Lucas 18,9-14a
A unos que presumían de ser justos y despreciaban a los demás, [Jesús] les dijo esta parábola:
—Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo y el otro recaudador. El fariseo, erguido, hacía interiormente esta oración: «Dios mío, te doy gracias porque no soy como los demás: ladrones, injustos, adúlteros; ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana y pago los diezmos de todo lo que poseo». Por su parte, el recaudador, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni siquiera a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: «Dios mío, ten compasión de mí, que soy pecador». Os digo que este bajó a su casa justificado por Dios, y el otro no.
- Ver el contenido de las dos reuniones de este tema en el libro Grupos de Jesús, de José Antonio Pagola
Primera reunión: Acercamiento al Evangelio
– Guía de lectura
– Acercamiento al texto evangélico
– Comentario
Segunda reunión: Acercamiento a la vida
– Conversión personal
– Compromiso en el proyecto de Jesús
– Sugerencias para la oración
Banco de oraciones
En este enlace tienes a tu disposición oraciones que han compartido Grupos de Jesús y otras personas, tras reflexionar y meditar este tema 15. Esperamos que te ayuden a profundizar en tu propia oración o en la de tu grupo.
Materiales de profundización
En este enlace tienes a tu disposición una serie de comentarios breves e ideas sueltas que se ofrecen como ayuda para profundizar en el tema 15 de Grupos de Jesús.
Te sugerimos que los leas y medites una vez que hayas trabajado el tema, de modo que estas ideas y reflexiones compartidas no condicionen tu propia reflexión y apropiación del Evangelio.
Tema 15
Dios escucha a los que se confían a él.
Lucas18, 9-14a
Esta parábola es desconcertante y nos vuelve a remarcar como el amor de Dios rompe nuestros patrones humanos.
Para estar cerca de Dios es imprescindible la oración, Jesús nos enseña que en esa oración tenemos que ser conscientes de nuestra debilidad, de nuestras miserias, de nuestra fragilidad, para que él entre en nuestro interior tenemos que vaciarnos de nosotros mismos,esa es la actitud del recaudador que reconoce sus limites y pobrezas.
El fariseo se dirige a Dios erguido,seguro de si mismo y sintiendose superior a los demas y con más derechos porque cumple fielmente con la ley.
El recaudador se mantiene a distancia,no se atreve a acercarse al altar y ni levanta los ojos al cielo,se golpea el pecho y se reconoce pecador, él vive una vida apartada de los rectos,de los cumplidores de la ley,su trabajo le hace vivir al margen,es un trabajo ingrato e injusto del que muchos se aprovechan para beneficio propio,recaudar impuestos a las gentes sencillas.
El recaudador es un marginado de su sociedad, pero no puede cambiar de vida,no sabe hacer otra cosa y tampoco nadie le dará una oportunidad para que pueda hacerlo,ya está manchado,su oración es sincera ,sabe lo que ha robado a la gente y también sabe que ya a muchos no les puede restituir lo cobrado de más,no tiene a nadie a quien recurrir,en su vida de pecado está solo y sabe que lo único que le queda es entregarse a la misericordia de Dios,le pide compasión porque se sabe pecador,es consciente de lo que hace y arrepentido se abandona a él.
Ese modo de orar sencillo,reconociendonos indignos y pecadores nos hace más cercanos, desde nuestra vulnerabilidad sabemos que Dios está allí,no sirve de nada nuestro ego que nos hace sentirnos superiores porque nosotros nosotros no somos capaces de hacer tal o cual cosa,nos sentimos mejores porque vamos a la iglesia, colaboramos con alguna ONG… porque no haríamos lo que hacen otros,sin caer en la cuenta que también hacemos cosas que no están bien y que los otros no hacen.
Juzgamos porque los demás no saben lo que de verdad hay en nuestro corazón,no conocen nuestras faltas y errores.
¿Cómo quién no queremos ser? ¿A quiénes miramos de reojo? ¿ Con quiénes no queremos que nos confundan o comparen?
La hipocresía,el sentirnos a salvo,superiores o elegidos es una tentación frecuente en la Iglesia y de los que la formamos.
Esa falta de humildad nos va alejando de muchos hermanos que buscan un mayor compromiso y autenticidad. Para transmitir bien el mensaje de Jesús es importante sentir nuestra fraglidad y necesitados de su amor.
A lo largo de la vida somos el fariseo y el recaudador, cuando somos el primero oramos con una charla preciosa que hace que nos encerremos en nuestro círculo y hablemos para nosotros mismos,le recordamos a Dios nuestros méritos,las veces que no hemos flaqueado, que hemos vencido la tentación y no nos hemos dejado seducir por el mal sin caer en la cuenta que esos méritos no son nuestros, que los hemos obtenido por su gracia.
Cuando somos el recaudador es cuando sentimos el peso de nuestro pecado,de nuestra falta de amor con los hermanos y nos sabemos nada sin Él.
La humildad para reconocer que también fallamos que nos equivocamos es imprescindible para acercarnos a Dios,sin ella estamos perdidos porque no somos capaces de reconocer verdaderamente lo que nos aparta de él y de los hermanos.
Los dos personajes son un ejemplo para nosotros,uno de lo que no debemos ser y el otro de como tenemos que presentarnos ante el Señor con el corazón afligido por nuestras culpas y pidiendole compasión y fuerza para cambiar de vida, para convertirnos de verdad a él.
Padre misericordioso,
tú nos pides que vayamos ante ti,
con el corazón humilde y contrito.
Haz que no olvide nunca mi necesidad de perdón.
Grupo virtual de Jesús 33.
Alicia, Francisco, Gela, Juan José, María, Rafael, Valle.
TEMA 15 – DIOS ESCUCHA A LOS QUE CONFÍAN EN ÉL (Lucas 18, 9-14a)
Acercamiento al Evangelio
En esta parábola Jesús nos enseña cómo debemos elevar nuestras oraciones al Padre para ser escuchados por Él. No se trata de mostrar con orgullo y vanagloria lo bien que nos hemos portado y por ello pensar que nos lo merecemos todo sino tener una actitud humilde tomando conciencia de nuestras debilidades para arrepentirnos y pedir la misericordia y el amor de Dios, es decir, reconocer la necesidad de que Dios nos salve. Creer en su misericordia es ir hacia Él, no pedirle que venga Él hacia nosotros porque necesitamos sentirnos amados por Dios y saber que su amor no se compra. ¡Es gratuito!
Por lo tanto, nuestro obrar debe responder a las enseñanzas de Jesús y para ser sus fieles seguidores aspirar a ser cada día más humanos, repartiendo el amor que Dios ha implantado en nosotros haciendo obras buenas, sin esperar nada a cambio, obras que nacen del corazón, con gratuidad y que son fruto de la aceptación de la voluntad del Padre. Sabemos bien que Dios nos ama y a través de nuestro actuar demostremos también que nosotros amamos a Dios nuestro Señor.
Que el Señor nos ayude a tener el corazón del publicano; humilde, sin buscar aplausos, reconociendo nuestras debilidades e implorando siempre la misericordia divina.
Acercamiento a la vida
Para establecer una buena relación y comunicación sincera con el Señor debemos buscar la misericordia como un don de Dios y compartir este don con generosidad. Si somos cada día más conscientes de la misericordia de Dios con nosotros, seremos también más sensibles ante el sufrimiento de nuestros hermanos y estaremos prestos a ofrecer humildemente nuestra ayuda.
Reconocer nuestras propias limitaciones es la base para humanizarnos y hermanarnos con el prójimo ofreciendo la misericordia que recibimos del Señor a los necesitados, entregando una palabra amiga con actitud de cercanía, mostrando flexibilidad y compasión para no menospreciar a nadie y ofrecer siempre nuestro apoyo a aquellos a los que les hace falta fuerza para cambiar y salir de su situación diferente o de pecado.Con nuestro ejemplo y testimonio como seguidores de Jesús debemos ayudar a sanar las heridas de su Iglesia.
Oración
Señor, Tú conoces mi debilidad, cada mañana resuelvo ser humilde y cada noche, al examinar mi vida diaria, reconozco que he sido orgulloso. Esto me desanima, Señor, así que quiero poner mi confianza y seguridad solo en Ti.
Quiero obtener Tu misericordia todos los días de mi vida, reconozco que soy un pecador, Señor, ten piedad de mí.
Que tu Espíritu Santo, no me permita tener una imagen distorsionada de Ti, dame la gracia de verte como un Padre amoroso, cercano a nosotros como Jesús nos lo mostró. Que en mis relaciones humanas no tenga una actitud reprobable de orgullo y arrogancia, sino un corazón abierto y generoso, porque todo lo que soy y tengo viene de Ti.
Amén
GVJ – 32 Adelino, Ana María, Guillermo, Nancy, Lucía, Wolfgang
Aportación del Grupo de Jesús valle de Elda
El fariseo nos enseña la orcion de las personas que se creen mejor que nadie. Piensan que son superiores y creen que lo que estan haciendo es lo que marcaba la ley por encima de todo y de otras personas dentro su contexto, pero esto creemos que en la sociedad en la que vivimos de privilegios o castigos también puede influenciar nuestros deseos de marcar un contraste entre nosotros y los demás. También hay personalidades y contextos que favorecen otros tipos de actitudes y hasta contrarias:como por ejemplo los grupos que se sienten inferiores o con menos actitudes que los demás. Pensamos que también como el fariseo buscamos justificaciones ante Dios ya que a veces nos posicionamos en el desprecio por los demás y nos es fácil caer en ello porque acabamos buscándonos a nosotros mismos, creyendo que es lo mejor para los demas y no caemos en la cuenta que lo que a veces alimentamos es nuestro propio afán de ser mejor.
Sin en cambio la oración del recaudador aparta su ego, no se fija en la ley y es que sabe que no puede justificarse ante Dios, está entregado a las manos del Señor y siente necesidad de Dios y le pide la compasión.
Qué desafortunado es que se siga enseñando la religión como un conjunto de normas para merecer amor o evitar un castigo. El evangelio de Jesús no tiene nada que ver con lo que a veces parece que es la religión, “no hables, no pienses, solo asiente”, el riesgo que se corre sino lo haces así es estar solo. Por todo esto en nuestro grupo intentamos aprender del ejemplo de intentar vivir desde el evangelio, con el amor y libertad de expresión, sin condiciones y comprometidos con el Señor.
Creemos y nos gustaría una iglesia menos farisea y más centrada en el evangelio. Ahora empezaremos otra vez a impulsar, prepararnos a los tiempos de reforma. Sentirnos seguros y seguir unidos aunque sea a contracorriente dentro de la Iglesia y fuera de ella, evangelizando con nuestro saber hacer y la palbra que el Señor nos enseñó para que más adelante se pueda recoger esos frutos tan esperados .El Espíritu Santo nos acompaña día a día en este canimo que Jesús nos dejó preparado para la gloria.
Queremos terminar dando las gracias por la convivencia que tuvimos a más de 30 personas de este fin de tercera etapa, al padre José Luis casanova, al padre Antonio verdu, a las Hermanas de Betania por un entorno muy especial y con muchísima presencia Eucarística, el Santuario de Nuestra Señora de Orito y sobre todo agradecemos a nuestros coordinadores JAVIER, ANABEL Y ROSA por su buen hacer y predisposición por la evangelización hacia todo el grupo.
¡Que el Señor siga uniendo en oración a este grupo de Jesús valle Elda!
UN GRAN SALUDO: Fran
APORTACIÓN DEL GVJ 25 DEL TEMA 15 PARA LA WEB
Estimados amigos y amigas de los Grupos de Jesús: El GVJ 25, les hace llegar la reflexión del décimo quinto tema del proceso de Grupos de Jesús, compartimos con ustedes lo que hemos dialogado y comentado.
En la parábola que nos presenta Lucas, Jesús continúa su enseñanza en torno a la oración y Pagola introduce el tema así: “Hay algo que hemos de aprender y enseñar: ante Dios hemos de vivir no presentando nuestros méritos, sino invocando su misericordia”.
La parábola nos presenta, lo contrastante de las actitudes y oraciones de los protagonistas, que nos permite hacer una reflexión sobre cómo nosotros nos estamos dirigiendo a Dios.
LA ORACIÓN DEL FARISEO
El fariseo ora erguido, se siente seguro ante Dios, cumple todo lo que le pide la ley, todo lo hace bien. Los integrantes del grupo comentan: “En este tema es muy claro el papel del fariseo que ve hacia dentro de sí mismo y se vanagloria por sus logros, por lo que hace, porque no es como otros. A Dios no le da méritos, no se pone en sus manos, solo le agradece no ser como otros”. “La oración del fariseo, puesto que es una oración basada en la arrogancia, en el supuesto que estoy haciendo las cosas como Dios desea que haga, no estoy seguro que sea agradable a los oídos de Dios”. “Queridos hermanos nuevamente nos acercamos a la palabra de Dios, mediante esta parábola y creo que está dirigida a todos nosotros que nos sentimos justos y que pensamos que cumplimos con la voluntad de Dios teniendo algunas prácticas hacia nosotros mismos y que nos justificamos ante Dios creyendo que cumplimos con sus preceptos y caemos más bien en el orgullo, la vanidad, la autocomplacencia y el engaño de nuestros actos. Actuamos como los fariseos creyendo que por algunas prácticas como ir a misa, dar limosna, rezar por las noches, comulgar o confesarnos ya cumplimos y estamos siendo buenos cristianos y no caemos en la cuenta que solo nos engrandecemos y caemos en actitudes egoístas”.
LA ORACIÓN DEL RECAUDADOR
El recaudador se queda atrás, no siente que merece estar en un lugar sagrado, se golpea el pecho, porque siente de verdad su pecado. Los integrantes del grupo reflexionan: “Pienso que aún me falta mucho camino por recorrer para poder abandonarme en su misericordia. Siento recelo como dice la última pregunta del primer inciso. A veces se me presentan dudas que me hacen alejarme momentáneamente y considero que eso es falta de confianza en El. Llego a sentir envidia (de la buena), al ver a personas muy humildes, que han sufrido mucho en sus vidas y al estar hablando, siempre mencionan a Dios con mucha humildad y poniendo su confianza y esperanzas en El. Espero llegar algún día a esa actitud”. “Doy gracias eternas al Señor por su permanente cercanía y presencia y por permitirme conocerlo cada día más y descubrir que con El todo se puede. Su misericordia inunda mi ser y su perdón reconforta mi alma. Ruego siempre me libre de la soberbia y me permita acercarme a su presencia. Todos somos pecadores y por tanto deberíamos saber atender las necesidades de los otros como el Señor atiende las nuestras a cada paso y a cada instante. Quiera el Señor que sea capaz de abrirme a los demás siendo testigo de su misericordia”. “Vivimos muy acelerados por eso hace bien parar y orar. No siempre lo logro. Lo intento. Tratando de vivir a Dios Misericordia. Escucharlo en el silencio. Nos culpabilizaron mucho por todo, Dios, Jesús, nos trata como Amigos”
LA CONCLUSIÓN DE JESÚS
Jesús nos enseña la necesidad de orar desde una actitud humilde. Y nos revela el corazón de Dios, tan lleno de ternura y misericordia, para el que se arrepiente. Los integrantes del grupo hacen una reflexión: “Pienso que Dios lo que quiere es nuestra confianza en El, nuestro abandono en El. Desgraciadamente cuando ponemos nuestra confianza en nuestra autosuficiencia, hacemos menos a Dios y eso nos hace perdernos en un vacío difícil de llenar”. “Dios nos ha dado todo de manera gratuita y no por nuestros méritos y pensamos que son los méritos los que me hacen merecedor del amor de Dios y quedar justificado, pero con esta parábola Dios me dice que es con la actitud de humillación y arrepentimiento con la que hay que acercarse a él”. “Es que el caminar se demuestra andando y por tanto, no son nuestros orígenes los que nos vuelven justos o pecadores, sino el modo de relacionarnos con Dios y con los hermanos. El Señor siga colmándonos con sus bendiciones para seguir compartiendo nuestros dones buscando aportar un granito de arena en este inmenso océano”. “Tenemos el complejo del “yo.yo”, decía un amigo: primero yo, después yo y por ultimo yo….nos falta el nosotros. Y recuperar esa necesidad de Dios, que nos humaniza, que nos ayude a vernos como personas en igual dignidad. Eso le pido al Señor Resucitado”.
Y dejamos esta pregunta que hace Pagola en uno de sus libros, para una reflexión profunda: “¿Seguiremos alimentando nuestra ilusión de inocencia y la condena a los demás, olvidando la compasión de Dios hacia todos sus hijos e hijas?”
ORAMOS JUNTOS
“Señor gracias por ser tan bueno y misericordioso con todos. Te pido perdón por mi soberbia, mi sentimiento de autosuficiencia y que a veces menosprecio a otros. Te pido Señor me ayudes a entender que la humildad, Tú la valoras como algo muy grande y es parte del camino que debo seguir para llegar a Ti. Te ofrezco poner de mi parte para entender mejor tu palabra y ponerla en práctica en mi vida. Sé que he vivido en un mundo lleno de otros dioses y me he entregado a ellos, pero ahora quiero abandonarme en Ti. Quítame el miedo y ayúdame a entender que nunca me defraudarás. Quiero entregarme, llenarme, y vivir para Ti, Ayúdame a lograrlo Jesús. Amén”. “Señor, ayúdame a comprometerme y a tomar decisiones, a dejar de ser mediocre y conformarme con mi participación en los grupos que estoy, tengo que salir y hacer cosas por y para los demás. Qué así sea”.
Grupo Virtual de Jesús 25
Dolores, Clarita, Sofia, Enrique, Sergio, Jorge, Héctor y Alfonso
Tema 15 – El fariseo y el Recaudador de impuestos
Este texto evangélico nos hace detenernos, pensar, reflexionar y descubrir cual es nuestra actitud y nuestro proceder como seguidores de Jesús.
A Dios lo percibimos en el amor que nos tenemos en nuestras familias y amigos. En la salud de la que disfrutamos. En nuestro interior que produce paz. Pero no siempre es así. Estamos carentes de una vida vivida a la luz del Evangelio.
Por experiencia sabemos cuántas veces nos sentimos perdidos. Y al leer el evangelio, descubrimos que la actiitud de ambos personajes habitan en nosotros.
Son muchas las veces que al alejarnos de Dios, nos sentimos perdidos y, en ese “pérdido”, es cuando nos lo encontramos. Dios está siempre a nuestro lado. Es en estos momentos, cuando vemos que le necesitamos cerca, muy cerca hasta sentirlo y sentirnos amparados. Somo hombres y mujeres débiles necesitados de su protección su cercanía, su amor comprensión.
Estamos cansados de los consejos “morales” que nos da La Iglesia. Y es por eso que hemos de despojarnos de nuestros miedos e intereses y presentarnos ante Dios tal y como somos, con nuestra desnudez humana; con nuestras miserias; con los deseos de seguirle, amarle y amar a mis hermanos.
Sentimos la necesidad de Amor con “mayúscula”.
Necesitamos sabernos amados por Él. Por eso, buscamos su cercanía.
Queremos sentir su amor y sentirnos amados. Sin olvidarnos que “todos” estamos necesitados del amor entre nosotros. De ese amor fraterno del que nos habla Jesús.
Necesitados de la comprensión, escucha, protección…
Necesitados de la lectura de su Palabra; necesitados de más “vida interior”.
No juzguemos a los otros. Acojamoslos con misericordia.
Acerquémonos a ellos reconociendo que somos hermanos, hijos todos de Dios.
Como iglesia, seamos testidos del Amor de Dios en el mundo.
Salmo 94,18: Cuando pienso que voy a desfallecer, tu misericordia, Señor, me sostiene.
Señor, muchas veces nos sentimos un gran peso en nuestras vidas, dificultades por doquier, problemas en la familia, en el trabajo y un sinfín de situaciones que ponen todo nuestro mundo de cabeza haciendonos perder la confianza en Ti. Y, es en esos momentos cuando deseamos tirar la toalla. La pereza nos invade. Pero cuando algo bueno sucede a nuestro alrededor o nos sale bien algún proyecto nuestro, nos alegramos. Y es precisamente cuando necesitamos ser comprendidos, consolados. Deseamos encontrar alguién que nos escuche, aconseje, acompañe…
Y, ahí estás Tú. Siempre estás Tú.
Grupo Virtual de Jesús 27 Ruah
Aportación del Grupo Virtual de Jesús 22
ACERCAMIENTO AL EVANGELIO
Jesús con el relato del fariseo y del publicano quiere hacernos ver que trato tenemos cada uno de nosotros con Dios en nuestra oración personal. Conocer o no conocer a Dios marcará siempre nuestra relación con él y nuestra oración. (Teresa de Jesús ya decía que orar es “tratar de amistad estando muchas veces a solas con quien sabemos nos ama”). Los dos hacen su oración en el templo ¿Por qué una llega al mismo corazón de Dios y la otra no?
Para el fariseo, Dios acoge a los justos y rechaza a los pecadores, él se consideraba justo, merecedor de todos los bienes, desprecia a los demás considerando que no lo son, no necesitaba de Dios más que como reconocedor de sus virtudes, de sus méritos, y eso le hace rechazar a Jesús. La meta del fariseo es el reconocimiento del cumplimiento de la norma, en cambio la meta de Jesús es la compasión y la liberación del pecado.
El publicano no se atrevía a mirar directamente a Dios, se avergonzaba de su comportamiento Piensa que tiene que golpearse el pecho para ser aceptado, sin percibir que está pidiendo lo que ya tiene, que es el Amor de Dios.
Para vivir para el otro, para el pobre, para el que no conoce a Dios, debemos abajarnos y reconocer nuestros fallos al igual que el publicano, para así curarnos por dentro y servir mejor para la construcción del Reino.
Hacía falta mucho atrevimiento y una admirable libertad para descalificar el comportamiento del fariseo y ensalzar el del publicano, y eso es lo que hace Jesús, con ello denuncia radicalmente toda religión centrada en la idea del mérito y la recompensa, proponiendo una actitud religiosa centrada en el reconocimiento de la humildad y en la afirmación de la gratuidad divina, es decir una actitud integradora, que a nadie juzga, descalifica ni condena.
La conclusión de la parábola no puede entenderse en el sentido que Dios no perdona al fariseo o no quiere justificarlo, se trata de algo mucho más sencillo, es su propia actitud incapaz de reconocer toda su verdad que es la que le mantiene roto en su interior por mas que desea ofrecer una imagen perfecta.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
Nuestra actitud ante Dios ha de ser de búsqueda y agradecimiento, búsqueda de Dios en cada uno de nosotros y en lo que nos rodea para poder ver y confiar en Él, agradecimiento porque hemos descubierto a través de varios teólogos, como J.A. Pagola, un camino que nos llena y da sentido a nuestra vida para vivir cada día mas el Dios de Jesús.
La oración del recaudador es muy importante, su principal petición a Dios es misericordia, esto nos ayudaría a no sentirnos mejores que los demás como el ejemplo del fariseo, esta actitud nos acercaría con menos recelo a las personas.
COMPROMISO
¿Cómo nos presentamos nosotros ante Dios?
Nuestro actuar puede o debe ir encaminado a profundizar en nuestro yo, a descubrir que tenemos de fariseo o de publicano, para poder renovar, mejorar nuestra vida y nuestra forma de presentarnos ante El. Solo desde la misericordia de Dios, con nuestra confianza en El podremos encontrar la humildad para comenzar nuestra renovación desde abajo, removiendo desde los cimientos. Solo así podremos ser enaltecidos, tener una vida plena, una realización plena. No se puede cambiar ni mejorar la sociedad, el mundo en que vivimos, sin cambiarnos a nosotros mismos. Tomemos en serio este cambio y esta mejora. Una vez que reconozcamos quienes somos, pongámonos ante Dios y pidámosle perdón, con humildad como el publicano, por todo lo que no hacemos bien. Iniciemos desde aquí nuestro camino de transformación.
Nuestra única tarea es descubrir y vivir el amor incondicional.
La Iglesia, que somos todos, en general tenemos el problema de hacer de nuestra vivencia cristiana un mero cumplimiento de normas morales más que un seguimiento por el amor de Jesús, se parece más a la postura del fariseo. Durante mucho tiempo la soberbia y el poder de muchos sacerdotes y laicos han ensuciado el nombre de la Iglesia, cometiendo muchos errores y aberraciones. Se ha discriminado y marginado a muchas personas por ser diferentes, por llevar una vida distinta o simplemente por cuestionar o poner en debate prácticas o dogmas. No hemos actuado como haría Jesús, no hemos sido fieles a su evangelio. Todos los errores que se han cometido como Iglesia han llevado al distanciamiento de jóvenes y de adultos, a la pérdida de credibilidad de la institución … Eso no tiene que desanimarnos porque también en la Iglesia hay grupos y comunidades donde se respira la esperanza de vivir el evangelio de Jesús, ellos son la luz, atraen por su propia acogida y amabilidad a muchas personas que están rotas y viven desde el sinsentido. Cuando así lo hacemos en nosotros hay una transformación que nos acerca a los demás y por lo tanto a Dios. Es su fuerza interior la que nos empuja e ilumina.
Tema 15 LC. 18, 9-14
Grupo Virtual de Jesús 20
Nuestro hermano JESÚS enseñó a los apóstoles la oración del padre nuestro.
El texto Evangélico nos dice que dos hombres subieron al templo para orar. Al Fariseo, cumplidor de la Ley, lleno de vanagloria y orgullo, LE FALTA LA CARIDAD CON SUS SEMEJANTES… CON SUS HERMANOS
El publicano, en cambio nos dice Jesús, que bajó justificado a su casa y su oración fue un sencillo gesto de pedir, con HUMILDAD TOTAL.
La parábola tiene como fin el hacernos reparar en el hecho de que la santidad es un recorrido y no es algo ya consumado. Jesús nos quiere hacer ver de este modo a cada uno, cuánto orgullo humano hay todavía en mí y cómo debo ir aprendiendo a dejarme amar por mi PADRE-MADRE DIOS.
Dejando de ser altanero y ser como el publicano con el otro , llegando al reconocimiento de mis pecados ,»La sinceridad y entrega de corazón es la que los diferencia y así debemos seguir el camino. En conclusión, la MISERICORDIA de Dios es infinita.
¡Oh DIOS! ten misericordia de mí que soy pecador.
Dios de gratitud, tus hijos desamparados nos presentamos ante ti con humildad y abandono.
¿Qué sería de mí sin tu misericordia?
Desamparados, necesitamos de tu fuente de paz a nuestra alma, miedosa y escrupulosa.
Depositamos nuestra confianza en ti;
solo tú sabes lo que pasa en nuestro corazón y nuestra vida.
Tennos paciencia; es lo que somos y es los que te damos.
Moldéanos a tu misericordia,
ayúdannos a tener un verdadero arrepentimiento.
Gracias Dios mío.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión, limpia nuestro pecado.
Señor queremos servirte para transmitir tu Evangelio.
Que nuestros hermanos puedan leer en nuestras vidas palabras y hechos,
para todos los que padecen olvido y necesidad.
Aquí tienes nuestras manos y nuestros pies,
nuestro tiempo, nuestro trabajo, nuestra vida,
todo lo que somos, todo lo que tenemos,
¡Aquí estamos señor cuenta con nosotros!
GVJ 20.
Sr. Roser, Natalia , Carmen, Mariana, Griselda
Aportación del Grupo Virtual de Jesús 19
La oración del fariseo es la de aquel que se cree mejor que nadie. Sentirse superior a otras personas depende de nuestra personalidad y del contexto. La sociedad en la que vivimos de privilegios o castigos también puede influenciar nuestros deseos de marcar un contraste entre nosotros y los demás. También hay personalidades y contextos que favorecen otros tipos de actitudes y hasta contrarias: la de aquellas personas que fácilmente se sienten inferiores o menos capaces que los demás. Si como el fariseo buscamos justificaciones ante Dios ya nos posicionamos en el desprecio por los demás y nos es fácil caer en ello porque acabamos buscándonos a nosotros mismos, nuestro ego nos engaña.
Durante la oración el recaudador aparta su ego, no se fija en la ley, sabe que no puede justificarse ante Dios, está entregado a las manos de Dios, se siente necesitado de Dios y pide compasión.
¡Qué desafortunado es que se siga enseñando la religión como un conjunto de normas para merecer amor o evitar un castigo! El evangelio de Jesús no tiene nada que ver con lo que a veces parece que es la religión, “no hables, no pienses, solo asiente”, el riesgo que se corre sino lo haces así es estar solo. Por ello en este grupo encontramos un ejemplo de vivir desde el evangelio, con libertad de expresión, sintiéndonos comprendidas y comprometidas.
Nos gustaría una iglesia menos farisea y más unida al evangelio. El Vaticano II quiso ser una transformación hacia ello, pero le pusieron freno, ahora con Francisco se empieza otra vez a impulsar, vivimos tiempos de reforma. Tenemos que seguir remando contracorriente dentro de la Iglesia y fuera de ella, plantando semillas que serán recolectadas por otros, ¡que no nos falte la esperanza!
Buenas tardes, tengo una inquietud, en varias partes dice
Para profundizar: y citan algo como (Lucas, pp. 291-298) me gustaría saber que es pp
Gracias
Hola Nubia Irene.
En el libro se hace referencia a otros libros de Pagola sobre los evangelios por si se quiere ampliar la información. Con las siglas pp. se alude a «páginas». De modo que en el caso que preguntas sería el libro sobre Lucas y las páginas 291-298 en donde puedes encontrar otra información de este evangelio del tema 15.
Un saludo.
Mario González Jurado
Coordinador web Grupos de Jesús
BETANIA (GVJ) TEMA 15
Dios escucha a los que confían en él (Lucas 18, 9-14a)
Compartimos a continuación nuestra reflexión:
ACERCAMIENTO AL EVANGELIO
Podemos resaltar que las palabras de Jesús vienen para las personas que como fariseos se creen buenas porque son cumplidoras de las normas de su religión (la que sea), están convencidos de estar bien con Dios, sin embargo, también y en forma más general se dirige a todos nosotros que en diferentes circunstancias de la vida nos vemos por encima de los otros, nos creemos con la autoridad para criticar o señalar a quien no cumple y por nuestros convencimientos de corte religioso creemos cumplir con Dios.
En contraste, puede existir también en nosotros un reconocimiento de nuestros errores, nos damos cuenta que si fuera por nuestras obras, no nos querría Dios ya que en muchos momentos no hemos actuado bien. Dios escucha a los que confían en él. Preguntémonos ¿realmente confío en él? Dios busca sinceridad, un corazón sencillo, humilde lleno de amor para con los demás. Esto lleva a cuestionarnos ¿qué actitud asumo cuando alguien reconoce mi soberbia, mi parcialidad, mi falta de humildad, mi autosuficiencia? ¿Cómo es mi oración, me considero libre de pecado? ¿Reconozco que Jesús es mi Señor y Salvador?
Muchas personas que no creen pueden vivir mejor el mensaje de Jesús, porque son buenas personas… Y Dios es lo que valora, no la adoración, los ritos, la doctrina… A Jesús no se le ve orando en la sinagoga en lugar de estar socorriendo, ayudando, enseñando, conduciendo a los que se encontraba a su paso.
Habiendo descubierto que tenemos dentro de nosotros un fariseo y a la vez un publicano, estrangulemos al fariseo para dejar que Jesús pueda convertir y salvar al publicano.
Rescatemos como palabras clave la humildad y la misericordia. La primera nos hace ver lo pequeños e insignificantes que somos y la segunda nos da la esperanza de que, aún en nuestra pequeñez, Jesús nos busca, nos escucha (incluso cuando no sabemos nada de religión y espiritualidad).
ACERCAMIENTO A LA VIDA
CONVERSIÓN PERSONAL
Es muy importante la oración del recaudador para poder pedir, como él, la misericordia de Dios. Eso nos ayudará a no sentirnos mejores que los demás, como el fariseo. Podremos entonces, acercarnos con menos recelo a aquellas personas que algunos creyentes piensan que son de segunda porque no siguen las normas. Nos queda un compromiso de conversión que ha sido iluminado por la Palabra inspirada por Dios.
Debemos cambiar nuestro corazón, para abandonarnos en la misericordia de Dios, invocándolo confiadamente, ojala llegue un día en que nos abandonemos totalmente en esa misericordia. Hay que reeducarnos en lo espiritual para así anunciar la buena noticia y ser testigos de su misericordia.
COMPROMISO EN EL PROYECTO DE JESÚS
Estamos en un momento en el que la Iglesia vive un momento difícil, está entonando el “mea culpa” en varios frentes, ha perdido mucha credibilidad y autoridad moral. Mucho necesitamos cambiar los hombres y mujeres que la conformamos, para lograr que su santidad resplandezca.
Estamos llamados a aportar vida y no muerte. Por tanto, con nuestro testimonio (que no es perfecto) y con nuestra Fe (que no es tan fuerte como Dios quisiera), lo podemos lograr desde nuestro pequeño círculo, desde nuestro pequeño ambiente e Iglesia doméstica, día a día, poco a poco pero sin detenernos.
Que Dios nos conceda la gracia de ser testimonio de su misericordia a través de nuestro trato, cercanía y presencia positiva en la vida de los demás.
¡Cuánto debemos caminar por la vida para reconocer que Dios no está en el templo físico sino en el templo sagrado que cada uno lleva adentro! Es más evangélico, asumir unas relaciones generosas en todo sentido con el prójimo, que quedarnos solo en el cumplimiento de lo religioso y en el perfeccionamiento individual de una falsa espiritualidad.
Pequeños esfuerzos y compromisos personales cumplidos, será la forma como desde Betania podemos aportar.
Oración:
Señor vengo ante ti con mis talentos que de ti he recibido, para que me concedas la gracia de ponerlos al servicio de mis hermanos; con las oportunidades que has puesto en mi entorno, sabiendo que algunas las he ignorado, pero otras las he aprovechado gracias a tu bondad infinita.
Tu perdón lo requiero y lo imploro, con la promesa de seguirte para que me moldees como creas que pueda serte fiel. Ten misericordia de todos nosotros.
Con cariño Fraterno: Tere, Meche, Lulú, Gioconda, Gus, Santi, Juancho.
Como grupo virtual Camino de Emaús, transitamos las dos reuniones y sus espacios de diálogo respectivos atravesando los calores intensos del hemisferio sur y el frío invernal del norte.
Cada vez más, a pesar de las distancias, estamos compartiendo la vida y acompañándonos en momentos difíciles de enfermedad, enfermedad de familiares, problemas laborales y personales.
Nos escuchamos, alentamos, rezamos por cada uno de nosotros y nosotras y esto hace crecer la unidad del grupo y se convierte en un espacio muy valioso y esperado.
También compartimos la alegría del viaje a Tierra Santa que realizó nuestra amiga Consuelo. Con sus fotos y comentarios “todos estuvimos allí” y de alguna manera participamos de emociones y aprendizajes.
Este tema 15 nos vuelve a poner en el corazón de Dios, una vez más nos interpela la preocupación de Jesús por enseñarnos que la Buena Noticia es que comprendamos cuan misericordioso es el Padre.
La lectura de la parábola movilizó en nuestro grupo la reflexión sobre cuánto de fariseo y cuánto de publicano hay en cada uno de nosotros y nosotras, en la sociedad y en la misma iglesia.
Nuestra segunda reunión coincidió con las noticias sobre el abordaje de los casos de abusos y reflexionamos bastante al respecto, compartiendo enojos, dolores y decepciones, pero sabiendo que aún hay mucho para rezar, hacer, aprender de esta crisis profunda, para salir fortalecidos como creyentes y como iglesia.
De todo lo trabajado queremos compartir en esta web, la síntesis de nuestras oraciones:
Te pido, Señor Jesús, que despiertes mis sentidos, los del cuerpo y los del alma para aprender a mirar a mi alrededor con alegría, con confianza, sabiendo que todo es bueno y querido por ti, para despojarme del fatalismo, la autosuficiencia, el acomodo; para dejar espacio a la sorpresa, al soplo del Espíritu que nos puede cambiar, al reconocimiento de nuestra limitación esencial, que llamamos pecado, que sólo la misericordia del Padre puede convertir en Vida compartida al servicio del Reino.
Señor enséñame a orar. Que ésta brote de lo más profundo de mi corazón. Que sea humilde para reconocer mis errores y al mismo tiempo sepa que tú siempre estás dentro de mí para levantarme.
Señor Jesús, ayúdame a reconocer mi necesidad de Dios, a no temer su acción sino esperarla con fe, con la seguridad de que todo lo que me pase es para mi bien…
Padre Dios, perdóname por sentirme a veces autosuficiente, por no reconocer que te necesito, por no sentir tu mano sanadora sobre mí…
“Dios mío, ten compasión de mí que soy débilucho”. Quiero esta conversión para mí. Quiero en los momentos cotidianos impregnar compasión silenciosa, aun mayor, a las personas prepotentes y vinagrosas conmigo. No es mucho logro ser compasivo con la gente que estimo y amo. Eso es tarea fácil. Aun con los más pobres, es fácil brindar misericordia.
Señor. Gracias por poner esta enseñanza en nuestro camino.
Lourdes, René, Kontxi, Juan, Ilda, Graciela, Adriana, Adolfo, Roberto
Aportación a la Web: GRUPO EFFETA
TEMA 15 – Dios escucha a los que confían en él. (Lucas 18: 9-14ª)
Esta parábola que nos narra el Evangelio es, de por sí, aplicable no solo a nuestra vida cristiana personal, sino también a la comunidad eclesial en general. Vemos que estamos acomodados en las sillas del templo, olvidándonos de que Jesús habita de manera especial en el hermano, en el enfermo, en el excluido, en el desempleado, en el alcohólico, en el maltratado, en el abandonado.
Nuestras reflexiones nos llevan a concluir que en cada uno de nosotros habita un fariseo, orgulloso e hipócrita y un publicano, que con frecuencia es despreciado incluso por nosotros mismos.
Frecuentemente nos dejamos llevar por la vanidad, la soberbia, el ego… queremos sobresalir por encima de los más. Así nos duela, debemos reconocer, con humildad, que es el ego el que nos impulsa a querer ser más que los demás, a sobresalir, a hacer las cosas para que nos las reconozcan y nos pongan las medallas. Este ego que quiere las cosas de cierta manera nos da una vara para medir-estoy bien o estoy mal, mi hermano lo está haciendo bien o lo está haciendo mal. Como lo dice Jesús, lo fácil es ver los defectos en las otras personas y no ver los defectos en nosotras y nosotros. De nada sirve ser religioso y cumplir todas esas leyes impuestas por el hombre si no somos capaces de sentir amor por los demás. Si no podemos ayudar ni compadecer al que consideramos “pecador”, ¿quién es más “pecador” de los dos? Tenemos que dejar de enjuiciar para poder estar abierto a la voluntad de Dios. Y su voluntad es sobre todo “Amaos los unos a los otros”.
Al reconocer todo esto nos damos cuenta de ese publicano que llevamos dentro. La parábola nos anima a no caer en la desesperación. Si reconocemos que estamos quebrados facilitamos que entre en nosotros la luz de la gracia de dios que nos haga presente a ese Reinado de Dios que Jesús predicaba. Teniendo confianza en Dios podemos pedir algo que no tenemos derecho a esperar, el perdón y restauración ante Dios. Y ese Padre Bueno nos sanará.
Descubrimos que a Dios lo que realmente le importa es el amor. Dios es amor. Da igual que religión sigamos. El amor traspasa lo humano. Podemos sentir amor por la naturaleza, por los animales, por los seres humanos, por un amanecer, un atardecer, por una risa de un bebé, por el sonido del viento al acariciar los árboles…..En todo eso esta Dios. Dios está en ti, en mí, en la naturaleza, en la brisa…… y a todos nos llega por igual, tengamos la creencia que tengamos, pero no todos lo recibimos de la misma forma.
Nos ha hecho reflexionar sobre la oración y hemos visto que Jesús nos enseña “No oréis a gritos, como los fariseos, ni digáis a Dios muchas cosas, como los paganos; vosotros cerrad la puerta y orad en lo escondido; y vuestro Padre, que está en lo escondido, os escuchará.” (Mateo 6, 6). Este entrar dentro de sí y experimentar a Dios en el silencio es algo que debemos desarrollar, y sobre todo hacer inca pies en la oración del Padre Nuestro, no recitando las palabras sin pensar, si no reflexionando en lo que nos estaba orientando Jesús.
ORACION:
Así, en la vida quien se cree justo y juzga a los demás y los desprecia, es un corrupto y un hipócrita. La soberbia compromete toda acción buena, vacía la oración, aleja a Dios y a los demás. Si Dios prefiere la humildad no es para desanimarnos: la humildad es más bien la condición necesaria para ser ensalzados por Él, así poder experimentar la misericordia que viene a colmar nuestros vacíos. Si la oración del soberbio no alcanza el corazón de Dios, la humildad del miserable lo abre. Dios tiene una debilidad: la debilidad por los hombres. Delante de un corazón humilde, Dios abre su corazón totalmente. Es esta humildad que la Virgen María expresa en el cantico del Magníficat: «Ha mirado la humillación de su esclava. […] Su misericordia se extiende de generación en generación sobre aquellos que lo temen» (Lc 1,48.50). Que Ella nos ayude, nuestra Madre, a orar con un corazón humilde. Y nosotros, repitamos tres veces, aquella bella oración: “Oh Dios, ten piedad de mí pecador”. “Oh Dios, ten piedad de mí pecador”. “Oh Dios, ten piedad de mí pecador”. (Extraido del discurso del papa Francisco, en la catequesis a la Audiencia General del 1 de junio del 2016)
El fariseo y el publicano son representantes de actitudes típicas que son comunes en la humanidad y, sobre todo, una lección de oración o de manera en que nos acercamos a Dios según la visión que tenemos de Él.
La oración de fariseo (ejemplo del hombre justo que cumple con la Ley) estaba llena de vanidad y de ego. Se vanagloria de sus limosnas, de sus ayunos y se compara con el publicano, al que considera inferior, juzgándole. Busca el secreto orgullo de saberse perfecto. No le mueve el amor de Dios, y no es consciente de que, sin la ayuda del Señor, no puede nada. El orgullo ha tomado una apariencia espiritual que esconde un pecado de soberbia. Para el publicano Dios es, en definitiva, un contable excelente: calcula los méritos de cada uno y le paga exactamente según ellos.
Los publicanos, por otra parte, eran considerados hombres inmorales, pero la parábola no condena la ocupación del publicano, sino que lo muestra como alguien que reconoce su estado de despreciable ante Dios y confiesa su necesidad de perdón y reconciliación con Él. Su visión de Dios responde a la de un Dios de Misericordia. No «negocia» con Dios la salvación.
Esas actitudes son las nuestras también y se esconden tan furtivamente que ni las reconocemos a primera vista. Algunas personas piensan que pueden ser justificadas—ser rectas, justas e inocentes delante de Dios—haciendo las buenas obras especificadas en la ley. Nuestra incapacidad para reconocernos pecadores nos aleja de Jesucristo. Además tenemos el hábito de recurrir más a la intercesión que a la alabanza de Dios. Ésta era la actitud del fariseo, pero en realidad el que fue justificado por la misericordia de Dios fue el publicano. El mensaje de Jesús es revolucionario: el pecador es aceptado. Jesús nos invita a no quedarnos en las meras apariencias y dejar el juicio íntimo para Dios, a orar con humildad. Para crecer en Espíritu, debemos creer que lo necesitamos, si no, no le haremos sitio. La humildad es el camino.
Tampoco debemos caer en pensamientos como “Dios nos mirará de forma especial si somos humildes, sencillos y arrepentidos”… o… “El fariseo fue al final rechazado por Dios». Es complicado despojarnos del todo de esa idea subconsciente y quizá grabada a fuego por la educación que hemos recibido de que Dios prefiere más a unos que a otros. ¿Verdad que estamos aprendiendo que nos mira a todos por igual? ¿Verdad que no rechaza a nadie?… Está claro que tenemos trabajo por delante en tomar conciencia de ello en todo momento en nuestra vida y será un bonito reto hacer que se note.
Nosotros nos reconocemos a veces como fariseos y otras como publicanos. Sentimos que confiamos en Dios y a la vez nos sorprende que pueda esperar algo de nosotros, reconociéndonos frágiles y pobres. Entendemos que Jesús quiere separar, por un lado todo aquello que hacemos, de las cosas que sentimos. Para él, no parece tan importante la manera en que cada ser humano se gane la vida, sino más bien el sentimiento que tengamos ante Dios y ante nuestros propios actos. Lo espiritual por encima de lo material.
Nuestra conversión personal está encaminada, en primer término, en la actitud que tenemos al orar ante Dios, en la búsqueda de la humildad y la confianza, sencillos como niños, huyendo de la actitud mercantilista de intercambio de buenas obras por favores divinos. Además, queremos superar el juicio a los demás y cambiar los cristales de nuestras gafas mentales para ver mejor tanta maravilla que nos rodea.
A veces, en la oración, buscamos «respuestas humanas». Pero con el tiempo, descubrimos que los lenguajes de Dios son muy diferentes para dirigirse a cada uno de nosotros, y que su creatividad es infinita, valiéndose de la vida por entero para hacernos llegar su mensaje de respuesta a nuestra oración. Sólo hace falta abrirse a ello. Por otra parte, también hemos de tener en cuenta que “el silencio de Dios” es una repuesta en sí misma. Quizá estamos errando en nuestra oración enfocándonos en algo que no es esencial.
Nuestra oración podría ser: «Dios mío, haz de mí lo que tenga que ser. Ayúdame a vaciarme de mí mismo/a para llenarme de Ti.»
Tema 15 DIOS ESCUCHA A LOS QUE CONFIAN EN EL
Queridos hermanos de los GVJ:
Con todo el amor fraternal en Cristo Jesús, os envío una humilde reflexión de nuestro grupo TABOR, en el que cada día más y más se nota nuestra proximidad al Maestro de Nazaret y su mensaje como CAMINO, VERDAD Y VIDA para vivir con intensidad el Reino de Dios y poder llevar su anuncio por los caminos de la Galilea actual.
Esta parábola puede tener consecuencias en nuestras vidas si nos presentamos más humildes ante Dios, tal y como somos, reconociendo nuestras debilidades y nos abrimos a la escucha en el silencio de nuestro corazón. Pero si una vez concluida la oración volvemos a nuestras rutinas dejándonos llevar por nuestros egoísmos, no hemos avanzado nada. Es necesario una conversión integral, sintiendo que Jesús nos da la mano, nos cura y nos ponemos a servir a los necesitados. Sólo el amor y entrega nos convierte.
Quiero dialogar, comunicarme con Dios, Padre-Madre, como el recaudador, sentir que el Señor me transforma, cambia todo lo que me impide ser un reflejo fiel de Jesús de Nazaret; que esta transformación se traduzca en una vida plena de buenas obras y si alguna vez me muestro como el fariseo, me abra los ojos, despierte mi conciencia y vea con claridad quien soy y que quiero ser, siempre en actitud pequeña y humilde.
Es curioso como esta parábola siempre me ha marcado y creo que a través de otros temas he comentado mi opinión personal, sobre quienes como el fariseo, utilizan la acción de gracias y las alabanzas al Padre solo para su propio personalismo, sintiéndose orgullosos de sí mismos, hablando por encima de todos y de todo. A esos y son muchísimos, yo los califico de “cumplo y miento”. ¡Pobre gente! Como si a Dios se le pudiese engañar con una verborrea más o menos florida.
Todos los que conocemos la fuerza de la oración sencilla, directa y sin recovecos; sentimos el abrazo del Padre que nos colma de Misericordia, endereza nuestros caminos y perdona nuestras reiteradas caídas; sentimos la presencia luminosa, sanadora y vivificadora a través de Su Hijo Amado y en el silencio es donde encontramos todas las respuestas a nuestras inquietudes, a nuestros momentos de noche oscura del alma.
Jesús inicia la parábola situando a cada cual en su sitio “A unos que presumían de ser justos y despreciaban a los demás…” está claro que era una lección muy dirigida para los Fariseos, aquellos que eran maestros de la Ley, cumplidores de sus preceptos, pero que solían ser muy prepotentes, se consideraban justos cuando miraba la paja en el ojo del hermano y no veían la viga que tenían en el suyo. “Sepulcros blanqueados”, “hipócritas”, “raza de víboras” fueros algunos de los calificativos que Jesús les dedicó a esta gente que presumían de ser mejores que los demás.
La oración del fariseo era de autocomplacencia y en un desprecio a los demás, conociéndose «justo» ante los ojos de Dios. Su acción de gracias a Dios no es agradable a Dios, no tiene sentimiento de culpa, no se reconoce pecador. Sui soberbia y orgullo le ocultan los pecados que tenía. Se complace así mismo y le cuenta a Dios las obras que hace, mientras muestra un gran desprecio por el publicano que está detrás de él haciendo también su oración. No presenta sus pecados sino sus logros, sus méritos.
La gran tragedia de los hombres actuales es ser como el fariseo que al no reconocerse pecadores, no tiene nada de qué arrepentirse. El publicano con su oración humilde y de arrepentimiento profundo, alegró al Señor y obtuvo, de la misericordia de Dios el perdón deseado quedando reconciliado con Dios sintiendo la gran alegría de ese perdón.
Dios nos conceda la humildad de reconocernos pobres pecadores necesitados de Él, de su infinita misericordia , siervos dispuestos siempre a enmendar nuestras imperfecciones, con un corazón sencillo y abierto a los que realmente nos necesitan, sin menospreciar a nadie aunque, sean tan o más pecadores que nosotros.
Cuando me presento ante Dios, creo hacerlo con cercanía y confianza. ÉL me conoce profunda y realmente, sabe de mí más que nadie, más que yo misma; confío plenamente en su amor y misericordia, entonces brota en mi interior una oración de abandono y gratitud.
En estos momentos se perciben cambios y pasos hacia un reconocimiento sincero de los pecados y las carencias de la Iglesia y se observan tímidos avances hacia su conversión. Podemos posicionarnos y poner en valor en nuestro entorno todo tipo de de avance, aportación y actitud sincera que suponga una transformación de la Iglesia en una comunidad más en consonancia con el mensaje genuino y ejemplarizante de nuestro maestro, Jesús de Nazaret.
Esta parábola me está ayudando a profundizar en mi relación con el Abba. Porque también yo soy como el fariseo, soy agradecida con Él por tener una fe, con unas creencias unos ritos que cumplir, pero caigo en la cuenta de que esta aptitud es muy vacía. Me quiere invocando su misericordia. Esta es la clave, me pide humildad y olvido de mi. Jesús me dice que ante nuestro ser más profundo hay que abrirnos y presentarnos desde lo que somos y desde ahí reclamar la misericordia, la compasión de Dios. En definitiva sobran las palabras ante la misericordia insondable de Dios.
Tal vez para mí en la pregunta primera de “¿Cuál es mi actitud de fondo cuando me presento ante Dios?”, requiere un matiz clarificador, porque en todo momento me siento ante la presencia del Padre Amantísimo, sabiendo bien que mi vida no me pertenece y que mi tiempo tampoco; es de Dios en plenitud de tiempo y espacio y no lo es por un temor a que nunca sabemos cuándo tendremos que partir, sino por convicción de SU AMOR, de SU BONDAD y MAGNANIMIDAD. ¿Cómo no reconocer que somos insignificantes, si no fuera porque su Divino Hijo vino a la tierra para decirnos que somos hijos Suyos?. Por supuesto que la actitud del recaudador debe ser constante, pero sintiendo también la alegría del perdón y la esperanza de la resurrección, ya que tendremos que responder por el amor que hayamos dado.
La Iglesia actual, salvo grupúsculos retrógrados, intransigentes y extremistas que no quieren aceptar que el auténtico Evangelio es la opción por los pobres y solo en el amor, (y hay que dar trigo más que predicar, podremos decir que somos apóstoles de Cristo. Cristo vivo y eterno en todos los millones de personas que sufren la pobreza física, familiar, social; explotados por poderosos y por gobiernos enteros, por traficantes de armas y su submundo de niños soldados, de explotación sexual infantil y juvenil, de tráfico de órganos, de sometimientos dictatoriales, en su mayoría destructores de la Creación del Altísimo.
Los que nos hemos mantenido firmes, contra viento y marea, en el Vaticano II, hoy vemos que LA LUZ PREVALECE y caminamos de la mano de JESUS, con el Papa Francisco y millones de personas comprometidas, por sendas del servicio y la entrega, sin miedo a los poderes terrenales, ni a los peligros del mal que atentan contra nuestra mente, nuestro cuerpo y nuestro alma.
Siento a Dios Padre mucho más cercano desde que Jesús me lo está mostrando cada día; lo siento como el Abba, papaíto bueno, amoroso, misericordiosos, que está pendiente de nosotros en cada momento. Siento una enorme confianza en Él, pero lo respeto al máximo. Me ha costado mucho pero cada día más, veo su mano en todas las cosas buenas que me suceden y eso ha hecho que deje las resolución de las cosas en sus manos, sin dejar de ocuparme de la responsabilidad que me implica.
Me siento enormemente feliz de ser hijo suyo y percibo su inmensa Misericordia. Eso hace que me parezca al recaudador. Tengo tantos motivos para agradecer al Padre por su misericordia, que ésta gratitud lleva consigo dolor cuando veo que le fallo, cuando dudo, cuando veo el dolor de mis hermanos que sufren la injusticia social de este mundo y yo sin poder hacer nada para aplacar ese dolor.
Me emociona saber que Dios, nuestro creador, conociendo la soberbia humana, la hipocresía, falta de caridad que hace sentir superior al que cumple con los ritos y preceptos y menospreciando al que no actúa de esta manera, le da mayor crédito al que con su oración humilde y de profundo arrepentimiento obtiene el perdón anhelado gracias a su misericordia infinita.
Tal vez, en alguna ocasión, he sido como el fariseo que cumple con lo que la religión exige habiendo sido mi relación con Dios, distante, con cierta lejanía y frialdad, guiada solamente por la ley porque eso es lo que asimilé en mi formación religiosa: ir a Misa, confesarme, oración escaza. En otras, he sido como el recaudador de impuestos en las que me he reconocido pecadora y he pedido perdón a Dios, con humildad por mis faltas.
Petición del grupo TABOR
Querido Dios, concédeme las cualidades positivas del fariseo para cumplir con tus leyes y las cualidades positivas del recaudador arrepentido que cree y confía ciegamente en tu misericordia infinita para conseguir el perdón anhelado….
Unidos en comunión con todos los GVJ siempre en el amor del Padre, del Hijo y del espíritu Santo.
Juan Carlos, Antonio José, Inmaculada, María, Pilar y María del Carmen. GVJ Tabor
APORTACIÓN PARA LA WEB
TEMA 15 : “ Dios escucha a los que confían en él “
Lucas 18, 9 – 14a
ACERCAMIENTO AL TEXTO
Camino hacia Jerusalén , entre Samaria y Galilea , en cierta aldea …
Los fariseos le hacían muchas preguntas , que él no respondía directamente , como siempre , sino por medio de parábolas para enseñarles.
Jesús enseñaba sin desanimarse jamás , por muchas que fueran las preguntas.
En la presente parábola, Jesús pretende enseñarles que aprendan qué y cómo debían orar en cualquier circunstancia , porque algunos alardeaban de su propia rectitud y despreciaban a los demás.
Al publicano recaudador se le perdonaron los pecados , al fariseo no , y añadió “Dios humillará a quien se ensalce a si mismo , pero ensalzará a quien se humille a sí mismo “.
Además nos muestra cómo el Padre Bueno está abierto al corazón de los humildes que saben reconocer sus debilidades y sienten la necesidad de su acogida benevolente, corazón que acoge a los «pobres de espíritu» como el publicano de la parábola.
Jesús habla a los que se creen justos. Los describe como presumidos, miran con altivez a los demás, se creen superiores a ellos.
Las preguntas finales sobre el relato de Lucas me han hecho recordar una lectura que tiene un significado especial para mi. Se trata de la 1ª carta de San Pablo a los cristianos de Corinto. 1Co 13, 1-8.
SIGUIENDO LOS APARTADOS DEL “Acercamiento al texto evangélico”
1 .- A quienes se dirige la parábola :
A los fariseos , falsos, orgullosos, “sepulcros blanqueados”, y que presumían de ser justos y despreciaban a los otros” a todos en general .
Hoy se dirige a mi y a todo el que quiera escuchar….Es muy fácil sentirnos mejores que los demás, pero tampoco quiero pecar de otro exceso : el sentirnos peores que los demás y con autoestima por los suelos..Mi lucha esta en mantenerme en mi justo sitio, valorando mucho mas lo positivo de los otros y no sentirme mejor que nadie.
2.- El relato :
Dios acoge a los humildes SIEMPRE. A los orgullosos , etc. , les advierte de su consecuencias , esperando su conversión y perdonando “70 veces 7”.
3.- La oración del fariseo :
Erguido , orgulloso , fanfarrón. Tiene seguridad en si mismo porque cumple con la ley.
El hombre que se siente justo, es religioso que hace muy bien las cosas, es autosuficiente, es recto, “cumple” las normas, las leyes y paga lo que le corresponde, etc. para él es el mejor cumplidor de la ley, tiene una actitud de prepotencia, nos dice el texto, erguido, con una actitud interior de vanagloriarse de sí mismo:Él está por encima de todos, se pone delante para que lo vean, y desprecia a los demás, no tiene compasión para ninguno que pasa necesidad.
4.- Yo no soy como los demás :
La ayuda al prójimo no se contempla en sus creencias ni en la ley.
Esas palabras, tal vez podrían ser buenas … porque tod@s somos únic@s , pero dichas con orgullo indican superioridad.
Carente de humildad para reconocerse necesitado de la misericordia de Dios. En su vida solo ve el cumplimiento de la ley, los ayunos que hace y los diezmos que paga, se siente mejor que los demás y lo expresa, sin ningún sentimiento de compasión, por el contrario afirmando que son injustos, adulteros, etc, juzgándolos en su corazón.
Sus palabras resumen su prepotencia: el no necesitaba del perdón ni de la misericordia porque había “cumplido” con todo.
5.- La oración del recaudador :
Opino que la oración es un diálogo con el Padre.
Se mantiene a distancia del fariseo (incluso del “santa santorun”), humildad , culpabilidad y arrepentimiento.
Un hombre que reconoce sus faltas e implora la compasión del mismo Dios,
Pero, por el contrario, tiene un trabajo que todo el mundo le desprecia, porque cobra los impuestos, se enriquece a cuenta de los demás, y nadie le quiere. No obstante su actitud es diferente ante Dios, se queda al fondo del templo, no se atreve a levantar la cabeza, se siente pecador, y la necesidad de pedir perdón, con un corazón sencillo y abierto. Su actitud es muy diferente. Siente la necesidad de acercarse con humildad, arrepentido y con un corazón abierto para escuchar a Dios, y sentir la acogida y el AMOR misericordioso del Padre que acoge a todos, desde una confianza plena en Él.
Hay sinceridad, humildad y un cariño grande hacia Dios. No percibo en el temor, sino dolor.
6.- La conclusión de Jesús :
Para entrar en el Reino de Dios se requiere AMOR (el cual incluye todas las virtudes) , humildad , entrega a los demás , etc. . Entonces no deben sorprendernos las palabras de Jesús. Pero el Amor y la Fe deben ir acompañados por buenas y santas obras.
La conclusión de Jesús me recuerda otra parte de la Escritura donde dice “un corazón contrito y humillado, Dios no lo desprecia¨. El que se reconoce débil y necesitado de perdón y compasión, es mirado con Amor por el Padre bueno que siempre vela por nosotros. En cambio los soberbios cumplidores de la ley que sienten que todo se les debe y que no necesitan perdón, no están preparados para recibir el Don de Dios. Es justísima: no puede entrar en sus planes una persona como el fariseo…rompe todos sus esquemas
No me sorprende nada, porque Jesús nos ha ido transmitiendo un mensaje liberador, y al tener una confianza en Dios, que camina con nosotros y sabe de nuestras debilidades, en la medida que seamos humildes y seamos capaces de reconocer su AMOR incondicional, y la necesidad de abrir nuestro corazón para escuchar y acogerle en cada hermano/a.
El modo de reaccionar de Dios es siempre abierto, a pesar de los muchos errores o debilidades que tengamos, siempre que mostremos humildad, sinceridad y consciencia de la necesidad que tenemos de su misericordia.
Es totalmente coherente con la imagen de Padre que nos ha venido transmitiendo. No se fija en si efectivamente el publicano es un “pecador” que ha faltado a los mandatos, se fija en que lo necesita y en que implora su ayuda y su misericordia. Eso es lo importante.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
Cuando me presento ante Dios, no puedo evitar sentir cierto temor y distanciamiento, aunque teóricamente sé que es un Padre amoroso, no puedo dejar del todo la imagen del Dios Justiciero y recordar pasajes de la Escritura en que aparece el Dios castigador, aunque digo que me abandono en su misericordia, siento el miedo al castigo y eso taladra mi confianza y mi entrega. Además de confianza, me falta humildad y no he podido evitar el compararme con otras personas y a veces sentirme mejor que ellas.
¿Acaso podemos despreciar a alguien por su condición? ¿Qué tipo de cristianos seríamos? ¿Somos perfectos? ¿Nos puede ayudar pensar que “vamos bien” cuando sentimos que las cosas no funcionan como nosotros quisiéramos?. Siempre podemos evolucionar y aprender. Con nuestras propias penas y vergüenzas todos somos iguales ante la mirada de Dios. Hacer la experiencia de ponernos en el lugar de los otros implica un esfuerzo, un aprendizaje y un estado de conciencia despierta. Dejar de sentirnos especiales y mejores por nuestros logros. Sintonizo con el recaudador, soy imperfecto.
Cada día que nosotros oramos, creo firmemente que Él está en medio de nosotros porque está en lo más íntimo de nuestro ser, o sea, que Tú, Señor, estás aquí donde dos o más se reúnen en tu nombre…, y con mis limitaciones y mis defectos, que los llevo a cuestas, porque soy pequeña y con humildad y sintiéndome necesitada de tu cercanía, de tu acogida, de tu perdón.
La primera tentación es pensar que solo lo dijo por los fariseos de su tiempo, pero la parábola tiene vigencia y está dirigida a todos nosotr@s , que nos creemos justos y juzgamos a los demás, como dice Lucas, despreciándolos. Tod@s tenemos la tentación de ensalzarnos , en las oraciones o en las actividades que realizamos socialmente. Para mí es un momento donde puedo escuchar su palabra y expresarle lo que siento y pienso. Es un aprendizaje. Es muy frecuente esta actitud en nosotros, sentir que somos más justos, más honrados, en fin mejores que los demás y somos indulgentes con nuestras fallas y severos con las del prójimo.
También nos alerta para que observemos nuestras oraciones , y cómo nos relacionamos con el Padre por medio de Jesús, y qué actitudes presentamos en ellas.
Con el paso del tiempo y las experiencias de la vida pienso que nuestra mirada, mi mirada, se va haciendo menos enjuicia dora y mas serena, acogedora. He de estar atento, pues la soberbia puede sorprenderme si me encuentro con algo o con alguien que no apruebo. Quizás debería preguntarme si no lo entiendo o lo veo de otra manera. La vida no es blanca o negra, tiene una gran variedad de tonalidades y colores. Aunque no siempre esa actitud es exteriorizada , mas bien puede ocurrir en nuestros pensamientos . Muchas veces pensamos que con ello aumentaremos nuestra autoestima ,eso es engañoso , porque suele acabar en orgullo o envidia. Toda comparación es perniciosa ,tanto si son exteriorizadas o no.
La autoestima crece con técnicas que nada tienen que ver con las comparaciones , ni mucho menos.
Algunos de la jerarquía, vemos que van para atrás, para ellos lo importante son las normas, las leyes, etc. y eso que tenemos al Papa Francisco, que está empeñado en abrir puertas y ventanas para que llegue la nueva primavera a todas las comunidades, y que los pastores“huelan a oveja” y que se muevan y vayan a la periferias… Pero cuánto está costando… Vemos que para algunos, al Evangelio les hace decir lo que no dice, no han descubierto la Buena Noticia del Evangelio. ¡Qué pena!
Ante los antitestimonios de ciertas jerarquías, lo fácil sería decir que nosotros somos los buenos y ellos los malos, ellos los fariseos. Pero ¿quién puede tirar la primera piedra?. Frecuentemente culpabilizamos a los demás para evadir nuestras responsabilidades y este es uno de los mensajes.
He visto cambios. Me gusta lo que está haciendo Francisco. Espero que no sea una moda pasajera sino algo que llegue a todos los niveles de la iglesia Católica y también podamos vivir una vida más auténtica los líderes y miembros de las iglesias protestantes.
Desde hace un tiempo que he comprendido que Dios se revela cuando quiere y a quién quiere y que debo respetar a los que piensan distinto, no me siento perteneciente a una iglesia, “fuera de la cual no hay salvación”, sino que hago parte de una comunidad humana que lucha por encontrar la verdad, con sus aciertos y sus errores, que Dios es el Padre de todos, cristianos o no, creyentes o ateos.
Sería tan bueno que dejáramos solo a Dios los juicios… Como Iglesia poner en práctica esta parábola, creo, la haría más atractiva y facilitaría el diálogo con los que piensan diferente.
Una religión sin Amor y ayuda al necesitado es falsa , muerta.
Aunque no debiera ser así, mi actitud de fondo en la oración es muy variable. Hay momentos que apenas si puedo arrodillarme, pero no me sale nada del corazón y me siento distanciada e indiferente, como si no debiera nada. Si trato de decir algo me siento muy hipócrita y es entonces si recelo de que Dios me pueda aceptar así. Hay otros en que si me siento muy cercana, aceptada y objeto de su misericordia; en esos momentos si me siento sincera, puedo hablar de todo lo que me angustia y siento agradecimiento por eso. Ahora, yo tengo muy claro que no se trata de sentir, se trata de convicción. Mi relación con Dios no puede depender de cómo me sienta porque entonces nunca podría crecer. Se trata es de perseverar, de meditar sobre lo que nos dice Jesús en su Palabra y en esta parábola particularmente y en cuál es la actitud mía ante Dios.
Mi oración; a veces es farisaica más si creas una imagen pública donde sales a orar en nombre de la comunidad….la oración pública tiene que ser avalada por la oración escondida y silenciosa entre Dios y yo dentro del estilo del recaudador.
Me gusta la idea de ser un amigo que ayude a las personas a acercarse a Dios como uno es, con sus virtudes y defectos, reconociendo que nada de lo que hacemos puede darnos «méritos» ante Dios. Todos necesitamos del perdón, de reconocer nuestras faltas, y de pedir a Dios la salvación únicamente por los méritos de Jesucristo, poniendo nuestra fe y confianza solo en él.
Yo espero que la meditación de esta parábola me ayude a aprender a dirigirme a Dios con más sinceridad y confianza en su infinita misericordia, y retomar en mi vida actitudes de humildad que reflejen que ante todo dispongo de espacio para Dios en mi vida y que todo lo demás es secundario o superfluo.
Con esta parábola entiendo que el Dios de la Vida sabe “esperar”, y que nos “acoge” a todos, y Jesús nos ha transmitido con tanta fuerza su fe en la misericordia de Dios. Y hoy, nosotros somos llamados a comunicar la“Buena Noticia de Dios”. Y lo tenemos muy difícil tal y como está nuestra sociedad, que “pasan” de todo, pero con nuestra vida y compromiso, siendo testigos iremos construyendo Reino de Dios.
ORACIONES
1.-Padre, si me consideras digno de Ti …
quiero abrir mi corazón al mundo,
dar a conocer el tesoro de tu ternura
y anunciar tu alegría a mis hermanos.
“Aquí estoy, envíame”.
Quiero ser “portador de Cristo”,
profeta de tu palabra y testigo de tu Amor,
hasta alcanzar los confines de la Tierra.
“Aquí estoy, envíame”.
Tú, que nos empujas con tu Espíritu
y superas nuestras expectativas,
camina conmigo y sé siempre mi fuerza.
“Aquí estoy, envíame”.
Te lo pido por medio de María,
la humilde, la generosa, la valiente. Amen.
2.-“Señor enséñame a aceptarme , a aceptar, muéstrame el discernimiento para crecer y compartir”
“Que mi ánimo siga esperanzado Señor”
“Padre bueno, siembra en mi una actitud humilde que crezca en mis relaciones”.
“Señor, líbrame de sentirme especial, ayúdame a crecer en hermandad”
Ayúdame Señor y haz de mi corazón de piedra un corazón compasivo”
“Enséñame Señor a encontrar mi equilibrio interior y a reflejarlo en mis relaciones”.
“Yo sólo no puedo Señor , necesito tu ayuda y la de mi prójimo”
“Padre enséñame a orar con sinceridad y confianza”
3.- -Gracias por el Papa Francisco, para que Tú le ilumines y llegue a todos los rincones su mensaje LIBERADOR.
– Gracias por las comunidades que trabajan y se esfuerzan por llevar adelante la“Buena Noticia”
4.-•Señor Jesús, ten piedad de todos nosotros.
•Señor Jesús, que seamos capaces, con nuestra vida, de comunicar tu mensaje liberador.
•Señor Jesús, que la Iglesia sea cada día más humilde y transparente y sepa acoger a todos sus hij@s.
5.-“Señor aumenta mi confianza en Ti”
“Enséñame Señor cuáles son Tus caminos”
“Dame la suficiente humildad Señor para no creerme nunca mejor que el/la otro/a”
Queridos amigos y amigas, en el GVJ Maranatha creemos que Jesús quiere transmitirnos algo muy importante a través de esta parábola. Y nosotros, como humildes colaboradores suyos, queremos ayudarlo para que este mensaje sea conocido por todos; por eso, compartimos con vosotros lo que nos ha sugerido este tema 15.
ACERCAMIENTO AL TEXTO EVANGÉLICO
En esta parábola, que va dirigida a «unos que presumían de ser justos y despreciaban a los demás», Lucas nos presenta dos personajes:
– un fariseo, apegado a la ley, cumplidor hasta el límite, situado en primera fila, seguro de sí mismo y autosuficiente.
– un publicano, un pecador que se reconoce como tal y sabe que depende de la misericordia y del amor de Dios.
Al primero, la seguridad no se la da Dios sino sus méritos; el segundo, solo pide compasión por parte de Dios.
Son maneras de acercarse a Dios totalmente diferentes que implican distintos pensamientos sobre Él: Uno considera que Dios recompensará en base a los méritos, el otro se acerca a un Dios misericordioso y compasivo, sabiendo que a pesar de que nosotros erramos continuamente, Él siempre nos perdona.
¡Qué fácil es sentirse mejor que quienes nos rodean! En cada uno de nosotros conviven un “fariseo” orgulloso e hipócrita, que busca autoafirmarse falsamente ocultándose parte de su verdad; y un “publicano”, con frecuencia despreciado y relegado a la oscuridad más completa. Sólo cuando nos abramos a esa doble realidad y podamos aceptarla, nos habremos reconciliado con Dios primero y después con nosotros mismos.
Porque hemos visto que el fariseo da gracias a Dios por no ser como los demás: no roba, ni es injusto, ni es adúltero. Piensa que no peca. Pero también nosotros a veces pensamos: no hago mal a nadie, no robo, ni he insultado, etc. No hemos pecado. ¿Y el pecado de omisión? No he ayudado, no he dado de comer al hambriento, no he dado de vestir al desnudo, etc. ¿Dónde hemos dejado a nuestro prójimo?
Y es que si estás encerrado en la arrogancia, esto no te permite salir de ti, ni mirar más allá para ayudar al prójimo. No es posible seguir el camino que nos enseña Jesús; y esto tiene, como siempre, su reflejo en la vida diaria: De nada sirve ir a la Iglesia todos los domingos, cumplir con los sacramentos y creerte un buen cristiano … si en tu vida no reflejas las enseñanzas de Jesús, que Él repite una y otra vez: Ayudar al prójimo, fomentar la compasión y la caridad, buscar a Dios a través del amor dentro y fuera de nosotros, y vivirlo con alegría, esperanza y paz.
Lo que realmente cuenta es nuestra postura frente a Dios, nuestra confianza en Él y en su amor y compasión ante la debilidad del ser humano y su arrepentimiento sincero. Dios no mira las etiquetas que ponemos nosotros a los demás, Dios mira si halla en el corazón la buena intención, la humildad, el arrepentimiento.
Por tanto, esta parábola nos muestra la mano tendida de Dios Padre a cada uno de nosotros. Dios Padre nos abraza compasivo y, consciente de nuestra debilidad, cura con su bondad y misericordia nuestras deficiencias. En su amor está nuestra fuerza y nuestra esperanza.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
+ Estamos llamados a celebrar la Vida con todos y cada uno de nuestros hermanos si no estaríamos reaccionando como el fariseo. “Quien se sienta libre de pecado que tire la primera piedra“.
+ Jesús es el rostro de Dios y si se encarnó, lo hizo para acompañarnos y entendernos en este camino de rosas y espinas…y si caemos en tentación, ahí está para perdonar un corazón sinceramente arrepentido y ayudarnos a volver a empezar.
+ El reconocerse pecador y necesitado de perdón, misericordia y salvación es también un don de Dios. Tengo presente el hecho del rey David. No fue consciente de su maldad hasta que el profeta Natán le hizo ver su pecado.
+ Sintonizo con la oración del recaudador aunque me ha costado mucho, por ejemplo, confesarme, yo sé lo que no he hecho bien en mi vida, pero eso ya pasó ahora se trata de no volver a caer.
+ Por supuesto que siento la necesidad de que salve mi vida…y más cuando yo no sé ni para dónde tirar. En el “desierto”, aunque el aire es más puro, todo es igual de desolador, no hay caminos por dónde seguir; por eso, sólo me queda seguir tras las huellas de Jesús y esperar en Él.
+ Mi actitud ante Dios ha sido, hasta hace poco, la de distancia. Por desconocimiento. Hay que nutrirse de las palabras de Jesús, antes de intentar acercarse al Padre. Ahora, mi actitud es de búsqueda y agradecimiento: Búsqueda de Dios en mí y en lo que me rodea, para poder “ver” y confiar en Él. Agradecimiento, porque a través de este Grupo he descubierto y comenzado un camino que me llena y que da sentido en muchos aspectos donde antes había una falta de algo.
+ Puedo compartir la Buena Noticia del Evangelio y trabajar con todas mis fuerzas para que llegue a todos los hombres la conciencia de la plenitud del Padre, ya sea mejorando situaciones, dando consejos, etc.
+ Pienso que hay más conciencia de los pecados sociales en la iglesia. Nos duele sinceramente esta actitud de pecado que hay en nuestra iglesia; nuestro Papa Francisco nos hace muy conscientes de la necesidad de la conversión eclesial.
Oración:
Creo Señor, ayuda mi poca fe.
Creo en el Padre con quien puedo contar siempre.
Creo en Jesús, camino estrecho, verdad segura, vida verdadera.
Creo en el Espíritu que nos aleja de la tierra.
ANA VILMA, ANTONIO, CARMEN, FRANCIS, ISABEL, JAVIER, LUCILA, MARGALIDA, MARIPILI, MARIVI, RICARD.
Queridos amigos de los Grupos de Jesús. Esta vez, hemos trabajado este tema con un poco de dificultad. Hemos pasado por un periodo de sequedad a la hora de ser interpelados por el Evangelio de Lucas. Pero aquí está el resumen de nuestras aportaciones.
Jesús nos quiere avisar. No se trata de cumplir las normas, ni siquiera de sobrepasarlas. Si nuestro corazón no cambia, puede que nos sintamos satisfechos, pero no habremos llegado a lo que Jesús nos pide, a lo que nos está pidiendo. Puede que tapemos nuestros egoísmos, nuestro orgullo, nuestra soberbia, nuestra frialdad, con un comportamiento intachable. Eso no hará más que mantenernos inmóviles, y Jesús quiere que nos movamos.
Jesús no pierde la oportunidad de poner en claro su visión sorprendente del Padre, a quien se dirigen los dos hombres. Describe la actitud de dos personas que viven su religión de modo distinto. Hablan los dos con Dios. Uno de ellos se dirige a Él exponiendo su buen cumplimiento; espera recompensa. Esta oración, con frecuencia ha sido la de muchos de nosotros y lo sigue siendo en muchos conciudadanos “altamente religiosos”.
Cuando alguien se acerca al Templo a orar va movido por una inquietud en el alma. Así sucede cuando la acción es sincera. Creo que si el publicano salió justificado no fue en razón de su humildad sino en razón de su sinceridad, quería ser completado por Dios. El publicano sabía que tenía defectos, era consciente de ellos. En cambio, el fariseo era incapaz de adivinar sus “faltas”. Dado que su objetivo era cumplir con la Ley, tenía la mente enfocada en ello y se perdía la escena general. Su religión-doctrina-ley lo tenía metido como en un túnel. Se perdía lo glorioso del paisaje.
Y otra vez la paradójica y misteriosa forma de actuar de Dios. ¡Cuántas veces me descubro poniendo cara de buena cuando voy a hablar con El! ¡Cómo si pudiera engañarle! ¡Cuántas veces intento hacer como que no se da cuenta de lo que hago! Si lo pienso bien, me veo tonta perdida, como una niña, primero, por querer engañarle y, en segundo lugar, porque con esta actitud pierdo la gran oportunidad de mostrarme tal cual soy ante Él. Él sabe cómo soy, pero yo pierdo la oportunidad de mirarme de verdad ante mí misma que es lo mismo que mirarme ante Él.
En este tiempo que escribo, hago cosas que en sí no son malas, de las que nos refiere el fariseo, pero mi actitud es como la del publicano. Creo que estoy en un buen camino, pero a pesar de creerlo, bajo la cabeza.
«Haga lo que haga», no es por mis méritos y esfuerzos, y no me atrevo a mirar al cielo, me veo igualmente pecador, aunque pareciera que no es así.
Desconfío de mis ego-tretas tan veloces para simular y “rezar” en mi soledad. Lo descubro con pesar aunque cada vez menos impaciente. No es sencillo transformar un corazón que vivió aprisionado en su mente, en el ruido y en el abuso de las palabras. Y sobre todo, en la actuación caprichosa, de un sistema de músculos, nervios y tendones, arrogantes, poco reflexivos.
No voy haciendo alharaca de mis virtudes ni me da por golpearme el pecho. Que si hago las cosas bien o mal, reconozco que en ambos casos resultan por voluntad de Dios. Él es la Consciencia que nos guía cuando nos portamos bien y la que nos sacude un mamporro cuando nos pasamos de la raya.
Jesús nos deja una parábola intemporal, como todas, y en estos tiempos nos hace falta pensarla más. Es más auto-gratificante la oración del fariseo, el hombre de la ley: “Soy bueno, soy perfecto, hago todo bien, nadie me supera”. Y es más efectiva la oración del recaudador: “No soy bueno, pero te amo y quiero cambiar. Me acojo a tu misericordia”.
Yo no sé si soy tan digna, trato de buscarlo, trato de encontrarlo en las personas que hacen tanto daño (porque no tuvieron ni amor ni oportunidades ni nada. ¿Por qué? Los asesinos, violadores, ladrones, secuestradores etc. ¿por qué son así? pues porque no recibieron amor y si fueron violentados, abusados, maltratados… ¿Cuánta culpa tienen?… ¿Será posible que algún día sientan que Dios los ama si siempre han recibido sufrimiento?
«Dios mío, ten compasión de mí, que soy pecador». En este momento, así me siento, poco más puedo decir.
Señor, estoy hecha un trapo y tú lo sabes bien. Ayúdame a ponerme a tu lado incondicionalmente y a cumplir lo que quiero prometer. Te necesito. Sé que estás en mí, pero… lo olvido. Dame tu gracia para mantener tu presencia continua, para verte en todos, para descubrirte en la belleza y en la no belleza, a verte en el frío y en el calor, en lo que me das para comer, para vestir, para leer… etc. ¿Qué va a ser de mí sin ti?
Mi compromiso es recordar que el ego (la imagen de uno) es mal consejero, es ése el que tiene subidos los humos a la cabeza. Mi consigna: disolver el ego y fundirme cada día más en los demás. Homo (hombre) viene de humus, por lo que, humillarse, bien puede ser mezclarse dentro de la humanidad desapegándose de la propia imagen.
Queridos amigos de Grupos de Jesús. Os compartimos nuestra reflexión de este tema.
Acercamiento al texto evangélico
A través de las parábolas escuchamos la voz de Jesús que nos invita a dar un paso más, a profundizar sin prisas en ellas para no sacar conclusiones precipitadas. Nos lleva a buscar ese “algo más“ que nos aportan, porque todas y cada una de ellas nos van capacitando poco a poco para ir entendiendo mejor el Mensaje de Jesús.
En esta parábola que nos ocupa, la del fariseo y el publicano, los dos son pecadores. Los dos , están necesitados de Dios. Pero el publicano, está más cerca de ÉL, porque ha experimentado su pequeñez y pobreza personal.
Una serie de normas cumplidas a rajatabla (las que sigue el fariseo) no llevan a Dios. Sin amor no somos nada.
Reconocer nuestra pequeñez es el primer paso a tener en cuenta en este camino que estamos recorriendo. No nos resulta difícil sentirnos a veces mejores que los demás y solemos juzgar fácilmente por las apariencias. Sólo sólo Dios sabe de la interioridad de cada uno.
De los dos personajes:
-Uno cree que Dios lo ama porque se lo merece.
-El otro sabe, que Dios lo ama incluso a pesar de sus fallos.
-El fariseo se mueve por necesidad de reconocimiento y admiración. En el fondo se cree mejor y desprecia a los otros.
-El publicano se sabe pecador y, por eso, pide perdón a Dios, sabiendo que es Amor y en Él confía.
Queda claro que no es cuestión de acumular ”méritos”, como derechos adquiridos . No puedo buscar mi seguridad en mí. Mi seguridad está en la fe en el Amor del Padre y esa fe es también don suyo.
A Dios no le tenemos que presentar nuestra valía, sino nuestra realidad, nuestra pequeñez.
La parábola es concluyente: el “santo” es rechazado y el pecador es aceptado.
El pecador sale de allí purificado porque es amado por el Padre a pesar de sus fallos. La purificación de este hombre no viene por sus obras sino por su fe. Ha tenido el valor de confiar en su Dios misericordioso.
El fariseo no miente cuando enumera su exacto cumplimiento,e incluso lo agradece. Pero se apropia de sus “méritos” y mira con desprecio al publicano, en lugar de acercarse a él por si en algo es posible ayudarle. No comparte los dones recibidos, sino que se los adueña. No somos buenos por no hacer cosas malas, sino por no ocuparnos debidamente del hermano.
Llevando la parábola a nuestra vida nos viene bien una reflexión sobre lo que ocultamos a los demás para presentar una buena imagen. Esas cosas que solemos aparcar en el fondo oscuro de nuestra conciencia y hasta nos permitimos criticar en los otros. Esas mismas cosas.
Si hacemos el ejercicio de encontrar lo que no nos gusta de nosotros, nos humanizamos y reconoceremos con sinceridad nuestros fallos.
Tenemos que saber que el seguidor de Jesús no es el hombre perfecto, sino el que se reconoce deficitario de ¡¡tantas cosas!!, pero se sabe siempre acogido y amado por el Padre. Que todo lo que hagamos no sea por necesidad de reconocimiento, sino poner lo recibido a favor de los demás, sintiendo así el gozo y la alegría por ello. Sin esperar nada a cambio.
Conversión personal y compromiso
-Reconocer nuestro “lado oscuro, nuestra cara oculta…”
-Vaciarme de mí y dejar que sea el Espíritu el que ocupe todo mi ser. Mirar dentro de mí. Dios está en TODO y en TODOS.
-Vivir y sentir que todos somos UNO, en la Confianza de abandonarnos en Sus Manos… Dejarnos hacer por Él.
Hasta la próxima.
GVJ Galilea
EN EL DÍA DEL DOMUND
FARISEOS Y PECADORES
Puede parecernos que son la misma realidad, sin embargo, son por demás irreconciliables. No tengo la menor duda, de que hay pecadores cuyas obras de humanidad y justicia, les eximen de otras debilidades y defectos.
Tengo, en cambio, serias dudas de la salvación que puedan alcanzar, quienes necesitan de «escudos humanos» y «chivos expiatorios», para tapar y cubrir sus propias miserias. Cuántos son los que hacen de la debilidad y error ajenos, su propio triunfo.
Sé que mi modesta aportación al Evangelio, es don recibido del Espíritu, sin más mérito que las obras que me acompañan cada día, tratando de hacerlas creíbles a través del Amor y Misericordia, y en coherencia evangélica.
Quienes hablan de la Gracia, saben que no pueden separar la Fe de las obras, es más, sin un obrar que justifique la fe, todo se convierte en cínico fariseísmo.
Ni todo es Gracia, ni todas las obras son realizadas desde el Amor y la Misericordia.
Quienes viven en el pecado de la soberbia, inmersos en su propia miseria, son incapaces de ver y reconocer en otros, los carismas y talentos que el Espíritu les ha prodigado, por pura Gracia. El pecado de la envidia, nunca ve como bueno y loable, el obrar de quien su corazón está lleno de AMOR hacia los más frágiles y vulnerables.
Que las OBRAS de Misericordia y Amor SALVAN al hombre y la mujer, no sólo en esta vida, sino en la Vida plena con Dios, ningún cristiano-a, debe poner en duda. Nadie se hace santo por méritos ajenos, aunque bien sabemos que el buen ejemplo es, sin duda, digno de imitar.
Ser «buena gente» no es fácil, ni es camino exento de obstáculos, máxime cuando vemos, cómo la maldad abandera las actitudes más miserables.
Cuesta y mucho, luchar contra corriente, tener la adversidad por compañera, abrirse paso entre quienes no reconocen siquiera la dignidad del otro.
No se lleva ser íntegro, decir la verdad, obrar con honradez, ser insobornable. Y así, tienen que «pagar justos por pecadores».
De ahí que, la fe no tiene sentido, sino va acompañada de un obrar conforme al Mandamiento del Señor: «Amaros unos a otros, COMO YO OS HE AMADO».
El mismo Jesús, al hablar de la credibilidad o no de su persona, respecto a la fe, pronunció la frase determinante que no da lugar a duda: «si no creéis en mí, en mis palabras, CREED en mis OBRAS».
Fariseos hay multitud, cubiertos de apariencia, dentro y fuera de los templos, buscan el trato de favor, el amiguísmo interesado, son los «fidedignos», que el Papa Francisco ha calificado como aquéllos-as que ¡NO SIRVEN!, sino que «se sirven» de los otros, como si de un clinex de «usar y tirar» se tratara.
Su PECADO hace mucho daño, pues está lleno de hipocresía, de apariencia camuflada y dudosa ambigüedad, nunca sabes a qué juegan, ni que carta esconden.
Son los FARISEOS del Siglo XXI, metiendo a todos en la misma «saca», por aquéllo de «mal de muchos, consuelo de tontos».
Conviene leer íntegro, pues no tiene desperdicio, el Pregón del Domund 2016, pronunciado por Pilar Rahola. Como ella misma comentó, al hacer mención de las palabras de un amigo: «es la más creyente de cuantas ateas había conocido».
La Gracia, que no tiene acepción de personas, muestra las obras que dan fe, a quienes reconocen con humildad sus limitaciones, a pesar de las oscuridades de sus incrédulos pronunciamientos.
No sabemos cuales pueden ser las obras de Misericordia, así como las motivaciones de esta mujer, que la han llevado a «dar la cara» y elogiar la gran tarea humanitaria realizada por los misioneros-as del mundo entero a través de la historia.
Es cierto que, al reconocer con humildad su propia carencia, de algún modo, puede compartir y sentir mejor la debilidad humana y sus necesidades.
Y este también puede ser el primer paso, para comprometer la vida al servicio de los más frágiles y desfavorecidos.
Pido a Dios que los buenos-as pecadores, -que los hay- sean reconocidos-as por su obrar, y los malos, aprendan de ellos al menos a ir «a cara descubierta».
Día del Domund. Siento cierta nostalgia, de haber perdido la oportunidad, de vivir de cerca la realidad misionera. Jesús me llevó por otro camino, el mundo de los enfermos y ancianos, ahí creo haber puesto mi pequeña semilla, cuyos frutos han dado apoyo y ánimos, han ayudado a vivir, con más dignidad, alegria y esperanza. Vale la pena.
Miren Josune
CONTRA SOBERBIA, HUMILDAD
Me encanta contemplar en los parques de algunas ciudades, esas aves majestuosas cuyas alas extendidas de vivos colores, forman una «corona imperial», los pavos «reales» así llamados, por su esplendor.
No dejaremos de reconocer por eso, su pequeñez y fragilidad, bellos sí, más insignificantes.
Esa es la imagen que algunos tratan de proyectar, mostrando el «brillo» de la apariencia y la emulación, la arrogancia en el trato con los demás, junto con la prepotencia.
¡Mira que hay soberbia en esta vida! La humildad, «brilla por su ausencia».
Sea como fuere, la soberbia se «viste» a menudo con falsos ropajes, tratando de cubrir, las miserias que se esconden dentro de algunos corazones.
La escena del Evangelio, no es una excepción. Dos hombres en actitud orante, dirigiéndose en su rezo a Dios. Decir que para orar, no es preciso «arrastrarse por el suelo» ni darse golpes en el torso con el látigo, tampoco «retando» a Dios, haber si nos «pasamos» de justos y buenos.
Nadie pone en «tela de juicio», el libre derecho que cada ser humano tiene, de mostrar su religiosidad, como mejor crea y sintonice, con sus convicciones más profundas, ateniéndose a ritos y formas de culto diferentes y multiculturales.
Es cierto que, el exterior de una persona, la imagen que proyecta, puede hacer que caigamos en el engaño, de una realidad que no es sino apariencia.
¿Quién puede ocultarse de la mirada de Dios?
El salmo nos esclarece, da luz a nuestra conciencia al decir:
Señor, tú me sondeas y me conoces;
me conoces cuando me siento o me levanto,
de lejos penetras mis pensamientos;
distingues mi camino y mi descanso,
todas mis sendas te son familiares…
La soberbia trae consigo, creer que no nos equivocamos nunca, que los fallos y errores son de los otros, que somos mejores, más justos y rectos, y lo que es peor, pretender hacer creer a Dios «que se lo crea».
Así puede llegar a ser, el hombre y la mujer: fatuos y cretinos.
«Contra soberbia humildad».
Quien no se abaja ante Dios y reconoce su error y pecado, no puede pretender ser escuchado. La actitud ante Dios ha de ser, reconocimiento de mi limitada condición humana, necesitada de Misericordia.
“¿Quién puede entrar en tu templo y habitar en tu casa Señor? Quien procede honradamente y practica la justicia. Quien tiene intenciones leales y no calumnia con su lengua. El que no hace mal a su prójimo, ni difama al vecino. Quien no presta dinero a usura, ni acepta soborno contra el inocente. Sólo entrarán en tu casa, los que viven con amor.” (Salmo 14)
Para vivir con amor, sobra toda soberbia. La figura del fariseo pretende arrogarse un Dios para sí, in-misericordie, que permita el rechazo y la exclusión,
El soberbio-a, se cree «único», un «privilegiado de Dios», cumplidor con la ley, las bulas y primicias, su vida está libre de sospecha.
La soberbia es realmente osada y prepotente, cuando va unida al poder y autoridad. Cuántos son los que al amparo de lo Sagrado, se aposentan e instalan en los templos, como si de exclusiva propiedad se tratara. No hay que hacer demasiadas concesiones a la razón, para darnos cuenta del talante y modo de proceder de quienes dicen seguir a Jesús.
CONTRA SOBERBIA, HUMILDAD.
Solemos confundir la condición social con humildad: ¿a mayor pobreza más humildes?. Es una apreciación errónea, tal vez, el resultado de complejos aún no superados. Ser humilde no tiene porque ir emparejado al rango social, cultural o profesional.
Jesús, que era la Sabiduría de Dios, manifestada en su vida, no tuvo a menos, «remangarse» en el sencillo taller de carpintero, de su padre José.
La humildad es una virtud del corazón, aunque para algunos-as denostada. Dios ama a los humildes y sencillos de corazón.
Son los pobres en el espíritu, que tienen una carencia singular: el vacío de sí, capaz de mantener su verdadero señorio.
Muchos de los males existentes en la familia, sociedad y grupos diversos de nuestras parroquias y comunidades, tienen su raíz en actitudes y comportamientos de clara prepotencia, dominio sobre los otros, afán de protagonismo, derivados de la soberbia.
Otros, confunden la humildad y la sencillez con espíritus débiles y pusilánimes, personas fáciles de manipular, imponerse a ellas.
La humildad nos hace grandes frente a Dios, Padre-bueno, cuyo Amor, se «abajó» en Jesús de Nazaret, quiso compartir la frágil y limitada condición humana.
Nuestro mundo sería un bello Paraíso, si erradicáramos toda la soberbia del corazón, la que nos hace ser rivales unos de otros. Cuánta soberbia impide salir de nosotros mismos y acercarnos unos a otros con sencillez, sin otra pretensión que caminar juntos, aunando voluntades.
Pues vamos a orar con toda el alma, «vaciar» nuestro interior y decirle al Señor:
Quiero vivir con alma de niño,
cambiar los caros «cromos» de la soberbia, por humildad gratuita.
Quiero expresarme con palabras, «bañadas en la dulce miel» de la ternura de los gestos.
Quiero agradecer a Dios el regalo de la vida, mi familia y amigos-as,
también a quienes mi indiferencia ha ignorado.
Tal vez, hemos perdido a un buen amigo-a, por no saber mirar al corazón,
comprender el sencillo lenguaje de los gestos humildes.
Quiero estar «a la cola» de los que nadie hace caso, escucha y considera, por no ser «rentables».
Quiero decirte Jesús que me perdones, por presumir alguna vez de «buena».
¡Qué vestido a veces más replanchado!
Quiero vaciarme de inútiles «trastos», tú sabes:
desconfianza y recelos, temor a la traición y a que «me la jueguen», miedos e inseguridad.
Quiero dejar la estancia de mi corazón luminosa y diáfana, para que esos que tú conoces,
solos y abandonados, entren y salgan, sin tener que esperar.
Quiero caminar íntegra y con la dignidad erguida, mirar de frente a los ojos y «abajarme entera»,
hasta el sufrimiento y el dolor de los otros.
Quiero Señor, permanecer en tu amor, sé que sin tí nada puedo.
Miren Josune
Bueno yo diría que me encuentro comparado con el recaudador, porque así como lo dijo el recaudador no es fácil mirar al cielo cuando tengo faltas que no son ni dignas ni agradables a los ojos de Dios y constantemente tengo que acudir a esta petición u oración o mantra de Santa Teresa de Jesús:
No quieras despreciarme
si color moreno en mí hallaste,
fruto del pecado de mi alma.
También puedes mirarme
y, después que me miraste,
solo gracia y hermosura en mí dejaste.
Mírame, aquí estoy.