Marcos 1,40-45
Se le acercó un leproso y le suplicó de rodillas:
—Si quieres, puedes limpiarme.
Jesús se compadeció, extendió la mano, le tocó y le dijo:
—Quiero, queda limpio.
Al instante le desapareció la lepra y quedó limpio. Entonces lo despidió, advirtiéndole severamente:
—No se lo digas a nadie; vete, preséntate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que mandó Moisés, para que conste contra ellos.
Él, sin embargo, tan pronto como se fue, se puso a divulgar a voces lo ocurrido, de modo que Jesús no podía ya entrar abiertamente en ninguna ciudad.
Tenía que quedarse fuera, en lugares despoblados, y aun así seguían acudiendo a él de todas partes.
- Ver el contenido de las dos reuniones de este tema en el libro Grupos de Jesús, de José Antonio Pagola
Primera reunión: Acercamiento al Evangelio
– Guía de lectura
– Acercamiento al texto evangélico
– Comentario
Segunda reunión: Acercamiento a la vida
– Conversión personal
– Compromiso en el proyecto de Jesús
– Sugerencias para la oración
El leproso curado de la exclusión.
Mateo 1,40-45
Jesús es el curador de la vida, amigo de pecadores, de las mujeres y defensor de los pobres y los marginados.
Nos libera de lo que impide vivir sanamente y con las curaciones del hombre en sábado,del paralítico curado del pecado y ahora del leproso sanado de la exclusión nos marca y nos enseña el camino hacia Dios que prioriza al hombre antes que la religión o la ley.
En este texto nos llama como siempre nuestra atención la disponibilidad de Jesús ante todo el que se acerca a él para pedirle algo,se para y atiende a la persona que le pide su ayuda,no se enfada ni se molesta ante la interrupción,cada vez que alguien le llama le trastoca los planes,retrasa lo que tiene previsto hacer en ese momento, predicar en algún sitio donde no lo ha hecho antes, descansar tranquilo en casa con su familia y amigos después de muchos días fuera anunciando el reino y curando a los que se acercan a él,en este texto la persona que se acerca a pedir su ayuda es un leproso, alguien que vive al margen de la sociedad, totalmente excluido porque ni puede entrar en los pueblos o ciudades ya que está considerado impuro.
Los leprosos sufrían su enfermedad de manera diferente a otros enfermos por la vergüenza y humillación de sentirse seres sucios y repulsivos a los que todos rehúyen sin poder llevar una vida digna quedando condenados a la exclusión.
Jesús siempre respeta la libertad de la persona, el leproso se acerca a él y le pide que le limpie, hasta ese momento él no ha hecho nada, cuenta con nosotros para actuar, el leproso le pide que le cure si quiere y el Señor compadecido de él lo hace y no solo cura su enfermedad física, también su marginación, una sociedad la de aquel tiempo que aislaba a los enfermos y especialmente a los que padecían enfermedades de la piel que al extenderse por todo el cuerpo resultaban mas repugnantes y desagradables, no solo eran enfermos físicos, también lo eran socialmente teniendo que vivir apartados de la comunidad y viviendo fuera de los nucleos urbanos sin poder relacionarse con nadie,despreciados por todos y gritando impuro parte advertir a los que se puedan acercar a ellos.
En nuestra sociedad existen personas que viven con ese dolor, que son completamente invisibles para la mayoría y que sufren la marginación, personas que viven en la calle muchos de ellos enfermos mentales o con problemas de alcohólismo, inmigrantes que buscando una vida mejor para ellos y sus familias se juegan la vida en el mar víctimas de las mafias y de los prejuicios de los ciudadanos de los países a los que van por su pobreza, religión o el color de su piel,la lista es muy larga y muchos sufren por ser diferentes, por su orientación sexual o porque sus condiciones de vida se aleja de la la norma.
Jesús se acerca al leproso igual que hace con todos los seres vulnerables y desfavorecidos y no solo le dice que quiere curarle, ante la petición del hombre, le toca y eso hace que él ya no pueda hasta su purificación volver a relacionarse con nadie, algo que también le obliga a vivir fuera de la ciudad, cuando cura al leproso le dice que vaya a presentarse al sacerdote y ofrezca por su purificación lo que mandó Moisés para que conste contra ellos, por un lado Jesús cumple la ley y le envía a hacer lo que esta manda para que pueda volver a la sociedad y por el otro hace ver que esa ley discrimina al hombre y le condena a vivir sin esperanza y en una situación de desamparo.
Dios pone al hombre por encima de esa ley opresora y puede limpiarnos si se lo pedimos y confiamos en él de toda la lepra que nos hace vivir en las afueras, nos reconciliará con el pasado, nos ilusionará con el presente, llenará de confianza el futuro y nuestra vida se irá construyendo día a día.
Grupo virtual de Jesús 33
Alicia, Francisco, Gela, Juan José, María, Rafael, Valle
TEMA 18 – El leproso curado de la exclusión (Marcos 1,40-45)
ACERCAMIENTO AL EVANGELIO
Jesús, vio la fe, el dolor y la confianza de este hombre, sintió compasión, lo tocó, hizo suyo el dolor del otro, y lo sanó. Es admirable la fe del leproso, le sale al paso y se le arrodilla incluso trasgrediendo las leyes que le prohibían acercarse a las personas sanas, pues no duda del poder de Jesús para curarlo, reconociéndolo como sanador, se entrega a su voluntad. Conmueve que Jesús lo toca para limpiarlo de la lepra, dejando claro una vez más que la vida de los necesitados, su dignidad y la inclusión en la sociedad es el espíritu que debería estar sobre toda ley. Es una ironía que quien toca las debilidades, enfermedades, se conmueve y actúa, deba quedarse afuera, excluido, tristemente, muchas veces, quienes defienden a vulnerables o marginados terminan también sufriendo marginación
Señor Jesús, haz que no temamos tocar las heridas porque a veces sólo tocándolas podremos sanar nosotros mismos, y dar sanidad a quienes están excluidos sufriendo un doble dolor; el de su padecimiento y el de la marginación. Permite que toquemos tus heridas en el prójimo, sólo así aumentará nuestra fe en Ti, sólo así aumentará nuestra compasión, llévanos a reconocer al otro como nuestro hermano para amarlo, respetarlo y tratarlo con la dignidad que tiene como hijo de Dios.
La figura del leproso, en nuestro tiempo es muy significativa para mostrar con qué facilidad excluimos a determinadas personas de nuestro ámbito sólo porque las consideramos “impuras”, es decir, que no cumplen con nuestros estándares de vida sin considerar que la exclusión es la que nos lleva al egoísmo y a la soberbia de creernos superiores a los demás y a adjudicarnos el derecho a maltratarlos y marginarlos.
Así mismo, nos muestra la importancia de la fe para acercarnos al Señor y recibir su gracia, aún ante las peores circunstancias de la vida, uno puede seguir adelante con fe, esperanza, esfuerzo y mucho amor. Es bueno apreciar y rescatar la fe del pueblo de Dios, en lugares impensados puede presentarse ésa fe inquebrantable, la que es un buen contagio para recibir y expandir. Si nos ponemos en camino, siempre habrá “leprosos” que atender, solo hay que ir alertas mirando a los costados. Otras veces seremos nosotros los “leprosos”, y será cuestión de fe acercarnos y no desviar la mirada en Jesús.
Seamos discipulos misioneros de la obra del Señor, no podemos quedarnos callados ante las cosas maravillosas que Dios obra en medio de nosotros. Es nuestro deber, y nos hará bien, salir a proclamar y anunciar el poder de Jesús, porque así estaremos dando al mundo la oportunidad de que todos conozcan la salvación que viene de Dios.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
El reconocimiento de que existe a nivel global la exclusión social, nos duele y nos conmueve. Muchas minorías sufren discriminación, incluso en la iglesia donde se espera que haya más compasión y labor de rescate, aunque observamos una tendencia a eliminar marginaciones dentro de la Iglesia puesto que hay una mayor conciencia del daño que causa. En la frase del Papa Francisco “En la iglesia cabemos todos” está claro que allí todos somos bienvenidos, sin ningún tipo de discriminación.
Todos los cristianos deberíamos tener muy claro de qué lado de la vida está Jesús, siempre se puede tomar acción por alguien, somos llamados a amar y con obras ayudar y socorrer en lo que podamos a nuestros hermanos. Dicen que lo contrario al amor no es el odio sino la indiferencia, si no podemos hacer mucho al menos señalemos situaciones de injusticia o marginación y haciendo visible la exclusión, presionemos para que los gobiernos cumplan su rol de ayudar a mejorar la calidad de vida de toda la población.
Mantengamos una actitud abierta y acogedora hacia personas con diferente ideología política, costumbres, raza, credo, género, condición de salud, estatus económico, etc., por ningún motivo debemos discriminar y apartar a los otros. Nosotros, que nos llamamos cristianos, debemos tener las actitudes que Jesús tomó hacia los más necesitados, actitud de verdaderos hermanos y hermanas y no dar la espalda a la existencia de los necesitados.
Tenemos a la mano y como una acción poderosa orar por todos y en especial por aquellos que nos causan más dificultades para su aceptación, bien sea, por prejuicios personales o sociales o porque realmente están muy apartados del Señor. Confiemos al Señor nuestra oración Él nos dará la fuerza y sabiduría para saber cómo actuar. Es clave pedir al Espíritu Santo que nos ilumine, así, tendremos doble fuerza, la de Dios y la nuestra y siempre será obra de Dios la ayuda que se pueda brindar. A veces parece que orar es lo único que podemos hacer, si es con fe, seguramente tendrá su efecto, aún si las personas no se enteran que alguien está orando por ellas.
ORACION
Jesús, cuando miro a mi alrededor, puedo ver mucha falta de amor, mucha necesidad de calor humano, en el corazón vacío de esta multitud, aparentemente sin rumbo e indiferente a los que están física y mentalmente enfermos.
Jesús, tu pobre pueblo sigue necesitando hoy ser alimentado, curado y perdonado, estamos sedientos, desnudos y sin esperanza, atrapados en este mundo violento.
Jesús, tú que has liberado y sanado a todos los que han creído en ti, ahora soy yo quien pide tu ayuda, para que me liberes de miedos y anhelos y con la fuerza de tu amor que me hace libre, ayúdame a acercarme a los apartados y excluidos para suavizar su dolor y enjugar las lágrimas del sufrimiento, sosegando su desesperación y también la mía, porque Tú me enseñaste que dando es como se recibe.
Gracias, Jesús, por tu Palabra y tu ejemplo, que me lleva al Padre. Amén
GVJ – 32 Adelino, Guillermo, Nancy, Lucía, Wolfgang
REFLEXIÓN TEMA 18
GDJ VALLE DE ELDA
Aportación a la web
TEMA 18 – EL LEPROSO CURADO DE LA EXCLUSION.(MARCOS 1:40-45)
Queridos amigos de los GVJ:
Desde nuestro grupo Valle de Elda, nos encanta compartir las reflexión, experiencias y propósitos que nos hacen mover en cada reunión para caminar en fraternidad, sintiéndonos Todos Uno con el resto de quienes, como a nosotros, nos enriquece la diversidad de pensamiento de cada grupo.
Os dejamos nuestras reflexiones sobre este tema.
SEGÚN EL EVANGELIO: El leproso curado de la exclusión. (Marcos 1: 40-45)
De esta reunión hemos señalado varias cosas y hemos llegado a las siguientes conclusiones:
Si concluimos a nivel personal podemos ver que llamamos lepra a la vision que creamos nosotros mismos y está representada en distintas enfermedades como por ejemplo llamamos lepra al orgullo, a la soberbia, la lepra de la mentira, a la crítica, aquellas que cada día nos hace ser más esclavos y por supuesto sujetos a los pensamientos negativos que creamos. Nuestro señor Jesús dijo ve y no lo cuentes a nadie, el señor le extendió la mano y lo toco y esto de tocar significa salir de uno mismo, considerar que debemos dejar las lepras a un lado y salir al otro, debemos atrevernos a tocar y por supuesto que no tengamos miedo a tocar al que está al lado, no tengamos miedo a la transmisión de la enfermedad como llamamos a los mal vestidos, sucios, malolientes, migrantes, negros, personas con discapacidades etc… y darnos cuenta de que debemos buscar la mejor manera de ser más hermanos y apartar las condiciones.
Otra cosa que queremos resaltar es que la figura del leproso representa cualquier marginado de hoy en día por las circunstancias que fueren en su día a día.
Seguimos el recorrido y vemos que al encontrarnos con dicha persona lo primero que debemos ver es que Dios le quiere tal y como es y nuestra reacción debe ser de respeto y sensibilidad y admiración por el propio episodio de atreverse a saltarse todos los mandatos que habían en esa época por la salvación.
Nuestro Señor siempre proclamaba que el reinado de Dios estaba penetrando en la humanidad. El no iba por la tierra juzgando a las personas ni ofreciéndose como curandero ni mucho menos.
Su actitud es siempre de respeto. apertura y solo actúa cuando las personas se lo piden.
Lo que nosotros entendemos por una intervención siempre es acuerdo con el reinado de Dios. Tenemos la obligación de estar sensibilizados con todo el mundo que lo necesite, sean vagabundos, marginados o gente desfavorecida. Esto nos hará libres para poder ver lo que realmente necesita como ser humano y ayudarle en cuanto lo pida y en cuanto podamos.
En esta reunion estamos aprendiendo a seguir a jesus con sus actos y en este caso seguir a jesús es comprometerse en ese (movimiento de compasión) que él puso en marcha para introducir en historia humana un amor llamado ( no excluyente) que vallamos eliminado barreras de carácter racial, carácter religioso, carácter social, carácter cultural, carácter económico, carácter sexual etc.
Padre Dios, te pedimos que, por medio de tu Espíritu Santo,
nos ayudes a seguir el camino tomado por tu Hijo,
que se preocupó de los pobres y necesitados, de los pequeños y excluidos.
Enséñanos a estar al lado de los pobres, de los más vulnerables, de los desamparados,
donde tú estás presente y necesitado.
Queremos terminar dando las gracias a las personas que conforman este gran grupo de la Cuarta etapa, al padre D. Francisco, padre D. Antonio por un entorno muy especial y con muchísima presencia del Señor, y sobre todo agradecemos a nuestros coordinadores JAVIER, ANABEL Y ROSA por su buen hacer y predisposición por la evangelización hacia todo el grupo.
¡Que el Señor siga uniendo en oración a este grupo de Jesús valle Elda!
UN GRAN SALUDO: Fran Llopis
Al llevar a nuestra experiencia personal el “estudio” del evangelio que se nos ofrece en este tema, la “sanación del leproso”, lo primero que nos conmueve es la claridad y sencillez de la petición del leproso a Jesús. “Si quieres puedes limpiarme”. Debemos aprender del leproso en la confianza con la que dirigir nuestras peticiones a Dios y al mismo tiempo aceptar su voluntad en la respuesta, que no siempre es la que buscamos en el momento, pero seguro que es la que más necesitábamos.
Desde la postura de Jesús, su respuesta es la que todos deseamos escuchar “Sí, quiero, queda limpio”. Muchos encontramos en el Sacramento de la Reconciliación esa respuesta a nuestra infidelidad que nos “enferma”, su perdón me cura y limpia.
El “pecado” de la exclusión nos envuelve. Tendemos a “defendernos” de aquellos que nos remueven nuestras conciencias y de alguna forma los hacemos invisibles. Este pasaje evangélico nos ayuda a pensar y poner inicio al cambio de las actitudes que hacen posible la inclusión. Queremos empezar con gestos simples de empatía y mover nuestros sentidos y con ello nuestros corazones a descubrir esos rechazos de hermanos nuestros que “hacemos” invisibles e intentar que, como Jesús, su presencia nos haga “temblar las entrañas”.
Ante actitudes consideradas “anómalas” dentro de la iglesia (homosexuales, separados y divorciados con nuevas relaciones, parejas no casadas, etc, etc) que han llevado a crear numerosos grupos de excluidos dentro de nosotros, debemos tomar partido por ellos y defender sus derechos “divinos” ante el resto de la comunidad.
Es la misericordia la virtud que hará que herman@s de diferentes orígenes, razas, sexo, condiciones…nos sintamos pertenecientes y colaboradores del Reino de Dios en la tierra que nos trae nuestro Maestro Jesús.
¡Nos rezamos!
Mª Agustina, Dardo, Cecilia, Nilda y Jesús.
Grupo de Jesus GJV 31
GVJ 25 – APORTACIÓN DEL TEMA 18 PARA LA WEB
Estimados amigos y amigas de los Grupos de Jesús: El GVJ 25, les hace llegar la reflexión del décimooctavo tema del proceso de Grupos de Jesús, compartimos con ustedes lo que hemos dialogado y comentado.
Este tema trata una situación que en la sociedad judía era determinante, pero que en la sociedad contemporánea, está siendo todo una problemática.
IMPUROS, EXCLUIDOS, MARGINADOS
Las desigualdades que se ven en el momento actual en el mundo son muchas, las económicas, las sociales, las políticas que crean y determinan a muchos grupos de excluidos y marginados, podemos hablar de los pobres, que no tienen dinero para comer o satisfacer sus necesidades, o de las mujeres que se ven imposibilitadas a ser libres y decidir por ellas lo que quieran hacer, o los discriminados por sus características físicas o por su género, los ancianos o los indígenas, los migrantes o los pueblos originarios. En la actualidad hay en el mundo un innumerable grupo de excluidos, marginados, que son una carga para la sociedad establecida. Los compañeros comentan: “En mi práctica profesional aprendí a aceptar y trabajar con la diversidad de personas en condición de discapacidad y me esforcé porque ellos se integraran a una sociedad discriminatoria, pero Pagola hoy me plantea que también hay otros sectores que son discriminados y me amplía el panorama. Para mí los colectivos más marginados son los indígenas, los migrantes, los enfermos y las comunidades LGTBQ+, y aunque se ha ido tomando conciencia de ellos, aún existen barreras y prejuicios que impiden una verdadera integración a la sociedad”. Otro nos dice: “Creo que nos acostumbramos a la rutina de ver y convivir con las exclusiones de todo tipo, si bien hay ayudas humanitarias y uno trata de estar cerca del que sufre, no alcanzan, los temas son estructurales, las causas. Y debería darse un gran cambio cultural. La sociedad marcha hacia un mayor individualismo e indiferencia, una parte, otras están en búsqueda de una mejor humanidad. Hacia ella debemos ayudar y caminar, tomar iniciativas, si son comunitarias mejor. También comprometernos en lo posible en lo político, como el bien común, de las mayorías pobres, ya que hay una gran hipocresía en algunos gobiernos También ayudar a pensar el tema de las informaciones/comunicaciones de los medios”. Finalmente se dice lo siguiente: “Me viene a mis recuerdos, cuantas veces yo mismo he caído en excluir a otros por su aspecto, por su poca capacidad, por su manera de comportarse, etc. De verdad me avergüenza ahora que lo recuerdo. Y esto mismo me hace pensar ahora que el mensaje de esta lectura además de hacer patente que Dios no excluye a nadie, mi papel, nuestro papel como cristianos es buscar reivindicar a los excluidos que en la mayoría de los casos han vivido esa condición por causas ajenas a ellos”.
EXTENDER LA MANO
Aquí se presenta una gran pregunta, qué hacemos los cristianos, los que nos decimos ser seguidores de Jesús con todos esos seres humanos rechazados por la sociedad establecida, qué hace la Iglesia como institución. Los compañeros del grupo, concluyen: “La tarea que me surge de esta reflexión no es fácil. Debo desprenderme de muchos prejuicios, de miedos, de sentirme superior. No será nada fácil, pero creo que le debo mucho a la sociedad. Reconozco que hay gran necesidad en muchas personas que me rodean y hasta dentro de mi propia familia, pero algo que aprendo es que no tiene sentido seguir creyendo que voy mejorando cuando a mi alrededor hay personas tristes, solas, con muchas necesidades y yo muchas veces paso de largo”. “En particular a mí me llama la atención acercarme al grupo de migrantes y aquellos marginados en familias y que sufren situaciones de separación matrimonial, depresión, falta de apoyo emocional y enfermos. También creo que aunque los adultos mayores están teniendo un apoyo importante, no dejan de ser también un sector discriminado y abandonado. Me esforzaré por dirigir mis acciones hacia este grupo de personas”. “Ahora doy un seminario a quienes se forman como analistas sobre nuevas sexualidades y veo que muchas personas desde ciertos dolores, habitan el mundo desde lugares diversos e invitan a la inclusión. Son sujetos dignos, hijos de Dios y en algunos entornos los tratan como nuevos leprosos. Esto es lejano a lo que hizo Jesús.
Cerramos este apartado con unas palabras del P. Pagola, que nos parecen determinantes: “Qué fácil es pensar en la “seguridad ciudadana” y olvidarnos del sufrimiento de pequeños delincuentes, drogadictos, prostitutas, vagabundos y desarraigados. Muchos de ellos no han conocido el calor de un hogar ni la seguridad de un trabajo. Atrapados para siempre, ni saben ni pueden salir de su triste destino. Y a nosotros ciudadanos ejemplares, solo se nos ocurre barrerlos de nuestras calles. Al parecer, todo muy correcto y muy “cristiano”. Y también muy contrario a Dios.
ORAMOS JUNTOS
“Señor te pido perdón por tanta ceguera de mi parte al no ver la necesidad de tantos hermanos. Te agradezco que por tus palabras y las reflexiones de mis compañeros de grupo, pueda entender la necesidad de apoyar a los demás para poder llegar a Ti. Dame sabiduría para poder entender mejor tu voluntad, dame fuerza para enfrentarme a mi egoísmo y poder así salir al encuentro de los demás. Gracias te doy por este grupo, por la Iglesia, por quienes me hacen entender tu palabra”. “
Grupo Virtual de Jesús 25
Dolores, Clarita, Sofía, Enrique, Sergio, Jorge, Héctor y Alfonso
Queridos amigos y amigas de Grupos de Jesús: Somos el GVJ 23 que ha comenzado tras la convocatoria del mes de mayo de 2020 realizada desde la web Grupos de Jesús y queremos compartir algo de lo que hemos reflexionado sobre el tema 18. Estamos ya en la etapa 4 «Rasgos de Jesús» que consta de 10 temas, empezamos con los temas 16 y 17, cerrando con este tema 18, los que ubican a Jesús como curador.
Humildad, compasión, misericordia
Marcos nos enseña una forma de cómo dirigirnos al Señor: de forma humilde, la cual la deja ver en la actitud del leproso: suplicante, de rodillas. Lejos de ser «soberbio», solicita lo que necesita con gesto humilde, gesto que solo puede suscitar compasión en Jesús. La compasión de Jesús atrae. ¿Y yo? ¿he aprendido de la compasión de Jesús? ¿me sucede igual ante el hermano que se me acerca humildemente ante una necesidad? ¿soy compasivo? ¿o se me hace más fácil excluir? La compasión se ejercita. Ejercitando la compasión se acaba la exclusión. Jesús, con su actitud, pretende mostrar que la voluntad de su Padre es transmitir su misericordia con los excluidos. La vida y la misericordia del Padre derriban las fronteras legales y sociales que los hombres establecen entre puros e impuros, con sus consecuencias de marginación y estigmatización (Biblia de la Iglesia en América, comentario a Marcos 1,40-45).
Capacidad humanizadora del Reino
Jesús tiene la sensibilidad de tocar al leproso para que este se sienta parte, se sienta digno, puro. El leproso aparecía como una persona sin posibilidad de vida comunitaria, reconoce en Jesús al único capaz de sanarlo y su esperanza está en él. La exclusión se hace presente hoy de muchas maneras y Jesús nos enseña con obras a cortar de raíz con la exclusión. No opta por excluir, sino cura la vida de los excluidos. “Si quieres, puedes limpiarme”. Y ¿cómo no va a querer, aquél que tiene como misión ir hacia los más necesitados, enfermos, los pobres? El gesto humano de Jesús humaniza.
Testigos del Reino
Este texto del Evangelio abre con el acercamiento de un hombre a Jesús y cierra con el acercamiento de la gente a Jesús. El hombre sanado de la lepra e integrado a la comunidad se vuelve testigo del Reino y anuncia lo que ha vivido. Y de esa manera se pone en contacto a las personas con Jesús, se conecta tanto dolor del mundo con la fuente de sanación.
Oremos juntos
Señor Jesús sé que me falta mucho,
enséñame a ser caritativo y misericordioso,
útil para servirte y verte en los más necesitados y marginados
que en todo momento gane la compasión para
generar y favorecer la inclusión.
Límpiame de pies a cabeza, sé que todo lo puedes
y sé que buscas para todos no solo la sanación sino la salvación.
Amén
Gracias por la información, que Dios les bendiga y le de gloria eterna a Monseñor Romero.
Tema 18 El leproso curado de la exclusíon
Amigos y compañeros del grupo Monseñor Romero GVJ 22 para el resto de la comunidad :
Cuando leemos los evangelios para sólo nuestro individualismo, no nos damos cuenta a cabalidad de cuanta riqueza y sabiduría se pueden obtener, y sin embargo cuando hacemos una reflexión mas profunda y mas aún cuando la compartimos en grupo, resulta que simplemente es como si nos quitaran una venda de los ojos. La riqueza y sabiduría del texto surgen de tal forma que parece magia.
El leproso de por si ya marginado por la sociedad, con una de las enfermedades mas crueles de la época , vive literal un infierno en la tierra, ¿Qué mas puede perder una persona en tales circunstancias? (Su salud, su familia, sus amigos, su vida en la comunidad, su trabajo, ) vive en la marginación, miedo, soledad y abandono total, en cuevas y lugares solo reservados a un nivel de animal. Y sin embargo, tiene algo que nos da una primera enseñanza… tiene FÉ en un hombre que no conoce, que no sabe a ciencia cierta quien es, probable solo sepa que puede curar. Con una decision inquebrantable, sabiendo de las normas res tringíbles de su comunidad y de su religion, se atreve a presentarse con una humildad de rodillas ante Jesús. Acá encontramos una segunda enseñanza… ser humilde.
Con todo ese peso encima de sus espaldas, probablemente ya era candidato para pedir y recibir ayuda y sin embargo lo hace de rodillas y suplíca …. Si quieres puedes limpiarme . Acepta que el que esta frente a él, puede sanarlo y también le pregunta… ¿Si tu quieres?.. No le exige a Jesús, simplemente se entrega a su bondad, se presenta tal como es, sin mascaras, sin tanta explicación o argumentación . Es un encuentro entre el que suplica y el que simplemente DA y Jesús DA a manos llenas , No se reserva ni se limita en el dar, por lo que podemos concluir de otra enseñanza mas… cuando tengamos la oportunidad, demos sin limites y demos también con amor.
Jesús No cuestiona al leproso, tampoco se fija en las normas y dogmas de la sociedad y de la iglesia, Él simplemente tiene compasión , empatía por su dolor y sufrimiento. También lo toca con un acto de valentía, de ejemplo y de piedad.
Jesús Responde a la pregunta por el leproso y simplemente dice… Quiero, queda limpio. No solamente le sana el cuerpo de por si ya dañado , también le sana el alma, lo dignifica y lo reincorpora a una vida plena en todos sentidos. Lo manda a cumplir los preceptos de la ley para que también den fe y lo validen. Jesús se queda fuera de la ciudad, apartado de todos, tal vez para demostrar que es allí donde se vive el amor de Dios y no solo en los templos.
La actuación de Jesús es un acto de compasión, siendo está la forma más humana de manifestar el amor. Sólo cuando sentimos el sufrimiento de los demás es cuando de verdad estamos manifestando nuestra cercanía, nuestro amor hacia nuestros próximos. Con su actuación Jesús hace ver que el bien del hombre está por encima de cualquier ley humana.
Dios no discrimina ni excluye a nadie de su amor.
«Los seguidores de Jesús estamos llamados a trabajar por una iglesia y una sociedad donde nadie sea excluido ni marginado.»
Jesús enrostra a las autoridades de ese tiempo, y a los de hoy que las normas y leyes deben estar al servicio del ser humano y no por encima y en beneficio de algunos.
GVJ20:
En este pasaje nos quedamos con expresiones y actitudes que nos llaman la atención, como «Si quieres» en el pasaje del leproso, y la actitud del leproso, arrodillado y con humildad,
Es maravilloso saber que el Señor puede curar, ya que a un leproso le excluían, lo dejaban fuera. Eran marginados, y se auto proclaman impuros a gritos.
» Si quieres» lo traducimos a … «Mirarme, curarme, valorarme como persona, visibilizarme como persona y » limpiarme», lo que equivale a » limpieza -pureza -sin pecado.»
Jesús, extiende su mano para tocarlo, y dice: » Yo lo quiero…queda». Jesús lo tocó, lo miró con compasión, así LO TOCA, LE HABLA…LO AMA.
Una oración de sencillez , confianza; rompiendo todas las barreras, pasando de las normas usuales. Así, el leproso queda EN LAS MANOS DEL ÚNICO QUE PUEDE SANARLE el CUERPO y ALMA. Jesús es Misericordioso, y le menciona no decir a nadie. Es Marcos el que nos habla del secreto Mesiánico, sin embargo, el leproso se va lleno de alegría, y al saberse curado, le era inevitable callar.
Este pasaje nos invita a seguir a Jesús y que esto supone comprometernos en este MOVIMIENTO DE COMPASIÓN que él puso en marcha, es por eso que como Iglesia debemos no discriminar ni excluir a nadie sino, por el contrario, acompañar, ayudar a esas personas con vulnerabilidad, por vivir en la miseria, por sufrir adicciones o abusos. En definitiva, actuar con Misericordia, como nos muestra Jesús y comprometerse, para introducirse en la humanidad, un amor no excluyente; a no tener miedo, sin peros actuar, siendo instrumentos de Evangelización.
GVJ20:
Shirley
Roser
Carmen
Mariana
Natalia
Griselda
Aportación del GVJ Shemá
Es asi que un intrépido leproso ve a lo lejos, a Jesús recorriendo los caminos polvorientos de Galilea, y se le acerca contra todo pronóstico, se arrodilla humildemente ante Él, reconociendo su naturaleza y le pide encarecidamente su sanación, solo si así es Su voluntad.. Jesús entonces se compadece ( sufre junto a él) extiende Su mano, lo toca y le manifiesta su deseo vehemente de que se cure no sólo físicamente, sino también que sea rehabilitado socialmente, y que sea finalmente feliz junto a los suyos.
La compasión es la marca central de Jesús y debía ser también la de aquellos que nos decimos sus seguidores.
Es notable como ante el contacto directo con la Palabra con la carne llagada y sufriente del hermano necesitado, se produce el milagro por medio del deseo.
Ante todo esto bastaría el silencio y la contemplación, Pero ante semejante hecho ¿Cómo permanecer inmóvil y callado? La desobediencia del sanado produjo sus estragos, ya que Jesús no podía llegar a algún lugar sin ser abordado por los enfermos y sus parientes.
Nuestra reflexión sobre el tema:
Procuro vivir siempre abierto ante la novedad de la vida cada día, acogiendo la gracia que ella me quiera regalar. Miro con detenimiento y siento compasión pero eso no basta.. ¡Debo actuar!
Dios me busca, me llama, desea encontrarme y amarme en el hermano descartado..con lo poco, lo pequeño, haciendo lo posible, pero siempre MAS.
Abrazo, acaricio el alma del otro y le doy refugio entre mis brazos, como un humilde y valiente discípulo y apóstol, con pies de barro y corazón de fuego.
– Hoy tanta gente excluida clama por mi atención y amor. Rezo y alzo la voz por ellos, me animo y camino con ellos.
Hoy como ayer los marginados de la sociedad son los pobres y abandonados, los parados y ajusticiados, los indígenas y campesinos, los irregulares y homoafectivos. Y nuestra mirada suele endurecerse y nos portamos como iglesia más madrastra que madre.
-Estoy tratando de tener una actitud abierta y acogedora con todos. No me ha sido fácil. pero estoy tratando con todas mis fuerzas de ser incluyente como Jesús.
– Es fácil decirle a alguien que lo amamos, lo difícil es demostrarlo con nuestros actos.
Señor Jesús, tú nos aceptas a todos, buenos y malos.
Ayúdanos a ser como tú.
Retira de nuestros ojos la pajita o la viga
que no nos permite ver más que a los que nos simpatizan,
pero no nos permite ver a los otros.
Mira, Señor Jesús, a tantos hermanos nuestros desfavorecidos y sufrientes.
Que te vea yo a ti en ellos.
Y ayuda a mis hermanos a hacer lo mismo. Amén.
Reflexión del grupo virtual «Camino a Emaús» sobre el tema 18: EL LEPROSO CURADO DE LA EXCLUSIÓN
Compartimos una síntesis de nuestras reuniones referidas al tema 18, transcurridas entre los calores extremos de España y los fríos intensos del sur.
También nos hemos dado un espacio para conversar sobre cómo ha impactado en el grupo la salida de nuestra amiga Lourdes. Discernimos mucho sobre la libertad y los múltiples caminos de seguimiento de Jesús. Hemos renovado el compromiso de aceptarnos y acompañar los diferentes caminos de cada quien. Y sabemos que las puertas del grupo están siempre abiertas para todos y todas.
En la primera reunión descubrimos:
§ Escuetamente, el leproso, suplica a Jesús “Si tú quieres puedes limpiarme”. Pienso que esta súplica podría encerrar algo más de lo que expresan las palabras: Quizá quería decir: Si tú quieres puedes librarme de mis llagas, y también de todos mis pecados que son causantes de que yo me vea así (según le había hecho creer su religión), y puedas hacer que yo vuelva a vivir como una persona, en mi pueblo, con mi familia…
§ Jesús respondió compasivamente a la muestra de fe de aquel hombre. Y tampoco necesitó decirle que sus pecados quedaban perdonados. Empezó por tocarlo, saltándose también él la ley para mostrarle que aquello de la impureza era cosa de los inventores de preceptos, no de Dios. Después lo “limpió”, (abierto a interpretaciones, lo mismo que la lepra, que podía ser cualquier otra enfermedad de la piel). Pero esa limpieza, al estilo de Jesús, iba más allá de las llagas; era integral y liberadora, de cuerpo y espíritu.
§ El leproso tenía que vivir fuera de la ciudad y tenía que gritar que era leproso. Era una condición que le venía dada por el pecado de sus antepasados.
§ Generalmente pensamos en un Dios que ve nuestros pecados, nuestros errores, nuestras impurezas pero el Dios de Jesús nos ve a todos como sus hermosos y valiosos hijos…
§ Jesús se compadece de esa persona y sabe que no es suficiente con decirle “Quiero, queda limpio” tiene que extender su brazo como signo de acogida en esa sociedad que lo ha excluido y tiene que tocarlo para que sepa que no es impuro ante Dios ni ante los hombres.
§ Me encanta cómo se lo pide: Si quiere…puedes… Con mucha cercanía, confianza, respeto y complicidad a la vez. Y la respuesta, casi automática “Quiero”, como diciendo “¿Cómo piensas que no voy a querer…tu vida…tu salud…tu felicidad…?”
§ Me quedo un rato largo pensando/sintiendo la compasión de Jesús. No hay modo que la respuesta no sea rápida, impaciente, eficaz. Me pregunto por qué a veces nos quedamos dando vueltas, ritualizando, institucionalizando tanto nuestra espiritualidad (de donde nace la compasión), que aburrida, ya se vuelve insensible.
§ No me gusta quedarme extasiada admirando el milagro de Jesús (su parte divina), sino intento ver lo que Jesús nos quiere trasmitir con ese gesto (es decir, su humanidad): seguramente nos está invitando a proceder de la misma manera.
§ Nosotros también podemos producir el milagro de incluir a los marginados, por cualquier causa. Cada excluido del sistema, del aprecio de los demás, del respeto y de su dignidad son voces que nos dicen: “Si quieres, puedes limpiarme”.
§ Jesús que es todo compasión no podía dejar de ayudar a alguien en tal situación que se le acercara y de rodillas con total humildad le dijese “Si quieres puedes limpiarme”. Quién puede negarse a ayudar a alguien en situación tan extrema y que te pide ayuda con humildad.
§ Las masas de personas suelen tener un comportamiento impredecible e incontrolable, por eso Jesús al ser muy conocido, se protegía de las masas de gente. Creo que el conflicto estaba representado por quienes solo lo buscaban por interés, pero nada les importaba el Reino y su conversión.
§ Quiere “ser limpio”, vivir con dignidad, ser persona…La curación es para él la limpieza, ser persona, en una sociedad de personas.
§ El contacto y palabra transformante de Jesús llega a la hondura del enfermo expulsado por la sociedad sagrada, pero llega todavía con más fuerza a la sociedad que le expulsa y condena. Jesús no expulsa ni rechaza a los leprosos. Tampoco espera, como deben hacer los sacerdotes, para sancionar una curación ya realizada Él escucha la necesidad del enfermo y le acoge, ofreciéndole su toque y palabra sanadora.
§ ¿Qué sentiría aquel despreciado hombre cuando sintió posarse sobre él tu mano? ¡Aquel toque amoroso lo debió derretir de la emoción!
§ Tu toque, tu palmada en el hombro le hizo reingresar al mundo de los vivientes. Era necesario tu contacto. Hazlo conmigo Jesús. Hazlo. Sentir que me tocas volverá trizas mis miedos. Has que sienta tu mano tocándome.
§ Era necesario que Jesús tocase para demostrar que las impurezas las creamos nosotros y que nosotros somos los que decidimos qué nos aparta y qué nos acerca.
§ Las palabras de Jesús nos vuelven a recordar lo que veíamos en el tema pasado con el paralitico. Para Jesús lo importante no es curar sino limpiar. Cuando le dice “quedas limpio” lo que está haciendo es perdonar los pecados. El pecado es como la lepra, nos aparta, nos hace impuros. El leproso se acerca a Jesús con sencillez y humildad y con fe le pide que le cure. El querer de Jesús se encuentra con el querer del hombre. El leproso no duda ni del poder de Jesús ni de su misericordia.
§ A Jesús no le importa tocar y convertirse en impuro si los otros descubren en él el amor de Dios misericordia y compasión.
En la segunda reunión nos planteamos:
§ Creo que cada uno de los componentes de este grupo está comprometido con personas que sufren exclusión. Trabajamos con mujeres para empoderarlas, ancianos, emigrantes, enfermos de sida, banco de alimentos, proyectos de ingeniería…… Tenemos especial sensibilidad hacia esas personas que son excluidas en esta sociedad por distintos motivos.
§ Pero también descubrimos que podemos, sin querer, excluir a los más cercanos. Por ejemplo, uno de nosotros nos ha ayudado a todos a mirar en nuestra familia, cuando nos dice: El compromiso que quiero hacer ahora es hablar más con mi mujer, especialmente de las cosas que, por sabidas, nunca se hablan, como, por ejemplo, por qué seguimos queriéndonos después de 53 años.
§ Me produce dolor no ser capaz de aceptar a estas personas que son o piensan distinto a mí. Todavía no he sido capaz de amar a mis enemigos. Lo intento, pero no puedo, tengo que seguir trabajando ese tema. A pesar de ello, tengo mucha confusión, porque Jesús también se enfrentó a los poderosos, sacerdotes y fariseos.
§ Es acá donde empiezo a dudar… ¿Da todo lo mismo? … ¿Tengo que respetar todas las opiniones?… ¿Cuál es el límite?… ¿Son todas las propuestas políticas iguales y con esto nos sacamos de encima el trabajo de pensar cuáles de las opciones son mejores, más respetuosas de los derechos de las personas, sabiendo que nada será perfecto?
§ Para hablar de excluidos, de discriminados tengo que pensar en gente que sufre. Abusados en sus derechos, no me siento intolerante o discriminadora si denuncio a los victimarios. Pero tampoco sirve que insulte mientras leo el diario, o escriba improperios en las redes sociales. Eso no sirve para nada.
§ Jesús no ahorró palabras ni indignación para denunciar las injusticias de su tiempo, pero no se quedó en la denuncia. Allí está el desafío de conversión, al menos para mí que lo necesito más que nadie.
§ Observamos excluidos dentro de la Iglesia: La mujer, cuya única misión ha sido limpiar manteles y otros ornamentos. Espero que esto cambie algún día. Divorciados que se han vuelto a casar y no tienen derecho a participar en las parroquias. Sacerdotes que se han enamorado y han decidido formar una familia. Son excluidos para celebrar la Eucaristía. Mujeres que han abortado. Son pecadoras, pero no escuchamos sus problemas. Y los gran excluidos son los homosexuales.
§ Y ante esta exclusión de las instituciones eclesiásticas y de muchos cristianos, nos quedamos callados, como si no pudiéramos contradecir órdenes que vienen de las altas esferas. Es verdad que el Papa Francisco está respondiendo a algunas cuestiones sobre estos excluidos, pero son solo palabras, no se concreta en hechos.
§ Lo cierto es que duele ver como son incapaces de dinamizar a esta Iglesia, que se desangra, y son estáticos a la hora de abrir los brazos para acogerá todos esos excluidos por ellos.
§ Y nosotros como grupo e individualmente estamos en la tarea de acompañar y atender a estas personas que no tienen sitio en la sociedad.
§ Lo único que nos queda por hacer es defenderlos e invitar a la solidaridad en todos aquellos ambientes donde me muevo y pueda percibir tintes de exclusión.
§ Me doy cuenta que en teoría, no discrimino a nadie… Qué tengo la tendencia a adherir a todas las causas de defensa los desheredados de la tierra. Pero ¿eso alcanza? Reviso mis gestos. Las microsituaciones de rechazo casi imperceptible. Instintivamente me alejo de los lugares donde habita el dolor, el conflicto, lo difícil de resolver, lo que reclama justicia, los olores de la pobreza, los leprosos de nuestro tiempo.
§ Me sigo preguntando ¿Qué es discriminar? Me doy cuenta que tengo en mi modo de ver la realidad rastros de racismo, de clasismo y hasta de sexismo ¡Qué horror!!! Cuánto, por convertir, por dejar iluminar por el Señor, por transformar en clave de construcción del reino de Dios. Siento que algo más tengo que hacer.
§ Para hablar de conversión tengo que tensionar más esta idea, dejarme interpelar más. Si no voy a lo profundo de la cuestión, me siento hipócrita.
§ Sabemos que este planeta nunca fue un lugar amable y humano, pero en las últimas décadas se está poniendo cada vez más cínico. Lo veo como un retroceso. El enriquecimiento feroz de 10 tipos que concentran el 90% de la riqueza mundial, frente a un 75% que vive con menos de 2 dólares por día.
§ Claro que vivimos en un mundo mejor que el de los Asirios o el de la inquisición, pero pareciera que aprendimos poco de tantas tragedias como las guerras mundiales, el holocausto, las dictaduras de los ’70 en nuestro continente por nombrar algunos hitos terribles y cercanos en el tiempo.
§ En este mismo instante hay crisis humanitarias en Haití, Siria, Sudán y otros lugares de África y ni nos enteramos. O si nos enteramos que podemos hacer. ¿Solo amargarnos?
§ Generalmente no tiendo a discriminar a nadie, pero no sé si mi actitud es siempre abierta y acogedora hacia todos. Por ejemplo, me molesta mucho detectar la incoherencia de palabra y obra en las personas y cuando me enfrento con personas así, suelo no tener paciencia para escuchar toda su perorata… Muchas veces me pongo –internamente- en calidad de jueza frente a ellas, pero externamente aparento que les creo, no obstante después me siento mal porque considero que he actuado con falsedad y soberbia.
§ De todos los marginados en la sociedad de estos tiempos, quiero poner la mirada en los niños, a quienes –en muchos casos- se les vulneran permanentemente sus derechos.
§ En general trato de no discriminar a la gente, aunque no se pueden evitar algunos prejuicios.
§ Pues sin ir más lejos a los inmigrantes que llegan a España tratando de buscarse la vida y sobrevivir. Asumen que son gente aparte y siguen luchando como pueden con la vida. Muchos creyentes prefieren no ver estas situaciones desde su cómoda posición.
§ Tenemos de todo tipo para escoger, yo ahora mismo estoy trabajando con los inmigrantes en Roquetas de Mar y con los que tienen problemas de adiciones desde una asociación en la que también estoy de voluntario.
§ Trabajo con un colectivo de personas discapacitadas, personas ancianas que requieren un elevado grado de ayuda, personas con enfermedades mentales, y veo a algunos trabajadores que tienen un grado de empatía muy humano, después de un tiempo de trato con ellos empiezan a ser parte de tu quehacer diario, y a mí me ha resultado y sigue resultando una gran escuela de humanidad.
§ Trabajo en una residencia que está dirigido por unas hermanas de la caridad, veo su ejemplo de vida sencilla, austera, entregada a su vocación, y me resulta gratificante, y me gustaría tener la coherencia de llevar una vida tan entregada en el carisma de ayuda a la gente con problemas de diversos tipos, pero mi apego a las comodidades materiales me paraliza y me hace rehuir y dudar de ser capaz de ello. A veces, las veo también instaladas en un discurso institucionalizado en algunas actividades que fomentan, tales como charlas, exposiciones y me surgen dudas.
§ ¿Cómo puedo sentir Jesús, la compasión que desplegaste con aquel leproso? ¿Cómo puedo tocarlos, abrazarlos, ir hacia ellos? De algunos siento temor a ser agredido y de otros siento aversión por su desaseo.
Jesús me falta el coraje tuyo. Tú no temiste ser contagiado, ser criticado como transgresor de la ley. Los marginados, los humillados, los ignorados son incontables.
§ ¿A qué marginados puedo acercarme para compartir su sufrimiento y hacer algo para recuperar su dignidad social? Puedo visitar con frecuencia a instituciones que albergan retrasados mentales abandonados, indigentes drogadictos, ancianos abandonados. También me mantendré dispuesto a acercarme a estas personas cuando me encuentro con ellas en el parque, en el bus, en las vías.
Oración:
Jesús: tú conoces mis carencias, mis despistes y mis prisas, que a veces me impiden ver la real necesidad de la persona que se cruza en mi camino… Ayúdame a detenerme cuando alguien necesite de mí, a mirarlo como tú nos miras, a abrazarlo como tú nos abrazas y a comprenderlo como tú nos comprendes…
Señor, te pido que nos ayudes a construir tu Reino en esto que nos pasa como humanos.
Ayúdanos a hacer vida en nuestra forma de actuar, de pensar, de sentir esa gratuidad total de mirar el dolor ajeno y actuar.
Danos la creatividad que no tenemos para convertir la indignación que nos provoca lo injusto en repuestas bien rápidas y concretas como la que diste al leproso: Sí, quiero.
Cambia nuestros criterios que solo buscan justificarnos. Abrí nuestra mirada sobre la realidad para buscar respuestas nuevas a estos problemas de siempre.
BETANIA (GVJ) TEMA 18
El leproso curado de la exclusión (Marcos 1, 40-45)
Compartimos a continuación nuestra reflexión:
ACERCAMIENTO AL EVANGELIO
El leproso: no sólo es víctima de una enfermedad la cual lo aislaba de todos, eran como muertos vivos. Llega totalmente diezmado en su dignidad, no se siente una persona, sin derecho siquiera a dirigirse a alguien y, además sabiendo que estaba violando la ley al acercarse a una persona no impura, en este caso a Jesús, le suplica de rodillas. El leproso tenía una enorme Fe y no dudaba de la capacidad de que Jesús podía limpiarlo.
La primera reacción de Jesús es ser compasivo con la persona que necesitaba su ayuda y extiende la mano para tocarlo, al tocarlo toma en su mano no solo el riesgo al contagio del leproso sino de violar la ley de Moisés. La actitud de Jesús es de proximidad, por eso incluso le toca con riesgo de contagio, y como no, de curación.
Se lee en el leproso una actitud de gran fe ante el beneficio que podría recibir de Jesús. En este sentido, puede ser una forma en que Marcos nos lleva a ver una fe de curación interior, de restitución de la dignidad del ser humano ante eventos externos que nos suceden a todos.
Se ve como una manifestación de humildad de Jesús, la no importancia de su ego, de demostrar su fuerza con el objetivo de conseguir prestigio, admiración o cualquier otra característica que agranda el Yo, en perjuicio de no facilitar la presencia de Dios en nosotros. Jesús siempre da a los demás sin esperar nada a cambio; humilde pero con energía, le pide al leproso que no diga a nadie su curación, no pretende figurar; obediente, le pide también que vaya a cumplir la Ley de Moisés.
Jesús nos enseña siempre en su forma de vivir, su actuar está en consonancia con los valores que Él siempre intenta transmitir. Más allá del cumplimiento de normas mecánicas o estipuladas por la tradición, su preocupación principal es eliminar o disminuir el sufrimiento de las personas y favorecer su crecimiento.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
CONVERSIÓN PERSONAL
A las preguntas que Pagola hace respecto a la Conversión Personal, la respuesta es que sí sentimos compasión, pero ¿de qué sirve la compasión si no se actúa?
Si todos hiciéramos lo que nos corresponde no habría tantos problemas sociales como los hay porque todo empezaría desde las familias cristianas que serían las primeras en evangelizar y cumplir con los mandamientos, las bienaventuranzas, o cumplir con lo que nos enseña la Palabra, sin embargo, eso pasa a segundo término, pareciera que sólo se busca cumplir con los sacramentos, pero no se lleva a una práctica de vida.
Nuestra sociedad es de enfermos, física, mental y espiritualmente, donde ya entramos en un confort y no queremos ser sanados porque creemos que tenemos la razón, y creemos que todos están mal, menos nosotros, empezamos a ser egocentristas.
Marginados hay muchos, sobre todo vienen a la cabeza todos los inmigrantes sin documentos, entonces nos cuestionamos: ¿qué hacer para dar verdadero testimonio siguiendo las virtudes de Jesús?. Es una lucha constante para una vida de testimonio según como lo quiere Jesús. No se trata sólo de dar, se trata de estar dispuesto a perder algo de nuestro mundo/tiempo de confort.
COMPROMISO EN EL PROYECTO DE JESÚS
La Palabra nos interpela y nos lleva a cuestionar varios aspectos de nuestra vida como discípul@s de Jesús. ¿Cómo está nuestra fe en Jesús nuestro Maestro y Salvador?
Al alinearnos con los estándares sociales, nos da miedo acoger a los rechazados, a establecer relaciones auténticas y humanas con quienes son diferentes o hacen cosas diferentes. Los pobres, los indigentes, los homosexuales, los poco inteligentes, los torpes, las empleadas del servicio, los discapacitados, los drogadictos, los alcohólicos, en fin, muchos más tienden a ser rechazados y estigmatizados por nosotros. Hoy también somos conscientes de la discriminación que se hace a través de la religión, pero con Jesús todo es posible.
ORACIÓN
Hermano y Señor Jesús, quiero postrarme ante ti para recibir tu misericordia Señor, cuando entré a este grupo dije que quería ser sanada Señor
Si Señor Jesús, sáname, necesito sanar mi vida para ser instrumento tuyo, ser luz para quienes estén cercanos a mí y darte a conocer con ese vigor que enamora Señor.
Quiero ser sanada Señor
SÁNAME
Con cariño Fraterno: Tere, Meche, Lulú, Gioconda, Gus, Santi, Juancho.
Aportación a la Web:
TEMA 18 – El leproso curado de la exclusión. (Marcos 1: 40-45)
Este Tema nos ha enseñado varias cosas:
1. A un nivel personal podemos ver que esa lepra la creamos nosotros mismos y está representada en distintas enfermedades: la lepra del orgullo, la lepra de la soberbia, la lepra de la mentira, la lepra de la crítica, aquellas que cada día nos hace ser más esclavos. Jesús dijo ve y no lo cuentes a nadie. Jesús le extendió la mano y lo toco, tocar significa salir de uno mismo, dejar las lepras a un lado y salir al otro; atreverse a tocar, que no tengamos miedo a tocar al que está al lado, no tengamos miedo a la transmisión de la enfermedad (mal vestidos, sucios, malolientes, migrantes, etc.) y busquemos la manera de ser más hermanos.
2. Que el leproso representa cualquier marginado de hoy en día por las circunstancias que fueren.
3. Que al encontrarnos con semejante persona lo que primero que debemos ver es que Dios le quiere tal y como es y nuestra reacción debe ser de respeto y ternura
4. Jesús siempre proclamaba que el reinado de Dios estaba irrumpiendo en la humanidad. El no iba por ahí juzgando a las gentes ni ofreciéndose como curandero. Su actitud es siempre de apertura y respeto y solo interviene cuando alguien se lo pide. Y esa intervención es siempre en acuerdo con el reinado de Dios. Debemos de desarrollar un estado de apertura hacia el marginado. Esto nos hará libre para poder ver lo que realmente necesita como ser humano y ayudarle en cuanto lo pida y en cuanto podamos.
5. Que hay que procurar la reintegración del marginado en la sociedad cumpliendo las normas que la sociedad requiera para esa reinserción.
6. Que tenemos que estar dispuestos a soportar las consecuencias que dicha intervención nos devengue.
ORACION:
Dios de amor, danos un profundo amor por ti, para que podamos ver el mundo como lo ves, sentir la compasión que sientes, y ser un pueblo cuyas vidas transmitan tu amor a los demás. Concédenos la visión de ver la necesidad en los demás, la sabiduría para saber qué hacer y la voluntad y las fuerzas para hacerlo.
GVJ TABOR – TEMA 18 – El leproso curado de la exclusión
Queridos hermanos de los GVJ:
Desde el Grupo TABOR os enviamos algunas de nuestras reflexiones sobre el apasionante tema del el leproso curado de la exclusión, donde todos hemos coincidido en los actuales marginados de nuestra sociedad, victimas del “descarte” como dice SS el Papa Francisco.
Para acercarme a Jesús no necesito impresionarlo con palabrerías, ni letanías, ni falsas oraciones, ni tantos golpes de pecho; Él me conoce en profundidad y sabe lo que alberga mi corazón, así como también, mis debilidades. Estoy convencida de su amor y especialmente por los menospreciados, los olvidados, los marginados, los dejados de lado, como a veces me siento en ciertas circunstancias de mi vida.
Jesús no duda en transgredir a su vez la ley y le cura también de su exclusión.
Él quiere que todos vivamos como buenos hermanos, ayudándonos, compartiendo la vida en paz y armonía, mejorando y dignificando las condiciones de vida de todos aquellos que tienen menos de todo.
Este leproso que nos relata San Marcos, de rodillas con la expresión de humillación suplica a Jesús “Si quieres, puedes limpiarme”. No le pide que le sane, que le cure de su enfermedad; le pide que le limpie, quiere volver a ser persona, vivir con sus familiares y amigos, quiere obtener la gracia de ser uno más en la sociedad y vivir como uno más, sin ningún tipo de estigma o marginación.
Estamos llamados a trabajar por una Iglesia y una sociedad donde nadie sea excluido ni marginado. Así lo siento y así he procurado hacerlo toda mi vida, en la misma medida que como seguidora de Cristo, tengo que verle y le veo, con más amor si cabe, en los excluidos, en los marginados, en los leprosos de nuestra sociedad, siempre guiada por las apariencias, por el que dirán, por una hipocresía hiriente a toda conciencia de quien se siente vivo ante Dios y ante los hombres. Porque “En el amor conocerán que sois mis discípulos”, segura de que al final de nuestra vida responderemos por el mucho o poco amor que hayamos dado.
Nos presenta el texto una vez, a un Jesús compasivo hacia el débil, excluido, el marginado de la sociedad, como es el leproso, perteneciente a un sector de la sociedad que vive al margen y al que está prohibido acercarse. Pero que a Jesús no le importa saltarse la ley, tocándole y sanándole para devolverle a la vida y así poder convivir con los demás.
Reflexiono y llego a la conclusión de que soy una cristiana de escritorio, una más del montón que solo se conmueve; pero, sin acción; incapacitada como el paralítico.
No obstante, lo arriba expresado, estoy convencida que “la caridad empieza por casa” por eso, dediqué gran parte de mi juventud y vida adulta a velar por mi madre, acompañándola cuando su espíritu se había debilitado. De la misma manera, he tratado de hacerlo cuando ha habido algún enfermo en mi familia. Conozco a muchos marginados y dañados irremediablemente por curas y obispos pedófilos de la iglesia católica, tanto en mi país como en Chile donde han tenido que renunciar todos los curas y obispos hallados culpables, ya sea por acción o por omisión.
Siento que todos tenemos muchos prejuicios hacia ciertas personas, ideas preconcebidas, que son de las que me tengo que liberar y abrirme a todos incluso a los que no me siento atraída De la misma forma respondo a la cuestión sobre si me abro a los marginados, yo sí realizo voluntariado con gente inmigrante que han llegado a mi ciudad y desde caritas les damos acogida y apoyo escolar, y en otras carencias.
Este pasaje del evangelio nos hace ver con total claridad que nada o muy poco ha cambiado después de más de 2000 años y como Dios a través de los tiempos ha enviado profetas para cimbrear las conciencias, durante miles de siglos, Su voz se escuchó con fuerza y no hicieron caso.
Se convirtió en hombre para que su principal mensaje se escuchara de la propia voz de su Hijo JESUCRISTO. Ahora es el Papa Francisco quien aboga con fuerza por los excluidos, predicando con su ejemplo y con sus palabras denunciando la terrible plaga de ausencia de sentimientos hacia los más desfavorecidos, denunciando la dureza e insensibilidad de corazón de muchos personajes poderosos del mundo
La trágica contradicción de nuestra época es que: cuanto más aumenta el progreso y las posibilidades, lo cual es bueno, tanto más aumentan las personas que no pueden acceder a ello. Es una gran injusticia que nos tiene que preocupar. Papa Francisco
Existen también “’exiliados ocultos’ que viven en el seno de nuestras casas y en nuestras mismas familias”. Son los ancianos y los discapacitados, y también a los jóvenes, ha dicho el Papa. “Los primeros son rechazados cuando se convierten en un peso y en ‘presencias que estorban’.
Reducir mi compromiso a no mantenerme muda ante opiniones y actitudes intransigentes y cerradas con respecto a estos sectores de exclusión y marginación no me tiene que parecer ser suficiente.
Los colectivos más marginados y excluidos en nuestra sociedad son a mí entender los inmigrantes, personas que practican la mendicidad, enfermos psíquicos y mentales, ancianos que viven solos… Podemos hacer tanto!
En la iglesia también hay mucho por hacer en favor de personas divorciadas, colectivos de orientaciones sexuales diferentes, acercamiento e unión con otras confesiones religiosas…, hay que reconocer que aunque muy despacio se van abriendo caminos y mentes hacia lo diferente, lo desconocido para nosotros.
Los excluidos: inmigrantes, parados de larga duración, ancianos, niños explotados, jóvenes en la droga, enfermos incurables, pueblos enteros masacrados por intereses de los poderosos, los incomprendidos en sus familias, parroquias, sociedad, los chabolistas, los sintecho, los perseguidos por su fe, los refugiados, los que al final de sus días no pueden ni siquiera pagar los medicamentos recetados e imprescindibles, las familias rotas, los sometidos a dictaduras sean del tipo que sean, por religión, por política, por sexo, por raza, por tradiciones inhumanas que esclavizan y destruyen…..
Cristo nos ama con locura y nunca nos abandona, vivamos dentro de nuestras posibilidades la gracia de poder ser útiles a los excluidos de nuestro tiempo.
Padre bueno, perdón por tantos silencios,
perdón por cerrar los ojos, tapar los oídos
ante mis hermanos que sufren.
Espíritu de Amor mantén mis ojos siempre abiertos,
mis oídos atentos, mi boca presta a la denuncia y
llena de palabras acogedoras.
Y mi corazón, mi corazón rebosante de tu Amor,
para dar, para compartir, para lo que tú quieras.
Desde Tabor recibid el cariño fraternal de todos sus miembros.
Grupo Tabor
Juan Carlos, Inmaculada, María, Pilar y María del Carmen. GVJ Tabor
GVJ MISERICORDIA
APORTACIÓN PARA LA WEB .TEMA 18 El leproso curado de la exclusión (Marcos 1,40-45)
ACERCAMIENTO AL EVANGELIO
Jesús empezó el día ( aún de anochecida , de buena madrugada , en soledad y tranquilidad ) en oración para dialogar con el Padre. Al amanecer salen sus apóstoles a buscarle y le dicen que hay mucha gente que le espera.
El sentido del milagro está más en el acercamiento de Jesús a las personas vulnerables y estigmatizadas para dignificarles que en la curación propiamente dicha.
La invitación de Jesús a no divulgar el milagro obedece a que quiere proteger su misión y su mensaje y alejarlo de acciones publicitarias que lo preconicen políticamente como líder y además , la sencillez y la pobreza son su forma de vivir.
El caso extremo y el prototipo de la marginación religiosa y social, impuesta por la ley.
Vemos en el leproso un acto de humildad , fe y esperanza . El verbo no es imperativo sino potencial ,“Si quieres puedes limpiarme “ , le suplica de rodillas , la resolución del cual depende exclusivamente de Jesús . El leproso se entrega a la misericordia de Jesús . ¡ La escena es muy conmovedora ! . La compasión de Jesús no tiene límites . Extendió su mano en señal de bendición y el perdón de sus pecados, y le tocó para demostrar su máxima cercanía. La compasión de Jesús es inmediata, sin dudas ni preguntas: “Quiero, queda limpio”.Y lo despidió. El agradecimiento del leproso no lo expresa directamente Marcos , pero se percibe en el entusiasmo que demuestra el leproso en el hecho de no cumplir la advertencia de Jesús “no se lo digas a nadie” , pero es que le da el don de la vida, en el sentido más pleno: inserción en la comunidad, liberación de los tabúes que conlleva la enfermedad, como es el tener que aislarse de la comunidad, de la familia…
Jesús ha que quedarse fuera, porque necesita un poco de paz y de tranquilidad para su labor, una vez más se destaca su faceta humana, como todo ser humano, necesita tiempo para descansar y recargar las pilas, aunque no le dejen.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
Pienso que el “poder establecido” tiene sus mecanismos de defensa y uno de ellos es la exclusión de los que no opinan como el. Lógicamente esto ocurre en muchos ámbitos sociales, culturales, políticos y religiosos. Es conocido que es más difícil cambiar un prejuicio que separar el núcleo del átomo.
El evangelista a través del testimonio del hijo del hombre nos propone un crecimiento personal que va más allá de toda normativa fuertemente establecida: acoger al diferente, escuchar, dialogar.
Los procesos de apertura al otro empiezan con buen pie basándose en una aceptación del propio yo interno. Jesús en esto fue categórico: ama al prójimo como a ti mismo.
Para que nuestra acogida, aceptación y fraternidad nazca de la libertad y no de un nuevo decálogo que nos aprisione, podemos hacerlo desde ese principio que el Señor nos prescribe: soledad , socialización , aceptarme y aceptar.
En el silencio interior y en el debate público. Cada uno según sus posibilidades y entrega.
Estamos llamados a construir y formar parte de una sociedad más justa.
Las palabras que tratan de discriminar ( separar , distinguir , diferenciar , trato inferior … ) en sentido despectivo , no suelo utilizarlas , pero sí pensarlas , y juzgar en mi interior . Sí suelo exteriorizar las malas actividades políticas , a mi parecer, de los malos gobernantes, terroristas, mal-tratador@s, ,estafador@s , defraudador@s .
He aprendido a diferenciar la pobreza de la miseria. Jesús nació , vivió y murió pobre, ¡no debemos “combatir” la pobreza sino la miseria !. A las personas que sufren miseria no las llamamos “miserables” , sino paupérrim@s. Los “miserables” hacen daño a los más débiles .También suelo discriminar a l@s ric@s que no son solidari@s, que son mal@s administrador@s con la responsabilidad que Dios les ha dado, ¡ser solidarios!. La riqueza y el bienestar exagerados suelen llevar al egoísmo , dañando el espíritu y cayendo en el materialismo por sistema. ¡¡pero a tod@s l@s “adjetivad@s” les tengo presentes en mis oraciones !! . “¡¡ padre perdónal@s porque no saben lo que hacen !! “.
La marginación puede ser manifiesta o interior, esta segunda aparece poniendo “trabas” a quienes hacen propuestas para ayudar a los dicriminad@s . Podría poner ejemplos que he presenciado y oído directamente … Afortunadamente hoy existen grupos y asociaciones que ayudan a l@s discriminad@s de todo tipo . Tenemos la responsabilidad y la obligación , como cristianos , de ayudar a nuestr@s prójim@s necesitad@s, ya sea con acciones o económicamente , según nuestras posibilidades administrativas lo permitan. Jesús nos enseñó que no se debe abandonar a nadie . En mi país ahora se estigmatizan a los inmigrantes venezolanos, pues se deben destinar muchos de los recursos, sobre todo en salud y educación, a atender a esta población , a los guerrilleros que han dejado las armas, a sus víctimas, a los enfermos llamados de «alto costo» así como a
A pesar de conocer lo que nos dice la Palabra desde el Primer Testamento y sobre todo lo que nos enseñó Jesús, aún caigo en el pecado de buscar solo mi bienestar y el de los míos . Me da vergüenza ser tan egoísta… hasta la hora nunca me he visto en la necesidad de abandonar mi país y me cuesta poder ponerme en los zapatos de quienes padecen este sufrimiento. Empezado desde la continua burla y humillación de que los hacemos objeto en chistes y memes, hasta la explotación laboral a que algunos son sometidos por no tener papeles.
Nuestra sociedad está muy polarizada. Por una parte están los que tienen claro que la mayoría de las personas se desplazan de sus países por necesidad no por gusto y que Dios no fue el que creó las fronteras y por otro está el que los ataca abiertamente y los culpa de todos los problemas.personas. En cambio contra algunos migrantes ricos, que vienen atraídos por el detestable turismo sexual o hacer gala de su lavado de dinero, muy pocas veces alzamos la voz.
En cuanto a la iglesia , en general , ya no tiende a discriminar, pero existen “cristianos” y algunos sacerdotes y obispos que sí lo hacen . El colectivo que más es rechazado es el los divorciad@s o las parejas que conviven en unión libre, sin embargo, a raíz del llamado del Papa Francisco, está haciendo esfuerzos importantes por integrar a estos grupos. Y en esto también se da una división de opiniones y actitudes de los creyentes. A unos les parece muy bien y otro grupo se aferra totalmente a la línea dura y no está facilitando su incorporación a la iglesia.
El testimonio de Jesús en este pasaje del evangelio es muy adecuado para todos los tiempos , ya que para mi , Jesús , expresa : la necesidad de orar , el amor , la fe , la humildad, la misericordia, la compasión, la piedad, el respeto, la pobreza , la solidaridad , la entrega , la cercanía , la dignidad , la ley hecha para el hombre , el perdón , la ayuda , los gestos , … yo lo resumiría todo en una sola palabra :¡¡ vocación !!.
ORACIONES
Te pedimos Señor, para que nuestro corazón se abra a tantas personas que viven en serias dificultades y que nuestra sociedad les margina y les excluye.
Señor que mis actos vayan encaminados a hacer el bien.
Que el Señor tenga misericordia y me haga abrir mi corazón a los que más lo necesitan y poder verl@s, sentirl@s y tratarl@s como herman@s.
Queridos lectores, compartimos nuestra reflexión sobre el tema 18 con el ánimo de que sirva para acercaros más a nuestro buen Jesús.
ACERCAMIENTO AL TEXTO EVANGÉLICO
El evangelista Marcos nos presenta a Jesús «limpiando» a un leproso. En su época y bajo la Ley, el leproso quedaba fuera de la sociedad, de la religión, y de la familia; nadie podía tocarlo ni apiadarse de él, pues quedaba impuro, concepto espantoso que lo condenaba a la soledad y al sufrimiento para toda su vida. Nos muestra dos realidades: La persona con lepra totalmente excluida y la persona de Jesús que se entrega en el amor íntegramente.
Se produce un acercamiento del leproso a Jesús, y Jesús lo toca. Ambos transgreden las normas existentes. Por tanto, la actuación del leproso es de valentía, de fe, y de confianza plena en Él. De rodillas, expresando con su cuerpo y con sus palabras la situación en la que vive: aislado, sin amor, excluido, sin merecer nada. Vemos en él una persona dócil y humilde. Le pide: “si quieres, puedes limpiarme”. Con esta petición: está revelando dos cosas: la primera, (“si quieres”) le pide que haga su voluntad; la segunda, (“puedes limpiarme”) refleja la fe del leproso, está haciendo una confesión de fe.
Lo primero que hace Jesús es compadecerse y no alejarse: No huye, no siente rechazo sino el dolor y sufrimiento de esta persona. Es lo característico de Jesús, que no rechaza a nadie y siente amor por todos, hasta el más rechazado y despreciado de la sociedad. Por eso, extiende la mano, símbolo de ayuda y amor por el otro, de dar, en este caso sin recibir nada a cambio, salvo la fe ciega del leproso. Y además, le toca diciendo: “Quiero, queda limpio”, haciéndolo sentir otra vez persona.
Así es, la acción de extender la mano y tocar tiene un profundo significado: está acogiendo al leproso tal y como es. Para Jesús no es impuro, es una persona marginada por la sociedad que necesita ser acogida, y es lo que hace.
Al instante el leproso quedó curado. Jesús le prohíbe contarlo y le ordena presentarse ante el sacerdote, hacer su ofrenda de purificación, según el precepto de Moisés para que sirviera de testimonio; buscando así que la persona curada conviva en sociedad y sea reintegrada.
Por tanto, vemos que el relato de Jesús y el leproso, resume la historia diaria de salvación de la humanidad, donde se incorpora la voluntad de Dios para sanarnos y purificarnos del pecado y la maldad que desfiguran y arruinan nuestro ser. Sin embargo, Dios requiere que la persona tenga una actitud humilde, respetuosa y, sobre todo, de confianza plena en el Señor. Una vez más, constatamos que la fe salva, y que esta es sostenida por la esperanza.
Concluimos diciendo que la FE que tiene el leproso y la GRACIA que viene de Jesús reflejan la plena armonía y comunión que existe entre ambos, y a la que debemos aspirar todos nosotros.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
+ Claro que siento compasión y a ratos impotencia, tristeza, al ver que no vivimos realmente el evangelio por comodidad, por falta de valor, por puestos. En fin, buscamos lo que el mundo nos ofrece y olvidamos al que nos necesita que es Jesús en nuestro hermano que sufre cualquier necesidad.
+ Aunque de corazón rechazo todo tipo de discriminación, en la práctica sí que discrimino. Apenas si trato con grupos o personas que están socialmente marginados. Y una compasión que no lleva a compartir con los que padecen algún tipo de sufrimiento o marginación -física, económica, social- no es verdadera compasión sino un sentimentalismo que no conduce a nada.
+ Si, reconozco que a veces, tengo sentimientos negativos que bloquean mis buenas intenciones, sin embargo los ilumino a la luz del Evangelio y con el ejemplo de Jesús me pregunto: ¿Qué haría Jesús en mi lugar?
+ No, no suelo discriminar a las personas. Creo que a esto me ayuda mucho el que nunca me haya gustado que lo hagan conmigo o con personas como yo. Eso me hace ser más sensible con personas a las que se tiende a rechazar. Es verdad que siempre hay algunas personas que te cuesta más aceptar que a otras, pero en general, intento no mirar con malos ojos a nadie.
+ Existen muchos grupos marginados con los que en nuestra vida diaria no tenemos ocasión de relacionarnos. Enfermos, mayores con problemas que necesitan ayuda, personas que viven solas, personas que están en la cárcel, pobres verdaderamente pobres, etc. No les vemos, y poco hacemos por ellos. A veces, ni siquiera sabemos lo que haríamos si los tuviéramos delante.
+ Veo muchas actitudes en nuestro medio de rechazo, indiferencia, desprecio en los diferentes credos, entre nosotros mismos que nos llamamos ser cristianos, con los que viven una vida irregular con relación a nuestro parecer, con los drogadictos que cada vez se está extendiendo más a todas las edades y género. Total, nos falta reaccionar, despertar ser verdaderos cristianos.
+ No soy la más preocupada por los hambrientos, enfermos, etc. Soy muy tolerante, casi tan tolerante que les ignoro, no me molestan nada. Pobreza espiritual es otro cantar. Toda mi vida profesional ha sido exigir para los más débiles y más ignorados. Pero soy como los demás, me canso, a veces no encuentro tiempo y, por supuesto, podría haber hecho muchas más cosas.
+ Si dialogo con Jesús sobre las personas más desfavorecidas, lo que me dice es que detrás de cada caso hay una historia, un ser humano que lo está pasando mal. Muchas veces, cuando ayudo a alguien en esta situación pienso que sería suficiente con que, en el futuro, esa persona también ayudase a otra, y así se crearía una red que nos permitiría a todos vivir mejor y en paz.
+ Vivo en actitud abierta y acogedora, no tiendo a discriminar a nadie, he conocido todo tipo de personas en mi vida y de todas se aprende algo, sea cual sea su condición, son personas. Si, siento compasión por los marginados, la mayoría de las veces no sé cómo actuar; lo mejor cuando es espontáneo, natural y de tú a tú.
RICARD, MARIVI, MARIPILI, MARGALIDA, LUCILA, JAVIER, ISABEL, FRANCIS, CARMEN, ANTONIO, ANA VILMA
Queridos amigos de los Grupos de Jesús. Este tema ha suscitado un debate en el grupo sobre los problemas que, a veces, suscita el querer ayudar a los leprosos que vemos a nuestro alrededor.
Hay un leproso marginado, excluido, impuro que ve pasar a Jesús y sabiendo que ha hecho muchas curaciones se arrodilla ante él y le dice: si quieres, puedes limpiarme. Jesús se compadece ante esa petición humilde y confiada y se le acerca y lo toca sin temor al contagio o a que quede impuro y le dice: ¡quiero!
En la escena que describe el Evangelio de Marcos percibo el sufrimiento de la exclusión y la humillación. Dice el evangelista que el leproso suplicó y que Jesús se compadeció. Son dos palabras fuertes que me hacen pensar acerca del dolor de muchos.
No es lo más prudente curar al leproso. Ya le están acechando y no les gusta que siga ganando notoriedad. Pero el amor de Jesús no es prudente. No lo fue nunca.
Jesús se compadece. Se pone en lugar del leproso, y siente lo que él siente. Extiende la mano y le toca. Limpia su piel de la enfermedad nada agradable, pero también queda limpio ante la sociedad que lo descarta. La marginación que la Ley le imponía era tan dura ó más que la enfermedad.
Jesús le advierte al hombre renovado que no vaya a comentar lo sucedido, solamente es adecuado dar testimonio del milagro frente a quienes representan lo sagrado. Pero aquel hombre liberado de sus pesares no puede cumplir tal pedido. El agradecimiento deja lugar a la fascinación y Jesús queda en evidencia en contra de su voluntad.
“No lo digas. Preséntate al sacerdote y ofrece lo que dice la ley”. Sabe Jesús que romper con lo que ata es un proceso y decisión libre. Comunica a voces lo ocurrido, dice Marcos. ¿Cómo callarlo? Necesitaba reencontrar su lugar en la sociedad y ser reconocido en ella.
SEGUNDA REUNIÓN
Tomo consciencia de mi sentimiento de culpa, de mi omisión ante tanto sufrimiento y como seguidora de Jesús, y con su ayuda, trataré de ir poniendo aunque sea un granito de arena para solucionar algo aunque sea muy poco.
Es mi intención tratar de vivir cada día al estilo de Jesús. Frente a esta lectura del Evangelio pienso que, en lo cotidiano, en donde yo vivo, la lepra es espiritual. Anímica.
Esta lepra del siglo XXI no carcome la carne y los huesos, carcome el alma.
También yo puedo tocar el alma de quienes están angustiados, deprimidos, ansiosos.
Ahora no me siento leproso, solo sucio, y cuando se lo pido, me dice «queda limpio».
Bien sé yo que me ayuda día a día, que me limpia día a día, y me devuelve a la sociedad, esa que le sigue rechazando a Él, que le sigue dejando en las afueras, en los despoblados.
El leproso se acercó a Jesús y presentó su petición con un “si quieres…”. Mi pregunta es: ¿Quién le habló de Jesús? Y tú y yo, ¿a quién hablamos de Jesús? ¿Hablamos abiertamente a amigos, conocidos, familiares y a personas que conocemos menos?
EL VALOR DE LA GRATITUD
Hoy vamos a contemplar el valor inestimable de la GRATITUD.
La sabiduría de los sencillos, se expresa con dichos llenos de verdad, que reflejan el valor de los gestos nobles:
“DE AGRADECIDOS ES SER BIEN NACIDOS”.
En la actitud de reconocimiento y gratitud, nos damos cuenta de la importancia que pueden tener los demás en nuestra vida, la necesidad que tenemos unos de otros, y la humilde certeza de nuestra limitación y pecado.
Jesús realiza un gesto humano de Misericordia: la curación de un grupo de leprosos. El júbilo de los que han sido sanados de su dolencia, confirma su alegría y asombro, no así su gratitud y reconocimiento, excepto uno de ellos, que presuroso corre presto hasta Jesús, se arrodilla ante él, dándole gracias por tan grande gesto.
Cuando el acontecimiento nos sobrecoge y “el milagro” de la fe se hace patente en nuestra vida, toda nuestra persona siente, la imperiosa necesidad de volver el corazón a Dios, darle gracias por haber hecho posible, aquéllo que superaba nuestros límites.
Jesús mira compasivo el gesto de gratitud, reflejo de humildad de quien se sabe limitado en su condición humana.
Sin embargo, Jesús esboza una queja o lamento, la palabra que interpela al leproso sanado y a cuantos presencian la escena:
“Diez han sido los curados y únicamente este hombre, tú, has venido a dar las gracias, los otros nueve, ¿dónde están?
Jesús, cuyo amor desinteresado y gratuito, es Misericordia del Padre, siente pena por la falta de gratitud, de quien ha sido sanado y liberado de su sufrimiento.
El lamento triste de Jesús, radica en el pecado de quien sólo busca a Dios, cuando la necesidad le agobia y apremia. Desaparece el amor recíproco, entre el Creador de la vida y sus hijos e hijas, tan necesitados de Misericordia.
La ausencia de gratitud refleja, una actitud de autosuficiencia e indiferencia, donde el otro se convierte en un “proveedor” de mis necesidades y caprichos, y si son gratuitas, mucho mejor, no tengo que pagar ni siquiera el trabajo y esfuerzo realizado.
La gratuidad, no puede llegar a convertirse en aprovechamiento y abuso; cuántas realidades nos hablan de la desconsideración, la falta de delicadeza de quienes hacen de la generosidad ajena, su propio interés y conveniencia.
Es la “lepra” del que sólo busca su propio provecho, “pegada” a su corazón. De ahí, nacen las actitudes que tanto dañan las relaciones humanas, cuando nos percatamos y descubrimos la deslealtad, las viles traiciones y abandonos: ya no me interesa el otro, no cumple con mis deseos y expectativas, ¡al contenedor!,
“si le he visto y conocido, no me acuerdo”.
La gratitud va emparejada con la gratuidad, se establece de este modo, un don recíproco entre el que recibe y el que entrega. Es un reconocimiento mutuo, por el cual, se estima y respeta el valor de las personas, su dignidad, las cualidades y valores que forman parte de su singular carácter y perfil humano.
La “compasión”, no debe tener una actitud únicamente en base a la necesidad del otro, es decir, unidireccional.
Hay “compasiones” que nacen de una actitud de superioridad frente al necesitado, de dominio hacia el débil, que nos hace creer que somos “dadores de humana Misericordia”. Hace tiempo que hombres y mujeres se han dado cuenta, de que no necesitan “salvadores de misericordia”, de esos que “dan por caridad, lo que deben en justicia y humanidad.
El hombre y la mujer, sólo tienen en Dios un Salvador: Jesucristo.
No porque experimentara más afecto sensible o empatía hacia las personas, sino porque en él, la Misericordia de Dios, era un “milagro” de salvación palpable, sanaba y liberaba a quienes en su debilidad acogían en la fe, la Misericordia del Padre.
Para un creyente, Dios no debe ser “un mago” a mi servicio, que obre “milagros y prodigios” por simple deseo de mi necesidad e interés. Cuántas veces, el dador de un bien para nuestra vida, le situamos en la disyuntiva de ser nuestro “servidor y esclavo” o por el contrario el “objeto inútil” que ya no nos sirve ni complace nuestros deseos.
Hacer el bien, puede que no sea del todo gratuito, máxime si es nuestro trabajo y el medio de subsistencia lo que puede estar en juego. Más, hay un don que sí es gratuito, la entrega total de nosotros mismos, cuando la prioridad de nuestro obrar, se fija únicamente en la necesidad del otro, sin tener en cuenta otros factores, como es el pago por el servicio recibido.
Creo en la gratuidad recíproca, donde debemos pensar desde la Misericordia, no tanto en lo que cada uno recibe del otro, sino en todo cuanto está dispuesto a dar y entregarse. Entonces no hay tiempo que marque las horas de nuestro servicio, ni pensamos cuanto vamos a recibir, logros y triunfos a cosechar.
Volver y dar las gracias, no es un “cumplido” protocolario sin más, es ante todo, reconocer nuestra condición humana tan frágil y vulnerable, tan necesitada de la Misericordia de Dios.
Jesús lamenta nuestras ingratas actitudes, porque en ellas se “incuban”, nuestro alejamiento de la Misericordia del Padre. Son muchos los y las que no sienten necedidad de Misericordia, viven instalados en la conveniencia de ésto o aquéllo, esta persona o la otra, este interés oportuno y circunstancial. ¿Y después?
Hay seres humanos que dan las gracias, hasta por el aire y el sol que respiran, y lo hacen desde la propia carencia y necesidad, son personas estimables, reflejan la humildad que agrada a Dios, y despierta el deseo de compartir los dones que cada ser humano posee, y claro está:
“A LA MAYOR GLORIA DE DIOS”
Ignacio de Loiola.
Miren Josune
QUIERO, QUEDA LIMPIO!
Me gustaría enseñarte a construir una máquina del tiempo. Para hacerla, esto es lo que vas a necesitar: ¡Nada! No hay artilugios imaginados, ni fantasías de magos, ni hadas con su varita mágica.
Es el Espíritu quien pone «alas» a nuesra vida, transciende los espacios, crea un tiempo perenne de plenitud. Y hemos de vivirlo ya, en la promesa de esperanza colmada, en la intensidad del tiempo que cada día el Creador nos regala,
No vamos a viajar al pasado, en un esfuerzo por cambiar algo, sino a transformar y mejorar nuestra condición humana en el aquí y ahora, porque el hoy es único e irrepetible, la realidad que puede y debe ser vivida, dejar fruto y promesa de verdad y plenitud.
Vamos a mirar hacia el futuro, con fe activa y confiada, sin huír ni intentar negar la realidad. Tú sabes que el mañana está hecho de muchos presentes, hemos de estar convencidos de que Jesús, permanece con su Amor en la historia, en el hoy de cada día y momento de nuestra existencia.
Lo único que tienes que hacer es sentir el Espíritu vivo, despierto, y el paso del tiempo ¡te llevará allí!, a ese estado de plenitud serena, colmada de esperanza.
Creer en Jesús, es también una tarea de sanación interior, y para ello, es preciso fijar la trayectoria más transformadora y eficaz, la que nos lleve a emprender un camino de superación, de todo cuanto impide acercarnos, allí donde reside el verdadero poder sanador, el Espíritu de Jesús que sigue latente a través del Amor, lleno de Misericordia.
Las alteraciones de nuestro organismo, que han producido angustia, miedo, dolor y tristeza, no tienen por qué repetirse; es un estado transitorio que nos hace ver nuestra vulnerable condición humana, frente a nuestra limitada y frágil naturaleza, creando útiles resistencias que mueven nuestra voluntad hacia la superación y sanación.
Es cierto que cuando suceden, dejan su huella en mayor o menor medida, sin embargo, la naturaleza se encarga de su propia evolución aportando una gran carga de energía positiva, que va curando las heridas y borrando todo rastro de mal.
La enfermedad nos da también lecciones para vivir la vida de manera más serena, sin afanes desmedidos, que nos aportan inquietudes, preocupaciones y malestar.
No es que tengamos que «pasar de todo», sino suprimir cuanto es superfluo y accesorio, obstáculo para vivir de forma coherente cuanto nos hace bien y ayuda, a mirar la vida con Esperanza.
Es preciso hacer limpieza tanto exterior como interior, dejar lo que no sirve, no deja huella y presencia de un bien supremo, que nos hace sentir bien con nosotros mismos, reconciliados con la vida y los demás.
El «NADA TE TURBE, NADA TE ESPANTE, TODO SE MUDA Y PASA, LA PACIENCIA TODO LO ALCANZA, QUIEN A DIOS TIENE NADA LE FALTA, SÓLO DIOS BASTA», de Teresa de Jesús, es un modo de mirar la existencia con fe y confiar.
Ahora es tiempo de gratitud por el regalo de la vida, es tiempo de acoger la misericordia de Dios, dejarnos habitar por el Espíritu del Amor.
Al amanecer, cuando nuestro ser despierta a un nuevo día, hemos de hacer el firme propósito de buscar el bien, para nosotros mismos y para los demás.
Desde un sentir y pensar bueno, justo y recto, honesto y sincero, los gestos y actitudes, todas nuestras obras, van conformando un tejido que nos cobija y envuelve con ternura, entonces hacemos presencia, el inefable Espíritu de Jesús y su gran misericordia.
Hemos de dar a Dios un FIAT confiado, pues no todo está en manos de la ciencia y personas, ni mucho menos.
Existe una Providencia activa que interviene, nos llena de certeza y confianza en el amor de nuestro creador y Padre.
En buena medida, la sanación es fruto de un modo de vivir y obrar. Desde la propia libertad, hemos de permitir que se cumpla en nosotros la voluntad de Dios, dando respuesta a su amor.
¡LEVÁNTATE, QUEDA SANO!
Envuélvete en el manto del amor y déjate habitar por la fuerza de mi Espíritu, presencia que te ha de sanar de tus limitaciones, ha de limpiar tu vida de adherencias que te impiden avanzar hacia la Luz de una vida más humana y plena.
¡NO TENGAS MIEDO, QUIERO, QUEDA LIMPIO!
Limpios de toda actitud que nos aleje de su Amor, nos haga caer en el egoísmo de la indiferencia. Limpios de mezquinos intereses y ambiciones que usurpan a los demás su parte y espacio, sus legítimos derechos. Limpios de creer que somos el centro y que los otros han de seguir estando en las periferias, donde no sean un estorbo para mi conveniencia y aparente seguridad, limpios …
¿Difícil? Creo de verdad, lo que hace a las personas grandes ante la mirada de Dios: es la sincera reconciliación y mutuo perdón, lleno de Misericordia, la acogida del encuentro fraterno, compartiendo sonrisas y ternura, el gesto sencillo de saber regalar un poco de tiempo, una llamada de cercanía, tal vez, un correo de felicitación y recuerdo, tantos momentos como pueden hacer la vida de los demás, más digna y humana, más amable, serena y entrañable.
En la morada del Padre tan sólo marcará la diferencia, quien se haya negado a amar como Jesús, ayudando a otros a vivir, compartiendo sus tristezas y alegrías, dando razones para la esperanza. Hagamos nosotros creíbles las palabras de Jesús: QUIERO, QUEDA LIMPIO.
Jesús, amigo cercano,
quédate a nuestro lado,
no te vayas, ni te alejes,
porque queremos compartir:
tu AMOR y VERDAD,
tus gestos de MISERICORDIA,
tu PALABRA de VIDA,
tu CAMINO de Esperanza.
Miren Josune
Ay cómo quisiera no haberme comparado con el leproso, porque ni siquiera sé de esa enfermedad solo que una vez en las afueras del Vaticano me toco ver una mujer con lepra, según supe, y cómo era excluida de la sociedad porque no era fácil acercarse a ella y menos tener una interrelación para saber un poco de ella o mucho.
Pasado el tiempo, cuando espiritualmente me puse en oración, yo me equiparé con ella porque también tenía mi lepra de la soberbia, egoísmo, codicia, mentira, etc. Y quizás en momentos caiga en ello pero, como al hombre se la curó Jesús, a mí también me limpió de eso y de todo lo malo que hice; y en oración le pedí al buen Jesús que me ayudara a limpiar lo malo, y así lo hizo porque lo sentí.
Desde entonces, como el leproso, le doy la HONRA Y GLORIA AL SALVADOR DEL MUNDO, «JESÚS».