Lucas 15,11-32
También les dijo [Jesús]: Un hombre tenía dos hijos. El menor dijo a su padre:
—Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde.
Y el padre les repartió el patrimonio. A los pocos días, el hijo menor recogió sus cosas, se marchó a un país lejano y allí despilfarró toda su fortuna viviendo como un libertino.
Cuando lo había gastado todo, sobrevino una gran carestía en aquella comarca, y el muchacho comenzó a padecer necesidad.
Entonces fue a servir a casa de un hombre de aquel país, quien le mandó a sus campos a cuidar cerdos.
Habría deseado llenar su estómago con las algarrobas que comían los cerdos, pero nadie se las daba. Entonces recapacitó y se dijo:
—¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan de sobra, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me pondré en camino, volveré a casa de mi padre y le diré: «Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco llamarme hijo tuyo; trátame como a uno de tus jornaleros».
Se puso en camino y se fue a casa de su padre. Cuando aún estaba lejos, su padre lo vio, se conmovió profundamente y, corriendo a su encuentro, lo abrazó y lo cubrió de besos.
El hijo empezó a decirle:
—Padre, he pecado contra el cielo y contra ti; ya no merezco llamarme hijo tuyo.
Pero el padre dijo a sus criados:
—Traed enseguida el mejor vestido y ponédselo; ponedle también un anillo en la mano y sandalias en los pies. Tomad el ternero cebado, matadlo y celebremos un banquete de fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a vivir, se había perdido y lo hemos encontrado.
Y se pusieron a celebrar la fiesta. Su hijo mayor estaba en el campo. Cuando vino y se acercó a la casa, al oír la música y los cantos, llamó a uno de los criados y le preguntó qué era lo que pasaba. El criado le dijo:
—Ha vuelto tu hermano, y tu padre ha matado el ternero cebado, porque lo ha recobrado sano.
Él se enfadó y no quería entrar. Salió su padre y le suplicaba, pero el hijo le contestó:
—Hace ya muchos años que te sirvo sin desobedecer jamás tus órdenes, y nunca me diste un cabrito para celebrar una fiesta con mis amigos. Pero llega ese hijo tuyo, que se ha gastado tu patrimonio con prostitutas, y le matas el ternero cebado.
Pero el padre le respondió:
—Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo. Pero tenemos que alegrarnos y hacer fiesta, porque este hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a vivir, estaba perdido y ha sido encontrado.
- Ver el contenido de las dos reuniones de este tema en el libro Grupos de Jesús, de José Antonio Pagola
Primera reunión: Acercamiento al Evangelio
– Guía de lectura
– Acercamiento al texto evangélico
– Comentario
Segunda reunión: Acercamiento a la vida
– Conversión personal
– Compromiso en el proyecto de Jesús
– Sugerencias para la oración
Banco de oraciones
En este enlace tienes a tu disposición oraciones que han compartido Grupos de Jesús y otras personas, tras reflexionar y meditar este tema 12. Esperamos que te ayuden a profundizar en tu propia oración o en la de tu grupo.
Materiales de profundización
En este enlace tienes a tu disposición una serie de comentarios breves e ideas sueltas que se ofrecen como ayuda para profundizar en el tema 12 de Grupos de Jesús.
Te sugerimos que los leas y medites una vez que hayas trabajado el tema, de modo que estas ideas y reflexiones compartidas no condicionen tu propia reflexión y apropiación del Evangelio.
El Padre bueno
Lucas 15,11-32
El centro de la parábola no es ninguno de los dos hijos sino el padre,la actitud de los hijos es tan llamativa que solapa la del padre, todos miramos con asombro como el hijo pequeño antes de la muerte de su progenitor le pide una herencia que todavía no le pertenece y se marcha de casa con el firme propósito de no volver,decide vivir su vida lejos de lo que para él son normas que cumplir y la autoridad de un padre que le resulta opresiva y que le resta libertad,por el contrario el mayor decide quedarse en la casa con el padre y vivir bajo su poder, pero tampoco es feliz,no entiende a su padre,vive como un esclavo que se dedica a cumplir su tarea no por amor sino porque es lo que tiene que hacer,su deber,no se ha parado a observar lo que tiene y lo que ha recibido por gracia sin pedirle nada porque el padre le ama y le da con generosidad,no se comporta como un hijo amado.
A menudo nosotros también actuamos como uno de los dos hijos, exigimos lo que creemos nuestro, abandonamos la casa pensando que fuera estaremos mejor y que seremos más felices, pero con el tiempo lo único que sentimos es vacío,soledad, amargura,le añoramos y nos damos cuenta que al alejarnos nos equivocamos,nos avergüenza haberle ofendido y deseamos volver, pero conscientes de nuestro pecado no nos atrevemos a regresar pensando en la reprimenda que nos dará,en los reproches y quejas y nos imaginamos en su cara una mirada de desaprobación, pero su acogida no es como nosotros la esperábamos,sale a nuestro encuentro, nos recibe con los brazos abiertos,nos pone la sortija que nos acredita como hijos,la ropa mejor de la casa y las sandalias de hombre libre. Hace una fiesta porque nos ha recobrado con salud y con la lección aprendida de que como su amor y su casa no hay nada mejor en el mundo, hay otra actitud que sorprende más,no se avergüenza de nosotros,no se esconde ante los vecinos y trabajadores de la casa, todo lo contrario los invita al banquete para compartir con ellos la alegría del regreso.
En otras ocasiones nos comportamos como el hijo mayor que no ha abandonado la casa, pero que tampoco ha vivido en ella como un hijo, sentimos coraje del recibimiento del hermano que vuelve,nos da envidia de que después de haber abandonado y deshonrado al padre éste le recibe sin una queja. Nos hemos quedado, pero no hemos estado atentos al padre,no hemos comprendido su naturaleza bondadosa y acogedora,nos hemos dedicado a cumplir normas y a vivir de forma autónoma y sin amor,las normas y deberes han estado por encima y nos han ahogado,le reprochamos que siempre le hemos obedecido y que nunca hemos recibido un regalo de su parte, pero él nos contesta: «siempre has estado conmigo y lo mío es tuyo» nosotros no lo hemos visto porque nos ha distraído cumplir el deber,nos han endurecido el corazón las normas y las leyes mal entendidas, nunca hemos vivido en familia,no hemos comprendido que la casa del padre es amor y entrega,es acogida para todos en especial para los que se alejan o están sufriendo,solo sabemos dar quejas y hacer reproches,humillar al padre y denigrar al hermano que perdido y arrepentido que sí ha entendido que en la casa del padre está todo lo que necesita para ser feliz y vivir con dignidad.
Él no nos echa de su casa, somos nosotros los que decidimos vivir como hijos o como mendigos.
¡Padre perdoname,vuelvo a ti, no permitas que me traten como esclavo…!
¡No quiero ser esclavo ni limosnero…!
Siento pena por mi fe tan pequeña, pero tú me restablecer,me recuperas.
Alicia, Francisco, Gela, Juan José, María, Rafael, Valle.
Grupo virtual de Jesús 33
TEMA 12 – EL PADRE BUENO (Lucas 15,11- 32)
Acercamiento al evangelio
En la parábola vemos tres testimonios, dos hermanos con distinto comportamiento, que nos ayudan a vernos a nosotros mismos y un padre que nos cautiva por su bondad e infinito amor. El Padre de toda la humanidad, que respeta la libertad y las decisiones de sus hijos, que los deja en libertad de acción para irse, permanecer y volver. Unos hijos que somos a veces parecidos al hijo menor, y otras veces parecidos al hijo mayor.
Reconocemos que tenemos en Dios a un Padre Bueno, lleno de amor, lleno de ternura y misericordia que sana nuestras heridas, si bien no es fácil, todo cristiano debe saber que el Padre siempre espera a quien se pone en camino de conversión. Cuando caemos en desgracia, soledad, desaliento, reconocemos que el mundo es sólo vanidad de vanidades y que sólo en la casa del Padre podemos encontrar una vida plena, pacífica, llena de amor y abundancia porque la vida en comunión con el Padre es la fiesta más grande y mejor del Reino donde celebramos con un Padre Dios alegre, lleno de amor, lleno de acciones de restauración en lugar de condenación, un Dios misericordioso que nos acoge y da su pecho en los buenos y malos momentos y que no somos conscientes de cuánto nos ama y de cuanto lo necesitamos. ¡Que belleza de Dios!
La decisión del pequeño de irse de casa nos muestra a un hijo menor cuyo pecado es poner al placer como centro y eje de su vida, sin embargo, está situación le hizo enfrentarse con una realidad que no esperaba, pero la vida a veces nos pone en el camino de vuelta al hogar arrepentidos, pidiendo perdón y esperando que el Padre nos reciba de nuevo en casa. Su conversión fue provocada por la voz interior del Espíritu que nunca se apaga y acepto volver con humildad y arrepentimiento incluso en volver a casa con menos derechos que los tenidos antes de su ida.
El tema del hijo mayor, vivir bajo la casa del Padre no es garantía de hacerlo bien, de acuerdo a su voluntad. El mal se puede filtrar si no se está vigilante y desarmar la unión con Dios, muchas veces sin ser conscientes adoptamos una actitud farisaica e hipócrita similar al hijo mayor, nos es muy fácil juzgar lo que hacen nuestros hermanos, y muchas veces también hasta juzgamos a Dios por no ser más severo con las demás personas.
Estamos más acostumbrados a cumplir con las reglas y las obligaciones que ha vivir sabiéndonos libres, porque o bien optamos por una vida egocéntrica e hipócrita o por una ruidosa y ruinosa de los bienes materiales y morales. Al no sentirnos hermanos de los otros perdemos la misericordia y ternura que deberíamos heredar del Padre.
Demos gracias al Padre por todo lo que a diario recibimos de su bondad y de su misericordia y celebremos como hermanos en comunión con Él porque seguir lo que Jesús nos dice no es una condición para la conversión, sino una consecuencia de haber sido convertidos.
Acercamiento a la vida
Jesús nos habla directamente al corazón, para que aprendamos a distinguir el bien del mal y alimentemos nuestra vida tanto espiritual como materialmente. Nuestro agradecimiento a Jesús por mostrarnos a Dios para todos, sin importar cuántos méritos se hagan para agradarle porque todo lo que se pueda hacer para Él en realidad es para nosotros, para nuestro bien. Todo es Gracia, todo es don.
Esta es la Buena Nueva, sabernos amados infinitamente por el Padre a pesar de nuestras debilidades, abandonos e indiferencias y en ocasiones hasta en abusos o rechazo de su amor. Somos nosotros quienes decidimos entrar o quedarnos fuera de este abrazo del Padre… de Su Casa… de Sus “compañeros” … de Sus familiares… de la Alianza con Él… de la Historia caminada con Él.
Sin embargo, nuestra fe es insuficiente, aún no terminamos de creer que Dios no es castigador, ni lleva cuenta de nuestros pecados, que Dios está dispuesto a perdonarnos cada vez que lo busquemos para reconciliarnos con Él. Dios es Amor para todos y quiere que nosotros también nos amemos sin rencores, ni resentimientos, su alegría está en vernos a todos alrededor de su mesa compartiendo como hermanos. Sólo el amor puede traer la maravilla del Reino a este mundo por eso Señor te pedimos que intensifiques nuestra fe en tu ternura y misericordia sin límites.
Para mostrar al Padre bueno basta en nuestro testimonio de vida mostrar a Jesús en quien se revela su misterio. Un Padre, que es la alegría de la vida, la vida que es fiesta constante, porque el amor de Dios Padre es precisamente eso. Lo más importante es amar alegrándonos del bienestar de los hermanos, sólo así es posible ser parte de la fiesta del Reino.
Para quienes se han retirado de la Iglesia, no hay otra mirada que la misericordia, el mensaje de amor y perdón debe llegar a todos, a todas las familias, a toda la iglesia y a todas partes. Cuando nos convirtamos y veamos con nuestros propios ojos a ese Padre Bueno que Jesús nos reveló podremos con un corazón agradecido disfrutar de las delicias de ese encuentro amoroso en el Reino de Amor que el Padre tiene preparado para nosotros.
En fin, esta parábola del Evangelio de Lucas nos invita a actuar para entrar en la comunión del Reino
despertando en cada uno de nosotros el deseo de liberación y transformación en la vida de aquellas cosas, costumbres, aprendizajes, tradiciones y formas de ser que no ayudan a vivir según el proyecto de Dios y que no contribuyen al Reino.
ORACIÓN
Una vez más Jesús, a través de esta parábola donde me revelas cuan bueno es el Padre, me llamas a recapacitar sobre la vida, la vida que el Padre me dio.
No puedo mirarla sin sonrojarme de vergüenza por las innumerables veces que he abusado de su amor. ¿Cómo puedo alzar los ojos y confesarle el hijo que soy? Dudo si mirar a uno u otro hijo, porque represento a ambos, como un espejo de dos caras, y a cuál más peor.
Hoy, como siempre, te pido que seas mi luz, Oh Jesús, ayúdame a reconocer mis errores y volver a la casa del Padre para pedirle perdón por desperdiciar la gracia que le he pedido y por no saber valorar la vida junto a Él, Señor, fortaléceme para ser agradecido con su compañía.
Gracias Jesús, por un día más en mi vida, una lección más, que es un peldaño en la escalera que me lleva al Padre, sí al Padre nuestro y Dios nuestro que nos ama tal como somos.
Gracias Jesús por ser mi amigo.
Amén.
GVJ – 32 Adelino, Ana María, Guillermo, Nancy, Lucía, Wolfgang
Ante esta Parábola que nuestro Maestro Jesús nos presenta y que tantas veces hemos escuchado, leído, meditado… le pedimos a Jesús que nos diera la gracia de percibir lo nuevo, de escucharlo con “Su” brillo… y nos ha concedido la gracia de descubrir comunitariamente aspectos de nuestra realidad que se transforman al sentir la fuerza del mensaje que este Evangelio contiene.
Hemos percibido cómo el tema “los bienes materiales” que en muchas ocasiones nos altera y agobia, está presente en los personajes del hijo pequeño y el mayor. Sus “necesidades” giran ante ellos por encima de los bienes espirituales que representa el Padre. Siempre está presente la contradicción entre lo “material/espiritual”, “vida biológica/VIDA trascendental. Es algo palpable en nuestra realidad de Grupo. El desenlace de la parábola nos inunda de alegría, entre las dos opciones existenciales…vence el Amor y la VIDA (la dignidad del ser humano por encima de todo).
La experiencia de buscar a Dios a través de Jesús en Comunidad, nos permite descubrir en la Palabra que se nos presenta, aspectos nunca tenidos en cuenta. Una hermana nuestra nos trasmite lo que las palabras de Padre bueno a su hijo mayor (“Hijo, tú estás siempre conmigo, y todo lo mío es tuyo”) le llenan de confianza. Los “bienes” del Padre (el Espíritu Santo, la fuerza, la Gracia, la Misericordia, el Amor, su Luz), SON NUESTROS. Ante esto solo podemos decir GRACIAS PADRE.
Nos enternece cómo Jesús presenta al Dios que nos salva con las cualidades de una madre, que como todos hemos experimentado, no puede hacer otra cosa más que amar. Un Padre que actúa con la ternura de una Madre es el gran desafío que como miembros de esta querida Iglesia, estamos obligados a mostrar…principalmente a aquellos de nuestros hermanos que se alejaron, también por culpa de esta nuestra querida Iglesia, en donde en muchas ocasiones no se vive esta experiencia de la ternura maternal del Padre y la recuperación de la dignidad perdida de sus hijos, exigiendo para ello el cumplimiento de normas, leyes, preceptos, reglamentos….unos requisitos que el Padre no nos exige, somos nosotros los que al percibir ese amor sin medida, sentimos el daño que hemos podido hacer a nosotros mismos y a nuestros hermanos y nos hace sentir el rico sentimiento del arrepentimiento.
Nos encantaría poder ver la fiesta que describe Pagola en nuestra Iglesia: ¿imagináis a Dios organizando el banquete, la música y el baile para celebrar una fiesta grande con todos sus hijos e hijas, especialmente a los “perdidos”? Si nuestras eucaristías fueran así…
Cuando Dios nos ha permitido trasmitir este descubrimiento del Dios Padre-Madre, del Dios Ternura a otros hermanos que habían “aprendido” de un Dios justiciero, vengativo y falto de misericordia…hemos descubierto el sentido del mensaje de Jesús de ir a proclamar la Buena Noticia….
Por último, toda la oración que para nosotros ha supuesto “trabajar” este texto evangélico, ha estado iluminada con la imagen del cuadro de Rembrandt que representa el momento de la acogida del padre bueno al hijo pródigo. Las manos del Dios Padre–Madre, se representan por una parte como una mano fuerte, varonil, que sostiene y eleva al hijo y la otra mano, tierna, femenina, que lo abraza y lo consuela. Manos de madre.
“Trabajar” este texto ha sido para nosotros un regalo de Dios que nos une más como Grupo-Comunidad y nos hace avanzar en el proyecto de los Grupos de Jesús.
En este Tema 12 en el que contemplamos la parábola del Padre bueno, todos hemos gozado al descubrir que tenemos a un Padre lleno de amor, un Padre bueno que solo sabe amar, que ama a sus hijos incondicionalmente, pero ellos no se dan cuenta. Respeta la libertad de sus hijos, está esperándonos con los brazos abiertos, con el corazón lleno de amor. Es la abundancia del amor sin pedir nada.
Permaneció a la espera del regreso, no dejó de amar, se adelantó al encuentro: “corrió a su encuentro, lo abrazó y lo cubrió de besos”. Es tan bueno, tan tierno que más bien parece una madre. La verdadera conversión del hijo que se va, se da cuando experimenta la misericordia, ese exceso de amor, y el amor incondicional del Padre.
Al mayor le cuesta más darse cuenta, aunque no se alejó del Padre, no tiene conciencia de hijo y de que el Padre también le ama incondicionalmente: “todo lo mío es tuyo”.
En el trabajo de este tema hemos compartido la imagen de Dios en el proceso de nuestra vida y hoy todos sentimos la alegría de creer en este Dios Padre bueno que nos presenta la parábola y nos brota el agradecimiento al sentirnos amados incondicionalmente por este Padre buenísimo que Jesús nos revela y a quien queremos dar a conocer con nuestras palabras y nuestra vida. Queremos parecernos a Él y tratar a los demás como hemos sido tratados por Él: con cercanía, compasión, misericordia. Quisiéramos que la iglesia transmita esta imagen de Dios Padre bueno acogiendo a tantos grupos excluidos de la comunidad eclesial.
Oración:
Creo en Dios que es Padre.
Que nos engendró regalándonos una vida plena que está llamada a ser más plena aún.
Creo en Dios que es Hijo.
Porque para Él todo es poco para tratar de acortar distancias con nosotros.
Creo en Dios que es Ruah.
Que se deja tratar con confianza, que nos envuelve con su inmenso amor, que cada día muestra su deseo de estar a nuestro lado.
Eres parte de mi historia y ahí estás; eres el recuerdo vivo y mucho más.
Esa luz que enciende en mí toda mi vida y yo ya no puedo escapar de ti, ya no quiero escapar.
Eres ese sueño que siempre esperé, como suave brisa llegaste hasta mí, para regalarme una sonrisa y luego quedarte prendido en mí.
Y yo ya no puedo escapar de ti, ya no quiero escapar.
Eres mi resurrección y creo en ti, eres creador de lo que ahora soy,
porque descubrí la vida más allá de mis miserias al sentir que de tu amor ya no puedo escapar, ya no quiero escapar.
Amén.
Grupo Virtual de Jesús Magdala
En la parábola del Hijo pródigo, se nos muestra el Amor y la Misericordia del Padre. Es un Padre Bueno.
Por tanto, al llamarle “bueno” manifestamos la Gran Misericordia que tiene Dios para con el hombre, para con todos nosotros. Cuanta riqueza encierra en sí esta parábola. Por muchas veces que la hayamos leído y escuchado, nos resulta conocida pero siempre nos deja perplejos ante el Amor generoso y Amor paciente que se hace ofrenda total en la espera. En el regreso o retorno al Padre. Somos dichosos al saber que siempre hemos de Volver al Padre.
Por otro lado, la parábola nos muestra la pobreza de fe hay en mí, en nosotros y en la Iglesia. Caminamos como ciegos llenos de egoísmos que nos impiden reflejar la Luz, el Amor que Dios nos tiene a todos los hombres -ya sea dentro o fuera de la Iglesia. Por lo que, hemos de ser testigos de ese Amor. Vivir desde y para el Amor. Si permanecemos unidos lograremos formar un solo Cuerpo que haga presente a Dios en el mundo.
El Amor de Dios se expresa y vive en la Iglesia a través de Cáritas, Manos Unidas, Misiones, ONGs. Comunidades Cristianas…. Pero esas acciones no siempre son suficientes para hacer presente a Dios. Estamos llamados a servir a Dios dentro y fuera de la Iglesia. Como portadores de su Amor y su Palabra, hemos de recordar estas palabras dichas por Jesús: “en eso conoceran que soís mis discípulos”; en otro pasaje dirá “Mirar cómo se aman”.
Tras leer el texto, a todos nos afloran momentos y formas en las que reconocemos cuanto Amor nos tiene Dios. Dios se nos muestra en la ternura del Padre. Ese padre que derrama Amor sobre todos los hombres. No hay Amor más grande y generoso. Él permanece siempre a la espera de nuestra vuelta.
Cuando hacemos silencio. Cuando nos paramos y entramos en nuestro interior, parece que se detiene el tiempo y es el momento de reflexionar. De inmediato nos viene un aluvión de sin sabores, quejas, preocupaciones, necesidades… todo esto nos habla de un vacio interior o bien, nos desbordan las miserias que guardamos para el momento de desolación.
Pero llegado este momento, nos detenemos de nuevo en la parábola del Padre Bueno que con claridad nos habla:
La soberbia, ambición y demás sentimientos contrarios al amor, que se originan en nuestro corazón cuando queremos tomar nuestro propio camino por la misma libertad que Dios nos otorga.
A todos nos conmueve por las emociones y situaciones por la que pasó ese hijo menor, pródigo, ya que de alguna manera lo hemos vivido en nuestro camino de vida, o sí es el caso lo han vivido de cerca personas de nuestro circulo, veo que no solo nos conmueve su equivocación sino también el dolor que resulta de querer alejarse del padre solo y únicamente por sentir alivios superficiales y materiales.
Pero la mayor alegría, es que al unisono expresmos cuanto admiramos esa gran misericordia de nuestro Dios.
Queremos expresar en este texto, un término que apenas se conoce, es la palabra SPLAGNIZOMAI. Esta palabra nos ha hecho entender en profundidad lo que es en una inmensa dimensión la Misericordia de Papá Dios.
Grupo Virtual de Jesús «Ruah»
TEMA 12 – El Padre bueno
Lucas 15,11-32
GVJ 22 Monseñor Óscar Romero
Amor, perdón y celebración, ¿qué más se le puede pedir a un padre?
Yo creo que en la vida solo tenemos que confiar en el padre bueno que pase lo que nos pase EL VA A ESTAR SIEMPRE CON NOSOTROS, y nos va a recibir como una madre con caricias y sin preguntarnos porque lo hicimos.
Ese Padre lleno de amor quiere que todos sus hijos seamos felices. El siempre estará ahí esperándonos.
Nuestro Padre siempre quiere que nosotros estemos siempre a su lado, no importa cuál sea nuestro comportamiento
Soy amado en tal medida que soy libre para dejar el hogar, la bendición está allí desde el principio, la he rechazado y sigo rechazándola, pero el Padre continua esperándome con los brazos abiertos
destaco sobre todo el Amor incondicional del Padre para con sus hijos, no hay reproches, no hay ofensas. El Padre se presenta como Amor misericordioso y compasivo. No es un ser poderoso y autoritario que espera de nosotros vasallaje
Jesús, que está en continua comunión con el Padre nos muestra con esta parábola, con cuánto amor y misericordia, nos recibe el Señor cada vez que nos arrepentimos de nuestras faltas y equivocaciones y cada vez que nos alejamos de Él.
ESTE PADRE CON CORAZON DE MADRE, NO SE SORPRENDE POR EL REGRESO DEL HIJO, PUES LO ESPERABA DE SIEMPRE. Y CORRE A SU ENCUENTRO. PARA ABRAZARLO, ACOGERLO, DARLE EL AMOR Y DIGNIDAD QUE SABE PERDIDA. EL PADRE NO CUESTIONA, NO CRITICA, SOLO SE REGOCIJA EN EL HIJO QUE ESPERABA CON ANCIAS.
Se podría llamar esta Parábola el Padre bueno, el Padre q no pierde la esperanza, el Padre que busca, que otea el horizonte.
Él siempre está ahí recibiéndonos con los brazos abiertos, su amor por nosotros no se puede expresar en palabras.
El Padre insiste en que el hijo mayor viva de la alegría de la fraternidad, con la invitación *“alegrémonos” *, lo que para mí me suena como invitación también a experimentar esa vivencia.
¡Dios mío! ¡¡¡Yo quiero ser un Padre Bueno!!! Es el único personaje de la parábola que nos queda grande
Hermoso ese Padre que no dejó nunca de mirar para ver retornar a su hijo.
«El padre misericordioso además de perdonar al hijo rebelde que regresa de una vida consumista y lujuriosa, recibiéndolo con toda la dignidad de un hijo amado; también procura abrir el corazón del hijo moralista, que, con su fundamentalismo, su vida interior ha clausurado con su interés propio, sin dejar lugar para el miserable, ni siquiera para hacer el bien».
Cristina Amitrano, Manuel Ángel Muñoz, Francisco Huerta, Elena Contreras, Juani Casar,
Charo Falcón, Cecilia Salas, Patricia Núñez, José Antonio López, Enrique Soriano, Juan José
Llano, Mari Nieves Sánchez, Jesús Hernández, Nieves Fernández
Quienes integramos el Grupo Virtual de Jesús 20. En estos días hemos estado transitando el Tema 12. De este “recorrer”, compartimos algunas reflexiones.
Sentir a nuestro Padre Bueno dispuesto siempre a acogernos nos da tranquilidad… nos invita a mejorar…Volver a él con humildad es lo que más nos puede llenar en nuestro fracaso… PADRE BUENO… PADRE DE UNO Y DEL OTRO, DE SUS DOS HIJOS. NO ES OTRA COSA QUE PADRE… ES AMOR Y SÓLO AMOR.
Pensamos que el verdadero protagonista es el AMOR que se expresa en la compasión y que espera todo sin anteponer condiciones. Creemos que esta parábola quién la encarna es el PADRE.
El Padre/Madre, esperando y corriendo a su encuentro, abrazando y besando, casi ni escuchando el pedido de perdón para pedir que lo vistan como corresponde, dejando atrás su suciedad, miseria y pobreza (su vida pasada)……Cuánta alegría y AMOR! Y no solo disfrutarla solos sino compartirla con los demás! Dios-padre-madre nos espera, acoge y libera.
Tenemos clarísimo que queremos que nuestro DIOS PADRE/MADRE, anime toda nuestras vidas y también nuestro deseo de comunicar a TODOS como es nuestro Dios…ese Dios que hemos tardado en descubrir como: PADRE BUENO.”
Por otra parte en la parábola también los tenemos a los hijos…
Del Hijo menor… luego de pedir la herencia y malgastarla, es el hambre material quién lo PARA: se muere de hambre…después reflexiona más intensamente y reconoce su pecado. A través de él se resalta la posibilidad de cambio que tenemos los seres humanos…
Y como el hijo menor necesitamos sentir esa hambre, ese vacío interior, esa falta de sentido de la vida, momento de crisis existencial, para volver nuestra mirada al Padre y en Él encontrar el Amor que necesitábamos, aún sin saberlo.
Cuantas veces pedimos la herencia, Dios nos la da y caemos hasta lo más profundo de nuestra miseria gozando del mundo hasta que estamos sin salida, y El nos regresa la dignidad, nos espera siempre y nos arropa con su amor y se alegra por ello haciendo fiesta.
Del hermano mayor, su pecado es: NO RECONOCERSE HIJO. No gozar del AMOR. Sirve al Padre, obedece, pero no se atreve ni siquiera a pedir un cabrito, y tiene celos de cómo el padre se comporta con «su hermano».
Vemos esta actitud de quienes poniendo todo el acento en el cumplimiento de las normas, se olvidan llegando a apartarse del amor. En la respuesta a su hijo mayor está esa enseñanza, sentirse perteneciente, valorar, amar y perdonar.
Cuantas veces estamos al servicio creyendo que Dios no nos concede lo que pedimos y llega mi hermano y le da lo que nunca quise tomar estando ahí con él. Reparamos más en lo que necesitamos cuando vemos que le es concedido a otras personas.
En general, podemos en distintas circunstancias tener algo de los dos hijos.
El que le da sentido, el que nos ubica en la situación y en la vida, es el Padre al que sin duda su Amor le permite entender la debilidad humana y tener una actitud capaz de anteponer el amor y tener fe en la posibilidad de cambio.
Y su gran fiesta es para unir a su familia! La idea de la fiesta organizada, por Dios para todos es la mejor imagen del Cielo que puedo pensar: una fiesta!
Festejar desde la alegría y enseñar el verdadero perdón y amor… En la respuesta a su hijo mayor está esa enseñanza, sentirse perteneciente, valorar, amar y perdonar.
Muchas veces como católicos, muy practicantes de la religión, pero lejos del conocimiento de los Evangelios y de una relación con Jesús, (lejos del amor) podemos caer en el error de sentir que merecemos lo que tenemos, y que podemos juzgar a los demás como dignos o indignos de acercarse a Dios. Es doloroso ver cuando la gente se aleja de la Iglesia y que es a causa de los que estamos dentro, por nuestra falta de testimonio. No hacemos comunidad, no nos interesamos unos por otros
¿Quién soy yo para señalar a aquel que ha caído? ¿Quién soy yo para criticar al que está perdido? Si alguna vez yo estuve ahí, ¿Habrá alguna razón para hacer leña de quien ha caído? ¿Habrá una razón para no amarle?
Son preguntas que se compartieron, si Jesús ya nos redimió y nuestro Padre de amor nos espera. ¿Por qué yo no?
Por todo esto debemos llevar la alegría de la Buena Noticia de un Dios Padre bueno. Dios es Amor y nos estimula; Jesús nos motiva con su ejemplo; y el Espíritu Santo nos nutre y ayuda a fortalecer nuestra fe.
Tenemos la certeza de que para nosotras, y para nuestra sociedad, la noticia que nos da esta Parábola, siempre, pero sobre todo en estos momentos de crisis que estamos viviendo, es una gran y consoladora noticia que nos invita.
¨Nos hiciste Señor para tí, y no descansará mi alma hasta descansar en ti¨ decía San Agustín y Amado Nervo un poeta mexicano, decía: ¨Si tienes un hueco en tu vida, llénalo de amor…
Pedimos a nuestro Padre-Dios-Tata-Ama-Abba que nos acompañe y nos ayude siempre! Así sea.
Roser, Griselda, Mariana, Shirley, Carmen y Natalia
TEMA 12 “El Padre bueno”
APORTACIÓN A LA WEB
Queridos amigos y amigas de Grupos de Jesús: Somos el GVJ 19, que iniciamos nuestra experiencia a partir de la primera convocatoria de Grupos virtuales de Jesús del año 2019, en el mes de enero. Queremos compartir algunas de nuestras reflexiones sobre este doceavo tema de Grupos de Jesús.
El Tema 12 que nos pide reflexionar sobre la parábola del Padre Bueno nos ha pillado al final de la cuaresma, en la Semana Santa y en Pascua y en esta situación de pandemia global que nos ha llevado a un confinamiento en nuestras casas. Hemos sentido muchas cosas, y nos hemos visto unidos en una situación de agotamiento mental, con las relaciones sociales de cercanía rotas y a pesar de que somos un grupo virtual, que no nos conocemos ni nos hemos visto nunca, nos ha costado comunicarnos entre nosotros.
Hemos reconocido en el Padre Bueno de la parábola a un Dios misericordioso que es Amor gratuito, que nos ama no por nuestros méritos. Un amor al que corresponder con las manos vacías y empobrecidas de egoísmos, ídolos y egos personales.
Una imagen de Dios que a veces nos cuesta reconocer en la Iglesia y en los cristianos, porque vemos una imagen que hemos creado de un dios a la medida de diferentes opiniones o actitudes humanas, un dios al que hay que temer o al que le damos poderes de mago al pedirle que nos libre de situaciones que no deseamos vivir.
En la actitud del hijo menor reconocemos que «Arrepentido decide volver a su padre, no para que le dé o le resuelva sino para ponerse a su servicio; de esta forma reconoce su falla y se vuelve humilde para asomarse a lo profundo.» Nos estamos asomando a lo profundo de un Dios que acompaña en todo momento, que no se olvida de nosotros, que nos vuelve humildes y acompaña en nuestra vulnerabilidad.
Desde esta vulnerabilidad hemos tenido que sacar fuerzas y seguir adelante con la vida y con nuestro compromiso con el grupo.
Hemos sentido “que aún no nos hemos dado cuenta del alcance de amor, de lo que significa realmente amar, y el padre se lo está transmitiendo al hijo mayor, necesita, por eso le suplica, que entienda lo que tiene en su corazón y se unan los dos a esa alegría, a ese amor tan desinteresado.” Unirnos a Dios en la alegría de ver unida a la familia, hermanarnos a través de Jesús a la humanidad sin quedarnos en nuestras certezas.
Desbordados ante la información que nos llega sobre la pandemia, ante los comentarios y reflexiones de diversa índole que están circulando por las redes nos hemos visto necesitados y acompañados por un Dios – Amor de padre y madre que nos ayuda a no caer en ese pesimismo de un dios castigador que nos manda una pandemia por nuestros errores ni en la idolatría a un dios que al igual que manda la pandemia puede hacer que desaparezca.
Y gracias a sentirnos acompañados y abrazados por Él incluso antes de poder pronunciar nuestras disculpas, como quería hacer el hijo menor, reconocemos la gracia de su abrazo, echamos en falta fraternidad y humanidad en nuestras parroquias, en la Iglesia y en la sociedad, pero seguimos buscando en este grupo a Jesús, que es nuestro compañero en un camino de fe que hemos iniciado para ser más humanos, más cristianos y estar más unidos a Dios y los necesitados.
Reconocemos que el grupo nos alienta y alimenta.
Hermanos. Les participamos algo de lo que henos reflexionado en el GVJ SHEMA
El grave error del hijo menor ( también del mayor) era NO conocer en profundidad ni amar con fidelidad al Padre que tenían.
Y al no conocerlo y amarlo tampoco lo reconocía, ni se conocía él mismo con quienes convivía a su alrededor.
El grave error de creer y querer sólo lo de afuera, lo llamativo y novedoso. Ahí está el pecado.
Y que le espera -nos espera- si no tuviéramos a ese magnífico Padre de las Misericordias?: Soledad
Las misma que sintieron Adán y Eva lejos de casa y «fuera» del alcance de la mirada paterna: Pérdida consentida de libertad, dignidad e identidad.
Tomar la decisión de volver, es difícil, por eso el Reino de los Cielos lo arrebatan únicamente los valientes.
Nos creemos perfectos por hacer la voluntad de Dios y nos disgusta-al igual que el hijo mayor- cuando vemos a alguien que creemos no ser digno de estar con nosotros.
Y allí está la humildad, para decirnos que debemos compartir la alegría del Padre por nuestros hermanos que vuelven o comienzan el camino de Dios.
Y que no somos nadie para juzgar a los demás y mucho menos para cuestionar al Padre.
El Padre es bueno y amoroso con todos, tanto con los que se han ido como con los que están a su lado.
Con la fiesta el Padre quiere hacernos entrar en razón que solo el AMOR nos mantiene unidos y nos llevará al banquete al final de los tiempos.
BETANIA (GVJ) TEMA 12
El Padre Bueno (Lucas 15, 11-32)
Compartimos a continuación nuestra reflexión:
ACERCAMIENTO AL EVANGELIO
Hoy en día, la parábola debería identificarse como del “Padre Misericordioso”, Pagola propone “Padre Bueno”. Las palabras no están dirigidas a los amigos cercanos (discípulos) de Yahshúa, sino a los cobradores de impuestos y a los pecadores (Lc 15, 1).
El hijo pequeño quería libertad y no tenía claro cuál era el verdadero camino para ser una persona completa, y lo busca en lugares y actuaciones que al final percibe que no son correctas para él. Es muy comprensible desde mi punto de vista, ya que yo muchas veces no sé ver aquello que es importante y también me equivoco, un día sí, otro día también.
El hijo mayor, me parece tan humano… tiene envidia y un corazón duro ya que su bondad no era plena y su corazón no tiene la ternura para alegrarse de que su hermano esté con ellos… creo que es fácil identificarse con él. Pregunta Pagola si es que no sabe amar al padre y al hermano. Creo que sí que les ama, pero hay que ser muy «grande de corazón » para digerir esa escena, y presuponer que el padre también le quiere a él aunque no le organice fiestas.
El padre actuó con un amor incondicional, una compasión pura, sin rencor, sin castigos, utilizando la palabra de que “estaba muerto y que ha vuelto a la vida”… Creo que Dios tiene ese amor, esa compasión y perdón absoluto… por lo que no hay lugar al castigo ni infiernos ni nada por el estilo (esta parábola siempre me ha hecho pensar en esto a fondo). Por otra parte, muy difícil entender la actitud de un padre, el cual está al frente de la familia y le piden la herencia cuando aún vive. Se me hace una falta de respeto a su persona, sin embargo Él entiende a sus hijos y les da todo su amor, y no pierde la fe, sabe que su hijo no estará mejor en otro lado y espera su regreso
En nuestra vida cristiana solemos movernos con caricaturas de Dios; sea por lo que creemos, por lo que mostramos, o por lo que nos enseñaron. Sea un Dios bonachón, un cascarrabias eterno que espera nuestra equivocación para quebrarnos, un distraído y olvidado de las cosas de los humanos a los que creó “hace tanto tiempo»… ¿Cómo es nuestro Dios? Pongamos atención, además de lo anterior, en los personajes y sus actitudes, el Padre, el hijo menor y el hijo mayor, evaluémonos a nosotros mismos e identifiquémonos con alguno de los hijos
ACERCAMIENTO A LA VIDA
CONVERSIÓN PERSONAL
Estas parábolas hablan de la vida cotidiana la cual no ha cambiado mucho. Nos invita a seguir sus enseñanzas, nos procura hablar de lo difícil que es la situación actual, haciéndonos una invitación a un cambio de actitud en nuestra vida, donde no seamos piedra de tropiezo para los demás y que aprendamos a compartir bendiciones con los demás sin egoísmos ni envidias, y aprendamos a dar amor como Él nos lo da.
Siento una alegría delante de esa visión de Dios como alguien que perdona eternamente… se acerca a una intuición que se va abriendo en mí cada vez con más fuerza, la de un Dios muy diferente a las ideas preconcebidas que he tenido de él. Esta experiencia del Dios misericordioso, que me perdona y me acoge con tanto amor a pesar de mis infidelidades, suscita en mí un sentimiento de gratitud
Sería más fácil que alentase mi vida y desde el convencimiento (léase una fe inmensa) es mucho más fácil transmitirlo a los demás y dar ejemplo con los hechos.
COMPROMISO EN EL PROYECTO DE JESÚS
Trasmitir esa vivencia de Dios como padre bueno sería muy apropiado en nuestro tiempo, ese compromiso sí es importante para mí, acercar una visión de Dios como incomprensiblemente bondadoso, con Fe en su capacidad de perdón eterno y de Amor inconmensurable… La alegría de sentirme amad@ y perdonad@ me lleva a tomar conciencia de ser más tolerante, más servicial y solidari@ con aquellas personas que son el rostro de Jesús, descubrirlo y contemplarlo cercano a mí. Pedir las gracias para perdonar de verdad y dejar atrás los resentimientos, odios y disgustos y experimentar así la sanación, la paz, y el amor.
En los ambientes que conozco, los que se alejaron, creo que no ahondan en la esencia. Los defectos de la Iglesia los distrae, y ahí se acomodan. Otros son la negación total, que a lo mejor se ponen a rezar cuando vienen mal dadas… Si todos conociéramos mejor este rostro del Padre, lo tendríamos más claro.
Hoy Señor Jesús me esperas con los brazos abiertos y me arropas en tu pecho, me trasmites ese calor humano que deseas que yo dé.
Agradezco el llamado y te pido perdón por mi fe tan pequeña.
Enséñame Señor a trasmitir el amor que me has dado, siguiendo tu voluntad
Con cariño Fraterno: Tere, Meche, Lulú, Gioconda, Gus, Santi, Juancho.
GVJ Camino de Emaús
TEMA 12. “El Padre bueno” (Lucas 15, 11-32)
Durante el estudio de este tema, hemos afrontado, como grupo, la dolorosa separación de nuestra compañera Ilsaflor, que reside en Santo Domingo. Desde hace muchos meses se veía superada por su trabajo y circunstancias personales y no conseguía encontrar el tiempo y el reposo suficiente para seguir el ritmo normal del grupo.
En la segunda reunión de este tema se ha producido un fecundo diálogo sobre lo que significa para nosotros la misericordia de nuestro Padre Bueno y sobre cómo llevar esa buena noticia a los demás. Sigue una selección de lo compartido
• ¿Por qué la decisión del hijo menor no me produce un especial rechazo? Debe ser porque pienso que no nacemos sabiendo, y nuestra forma más efectiva de aprender no es seguir consejos, sino experimentar.
• Y me pregunto: a la gente corriente que nos rodea, a quienes queremos llevar el mensaje del Reino de que tenemos un padre “en el cielo” que nos quiere sin condiciones y nos perdona todos nuestros pecados siempre que volvemos a él con arrepentimiento, ¿puede este mensaje cambiarles la vida?
• A Dios lo siento adentro y en cada cosa linda que me pasa o me rodea y no en “el cielo”, y eso es lo que trato de trasmitir cuando alguien está desesperanzado o sin fuerzas para vivir… Jesús no nos presenta un Dios que nos perdona siempre que nos arrepintamos. Dios es permanente amor y nos espera siempre que volvamos a nuestra esencia, a sentirnos uno con Él y con todos.
• Quizás explicaciones muy simplistas de qué es la misericordia, solo la asociaron al perdón, al pecado, al castigo y toda esa zaraza
• …desde el proyecto de vida que nos propone (Jesús), se me descubre que la misericordia es un amar sin límites, creativamente, encontrándole siempre la vuelta a las cosas para que nadie salga perdiendo, para que tarde o temprano nos sintamos amados, para que reconozcamos nuestros límites y contradicciones los aceptemos, convivamos con ellos amorosamente,…
• …creo que también llega un momento de la vida que es sano y de gran crecimiento personal dejar la casa de los padres y tomar las riendas de tu vida y hacer lo que tú quieres hacer con tu vida, de tu vocación, de tu carrera….sin pedir la herencia económica por su puesto, porque uno lleva ya la herencia de todo lo vivido y aprendido de valores, responsabilidades en la familia.
• “…reconozco que todavía me falta mucho para llegar a ser como ese padre bueno, que no juzga, que no sermonea, que solo ama y abraza…..creo que me falta mucho para vivirlo con los demás y también para vivirlo conmigo misma…porque creo que como decíamos que aprendemos en cabeza propia así creo que en la medida que seamos buenos, pacientes, amorosos y misericordiosos con nosotros mismos así lo seremos con nuestro prójimo”
• Todavía seguimos escuchando en algunos ambientes frases sobre el castigo de Dios. A veces en la liturgia hay frases en las que imploramos que Dios se acuerde de nosotros y nos perdone, todavía está coleando ese Dios castigador que necesita un sacrificio, el de su hijo, para que nuestros pecados sean perdonados. Creo que esa mentalidad es mucho de San Pablo y todavía seguimos ahí anclados.
• El papa Francisco ha traído aire fresco y renovador, nos recuerda que Dios es misericordioso. Esperemos que esta visión continúe adelante.
• Pero para que eso sea posible tenemos que abrir nuestros brazos y corazones a aquellos que se han alejado. Tenemos que dejar de emitir juicios negativos sobre aquellos que han elegido otra opción para continuar su camino en el conocimiento de sí mismos y al mismo tiempo del Ser que está dentro de ellos
• ¿Cuántas veces despreciamos al drogadicto, sin techo, al que piensa y actúa de forma distinta, ….? ¿Cuántas veces aplaudimos el castigo “para que aprendan”?
• Pienso que no hay cristiano, aún sin mucha formación, que desconozca esta parábola. Sin embargo este rostro de DIos no impregna ni lo ha hecho en otros momentos de la historia «la cultura occidental y cristiana» en la que vivimos. Ni aún la vida de la iglesia como institución
• A algunos les cuesta mucho entender que la justicia no es dar a todos lo mismo, sino a cada uno lo que necesita. Se reedita el concepto de meritocracia para justificar las desigualdades y en este contexto es difícil comprender que el Dios que vino a traernos Jesús es un padre loco de amor por cada uno de sus hijos e hijas, pero que tiene debilidad por los más doloridos, más pobres, más equivocados… Esa es la gran novedad, la Buena Noticia del Evangelio
• En los ambientes que conozco, no es el mejor rostro de Dios el que aparece, lamentablemente. Predomina la imagen de un Dios justiciero, más que la de un Dios Padre Madre misericordioso y amoroso.
• Expresiones como “Dios me perdone…”, “Que Dios no me castigue…”, “Si hay justicia divina, las pagará…”, “Dios castiga sin mostrar el látigo…” lo confirman. Sin lugar a dudas la predicación de sacerdotes, la liturgia y el magisterio de la Iglesia han tenido mucha responsabilidad en esta visión.
• Por eso, no juzgo a quienes se alejan de la Iglesia, al contrario: los entiendo, porque yo también me he alejado por momentos y he tomado distancia de esta forma de trasmitir el Evangelio y las enseñanzas de Jesús
• La reacción del hijo mayor es muy natural, es una primera reacción. Hay que tener una gran madurez para aceptar esta situación sin sentirse un poco discriminado. Debería de haberse centrado en la recuperación de su hermano.
• El padre lo que quiere es una familia unida y trata de explicárselo a su hijo mayor, pero este no ve más allá y no entiende el gran amor de su padre.
• Yo intento ser acogedor con los que han tenido o no fe. No se me ocurre de dar un reproche pues por intentar ser cristiano no me creo mejor que los que no tienen fé y muchas veces tienen muchas virtudes de las que yo carezco
• Esto que hace el padre pródigo, está muy bien, es lo que refleja la gratuidad del amor que nos ofrece el dios de Jesús. Pero ¿es algo que queda en la intimidad del creyente con Dios, la experiencia de la gratuidad del perdón y el amor infinito de dios por las criaturas ó es una enseñanza para que lo pongamos en práctica todos nosotros? Es factible esto sin caer en desequilibrios y agravios comparativos
• Jesús, hiciste un gran esfuerzo para contarnos como en tu corazón sentías a Dios. ¿Cuantos borradores harías construyendo esta parábola, cuantos tachones, cuanto tiempo tardarías?
• Cuáles serían los énfasis cuando la predicabas a diferentes públicos: a tus seguidores, a los escépticos, a tus vecinos, a tu familia, a las prostitutas, a las adulteras, a los pecadores, a los últimos, a los niños, a tus amigos Lázaro, Marta y María, en las sinagogas, en las cenas, en fin.
• Ahora cambiaría el título de la parábola por este: “el Padre, un loco de amor”.
• El Dios que Jesús nos trae no es un Dios que vigila y gobierna sobre nosotros, sino que es un Dios que se abaja, que se acerca a cada uno de nosotros, que se “mete” en nuestra vida, la toca, la transforma, la complica, la hace sencilla… Dios entre nosotros, Dios con nosotros.
• Hijo de Dios. ¡Qué locura! Ser hijo de Dios. No se dieron cuenta de que eso que Jesús decía estaba escrito en el primer libro de la Torah, en el Génesis. Allí estaba escrito que Dios hizo al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza, por lo tanto si Dios creó al hombre y a la mujer, estos son sus hijos, son su fruto. ¡Y van y lo condenan por recordárselo!
ORACIONES
• Otra vez me olvido de invocar tu Espíritu para que tome el mando de mi espíritu y me ayude a desconfiar de mis propias fuerzas, de mi mente, que me inunda de tantos pensamientos negativos y me empuja, cuando trato de ser sincero conmigo mismo y entender la realidad, hacia el escepticismo.
• Le pido a Jesús que me siga dando luz, sabiduría, entendimiento para poder ver, aceptar y acoger al otro como es, sin juzgarlos, sabiendo que yo también cometo errores, soy vulnerable. Y necesito ser vista con amor y misericordia…
• Gracias Padre por no dejar de mirar al horizonte, esperando nuestro regreso.
(Aportaciones de Adolfo, Adriana, Consuelo, Graciela, Ilda, Juan, Kontxi, René, Roberto)
Queridos amigos:
Os enviamos desde GVJ En Camino nuestro resumen de reflexiones para el tema 12 que nos ha tocado muy hondo.
ACERCAMIENTO AL EVANGELIO
Jesús, con esta parábola, nos hace profundizar en el misterio de Dios y en el de la condición humana. Nos da mucho en que pensar desechando la visión de una Dios Juez y mirándole como un Padre Bueno. Podemos también a menudo identificarnos con los hijos y preguntarnos en qué momento nos encontramos cada uno de nosotros: abandonando el hogar, volviendo a casa o habiéndonos quedado junto al Padre.
Muy frecuentemente se ha puesto el énfasis en el HIJO MENOR y, de hecho, por algún motivo se conoce este pasaje por la mayoría de la gente como la “parábola del hijo prodigo”. Es un pecador y, sin embargo, arrepentido vuelve a casa donde recibe el perdón. Aquí nos viene una idea, como una metáfora de la vida: sólo cuando perdemos todo empezamos a valorar realmente las cosas que teníamos. La parábola nos explica el modo de llegar y de buscar a Dios, el camino de darse cuenta de que todo lo que viene del padre es puro don. Reconocer los dones del Padre es el primer paso para atrevernos a volver a él, siquiera para sentirnos más cerca, aún sin la esperanza de recuperarlos. Pero si además te sientes acogido y restaurado, es imposible que el corazón no se sienta rebosante de amor y gratitud.
Otras veces nos paramos a examinar al HIJO MAYOR, que pecaba de envidia, arrogancia, que se pone en comparación y se siente injustamente tratado. Además, tiene esa soberbia del que piensa que todo lo hace bien y juzga a su hermano menor con desprecio. El hijo mayor no se ha marchado «físicamente», aunque su corazón sí está lejos del padre. Esa es una gran idea de esta parábola: que los que se creían justos no lo eran, que los que creían que no estaban perdidos, sí lo estaban, porque no eran capaces de amar como el Padre. Una actitud equivocada mantuvo al hermano mayor lejos del deseo del corazón de su padre, de su hermano y de la alegría del reencuentro. Las actitudes equivocadas en nuestras vidas bloquearán las bendiciones de Dios y nos harán vivir por debajo del potencial de Dios para nosotros. Ninguno de los dos hijos conocía al padre en realidad. Esta es la gran misión de Jesús, darnos a conocer al verdadero Padre y su Amor Sin Límites.
Es el amor del PADRE BUENO, que sobrepasa todo cuanto el hijo pecador podía esperar y escandaliza al hijo mayor, el auténtico protagonista de la parábola. Su actitud de alegría, acogida y de perdón incondicional, sin pedir explicaciones, escandaliza a los fariseos. Sus planteamientos parecen alejados de la razón. Parece que esta parábola es sumamente injusta, ya que recompensa igualmente a justos y pecadores sin hacer diferencia, poniendo a ambos en las mismas condiciones, supuestamente desvalorando el esfuerzo, la voluntad, la pertenencia, la fidelidad, la familia, la obediencia, el trabajo, etc. Pero la mirada cambia cuando dejamos de ver hombres y la justicia de los hombres y empezamos ver hijos de Dios. Necesitamos aprender a ver en cada hombre a nuestro hermano (incluso en aquellos que nos cuesta, que seguro están en nuestra vida porque han venido a enseñarnos algo) y aprender a sentir la confianza absoluta en el Padre bueno. Este es el misterio de la filiación/fraternidad universal.
El amor del Padre es una invitación a su gran fiesta, al gran banquete de la acogida, del perdón y del amor sin condiciones. Sólo tendremos un pequeño problema, tendremos que sentarnos junto a los que nos caen mal, junto a aquellos que consideramos pecadores, junto a aquellos que rechazamos; simplemente porque también son hijos de Dios y Él los perdona y los acoge. ¿Qué haremos? ¿Aceptaremos la invitación, poniendo el amor de Dios por encima de todos los demás criterios?
ACERCAMIENTO A LA VIDA
Nos paramos a pensar un momento sobre la experiencia del Padre bueno en nuestras vidas y casi todos la hemos sentido de una manera u otra. Unas veces en los momentos de alegría, cuando es más fácil reconocer las cosas buenas. Otras veces en los momentos difíciles, aunque la superficialidad de la sociedad actual y la búsqueda de la falsa felicidad nos compliquen el reconocimiento de los dones del Padre Bueno en los momentos de tribulación. Entonces también es necesario creer en el padre bueno y en que sólo somos vasijas de barro en las manos del creador, que a lo largo de las vicisitudes de la vida nos hace progresar y evolucionar humana y espiritualmente. Por último, en esas ocasiones en las que nos hemos arrepentido de nuestros actos y hemos emprendido el camino de vuelta, nos sentimos acogidos por el Amor sin cuestionar nada. A veces no encontramos palabras para explicarlo, pero simplemente sentimos que ÉL está en nuestro interior y nos da fuerzas increíbles.
Ante ese amor incondicional nos sentimos asombrados, anonadados, agradecidos… e incluso a veces nos llegamos a preguntar si hemos “hecho algo para merecer” tanto amor. Luego nos damos cuenta de que el amor no es algo que haya que merecer, no hay nada que hacer para obtenerlo. Los niños, cuando nacen, no se preguntan si merecen el amor de los padres (eso por desgracia viene después). ¿Cuándo nos haremos niños de nuevo?
Además, de la misma manera en que cuestionamos nuestro merecimiento del Amor, así cuestionamos si los demás merecen el amor de Dios y nuestro propio amor. Reconocemos que a veces nuestra fe es demasiado pequeña y no siempre logramos tratar en la práctica a todos los demás como hermanos. Amar incondicionalmente y sin hacer acepción de personas no es una cualidad innata. Es algo propio de Dios, pero si nos regala esta parábola es para enseñarnos que ese es el camino y puede estar a nuestro alcance. Es un camino que requiere tiempo, reflexión, oración y esfuerzo, pero crecer en el amor es el objetivo de este viaje vital.
Sin embargo, nos damos cuenta de que lo que se nos pide es sencillamente dar un testimonio transparente de que el Padre bueno me lleva por caminos en que nos pide apenas pequeños gestos de compasión, misericordia, cariño y caridad práctica. La única manera de transformar es intentar ser testigos en nuestro día a día de esa experiencia del Padre Bueno
Pedimos a Dios es que nos ayude a amar a los hermanos sin juzgar y con infinita paciencia, reconociendo en el otro aquello que nos han venido a enseñar, y entendiendo su presencia en nuestra vida como un regalo del que al menos obtendré algo nuevo que aprender. Quizá sea interesante recordar para ello la “teológica” verdad que leímos en el adhesivo de un coche: “Si tú eres hija de Dios, aquí va tu hermano/a”
Manu, Paloma, Eduardo, Raúl Manuela y Patricia.
Querida familia de la GVJ:
Desde el GVJ TABOR deseamos haceros participes de un breve resumen de los comentarios que cada uno de nosotros ha realizado, exponiendo nuestros sentimientos más hermosos, también a veces nuestras inquietudes y sobre todo el deseo permanente de servir a Cristo para llevar la buena nueva del Reino de Dios.
Que satisfacción, que paz se experimenta ante la conversión personal. Ante la conversión de hermanos y hermanas que reconociendo nuestros fallos y limitaciones nos acogemos al perdón y a la misericordia de nuestro querido Padre.
Creo que esta parábola nos recuerda lo importante que es ser valiente y alejarse, dudar… para volver después con una fe nueva y verdadera al hogar y no quedarnos cobardemente en una fe ciega sin convicción profunda como la del hermano mayor, que no es misericordioso.
Dios rompe todos los esquemas de cualquier patriarca de todos los tiempos; su ternura es tan enorme que supera la fuerza de un padre lleno de comprensión, porque es también madre que nos ha dado la vida, que nos hace renacer a la luz, cuando nuestra alma se oscurece.
El padre no deja siquiera que su hijo llegue a exponer todo su arrepentimiento, ni siquiera le pone un gran castigo; lo primero que desea es darle la dignidad de ser hijo suyo con ropa, con un anillo en su mano, con un aseo adecuado, con unas sandalias en sus pies; el Padre lo llena de besos y es tal la alegría que siente de volver a tener a su hijo en casa, que organiza de inmediato una gran fiesta con este motivo: el hijo que estaba muerto y ha vuelto a vivir, estaba perdido y lo hemos encontrado.
El padre, que se vio forzado a dejar partir al hijo, no deja de sentir su ausencia, la herida dejada en el corazón, cada día se abre más, y siente mucho dolor. Él sigue amándolo, se preocupa por la vida que estará llevando su hijo.
Anhela el regreso de su hijo. Nunca perdió la esperanza de que ese hijo volviese. Con frecuencia divisa el camino por el que el hijo se fue y por donde tendría que volver.
La envidia es una enfermedad difícil de reconocer y superar. Hace poco comentaba un terapeuta, que incluso necesita terapia, y pienso que si fuéramos más humildes y reconociéramos más los grandes dones que tenemos cada uno, que no necesitamos compararnos con los demás sino valorar las cualidades personales, en resumen ser más agradecidos, realizar el mayor servicio y entrega a los demás poniendo nuestras cualidades al servicio de los demás, sin esperar nada a cambio, seguro que viviríamos mejor y con mayor paz.»
Quiero que nuestro Padre bueno y todo Amor sea el que aliente mi vida, sea mi prioridad absoluta. Lo más valioso y lo más importante en mi vida.
Pero no quiero quedarme este tesoro solamente para mí, deseo darlo a conocer, yo también con mis palabras, gestos y hechos.
Gracias Jesús, por descubrirnos a Dios padre bueno, por enseñarnos tu proyecto, por abrirnos una opción de vida, la del amor. Cuánto me cuesta valorar lo que tengo, disfrutar lo que he recibido gratis y cuánto me cuesta olvidarme de mí. Enséñame a ir más allá en tus enseñanzas, a darlas vida y a sentirme acogida por el padre y a ayudar a los demás a que se sientan amados por el padre.
Tenemos un Padre que nos creó por amor y a pesar de nuestras ingratitudes, nos sigue esperado para darnos su amor y su misericordia.
Tengo que decir con cierta tristeza, que encuentro en muchísimas ocasiones mayor fe o tal vez mayor apertura a hablar de Dios, sobre todo en los musulmanes, judíos y evangélicos. En nuestra parroquia se hace más de puertas hacia adentro, en grupitos y no siempre sintiendo la comunidad y haciéndola participe. Sin embargo, que gran ejemplo hay en otras parroquias. Creo que todo depende y mucho del Pastor.
Me emociona ver noticias a diario de otras parroquias que ejercen la labor a la que nos llama hoy en día el papa Francisco, de ser hospitales de campaña, ser una iglesia en salida y no estar apoltronados en el sofá; donde los laicos juegan un papel importante. Lamentablemente, al menos en mi parroquia, falta bastante camino por recorrer para ver esta realidad en nuestro entorno, donde también hay personas que sufren las injusticias de esta sociedad corrupta, injusta y con una gran falta de amor y solidaridad, que justifican más que nunca, que los fines de muchas actividades “solidarias”, aunque lógicamente estén más que “justificados”, creo que había que hacer un reparto más equitativo y pensar en estas personas que sufren.
En ocasiones, algunas veces, nosotros somos como los fariseos que nos sentimos justos, que no debemos nada a Dios. Muchos de los que se llaman cristianos no saben de verdad perdonar las ofensas, los agravios y mucho menos al pecador arrepentido; para ellos será siempre el pecador que fue. Si supiéramos seguir las enseñanzas de Jesús a través de esta parábola del Padre Bueno, aplacaríamos en nuestro actuar el perdón que Dios Concede al pecador arrepentido. Dios, perdona a todo el que se arrepiente.
Si conociéramos la verdadera identidad de nuestro Dios y la transmitiéramos con el testimonio de nuestra vida alegre y amorosa, seguro que muchos quisieran seguirlo.
Es un compromiso demasiado grande el que tenemos los cristianos, el de transmitir ese rostro amoroso de Dios como Jesús lo hizo.
Oración:
Señor mi Dios, Padre bueno de Misericordia, siempre abierto al perdón, esperándonos aun en aquellos momentos que nos distanciamos de Ti. Ilumina nuestro caminar de la mano de Tu Divino Hijo, uno contigo y con el Espíritu Santo, para que nunca olvidemos la gratitud que te debemos porque El vino a la tierra para hablarnos de Ti y para enseñarnos el Camino de la Verdad y la Vida; dándonos a beber el agua viva de Tu Amor y pidiéndonos tan poco, solo que nos entreguemos a los demás, sirviendo a los que más nos necesiten.
Siempre unidos en fraternidad con el Divino Maestro, en el deseo de que nuestro caminar sea un constante testimonio para quienes buscan sin encontrar.
Bendiciones a todos los que componen la gran familia de los Grupos de Jesús.
Juan Carlos, Antonio José, Inmaculada, María, Pilar y María del Carmen. GVJ Tabor
Queridos hermanos y compañeros en el seguimiento de Jesús’ somos el GVJ Effetá y os compartimos un resumen de nuestras reflexiones acerca del TEMA 12
El Padre bueno (Lc 15, 11-32)
ACERCAMIENTO ALEVANGELIO:
A esta parábola se le suele llamar “del hijo pródigo”, pero debiera llamarse más bien del “padre pródigo”, porque de los tres personajes, el primer protagonista es el padre, porque ciertamente es un padre pródigo, que da todo lo que tiene, sus bienes y más aún su amor con generosidad ilimitada, sin esperar nada a cambio.
Este pasaje del evangelio, nos muestra al Dios bondadoso, al Dios bueno, al Dios misericordioso, al Dios que perdona aun las ofensas más graves; el Dios que nos ama, que nos busca y nos espera para amarnos.
El mejor resumen de la buena nueva que predico Jesús la tenemos en esta parábola del Padre Bueno. En nuestras vidas no es difícil de identificarse con el hijo prodigo o con el que se quedo en casa. Sin embargo lo que se espera de nosotros es que imitemos la predisposición, la actitud y las acciones de ese Padre Bueno.
En este hermoso pasaje del Evangelio, tenemos muy claro la idea central, el amor del padre: que perdona, que tolera, que pluraliza, que da libertad; ese padre es Dios, Él si es el padre bueno. Nosotros somos los que despilfarramos toda la herencia,
1. El hijo menor no reconoció la bondad de su padre, no supo valorar su gran amor y por eso se separó de él. Cuando reconoce su error, pide perdón dispuesto a humillarse como un simple trabajador, pero además de ser perdonarlo, recibe de nuevo el amor de su padre.
2. El hermano mayor no se conforma con lo que tiene y no sabe apreciar lo que está a su alcance. Es el caso de muchos de nosotros, no apreciamos las gracias y bendiciones que Dios nos da todos los días y vivimos quejándonos de insatisfacción, tanto material como espiritual.
3. El padre, no cuestiona a su hijo menor al verlo venir, sólo lo abraza y lo acoge como ese hijo que estaba perdido y que ha vuelto a casa. Sólo lo ama y lo perdona. Ni siquiera le deja explicar las excusas que el hijo tenía preparadas: “Iré a mi padre y le diré…ya no merezco ser llamado hijo tuyo. ¡Trátame como a uno de tus jornaleros!”. Lo abraza y hace fiesta.
Nuestro Padre es el Dios que nos espera siempre y es también el Dios que nos perdona siempre, el Dios de la misericordia, que no se cansa de perdonar… antes somos nosotros los que nos cansamos de pedir perdón.
ACERCAMIENTO A LA VIDA.
En la imagen del padre que ordena un banquete de fiesta por el hijo que ha vuelto a la vida, reconozco a Dios Padre que me ha amado tanto “hasta dar su Hijo, para que todo aquél que crea en Él no muera, sino que tenga vida eterna”
Aquí las preguntas personales que hacen que me cuestione mi vida:
1. ¿Qué imagen tengo yo de Dios? Todavía la que me “enseñaron” de niña, o voy poco a poco convirtiéndome convencida de su Amor Misericordioso de Padre que siempre me espera y ni siquiera me pide explicaciones de mis alejamientos?
2. ¿Me considero más buena/o que los demás, quizás porque observo los mandamientos de Dios? ¿Qué motivaciones me empujan a vivir el amor de Dios? o el gusto personal, la alabanza, el “quedar bien”?
3. ¿Qué puesto ocupa la escucha contemplativa de la Palabra de Dios en mi vida de cada día?
4. ¿Participo en el Banquete Eucarístico con sentimientos de gratitud por este amor infinito de Dios que se me da?
5. Cuándo cometo errores o faltas; ¿soy capaz de recapacitar, reflexionar y humildemente pedir perdón a todos aquellos que directamente o indirectamente he ofendido?, ¿Cómo recibo a aquel que viene a pedirme perdón?
CONVERSIÓN PERSONAL:
Esta parábola nos alienta a ser como ese Padre Bueno. Tengo que cambiar mi modo de ser para que mi reacción en mis relaciones humanas sea la de una predisposición a entender y actuar como hace ese Padre Bueno.
Fomentar una actitud de agradecimiento hacia todo lo que la vida me proporciona. Confiar siempre en la Divina Providencia. Aunque las cosas no me vayan bien. Dios nos hace conocer a través de Jesús, su inmensa grandeza, su misericordia y su profundo amor por nosotros, es decir, que todos tenemos cabida en la casa del padre, no importa nuestro pecado, no importa nuestro pasado;
Cómo negarme a la invitación de mi Dios tan bueno, cómo negarme a su misericordia, cómo negarme a vivir a su lado en su casa. Ahora bien, el termómetro de mi conversión es saber si mi vida va por el camino que me lleve al encuentro del padre.
COMPROMISO CON EL PROYECTO DE JESÚS:
Con palabra, actitud y acciones tengo que dar a conocer a ese Padre Bueno que nos reveló Jesús.
Mi compromiso es conocer al padre, ¿Cómo? Orando 5 minutos diarios, la verdadera conversión es poner todos mis instrumentos para conocer a Dios.
COMPROMISO PERSONAL
Va implícito en ser coherente en dar respuestas a las preguntas que nos han surgido a raíz de la Parábola.
ORACIÓNES:
Salmo 118 22:24
La piedra que los constructores rechazaron
ahora se ha convertido en la piedra principal.
23 Esto es obra del Señor
y es maravilloso verlo.
24 Este es el día que hizo el Señor;
nos regocijaremos y alegraremos en él.
Jesús, dame tu gracia para saber mantenerme siempre a tu lado.
Que no me aleje de Ti,
porque entonces mi corazón se convertirá en roca,
insensible a recibir y corresponder a tu amor.
Gracias Señor por tu Palabra.
Gracias por tu amor y misericordia.
Gracias porque me cambias la imagen
que muchas veces he tenido de Ti,
como un Dios castigador,
que está con las leyes morales en la mano, para regañarme.
Sin embargo me muestras que Tú eres sobre todas las cosas
Amor, Misericordia, Perdón.
Te pido luz para saber pedir perdón,
por esas cosas enquistadas en mi vida que ni siquiera reconozco,
quiero ponerlas en tus manos bondadosas.
Dame un corazón que rece con sinceridad:
”Perdona nuestras ofensas
como nosotros perdonamos a quienes nos ofenden”
Dame un corazón valiente para saber perdonar
Y salir al encuentro al encuentro
de todos los hermanos
alejados de ti a causa de mi mal ejemplo. Amén.
Caridad.
APORTACIÓN PARA LA WEB. GVJ MISERICORDIA
TEMA 12 “El Padre Bueno” ( Lucas 15, 11 -32 )
ACERCAMIENTO AL TEXTO
La biblia interconfesional titula este texto “parábola de los dos hijos y el Padre Bueno”.
En la introducción cuenta: “todos los publicanos y gente de mala reputación, solían reunirse para escuchar a Jesús. al verlo , los fariseos y los maestros de la ley murmuraban : “este anda con gente de mala reputación y hasta come con ella”.
El evangelista Lucas, como gran pedagogo, recoge justo antes de que Jesús y sus apóstoles entraran en Jerusalén , desde el cap. 13 al 18 inclusive, varias parábolas muy reveladoras de lo que es la buena noticia y el Reino de Dios,entre las que se encuentra el texto que a partir de hoy vamos a estudiar.
Las tres parábolas consideradas de la misericordia y la alegría son: la oveja perdida, la moneda perdida y el padre bueno.
Había, cerca de Jerusalén, un multitud de gentes diversas, se acercaba la Pascua.
Entre las parábolas que anunció , y que contrastaban muchísimo con las leyes judías y su forma de vivir , estaba la de “los dos hijos y el padre bueno” , que además sonaba muy extraña para todos los presentes.
Los padres eran dueños absolutos de las posesiones de la familia, hasta su muerte; y cuando el padre moría, heredaban los hijos y no las hijas; al hijo mayor le correspondía la mayor parte, como en este caso eran dos, al mayor los 2/3 y al menor 1/3 de las posesiones del padre ; el menor ( ¿había llegado a la mayoría de edad ? y … ) pidió la parte que le correspondía, aunque su padre no había muerto, y esto se consideraba una falta muy grave porque , de un modo sutil , parecía pedir la muerte del padre, pero éste no se lo negó (era bueno).
No obstante …. para Jesús es de máxima importancia la comprensión y el perdón.
El menor se va de la «seguridad» de la casa paterna para vivir una vida sin compromiso, un cambio de vida,seguramente, para experimentar todo lo que el cuerpo le pide y sin sopesar las consecuencias de ello, ni el sufrimiento que pueda ocasionar.
Pero cuando se ve sin recursos materiales, empieza a valorar lo que tenía en su casa y se da cuenta de su error; decide volver , la parábola no habla de arrepentimiento, sino de que sintió hambre y pensó que hasta los trabajadores de su padre tenían pan en abundancia mientras él no tenía ni la comida de los cerdos. está dispuesto a humillarse ante su padre con tal de conseguir algo de comer. no debió ser una decisión fácil, pues era regresar fracasado.
Fijémonos en el grado de humillación que supone, para un joven judío , de procedencia familiar rica, el «cuidar cerdos» y no poder ni comer las algarrobas que estos comían ….
Entonces decide acudir a su padre sin miedo, sabiendo que su padre era “estupendo”, y llegó avergonzado, autohumillado, ¿arrepentido? y pidiendo perdón, aunque su padre no le dejó hablar, para ser tratado como un criado o jornalero más, sin derecho a nada, tan solo a comer.
La decisión tenía sus riesgos porque, según se sabe, lo que había hecho era tan reprobable que los vecinos le podían apedrear al verle regresar.
Lo más importante es , que se come su orgullo y se da cuenta de que merece la pena correr el riesgo y pedir ayuda al padre, aunque tenga que rebajarse .
La reacción del padre no la esperaba tan benévola. Éste hacía mucho tiempo que le esperaba con sufrimiento y esperanza para perdonarle todo.
El evangelista nos dice que le vio de lejos, tal vez todos los días salía, por si acaso ya venía , hasta que le vio y ,efectivamente, le salió al encuentro . Son conmovedoras las palabras del padre “….estaba muerto y ha vuelto a vivir, estaba perdido y lo hemos encontrado”.
Sin recriminarle nada, venia muy harapiento y sucio , a pesar de todo ,lo cubrió de besos, y estaba muy contento y conmocionado. celebraron una fiesta.
Respecto al mayor, sin acercarse a su padre preguntó a un criado, pero … como siempre, el padre le sale también al encuentro….
Este padre deseaba una familia muy unida, sin soberbias ni rencores, como tampoco un interés desmedido por los bienes materiales.
Esta reacción del padre , es asombrosa , no es común en los padres, siempre se espera que haya alguna recriminación por su conducta, pero al contrario, este padre , ama tanto a sus hijos, que no espera a que le vayan a buscar , sino que corre a su encuentro para recibirles amorosamente, sin reproches, abrazándolos y cubriéndoles de besos; porque eso también lo hace con el mayor, hablándole con cariño. La reacción del padre es más que maternal,y rara en un patriarca de Galilea.
El padre justifica su reacción diciendo que su hijo “ha vuelto a vivir, que estaba perdido y ha sido hallado” . Estas palabras nos muestran la infinita misericordia del padre Dios y su reacción cuando nos arrepentimos de nuestros malos pasos y decidimos volver a casa.
Nos imaginamos, que los que estuviesen escuchando a Jesús en aquella época pensarían: ¿pero no va a hacer justicia? ¿encima hace una fiesta?.
no es muy difícil imaginar la magnitud del amor y de la misericordia de nuestro padre, pero ….
todavía hay muchas personas que creen que dios es justiciero y poco dado al perdón, si no hay “recompensa” o castigo .
Creo que el verdadero problema del padre es que sus hijos no le entienden, no llegan a vislumbrar su inmenso corazón, y por el contrario, se empeñan en estar uno por encima del otro.”
Un componente del grupo , también pensó que (además de lo que ya hemos expuesto) …
Jesús dijo: “no he venido a cambiar la ley … “
“ no está hecho el hombre para la ley, si no la ley para el hombre… “ (que es quien: la hace, la destruye, la interpreta, la corrige, etc …).
Recordando estas palabras, he pensado que:
Jesús arriesgó mucho y retó a los fariseos ; para esta gente, Jesús fue mucho más rebelde que el hijo menor, no sólo porque señaló como más importante y en primer lugar, el Amor y el Perdón, sino que señaló , de forma indirecta , y advirtió la dureza, y las consecuencias de una ley que no contemple el posible perdón ante el arrepentimiento sincero y que el castigo es muy desmesurado : morir apedreado y despreciado por tod@s los de su comunidad y familia.
Tal vez ,su “advertencia no fue expresada”, porque no había venido como “político” , sin embargo, esta cuestión, fue también la que “enfureció” a los escribas y fariseos presentes, y ya sabemos como acabó Jesús por su enfrentamiento, y ( por la misión que le encomendó su Padre), durante toda su evangelización.
Jesús no quería juzgar a los hijos, ni a ninguna persona , sino la ley , la cual enfrentó al perdón.
Por tanto , yo también titularía esta parábola:
“ Jesús frente a la ley (o leyes) de los fariseos”.
Diferentes títulos posibles de la parábola elegidos por los miembros de gvj misericordia:
“así es realmente nuestro padre”, “ Jesús frente a la ley (o leyes) de los fariseos”, » el perdón que da vida».
“el poder del perdón”,“parábola del padre misericordioso”
ACERCAMIENTO A LA VIDA
CONVERSIÓN
Ante este Amor, solo podemos sentir mucha ternura, paz y agradecimiento. Saber que el Padre nos quiere no por lo que hacemos o dejemos de hacer, sino porque todos somos sus hijos amados incondicionalmente. Este amor no está en venta y no caduca. En esta parábola , Jesús quiere que entendamos el cambio de la relación de Dios con el hombre. No es un Dios justiciero, no es un Dios que nos va a premiar por mucho que recemos y por muy buenas obras que hagamos, sino por el amor que hayamos dado , y eso nos da mucha tranquilidad y una gran alegría , el saber que somos esperados por el Padre con infinita paciencia , y que si le pedimos que nos regale cada vez más fe , lo hará. Tenemos mucha ilusión de conocerle más, de poder tener una relación profunda, de vivir con El minuto a minuto y poder transmitir la gran noticia de que tenemos un Padre.
Conforme se profundiza se percibe que hay mucho más y que si solo pudiésemos tener un atisbo de ese Amor de Padre, que vio Jesús, nuestra vida tendría un verdadero cambio.
Pero a la par , también , a veces, nos vemos tan lejos, tan parecidos al hijo mayor , creyéndonos tan “buenos” y sin haber aprendido todavía a amar siempre,y a valorar lo que significaba estar al lado del Padre , que solemos asustarnos.
Jesús nos muestra la bondad de su Padre en esta parábola, y sentimos sorpresa, porque aunque la hemos leído muchas veces, nunca habíamos profundizado tanto en ese Padre que perdona tan gratuitamente, que no espera que lo busquen sino que sale al encuentro, que no recrimina sino que cubre de besos al hijo que lo ha abandonado y que, quizás ,hasta haya querido su muerte (…”Dios ha muerto” …).
Pero, ¡claro! , también creemos que Dios está buscando comunicarse con nosotros de una manera auténtica y espontánea, sin tantos ritos ni rosarios, y de esa misma forma deberíamos hablar de él, de su Amor, de su Paciencia, de su Ternura, sin rigidez y sin tantos textos de memoria.
Esta parábola debería utilizarse más en las catequesis, especialmente para los que serán padres, y también a los que recibirán la confirmación, presentando el Amor del Padre Celestial. Muchos, jamás han tenido la experiencia de escuchar una prédica sobre esta parábola, como las de Pagola o de Larrañaga, sobre el amor del Padre, y creemos que quedarían muy sorprendidos.
En este texto también se intuye al Dios Padre del Misterio. Misterio, porque sus reacciones y comportamientos son muy diferentes, y a veces incomprensibles , de lo que entendemos que es humanamente razonable. Por tanto las palabras se nos quedan insuficientes ante tal demostración de amor. Como padres, deseamos no imponernos autoritariamente a los hijos, sino transmitirles confianza , como muestra de afecto. Crear y generar complicidades. Es un texto con una fuerte carga relacional. Somos relación.
Sentimos y descubrimos el infinito Amor que tiene por cada uno de sus hijas/os, aunque anden descarriados y perdidos, y se hayan ido lejos de la casa familiar . Él siempre espera, no tiene prisa… no pierde nunca la Esperanza… Para el Padre, las horas, los días… no cuenta el tiempo para Él.
Podemos andar justos de tiempo, con prisas por hacer “cosas”, “estar con alguien”, y siempre pendiente y mirando el reloj… controlando el tiempo… para llegar. Y descubrimos que Dios está en lo más profundo de nuestro ser y, además, en cada persona y Jesús nos lo ha ido transmitiendo, con su estilo de Vida, en su relación con el ABBA.
Con un texto con tantas posibilidades , se siente uno un poco perdido , desbordado por los matices. Se siente uno pobre delante de tal cuadro espiritual. Nos podemos sentir en la piel del hijo que sale de casa en busca del agua viva que todo lo sacia. También en la piel del hijo mayor que se siente resentido. Y también como padre, consolando a sus hijos en momentos de dolor.
Es también un mensaje para nuestra vida, a veces parece que para ser un buen cristiano tuvieses que estar serio todo el tiempo , y, la alegría, el hacer fiesta, están también unidos al Amor.
¡ Sí ! , nos esforzamos cada vez más en conseguir Su Aliento, ese es un Don que Dios concede a todos, pero especialmente a los que deseamos ser testigos dignos de Él, para comunicar y transmitir con nuestro ejemplo, y que las palabras salidas de nuestra boca , no las tergiversen ni confundan a quienes les lleguen . Nuestro alimento es la oración, y Su presencia en todo momento, durante todos los días.
La mejor manera que tenemos de comunicar esta idea de Dios Padre, es adoptando su manera de ser padre. Creo que todos pasamos por fases donde tenemos rasgos de los tres personajes, pero Jesús quiere que seamos siempre la figura del padre, y que miremos a los demás con los ojos del corazón, no por lo que hacen o producen, sino porque son mis hermanos, intentando no fomentar el odio ni la discusión, sino dándonos cuenta y reconociendo que con la gente que discrepamos, es mucho más lo que nos une, que lo que nos separa.
Deseamos su aliento para seguir caminos de paz y reconciliación que nos den fuerza interior para poner límites, no solo en nuestro interior, sino también para contener la ira de hermanos mayores furibundos
El perdón es la llave que nos puede abrir la puerta que nos abre a esos caminos.
Estamos felices de haber encontrado a un Dios de fiestas, en Lucas 15. A Dios le encantan las fiestas, y sentimos que tendríamos de identificarnos más con este Dios , recibiendo a las personas que nos fallaron, con alegría, amor, y gozo. Seguramente no habremos vivido así hasta hoy.
.Esta idea todavía hoy día es muy difícil de asimilar, y sigue existiendo la idea, de que hay que ganarse el amor de Dios (aptitud del hijo mayor).
Jesús mira igual a los que han hecho mucho, que a los que han hecho poco, a los primeros, que a los últimos.
La alegría la tiene que llevar uno dentro, no porque Jesús te vaya a premiar más que a los otros, sino que sabemos que está a nuestro lado, y que siempre que caigamos, él nos va a recoger, seamos como seamos. No obstante, creemos que en la propia Iglesia, a veces , no se ve esta idea del Amor incondicional.
Socialmente, son valores en decadencia, porque se nos inculca que no nos dejemos pisotear el orgullo y tampoco hay porqué reconocer errores (dando a entender que la culpa y el pecado no se llevan).
COMPROMISO:
¡No, todavía no ! Todavía no está grabado , como deberíamos, el rosto de Dios Padre. En nuestros ambientes: en las comunidades cristianas, la formación de cada persona es muy diferente, todavía hay personas que piensan que Dios en un juez…, pero en este Tema 12, ya hemos visto que Jesús nos ha transmitido la Bondad de un Padre misericordioso, que acoge a cada uno/a tal como somos.
Algunas personas se han quedado con lo que escucharon para hacer la primera comunión, no han personalizado su fe y no han crecido; lo mismo les pasa a jerarcas eclesiásticos, que lo que presentan… da mucha pena escucharlos, y algunos piensan que si no rezamos rosarios, novenas, pues…
En las comunidades cristianas, ya van surgiendo grupos de reflexión, y los laicos se van preparando un poco más, pequeños grupos de espiritualidad y lectura de los evangelios, aunque muy pocos … pero también los sacerdotes tienen que dejar lugar, y compartir con los laicos.
Hay mucha gente que se siente “obligada a cumplir por tradición”.
El empeño que más se desea conseguir es, sobre todo , el bienestar , que nos hace llegar al desinterés por la espiritualidad y por la “religión” sobre todo . En las parroquias no se realizan grupos de formación espiritual, son, diría yo, “seglares” , pero dirigidos por algún religios@ , no responsables de ninguna parroquia.
Los que se han marchado, suelen responder que no hacen “daño” a nadie, y que , a los verdaderamente “malos” ¡deben “pagar” por sus actos! . Les resulta muy difícil asimilar el perdón y la misericordia de Dios para tod@s. …
Nos relata una persona del grupo: “hoy mismo leía unas palabras del arzobispo de Dublín: “hay gente que rechaza a Jesús, por culpa de nosotros, creyentes en él”.
Creo que la gente se va de la iglesia cuando condenamos, cuando a cambio de techo y comida, ya estamos exigiendo que vengan a misa o que recen el rosario y que adopten nuestra religión, eso no es el amor incondicional. Con la gente que se ha ido deberíamos ser padres, respetarlos, y aunque no compartamos su idea, quererlos igual, incondicionalmente, porque así puede ser que se produzca un encuentro, y si vuelven, no exigirles nada a cambio, como hizo el padre de la parábola.
Esta Semana Santa he oído muchas homilías, sermones, pregones, donde se criticaba a aquellos que se oponen a la Iglesia, y a veces me pregunto si no hacemos lo mismo, responder al odio con odio, y eso no es el Amor del Padre.
Otra persona comenta: “Esta misma Semana Santa estaba leyendo sobre el Amor incondicional del Padre, y a la vez escuchando sermones y meditaciones diciendo que tenemos que rezar muchos rosarios y aspirar a ser los mejores para la redención y salvación de las almas del purgatorio, ¿Cómo se asimila eso con el Amor incondicional? ¡ No lo entiendo !.”
“Creo que a Jesús le costaba mucho que le entendiesen, a mí se me quedaron clavadas las palabras de Jesús a Pedro del jueves Santo: “lo que yo hago no lo entiendes ahora”, y lo mismo nos pasa a nosotros, nos cuesta muchísimo entender el Amor incondicional de Dios”
“Mi compromiso es intentar ser padre, y no intentar generar más división y responder al “odio con odio”, sino ver que dentro de cada persona, incluso con los que discrepo, también hay una semilla del corazón de Dios, y que toda persona es amada por Dios de igual manera, sin comparaciones, las cuales, muchas veces nos salen sin querer.”
Si consiguiéramos que nuestra sociedad llegara a reflexionar y comprender los grandes beneficios del cumplimiento de esta parábola, el mundo entero habría conseguido entrar en el Reino de Dios.
Nuestro compromiso personal y de gvj misericordia, es , seguir fomentando el perdón y el amor de A Dios , en todos los círculos sociales donde Jesús desee que estemos presentes, debemos presentarle , porque estamos seguros que Él siempre estará con nosotros , tal como lo prometió a los apóstoles.
Destacamos:
“ La fuerza del perdón, es sanadora y nos procura paz interior ; la fuerza de reconocer los errores y pedir perdón por ellos también, porque devuelve la vida y las ganas de vivir a quien lo experimenta”.
Creemos que el Papa Francisco ha sido un precioso regalo de Dios. Con su “Misericordiosos como el Padre” insistió en que “…todos cambiemos nuestra actitud; y es que tiene muy claro que , en este convulso mundo que estamos viviendo, observando todos los horrores, la única solución es que prevalezca la misericordia, la solidaridad y el perdón (en todas la direcciones , porque todos somos responsables) y podamos sentarnos a hablar con profundo respeto y privilegiando el derecho a la vida digna de todos los pueblos ,independientemente de su idioma, de su color de piel o de sus creencias religiosas …“.
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ORACIONES
¡SEÑOR!, no me quites la esperanza que has depositado en mi.
Aumenta mi fe, al menos hasta el tamaño de un grano de mostaza.
Aunque llegue a perder la salud biológica ,
no consientas que mi salud espiritual y
el Amor a Ti, disminuyan ni un ápice.
Que no pierda lo que me has regalado
para que sea tu humilde testimonio
y dar fruto en mi alrededor.
¡Soy pecador ! pero sé que Tu Resurrección,
es y será mi redención.
GRACIAS.
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¡¡ QUEDATE CONMIGO !!
¡¡ Señor !! , quédate conmigo durante este día, y guía mis pensamientos y deseos, mis acciones y mis proyectos.
Guía mis pasos para que caminen ligeros al encuentro de cansados y desanimados.
Guía mis manos.
Abre mis bazos para que pueda abrazar a los que se sientan solos y sin esperanza.
Ilumina mis ojos, vuelve atentos mis oídos al clamor de mis hermanos.
Ofréceme un corazón tierno , capaz de amar sin distinción.
¡¡ PADRE NUESTRO !!
Deposito en tu protección mi descanso y el de todos mis amigos y seres queridos.
Coloco en tus manos nuestra Tierra , nuestras ciudades, nuestro mundo tan azotado por la violencia, por las catástrofes, por las guerras y por las injusticias …
Ilumina, ¡Señor!, la mente y el corazón de los poderosos de la Tierra.
Que siempre pueda, por tu Gracia , abrir las manos para compartir lo que soy y lo que tengo, y , con tu ayuda , pueda ver aparecer la aurora de un mundo nuevo.
¡¡ GRACIAS, SEÑOR !! AMÉN
Querido lector, el GVJ Maranatha tiene el placer de presentarte y compartir el fruto de nuestras reflexiones después de trabajar este tema tan edificante. Pensamos que también para ti puede ser tan enriquecedor como para nosotros; por eso, te invitamos a que disfrutes de nuestra aportación:
Acercamiento al texto evangélico
Esta parábola, normalmente conocida como “El hijo pródigo”, en realidad tiene como protagonista al padre, calificado como: bueno, misericordioso, paciente, amoroso, etc. Este padre bueno, nos hace olvidar el Dios del Antiguo Testamento, y nos acerca al Dios de Jesús. Lo que se nos quiere explicar es no solo cómo ama Dios, sino cómo debemos amar también nosotros. El reto que tiene el padre es conciliar a los hijos y crear comunión; nuestro reto es igualmente el mismo. También nos enseña cómo hacer para acercarnos a Dios; sobre todo si nos hemos alejado mucho de Él.
El evangelista nos presenta a tres personajes cuyos roles son muy definidos y simbólicos:
el padre (Dios) que permite que sus hijos ejerciten su libre albedrío;
el hijo menor, quien se considera con derecho a exigir su herencia en vida del padre;
el hijo mayor, cumplidor, dedicado a una rutina que ha perdido su esencia primera, su espíritu.
El hijo menor es un joven rebelde, que aún no tiene suficiente madurez, le falta responsabilidad, se cree autosuficiente y quiere experimentar el mundo sin medir consecuencias, como así hizo; pero claro, éstas llegaron: soledad, hambre, desnudez, tristeza etc. Y… aunque no es fácil, cuando alguien está perdido y confuso, salir para oír la llamada de Dios y poder encontrarte con Él, este hijo conocía bien a su padre y sabía que era bueno, por eso, reflexionó, se arrepintió y se dijo: volveré a casa de mi padre. Aunque también hay quien pueda interpretarlo de modo diferente y pensar que si decide volver es porque se le ha acabado el dinero, no porque se haya arrepentido. Pero sea del modo que sea, el padre siempre lo recibirá con amor. Esta parábola, quiere poner el acento esencialmente sobre el amor del Padre; un amor incondicional e ilimitado que no sólo acoge con la mayor solicitud al hijo que retorna de sus extravíos, sino que además, no consiente que la frialdad del hijo fiel, del observante, obstaculice la manifestación de ese amor hacia el hijo que “estaba muerto y ha vuelto a la vida”.
Porque ese “hijo fiel”, el mayor, parecía el hijo ideal, pero la llegada de su hermano hace que afloren sus peores sentimientos: envidia, celos…Él, que hasta entonces era el protagonista de la casa, se ve amenazado. En cierto modo, todos somos el hermano mayor: probablemente con una vida bastante mezquina pese a la apariencia de estar con el padre y vivir con él; pero, en realidad, con un corazón endurecido, sin atisbo de amor, y llevando una vida egoísta e hipócrita.
Por eso, a pesar de poder identificarnos en determinados momentos de nuestra vida tanto con un hermano como con el otro; lo ideal es que podamos llegar todos nosotros a identificarnos con el padre pues todos tenemos algo divino dentro, en lo más hondo, pero no logramos descubrirlo. Por tanto, si ponemos empeño en sacarlo fuera, si somos capaces de actuar y perdonar en la vida como el padre de la parábola, y somos capaces de amar como ama el padre de la parábola…habremos encontrado la divinidad que llevamos dentro…Y en esta vida encontraremos la Vida.
Acercamiento a la vida
+ El rostro de Dios que con harta frecuencia hemos presentado -juez severo, ajeno a los sufrimientos y penalidades humanas- ha hecho que para muchos hombres de hoy no tenga ningún sentido Dios -«Dios ha muerto»-. Creo que no consiste en predicar mucho -que también- sino en vivir de tal modo que los que nos rodean perciban la presencia amable de Dios Padre.
+ JA Pagola nos introduce cada capítulo en el conocimiento y aquiescencia de la idea de este Dios Padre, novedosa que siempre nos ama, perdona, y que únicamente busca nuestro bien. Por supuesto, quiero que este sea el Dios Padre que aliente mi vida, el que yo deseo transmitir a los demás con mis palabras y mis hechos.
+ Yo agradezco que sea un Padre que me enseña que sí puede haber arrepentimiento, pero no remordimiento, porque su amor lo perdona todo, y nos lleva a seguir hacia adelante su camino, y no quedarnos anclados en los errores del pasado que nos paralizan y no nos permiten avanzar.
+ Muchas veces me siento como si el hijo pequeño. He recibido, un tesoro, el Amor y el Perdón del Padre y lo guardo para mí. Ese tesoro se va perdiendo, malgastado e incluso hace que mire a los demás como si fuera superior; es lo mismo que si lo hubiera tirado. No, los dones que Dios nos da son para compartirlos. En ese dar a los demás, tu tesoro va creciendo y llega un momento que sale en tus hechos y en tus palabras, casi sin haberlo pensado.
+ Al tener esta oportunidad de interiorizar en el Grupo de Jesús, me cuestiono profundamente como miro, como son mis juicios, como es mi trato, como me ven estos hermanos que por algún motivo se han alejado de la iglesia. Definitivamente hay que actuar sin dejar escapar oportunidad para ello.
+ Aún existen hermanos mayores que critican, carentes de amor y solamente cumplidores de ritos….a los que han caído. Pero ahí está mi mirada interior donde encuentro a Dios para comprender la historia mía, la del otro, la del de más allá que se dejó seducir en su debilidad y hasta cobardía….ya vivencié ese proceso, sin embargo es eterno… conmigo mismo y con mi prójimo.
+ No podemos juzgar a nadie, qué sabemos nosotros de su historia, cómo ha llegado a esa situación. Hay que estar ahí siempre dispuesto a servir y, sobre todo, no molestar que suele ser lo más fácil, pues cada persona tiene su ritmo para asimilar las cosas. Paciencia.
+ Para mí es un reto, me duele porque veo que los que se van, una mayoría es por falta de formación, otros por algo que ellos sufrieron o fueron rechazados; yo trato de hacerme amigo de ellos, son personas valiosas de las que he aprendido mucho, saben dialogar y respetan; claro que podemos y debemos acercarnos de una manera más acogedora, eso te hace humilde y solidario; aprendo a respetar y valorar al otro.
+ Hay que buscar los puntos débiles para entrarle a las personas; en mi caso la fisura por la que creo que entró Dios en mí fue mi falta de paz…todo iba bien, todo estaba bien, estaba contenta…y sin embargo…no conseguía tener paz interior. Esa carencia de paz interior es la que siempre me ha empujado a buscar a Jesús…también pensar que existe otra vida.
+ Hace mucho leí que Dios nuestro Padre nos necesita para extender su Reino en el mundo. ¡Es increíble! ¡Dios nos necesita! Y no somos capaces de responder.
Ricard, Marivi, Maripili, Margalida, Lucila, Javier, Isabel, Francis, Carmen, Antonio, Ana Vilma.
El Grupo Caná termina este tema con alguna que otra discusión y debate sobre la actitud de los tres personajes de esta maravillosa historia que nos cuenta Jesús y que daría para mucho más. El amor de Dios Padre-Madre es difícil de comprender para el hombre. Aquí va el resumen de nuestras reuniones.
En el antiguo testamento hay varios casos en los que el hijo menor es beneficiado o elegido en desmedro del primero. Abel antes que Caín, Jacob antes que Esaú, José entre los doce hijos de Jacob, más tarde David, e incluso Salomón que fue elegido rey y no era primogénito.
Hay tres personas en este relato: el hijo pequeño, que sale de su casa a gastarse la herencia del padre. El hijo mayor, que se queda, pero lo hace amargándose, pensando que el hermano es el que está disfrutando de la vida, mientras él soporta los trabajos y la presencia del padre. Y está el padre, auténtico protagonista de esta historia, un padre, casi madre.
Tan buen padre, que le tocan dos modelos de hijos nada parecidos a él. El pequeño, tal vez adolescente, se va de casa, se lleva lo que cree le corresponde, deja un enorme disgusto a su padre y sin más pensar, se aleja de su casa. La decepción llega rápido. Vuelve por el hambre, no por amor al padre, pero reflexiona, baja sus humos juveniles y regresa. El otro hermano, el mayor, el heredero es otro caso. Resentido, orgulloso, avaro, mal hijo, mal hermano. ¡Pobre padre-madre!
Su padre lo vio cuando aún estaba lejos. Posiblemente Jesús conoció algún caso similar entre sus vecinos. Dios no deja de mirarnos para sacar lo mejor de nosotros a través de lo más simple: tener hambre, desear un manjar, sentir que hemos herrado el camino… Seguramente, como el padre de la parábola, entendemos y creemos que Dios no se aparta de ninguno por enfangados que estemos. Intuye y espera sin tiempo, confiando en cada uno de nosotros, es lo que le mueve.
SEGUNDA REUNIÓN
Tomé la riqueza de mi Inteligencia, mi tiempo salud, y mi vida, como la parte de mi herencia y eché andar a tugurios en el libertinaje de una mente desquiciada. Derroché talentos y tiempo de vivir, no como hermano, sino ajeno, alejado. Perdido. ¿Cómo realizar una pequeña fiesta para celebrar cierta lucidez?
Nosotros nos desconcertamos ante ciertas conductas permisivas de hijos, sobre todo el último tiempo. No son Jesús, por eso cuestionamos nos lamentamos o incluso criticamos
Reaccioné cuando fui consciente de cuántas veces «la comparación, y mirar desde nuestros parámetros humanos» nos juega malas pasadas. Todos hacemos camino, como creyentes, como ateos, como seguidores de la religión cristiana católica. Culto, actos religiosos…
Jesús, un muchacho impresionantemente lúcido, un Maestro a tan joven edad, debió haber sentido un gran cariño por sus padres y vivió el amor. Y en sus silenciosos y secretos diálogos interiores, mantuvo una cercanía extraordinaria, intensa y la compartió inspirado por un Espíritu que elegía palabras sabias luminosas, vitales. Las conversaba en un lenguaje llano: “Había una vez un Padre que tenía dos hijos…”
Unas veces soy el hijo que se aleja a diario de Él, se va de su lado y vive al margen. Me reencuentro en la Eucaristía y siempre tengo prisas. Otras veces soy el hijo mayor, altanero, cargado de sinrazones, «el modélico» hijo que nunca se fue de casa. Y mi Padre me sigue amando. Y me hace razonar, me ofrece todo lo que nadie me puede ofrecer. No le importa cómo sea para darme su amor al máximo. Y más que darme, se da Él mismo.
Observando mis actitudes cotidianas, veo que me resulta fácil recibir sin rencor ni reclamos a los amigos, la familia, o aún, a los que no pertenecen a ese círculo pero que considero están en desventaja respecto a mi posición. Sin embargo, me cuesta recibir con los brazos abiertos a los que se atreven a vulnerar la soberbia de mi ego.
El ejercicio a practicar para desarrollar la virtud (fuerza) del padre, debe comenzar por considerar que el reencuentro con el otro, disfrutar de su compañía, tenerlo como amigo, es más importante que el amor por uno mismo
Jesús nos enseña que Dios es puro amor incondicional. Esta parábola es la mejor metáfora de Dios, ternura y amor de madre que lleva a sus hijos en sus entrañas. Es necesario que cada uno de nosotros experimente ese amor para poder amarnos unos a otros como Él nos ama: sin etiquetar, sin discriminar.
Necesitamos la certeza de que hay Alguien que nos ama sin condiciones y nunca nos abandona. Esta certeza puede transformar de raíz nuestra relación con Dios y nuestra convivencia con los demás.
¿Quién es Dios para mí?: Ahora mismo, es la única garantía de seguir siendo una persona cada vez más decente. La mejor guía para conseguirlo. Volver a Él una y otra vez, después de cada una de mis escapadas, me ofrece la oportunidad de darme cuenta, de que, si me alejo, mi humanidad se resiente, voy perdida y confío en lo que no se puede confiar.
El hijo estaba todavía lejos…
Yo, en muchas ocasiones he estado lejos, pero el Padre me vio y corrió hacia mí.
El padre se conmovió profundamente…
Me recuerda algún capítulo mío y, confieso que debo afinar más.
Y corriendo a su encuentro…
Reconozco con cariño que ha salido a mi encuentro muchas veces cuando lo necesitaba.
Lo abrazó y lo cubrió de besos…
He notado muchas veces su abrazo y sus besos.
APORTACIÓN A LA WEB-TEMA 12-GRUPO GALILEA
Aquí van nuestro comentario. Un abrazo para todos.
La Parábola del Hijo Pródigo debe llamarse, más bien, la del Padre Bueno, porque es él verdaderamente el protagonista.
Es el padre que quiere que regresen los dos hijos: El menor, que se marchó de casa y el mayor, que también necesita ser encontrado y conducido a la alegría verdadera de la casa del padre donde no ha sabido valorar y gustar su compañía.
Esta imagen de Dios que Jesús nos muestra en la Parábola, es la que debemos tener todos: un Padre misericordioso que nos da la vida, que todo lo perdona y todo lo espera de nosotros ¿A qué filósofo o teólogo se le hubiera ocurrido semejante definición de la figura de un Dios Omnipotente y Eterno?
EL HIJO MENOR
Pecador… Su proceso es muy humano: creerse autosuficiente y equivocarse. El paso más importante viene después: arrepentirse.
Se encuentra luego con la desmedida alegría del padre al recuperarlo. El padre lo abraza porque lo ama y no porque sea un hijo bueno. Sabe perdonar, olvida, amar, acoger y avivar su espíritu.
El hijo menor es nuestra naturaleza egoísta y, cuando llega la contrariedad que nos cuestiona, ahí se abre un resquicio para el arrepentimiento.
EL HIJO MAYOR
Fariseo… No entiende cómo mo el padre puede amarlos con un amor sin medida… Y que a los dos los ama sin reservas…Es prepotente, altanero y vive enfocando su misión en el sometimiento al padre al cual no ha llegado a conocer ni a amar. Él se ve a sí mismo bueno y fiel y desprecia a su hermano.
EL PADRE
Jesús no nos habla de un padre externo, sino de un Dios que se revela dentro de nosotros.
Realmente en nuestro interior están: el hijo menor, el mayor y también el padre, que es nuestra auténtica esencia….El que nos constituye… (El Padre y Yo, somos Uno).
El Padre siempre espera, ama, no discrimina, acoge, no se para en recriminar, no quiere hijos sometidos. Sabe alegrarse y ver lo positivo… Está deseando abrazar lo que somos.
Él siempre vendrá en mi busca, saldrá a mi encuentro, sin reprocharme nada, aun a sabiendas de que mi conversión y arrepentimiento no sin completos. Es ya, con el abrazo entrañable del Padre, cuando sentirá el arrepentimiento auténtico.
Nuestro camino personal, consiste en dar a luz a ese Padre amoroso que nos habita… Hay que caminar hacia la Plenitud que somos.
“El padre de la Parábola es un padre que se ha ido vaciando de sí mismo, por el sufrimiento… A través de muchas “muertes”, se hizo completamente libre para recibir y para dar. Sus manos extendidas no mendigan, no amarran no exigen, no advierten, no juzgan ni condenan. Son manos que sólo bendicen y lo dan todo sin esperar nada. Un padre que vive con las manos abiertas deseoso de apoyarlas sobre los hijos recién llegados.
Todos vivimos en nosotros los tres personajes y nos seguimos inclinando por el hijo que hay en nosotros, aunque, en realidad, nuestra verdadera vocación es la de llegar a ser un padre que sólo bendice con una compasión sin límites. Veo mi vocación de padre con toda claridad al mismo tiempo que me parece imposible seguir esa vocación.
Si traiciono mi vocación… ¡nada menos que eso!, ¿cómo puedo hacer algo contrario a lo que necesito? Pero una voz me dice: «No tengas miedo”… el hijo te cogerá de la mano y te llevará hasta la paternidad… Sé que puedo confiar en esa voz. Como siempre, el pobre, el débil, el marginado, el indignado, el olvidado, el último, me necesitan como padre y me enseñan a serlo. El padre de la Parábola es el hombre que ha trascendido los caminos de sus hijos.
La soledad, la ira, podían haber estado ahí, pero se han transformado en soledad infinita y gratitud sin límites. ¿Seré capaz de dejar que el hijo mayor y menor crezcan y lleguen a la madurez del padre misericordioso?
“Cuando miro mis manos, sé que me han sido dadas para que las apoye sobre los hombros de todo el que se acerque y para ofrecer la bendición que surge del mismo amor de Dios».
El padre siempre añora nuestro regreso y cuando presiente nuestro deseo de regresar a Él sólo se le ocurre una cosa: “¡Celebremos una fiesta!”… por haber vuelto a casa, encontrarnos a nosotros mismos… saber donde está nuestro Hogar.
Dios siempre nos llama a empezar de nuevo y nos quiere como somos. Eso nos da la Confianza, la Paz y la seguridad de su Amor.
TEMA 12. El Padre bueno (Lc 15, 11-32)
La economía de Dios, gracias a Él, es distinta de la nuestra, y dentro de su amor CABEMOS TODOS. En nosotros no ocurre esto porque estamos aún lejos de este amor de Dios. Por esto nos cuesta comprenderlo, e incluso no nos parece del todo justo. Pues es así, queridos míos, tenemos un Dios inmenso, incomprensiblemente bueno con todos, y si él nos quiere así a TODOS, ¿quiénes somos nosotros para juzgar a los demás?
Esta parábola describe bien cómo es Dios, con la ternura de una madre, lo perdona todo y no le importa lo mal que hemos hecho, quiere sanar nuestras vidas. Me gusta el nombre de «el padre bueno» aunque en este año de la Misericordia, podría ser «la parábola de la misericordia», «de la ternura».
Conocida usualmente como la Parábola del Hijo Pródigo, hace algunos años, me tocó mi corazón cuando desde el principio en la homilía el sacerdote que celebraba la Santa Misa a la que yo asistía, dijo que la Parábola más que del «hijo pródigo», era la PARÁBOLA DEL PADRE BUENO…y sí, desde allí cambió mi concepto sobre quién era su verdadero protagonista: Dios, padre de nuestro Señor Jesucristo, compasivo y misericordioso.
El padre es el protagonista de esta parábola, porque el padre tiene un amor incondicional por su hijo y le perdonaba y le acogía con alegría con lo mejor que poseía. Le pondría de título: EL AMOR INCONDICIONAL DE DIOS. El padre estaba preocupado por el bienestar de su hijo, pero aun así lo dejo equivocarse y le dio libertad.
Y entonces sucede, está naciendo algo en su interior, un rayo de luz que ilumina todo el horizonte… Y lo ve… Ve a su padre…le está esperando, está deseando abrazarle, le va a perdonar…Sí, volverá a la casa de su padre y le pedirá perdón por su ceguera, por su falta de gratitud, por su falta de humildad. Y vuelve y al ver cómo le recibe su padre, cómo le abraza, como le rodea de amor y de confianza, ese vacío que había invadido todo su ser, se transforma en plenitud, en una dicha inmensa por haber encontrado ya, ahora sí, lo que había buscado durante toda su vida.
El verdadero protagonista de la parábola es el Padre, ya que tiene que tiene que afrontar el comportamiento de sus dos hijos, uno demasiado loco y el otro demasiado rígido en su vida y a ambos los ama profundamente. Llamaría esta “La Parábola del Padre amoroso”. El problema de este Padre es cómo poder seguir amando a estos dos hijos, aún en circunstancias tan adversas y difíciles de hacer coincidir.
Es en medio de esta crisis existencial donde comienza a reflexionar sobre lo verdaderamente esencial en la vida. Lo único que tiene seguro es el amor de su Padre. Aunque se reconoce a sí mismo en el error cometido, su confianza se fundamenta sobre todo en la certeza de que el Padre lo va a escuchar y por eso retorna a la casa, a su punto de origen para comenzar de nuevo, esta vez con una sabiduría producto de la misma vida que ha llevado. No le ha sido fácil dar este paso, pero en su vida ha comenzado a ocurrir un nuevo nacimiento, un reencuentro con el amor del Padre que lo estaba esperando.
El protagonista verdadero de la parábola es el padre, que respeta al hijo menor, lo acoge, celebra una fiesta a su regreso y busca cómo hacer para que el hijo mayor se incorpore a la alegría del reencuentro. El padre insiste en que sus hijos participen de la fiesta del reencuentro y de la reconciliación entre hermanos. Este Dios nos descoloca y nos sitúa a cada cual en su lugar: llena de alegría. ¿Qué buena noticia? Metáfora de Dios: No guarda sus bienes para sí, Acoge con los brazos abiertos, Pide perdonarse mutuamente, Organiza una fiesta donde se celebra la vida, el perdón, la liberación.
Sí, Jesús nos invita a vivir su experiencia de un Dios bueno que ama, que nos ha creado para amarnos, para comunicarnos su amor y hacernos felices, que sufre cuando nos alejamos de Él, que nos espera para volver a acogernos, para perdonarnos y volver a llevarnos por el camino que conduce a la Vida, que está siempre a nuestro favor y todo en nuestra vida lo dirige a nuestro bien, aunque a veces no lo comprendamos.
Y en fin, en medio de todo este panorama, veo y siento a un Dios misericordioso y cercano, acogiendo y perdonando, siendo generoso hasta el extremo, y le pido que me acoja en su regazo de Padre y me enseñe a ser generosa y acogedora, a impartir misericordia y perdón a mi alrededor.
Pienso que nos cuesta entender y aceptar que Dios no sea vengativo (como nosotros) y su amor sea incondicional y verdadero y que a veces lo hacemos malo porque lo hacemos a nuestra imagen y semejanza y que él está muy por encima de nosotros y nuestros pensamientos no son los de él porque estamos muy limitados por el pecado y nuestra finitud.
Grupo de Jesus del Valle
Ayer , Jesus nos hizo descubrír un poco más ese increíble misterio de amor hacia todos los que le buscan, aún a aquellos que lo buscan sin saberlo.Nos conmovió, la magia del Padre, nuestro Padre Bueno esperando el regreso todos los que dejaron la casa paterna, porque El que regresaran a sus brazos amorosos. El mundo de hoy, con sus guerras, venganzas y odios nos hizo presentes esa búsqueda equivocada de algo que llene los vacíos d la existencia. Creemos que la clave para entender lo que sucede día con día. Ese horizonte d sufrimiento y esperanza para tantos hermanos nuestros lo encierra esta parábola.El está siempre presente. Se ocupa de cada uno de sus hijos. Es la mirada d la fe sobre la historia de cada día .muchas veces no podemos entender cómo se manifiesta, pero estamos seguros de que actúa movido por su querer de Padre Bueno y Misericordioso.
Terminamos decididos a poner el amor por encima de toda consideración. Ver siempre el lado de la misericordia, que significa » llevar a todos en el corazón »
pedimos que todos,yen especial este pequeño GJ lleve a los que se nos acerquen el testimonio del amor incondicional del Padre Bueno para cada uno de nosotros, con actitudes y acciones concretas en especial , a los pobres y los que sufren por cualquier causa.
Adela, Claudia, Rafael,Araceli,laura, Bertha, Cristina, Marta,Concepción, Conchita, María Estela, Josefina ,Bertia..
Grupo de Jesus del Valle
A propósito de el Padre Bueno. Me hizo pensar el renglón que dice: «Del hijo que se fue y regresa al reencuentro de la bondad y ternura de su Padre». No tengo la humildad del hijo ni su inmensa confianza en la misericordia de su Padre, sin embargo, en los reencuentros del Señor conmigo, siento que me miraba ya antes de regresar. El hijo conocía a su Padre, por eso regresa. Me pregunto: ¿Cómo es posible que me aleje de Él?
ALEGRARSE DEL BIEN
Hemos escuchado este hermoso relato, en él queda reflejado el poder del Amor y la Misericordia del Padre, saliendo al encuentro del hijo perdido. Viene con su vida rota, maltrecha y cansada de tanta penuria, tantos tropiezos y error.
Es un triste retorno de pesar, la añoranza por lo que dejó y perdió en el camino: el cálido hogar del Padre, donde no carecía ni faltaba nada, ni su amor y cuidados, ni sus bienes ofrecidos cada día, entrega y dádiva generosa, como el mejor regalo que unos padres pueden dar y ofrecer a sus hijos.
Podemos creer sin temor a error, que el amor de un padre y una madre, no tienen fecha de caducidad, siempre están ahí, «en el umbral de la puerta» de su corazón, anhelando volver a ver al hijo-a que se alejó soñando, tal vez, con inalcanzables gozos, alegrías y triunfos, la imposible utopía que deja fuera la realidad.
No debemos pensar, que toda partida del hogar es mala y va
a traer consecuencias nefastas.
Sin duda, puede y debe ser una opción posible de realización más plena, abrir horizontes nuevos, hallar oportunidades para poder así alcanzar y conseguir, los logros y metas esperadas.
Es preciso «saber perderse» y para qué.
El error y pecado no son algo que se programa y se busca a propósito, nadie desea encontrarse en situaciones que puedan crear sufrimiento, complicar la vida, verse al fin abocado a la ruina y el fracaso.
La vida de todo hombre y mujer está jalonada de sueños, proyectos, aciertos y algún que otro triunfo, algunos han sido cumplidos. Más, no todo el trayecto de la existencia está exento de tentaciones, fracasos y errores, frutos del pecado y la debilidad, y hasta la ingenua ignorancia.
La experiencia nos dice que hay «pérdidas» que son recuperables, es posible aprender, rectificar y cambiar todo cuanto hace daño, no sólo a nosotros mismos sino a los demás.
Rescatar el amor que nos habita, valores, cualidades, talentos, el deseo noble de una vida digna y humana, es posible y necesario. Volver a empezar, comenzar un camino nuevo sin mirar atrás, sin la nostalgia de lo que pudo ser y no fue, sin sentimientos de culpa, tan sólo asumir nuestros fallos y faltas, y con honestidad estar dispuestos a cambiar.
Se dice con razón: «de humanos es errar, de sabios rectificar».
No parece que tenemos en cuenta este noble pensamiento, a tenor de tantas actitudes de obstinada persistencia, cerrazón inamovible, que hacen inviable la «conversión» a una nueva vida, más digna y justa, más humana y plena. La humildad nos puede llevar a comprender mejor las limitaciones propias y ajenas.
Las encrucijadas de la vida, han de ser dilucidadas desde el sincero discernimiento y sentido común. La realidad consciente y cabal se imponen, exige cambio de actitudes y comportamientos.
Para un cristiano-a, la vida ha de ser respuesta coherente en todo momento y circunstancia, según el mensaje de amor que Jesús nos dejó, su mejor y más grande legado.
Todo nuestro obrar, debería ser testimonio de amor, la Verdad, Camino y Vida de Jesús a la cual somos llamados, siendo testigos creíbles de sus palabras y vida: «como yo os he amado».
No en el ayer de un pasado fuera ya de nuestro alcance, ni en el futuro que aún no existe, sino en el hoy de nuesta vida. Ahora es cuando hemos de responder al amor y Misericordia de Dios, que hagan posible la conversión sincera, el abrazo del Padre, dispuesto a ponernos el mejor «vestido», el «anillo» más costoso, a darnos un gozoso y alegre «banquete» de fiesta. Es la verdadera y sentida Eucaristía, vivida en el encuentro fraterno.
Bella, si, esta página del Padre que espera anhelante la vuelta a casa del hijo que decidió la experiencia de un camino, tantas veces desconocido e incierto.
Sin embargo, como en cada historia que acontece en la vida, no siempre la Misericordia de Dios, obtiene respuesta sincera en el corazón de tantos hombres y mujeres «hermanos mayores», los cuales, se consideran con pleno derecho a «aguar» la fiesta, negar toda acogida y espacio.
Es la realidad más triste y grave que cabría imaginar, muestra la evidencia constatable de falta de amor y misericordia.
Ocurre aquí, en nuestra Iglesia, en el ámbito parroquial, entre grupos y personas, sin por ello generalizar. No es algo que está fuera de nuestro alcance, y por tanto inevitable.
Hermanos-as «mayores» hay en todas partes, lo sabemos, más esta realidad, no debiera darnos la «patente» de creernos libres de toda responsabilidad personal, la que cada uno tiene en relación al otro-a, al que llamo, considero hermano-a en la fe.
La conversión no es el regreso sin más, a la casa del Padre. No es «despachar» un tema que nos resulta incómodo e interpela la conciencia, ni es algo que busca dejarnos «tranquilos» por el mero hecho de no coartar la entrada en el templo.
El hermano-a que regresa con su vida herida, necesita hallar la mano tendida, el apoyo para que la conversión sea una verdadera sanación del espíritu. Acogida, encuentro, además de afecto fraterno compartido en la alegría, el espacio donde se viva y sienta la verdadera Reconciliación y Misericordia.
El Papa Francisco, con su clara visión de las crudas realidades que sufre el hombre y la mujer de hoy, ya se ha pronunciado al respecto: las parroquias deben ser «hospitales de campaña», el lugar donde se curen las heridas del pecado y debilidad.
He aquí, que el deseo del Padre queda truncado, reducido a un simple protocolo de intenciones: «bueno si, ha venido, algunos-as sabíamos de él y ella de oídas, de las críticas intencionadas de nuestros intereses, de las burlas y chismes pronunciados a su espalda, de la burda etiqueta colocada como fardo pesado.
Si, está aquí, y puede prepararse, su conversión le va a «costar», le pasaremos «factura» y no será bien recibido por los «hermanos-as mayores».
Son palabras fuertes, denotan la ausencia de un comportamiento evangélico, de quienes afirman seguir a Jesús.
Es la otra cara del Evangelio de este día, sin duda, la que deja el Amor del Padre entristecido, sin la respuesta verdadera a su gran Misericordia.
«Hermanos mayores» que hacen el camino de superación árduo e intransitable, lleno de envidia y rechazo, rivalidad y exclusión.
Son los y las «imprescindibles», únicos protagonistas, que exigen con reproches al Padre, no tenga ninguna consideración hacia el hermano-a caídos en desgracia.
Iglesia convertida en «Hospital», me trae a la memoria el título de aquella novela de Pearl S.Buck: «El albergue de la sexta felicidad» En él, todos-as encontraban un motivo para la esperanza, para creer que el Padre bueno nunca abandona a sus hijos e hijas.
Jesús, una vez más, nos dá su lección de Misericordia, a través de las palabras del Padre: ¿no te
das cuenta hijo mío, no puedes entender y comprender? Este hermano tuyo estaba perdido, ha vuelto a casa, su espíritu estaba muerto y le he recuperado a la vida, caminaba a la intemperie y ha encontrado mi cobijo.
Jesús nos dice: Debes alegrarte de hacer el bien, aprender a ver en el otro, tu propia debilidad y pecado, abriendo tu corazón a la Misericordia.
Sobran el juicio y las condenas, los y las «inquisidores de turno».
Hacen falta corazones llenos de Misericordia, abiertos a poner en común dones y carismas, a dejar libre y sin cercenar el encuentro con la Reconciliación.
¡Tened misericordia!, vuelve a recordarnos Jesús, sin ella, no es posible la conversión, no de la manera que el Padre quiere.
Hemos de preguntarnos: ¿recibo la Eucaristía en desunión con alguien, en clara enemistad e indiferencia, sobra en mi vida el otro, le considero estorbo para mis intereses?
Caminamos hacia la Pascua, es tiempo de encontrarnos en la Misericordia, debemos hacer un alto en nuestra andadura, crear un espacio en medio de todo cuanto nos ocupa y preocupa, pensar en tantos seres humanos que no encuentran ese «rostro» de Dios: su misericordia.
No pensemos que se halla lejos, donde no podemos acercarnos al sufrimiento de los otros. Está ahí, por donde transitas cada día, interpelando tu conciencia, son el reclamo de tu corazón que ha de estar lleno de Misericordia.
No creemos más tristeza en el Padre. Es tiempo de compartir la «fiesta» de la Misericordia que Él nos ofrece, estamos todos-as invitados, no sobra nadie.
Los que participamos en la web Grupos de Jesús, sabemos que estamos creando una «familia», la «red de redes» del amor y la misericordia. No hay límites, se extiende, alcanza a todo hombre y mujer, para ser vivida.
En medio, ocupando el centro de nuestra vida, está un «hermano mayor» singular: Jesús, Amor y Misericordia del Padre.
Miren Josune
ESTA ORACION LA HE REPETIDO EN VARIAS OCSIONES AL ESTAR EN ORACION: PADRE HE PECADO CONTRA EL CIELO Y CONTRA TI, REFIRIENDOME AL PADRE, PERO TAMBIEN HE VIVIDO DE PARTE DEL PADRE CUANDO ME HAN DICHO: EL PADRE TE AMA COMO ERES Y TE PERDONO TODAS TUS CULPAS POR AMOR A TI AL PADECER LA CRUCIFIXION; Y LO COLOCO EN LA PARTE DEL PADRE QUE DICE: ESTE HIJO ESTABA MUERTO Y HA VUELTO A VIVIR.
PORQUE COMO EL HIJO SE ARREPINTIO DE TODO LO QUE PECO ASI TAMBIEN YO ME ARREPENTI Y SENTI TAMBIEN COMO EL PADRE ME ABRAZO.
DESDE ENTONCES CREO QUE VIVO TRATANDOLE DE AGRADAR Y NO COMETIENDO OTRA VEZ LAS FALTAS, QUE NO SON AGRADABLES A SUS OJOS.