Como los primeros discípulos y discípulas, vamos a seguir también nosotros a Jesús por los caminos de Galilea. Siguiéndolo de cerca iremos descubriendo cómo es Jesús, cómo se acerca a las gentes y cómo hace más humana su vida introduciendo salud, perdón, amistad y esperanza. En su actuación sanadora y liberadora iremos descubriendo el proyecto salvador de Dios: lo que Jesús llamaba «reino de Dios».
Poco a poco iremos conociendo algunos rasgos inconfundibles de Jesús. Lo veremos como curador de la vida (tres temas), amigo de pecadores (tres temas), defensor de los pobres (dos temas) y amigo de la mujer (dos temas). No son solo los rasgos de un gran profeta. En esos rasgos se nos va revelando el rostro y el corazón de un Dios humano, fuente de vida y de perdón.
Por último, no hemos de olvidar que somos discípulos y seguidores de ese Jesús. De él hemos de aprender a vivir, a él queremos seguir. Él nos llama a actualizar su presencia y su acción salvadora en el mundo de hoy. Él nos invita a la conversión de nuestros grupos y comunidades cristianas, caminando hacia una Iglesia más fiel a su Espíritu.
Grupo de Jesús
Por: José M Colón Aponte
Orocovis, Puerto Rico
Padre Jorge nos reúne
y forma grupos de Jesús;
para estudiar la escritura
y llevar al mundo luz
Animados por el padre
nos guía el Espíritu Santo;
a emprender estos encuentros
que nos fortalecen tanto.
Nos dice nuestro maestro,
¡Animo! Soy yo. No temáis
Yo estaré en cada momento
Si por voluntad estáis.
Por conocer al maestro
aunque ciegos y gritando,
muchos dicen concierto
¡Animo! Te está llamando.
Aliento Jesús mandáis
si con el yugo cargamos.
Venid a mí lo que estáis
cansados y agobiados.
Si con fe a Dios buscaran
y necesitas gritad;
pedir buscad y llamad
y las puertas se abrirán.
Como Juan y sus discípulos
aunque a veces su voz soñáis;
Jesús va por el camino,
y nos dice “¿Qué buscáis?”
El sepulcro está vacío,
nos dice no os asustéis;
el que busca está vivo,
en Galilea lo veréis.
Su cuerpo transfigurado
Jesús quería demostrarle;
este es mi hijo amado
a él pueden escucharle.
A insistencias de la gente
Effeta tal le dijo al soldo;
y le soltó la lengua,
su hablar era de otro modo.
El espíritu de Dios
a Jesús se ha impulsado,
decía una voz del cielo,
Tú eres mi hijo amado.
Fue tentado por el diablo
cuando estaba en desaliento,
por fidelidad al Padre
salió airoso en el desierto.
Leyó el profeta Isaías
del libro que fue entregado;
se cumplió la profecía,
a los pobres fue enviado.
Regresó arrepentido,
pues gastó todo el dinero;
al que el padre se lo perdone
porque es el Padre bueno.
La oveja lejos se ha ido
búscala y no desesperes;
pues Dios busca a los perdidos,
deja las noventa y nueve.
Salió a buscar los obreros
porque se encontraba solo;
paga todos por igual,
pues Dios es bueno con todos.
Yo sé bien que Dios escucha
a los que confía en él
Dios es misericordioso
según nuestro proceder.
Para Jesús la vida es primero
y sana, aunque fuera sábado.
Aunque no fuera bien visto
por fariseos y herodianos.
Viendo la fe que tenían
se conmovió de antemano,
Jesús dijo al paralítico
tus pecados son perdonados.
Jesús extendió la mano
y al leproso tocó,
al instante quedó limpio
y curado de exclusión.
Tema 18 El leproso curado de la exclusión
Vivimos en una sociedad llena de discriminaciones en distintos ambitos. Nos movemos por estratos sociales hechos por motivos económicos, políticos, culturales, religiosos… Desde pequeños hemos ido observando y respirando esas situaciones injustas y es por eso que nos hayamos hechos más insensibles y conformistas.
Sin embargo, la Palabra de Dios es directa y exigente. Pudiendo a veces tratar de ocultarnos o manifestar de distintas formas que hacen que nos alejemos del problema, lo cual nos lleva a un endurecimiento humano y por tanto moral. Tratamos de colaborar prestándonos y colaborando para paliar pero la situación continúa. Se enraiza cada vez más dificultando la solución. Es el mismo Jesús quién nos dice que hay que salir en busca de los excluidos y como prioridad, ayudarles a salir de su marginación.
Nos duelen los comentarios que escuchamos de amigos, familiares, compañeros… porque sin darse cuenta, al hablar, detestan al pobre -a su igual-, sin caer en la cuenta que todos estamos “necesitados” bien sea por dotación, crianza, economía, cultura, raza, …. Y es por eso que hemos de esforzarnos tratando de vernos en cada uno de ellos.
A veces, mos aflora la pregunta ¿qué haría yo en su lugar? ¿cómo habría actuado? En Mateo 25, leemos “seremos juzgados en el amor”.
Dios, padre bueno, que nos ama a todos por igual no solo nos pide que compartamos lo que tenemos sino tamibíén lo que somos.
Si echamos una mirada al “mundo” nos hundimos. El clamor de los pobres, el grito desesperado de los perseguidos, agredidos, asesinados… Todo este sufrimiento que invade a la tierra nos resulta insoportable.
No sólo el hombre de hoy sino nosotros, los cristianos hemos perdido el “norte” porque ya no nos reconocemos.
El egoísmo exacerbado se nos está inscrustando de tal modo en nuestro ser que nos está llevando a formar islas pequeñas en las que el vivir sin mirar el ancho mar; ni hacía arriba, sin fijar la mirada en el otro; sin oír sus gritos desesperados.
¿Hasta cuando Dios esperará a que abramos los ojos, ablandemos el corazón y demos la vuelta?
Al terminar la cuarta Etapa, el Grupo de Jesús «Arbolitos», en San Luis Potosí, México, comparte lo que que nos revela Jesús sobre quién y cómo es él, por su manera de ser con la gente:
Es humilde, justo, cercano, atento y preocupado por las personas; siempre amoroso, solidario, esperanzador, como amigo que cree en nosotros y nos enseña como ser mejores. O sea, Dios es amor.
Alfredo Aguilar Pelayo
Coordinador
TTema 16. Sobre la oración de un desconocido que entendió la presencia de Jesus. 4a. Etapa.
Nuestra vida está impregnada, por decirlo así, de un Jesus vivo al que le » prestamos » nuestro cuerpo. Esto que parece escandaloso es una muestra más del Amor queJesus nos tiene.
Es un programa y un aliento para saber cuando lo seguimos.
Lo sigo cuando mis ojos miran al mundo con su mirada. Es una mirada llena de amor y compasión. » Vengan a mí todos los que esta cansados y agobiados.Yo los aliviaré » cuando tenemos esa mirada asentada en el corazón la vida aparece como el gran reto. Anunciar la llegada del Reino. La buena noticia del Reino d Dios. Dios está cerca porque a través de mis acciones movidas por el amor , los pobres, los enfermos,los excluidos de la sociedad y vistos por ella con desprecio descubrirán a través de nuestras pobres y tímidas acciones algo más grande.
El amor verdadero es de por sí, difusivo, inventando la palabra. Abarca a todos. No deja a nadie fuera. Pido a Jesus que se sirva de mí para anunciar que el Reino ha llegado y está con nosotros en este mundo contradictorio. Pido también, que todos los que tratamos de seguir a Jesus tengamos esa mirada que al fin, es acción, respuesta y esperanza para todos los que lo buscamos y también para los que ya empezamos a saber un poquito más quien es Jesus, y su mensaje, Y todo, con el apoyo de una comunidad de fe y la seguridad de un Amor inmenso para cada uno, a pesar de mi miseria. Gracias Jesus, mi Dios y mi Salvador.
Hola a todas y todos: reúno en este comentario, primero unas palabras del papa Francisco, y luego una reflexión propia sobre el tema de la misericordia.
CONTEMPLANDO LA MISERICORDIA
Jesús, no era solo un buen predicador, alguien que transmitía un sincero y hermoso mensaje de paz y amor. Su mirada le interpelaba y movía a la acción, a buscar remedio y digna solución para el mal del otro.
Ciertamente, él ve, pero no se limita a esto, puesto que toca a las personas, habla con ellas, actúa en su favor y hace el bien a quien se encuentra en necesidad. Se deja conmover y llora (cf. Jn 11,33-44). Y actúa para poner fin al sufrimiento, a la tristeza, a la soledad y abandono, la miseria del pecado y la muerte.
Jesús nos enseña a ser misericordiosos como el Padre (cf. Lc 6,36). En la parábola del buen samaritano (cf. Lc 10,29-37) denuncia la omisión de ayuda frente a la urgente necesidad del otro, el prójimo: «lo vio y pasó de largo» (cf. Lc 6,31.32).
De la misma manera, mediante este ejemplo, invita a sus oyentes, y en particular a sus discípulos, a que aprendan a detenerse ante los sufrimientos de este mundo para aliviarlos, ante las heridas de los demás para curarlas, con los medios que tengan, comenzando por el propio tiempo, a pesar de «tantas ocupaciones».
En efecto, la indiferencia busca a menudo pretextos: el cumplimiento de los preceptos rituales, la cantidad de cosas que hay que hacer, los antagonismos que nos alejan los unos de los otros, los prejuicios de todo tipo que nos impiden hacernos «prójimo».
La misericordia es el corazón de Dios. Por ello debe ser también el corazón de todos los que se reconocen miembros de la única gran familia de sus hijos; un corazón que bate fuerte allí donde la DIGNIDAD humana —reflejo del rostro de Dios en sus creaturas— esté en juego.
Jesús nos advierte: el amor a los demás —los extranjeros, enfermos, encarcelados, los que no tienen hogar, trabajo, los ancianos, los que viven la soledad, incluso los enemigos— es la medida con la que Dios juzgará nuestras acciones.
De esto depende nuestro destino eterno. No es de extrañar que el apóstol Pablo invite a los cristianos de Roma a alegrarse con los que se alegran y a llorar con los que lloran (cf. Rom 12,15), o que aconseje a los de Corinto organizar colectas como signo de solidaridad con los miembros de la Iglesia que sufren (cf. 1 Cor 16,2-3).
Y san Juan escribe: «Si uno tiene bienes materiales y, viendo a su hermano en necesidad, le cierra sus entrañas, ¿cómo va a estar en él el amor de Dios?» (1 Jn 3,17; cf. St 2,15-16).
Por eso es determinante para la Iglesia y para la credibilidad de su anuncio que ella viva y testimonie en primera persona la Misericordia.
La primera verdad de la Iglesia es el amor de Cristo. De este amor, que llega hasta el perdón y al don de sí, la Iglesia se hace sierva y mediadora ante los hombres.
Por tanto, donde la Iglesia esté presente, allí debe ser evidente la Misericordia del Padre, que pide atender no solo los bienes materiales sino compartir los dones espirituales.
También nosotros estamos llamados a que el amor, la compasión, la misericordia y la solidaridad sean nuestro verdadero programa de vida, un estilo de comportamiento en nuestras relaciones de los unos con los otros.
Esto pide la conversión del corazón: que la gracia de Dios transforme nuestro corazón de piedra en un corazón de carne (cf. Ez 36,26), capaz de abrirse a los otros con auténtica solidaridad.
Este es mucho más que un «sentimiento superficial por los males de tantas personas, cercanas o lejanas». Empeñarse por el bien del otro, ponerse en su lugar, actuar sin demora allí donde la dignidad y la vida estén en peligro de sucumbir.
Es la misericordia que surge de la fraternidad.
Papa Francisco
LA MISERICORDIA: RASGO PRINCIPAL DE JESÚS
La misericordia debe ser ofrecida de manera gratuíta y generosa, sin penitencias añadidas, sin fardos pesados que hagan insufrible el camino de la vida.
Cuando el papa Francisco, habla de que las parroquias han de ser «oasis de misericordia», nos está indicando, la fraternidad que debe ser vivida entre todos.
No podemos convertir las parroquias en «trampas» de poder y ambición, con el único fin, de un protagonismo dominador y excluyente.
La misericordia ha de estar presente en el corazón, y obrar en consecuencia, desde el servicio y la entrega, no desde la rivalidad y envidia.
La empatía se crea cuando las relaciones se establecen desde el respeto y la comprensión, no desde la crítica y el juicio.
Misericordia del corazón cuya mirada permanece receptiva al sufrimiento del otro, le apoya y ayuda a vivir, a recobrar la fe y esperanza.
Miren Josune
¿QUIÉN ERES TÚ JESÚS?
Todos-@s conocemos cómo irrumpió Jesús en nuestra vida. Éramos muy pequeños-@s e inocentes.
Sin duda, el momento más entrañable y tierno fué el de nuestra primera Eucaristía. Una íntima alegría envolvió aquel instante único, llenándonos de gozo indescriptible.
Era el amor de Jesús que por primera vez, se hacía real, presente en nuestra vida.
Conocer el amor, experimentar y sentir su presencia, no es fruto de un instante fugaz, por muy hermoso que nos parezca.
Es preciso emprender confiados, con fe y esperanza, el camino que nos lleve al conocimiento y la aceptación plena.
Los «grupos de Jesús» formados por hombres y mujeres al encuentro de Jesús y su mensaje de amor, queremos responder hoy, en el aquí y ahora de nuestra vida, a la pregunta que un día lejano en la historia hizo Jesús a sus amigos:
Y vosotros, ¿QUIÉN DECÍS QUE SOY YO?
Si alguien a quien amamos, nos hiciera esta misma pregunta, nuestra respuesta no ofrecería duda: TODO.
El todo abarca el sentido de nuestra vida, la entrega total, compartir sentimientos e ideas, valores y experiencias, el profundo saber que habita en nuestro corazòn y que la sabiduría del Espíritu ha ido dejando con sus carismas, dones y conocimientos.
En la realidad de cada persona es donde la pregunta de Jesús,está esperando una respuesta, que ha de irse confirmando de manera coherente y responsable.
¿Quién no ha oído hablar de Jesús? En este mundo de las nuevas tecnologías, donde las noticias y acontecimientos, se conocen a una velocidad vertiginosa, LA BUENA NOTICIA DE JESÚS se deja oír hoy, si cabe con más fuerza que nunca.
La pregunta que os propongo y que a su vez me hago es ésta: ¿estamos los cristianos-@s dispuestos-@s a responder de forma coherente a Jesús?
No se trata de «una declaración de principios», ni tampoco una efusiva demostración de amor.
Hemos decidido seguir a Jesús, compartir su amor, realizar las obras que él hizo, ser testigos de esperanza y Resurrección.
En nuestros encuentros, además de la Palabra, no debiera faltar la Eucaristía, el Pan y Vino, fuerza y alegría para nuestro camino.
Así es como la presencia de Jesús permanecerá en cada uno de nosotros, su amor nos habitará.
Acabamos de comenzar, estamos dando los primeros pasos, con ilusión y ganas, echando raíces, queriendo que penetre savia nueva, el vino nuevo en odres nuevos.
En este mundo, en el que son multitud los-@s que buscan seguridades, cubriéndose las espaldas, asegurándose pingües beneficios, los-@s que rechazan su verdadera identidad negando a su Creador, rechazándolo de sus vidas, yo quiero Jesús, una vez más, apostar por tí y tu proyecto, vivir amando como amaste tú.
Yo sé quién eres tú Señor: eres AMOR.
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