Lucas 7,36-50
Un fariseo invitó a Jesús a comer. Entró, pues, Jesús en casa del fariseo y se sentó a la mesa. En esto, una mujer, pecadora pública, al saber que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de alabastro lleno de perfume, se puso detrás de Jesús, junto a sus pies, y llorando comenzó a bañar con sus lágrimas los pies de Jesús y a enjugárselos con los cabellos de la cabeza, mientras se los besaba y se los ungía con el perfume. Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó para sus adentros: «Si este fuera profeta sabría qué clase de mujer es la que lo está tocando, pues en realidad es una pecadora».
Entonces Jesús tomó la palabra y le dijo:
—Simón, tengo que decirte una cosa.
Él replicó:
—Di, Maestro.
Jesús prosiguió:
—Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios y el otro cincuenta. Pero como no tenían para pagarle, les perdonó la deuda a los dos. ¿Quién de ellos lo amará más?
Simón respondió:
—Supongo que aquel a quien le perdonó más.
Jesús le dijo:
—Así es.
Y volviéndose a la mujer dijo a Simón:
—¿Ves a esta mujer? Cuando entré en tu casa no me diste agua para lavarme los pies, pero ella ha bañado mis pies con sus lágrimas y los ha enjugado con sus cabellos. No me diste el beso de la paz, pero esta, desde que entré, no ha cesado de besar mis pies. No ungiste con aceite mi cabeza, pero esta ha ungido mis pies con perfume. Te aseguro que si da tales muestras de amor es que se le han perdonado sus muchos pecados; en cambio, al que se le perdona poco mostrará poco amor.
Entonces dijo a la mujer:
—Tus pecados quedan perdonados.
Los comensales se pusieron a pensar para sus adentros: «¿Quién es este que hasta perdona los pecados?».
Pero Jesús dijo a la mujer:
—Tu fe te ha salvado; vete en paz.
- Ver el contenido de las dos reuniones de este tema en el libro Grupos de Jesús, de José Antonio Pagola
Primera reunión: Acercamiento al Evangelio
– Guía de lectura
– Acercamiento al texto evangélico
– Comentario
Segunda reunión: Acercamiento a la vida
– Conversión personal
– Compromiso en el proyecto de Jesús
– Sugerencias para la oración
La prostituta acogida por Jesús.
Lucas7,36-50
Seguir a Jesús es aceptar a los que la sociedad desprecia, a los que por razones muchas veces ajenas a su voluntad se han visto obligados a vivir una vida extraviada, al margen de la sociedad,una vida escondida,llena de dolor y rechazo,una vida en la que el desprecio de los que se creen mejores porque no se han tenido que ver arrastrados a ella les miran por encima del hombro.
Los que viven con dignidad no miran a los que están en la marginalidad con un corazón de hermanos,no los acogen con humanidad y respeto,en cambio Jesús en este texto evangélico nos vuelve a maravillar con su gran lección de compasión y ternura,el mundo nos dice que seamos selectivos que seleccionemos con quienes nos relacionamos y en cambio Jesús una vez más acogiendo a los apartados y devolviéndole a la prostituta su dignidad de persona.
Jesús ve al Padre en cada persona,en su proyecto de liberación y salvación no deja a nadie en la cuneta, todos y cada uno de nosotros estamos invitados al gran banquete que nos tiene preparado. El texto nos enseña que debemos mirar a los demás con la misma mirada de Dios,sin juzgar, centrándonos en lo interior de la persona y no quedándonos solo en lo externo que muchas puede resultar engañoso, todos tenemos nuestra historia, actuamos como lo hacemos porque hemos recorrido un camino distinto con obstáculos,miedos y aprendizajes diferentes,no podemos juzgar a los demás por su trayectoria de vida.
La figura del fariseo nos atrae porque es una persona honrada, cumplidor de la ley, alguien con peso en la comunidad,los que son como Simón salvan una serie de protocolos con los que quieren sentir que es Dios el que necesita de ellos, hay cristianos que viven así: » Dios necesita de mí, Dios me agradece que vaya a misa todos los domingos,Dios agradece tenerme entre los suyos porque sale ganando él con mi vida y entrega,con mi generosidad.»
Qué poco conoce al Señor quien piensa que él sale ganando con nosotros,el corazón duro de Simón estaba más necesitado de amor que el de aquella mujer que había descubierto ya la misericordia de Dios.
Podemos escoger cual de los dos protagonistas del texto queremos ser,el fariseo inflexible que se cree por encima de todo por cumplir la ley y que contempla horrorizado la escena en la que la mujer obsequia a Jesús con sus cabellos, lágrimas y perfumes o la de la pecadora pública que ha descubierto ya la misericordia de Dios.
Jesús no es ajeno a los gestos de amor, gestos sencillos y de cariño que salen del corazón de la mujer y se convierten en causa de salvación para una persona despreciada y maltratada por su forma de ganarse la vida.
El fariseo invita a Jesús a comer en su casa pero no le recibe como solían hacer con los invitados de esa época,no le ofrece agua para lavar sus pies,no le da el beso de la paz y tampoco unge su cabeza,duda que sea un profeta porque se deja tocar por la mujer,se cree tan a salvo y tan superior que no ve la compasión de Jesús por ella.
Al que se le perdona mucho es porque se le ama mucho,si perdonamos poco es por la poca capacidad de amar porque el perdón se engendra en y desde el amor, Jesús nos ama y nos acepta tal y como somos,con nuestros pecados y miserias, quiere que seamos compasivos y tolerantes y que apartemos a un lado tantos condicionantes sociales y económicos en nuestra vida,esto significa ir contracorriente y por eso su mensaje sigue siendo a día de hoy revolucionario,la prostituta no es peor que nosotros, más bien al contrario, ella ha visto la misericordia de Dios. La compasión de Dios y la confianza en él convierte a estos hermanos que sufren en un ejemplo para nosotros tan arrogantes y satisfechos de nuestros actos.
Jesús no se cansa de mostrarnos y pedirnos que confiemos en su misericordia.
Alicia, Francisco, Gela, Juan José, María, Rafael, Valle.
Grupo virtual de Jesús 33
TEMA 20 – La prostituta acogida por Jesús (Lc 7, 36-50)
ACERCAMIENTO AL EVANGELIO
Con la historia de la prostituta, Jesús nos recuerda la importancia del perdón, la humildad, así como también, qué es lo mejor que podemos dar a Él. Lo que Jesús más espera de nosotros no es que le mostremos lo maravillosos que somos para que nos aplauda y nos premie, sino que confiemos en Él, que le demos lo mejor de nuestros pensamientos y actitudes, y por supuesto si lo reconocemos como Señor y lo amamos así, amaremos también a nuestros prójimos. Es bueno imaginar la escena entre Jesús y la mujer con mucha ternura, dando de ella lo mejor de sí. Al ver a la prostituta tocando al Maestro da optimismo como pecadores que somos, pues nos damos cuenta que nunca seremos repelidos por Dios que es infinitamente misericordioso. Su perdón nos llena de alegría, fortalece nuestra alma y nos damos cuenta que no tenemos para ofrecerle más que nuestro agradecimiento por el amor incondicional que nos da.
Jesús defiende la dignidad de los pecadores. Su defensa se basa en el agradecimiento de ellos al sentirse perdonados. Ese agradecimiento les provoca una búsqueda incansable de actos que puedan agradar a Dios.
Hemos de aprender de Jesús, su mirada silenciosa que escudriña lo más profundo de nuestro ser, que no necesita una palabra, y a responder con actos de compasión como Él. Jesús nos conoce a todos y cada uno de nosotros y aunque nos sabe pecadores nos acoge por igual.
Este relato también es un llamado a rechazar en nuestras vidas todo tipo de hipocresía, o doble discurso. Es un llamado a analizar las motivaciones de nuestro corazón en cada momento, las cuales sólo deberían venir de un auténtico agradecimiento con Dios por perdonar nuestras culpas.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
En la cultura dominante todo se mueve muy rápido y de forma autónoma, en el anonimato, el egocentrismo y las apariencias, en la fantasía y el hedonismo. Es fácil caer en pecado; existe confusión buscando la felicidad ya que en esa búsqueda no siempre logramos dimensionar el sufrimiento causado a otros y aún a nosotros mismos.
Tenemos que discernir con ayuda del Espíritu Santo las faltas de amor a Dios que terminan llevándonos a las manos del mal y nos abren las puertas del infierno.
La iglesia en general, nuestras comunidades en particular y nosotros como feligreses, estamos llamados a ser sal de la tierra y luz del mundo. Las obras buenas y la corrección fraterna son nuestra principal evangelización en los ambientes sociales. La misericordia y el perdón de Dios han de ser reflejados en la iglesia. Tratemos siempre de abrir nuestro corazón y mente, mirar nuestro costado sin juzgar como fariseos, sino tratar de ayudar; no condenar, sino acoger en la diversidad y libertad de cada persona, y comprender como los padres a sus hijos, o como un hermano a sus hermanos. Tampoco confundamos misericordia con tolerancia sin límites. Perdonemos eternamente, pero también tomemos las medidas necesarias para que los pecados o abusos no se repitan. También pidamos al Espíritu Santo discernimiento para saber lo que es pecado, así como humildad para apoyarnos en otros ámbitos como la ciencia y la ética. Lo que no causa víctimas o sufrimiento no es pecado, aunque nuestros prejuicios culturales nos digan lo contrario. Reflexionemos si no vamos a ser nosotros los causantes de sufrimiento con nuestras ideas preconcebidas.
Unámonos a quienes trabajan en labores de rescates a prostitutas u otras personas en situación de pecado. La iglesia está haciendo una valiosa labor al respecto, pero todavía es insuficiente. Hay muchos lugares donde hace falta ese trabajo o al menos una voz de apoyo en la lucha contra dichas formas de esclavitud. Apuntémonos a compartir el Evangelio con estas personas.
ORACION
Jesús, tú que escudriñas el corazón humano, sabes que no quiero caer en la tentación de juzgar a los demás, ni tan solo en el pensamiento como Simón, por eso te pido fuerza y entendimiento para enfrentar las injusticias a mi alrededor, el dolor y el sufrimiento de los abandonados que solo tienen refrigerio y consuelo al poner su esperanza en Ti y en Tu misericordia. Como esta mujer que sin gemir te acaricio, esperando en su corazón escuchar estas tres palabras que le devolvieron su dignidad.
Tú, como juez y maestro, fortalece mi corazón, para que en mi vida pueda usar la misericordia y la compasión, comprendiendo a los que te odian, a los que insultan a los débiles, a los que repiten ultrajes al igual que aquellos que te mataron.
Ten piedad, Jesús, por mí y por aquellos que provocan estos pensamientos en mí, porque tu enseñanza fue «no juzgar para no ser juzgado», sino perdonar como lo hiciste en la cruz.
Ayúdame, para que mis silencios sean solo para agradecerte y alabarte, gracias JESUS
GVJ – 32 Adelino, Guillermo, Nancy, Lucía, Wolfgang.
REFLEXIÓN TEMA
GDJ VALLE DE ELDA aportación a la web
TEMA 20 – LA PROSTITUTA ACOGIDA POR JESÚS
Queridos amigos de los GVJ:
Hoy grupos de Jesús valle de Elda, queremos compartir con todos como ha sido nuestra experiencia y pequeña reflexión.
TEXTO EVANGÉLICO
En este Evangelio, lucas nos cuenta el episodio de la mujer que tuvo valor para acercarse a Jesús durante una comida en casa de Simón el fariseo que lo invitó a comer. En este marco contemplamos tres personas totalmente diferentes que son : Jesús, Simón, y la mujer prostituta. Ella se acerca a los pies de Jesús, pues ya sabía quién era, segun ella era un profeta, sabía que Jesús acogía a enfermos y pecadores, sabía que Jesús podía cambiar su vida. Por esta razón se dirige a Él, y como prueba de admiración, respeto y arrepentimiento de su vida, lava con sus propias lágrimas los pies del Señor y los seca con su pelo mientras los unge con alabastro. Ella que además de ser mujer y prostituta se sentia rechazada por la sociedad y considerada una pecadora, no pide perdón coge impulso y se echa a sus pies, llora y se los limpia . Ese llanto tanbreal que nace del arrepentimiento cuando alguien sufre y es rechazado por todos.
Sabiendo que Jesus ni siquiera le habla, ella ya se siente acogida, aceptada, y consolada.
En cambio el fariseo que se cree justo, cumplidor de la ley; nunca se deja tocar por esta mujer, y piensa que lo que esta haciendo la mujer no es correcto y aun encima malpiensa de Jesus viendo como se deja tocar por la mujer.
En ese momento hablan Jesús y El fariseo y Jesúspor mediación de una parabola le hace entender como es el verdaderoamor de Dios cuamdobuna persona esta arrepentida de corazón. . En éste, le va enseñando a través de una parábola cómo es el amor de Dios.Un prestamista es el protagonista de la parábola, donde perdona las deudas que no pueden pagarle, significando con ello el perdón gratuito de Dios.De esta manera lebhace entender a Simón que Dios perdonó a los dos deudores.
y por otro lado ¿Habrá visto a la mujer con otros ojos o como una impura que toca a Jesús?.
Dios no condena, sino acoge. Y fue la fe lo que ayudó a la mujer a recomponerse y a encontrarse consigo misma y con Dios.
Con este evangelio nos ayuda a vernos todos pecadores, todos necesitamos que nos perdonen, nos abracen, y nos reconozcan como amigos, y como personas que somos.
EL Señor como vemos en el Evangelio perdona a la mujer diciéndole tres frases que son para reflexionar:
”Tus pecados quedan perdonados”, ”Tu fe te ha salvado” y ”Vete en paz”.
Son frases que significan alivio, paz, esperanza , amor y porsupuesto mucha alegría. Las tres son importantisimas:
La primera, porque permite el arrepentimiento pero también elimina el remordimiento.
La segunda es clave y es el objetivo: Si tienes fe en el Señor, en las palabras de Jesús, si confías en Él, re das cuenta que otro mundo diferente y grandioso se abre ante ti.
Y para terminar la tercera, es el resultado de lo anterior: Vivir en paz, con esperanza y alegría, sin remordimientos y sin perjudicar a las demás, personas, intentando hacer el bien con los pequeños gestos que están a nuestro alcance.
Queremos terminar dando las gracias a las personas que conforman este gran grupo de la Cuarta etapa, al padre D. Francisco, padre D. Antonio por un entorno muy especial y con muchísima presencia del Señor y sobre todo agradecemos a nuestros coordinadores JAVIER, ANABEL Y ROSA por su buen hacer y predisposición por la evangelización hacia todo el grupo.
¡Que el Señor siga uniendo en oración a este grupo de Jesús valle Elda!
UN GRAN SALUDO: Fran Llopis
Tema 20:” La prostituta acogida por Jesús”.
En nuestro proceso de avanzar como seguidores de Jesus dentro de los “Grupos de Jesús”, el “descubrimiento” de un Dios que “cura” y “sana” que nos presenta Jesús es reconocer y en algunos casos descubrir la ternura con la que el Padre ama a sus hij@s.
Hemos ido experimentando como el amor y misericordia de Jesús “cura” males físicos y psíquicos: lepra, parálisis, ceguera, endemoniados…Estos eran en su mayoría “enfermedades” que portaba la víctima y que producían su rechazo por el resto de los “limpios”. En el caso que nos trae este tema, “La prostituta acogida por Jesús”, la enfermedad la provocan esos “limpios” del que hablamos. Los prejuicios, la segregación, la marginación apartan a la víctima de esa relación con los demás que la pueden hacer salir de la exclusión a la que es sometida y le hace ser cada vez más victima por el abuso que de ella se hace.
Cuando un texto evangélico nos interpela tanto como este, nos quedamos con ganas de saber más de lo sucedido: ¿Qué antecedió a este episodio? ¿Jesús habría mirado en la calle a esta mujer? ¿La mujer se habría sentido impactada por aquella mirada, por un gesto, o una sonrisa? ¿Qué desencadenó la decisión de esa mujer? ¿Escuchó hablar de ese Jesús fuera de serie? ¿Habría visto los milagros de otros de sus paisanos? …No lo sabremos, pero algo antes debió ocurrir.
Nos lleva a pensar a cuántas personas hemos impactado con nuestros gestos cristianos, y si hoy en día las impactamos. También nos lleva a recordar que es amando como se restablece todo.
Resulta importante señalar que aquí no se habla de arrepentimiento, de disculpas, ni de merecimientos; el amor de Dios es incondicional, nos ama porque somos sus hij@s. El sentirse, saberse perdonado conducirá siempre al arrepentimiento y a aceptar que por naturaleza todos estamos sometidos a los desaciertos propios del ejercicio de nuestra libertad. Creemos que la actitud de la prostituta ante Jesús y sus muestras de amor era la demostración del agradecimiento que sentía al “percibir” como Jesús salva y limpia nuestro pecado.
Finalmente, destacamos dos puntos en el texto bíblico de Lucas que nos parece imprescindibles destacar para hoy en nuestro mundo contemporáneo. Que Jesús hace entrar a las mujeres por la puerta de la dignidad de los hijos de Dios cuando acepta todos los honores que esta mujer sin nombre le ofrece al saber esta reconocer al Ungido de Dios y el segundo es la reciprocidad en el Amor mutuo que se manifiestan rompiendo mandatos culturales. La respuesta de Jesús: dejarse amar. Pagó con amor al amor mostrado.
Este texto nos invita a vivir agradecidos por ese amor y expresarlo cada vez que tengamos oportunidad, pudiendo hacer realidad lo de San Francisco » que no busque tanto ser amado como amar…»
¡Nos rezamos!
Cecilia, Dardo, Nilda, María Agustina y Jesús.
GVJ-31
TEMA 20
En este relato evangélico de la mujer que mostró mucho amor, Jesús nos muestra la misericordia del Padre y que todos son iguales a sus ojos. En una sociedad que discriminaba y relegaba a la mujer, Jesús revaloriza su digni-dad haciendo notar que sus actos, sus lágrimas valen mucho más que la invitación y la comida del fariseo y ponen en evidencia su amor hacia Él, su arrepentimiento y su conversión sincera. La deja actuar, la acoge en su co-razón porque es capaz de percibir lo que hay en su alma, la sinceridad de sus gestos y le perdona todos sus pecados. Le devuelve su dignidad y le da la oportunidad de comenzar una vida nueva.
El fariseo anfitrión juzga a Jesús porque se deja tocar por una pecadora y no ve lo que expresan los detalles de la mujer para con Jesús, solo ve en ella una pecadora indigna, Jesús tampoco condena al fariseo. Sin juzgarlo ni condenarlo, le da una lección, busca que reflexione y se convierta a través del amor. Quiere hacerle ver a Simón, pagado de sí mismo, que la humil-dad y el sentirse necesitado es la puerta de entrada para el encuentro con Dios. Y ahí es donde Jesús nos enseña a todos.
Jesús dice a la mujer: “tu fe te ha salvado”. Ella ha sido valiente, se ha arriesgado, expuesto a la murmuración de todos, con su gesto audaz ha dicho más que con mil palabras y Jesús la ha entendido. Volvemos a encon-trarnos con la fe, que es lo único que nos pide Jesús.
A la luz de esta palabra ruego a Dios me conceda reconocer siempre su infinito amor y me dé la gracia de no juzgar al otro.
Dios nos está hablando de mil formas para que nos abramos al perdón hacia los demás, ayudemos a su conversión sin rechazarlos ni criticarlos. ¿Cómo nos atrevemos a vivir juzgando y condenando a los demás? ¿Cuán-do aprenderemos a mira a todos como miraba Jesús?
Grupo Magdala
GVJ 22 Monseñor Romero
Tema 20 La prostituta acogida por Jesús
Lucas 7, 36-50
Esta parábola nos muestra el corazón de Jesús, como actúa el Señor ante el pecado y como actuamos los seres humanos.
Qué hermoso tener un encuentro con Jesús como lo tuvo esta mujer, hemos tenido momentos en la vida en que hemos sentido el perdón, la sanación y la alegría de Dios en nuestra vida, como un nacer de nuevo, volver a empezar rehabilitados como hijos muy queridos.
Se siente una paz infinita cuando Dios está con nosotros y sabemos que está también en la prostituta, el inmigrante, el enfermo, el drogadicto, el que no tiene trabajo, el sin techo, tenemos que aprender a reconocernos en ellos. El perdón de Dios solo se puede entender desde los gestos de amor y nunca de la condena.
A veces con el afán de juzgar por nuestra fe atosigada en la dualidad, terminamos condenando y humillando a las víctimas, y empoderando a los victimarios.
No tenemos derecho de juzgar la vida de los demás, pero lo hacemos, en especial a esos grupos que hacen daño a la sociedad y a quienes oprimen a las personas, nos cuesta mucho, ponerle el rostro de Jesús, nuestro Salvador. Si bien entendemos que Dios perdona y acoge a todos, porque El es amor.
Algunos sectores se han pronunciado al respecto de la prostitución, a la iglesia no la escuchamos. Muchas veces desde el pulpito se refieren a las prostitutas juzgándolas y condenándolas y nada se dice de los hombres que abusan de ellas.
No nos sentimos con derecho a juzgar la vida de nadie, el papa Francisco nos dice ¿quién soy yo para juzgar? aunque en algún momento lo hacemos, nos sentimos mejor que los demás, parece que vivimos en una burbuja.
Todos somos limitados, lo que nos lleva muchas veces a equivocarnos y a pecar. Lo importante es ser conscientes de ello, ser humildes, y pensar que Dios siempre nos perdona.
Sentimos pena que haya mujeres que tengan que ganarse la vida de ese modo, en algunos casos lo hacen para obtener altos ingresos.
Gracias a las meditaciones de los textos evangélicos hemos ido evolucionando y poco a poco hemos caminado hacia un Dios amor que siempre nos acompaña.
Nos gustaría tener un gesto de solidaridad sobre estas mujeres que se prostituyen, que podamos reconstruir entre todos una iglesia nueva. Hay algunas experiencias de acompañamiento y ayuda dentro de la iglesia que con el tiempo o los cambios se dispersan y se pierden.
Este texto nos ha movilizado a involucrarnos como seguidores de Jesús a ayudar a estas mujeres que se ven abocadas a la prostitución. Y como grupo asumimos el compromiso de seguir trabajando este tema a través de encuentros virtuales que nos iluminen para poder despertar conciencias en la iglesia y en la sociedad a través de escritos y de obras concretas.
Oración:
Jesús, ayúdanos a no juzgar.
Regálanos tus ojos, tu corazón para mirar y sentir como Tú sientes.
Ayúdanos a tener tu mirada para aquellos que me resultan desagradables.
Sabemos que nos amas a todos.
Alivia nuestras heridas, libéranos de la tentación y del pecado y abre nuestros corazones a tu presencia.
Que podamos escuchar en nuestro interior estas palabras:
“Tus pecados te son perdonados”
“Tu fe te ha salvado”
“Vete en paz”
¡Gracias Señor!
MEJOR DICHO MUJERES PERDONADAS, ÉL TÍTULO DESAPARECIÓ DESPUÉS DEL PERDÓN.
GVJ 20
Compartimos nuestra aportación del tema 20
En este pasaje ha sido muy bello y edificante todo lo que nos cuenta Pagola, para ilustrar este evangelio.
Los personajes son una prostituta, Jesús, y Simón, el Fariseo.
La mujer hace estas muestras de amor, es que le han perdonado, sus muchos pecados, la prostituta sabe que es pecadora, y que es el perdón que recibe de Dios del que habla Jesús, quiere que veamos a las personas desde su perspectiva, con sus ojos que no Juzguemos como Simón en nuestros adentros, por las apariencias, que vayamos más al corazón y a los hechos más que a la palabrería de una conciencia escrupulosa.
Habla del AMOR, Tolerancia, ternura, MISERICORDIA, congruencia.
Nos identificamos como la mujer, pecadora, nos sentimos dignas y LIBERADAS, de ser personadas. A pesar de todo Jesús nos ama y PERDONA.
Sin embargo, el tema de la prostitución, ¡juzgar es tan difícil no hacerlo! Culpable, como Simón lo hizo.
La sociedad es hipócrita, condena la prostitución, pero por detrás avalan cuestiones, como personas acompañantes para beneficios de otros con este mercado, una cultura de uso del prójimo.
Si Jesús nos libera y perdona, ¿Podríamos como seguidoras de Jesús ayudar a esa liberación de las esclavas sexuales de esta sociedad?
Su PERDÓN en cada una nos invita a comprometernos aún más y exige a perdonar a otras personas sin juzgar y señalar por lo que son.
El ejemplo está en esta mujer, nos invita a amar a Jesús, poniéndonos a sus pies y escuchar para actuar, a lo que su AMOR Y PERDÓN nos impulsa a realizar con los sufrientes esclavizados de cualquier circunstancia de su pecado. Transmitiendo esperanza.
Es lo que nos llama a transformar en esta etapa que estamos viviendo hoy.
Es nuestra reflexión GVJ20 conformado por.
Natalia
Roser
Carmen
Mariana
Shirley
Griselda
BETANIA (GVJ) TEMA 20
La prostituta acogida por Jesús (Lucas 7, 36-50)
Compartimos a continuación nuestra reflexión:
ACERCAMIENTO AL EVANGELIO
Sabemos que en Israel, las mujeres no tenían ninguna representación social ni religiosa. A pesar de esto, Jesús a través de una de ellas da una lección.
Tres personajes nos presenta Lucas en este texto: Jesús el protagonista, con su autoridad de maestro, su testimonio de amor, y su gran misericordia para los descartados por la sociedad y por el sistema religioso del momento. Simón el fariseo, hombre que se cree bueno por ser cumplidor de la ley, es un anfitrión ajeno a los valores del reino que quiere instaurar Jesús. Finalmente, la prostituta, mujer despreciada por los hombres.
La prostituta trasgrede la ley; se siente rechazada, oprimida, separada, excluida, sin derecho a relacionarse “normalmente” con los otros, sin dignidad. Es indignante que nadie condene al cliente. Que la prostituta vaya al banquete refleja que incluso las personas que se sienten pecadores o no válidos, también se acercan a Jesús y necesitan de su compañía. La mujer debió sentirse aliviada en primer lugar por no ser rechazada y luego por las palabras de Jesús.
Jesús da una lección al fariseo, le presenta la parábola con un mensaje claro, “a quien poco se le perdona, poco amor muestra” El fariseo piensa que no tiene pecado pues es un observador de la ley, por lo tanto, no tiene la experiencia de la gratuidad del amor de Dios y no tiene entonces motivos para el agradecimiento. Cuando sabemos reconocer nuestros errores, las equivocaciones y el daño que podemos producir, si nos perdonan, nos sentimos mucho más agradecidos que aquellos que creen que no les tienen que perdonar tanto.
No hay duda de que Jesús es el que protagoniza con su deseo constante de llamarnos e invitarnos a la mesa con Él, sin importar nuestra historia. Protagoniza con su enorme corazón misericordioso, que nos regala su perdón sin condición y a la vez nos invita a seguir nuestro camino en Paz y con nuestra dignidad renovada. Tres frases clave que demuestran lo anterior: “tus pecados quedan perdonados, tu fe te ha salvado, vete en paz”.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
CONVERSIÓN PERSONAL
No es fácil percibir la manifestación del amor de Dios frente a nuestros errores y debilidades, más aún, cuando hemos arrastrado desde la infancia la imagen falsa de un dios controlador, castigador, vengativo y rencoroso, arbitrario y exigente, incapaz de entender nuestras debilidades y dispuesto a abrirnos las puertas del infierno por caer en el error.
El evangelio nos muestra que el Dios de Jesús, es un Dios infinitamente compasivo y misericordioso, Dios de pecadores como nosotros, que luchamos para ser mejores seres humanos con un camino por seguir, como el de Jesús, ese amigo maravilloso que puso en entredicho y desveló la rigidez e injusticia de quienes, también por error y debilidad, han caído en la soberbia de creerse mejores que otros.
“Dios es Misericordia infinita”. Aunque no nos sintamos merecedores de ella, aun así, la obtenemos si confiamos plenamente en Él.
COMPROMISO EN EL PROYECTO DE JESÚS
A algunos de nosotros, nos ha ayudado mucho, pertenecer y compartir en los grupos parroquiales, porque allí se nos brinda el espacio, los medios y la preparación para trabajar en comunidad, sobre todo con los hermanos que más lo necesitan, sin embargo, no todos han tenido esta fabulosa experiencia.
Todos en general, debemos transitar por el proceso que nos lleve a profundizar que, si nuestra respuesta es auténtica y desemboca en un compromiso real, sobre todo con los más vulnerables, no sólo de manera individual sino comunitariamente y más allá de rituales y ceremonias, con base en los criterios de Jesús para la construcción del Reino que es el Plan del Padre, tenemos la garantía de que nuestro compromiso no será en vano.
Con cariño Fraterno: Tere, Meche, Lulú, Gioconda, Gus, Santi, Juancho.
Nuestro grupo virtual «Camino a Emaús» desea compartir algunas de nuestras reflexiones respecto al tema 20.
• Nos enfrentamos a estos textos, que nos van mostrando rasgos de Jesús, para que los miremos desde nuestra realidad y dejemos que nos golpeen, nos sacudan y, con la ayuda del Espíritu, intentemos hacerlos nuestros.
• La actitud adecuada sería, precisamente, abrirnos al Espíritu, dejar de lado todo lo que ya “sabemos”, librarnos del ruido en el que vivimos, y dejar que las palabras del Evangelio nos penetren.
• Me impresiona que Jesús acepta la invitación del fariseo para comer en su casa. ¿Qué vería o esperaba este fariseo de Jesús?
• La chica del relato es una mujer muy libre. No tiene ya nada que perder. No le importa nada el qué dirán, rompe todas las normas y prejuicios sociales y se deja guiar por su agobiado pero ardiente corazón. Por su amor y necesidad de empezar de nuevo. Imagino que había escuchado hablar de Jesús y algo de esperanza se despertó en su interior. Aprovechó la ocasión que andaba por su barrio y corrió con lo que tenía más a mano: su ser, sus lágrimas, un perfume, sus gestos de mujer.
• Al leer este texto, interpreto que la prostituta llega hasta Jesús impulsada por el deseo de un agradecimiento profundo y sincero. Me da la impresión de que ella ya hubiese vivido –previamente- la experiencia de sentirse perdonada y acogida por Jesús de una manera distinta y única: con respeto, con amor, sin condena… Por eso, su necesidad de reencontrarse con él y agradecerle todo el bien que derramó en ella.
• Yo creo que, el sentirse respetada y dignificada, le hacen perder el miedo y la impulsan a mostrarse con libertad y valentía. El amor de Jesús es liberador y transformador. Realmente, cuando hemos sentido en “carne propia” el amor sanador de Jesús, eso nos lleva a enfrentar situaciones que antes no hubiésemos podido hacer.
• El fariseo como muchas veces nos ocurre, va con el juicio por delante, y como suele ser habitual, el prejuicio no suele ser positivo. Jesús que ve más allá de la primera impresión, la mira con misericordia, reconoce el sufrimiento y las dificultades de su vida y le da el perdón pues ya bastante cruz tendrá en su vida.
• Esta mujer muy seguramente desde hace algún tiempo estaba al acecho del Maestro para encontrarse con él, pero no dentro de la multitud que le seguía. Muy probablemente le había escuchado parábolas y había visto curaciones camuflada entre el gentío que se reunía para escucharle. También observaba como le amaban ex-pecadores: María Magdalena, Leví, la adúltera presentada antes de apedrearla. Su corazón ardía por verle y se decide cuando se entera que estaba solo en casa del fariseo.
• La energía acogedora, compasiva y empática de Jesús con pobres y pecadores no es contenible. Le brota por los poros. Esta prostituta intuye que no será rechazada, exhortada, condenada, obligada a imposibles penitencias. Que no la avergonzará Jesús ante los comensales. Que es un hombre de confiar.
• «Tu Fe». Intento traducírmelo así : tu consciencia de ser; tu consciencia de ser hija de Dios; tu consciencia de su presencia en ti, tu consciencia de que en ti hay algo que trasciende lo corpóreo.
• «Te ha salvado vete en paz». Intento traducírmelo: el efecto, el resultado de lo anterior es la Paz que Jesús andaba repartiendo, es el significado de salvación. Y de salvación ya. No le dice: te ha salvado para el último día.
• Jesús rechaza los clichés de la época. El fariseo anfitrión estaba indignado y reacciona con este pensamiento. Su interés se dirige a Jesús, no a la mujer. A Jesús le pone un “este”, peyorativo, no es un profeta. Si lo fuera, sabría quién es esa mujer, de qué especie es, una pecadora. Juzga a Jesús como falso profeta y juzga a la mujer como pecadora. Cree saber que Jesús no sabe.
• El texto termina haciendo realidad ese perdón que existía desde el principio en el mismo. Ahora es Jesús el que perdona a la mujer directamente. La mujer había sido descrita como una pecadora. Y Jesús, sin tener en cuenta a Simón, le concede el perdón. No se nos dice si la mujer se alegró de ello, sin duda porque se trata de algo lógico.
En la segunda reunión reflexionamos sobre:
• La problemática de la prostitución me resulta ajena: Hablo de oídas. Pienso en las prostitutas con una mezcla de comprensión hacia ellas y de indignación hacia todo lo que hace posible su esclavitud o su dependencia, pero no soy capaz de ir más allá.
• Nosotros somos amados y estamos habitados por El, y eso se tiene que notar en nuestra vida, en nuestra relación con los demás. Sabemos que somos débiles y frágiles y Dios nos quiere y acepta así.
• Yo entiendo el perdón y la alegría de ser perdonado en relación con mis hermanos. Y eso me produce felicidad, he sido perdonada y querida. Esa misma sensación tuvo la prostituta. Necesitamos el perdón de los demás, que es a quienes ofendemos, pero no el De Dios, que nunca puede ser ofendido.
• Pecado-culpa-perdón son palabras incómodas en nuestra cultura actual. Quizás por señalar y cuestionar las neurosis asociadas a una mirada culpógena de uno mismo, hoy nos cuesta (me cuesta) comprender la dimensión de estos conceptos.
• De la lectura descubro que no tengo mucha conciencia del perdón. ¿Soy como Simón, el fariseo? Sí, creo tener algo de registro del amor de Dios. Inmerecido, aunque también con el tiempo fui sacando esa palabra. El centro no está en mí, si me lo merezco o no (posiblemente nadie merezca nada si lo pensamos en términos humanos) sino en la iniciativa de Dios, en su gratuidad. Esto sí lo celebro, lo contemplo, me alegra, me excede, me pone en eje.
• Si al menos la vida no me ha enfrentado aún a terribles dilemas, al menos quiero ser compasiva ante el misterio de las otras vidas. Si hay algo que necesito convertir y transformar en mí, es la mirada. Poder mirar desde la compasión y la misericordia del Dios de Jesús, que me parece que es la gran novedad del evangelio. Buscar siempre respuestas creativas ante los problemas, que no condenen a las personas.
• De un tiempo a esta parte, siento que vivo del perdón inmerecido de Dios. El estar consciente de esto me libera de viejas culpas, me da tranquilidad por sentirme amada y me lleva a ser agradecida por ese amor recibido y por tanta bondad derramada en mí y en mis seres queridos.
• El sentirme bendecida por Dios me ayuda a no ser tan cerrada en el momento de analizar la conducta de los demás, sobre todo con los que menos posibilidades han tenido en la vida.
• ¿Cuándo celebro su perdón? De verdad no era consciente de que el perdón inmerecido de Dios, valía la pena celebrarlo. Con esta narración de Lucas, me nace la explosión de celebrarlo tan alegre como si fuera el día de mi cumpleaños.
• ¿Cuándo más? Al iniciar la Eucaristía, durante el momento de pedir perdón a Dios, seguiré evocando esta comprensión de Jesús para con la prostituta. Percibir alegría plena con Jesús por ello. Pensaré que esa Eucaristía es una celebración de su perdón.
Oración entre todos y todas:
Señor, después de hablar de las prostitutas y de pensar en tantas otras personas cuya vida está hecha de sufrimiento, injusticia y obstáculos, descubrimos que ellos/as no los han elegido y de los que no pueden escapar,
Miro todo lo que la vida me ha proporcionado a mí: Familia, amigos, recursos, oportunidades, consejeros, trabajo, aptitudes, fe, salud…
Y me siento, a estas alturas de la vida, como si nunca hubiera caído en la cuenta de todas estas bendiciones gratuitas, con las que he ido construyendo mi ego, como si todo me fuera debido.
Tú, Señor, estabas en todas esas instancias, construyendo mi vida, iluminando mi camino, perdonando mis errores, rodeándome de amor y de personas queridas.
Pero aún hoy no soy consciente de que eres tú el que sostienes mi día a día, de que perdonas mi egoísmo y mi ingratitud, y sigo pidiéndote a gritos explicaciones sobre por qué, si vives en nuestro interior, si eres parte de nosotros, nos resulta tan difícil descubrirlo y dejar que tu vida se manifieste a través de la nuestra..
Te ruego, Señor, que me enseñes a aceptar tu perdón y también a aceptar y amar mis limitaciones y las de los que me rodean, que tu Espíritu puede transformar en Vida si sabemos ponerlas en tus manos, como hizo aquella prostituta.
Señor que solo ves lo que falta, lo que duele, lo que llora. Enséñame a ser como esa mujer a quien nada frenó y mostró su alma dolorida y amorosa desnuda sin importarle las burlas, reproches y condenas.
Pero también ayúdame a ser como Vos que, mostraste (siempre) tu alma desnuda sin importarte los reproches, las burlas, las suspicacias y las condenas. Sin importarte mojar por las lágrimas y los barros de tantos y tantas que te abrazamos sabiéndonos amados.
Sabes cuanto necesito comprender que es en esta dinámica de solo buscar la vida en abundancia, donde estallan los moldes establecidos por las normas y las buenas costumbres que dejan a tantos afuera, con la tarjeta roja de la infracción en la cara.
Jesús querido: dame tu mirada compasiva y llena de amor para acercarme a los más despreciados y vulnerables, sin juzgarlos… Enséñame a acogerlos con honestidad y apertura de corazón para que nos ayudemos mutuamente a crecer como personas y como hermanos. Amén.
Adolfo, Consuelo, Kontxi, Juan, Roberto, Adriana, René, Ilda y Graciela
GVdJ EFFETA-Tema 20–Aportación a la Web:
TEMA 20 – La prostituta acogida por Jesús
Nuestra condición cultural nos hace ver a la mujer llamada una pecadora publica como una prostituta, pero el texto no lo dice. En aquellos tiempos el termino pecadora publica/ pecador público se les podía aplicar a los que abiertamente no cumplían estrictamente los requerimientos de la religión judía. La fijación que el pecado tiene que ver sobre todo con el sexo es digno de un análisis psicológico y cultural.
Dicen que la prostitución es la profesión más antigua del mundo, así como el trato que se les da a las mujeres que la ejercen. Las cosas no han cambiado demasiado con respecto a la hipocresía que existe con este tema, así que el relato podía haber sucedido un día como hoy. Tenemos a una mujer que ejerce la prostitución porque seguramente no haya tenido muchas más opciones en un mundo de hombres que no se lo pone nada fácil. Seguramente a ella no le guste su oficio y se siente » sucia», » una pecadora de la sociedad de la época». Busca refugio en Jesús y Él, no la juzga, la ve como a una mujer llena de fe, no como a una prostituta. Se dirige a ella para decirle que su Fe la ha salvado, que no se preocupe por sus pecados porque les son perdonados, Dios ve su corazón, y que se vaya en paz, sin remordimientos.
El mensaje de Jesús nos muestra la fragilidad y pequeñez humana, por una parte: cuando nos volvemos superiores, y nos creemos con derechos, como a criticar, ofender, maltratar… a los demás; impera la soberbia y vanidad, cuando creemos saber lo que Dios ve con desagrado, es ahí cuando aumentan nuestras limitaciones.
Para saber perdonar tenemos que aprender a perdonarnos a nosotros mismos. Tenemos que trabajar primero en quitarnos todas las máscaras que nos ponemos cada día para poder entendernos a nosotros mismos y saber qué es lo que no nos perdonamos. Si no empezamos por ahí, difícilmente podemos ser consciente del perdón del que habla Jesús. Jesús siempre nos ha revelado el gran amor del padre hacia nosotros, que su misericordia nos perdona los pecados más graves que hayamos cometido, sin que lo merezcamos, pero siempre nos recuerda que amemos a nuestro prójimo como él nos ama; que no nos creamos con derecho de condenar y criticar a los demás hermanos, como a la sociedad excluyente que vivimos hoy. Es más, nos manda a amar a nuestros enemigos y que roguemos por los que nos persiguen. (Mateo 5, 43-48).
En el momento en que alguien hace algo malo, sabemos que los juzgamos y los encasillamos. Así como la mujer en la historia estaba encasillada. Y Jesús, como siempre lo hace, la libera. «Te digo que tus pecados son perdonados y que tu fe te ha salvado” (no tu perfección). Confiemos en que Dios es amor y que el amor de Dios es mayor que nuestros errores. Cada vez que Dios perdona nos está diciendo que su relación contigo y conmigo es más importante para el que su razón. Él siempre prefiere que su relación con nosotros perdure a que se parta porque andamos equivocados y que él lleve razón. Y la mejor manera de amar es de imitarle en cuanto podamos.”
El relato nos muestra que Jesús acepta los gestos de intimidad y amor sin importarle la ubicación, situación o adecuación cultural. Reacciona ante una necesidad en el momento presente, sin las obsesiones del pasado ni las preocupaciones por el futuro. En ese momento esa mujer necesita servirle con muestras de amor y lo importante no son las normas culturales o religiosas si no que la inquietud y el sufrimiento que lleva dentro esa mujer sean sanados.
Tenemos que asegurarnos que en nuestras parroquias no excluyamos a nadie por prejuicios ni escrúpulos religiosos. Todos han de ser bienvenido a la casa de nuestro padre común.
ORACION:
Padre nuestro, bendice nuestro deseo de intimidad de alma, contacto físico, abrazos, comunicación y contacto. Tu nos diseñaste para la intimidad en cuerpo, alma y espíritu. Ilumínanos el camino para su noble y justa expresión, y nuestra digna aceptación, por tu gracia nuestro señor, Amen.
Nos encontramos ante una escena de conversión en la que una mujer osada y creativa que, pecadora según la concepción de la época (creemos que no necesariamente prostituta), se atreve a entrar en un lugar en el que sabía que sería juzgada con dureza y a dar rienda suelta a un amor descarado que pone a los pies de Jesús. Además, de nuevo se pone de manifiesto la actitud de Jesús hacia marginados y pecadores, sin reparar en lo que “hace” el ser humano, sino en lo que “es”.
El fariseo, por su parte, juzga a Jesús y decide que no puede ser un profeta, y a su vez juzga a la mujer. Jesús aprovecha para hacer ver a Simón el contraste entre la manera en que ha sido recibido en casa del fariseo (sin la atenciones que se solían mostrar a los invitados en la época) y la pasión con la que la mujer pecadora derrama su agradecimiento y amor sobre sus pies sin importar el qué dirán. Ojalá fuéramos capaces de amar más descaradamente en nuestro día a día. Quizá para conseguirlo la clave es dejarnos llenar de la experiencia del perdón de Dios.
Algunos de nosotros encontramos el énfasis de la parábola de Jesús, no en el arrepentimiento de la pecadora, sino en la gratuidad del perdón. Establece una relación proporcional entre el amor y el perdón. Y el amor que desborda a la mujer no es la causa, sino la consecuencia del perdón. La mujer no es perdonada porque se arrepintió, sino que da «tales muestras de amor porque (antes) se le han perdonado sus muchos pecados». Así, cuando Jesús le dice «Tus pecados quedan perdonados» es probable que ese mensaje fuera dirigido a los fariseos, para que no consideraran ya pecadora a la mujer, y la despide deseándole la paz. Con otras palabras le viene a decir a la mujer que la grandeza de ese momento acaba de borrar todo su pasado, se ha salvado.
Sin embargo, entendemos que el perdón de Dios no es una vía libre para el pecado. Y aquí ahondamos en el misterio de este perdón. Algunos lo sentimos claramente condicionado a un arrepentimiento sincero que nazca del corazón. Otros sentimos que el perdón, como el amor de Dios, no tiene condiciones, y que el arrepentimiento surge como una expresión más de la experiencia del Amor sublime e infinito de Dios, como algo espontáneo que irremediablemente sale del corazón (y no de la razón) cuando te rindes a su misericordia, como algo que nos acerca a Dios y por tanto es deseable, pero no como una condición para ganar su perdón y mucho menos como algo que deba apelar a nuestro miedo a no ser perdonados. La falta de arrepentimiento, sin embargo, nos impide recibir y experimentar en plenitud el perdón que ya nos ha sido otorgado y, por tanto, seguimos viviendo esclavos de nuestro pecado de soberbia.
Podemos entonces preguntarnos qué ocurre con aquellos que no tienen conciencia de pecado ni se arrepienten. Y nos damos cuenta, cada uno con su particular visión, de que la justicia divina no puede ser comprendida desde la óptica humana.
Quizá el pecado “original”, ese con el que nacemos, sea nuestra imperfección, nuestras limitaciones humanas. Y tomar conciencia de ello trae consigo la humildad y la necesidad psicológica de ser perdonado, y ese hecho actúa de espejo en relación con nuestro prójimo que también sufre y tiene necesidad de perdón, pero no solo del perdón de Dios sino también de nuestro perdón.
No todos somos conscientes del perdón “inmerecido” de Dios. Para algunos forma parte de nuestra experiencia vital. Y otros ni siquiera vemos que el adjetivo “inmerecido” sea coherente con la idea de un perdón sin condiciones, desde el punto en que no tenemos nada que merecer. Merecer significa «ser digno de algo» y Dios nos ama y nos perdona porque Él conoce nuestra verdadera esencia (a imagen y semejanza suya) y nos ve dignos, al margen de las limitaciones que tengamos en nuestro recorrido humano por esta vida. Él nos perdona, no porque lo merezcamos, sino porque es fiel a sí mismo. Dios, en Cristo, ha tomado la decisión de una vez por todas sobre nosotros. En Cristo, Dios ya nos ha perdonado a todos.
Sentir el perdón de Dios transforma nuestras vidas. Tomar conciencia de que Dios nos ama tal y como somos, con nuestros defectos y errores, es realmente emocionante. Pero habitualmente no es algo instantáneo, no es mágico, es un proceso lento de crecimiento durante el cual a veces nos toca confrontar momentos duros de la vida, heridas que remueven, y sentimientos de culpa que son difíciles de desterrar y que nos bloquean. También nos toca aceptar nuestras imperfecciones, aceptar que somos vulnerables y arriesgar, no obstante, a dar un paso adelante. Así que podríamos decir que experimentar y meditar en el perdón nos ayuda a sanar y nos da el coraje para exponernos y perdonar también a los demás.
El perdón no es un acto que en realidad hagamos hacia el que nos ha ofendido, sino más bien es un cambio que decidimos dentro de nosotros mismos sobre cómo nos afecta esa ofensa. Perdonar es una poderosa herramienta para nuestra evolución y supervivencia terrenal. Es, de hecho, imprescindible. Si nos aferramos a no perdonar, albergando mala voluntad hacia los demás, en lugar de buscar la reconciliación a través del perdón, nuestra falta de perdón bloquea la recepción (experimentación) del propio perdón de Dios y de ahí nace un estado de sufrimiento. Así que perdonar nos libera y nos deja la puerta abierta al amor.
Juzgamos a los demás, aunque intentamos no hacerlo, y al darnos cuenta de ello vemos que tenemos todavía mucho trabajo por delante. Parece que es inherente al ser humano juzgar, instintiva y espontáneamente, todo lo que se cruza en nuestro camino. Pero el amor al prójimo se refiere a todos los hombres sin distinción. Y aunque es muy difícil llegar a amar a nuestros enemigos, siempre podemos mirar con compasión a aquellos que obran mal porque probablemente algo ha habido en sus vidas que desconocemos y les ha llevado a esas actitudes alejadas de Dios, porque con seguridad aún no conocen el Amor y la redención. Si no aman es porque no conocen a Dios (1 Juan 4:8), así que nos podemos comprometer a buscar cada día un instante para tener a esas personas en el centro y orar por ellas.
GVJ EN CAMINO
Bueno en lo que lei del suceso tengo una duda deberiamos despreciar a las prostitutas? Porque aveces siento que la biblia se contradice es decir hay pasajes en donde dice que las prostitutas fueron y seran castigadas pero sin embargo jesus la perdono diran ustedes bueno el es Dios pero si embargo que podemos hacer nosostr@s.
TEMA 20
LA PROSTITUTA ACOGIDA POR JESUS
Queridos hermanos de GVJ:
Desde el Grupo Tabor, queremos haceros participes un resumen de los comentarios de cada uno de los miembros, que cada día nos sentimos más unidos en Cristo, a la vez que nos enriquecemos en una fraternidad sincera, dejando traducir nuestros sentimientos de Fe, Amor y Esperanza en el Maestro de Nazaret.
El lugar como acostumbra a realizar su obra Jesús, en un encuentro entorno a compartir una mesa, una comida.
La actitud que muestran cada uno podemos sentirnos identificados también nosotros a lo largo de nuestra vida. La mujer, en un símbolo total de amor, entrega, acogimiento, ternura, agradecimiento, pues da a entender que no es la primera vez que se encuentra con Jesús y en cuanto se entera acude a ofrecerle todo lo que tiene y sabe hacer. Jesús le responde con total misericordia, actúa como el Maestro que es.
El amor provoca el perdón, Dios perdona sus pecados por que ama y a su vez el perdón produce amor, cuanto más se es perdonado más fuerte es el impulso de amar.
Ven a mi hogar, Señor, te invito a que te quedes conmigo y compartas mi vida, ayúdame a preparar mi casa, quiero recibirte con amor, con generosidad; darme a mí misma, rebosar compasión y misericordia, hacerme servicio, sin juzgar ni criticar.
JESUS que desprecia el pecado, perdona y ama al pecador, analiza el porqué y el motivo de su ofensa a Dios y en todo momento sabe bien lo que le ha llevado a caer en la penumbra del alma, llegando a enfermar el cuerpo y la mente. Sabe que no es una prostituta de un burdel, una profesional del amor que se diría hoy. Sabe bien que es una víctima de la sociedad: mujer repudiada, viuda empobrecida, joven violada, pueden ser algunos de los motivos obligados que la han arrastrado al abismo de la pobreza.
¡Que poco comprende el significado del perfume! Esa mujer ofrece lo que para ella es más valioso, como símbolo de respeto, de adoración, de veneración; esperando con ello tener gracia ante quien sabe que la puede sanar, quien puede curar su alma atormentada y…. eso JESUS lo sabe.
Por eso Jesús sabiendo lo que pensaba el fariseo le contó una parábola sobre un prestamista que tenía dos deudores uno que debía mucho dinero y otro menos. Sin embargo como ambos no podían pagar la deuda se la perdono. “¿Quién de ellos lo amará más?” fue la pregunta que le hizo Jesús al fariseo y su respuesta fue rápida y quizás nosotros también hubiésemos da la misma respuesta: “aquel a quién se le perdono más” es la respuesta correcta.
En nuestra vida todos más o menos hemos cometido errores, omisiones, faltas, pecados, pero qué alegría más grande saber que Jesús nos ha perdonado.
Al igual que la mujer pecadora se sintió muy feliz al saber que Jesús ya la había perdonado, ella quiso poner el perfume en sus pies como muestra de amor de agradecimiento.
Algo muy profundo habría transformado el corazón de aquella mujer, pecadora pública, que se acerca a Jesús. Pero por su actitud y por las palabras que le dirige Jesús nos podemos percatar que ese algo fue su amor a Cristo. Lo habría escuchado predicar, habría visto su atención a los enfermos y a los pobres, habría sido testigo del trato con los pecadores y su infinita bondad en perdonarlos. Ese conocimiento en Cristo la llevó a creer en Él, la hizo reflexionar sobre su vida y con eso le trajo la esperanza de ser perdonada de sus pecados.
La fe en Cristo se fue transformando en amor sincero hacia Él reconociéndolo como Redentor y Salvador de su alma que estaba perdida. Y toma la decisión de acercársele en la primera oportunidad que se le presenta y fue en el banquete que el fariseo ofreció a Jesús.
Soy consciente de que Dios me perdona siempre, sin hacer nada para merecerlo, por ello ya que recibo perdón, procuro con todo mi corazón perdonar a quien ya sea intencionadamente o no, me ofende, me hace daño y como consecuencia me hace sufrir.
Es tanto el amor que Dios Padre me da, que no puedo hacer otra cosa que perdonar yo también a mis hermanos y hermanas cuando necesitan ser perdonados.
Se sin lugar a dudas que el perdón del Señor es una consecuencia que no la única de su inmenso amor hacia el ser humano; intento que mi perdón sea por amor a pesar de todo.
Siento el perdón de Dios en cada celebración litúrgica, en los encuentros personales, en cada abrazo que vivo en el interior después de un gran desánimo…, es tanto amor lo que mueve en mi interior cuando tengo la mirada puesta en el interior e infinito silencio de mi alma…
No me siento con derecho a juzgar a los demás, como le movió a Jesús, pues mi fe es muy débil. Lo que siento es mucha indignación cuando veo a tantos creyentes, seguidores de Jesús, que rechazan al pobre, inmigrante, indefenso,.. Una filósofa española, Adela Cortina, ha inventado la palabra, aporofobia, odio al pobre. Veo reflejado en esta expresión a muchos cristianos y eso me duele.
Se que vivo del perdón inmerecido de Dios, pero decir que es una constante en mí memoria, que lo tenga siempre presente, sería engañarme y engañar Soy una simple mujer que aspira a vivir retomando una relación más vivencial con Dios a través de mis acciones; legado de mi madre que pretendo mantener y acrecentar con la ayuda y asistencia de Dios y de ustedes, mis ya «antiguos» hermanos en Cristo. Soy consciente de que algunos acontecimiento negativos me deben haber marcado muy profundamente; pero no se, a ciencia cierta, cuáles son. Reconozco que no soy modelo de piedad digno de imitar. Huyo de los que rezan constantemente porque en el mundo por el que transito, los «Católicos de domingo» con los que me relaciono son aquellos quienes menos se acuerdan del prójimo. Confieso que no soy capaz de que se me conozca como mujer piadosa por pura cobardía; en mi ambiente, el serlo, es motivo de burla y hasta de desprestigio.
Concédeme la fe de la mujer adúltera, que me atreva a acercarme a ti
«desatándome los cabellos», que me cubren cual máscara que me aleja,
Que mis lágrimas de arrepentida, recorran hasta tus pies
para remarcar tus huellas rectificando mis caminos mal andados.
Que bese tus pies llenándote de mi ternura, disimulada para que no me hieran.
JESUS en este pasaje del Evangelio nos muestra su enorme capacidad de amor y lo hace precisamente con un tema muy delicado de todos los tiempos, el de una mujer prostituta, que a nivel social es casi más significativo que la lepra, porque precisamente es eso: una lepra social que contagia y perturba el alma de quienes juzgan sin querer ser juzgados, de quienes se sienten como los fariseos, escogidos por Dios y en posesión de la verdad y la ley. Seguimos igual, con sepulcros blanqueados a nuestro alrededor y como entonces, debemos considerarlos “raza de víboras”.
Prostituta no es en cierta medida solo un calificativo como profesión, sino más bien una situación a la que en la mayoría de los casos, ha sido la propia vida, las propias vicisitudes las que han llevado a muchas mujeres a ser esclavas del sexo, de las mafias, en un porcentaje muy alto por necesidades económicas para poder atender sus obligaciones de madre, de hija con padres enfermos, de esposa con maridos parados de larga duración y en riesgo de hundirse en el alcohol o la droga. Es verdad que también existen quienes solo lo hacen por una vida de lujo por encima de lo que su economía normal le permitiría, pero en esos casos no debemos olvidar que dentro de todas las instituciones encontramos hombres y mujeres que si no prostituyen su cuerpo, si prostituyen su alma, vendiéndose a falsos dioses (dinero, poder, fama…) y lo más curioso es que a much@s se les admira por “sus triunfos”, olvidando que se someten voluntariamente por ambición y que sirven de ejemplo nefasto para nuestros jóvenes, pues solo ven las luces de neón, pero no ven la podredumbre de sus almas.
Dios nos da mucho más de lo que le pedimos y se valora mucho más y con total amor cuando se han pasado momentos difíciles. Porque todo aparece ante nuestros ojos con colores nuevos, con alegría, con entusiasmo, con olores y sabores nuevos… es un despertar a la vida porque todo cobra una nueva luz y un nuevo sentido de Fe y Esperanza. “Tu fe te ha salvado” le dice Jesús a la mujer del pasaje de hoy y… es cierto…. LA FE SALVA, la fe da vida, da fuerzas, reconforta, nos hace pacientes sin desesperar… lo sé por propia experiencia y sientes que le debes tanto al Maestro, que tus pensamiento son exclusivamente para El, para expresarle tu gratitud y para no dejar de comentarle todas tus sensaciones y sentimientos, los proyectos que vuelves a mirar con cariño. Esta sensación debió sentir la prostituta acogida por Jesús y fue lo que la envolvió en una paz especial para empezar una NUEVA VIDA, pues ya nunca podrás abandonarle, porque se ha convertido en tu autentico dueño y Señor, en el AMOR más pleno.
Además para Dios no hay nada oculto y podemos decirle cosas bellas, pero EL lee y ve en nuestro corazón en nuestros auténticos y más profundos sentimientos. Así lo vio en su paso por la Galilea terrenal, viendo en el interior de todos, por eso pudo curar a muchos y a otros NO; no porque no quisiera, sino porque sabía quién decía una cosa y sentía otra muy distinta en su corazón.
Resumen nuestra Fe y nuestra alegría esta oración del grupo:
TU ERES SEÑOR….
Señor, Tu eres la Luz en mi oscuridad, La fuerza en mi debilidad,
El fuego y el calor en mi hielo, La esperanza en mi desesperación,
La templanza en mi desasosiego, La alegría en mi tristeza,
La salud en mi enfermedad, El amor en mi familia y mis amigos
La sencillez en mi orgullo, La calma en mi inquietud
La unión y la entrega en mi egoísmo. La valentía ante las injusticias.
Tu eres SEÑOR mi fuerza, mi vida, Mi piedra angular, mi sanación de cuerpo y de alma.
La razón de sentirme viva y desear vivir más para dar todo el amor que queda dentro de mí
Y que tal vez no he dado, para que no me hieran en mi entrega total,
como a Ti te hicieron mi SEÑOR.
Recibid todo nuestro amor en Cristo y el deseo de un verano pleno de bendiciones, amando todo lo bello que Dios nos ofrece.
Juan Carlos, Inmaculada, Mari Carmen, María Reyes y Pilar
APORTACIÓN PARA LA WEB
GVJ Misericordia . TEMA 20 :La prostituta acogida por Jesús ( LUCAS 7, 36 – 50 )
ACERCAMIENTO AL TEXTO
En primer lugar, resaltemos que Jesús también comía con los fariseos. Es como si ahora comiera con las élites y con los desheredados.
La mujer del relato tuvo que tener mucho valor para ir a una casa donde no había sido invitada y donde de antemano sabía que se le rechazaría.
Esta mujer intuía la llegada de la buena nueva, la del perdón y el amor fraterno.
Era una mujer humilde, con capacidad de arrepentimiento. Sensibilidad para llorar y ser cariñosa , al enjugar con sus cabellos los pies de Jesús , que había perfumado, pero sin perderle el respeto.
Su llanto es de emoción , al poder acercarse a ese hombre que era diferente a todos y que amaba a los despreciados; también de arrepentimiento, pues percibía la gran bondad y misericordia de Dios a través de Jesús . La reacción de Jesús no es de condena. Con pocas palabras Jesús, conociendo el arrepentimiento interior de la mujer y la fe y esperanza con que se presentó, le perdona los pecados.
Jesús también demostró humildad por dejarse querer de aquella forma y no le espantó el miedo a los tabúes.
Jesús se deja tocar y mimar, tiene una mirada totalmente diferente y sabe ver el corazón de la mujer, su amor , que la mueve; para Él ,lo primero es el amor.
Llama la atención que a Simón no le regaña, sino que le cuestiona con una parábola y le hace pensar.
Evidentemente Jesús tuvo un ministerio de compasión hacia las mujeres prostitutas, ya que encontramos una mujer a quién querían apedrear, y Jesús dijo: «El que esté sin pecado que tire la primera piedra”.
El fariseo no ve con el corazón, solo juzga y condena , tanto a la mujer como a Jesús por no rechazarla. No puede comprender que no es que Jesús ignore las debilidades de la mujer, para Él no son importantes las debilidades , sino cuanta necesidad, cuanto sufrimiento, cuanta conciencia y disposición tiene al acercarse a la Luz.
En el corazón del fariseo no hay amor y agradecimiento, porque se cree merecedor de que se le perdone su “pequeña deuda”, mientras que la mujer rebosa de estos sentimientos, reconoce sus fallas y se siente acogida y perdonada.
El fariseo representa los que están seguros, se sienten autosuficientes que no necesitan de nadie, no muestran ningún agradecimiento, se sienten más “legales” porque “cumplen las normas” y las leyes. Tienen un largo camino por recorrer. Están encerrados en su mundo, y no saben ver más allá.
Imaginemos los comentarios, las miradas de recriminación hacia la mujer. La pecadora anónima tiene claro, desde una actitud de humildad, que no había llevado una vida correcta , pero Jesús le dijo: “Tu fe te ha salvado; vete en paz”. Debió volver a su casa renacida. Todo lo que pudo haber deseado en la vida y que no esperaba nunca tener: dignidad, amor, confianza , le fueron otorgados.
La Biblia habla de varias prostitutas que cambiaron su vida. No esconde estas historias, y se incluyen a estas personas en la genealogía de Jesucristo.
ACERCAMIENTO A LA VIDA : CONVERSIÓN Y COMPROMISO
Esta enseñanza de Jesús del perdón de Dios es una cuestión fundamental en la iglesia de hoy. No podemos pasar señalando y acusando a los pecadores, si primero no le presentamos el amor transformador de Dios. Solo con acusar no ganamos nada.”
¿Alguna vez descubriste que te sentís orgulloso de lo bueno que eres, especialmente en comparación con los demás? Pues claro que si, a mí al menos se me escapa, y me pregunto: ¿no nos pasa esto a todos? .
Si miramos hacia atrás, seguro que nos vendrán los pensamientos, errores que hemos ido cometiendo.
A mi entender, la Misericordia de Dios es siempre actual y recibida en cada instante y permanentemente. Ahora bien, después de aceptarlo y agradecerlo , no es imprescindible sentir ninguna emoción. Hemos de fiarnos de Su Voluntad, muchas veces incomprensible. Siempre nos concede lo que más conveniente para nosotros y para nuestras relaciones con los demás.
Sentenciar no es lo mismo que opinar . La opinión o la crítica, no deben ser humillantes, ni negativas, ni despreciativas, sino respetuosas y muchas veces tolerantes y acogedoras . La crítica ha de servir siempre para aprender: o para un@ mism@ , o para l@s demás.
En el tema del enjuiciamiento acerca de las prostitutas y la conducta sexual “desviadas”, debemos ser cautos y examinar cada caso según el contexto y las circunstancias, tanto psíquicas como fisiológicas y educativas, pero siempre con compasión , tolerancia y ( si es necesario ) con permisividad . Nunca ha sido correcta la generalización .
Es un tema recurrente en cualquier “corrillo” de mujeres y de hombres , en los bares e incluso en medio de la calle; máxime cuando ven pasar a la/s personas que se quiere juzgar.
Nuestros líderes religiosos y políticos muchas veces actúan de manera reprochable, por lo tanto se nos dificulta el no juzgarlos, pero tenemos que separar a las personas de sus actuaciones.
En cuanto a la forma de juzgar a estas personas, en mi entorno, veo actitudes muy diversas. Creo que la situación en Colombia es muy parecida a la de Costa Rica . Las prostitutas pobres continúan siendo el grupo más despreciado e ignorado. A nadie le interesan y se les considera un mal necesario. Lo peor de todo es que , casi siempre, son mafias que se dedican a sacar dinero y no son libres, las tienen como esclavas, engañadas. También aquí hay alumnas de prestigiosas universidades que pagan sus estudios ejerciendo la prostitución dentro de las altas clases sociales y al parecer son tácitamente aprobadas. Aquí no veo lo que se dice: “pobrecitos, que desgracia tienen que han nacido desviados, o que desgracia tener que ganarse la vida así”.
Esa manera de pensar puede darse en comunidades muy cerradas, pero en la sociedad en general y en los medios de comunicación la situación es muy diferente.
Pero vivimos en una “sociedad enferma” con todo lo que vemos, oímos cada día; es un “horror” escuchar las noticias. Aunque … Dios es, debe ser y será nuestro único Juez , pero Misericordioso, y no como lo somos muchas personas con lo demás.
Lo importante es sentir el Amor de Dios y, además, que nos quiere con locura; cada vez que nos acercamos a Él con confianza y humildad, nos acoge como hijos/as. Aprenderemos cada día este camino en el descubrimiento de Jesús.
Este es el camino a seguir: no enjuiciar a nadie ni a nosotros mismos. Y ,con esa actitud, dignificarnos y ayudar a dignificar a las personas. Poniendo nuestro grano de arena para eliminar abusos.
Es una frase inspiradora: “Aprender a mirar al estilo de Jesús”.
Una tarea para toda la vida; ”No juzguéis y no seréis juzgados” y “que tu mano izquierda no se dé cuenta de lo que hace tu mano derecha… “, “la verdad os hará libres”.
Dios nos quiere a cada uno diferentes, no tenemos porqué ser todos iguales, ni estamos cortados por el mismo patrón; entonces no nos asiste ningún derecho a considerarnos mejores que los demás o a intentar que hagan lo que nosotros queremos.
Quizá como grupo podemos denunciar la conducta de quienes pagan por usar a las mujeres…
Hacer visible que las prostitutas son las víctimas de sus consumidores y ellos son los que deben considerarse como “inmorales.” ¡Muy buena idea!. Al menos cuando cada un@ de nosotr@s participemos en alguna conversación de ese tema.
ORACIÓNES PARA LA WEB:
Que el Dios de la Vida que nos ama a todos por igual a pesar de nuestro pasado y nuestras debilidades, nos ayude a estar abiertos y nos haga ver en qué y cómo podemos ayudar.
Señor dame la Fe de saber que todo tiene un sentido, la Esperanza de que este sentido nos haga mejores personas y la Caridad de poderlo compartir con todos.
COMPONENTES DEL GVJ MISERICORDIA
De: A. José Ledesma, Iciar Martinez Soriazu , Jesús Fuster Millet , José Humberto Duque, Maria Mecedes Angarita Urdaneta , Marina Saiz Hoz , Puri Ugarte Lopetegui , Reynaldo Reyes Vivó , Xinia Flores Marchena , Lc. Wolfgang Streich BNL.
Querido lector/a, os compartimos nuestra reflexión sobre este pasaje evangélico:
ACERCAMIENTO AL TEXTO EVANGÉLICO
El evangelista nos cuenta el episodio de la mujer que fue acogida por Jesús durante una comida en casa de Simón, un fariseo que lo invitó a comer. Tres personas totalmente diferentes se encuentran: Jesús, Simón, y la mujer de la que decían que era pecadora. La mujer entra, se sitúa a los pies de Jesús, pues sabía quién era, sabía, al menos, que era un profeta, sabía que Jesús acogía a enfermos y pecadores, sabía que Jesús podía cambiar su vida. Por esta razón se dirige a Él, y como prueba de respeto, amor y arrepentimiento de su vida, baña con sus lágrimas los pies de Jesús, y se los enjuga con sus cabellos mientras los unge con perfume.
Siendo mujer y prostituta se sentiría absolutamente rechazada por la sociedad y considerada una pecadora. No pide perdón sino que se echa a sus pies, llora y se los perfuma. Ese llanto incontenible que brota cuando alguien sufre y es rechazado por todos. Aunque Él ni siquiera le habla, ella ya se siente acogida, aceptada, y consolada.
El fariseo no sale de su asombro pues se cree justo, cumplidor de la ley; nunca se deja tocar por esta mujer, por lo menos en público, y piensa: ¿pero qué hace? ¿este es un profeta? ¿cómo se deja tocar por esta mujer?
Se produce un diálogo entre Simón y Jesús, que hace pensar al fariseo. En éste, le va enseñando a través de una parábola cómo es el amor de Dios ante un pecador arrepentido. Un prestamista es el protagonista de la parábola, donde perdona las deudas que no pueden pagarle, significando con ello el perdón gratuito de Dios. Aplicado al evangelio de hoy, el deudor de los 50 denarios equivale al fariseo; y el deudor de los 500 denarios, a la pecadora. El mensaje de Jesús para los fariseos de todos los tiempos es: A quien poco se le perdona, poco amor muestra; y a quien más se le perdona, más tiene que agradecer.
¿Se habrá dado cuenta Simón de que Dios perdonó a los dos deudores? ¿Habrá visto a la mujer con otros ojos y no solamente como una impura que tocaba al Maestro? Aquí aflora la novedad de la actitud de Jesús. El no condena, sino acoge. Y fue la fe lo que ayudó a la mujer a recomponerse y a encontrarse consigo misma y con Dios.
Este evangelio nos concierne a todos porque todos somos pecadores, todos necesitamos que nos perdonen, nos abracen, y nos reconozcan como amigos, y como personas.
Vemos, por tanto, dos actitudes contrapuestas respecto al modo de tratar a Jesús: El fariseo no le ofrece agua para lavarse; la pecadora le lava los pies con sus lágrimas y los seca con sus cabellos. El fariseo no le dio el beso de la paz; la pecadora no cesa de besarle los pies. El fariseo no le ungió la cabeza con aceite; en cambio, ella le unge los pies con perfume. Como refleja la parábola ella está agradecida porque le ha cambiado mucho la vida, ha pasado de lo peor a la libertad; al fariseo le ha cambiado la vida poco, por eso, no valora el perdón de su deuda.
Jesús perdona a la mujer dirigiéndole tres frases: ”Tus pecados quedan perdonados”, ”Tu fe te ha salvado” y ”Vete en paz”. Esas frases significaron esperanza y paz, alivio y luz, y también alegría. Las tres son fundamentales: La primera, porque permite el arrepentimiento pero también elimina el remordimiento. La segunda es clave, es el objetivo: Si tienes fe en el Señor, en las palabras de Jesús, si confías en Él, otro mundo totalmente diferente y maravilloso se abre ante nuestros ojos. Seguimos en el mismo sitio, pero lo miramos y lo vivimos con sus ojos. Finalmente la tercera, es el resultado de lo anterior: Vivir en paz, con esperanza y alegría, sin remordimientos y sin hacer daño a los demás, al contrario, intentando hacer el bien con los pequeños gestos que están a nuestro alcance.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
+ Una mujer mal vista nos acaba de dar una gran lección. Es Dios quien se adelanta a ofrecernos su perdón, de modo que esa experiencia de liberación interior provoca en nosotros una respuesta de amor y gratitud que nos empuja a vivir de un modo nuevo. Sólo nuestra autosuficiencia puede frustrar ese proceso de conversión.
+ Con frecuencia doy gracias al Padre porque «su bondad y su misericordia han acompañado todos los días de mi vida». Y eso a pesar de mis innumerables infidelidades. En los «kyrie» de cada Eucaristía constato lo quebradizo de mi voluntad y buenos propósitos de seguir a Jesús y me acojo, confiado, a su misericordia.
+ Creo que vivimos, teniendo en nuestras manos una joya de inmenso valor a la que no damos importancia. Yo tengo al Señor que me sostiene y que tiene muchas cosas que perdonarme, cuando experimentas el perdón, de verdad, es cuando puedes perdonar porque la alegría y la confianza que sientes , te hace mirar a los demás con mucho más amor y compasión.
+ Sí, ahora soy consciente de que Dios me ama, que me ama tal como soy, con todas mis debilidades y enfermedades, y que me busca. Siento un profundo agradecimiento porque me ama de esa manera, sin merecerlo. Y quiero corresponden a ese amor suyo, pero ¿cómo amar a Dios si no es amando a nuestros semejantes? Y aquí está la debilidad, la falta de fuerza. No podemos amar a Dios si no amamos a nuestros semejantes.
+ Para nada me siento con derecho a juzgar la vida de nadie, aunque a veces, es inevitable que salga el ramalazo de creerme mejor que otros, el orgullo, pero en el fondo sé lo que soy.
+ No, no me siento con derecho a juzgar la vida de los demás. Creo que he de aprender a mirar de manera más compasiva y acogedora a las personas que considero actúan equivocadamente.
+ Por ahora me conformo con tratar de trabajar los prejuicios: La experiencia te va enseñando que, si conoces un poco a las otras personas, casi siempre vas a descubrir facetas, situaciones, experiencias,… que te harán ver que no ibas bien encaminado. Intento resistirme a los prejuicios, no caer en ellos,… me acuerdo de las veces en las que me he equivocado,… pero no siempre es posible.
+ La actitud de juzgar y marginar, me parece que no es una actitud de hermanos ni de hijos de Dios, es falta de humildad y de reconocer que todos vivimos del perdón inmerecido de Dios. Muchas veces son también miedos a no saber cómo actuar y lo disfrazamos con el rechazo.
+ Si soy consciente de que vivo el perdón gratuito de Dios. Por eso este viernes voy a la celebración penitencial. Nunca he sido de confesarme pero cada vez le encuentro más sentido a buscar ese perdón para agradecerlo dando más amor.
ANA VILMA, ANTONIO, CARMEN, FRANCIS, ISABEL, JAVIER, LUCILA, MARGALIDA, MARIVI, RICARD.
GVJ Caná
QUERIDOS AMIGOS DE LOS GRUPOS DE JESÚS, EL GRUPO CANÁ HA CONCLUIDO EL TEMA XX EN EL QUE HA HABIDO UN ACUERDO GENERAL CON RESPECTO A LO QUE CONSIDERAMOS PECADO. UN SALUDO
En el relato del evangelio que nos reúne esta vez, encontramos tres protagonistas: el fariseo llamado Simón, la mujer pecadora y, por supuesto, Jesús.
El fariseo es el anfitrión, su casa es el escenario donde tienen lugar los hechos. Simón reconoce a Jesús como maestro y al tenerlo en casa seguramente también se siente digno de recibir a tal huésped.
No me sorprende la presencia de la prostituta en el banquete que el fariseo organizó para invitar a Jesús, porque se ve que ya tenía fama de acoger a los pecadores y ella sabía que no la iba a rechazar ni juzgar, llora a sus pies se los lava con perfume y se los seca con su cabello porque está emocionada de saber que al fin alguien la comprende.
Jesús adivinando el pensar del fariseo, le sale al paso y cuenta la sencilla parábola del -prestamista, con dos deudores y al no poder pagar les condona la deuda-y con la simple pregunta ¿cuál de ellos le amará más? Expone el amor expresado por la mujer hacia el AMIGO. El gran amor de la pecadora, es agradecimiento desmenuzado: baña sus pies, los seca con sus cabellos, se los besa, les unge con perfume…
Y esto deja pensativos a los comensales.
Jesús nos dice que no hay una sola persona a la que debamos excluir de nuestras vidas. Toda la humanidad nos concierne, todo sufrimiento humano debe ser algo sagrado para nosotros, los que queremos seguirle. Jesús nos alerta también de nuestras intenciones al relacionarnos con El. ¿Le ofrecemos perfume, le lavamos los pies, nos echamos a sus pies con lágrimas en los ojos o nos limitamos a comer junto a Él, satisfechos de nuestra amistad y cercanía?
Cuando se trata de este pasaje del evangelio, siempre nos ponemos en guardia sobre la mujer. Nadie piensa en por qué esa mujer se ha prostituido.
Y si ella tiene trabajo, es porque tiene » clientes»
No actúa sola y no suele hacerlo por capricho, sino porque le dan un dinero por ello: y no es un trabajo nada fácil.
Las personas partícipes en su trabajo, en el caso del evangelio podrían ser romanos, o nativos de su tierra, pero muy bien considerados. Ellas, no podían, ni pueden, pasearse entre gente llamada normal. «ellos» tienen a gala llevar a su legítima del brazo y pasearse como muy dignos.
Lo que nos enseña Jesús en esta historia es que al actuar de tal modo, nos pasamos por alto los gestos de humildad que debemos practicar ante todo ser humano. Que al no actuar como el más pecador de la sociedad, nos ponemos en falta, olvidamos ponernos a su servicio, proveer gestos para su paz y ungir al otro reconociéndolo como hermano, hijo del mismo Dios.
SEGUNDA REUNIÓN
La mujer de nuestra historia quiere terminar con su dolor y sabe dónde ir. Se salta todas las reglas y todas las precauciones. Lo hace desde el agradecimiento por sentirse perdonada.
¿Me salto yo todo por besarle los pies a Jesús o cuido, ante todo, mi reputación, mi sentido del ridículo? ¿Haría algo así por sentirme sanada? ¿Me siento yo en la necesidad de hacerlo o soy más bien el fariseo que ni le lava los pies?
Bien por esta mujer que sabe ante quién arrodillarse.
Cuando se invita a «Jesús” a comer en casa, se produce siempre un encuentro que no esperábamos, diferente por supuesto. Lástima que lo hagamos tan pocas veces. Seríamos personas más alegres con los demás, amaríamos más y mejor.
No me gusta utilizar la palabra «pecado» me gustaría meterme a los sentimientos de Jesús para encontrar otra palabra que expresara mejor lo que él quería decir; podría ser ignorancia, limitación, impotencia, porque creo que nadie actuamos deliberadamente con mala intención, inclusive los fariseos creían estar en lo correcto condenando a la prostituta.
Ignorancia es la palabra que me gusta más en lugar de pecado, porque cuando adquirimos el conocimiento que nos viene de Dios, ya sea por las enseñanzas de la fe o por alguna inspiración divina que nos puede llegar, si tenemos la mente y el corazón abiertos, nuestras conductas equivocadas comienzan a enderezarse.
Hay diez mandamientos, todos importantes, y son muchas las veces que nos los saltamos. Pero solo se consideran pecado los referentes a ciertas acciones. El que roba, el que no cumple con su deber, el que no atiende al prójimo necesitado, o abandona a padres o hijos, y muchos más, tiene tanto pecado como el de María de Magdala. Pero eso no parece importar. Todos somos pecadores pero, como no es público, parece todo normal.
Tal vez, tendré que expresar más el agradecimiento de amor recibido, llegado por esas sendas no siempre tan reconocidas: la sonrisa de un niño, la mirada tierna de alguien, la familia que te invita de lo poco que tiene. En silencio, en este tiempo de verano, pasar la película de tanto amor que damos y recibimos y que vale la pena manifestarlo generosamente.
Como seguidores de Jesús, debemos perdonar a todo el mundo, incluidas esas personas que tenemos que sufrir diariamente y que son carne de prensa y telediarios, como son nuestros políticos y adorables corruptos que causan daños irreparables. Son despreciables sus actos, pero ellos, no
Algo sabemos de amor, pongámoslo en práctica.
Yo nunca olvido las palabras de Meister Eckart: “Nada sucede sin que lo quiera Dios”, y de ese modo el concepto me resuena en la cabeza como un espejo que me invita a mirarme y descubrir mis propios caminos equivocados y mi propia necesidad de lavar y secar los pies del Maestro como acto de humildad y ejercicio de paciencia respecto al prójimo. Porque cuando he errado el camino, finalmente he descubierto que llegaba igual a algún lugar en donde me esperaba Dios al final. A veces creemos que estamos perdidos, pero Dios nunca deja de emitir señal, somos nosotros los que olvidamos cargar la batería.
Queridos amigos:
Estamos ante un texto lleno de perdón, libertad, cercanía, misericordia… en una palabra amor. Adentrarnos en el texto, nos da fuerzas.
Nos encontramos con tres actitudes: La del fariseo, la de la mujer y la de Jesús.
El fariseo
Posiblemente invita a Jesús por curiosidad. Sabe que mucha gente lo sigue, puede que lo considere como amigo, pero aún no ha entendido bien su mensaje Se queda en la superficie…va seguro de sí mismo y se siente autorizado para juzgar a la mujer.
La mujer
Se pone por montera lo que pueden decir de ella, o como la vayan a juzgar, no quiere perder la oportunidad de acercarse a ese hombre del que dicen que es tan diferente y para verle, lo arriesga todo.
Cuando el deseo es auténtico, los obstáculos se convierten en retos y las piedras del camino en peldaños a subir, que van haciendo mayor el deseo a medida que te vas acercando a su logro.
Nada la detiene para acercarse a Jesús y mostrar su arrepentimiento .Confía en El. Basta tomar conciencia de que alguien nos ama, para que todo cambie.
Oye de labios de Jesús: “Tus pecados te son perdonados. Tu fe te ha salvado. Vete en paz “Jesús constata algo que acaba de suceder…no hace falta más. Ha quedado perdonada y se le concede la paz.
Ella ha actuado con humildad. Llora a la vez de tristeza por su pasado, y de alegría emocionada porque ha entendido a través de Jesús que Dios es Padre y no Juez. …y se siente perdonada, acogida, abrazada.
El amor abre las puertas del perdón, con el amor se recupera el sentido de la vida ..
Y, entre estos dos personajes, está JESÚS:
Jesús no hace acepción de personas. No rechaza a la mujer y antes ha aceptado la invitación del fariseo al que incluso atentamente llama por su nombre ante la situación que se produce y donde El pone de relieve los valores de esa desconocida mujer que lo ha colmado de atenciones.
Jesús desmantela la “autoridad “de Simón, sencillamente hablándole de amor. Le hace ver que no puede pensar que ame más a Dios , porque no sobrepasa los límites que marca la ley…..esa mujer a lo mejor los ha sobrepasado muchas veces, sin embargo está más cerca de Dios , porque ha experimentado ese “viaje” desde la culpa profunda , hasta sentir el perdón y el amor de Dios.
Dios nos perdona a todos por igual, pero la dimensión del perdón de Dios, es más profunda cuando uno siente que ese perdón es puro don, puro regalo de amor.
Jesús mira y ve siempre el Ser profundo, el Espíritu que habita en cada persona sin tener en cuenta las apariencias. Por eso actúa así con todos. No puede ser de otro modo.
La experiencia que llegó a tener Jesús de Dios, fue lo que le llevó a hablar de un Dios –Amor: ESA ES LA BUENA NOTICIA.
Corremos el riesgo de identificar a las persona con su apariencia .Jesús no tiene en mente la forma sino el fondo, porque Dios no hace distinción entre “buenos “y “malos”.
Y luego estamos nosotros, espectadores de esta situación. Nosotros que vivimos en paz si somos conscientes de que “el otro” es también templo del Espíritu Santo.
Tenemos que estar avisados para darnos cuenta de que en nosotros puede darse también la actitud del fariseo cuando estamos prestos a juzgar al hermano
Que el hecho de experimentar el Amor gratuito e incondicional del Padre… de sabernos y experimentarnos perdonados, acogidos, abrazados por El, a pesar de nuestras heridas, errores y flaquezas nos haga ir aprendiendo a fuerza de experimentarlo…a comportarnos con los demás con la misma generosidad que El tiene con todos nosotros.
Grupo Virtual de Jesús «Galilea»
AMAR EN LA MISERICORDIA
La imagen del amor que brota del corazón, es siempre una hermosa expresión, una obra maestra que ni el mejor artista pudiera plasmar. Es como un renacer a una nueva vida, libre de todas las esclavitudes, todas las limitaciones y pecados.
El amor, sentido y vivido, es la fuerza más sanadora que existe, capaz de transformar la propia vida, de abrirse a la entrega y el don de sí, de «vestir y adornar» esa novia radiante y trasparente que toda mujer lleva dentro.
Es la promesa de un nacer nuevo y realmente humano, sin otra realidad que estar habitado por la misericordia, fruto del amor.
Esta maravillosa página del relato evangélico, nos presenta una escena, donde cada actor o protagonista se sienten de algún modo interpelados.
Contemplar la evidencia que nos muestra el poder del amor, deja desarmadas las razones, meras especulaciones, los prejuicios y censuras que nacen de la crítica descarnada, la etiqueta fácil de actitudes llenas de rechazo y vacías de misericordia.
Es siempre la vulnerabilidad del débil, de quien no tiene defensor que le proteja frente al oprobio, el dedo acusador, el castigo de los enemigos detractores, la causa que mueve a una actitud de misericordia.
Frente al pecado del otro, somos proclives a emitir el juicio de la condena que aparta, deja fuera tantas veces cerrado el camino, del rescate de la propia dignidad.
Hay una casi viciada y perversa desviación de la conducta, suele adoptar actitudes de violencia no sólo física sino sicológica, y no únicamente a nivel personal sino social, laboral, cultural, religioso.
La mujer a lo largo de la historia, ha sido objeto de una merma de su libertad, su dignidad, muchos de sus derechos. La fuerza y el poder del varón ejercidos sobre ella, sus condiciones de vida, la han convertido en un ser frágil y dependiente, un ser humano sin el verdadero reconocimiento de su identidad: MUJER Y MADRE.
Mujer y madre, engendradora de vida y esperanza, tierra fertil y fecunda, llamada a ser alimento del cuerpo y del espíritu, cobijo y apoyo, donde el hombre halle en su regazo descanso y paz.
Jesús contempla el gesto de la mujer, su mirada penetra en su corazón, su ternura convertida en lágrimas y besos, caricia de un amor profundo que brota de sus entrañas de mujer.
El Señor y Maestro, siente el amor de esta mujer dentro de sí, amor que abre su corazón a la misericordia y no sólo al perdón de un protocolo, rito establecido.
Para Jesús esta mujer se juzga y perdona así misma, su amor es más fuerte que su debilidad, más grande que todas las barreras y muros de la incomprensión.
Es un amor que transforma su vida, la empuja a salir allí donde sabe que la misericordia la está esperando, en ese hombre justo y humano, ese hombre llamado Jesús, del que tantas veces ha oído hablar, con el lenguaje que toda mujer y hombre entienden: la expresión del amor.
Debemos preguntarnos, ¿cuál es nuestra deuda a pagar, el modo de saldarla?. ¿Me creo exenta de toda censura, sólo porque las circunstancias no hallan sido determinantes «marcando» mi vida?, ¿y el factor humano?.
Si, yo creo en la palabra clave, la única que puede dar sentido a la vida, sanar las heridas del error y pecado propio y ajeno: EL AMOR VIVIDO EN LA MISERICORDIA.
Entonces, toda mujer aparecerá como aquélla que el Apocalipsis menciona, y que hace referencia a María: «desposada con el Amor más grande, vestida de sol, con el explendor radiante de la novia que se viste enjoyada de luz».
Jesús siente misericordia por la mujer, comulga con su amor, el que Dios puso en lo más íntimo y profundo de su ser.
La actitud de todo cristiano-a, es protejer y salvar el amor, todo el bien honesto y sincero que nos habita. Para ello será necesario la justa MISERICORDIA, sin ella, no cambiará nada, quedará el amor «tocado», degradado en su esencia.
«Las lágrimas han de dejarnos ver las estrellas». Como la letra de una canción, hemos de elevar nuestra oración a Jesús:
«Yo no te pido que me bajes una estrella azul, sólo te pido que mis pasos llenes con tu luz».
Sin duda, luz de MISERICORDIA.
Miren Josune
La mujer es muy valiosa en las escrituras por sus enseñanzas