tu Resurrección,
es y será mi redención.
GRACIAS.
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¡¡ QUEDATE CONMIGO !!
¡¡ Señor !! , quédate conmigo durante este día, y guía mis pensamientos y deseos, mis acciones y mis proyectos.
Guía mis pasos para que caminen ligeros al encuentro de cansados y desanimados.
Guía mis manos.
Abre mis bazos para que pueda abrazar a los que se sientan solos y sin esperanza.
Ilumina mis ojos, vuelve atentos mis oídos al clamor de mis hermanos.
Ofréceme un corazón tierno , capaz de amar sin distinción.
¡¡ PADRE NUESTRO !!
Deposito en tu protección mi descanso y el de todos mis amigos y seres queridos.
Coloco en tus manos nuestra Tierra , nuestras ciudades, nuestro mundo tan azotado por la violencia, por las catástrofes, por las guerras y por las injusticias …
Ilumina, ¡Señor!, la mente y el corazón de los poderosos de la Tierra.
Que siempre pueda, por tu Gracia , abrir las manos para compartir lo que soy y lo que tengo, y , con tu ayuda , pueda ver aparecer la aurora de un mundo nuevo.
¡¡ GRACIAS, SEÑOR !! AMÉN
Querido lector, el GVJ Maranatha tiene el placer de presentarte y compartir el fruto de nuestras reflexiones después de trabajar este tema tan edificante. Pensamos que también para ti puede ser tan enriquecedor como para nosotros; por eso, te invitamos a que disfrutes de nuestra aportación:
Acercamiento al texto evangélico
Esta parábola, normalmente conocida como “El hijo pródigo”, en realidad tiene como protagonista al padre, calificado como: bueno, misericordioso, paciente, amoroso, etc. Este padre bueno, nos hace olvidar el Dios del Antiguo Testamento, y nos acerca al Dios de Jesús. Lo que se nos quiere explicar es no solo cómo ama Dios, sino cómo debemos amar también nosotros. El reto que tiene el padre es conciliar a los hijos y crear comunión; nuestro reto es igualmente el mismo. También nos enseña cómo hacer para acercarnos a Dios; sobre todo si nos hemos alejado mucho de Él.
El evangelista nos presenta a tres personajes cuyos roles son muy definidos y simbólicos:
el padre (Dios) que permite que sus hijos ejerciten su libre albedrío;
el hijo menor, quien se considera con derecho a exigir su herencia en vida del padre;
el hijo mayor, cumplidor, dedicado a una rutina que ha perdido su esencia primera, su espíritu.
El hijo menor es un joven rebelde, que aún no tiene suficiente madurez, le falta responsabilidad, se cree autosuficiente y quiere experimentar el mundo sin medir consecuencias, como así hizo; pero claro, éstas llegaron: soledad, hambre, desnudez, tristeza etc. Y… aunque no es fácil, cuando alguien está perdido y confuso, salir para oír la llamada de Dios y poder encontrarte con Él, este hijo conocía bien a su padre y sabía que era bueno, por eso, reflexionó, se arrepintió y se dijo: volveré a casa de mi padre. Aunque también hay quien pueda interpretarlo de modo diferente y pensar que si decide volver es porque se le ha acabado el dinero, no porque se haya arrepentido. Pero sea del modo que sea, el padre siempre lo recibirá con amor. Esta parábola, quiere poner el acento esencialmente sobre el amor del Padre; un amor incondicional e ilimitado que no sólo acoge con la mayor solicitud al hijo que retorna de sus extravíos, sino que además, no consiente que la frialdad del hijo fiel, del observante, obstaculice la manifestación de ese amor hacia el hijo que “estaba muerto y ha vuelto a la vida”.
Porque ese “hijo fiel”, el mayor, parecía el hijo ideal, pero la llegada de su hermano hace que afloren sus peores sentimientos: envidia, celos…Él, que hasta entonces era el protagonista de la casa, se ve amenazado. En cierto modo, todos somos el hermano mayor: probablemente con una vida bastante mezquina pese a la apariencia de estar con el padre y vivir con él; pero, en realidad, con un corazón endurecido, sin atisbo de amor, y llevando una vida egoísta e hipócrita.
Por eso, a pesar de poder identificarnos en determinados momentos de nuestra vida tanto con un hermano como con el otro; lo ideal es que podamos llegar todos nosotros a identificarnos con el padre pues todos tenemos algo divino dentro, en lo más hondo, pero no logramos descubrirlo. Por tanto, si ponemos empeño en sacarlo fuera, si somos capaces de actuar y perdonar en la vida como el padre de la parábola, y somos capaces de amar como ama el padre de la parábola…habremos encontrado la divinidad que llevamos dentro…Y en esta vida encontraremos la Vida.
Acercamiento a la vida
+ El rostro de Dios que con harta frecuencia hemos presentado -juez severo, ajeno a los sufrimientos y penalidades humanas- ha hecho que para muchos hombres de hoy no tenga ningún sentido Dios -“Dios ha muerto”-. Creo que no consiste en predicar mucho -que también- sino en vivir de tal modo que los que nos rodean perciban la presencia amable de Dios Padre.
+ JA Pagola nos introduce cada capítulo en el conocimiento y aquiescencia de la idea de este Dios Padre, novedosa que siempre nos ama, perdona, y que únicamente busca nuestro bien. Por supuesto, quiero que este sea el Dios Padre que aliente mi vida, el que yo deseo transmitir a los demás con mis palabras y mis hechos.
+ Yo agradezco que sea un Padre que me enseña que sí puede haber arrepentimiento, pero no remordimiento, porque su amor lo perdona todo, y nos lleva a seguir hacia adelante su camino, y no quedarnos anclados en los errores del pasado que nos paralizan y no nos permiten avanzar.
+ Muchas veces me siento como si el hijo pequeño. He recibido, un tesoro, el Amor y el Perdón del Padre y lo guardo para mí. Ese tesoro se va perdiendo, malgastado e incluso hace que mire a los demás como si fuera superior; es lo mismo que si lo hubiera tirado. No, los dones que Dios nos da son para compartirlos. En ese dar a los demás, tu tesoro va creciendo y llega un momento que sale en tus hechos y en tus palabras, casi sin haberlo pensado.
+ Al tener esta oportunidad de interiorizar en el Grupo de Jesús, me cuestiono profundamente como miro, como son mis juicios, como es mi trato, como me ven estos hermanos que por algún motivo se han alejado de la iglesia. Definitivamente hay que actuar sin dejar escapar oportunidad para ello.
+ Aún existen hermanos mayores que critican, carentes de amor y solamente cumplidores de ritos….a los que han caído. Pero ahí está mi mirada interior donde encuentro a Dios para comprender la historia mía, la del otro, la del de más allá que se dejó seducir en su debilidad y hasta cobardía….ya vivencié ese proceso, sin embargo es eterno… conmigo mismo y con mi prójimo.
+ No podemos juzgar a nadie, qué sabemos nosotros de su historia, cómo ha llegado a esa situación. Hay que estar ahí siempre dispuesto a servir y, sobre todo, no molestar que suele ser lo más fácil, pues cada persona tiene su ritmo para asimilar las cosas. Paciencia.
+ Para mí es un reto, me duele porque veo que los que se van, una mayoría es por falta de formación, otros por algo que ellos sufrieron o fueron rechazados; yo trato de hacerme amigo de ellos, son personas valiosas de las que he aprendido mucho, saben dialogar y respetan; claro que podemos y debemos acercarnos de una manera más acogedora, eso te hace humilde y solidario; aprendo a respetar y valorar al otro.
+ Hay que buscar los puntos débiles para entrarle a las personas; en mi caso la fisura por la que creo que entró Dios en mí fue mi falta de paz…todo iba bien, todo estaba bien, estaba contenta…y sin embargo…no conseguía tener paz interior. Esa carencia de paz interior es la que siempre me ha empujado a buscar a Jesús…también pensar que existe otra vida.
+ Hace mucho leí que Dios nuestro Padre nos necesita para extender su Reino en el mundo. ¡Es increíble! ¡Dios nos necesita! Y no somos capaces de responder.
Ricard, Marivi, Maripili, Margalida, Lucila, Javier, Isabel, Francis, Carmen, Antonio, Ana Vilma.
El Grupo Caná termina este tema con alguna que otra discusión y debate sobre la actitud de los tres personajes de esta maravillosa historia que nos cuenta Jesús y que daría para mucho más. El amor de Dios Padre-Madre es difícil de comprender para el hombre. Aquí va el resumen de nuestras reuniones.
En el antiguo testamento hay varios casos en los que el hijo menor es beneficiado o elegido en desmedro del primero. Abel antes que Caín, Jacob antes que Esaú, José entre los doce hijos de Jacob, más tarde David, e incluso Salomón que fue elegido rey y no era primogénito.
Hay tres personas en este relato: el hijo pequeño, que sale de su casa a gastarse la herencia del padre. El hijo mayor, que se queda, pero lo hace amargándose, pensando que el hermano es el que está disfrutando de la vida, mientras él soporta los trabajos y la presencia del padre. Y está el padre, auténtico protagonista de esta historia, un padre, casi madre.
Tan buen padre, que le tocan dos modelos de hijos nada parecidos a él. El pequeño, tal vez adolescente, se va de casa, se lleva lo que cree le corresponde, deja un enorme disgusto a su padre y sin más pensar, se aleja de su casa. La decepción llega rápido. Vuelve por el hambre, no por amor al padre, pero reflexiona, baja sus humos juveniles y regresa. El otro hermano, el mayor, el heredero es otro caso. Resentido, orgulloso, avaro, mal hijo, mal hermano. ¡Pobre padre-madre!
Su padre lo vio cuando aún estaba lejos. Posiblemente Jesús conoció algún caso similar entre sus vecinos. Dios no deja de mirarnos para sacar lo mejor de nosotros a través de lo más simple: tener hambre, desear un manjar, sentir que hemos herrado el camino… Seguramente, como el padre de la parábola, entendemos y creemos que Dios no se aparta de ninguno por enfangados que estemos. Intuye y espera sin tiempo, confiando en cada uno de nosotros, es lo que le mueve.
SEGUNDA REUNIÓN
Tomé la riqueza de mi Inteligencia, mi tiempo salud, y mi vida, como la parte de mi herencia y eché andar a tugurios en el libertinaje de una mente desquiciada. Derroché talentos y tiempo de vivir, no como hermano, sino ajeno, alejado. Perdido. ¿Cómo realizar una pequeña fiesta para celebrar cierta lucidez?
Nosotros nos desconcertamos ante ciertas conductas permisivas de hijos, sobre todo el último tiempo. No son Jesús, por eso cuestionamos nos lamentamos o incluso criticamos
Reaccioné cuando fui consciente de cuántas veces “la comparación, y mirar desde nuestros parámetros humanos” nos juega malas pasadas. Todos hacemos camino, como creyentes, como ateos, como seguidores de la religión cristiana católica. Culto, actos religiosos…
Jesús, un muchacho impresionantemente lúcido, un Maestro a tan joven edad, debió haber sentido un gran cariño por sus padres y vivió el amor. Y en sus silenciosos y secretos diálogos interiores, mantuvo una cercanía extraordinaria, intensa y la compartió inspirado por un Espíritu que elegía palabras sabias luminosas, vitales. Las conversaba en un lenguaje llano: “Había una vez un Padre que tenía dos hijos…”
Unas veces soy el hijo que se aleja a diario de Él, se va de su lado y vive al margen. Me reencuentro en la Eucaristía y siempre tengo prisas. Otras veces soy el hijo mayor, altanero, cargado de sinrazones, “el modélico” hijo que nunca se fue de casa. Y mi Padre me sigue amando. Y me hace razonar, me ofrece todo lo que nadie me puede ofrecer. No le importa cómo sea para darme su amor al máximo. Y más que darme, se da Él mismo.
Observando mis actitudes cotidianas, veo que me resulta fácil recibir sin rencor ni reclamos a los amigos, la familia, o aún, a los que no pertenecen a ese círculo pero que considero están en desventaja respecto a mi posición. Sin embargo, me cuesta recibir con los brazos abiertos a los que se atreven a vulnerar la soberbia de mi ego.
El ejercicio a practicar para desarrollar la virtud (fuerza) del padre, debe comenzar por considerar que el reencuentro con el otro, disfrutar de su compañía, tenerlo como amigo, es más importante que el amor por uno mismo
Jesús nos enseña que Dios es puro amor incondicional. Esta parábola es la mejor metáfora de Dios, ternura y amor de madre que lleva a sus hijos en sus entrañas. Es necesario que cada uno de nosotros experimente ese amor para poder amarnos unos a otros como Él nos ama: sin etiquetar, sin discriminar.
Necesitamos la certeza de que hay Alguien que nos ama sin condiciones y nunca nos abandona. Esta certeza puede transformar de raíz nuestra relación con Dios y nuestra convivencia con los demás.
¿Quién es Dios para mí?: Ahora mismo, es la única garantía de seguir siendo una persona cada vez más decente. La mejor guía para conseguirlo. Volver a Él una y otra vez, después de cada una de mis escapadas, me ofrece la oportunidad de darme cuenta, de que, si me alejo, mi humanidad se resiente, voy perdida y confío en lo que no se puede confiar.
El hijo estaba todavía lejos…
Yo, en muchas ocasiones he estado lejos, pero el Padre me vio y corrió hacia mí.
El padre se conmovió profundamente…
Me recuerda algún capítulo mío y, confieso que debo afinar más.
Y corriendo a su encuentro…
Reconozco con cariño que ha salido a mi encuentro muchas veces cuando lo necesitaba.
Lo abrazó y lo cubrió de besos…
He notado muchas veces su abrazo y sus besos.
APORTACIÓN A LA WEB-TEMA 12-GRUPO GALILEA
Aquí van nuestro comentario. Un abrazo para todos.
La Parábola del Hijo Pródigo debe llamarse, más bien, la del Padre Bueno, porque es él verdaderamente el protagonista.
Es el padre que quiere que regresen los dos hijos: El menor, que se marchó de casa y el mayor, que también necesita ser encontrado y conducido a la alegría verdadera de la casa del padre donde no ha sabido valorar y gustar su compañía.
Esta imagen de Dios que Jesús nos muestra en la Parábola, es la que debemos tener todos: un Padre misericordioso que nos da la vida, que todo lo perdona y todo lo espera de nosotros ¿A qué filósofo o teólogo se le hubiera ocurrido semejante definición de la figura de un Dios Omnipotente y Eterno?
EL HIJO MENOR
Pecador… Su proceso es muy humano: creerse autosuficiente y equivocarse. El paso más importante viene después: arrepentirse.
Se encuentra luego con la desmedida alegría del padre al recuperarlo. El padre lo abraza porque lo ama y no porque sea un hijo bueno. Sabe perdonar, olvida, amar, acoger y avivar su espíritu.
El hijo menor es nuestra naturaleza egoísta y, cuando llega la contrariedad que nos cuestiona, ahí se abre un resquicio para el arrepentimiento.
EL HIJO MAYOR
Fariseo… No entiende cómo mo el padre puede amarlos con un amor sin medida… Y que a los dos los ama sin reservas…Es prepotente, altanero y vive enfocando su misión en el sometimiento al padre al cual no ha llegado a conocer ni a amar. Él se ve a sí mismo bueno y fiel y desprecia a su hermano.
EL PADRE
Jesús no nos habla de un padre externo, sino de un Dios que se revela dentro de nosotros.
Realmente en nuestro interior están: el hijo menor, el mayor y también el padre, que es nuestra auténtica esencia….El que nos constituye… (El Padre y Yo, somos Uno).
El Padre siempre espera, ama, no discrimina, acoge, no se para en recriminar, no quiere hijos sometidos. Sabe alegrarse y ver lo positivo… Está deseando abrazar lo que somos.
Él siempre vendrá en mi busca, saldrá a mi encuentro, sin reprocharme nada, aun a sabiendas de que mi conversión y arrepentimiento no sin completos. Es ya, con el abrazo entrañable del Padre, cuando sentirá el arrepentimiento auténtico.
Nuestro camino personal, consiste en dar a luz a ese Padre amoroso que nos habita… Hay que caminar hacia la Plenitud que somos.
“El padre de la Parábola es un padre que se ha ido vaciando de sí mismo, por el sufrimiento… A través de muchas “muertes”, se hizo completamente libre para recibir y para dar. Sus manos extendidas no mendigan, no amarran no exigen, no advierten, no juzgan ni condenan. Son manos que sólo bendicen y lo dan todo sin esperar nada. Un padre que vive con las manos abiertas deseoso de apoyarlas sobre los hijos recién llegados.
Todos vivimos en nosotros los tres personajes y nos seguimos inclinando por el hijo que hay en nosotros, aunque, en realidad, nuestra verdadera vocación es la de llegar a ser un padre que sólo bendice con una compasión sin límites. Veo mi vocación de padre con toda claridad al mismo tiempo que me parece imposible seguir esa vocación.
Si traiciono mi vocación… ¡nada menos que eso!, ¿cómo puedo hacer algo contrario a lo que necesito? Pero una voz me dice: “No tengas miedo”… el hijo te cogerá de la mano y te llevará hasta la paternidad… Sé que puedo confiar en esa voz. Como siempre, el pobre, el débil, el marginado, el indignado, el olvidado, el último, me necesitan como padre y me enseñan a serlo. El padre de la Parábola es el hombre que ha trascendido los caminos de sus hijos.
La soledad, la ira, podían haber estado ahí, pero se han transformado en soledad infinita y gratitud sin límites. ¿Seré capaz de dejar que el hijo mayor y menor crezcan y lleguen a la madurez del padre misericordioso?
“Cuando miro mis manos, sé que me han sido dadas para que las apoye sobre los hombros de todo el que se acerque y para ofrecer la bendición que surge del mismo amor de Dios”.
El padre siempre añora nuestro regreso y cuando presiente nuestro deseo de regresar a Él sólo se le ocurre una cosa: “¡Celebremos una fiesta!”… por haber vuelto a casa, encontrarnos a nosotros mismos… saber donde está nuestro Hogar.
Dios siempre nos llama a empezar de nuevo y nos quiere como somos. Eso nos da la Confianza, la Paz y la seguridad de su Amor.
TEMA 12. El Padre bueno (Lc 15, 11-32)
La economía de Dios, gracias a Él, es distinta de la nuestra, y dentro de su amor CABEMOS TODOS. En nosotros no ocurre esto porque estamos aún lejos de este amor de Dios. Por esto nos cuesta comprenderlo, e incluso no nos parece del todo justo. Pues es así, queridos míos, tenemos un Dios inmenso, incomprensiblemente bueno con todos, y si él nos quiere así a TODOS, ¿quiénes somos nosotros para juzgar a los demás?
Esta parábola describe bien cómo es Dios, con la ternura de una madre, lo perdona todo y no le importa lo mal que hemos hecho, quiere sanar nuestras vidas. Me gusta el nombre de “el padre bueno” aunque en este año de la Misericordia, podría ser “la parábola de la misericordia”, “de la ternura”.
Conocida usualmente como la Parábola del Hijo Pródigo, hace algunos años, me tocó mi corazón cuando desde el principio en la homilía el sacerdote que celebraba la Santa Misa a la que yo asistía, dijo que la Parábola más que del “hijo pródigo”, era la PARÁBOLA DEL PADRE BUENO…y sí, desde allí cambió mi concepto sobre quién era su verdadero protagonista: Dios, padre de nuestro Señor Jesucristo, compasivo y misericordioso.
El padre es el protagonista de esta parábola, porque el padre tiene un amor incondicional por su hijo y le perdonaba y le acogía con alegría con lo mejor que poseía. Le pondría de título: EL AMOR INCONDICIONAL DE DIOS. El padre estaba preocupado por el bienestar de su hijo, pero aun así lo dejo equivocarse y le dio libertad.
Y entonces sucede, está naciendo algo en su interior, un rayo de luz que ilumina todo el horizonte… Y lo ve… Ve a su padre…le está esperando, está deseando abrazarle, le va a perdonar…Sí, volverá a la casa de su padre y le pedirá perdón por su ceguera, por su falta de gratitud, por su falta de humildad. Y vuelve y al ver cómo le recibe su padre, cómo le abraza, como le rodea de amor y de confianza, ese vacío que había invadido todo su ser, se transforma en plenitud, en una dicha inmensa por haber encontrado ya, ahora sí, lo que había buscado durante toda su vida.
El verdadero protagonista de la parábola es el Padre, ya que tiene que tiene que afrontar el comportamiento de sus dos hijos, uno demasiado loco y el otro demasiado rígido en su vida y a ambos los ama profundamente. Llamaría esta “La Parábola del Padre amoroso”. El problema de este Padre es cómo poder seguir amando a estos dos hijos, aún en circunstancias tan adversas y difíciles de hacer coincidir.
Es en medio de esta crisis existencial donde comienza a reflexionar sobre lo verdaderamente esencial en la vida. Lo único que tiene seguro es el amor de su Padre. Aunque se reconoce a sí mismo en el error cometido, su confianza se fundamenta sobre todo en la certeza de que el Padre lo va a escuchar y por eso retorna a la casa, a su punto de origen para comenzar de nuevo, esta vez con una sabiduría producto de la misma vida que ha llevado. No le ha sido fácil dar este paso, pero en su vida ha comenzado a ocurrir un nuevo nacimiento, un reencuentro con el amor del Padre que lo estaba esperando.
El protagonista verdadero de la parábola es el padre, que respeta al hijo menor, lo acoge, celebra una fiesta a su regreso y busca cómo hacer para que el hijo mayor se incorpore a la alegría del reencuentro. El padre insiste en que sus hijos participen de la fiesta del reencuentro y de la reconciliación entre hermanos. Este Dios nos descoloca y nos sitúa a cada cual en su lugar: llena de alegría. ¿Qué buena noticia? Metáfora de Dios: No guarda sus bienes para sí, Acoge con los brazos abiertos, Pide perdonarse mutuamente, Organiza una fiesta donde se celebra la vida, el perdón, la liberación.
Sí, Jesús nos invita a vivir su experiencia de un Dios bueno que ama, que nos ha creado para amarnos, para comunicarnos su amor y hacernos felices, que sufre cuando nos alejamos de Él, que nos espera para volver a acogernos, para perdonarnos y volver a llevarnos por el camino que conduce a la Vida, que está siempre a nuestro favor y todo en nuestra vida lo dirige a nuestro bien, aunque a veces no lo comprendamos.
Y en fin, en medio de todo este panorama, veo y siento a un Dios misericordioso y cercano, acogiendo y perdonando, siendo generoso hasta el extremo, y le pido que me acoja en su regazo de Padre y me enseñe a ser generosa y acogedora, a impartir misericordia y perdón a mi alrededor.
Pienso que nos cuesta entender y aceptar que Dios no sea vengativo (como nosotros) y su amor sea incondicional y verdadero y que a veces lo hacemos malo porque lo hacemos a nuestra imagen y semejanza y que él está muy por encima de nosotros y nuestros pensamientos no son los de él porque estamos muy limitados por el pecado y nuestra finitud.
Grupo de Jesus del Valle
Ayer , Jesus nos hizo descubrír un poco más ese increíble misterio de amor hacia todos los que le buscan, aún a aquellos que lo buscan sin saberlo.Nos conmovió, la magia del Padre, nuestro Padre Bueno esperando el regreso todos los que dejaron la casa paterna, porque El que regresaran a sus brazos amorosos. El mundo de hoy, con sus guerras, venganzas y odios nos hizo presentes esa búsqueda equivocada de algo que llene los vacíos d la existencia. Creemos que la clave para entender lo que sucede día con día. Ese horizonte d sufrimiento y esperanza para tantos hermanos nuestros lo encierra esta parábola.El está siempre presente. Se ocupa de cada uno de sus hijos. Es la mirada d la fe sobre la historia de cada día .muchas veces no podemos entender cómo se manifiesta, pero estamos seguros de que actúa movido por su querer de Padre Bueno y Misericordioso.
Terminamos decididos a poner el amor por encima de toda consideración. Ver siempre el lado de la misericordia, que significa ” llevar a todos en el corazón ”
pedimos que todos,yen especial este pequeño GJ lleve a los que se nos acerquen el testimonio del amor incondicional del Padre Bueno para cada uno de nosotros, con actitudes y acciones concretas en especial , a los pobres y los que sufren por cualquier causa.
Adela, Claudia, Rafael,Araceli,laura, Bertha, Cristina, Marta,Concepción, Conchita, María Estela, Josefina ,Bertia..
Grupo de Jesus del Valle
A propósito de el Padre Bueno. Me hizo pensar el renglón que dice: “Del hijo que se fue y regresa al reencuentro de la bondad y ternura de su Padre”. No tengo la humildad del hijo ni su inmensa confianza en la misericordia de su Padre, sin embargo, en los reencuentros del Señor conmigo, siento que me miraba ya antes de regresar. El hijo conocía a su Padre, por eso regresa. Me pregunto: ¿Cómo es posible que me aleje de Él?
ALEGRARSE DEL BIEN
Hemos escuchado este hermoso relato, en él queda reflejado el poder del Amor y la Misericordia del Padre, saliendo al encuentro del hijo perdido. Viene con su vida rota, maltrecha y cansada de tanta penuria, tantos tropiezos y error.
Es un triste retorno de pesar, la añoranza por lo que dejó y perdió en el camino: el cálido hogar del Padre, donde no carecía ni faltaba nada, ni su amor y cuidados, ni sus bienes ofrecidos cada día, entrega y dádiva generosa, como el mejor regalo que unos padres pueden dar y ofrecer a sus hijos.
Podemos creer sin temor a error, que el amor de un padre y una madre, no tienen fecha de caducidad, siempre están ahí, “en el umbral de la puerta” de su corazón, anhelando volver a ver al hijo-a que se alejó soñando, tal vez, con inalcanzables gozos, alegrías y triunfos, la imposible utopía que deja fuera la realidad.
No debemos pensar, que toda partida del hogar es mala y va
a traer consecuencias nefastas.
Sin duda, puede y debe ser una opción posible de realización más plena, abrir horizontes nuevos, hallar oportunidades para poder así alcanzar y conseguir, los logros y metas esperadas.
Es preciso “saber perderse” y para qué.
El error y pecado no son algo que se programa y se busca a propósito, nadie desea encontrarse en situaciones que puedan crear sufrimiento, complicar la vida, verse al fin abocado a la ruina y el fracaso.
La vida de todo hombre y mujer está jalonada de sueños, proyectos, aciertos y algún que otro triunfo, algunos han sido cumplidos. Más, no todo el trayecto de la existencia está exento de tentaciones, fracasos y errores, frutos del pecado y la debilidad, y hasta la ingenua ignorancia.
La experiencia nos dice que hay “pérdidas” que son recuperables, es posible aprender, rectificar y cambiar todo cuanto hace daño, no sólo a nosotros mismos sino a los demás.
Rescatar el amor que nos habita, valores, cualidades, talentos, el deseo noble de una vida digna y humana, es posible y necesario. Volver a empezar, comenzar un camino nuevo sin mirar atrás, sin la nostalgia de lo que pudo ser y no fue, sin sentimientos de culpa, tan sólo asumir nuestros fallos y faltas, y con honestidad estar dispuestos a cambiar.
Se dice con razón: “de humanos es errar, de sabios rectificar”.
No parece que tenemos en cuenta este noble pensamiento, a tenor de tantas actitudes de obstinada persistencia, cerrazón inamovible, que hacen inviable la “conversión” a una nueva vida, más digna y justa, más humana y plena. La humildad nos puede llevar a comprender mejor las limitaciones propias y ajenas.
Las encrucijadas de la vida, han de ser dilucidadas desde el sincero discernimiento y sentido común. La realidad consciente y cabal se imponen, exige cambio de actitudes y comportamientos.
Para un cristiano-a, la vida ha de ser respuesta coherente en todo momento y circunstancia, según el mensaje de amor que Jesús nos dejó, su mejor y más grande legado.
Todo nuestro obrar, debería ser testimonio de amor, la Verdad, Camino y Vida de Jesús a la cual somos llamados, siendo testigos creíbles de sus palabras y vida: “como yo os he amado”.
No en el ayer de un pasado fuera ya de nuestro alcance, ni en el futuro que aún no existe, sino en el hoy de nuesta vida. Ahora es cuando hemos de responder al amor y Misericordia de Dios, que hagan posible la conversión sincera, el abrazo del Padre, dispuesto a ponernos el mejor “vestido”, el “anillo” más costoso, a darnos un gozoso y alegre “banquete” de fiesta. Es la verdadera y sentida Eucaristía, vivida en el encuentro fraterno.
Bella, si, esta página del Padre que espera anhelante la vuelta a casa del hijo que decidió la experiencia de un camino, tantas veces desconocido e incierto.
Sin embargo, como en cada historia que acontece en la vida, no siempre la Misericordia de Dios, obtiene respuesta sincera en el corazón de tantos hombres y mujeres “hermanos mayores”, los cuales, se consideran con pleno derecho a “aguar” la fiesta, negar toda acogida y espacio.
Es la realidad más triste y grave que cabría imaginar, muestra la evidencia constatable de falta de amor y misericordia.
Ocurre aquí, en nuestra Iglesia, en el ámbito parroquial, entre grupos y personas, sin por ello generalizar. No es algo que está fuera de nuestro alcance, y por tanto inevitable.
Hermanos-as “mayores” hay en todas partes, lo sabemos, más esta realidad, no debiera darnos la “patente” de creernos libres de toda responsabilidad personal, la que cada uno tiene en relación al otro-a, al que llamo, considero hermano-a en la fe.
La conversión no es el regreso sin más, a la casa del Padre. No es “despachar” un tema que nos resulta incómodo e interpela la conciencia, ni es algo que busca dejarnos “tranquilos” por el mero hecho de no coartar la entrada en el templo.
El hermano-a que regresa con su vida herida, necesita hallar la mano tendida, el apoyo para que la conversión sea una verdadera sanación del espíritu. Acogida, encuentro, además de afecto fraterno compartido en la alegría, el espacio donde se viva y sienta la verdadera Reconciliación y Misericordia.
El Papa Francisco, con su clara visión de las crudas realidades que sufre el hombre y la mujer de hoy, ya se ha pronunciado al respecto: las parroquias deben ser “hospitales de campaña”, el lugar donde se curen las heridas del pecado y debilidad.
He aquí, que el deseo del Padre queda truncado, reducido a un simple protocolo de intenciones: “bueno si, ha venido, algunos-as sabíamos de él y ella de oídas, de las críticas intencionadas de nuestros intereses, de las burlas y chismes pronunciados a su espalda, de la burda etiqueta colocada como fardo pesado.
Si, está aquí, y puede prepararse, su conversión le va a “costar”, le pasaremos “factura” y no será bien recibido por los “hermanos-as mayores”.
Son palabras fuertes, denotan la ausencia de un comportamiento evangélico, de quienes afirman seguir a Jesús.
Es la otra cara del Evangelio de este día, sin duda, la que deja el Amor del Padre entristecido, sin la respuesta verdadera a su gran Misericordia.
“Hermanos mayores” que hacen el camino de superación árduo e intransitable, lleno de envidia y rechazo, rivalidad y exclusión.
Son los y las “imprescindibles”, únicos protagonistas, que exigen con reproches al Padre, no tenga ninguna consideración hacia el hermano-a caídos en desgracia.
Iglesia convertida en “Hospital”, me trae a la memoria el título de aquella novela de Pearl S.Buck: “El albergue de la sexta felicidad” En él, todos-as encontraban un motivo para la esperanza, para creer que el Padre bueno nunca abandona a sus hijos e hijas.
Jesús, una vez más, nos dá su lección de Misericordia, a través de las palabras del Padre: ¿no te
das cuenta hijo mío, no puedes entender y comprender? Este hermano tuyo estaba perdido, ha vuelto a casa, su espíritu estaba muerto y le he recuperado a la vida, caminaba a la intemperie y ha encontrado mi cobijo.
Jesús nos dice: Debes alegrarte de hacer el bien, aprender a ver en el otro, tu propia debilidad y pecado, abriendo tu corazón a la Misericordia.
Sobran el juicio y las condenas, los y las “inquisidores de turno”.
Hacen falta corazones llenos de Misericordia, abiertos a poner en común dones y carismas, a dejar libre y sin cercenar el encuentro con la Reconciliación.
¡Tened misericordia!, vuelve a recordarnos Jesús, sin ella, no es posible la conversión, no de la manera que el Padre quiere.
Hemos de preguntarnos: ¿recibo la Eucaristía en desunión con alguien, en clara enemistad e indiferencia, sobra en mi vida el otro, le considero estorbo para mis intereses?
Caminamos hacia la Pascua, es tiempo de encontrarnos en la Misericordia, debemos hacer un alto en nuestra andadura, crear un espacio en medio de todo cuanto nos ocupa y preocupa, pensar en tantos seres humanos que no encuentran ese “rostro” de Dios: su misericordia.
No pensemos que se halla lejos, donde no podemos acercarnos al sufrimiento de los otros. Está ahí, por donde transitas cada día, interpelando tu conciencia, son el reclamo de tu corazón que ha de estar lleno de Misericordia.
No creemos más tristeza en el Padre. Es tiempo de compartir la “fiesta” de la Misericordia que Él nos ofrece, estamos todos-as invitados, no sobra nadie.
Los que participamos en la web Grupos de Jesús, sabemos que estamos creando una “familia”, la “red de redes” del amor y la misericordia. No hay límites, se extiende, alcanza a todo hombre y mujer, para ser vivida.
En medio, ocupando el centro de nuestra vida, está un “hermano mayor” singular: Jesús, Amor y Misericordia del Padre.
Miren Josune
ESTA ORACION LA HE REPETIDO EN VARIAS OCSIONES AL ESTAR EN ORACION: PADRE HE PECADO CONTRA EL CIELO Y CONTRA TI, REFIRIENDOME AL PADRE, PERO TAMBIEN HE VIVIDO DE PARTE DEL PADRE CUANDO ME HAN DICHO: EL PADRE TE AMA COMO ERES Y TE PERDONO TODAS TUS CULPAS POR AMOR A TI AL PADECER LA CRUCIFIXION; Y LO COLOCO EN LA PARTE DEL PADRE QUE DICE: ESTE HIJO ESTABA MUERTO Y HA VUELTO A VIVIR.
PORQUE COMO EL HIJO SE ARREPINTIO DE TODO LO QUE PECO ASI TAMBIEN YO ME ARREPENTI Y SENTI TAMBIEN COMO EL PADRE ME ABRAZO.
DESDE ENTONCES CREO QUE VIVO TRATANDOLE DE AGRADAR Y NO COMETIENDO OTRA VEZ LAS FALTAS, QUE NO SON AGRADABLES A SUS OJOS.