Lucas 6,20-26
En aquel tiempo bajó Jesús del monte con los Doce y se paró en un llano con un grupo grande de discípulos y de pueblo, procedente de toda Judea, de Jerusalén y de la costa de Tiro y de Sidón.
Él, levantando los ojos hacia sus discípulos, les dijo:
—Dichosos los pobres, porque vuestro es el reino de Dios.
Dichosos los que ahora tenéis hambre, porque quedaréis saciados.
Dichosos los que ahora lloráis, porque reiréis.
Dichosos vosotros cuando os odien los hombres, y os excluyan, y os insulten,
y proscriban vuestro nombre como infame por causa del Hijo del hombre.
Alegraos ese día y saltad de gozo, porque vuestra recompensa será grande en el cielo.
Eso es lo que hacían vuestros padres con los profetas.
Pero, ¡ay de vosotros, los ricos, porque ya tenéis vuestro consuelo!
¡Ay de los que ahora reís, porque haréis duelo y lloraréis!
¡Ay de vosotros, los que estáis saciados, porque tendréis hambre!
¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros!
Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas.
- Ver el contenido de las dos reuniones de este tema en el libro Grupos de Jesús, de José Antonio Pagola
Primera reunión: Acercamiento al Evangelio
– Guía de lectura
– Acercamiento al texto evangélico
– Comentario
Segunda reunión: Acercamiento a la vida
– Conversión personal
– Compromiso en el proyecto de Jesús
– Sugerencias para la oración
Dichosos los pobres.
Lucas 6,20-26
En este texto de Lucas el Señor nos vuelve a revelar la predilección de Dios Padre por los últimos de la sociedad,los pobres,los que sufren, los perseguidos se pueden sentir felices porque son los elegidos de Dios.
El evangelista nos muestra un Jesús defensor de los hambrientos,de los que lloran,los excluidos por su causa, él que no tenía poder político para transformar la vida de su pueblo, él el pobre más carente de riquezas habla de dicha,de consuelo,de saciedad a unas gentes que vivían marginadas y despreciadas por la sociedad de su época,en Jesús escuchan hablar de un Dios justo,un padre que ama y se preocupa por sus hijos que les tiene preparada una vida de felicidad y paz.
La felicidad viene de un corazón pobre y sencillo,la acumulación de riquezas no lleva al hombre a la dicha pues cuanto más tiene más quiere,las bienaventuranzas ponen de cabeza lo que hasta ese momento y ahora también se consideraba normal,los más felices son los ricos,los que tienen posesiones materiales,los no carecen de ningún capricho,de los satisfechos…, y entonces Jesús a todo esto le da la vuelta y con la mirada de Dios nos hace ver que el Padre no acepta estas desigualdades.
Estas bienaventuranzas nos enseñan a mirar la pobreza,la persecución,el hambre o nuestras lágrimas con una mirada nueva. Quienes no nadan en la abundancia, pero saben agradecer ya son infinitamente felices y ricos,ya poseen el reino de los cielos, porque el que tiene hambre y sed de justicia y al mismo tiempo reconoce que solo en el Señor encontrará la verdadera justicia ya ha encontrado el consuelo para su corazón.
¿Jesús amenaza a los ricos? ¿Los excluye del reino?
Les advierte,nos advierte a todos para que no vivamos solo para nosotros sin tener en cuenta el sufrimiento de los hermanos.
Jesús desea un orden nuevo acorde al corazón y la voluntad del Padre donde no exista la exclusión ni las desigualdades, rompiendo esquemas religiosos y sociales se nos invita a ser felices de manera fiel y paciente.
El mensaje que nos muestra Lucas es duro,nos presenta un Jesús provocativo con la realidad más sangrante de los que viven desnutridos, sin dignidad,sin voz,sin derechos, sin esperanza, mientras otros viven en la abundancia, banqueteando, vestidos con lujos, con salud,con medios para llevar una vida no solo digna, fácil y sin preocupaciones por el mañana, lo tienen todo la tierra, no les importa el que no tiene, el que no llega ni a tener lo mas básico, acumulan sin necesidad, tienen de sobra, no les afectan las necesidades de los pobres, ellos se siente los escogidos de Dios.
El texto nos hace ver como el proyecto de Jesús es la construcción en la tierra del Reino de Dios,el Creador nos ha hecho libres para elegir entre dos caminos,el bien o el mal, Dios no tiene manos ni pies,nos ha creado a su imagen y semejanza para que con nuestras manos y pies seamos sus colaboradores en la realización del reino.
Conocer la realidad de lo que sucede a nuestro alrededor,nos invita a responsabilizarnos,a dar un paso más por los que sufren,por los pobres que son su prioridad.
Siempre han existido dudas de quiénes son los realmente pobres, ¿son lo que poseen los medios económicos y sociales para vivir una vida digna? ¿o son también aquellos que tienen un espíritu limpio, sencillo y que siempre con fe buscan hacer y colaborar con Dios?
Los que no poseen los medios económicos dignos para subsistir son pobres, marginados rechazados…, y son pobres también sí o sí los que deciden estar alejados de Dios y a estos los podemos encontrar en cualquier estrato social.
Los pobres encuentran en el Evangelio la buena noticia porque su alma es pura y ven en él aquello que los invita a continuar como una forma de vida, pero para los ricos, soberbios y egoístas es una amenaza y llamada a cambiar su estilo de vida.
Alicia, Francisco, Gela, Juan José, María, Rafael, Valle.
Grupo virtual de Jesús 33.
TEMA 22 – Dichosos los pobres (Lc 6, 20-26)
ACERCAMIENTO AL EVANGELIO
El Evangelio de Lucas en las bienaventuranzas pone a los pobres en el centro de la atención divina, resaltando que el Reino de Dios les pertenece y a su vez hace un llamado a los ricos quienes no están excluidos de la misericordia de Dios, pero deben responder a su llamado a la conversión. Jesús advierte contra el peligro de la riqueza cuando se convierte en una barrera para el amor y la justicia, llama a los ricos a abrir sus corazones, compartir con los necesitados y salir de su egoísmo. Es así como, las bienaventuranzas son una invitación a la conversión personal y a la transformación social, siguiendo el ejemplo de Jesús. Estas enseñanzas destacan el profundo contraste entre la pobreza material y espiritual, y nos muestran la responsabilidad de los seguidores de Cristo de actuar en favor de los más necesitados.
Las bienaventuranzas, presentan una perspectiva radicalmente diferente a la visión del éxito y la felicidad que impera en nuestra sociedad. La riqueza material no es el indicador de la bendición divina; al contrario, la humildad y la conciencia de la propia fragilidad espiritual se presentan como prerrequisitos para acceder al Reino de Dios. Jesús nos invita a una conversión que desafía nuestra mentalidad: reconocer que la verdadera riqueza no está en lo material, sino en la dependencia de Dios y en la vivencia de los valores del Reino. Este llamado implica una revisión de nuestras prioridades, cuestionando el afán por las riquezas, el reconocimiento social y la autocomplacencia. Jesús advierte del peligro de caer en la auto seguridad que las riquezas y el éxito mundano proporcionan, recordándonos que el bienestar eterno no está en acumular bienes, sino en compartir y vivir en humildad.
El Evangelio nos exhorta a poner en práctica una espiritualidad basada en la gratitud, el desprendimiento y la solidaridad con quienes más sufren. La «pobreza» no se limita a la falta de bienes materiales, sino que abarca una actitud de corazón: la pobreza espiritual, la humildad ante Dios y la apertura a su gracia. Es una invitación a despojarnos de la autosuficiencia y del orgullo, reconociendo nuestra necesidad absoluta de Dios y nuestra dependencia de su misericordia. Las bienaventuranzas no son promesas fáciles, sino un camino de conversión que requiere esfuerzo, perseverancia y una profunda entrega a Dios. El camino de la fe es un proceso continuo de crecimiento espiritual, en el cual debemos estar dispuestos a cambiar nuestras actitudes y comportamientos para conformarnos a la voluntad de Dios.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
El llamado del Evangelio a los pobres nos exige no solo compasión, sino acción concreta para construir un mundo más justo y solidario, en el que las bendiciones de Dios se compartan con todos. Nos invita a comprometernos activamente en aliviar las diversas formas de pobreza que enfrentamos hoy reconociendo cómo nuestras actitudes pueden perpetuar la desigualdad y la injusticia y donde la indiferencia frente a la pobreza global nos distancia de los principios del Evangelio.
Es fundamental ser conscientes de la situación mundial, donde millones de personas sufren hambre, falta de acceso al agua potable y exclusión. Las injusticias ambientales también requieren de nuestra atención, ya que los más pobres suelen ser los más afectados por los desastres ecológicos, lo que refuerza la necesidad de una conciencia social y ecológica en nuestras acciones.
Ante esta realidad, debemos participar en iniciativas concretas que promuevan la justicia y el bien común para crear espacios de apoyo y esperanza y colaborar con organizaciones que trabajan por los más desfavorecidos, ya sea a través de apoyo económico, voluntariado o simplemente haciendo un uso más responsable de los recursos naturales. Practicar la gratitud y la generosidad es esencial para abrir nuestros corazones al prójimo, lo que implica compartir nuestras bendiciones con quienes más lo necesitan. La oración, la reflexión, la concientización y la participación activa en la comunidad cristiana son herramientas esenciales para este proceso continuo de conversión personal y transformación social.
Debemos tomar conciencia de la pobreza en todas sus formas: espiritual, material, social y ambiental. El mensaje de Jesús en el Evangelio nos recuerda que los pobres son benditos, no porque sufran, sino porque su situación revela la necesidad de una transformación profunda en el corazón de la humanidad. Como seguidores de Cristo, estamos llamados a actuar, no desde la comodidad, sino desde la solidaridad y el amor desinteresado buscando el bien común antes que el individual, compartiendo no solo recursos materiales sino también esperanza y valores espirituales.
La conversión personal y la lucha por la justicia social son dos caras de la misma moneda, ambas necesarias para vivir plenamente el mensaje de Jesús y transformar el mundo en un reflejo del Reino que Él vino a proclamar.
ORACIÓN
Señor Jesús:
que sea capaz de accionar con tu mirada,
con tu sentir ante las injusticias,
que pueda llevar esperanza cierta a otros
para ayudar a pasar los momentos difíciles.
Amén.
GVJ 32 – Adelino, Guillermo, Nancy, Lucía, Wolfgang
Las Bienaventuranzas son el centro del proyecto de Jesús. El discurso del monte para Mateo y en el llano para Lucas apunta a lo mismo, al asumir ese proyecto hacemos posible la presencia del REINO en nuestro mundo.
Si el “Sermón del Monte” de Mateo nos dejaba un resquicio para sentirnos “dichosos”, este de Lucas “aclara” cualquier duda haciendo una importante distinción entre quien tiene la consideración de “dichoso” y la de los que producen o permiten esa situación de “desdicha”.
La primera distinción es que para Dios son los pobres los primeros (con toda la extensión que ese adjetivo de pobre pueda abarcar a la condición humana)…y el resto, (muchos de nosotros), estamos en la otra distinción, los que provocamos o más bien, permitimos la “desdicha” de los demás. Para estos últimos, solo tomando una actitud de opción y acción por los pobres, podremos sentirnos partícipe de ese proyecto de VIDA que Jesús nos presenta con el Reino.
Nos produce desasosiego y ansiedad las palabras de Jesús cuando se dirige a los “ricos”, “felices”, “saciados”, “bien vistos” …Esos “¡Ay de los…!” nos sitúa frente a nuestra infidelidad e incoherencia entre lo que proclamamos y lo que hacemos. Solo la inmensa misericordia del Padre nos permite mirar al Maestro con la mirada del hijo prodigo, que desea, necesita, seguirle en su proyecto, sabiendo que ese proyecto del Reino expresado en las Bienaventuranzas es la opción de vida que deseamos y que con su ayuda y el apoyo de los hermanos seguiremos encarnándolo en nuestras vidas.
¡Nos rezamos!
Cecilia, Dardo, Nilda, María Agustina y Jesús.
GVJ-31
Grupo Magdala
Las Bienaventuranzas son el camino hacia la vida verdadera, hacia la felicidad que tanto anhela el ser humano y que siempre la busca en todo lo externo a sí mismo. Su búsqueda es el centro de la vida humana. Todos sabemos que la felicidad no está en los bienes de este mundo, todo es pasajero- Saberse amado por Dios es tener la certeza de que sus promesas se cumplen.
Jesús en este discurso no sólo proclama las bienaventuranzas, también exclama unas lamentaciones. Que estas palabras de Jesús interpelen nuestra vida y nos hagan entender que el proyecto de Jesús nos encamina hacia lo que nos hace felices. Dios nos quiere felices por eso nos ha enviado a su Hijo para que seamos felices en nuestra búsqueda de lo que nos acerca a Él.
Jesús nos llama siempre a una vida que nos hace felices, una vida presente en este mundo, una vida con responsabilidad. Dios es siempre el primero amando. Y así, sintiéndolo, yo tendré capacidad e iniciativa para tener una actitud de amor a los demás.
Las bienaventuranzas es sentir que soy vulnerable ante Dios y sentir la confianza de poder correr a cobijarme en su pecho. Y también son una responsabilidad. Se consideraban las riquezas, el bienestar como bendición de Dios. La vida de los pobres es sufrimiento y lágrimas, son los perdedores, no interesan a nadie; pero Jesús, en las bienaventuranzas nos dice que esto no corresponde al proyecto del Padre: Dios quiere un mundo dichoso para todos. Sólo se construye la vida, tal como la quiere Dios, liberando de la miseria y de la humillación.
Las bienaventuranzas son un llamado a rectificar el rumbo de nuestras vidas, a buscar los caminos del Señor para hacer un mundo mejor, para volver la mirada hacia el prójimo. Vivimos en una sociedad cada vez más desigual, donde la pobreza se incrementa y las oportunidades y derechos son negados a muchas personas. A la vez, vemos experiencias y esfuerzos colectivos que, con acciones concretas alimentan la esperanza. Que esta esperanza nos movilice, nos haga ponernos en pie, en camino, salir al encuentro, juntarnos unos con otros y comprometernos en la construcción de un mundo más humano y justo para todos.
GVJ 22 Monseñor Romero
Tema 22: Dichosos los pobres
Las bienaventuranzas, son una guía para la felicidad, dice Francisco. Dibujan el rostro de Jesucristo, nos lleva a darle un sentido auténtico a la humanidad, para ir alcanzando su plenitud. Son los verdaderos mandamientos que deben regir a un cristiano.
Una de las características de Jesús es la claridad y la potencia que imprime al hablar. El Señor denuncia la desigualdad como impropia de la Justicia para alcanzar la Paz. Ante la pobreza, ante el hambre, ante el llanto, ante la injusticia, ante el sufrimiento, no podemos callar ni quedarnos quietos. Produce vergüenza; esas diferencias entre pueblos es una vergüenza para el mundo desarrollado.
Cuando vemos los datos actualizados del hambre y la desigualdad en el mundo sentimos pena por no poder hacer más.
Es importante comprometerse con la verdad, tratando de trabajar en una sociedad más justa. De hecho, la mentira, siempre fue la herramienta de sometimiento con el consecuente despojo de los bienes de los pobres.
Es muy impactante saber que casi la mitad del mundo no come bien cada día y la décima parte del mundo solo come menos de la mitad de una dieta necesaria para que una persona viva bien. Tras la enorme crisis sanitaria provocada por el coronavirus, la situación no ha hecho más que empeorar.
Cuando falta menos de una década para alcanzar el plazo previsto, de erradicar el hambre en el mundo parece cada vez más lejos de cumplirse.
La FAO propone las siguientes metas:
1) Integrar las estrategias humanitarias, de desarrollo y de consolidación de la paz, mediante medidas de protección social.
2) Ofreciendo a los pequeños agricultores un amplio acceso a seguros contra riesgos climáticos y financiación.
3) Programas de apoyo en especie o en efectivo para reducir los efectos de la pandemia o la volatilidad de los precios de los alimentos
4) Intervenir en las cadenas de suministro para reducir el costo de los alimentos nutritivos.
5) Combatir la pobreza y las desigualdades estructurales.
6) Fortalecer los entornos alimentarios y promover cambios en el comportamiento de los consumidores.
Al mismo tiempo, nos llena de esperanza, que América Latina, vaya avanzando hacia sistemas más solidarios que nos permitan soñar con la posibilidad de construir una sociedad más justa e igualitaria.
La educación también es fundamental para poder prosperar social y económicamente”.
La Organización de las Naciones Unidas (ONU) informó que en el mundo hay 670 millones de analfabetos.
No nos podemos quedar solo en el conocimiento y la indignación. Hay tanto que hacer que uno se siente rebalsado. Jesús es el modelo a seguir, salía al encuentro, recorría los caminos, se encontraba con la gente, se topaba con su realidad. El Papa Francisco le dice a los sacerdotes y consagrados que tienen que salir de sus iglesias al encuentro con el pobre. Esa es también nuestra tarea como cristianos. Anunciando con nuestra vida y denunciando a viva voz, sin miedo y con esperanza.
Dichoso el que sufre y lucha por salir adelante. Las bienaventuranzas nos indican que otro mundo es posible. Un mundo que no esté basado en el egoísmo sino en el amor.
Las personas compasivas, se hacen a través del sufrimiento vivido con dignidad. Sufrimiento que supone una lección de humildad y amor. Esta es la grandeza de trabajar en el Reino de Dios.
Muchas organizaciones son empresas condicionadas a instituciones y fondos financieros perdiendo la referencia de la persona, la cercanía, la compasión.
José Antonio y Charo crearon una Fundación, que lleva el nombre de su hija Sara, tienen un programa de apadrinamiento de jóvenes universitarios, sin recursos económicos suficientes y el otro de formación de grupos de duelo de ayuda mutua para padres y madres. El mundo necesita seres compasivos.
Señor Jesús, te pido que nos ayudes a recorrer tu camino de las bienaventuranzas, para ir descubriendo cada paso que nos indicas, para lanzar el mundo hacia tu Reino.
Oramos
Padre para escucharte, para sentirte dentro nuestro, para saborearte; no deseamos más seguridades que la que tú nos ofreces.
Oramos Padre para salir al mundo sin miedos ni temores, al encuentro del pobre, del que llora, del que sufre, y anunciarles que son amados por Ti y llamados Bienaventurados. Amén.
Somos el GVJ 20 y a lo largo de este mes de octubre hemos estado reflexionando el TEMA 22: Dichosos los pobres
En este pasaje de Lucas, Jesús nos presenta cuál es el verdadero camino del Reino donde COMPARTIR es el verdadero signo cristiano. ¡Cuántas cosas cambiarían en nuestro mundo si compartiéramos! Sólo así habrá una transformación constructiva de la sociedad. Cuando nos dejemos guiar y transformar por el Espíritu Santo, entonces se hará presente el Reino de Dios, el hombre y la mujer nuevos, Cristificados, la Nueva Humanidad, con la que Jesús soñó. Pero todo esto no es fácil, implica dolor, sacrificio, críticas, pero también gozo y paz… vale la pena.
A lo largo de la reflexión, nos hemos sentido muy agradecidas y bendecidas por lo que tenemos tanto material como espiritual. Y esto nos lleva a replantearnos muchas cosas en nuestra vida para poder hacer más por los demás.
El pasaje evangélico habla de un gozo, alegría y recompensa en el cielo y también de una advertencia: si no compartimos las riquezas de nuestros talentos. Este texto es, por lo tanto, una llamada de atención para revisar nuestra actitud.
Como cristianas católicas creemos que «el cielo está ganado» gracias a Jesús pero las obras también cuentan. Por lo tanto, la situación de privilegio nada tiene que ver con esa situación de ser «elegido». Se llega al cielo por las obras, la capacidad de cambio, de registrar a los más necesitados y por asistirlos, identificando en ellos a Jesús. El cristianismo implica esperanza, cambio, justicia, no privilegios que impliquen salvarse solos. Nos advierte por eso diciéndonos: ¡Tengan cuidado si van por aquí porque están errando el camino! Porque así como da esperanzas a los que lo están pasando mal, llama la atención a los que no están mirando al de al lado.
Dirigiéndose a sus discípulos, les habla del Reino como de una nueva sociedad, una nueva manera de vivir y de convivir. Bendice a los pobres, pero no a la pobreza. No habla “por hablar”, habla a personas muy queridas, sus discípulos, y en ese gesto, como buen maestro (estaba sentado, rodeado de los suyos), nos enseña la gran delicadeza que tiene Jesús y cómo valora a todas las personas que le escuchan. Tenemos que pararnos y poner atención en nuestros gestos y valorar a cada persona por igual. Leer las bienaventuranzas nos hace revalorizar nuestra vida, reevaluar actitudes y acciones y tener sobre todo esperanza. Porque vemos un mundo muy desigual, mucho sufrimiento e injusticia…
Todo nos habla de la importancia de la relación con Dios y con nosotros mismos, por medio de la oración, la meditación, la contemplación y de la sanación interior, para poder así darnos a los demás y evangelizar de manera auténtica y eficaz.
De una u otra manera, todas estamos comprometidas con el Proyecto de Jesús. Y somos conscientes de la realidad que estamos viviendo, estamos informadas, nos damos cuenta de los “signos de los tiempos” y, si estamos en este grupo, es porque tenemos hambre de Dios, de seguir conociéndolo, de descubrirnos en Jesús, de dejarnos guiar por su Espíritu Santo y de dar una respuesta a las necesidades de nuestros semejantes.
Por ello, queremos concluir con este pensamiento: Nunca ninguna religión será bendecida por Dios, si vive de espaldas a ellos. O tomamos en serio a los pobres, o dejamos de hablar del Evangelio. Es un compromiso urgente e ineludible, con los más necesitados.
También queremos compartir esta oración de San Agustín ya que la pusimos en común al empezar a leer el Evangelio de este tema (Dios está):
«Ven, dulce Consolador de los que están desolados, refugio en los peligros y protector en la miseria.
Ven, tú que lavas nuestras manchas y curas nuestras llagas.
Ven, fuerza del débil, apoyo del que cae.
Ven, doctor de los humildes y vencedor de los orgullosos.
Ven, padre de los huérfanos, esperanza de los pobres, tesoro de los que sufren la indigencia.
Ven, estrella de los navegantes, puerto seguro de los náufragos.
Ven, fuerza de los vivientes y salud de los moribundos.
Ven Espíritu Santo, ten piedad de mí.
Hazme sencillo, dócil y fiel.
Compadécete de mi debilidad con tanta bondad que mi pequeñez se encuentre ante la multitud de tus misericordias.
Ven Espíritu Santo.
Amén.»
GVJ 20
Shirley, Natalia, Roser, Griselda, Mariana, Carmen
· Las bienaventuranzas en el Evangelio de Mateo (la versión que más se ha utilizado históricamente en la liturgia preconciliar de la Iglesia Latina) son ocho; en el Evangelio de Lucas, cuatro.
· El Evangelio de Lucas desdobla sus cuatro bienaventuranzas en cuatro “ayes” o lamentaciones: «¡Bienaventurados los pobres!» – «¡Ay de los ricos!».
· La diferencia que más llama la atención entre estos pasajes de los Evangelios de Mateo y de Lucas es la “disparidad” de lugares donde los discursos de Jesús son pronunciados, pues son espacios físicos bien distintos: en la montaña (Mateo) y en la llanura (Lucas).
· Mateo especifica que son bienaventurados los pobres «en el espíritu» y «los que tienen hambre y sed de justicia», mientras que para Lucas se trata de los pobres-pobres y de los que padecen hambre y sed, físicamente; y remacha el clavo con los “ayes” contra los ricos y los “saciados”.
· Más que pensar en una contraposición entre ambos, hay que recordar que estas versiones de la “Buena Nueva” fueron dirigidas a comunidades diferentes y en situaciones distintas (como bien lo leemos en los inicios, a modo de presentación, de cada Evangelio).
· Hay que saber que los pobres no son salvos, simplemente, por ser pobres; o los ricos, por el sólo hecho de serlo, no están condenados, sin más, al “fuego eterno”.
· La salvación depende, en gran medida, en escuchar la Voz de Dios y seguir Sus Caminos.
· Jesús mismo –el Curador de la vida, el Amigo de los pecadores, el Defensor de los pobres– el Cristo, es el que nos dice cómo es verdaderamente Dios.
· Esta pandemia mundial del COVID-19 es la oportunidad privilegiada, que tenemos como humanidad, para compartir entre todos nuestra común esperanza en días mejores: “Pasar” del vivir sólo pensando en nosotros mismos y en acumular riquezas a costa de otros (acallando, muchas veces, nuestra conciencia con dádivas de dudoso origen) a ser verdaderamente humanos, solidarios entre todos y hermanos de toda la creación.
· En estas circunstancias, las palabras de Jesús adquieren más fuerza y tienen un efecto más profundo en nosotros: Alegra saber que si ahora lloramos, luego seremos felices al recibir el consuelo de parte del Señor.
Síntesis para la web del Tema 22 de las Bienaventuranzas
GRUPO VIRTUAL DE JESUS CAMINO A EMAUS
Reflexiones y pensamientos surgidos del Tema 22 “Dichosos los pobres”
“Las bienaventuranzas me dejan inquieta y pensando qué más puedo hacer, vivir… Me instan a no quedarme tranquila en el camino de conversión. Para mí son la piedra de toque de nuestra identidad creyente. Son la síntesis del proyecto de Jesús. Una referencia a la que quiero volver todo el tiempo para profundizar mi seguimiento.” (Graciela)
“No puede hacerse una división tan simplista entre ricos y pobres, atendiendo sólo a los ingresos de unos y otros; seguro que hay pobres entre los ricos y ricos entre los pobres, y toda la gama intermedia. La diferencia está en lo que los bienes materiales significan para cada uno, en como los usamos, en lo que nuestro ego nos susurra al oído respecto de ellos, en si nos deja mirar a nuestro alrededor…” (Adolfo)
“Yo creo que Jesús no amenaza, sino nos advierte o nos alerta que la felicidad no pasa por procurarnos seguridades, sino por compartir y vivir con sencillez”. (Ilda)
Las bienaventuranzas son cumplidos que Jesús dirige a las personas que le escuchan (“bendito” significa: “Felicitaciones por la elección que has hecho”). (Roberto)
“Creo que lo que Jesús quiso decirnos fue que no nos aferráramos tanto a las cosas materiales, que vamos a ser más felices si tratamos de desarrollar nuestras capacidades humanas, si no nos dejamos esclavizar por las necesidades materiales…” (Adriana)
“La gracia o la acción de Jesús, es, creo, entre otras cosas, procurar esa felicidad o esa inmersión en su gracia que nos permite mirar la realidad como siempre nueva y siempre resplandeciente hasta en los mínimos detalles. La gracia que nos permite arrimarnos a los problemas, a los momentos difíciles, a las situaciones dolorosas con fuerza y ánimo y con la esperanza que continuará habiendo un mañana habitable” (Kontxi)
“Para mí son un jarro de agua fría que te despierta para ver la realidad que vivimos y la ceguera que tenemos cuando miramos a nuestro alrededor.” (Consuelo)
El ideal del cristiano no es la pobreza, sino el mundo del pobre evangélico, un mundo donde nadie acumula para sí mismo, nadie desperdicia y donde cada uno pone a disposición de los otros lo que Dios le ha dado. No es un mensaje de resignación sino de esperanza en un mundo nuevo donde nadie pasa necesidad. (Roberto)
“El texto de las bienaventuranzas es quizás uno de los más impresionantes de la historia de la humanidad, por el que muchos han dado su vida y por el que otros han detestado al cristianismo y a Jesús.” (Roberto)
“Diferencia entre versiones Lucas y Mateo. La diferencia más importante es que a Mateo lo siento más tierno, tocando los rasgos de humanidad del hombre, en lugar de dispersarse como Lucas en amenazas que pienso no salieron de labios de Jesús (me sorprende). Son contradictorias con su contundente humanismo compasivo.” (René)
“Quiero que esta Palabra me incomode. Desde ella deseo revisar mis actitudes y estilo de vida. Esto no quiere decir que tengamos que vivir con culpa y no disfrutar de lo que tenemos. Más bien es buscar que quienes no lo tienen también tengan acceso a eso” (Graciela)
Oración grupal:
A partir de las oraciones que cada uno/a envió inspiradas en este tema de las bienaventuranzas, decidimos darle un toque distinto. Después de haber seleccionado algunos versículos de las oraciones expresadas, invitamos a que cada integrante del grupo lea, en su tiempo disponible, compartiéndolo a través del audio del whatsapp. De esta manera, cuando todos/as leemos los audios de los demás, estaremos uniéndonos en un verdadero espíritu grupal:
Te pido, Señor, humildad y discernimiento para leer las bienaventuranzas tal como nos han llegado y dejar que me interroguen.
Jesús, conoces mis resistencias hacia algunos pobres…pero reconozco que estos conceptos son barreras o disculpas que corroboran mi desamor con los últimos.
Bienaventurado sea Chon por su corazón sencillo y abierto: fue camino de alegría, de vida, de compartir, de amar.
Bienaventurada sea Ruth Urbano porque no se quedó de brazos cruzados, abrió merendero no solo para calmar el hambre de sus hijitos sino también de 120 niños de su aldea en Argentina.
Te agradezco Señor que tu palabra me siga inquietando, que no me dejes instalar en mis comodidades burguesas. Ayúdame a aceptar mis límites, mis resistencias, mi falta de consciencia, mi cansancio también.
Jesús querido, intento seguir tu camino de empatía hacia los pobres y personas que sufren. Libérame de mi actitud crítica para comprender a los que fallan y dame tu convicción y coherencia para hacer creíbles en mi boca tus bienaventuranzas.
Señor Jesús, que no mire hacia otro lado ante tanta pobreza y hambre de mi hermano.
Que mi mesa sea un lugar donde el hambriento tenga un lugar preferente.
Que acompañar al que llora y está solo sea una meta a alcanzar cada día.
Oh, Señor, que yo no busque tanto ser consolado como consolar
Ser comprendido como comprender, ser amado como amar.
GVJ CAMINO A EMAUS
GVdJ EFFETA-Tema 22–Aportación a la Web:
TEMA 22 – Dichosos los pobres (Lucas 6,20-26)
Este tema refuerza aquello que dijo Jesús según Mt 6, 24-34 “No se puede servir a Dios y al Dinero”. Los poderes del mundo están concentrados en la economía (lo material), sin importar el ser humano, es decir, por encima del hombre está el dinero; desde esa perspectiva no importan los pobres, los que sufren… haciendo cada vez MAS grande la brecha entre ricos y pobres. Jesús nos explica como de diferente es el Reino de Dios a los reinos y culturas del mundo vigente. Toma los estándares aceptados y los pone patas arriba. Las personas a las que Jesús llamó felices el mundo las llama miserables; y la gente que Jesús llamó miserable el mundo las cree feliz. Imagínense a cualquiera que diga: «¡Felices son los pobres y ay de los ricos!» Hablar así es poner fin a los valores del mundo por completo. Y la fuente de todas estas bienaventuranzas es el Padre bueno y su reinado.
Jesús nos hace ver que somos pobres de espíritu cuando solo estamos pendientes de conservar nuestras » riquezas «, y lo peor de todo, es que ni si quiera somos conscientes de ello. Vivimos en esclavitud y creemos que llevamos una vida libre. Estamos más alienados que nunca, tenemos que seguir el ritmo sin parar y nunca tenemos tiempo ni ganas para centrarnos en nuestra vida espiritual. Reímos, nos divertimos, y tenemos nuestras necesidades cubiertas, pero cuando nos paramos a pensar lo vacío que estamos por dentro, sentimos esa desgracia de la que nos habla Jesús. Pobres y ricos no son aquellos que carecen o les sobran las cosas materiales. Pobre en Espíritu es aquel que sabe que por si no vale nada, necesita radicalmente del Señor, de su gracia, de su presencia, de su ayuda, su compañía, y su misericordia. Jesús sufre con los que sufren y no soporta las injusticias. Una madre, o un padre, sufre si ve que un hermano abusa de otro y seguramente reprenderá al primero y defenderá al segundo. No por ello dejan de ser los dos sus hijos y no por ello quiere a uno más que a otro.
Jesús nos invita a optar por ser pobres para así tener a Dios por Rey y no al dinero. Lo importante es la conversión personal de cada uno hacia otra manera de ver la vida; buscando la felicidad en el Reino de Dios y el amor incondicional. Tenemos que salir de esta sociedad de consumo y hay que buscar un nuevo sistema económico que esté al servicio de todos y no de unos pocos. Un sistema que tenga como carácter distintivo el amor, la buena vecindad, la hermandad y el buen hacer para cuidar los unos a los otros, y también cuidar de nuestro entorno.
Se nos hace difícil querer cambiar el mundo solos, la mejor ayuda es empezando desde nuestras iglesias doméstica, en nuestros hogares, en la formación de nuestros hijos, así también colaborando, desde nuestras posibilidades, con los más necesitados, los que padecen graves tragedias, así también ayudando con las misiones.
No permitamos que la sociedad, fundada en del dinero, apague nuestra fe.
ORACION:
Querido Señor, concédenos que no estemos tan preocupados por nuestras propias cargas que no podamos verlas cargas de los demás.
Concédenos la fuerza para proporcionar la ayuda que otros puedan necesitar de nosotros.
Concédenos la fuerza para defender la justicia, la paz y el amor contra las desigualdades generadas por el dinero y aquellos que lo veneran y viven por él.
Amén
BETANIA (GVJ) TEMA 22
Dichosos los pobres (Lucas 6, 20-26)
Compartimos a continuación nuestra reflexión:
ACERCAMIENTO AL EVANGELIO
Bienaventurado es la traducción del griego makarios y significa bendecido, altamente feliz, dichoso, afortunado. Quién es bendecido y afortunado, seguramente es Feliz. Lucas, a diferencia de Mateo, pone en contraste a las “bienaventuranzas”, los “ayes”, “imprecaciones” o “malaventuranzas” dirigidas a los que ahora tienen consuelo en su riqueza, a los que ahora están satisfechos, a los que ahora ríen y a los que todo mundo alaba, porque de esa misma manera trataron a los falsos profetas en tiempo de sus antepasados.
Lucas nombra situaciones penosas. Tal vez, lo interpretamos como esa falsa idea de que en este mundo sólo se puede cumplir con la misión del cristiano si lo convertimos en un valle de lágrimas. Más bien pareciera, que Jesús trae esta buena nueva para darnos esperanza cuando nos sintamos tristes, necesitados, oprimidos, maltratados, vacíos, deprimidos y tantas otras adversidades que nos ha tocado vivir. Sin embargo, también nos invita a despertar y ser conscientes de nuestras debilidades para intentar resolverlas y descubrir las invitaciones que surgen en nuestro interior para poder desarrollar esa mirada de compasión hacia los desfavorecidos y así dignificarlos y fortalecerlos, y también, motivarnos para afrontar en la mejor forma las vicisitudes de la vida cotidiana.
En alguna medida, todos somos pobres, carecemos de algo ya sea material o espiritual. Hemos pasado por incomprensiones y carencias en el trabajo, en el hogar, en nuestro entorno. Aunque no lo veamos, la pobreza abunda, pensamos que los ricos son quienes tenemos ciertas necesidades cubiertas: materiales, afectivas, sociales etc., pero Jesús nos muestra otro tipo de pobreza: la falta de humanidad a través de la cual nos auto condenamos en vida, aquella que hace que nos enriquezcamos a costa de los pobres, a no tenerlos en cuenta, a pasar por encima del sufrimiento de los demás, y que nos hace desviar la mirada ante las personas necesitadas. Alguien que no logra desarrollar esta humanidad a través del amor al prójimo, la entrega gratuita, el desinterés por sí mismo, no vive el reino de Dios y eso les pasa no solamente a los ricos sino también a los pobres. La ignorancia no está en ser rico o pobre, sino en aferrarse o anhelar desmedidamente las riquezas que nos presenta el mundo: lo material, el conocimiento, la imagen, las influencias, el propósito constante de querer pertenecer a ciertas esferas sociales, en síntesis, cultivar desmedidamente el ego.
Jesús nos llama a no quedarnos pasmados ante la pobreza, a hacer algo por los que no son tan afortunados. Podemos ser ricos para algunas cosas y pobres para otras pero desde nuestras riquezas tenemos una responsabilidad para con aquellos que no las tienen.
Las bienaventuranzas dan esperanza delante de las dificultades de la vida, porque dice que los que sufren serán dichosos, por lo que da ilusión, esperanza en la resolución de las injusticias, del dolor, etc.
No se trata pues de aspirar a la pobreza, sino de adherirse al proyecto del Reino – Reinado de Dios y trabajar por la eliminación de ella. En pocas palabras, tomar consciencia de nuestra realidad y dar pasos por lograr un mundo más solidario, más humano, donde nadie esté por encima de los demás.
CONVERSIÓN PERSONAL
La persona que necesita de nuestra solidaridad está dándonos la oportunidad de desplegar nuestra humanidad, ese núcleo sagrado que es nuestra semejanza con nuestro Padre y al que Jesús nos enseña a aproximarnos para poder vivir su proyecto del Reino.
Ante este tema que invita más directamente a poner una mirada a los pobres, surge una pregunta común: ¿qué hago?
Una luz, es la pregunta que hace Pagola: “Revisar mi bienestar personal y familiar para vivir de manera más solidaria”. Definitivamente no hay recetas, por lo que cada persona debe aplicar en conciencia su propia alternativa.
En cuanto a nosotros, ante el hecho de que suframos desprecios, hambre, humillaciones, abusos, etc., es mejor permanecer en la humildad y en la misericordia del Señor, que reaccionar en un sentido negativo, tratando de aceptar lo que estamos viviendo, poner nuestra mejor voluntad y esfuerzo para seguir adelante.
La propuesta de vida que se extrae de todo este proceso que llevamos, es algo muy valioso, hermoso y bondadoso, y ayuda a crear relaciones mucho más significativas y humanas que otras formas de vivir.
COLABORACIÓN EN EL PROYECTO DE JESÚS
Nuestra participación en los GVJ es una búsqueda interior de formas de concientización personal y colectiva.
Pensamos que la ayuda económica que acostumbramos a dar es la más fácil y cómoda. Es la más frecuente y sirve para tranquilizar conciencias. El problema se plantea cuando tenemos que decidir hasta dónde… es posible que no tengamos consciencia de dar, darnos en el sentido de compartir sino más bien de dar lo que nos sobra o no necesitamos. Nuestro compromiso personal, nuestro tiempo es más difícil de ofrecer, dar y canalizar. Pagola pregunta si podemos ser la voz de los hambrientos en el ámbito en que nos movemos. Es probable que sí, siempre que tengamos la autoridad moral de decirlo a partir de los hechos que nos respaldan.
Hay otras formas de solidarizarnos con las personas necesitadas a nuestro alrededor. La compañía, el acercamiento, la charla, el tomarse un café con alguien que esté aislado y discriminado por su pobreza, pueda ayudarlo y dignificarlo. Jesús no repartía dinero y sí cercanía en abundancia. Casi siempre, como se mencionó anteriormente, dar algo material deja conformes a las dos partes, pero se perpetúa el estado de pobreza e indefensión. Acercarnos a las personas necesitadas, ser más genuinos, ofreciendo nuestra amistad y ayuda a quienes necesitan algo de nosotros.
Hay que hacer algo más que realmente nos acerque a Jesús de Nazareth en su visión por un mundo más justo.
Con cariño Fraterno: Tere, Meche, Lulú, Gioconda, Gus, Santi, Juancho.
Acercamiento al Evangelio
La lectura adecuada de las bienaventuranzas tiene dos direcciones: primera, poner en valor la dignidad y la primacía del pobre y, segunda, la imposibilidad de ser felices mientras no adoptemos la pobreza como actitud fundamental de nuestra existencia.
Jesús conoce de primera mano la injusticia social de la época, que por desgracia siegue existiendo sobre la tierra, y la denuncia una y otra vez poniéndose de lado de las clases más humildes, impuros, degradados y despreciados que viven oprimidos… A Jesús le conmueve el sufrimiento de los hombres y dirige a los más desfavorecidos un mensaje de esperanza que es toda una revolución no violenta. Descubre a los más pequeños e insignificantes en la sociedad la importancia con que les mira el Padre, dignificándoles y atribuyéndoles lo que hasta entonces correspondía sólo a los más grandes (dignos herederos del Reino). Además pone los atributos de los más pequeños (solidaridad, desapego, desprendimiento, mansedumbre) como ejemplos de valores y actitudes para conseguir la dicha. El Reino no es un bien de futuro; existe ya en medio de los pobres, que luchan por una convivencia más justa, donde haya fraternidad y compartir todo sin discriminación.
Después de las cuatro bienaventuranzas a favor de los pobres y marginados, Jesús critica dura y directamente a los ricos con los repetidos “Ay de vosotros…”. La pobreza no es una desgracia, sino el fruto del enriquecimiento injusto por parte de los ricos. La confianza puesta en la riqueza es auténticamente engañosa, y estas palabras nos resuenan como advertencia y amenaza. Jesús nos quiere decir con las bienaventuranzas que seríamos todos más felices si no fuéramos infatigables consumistas egoístas y compartiéramos lo que tenemos, porque no son mandamientos o reglas, sino un anuncio que nos invita a seguir una vía excepcional hacia la plenitud humana.
En clave social, parece que todo nuestro montaje democrático e hipocresía cívica se desmonta en las bienaventuranzas porque según nos dice Jesús el reino de Dios es para ellos, para el tercer mundo a los cuales les hemos quitado todo para tener nosotros demasiado. La sociedad del bienestar en la cual nos incluimos encuentra en sí misma su propio consuelo, y olvida la gran injusticia global que nuestra irracionalidad capitalista impone al planeta entero. La sociedad del consumo y de la libertad se está convirtiendo en la sociedad de las adicciones que predica un modelo de «éxito en la vida» en el que se aplaude la posesión y acumulación de bienes materiales por encima de los valores humanos, la salud y la vida misma. Ese modelo llega hasta el punto de infravalorar o penalizar a quienes hacen una renuncia al “éxito” en favor de los demás. En vez de ensalzar estas acciones, se lanza una batería de mensajes que podrían resumirse en “que nada ni nadie te impida cumplir tus sueños”. Y ahí aparece Jesús, consciente de que hay decisiones que si las tomamos nos harán menos rico, nos harán llorar, nos generarán rechazo, seremos excluidos de este mundo de triunfadores. Ante el sueño occidental del éxito por encima de todo está el carpintero con cosas como… ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Como dice Jesús, la diferencia entre ser profeta y falso profeta es lo mismo que la diferencia entre ser tú o ser un falso tú.
Jesús podía haber dicho en nuestros días «dichosos aquellos solidarios con los pobres, dichosos los que no viven apegados a los bienes, dichosos los que no sienten la necesidad de nada material y comparten gratuita y desinteresadamente lo que tienen, dichosos los que huyen de la violencia»…. Jesús estaba diciendo que un mundo más humano es posible, y para eso no hay que esperar a trascender a ningún cielo. El Reino de Dios se encuentra dentro de nosotros, por lo que hacer el bien y ser solidario, no es una cuestión de altruismo, sino de justicia con nosotros mismos. Quizá el mayor logro sería que entendiéramos por fin que la felicidad real, no es más que hacer lo posible para que los demás sean felices también.
Acercamiento a la vida
Verdaderamente, es muy cierto que el primer mundo vive holgadamente a costa del que llamamos tercer mundo, y tomar conciencia de ello nos remueve. Pero incluso el ayudar a través de la solidaridad por medio de las ONGs, apadrinamientos, donativos, etc. es intentar curar los síntomas, pero no es acudir a la raíz del problema. Y sin duda, la raíz del problema somos nosotros mismos, el motor involuntario de esta gran farsa.
Existe una correlación proporcional entre la pobreza interior del primer mundo y la pobreza exterior del tercero. La mayoría de los países «desarrollados» se encuentran en un escenario donde se ha asentado con fuerza el individualismo y el narcisismo, conductas que nos llevan a obsesionarnos por la diferenciación de los demás, y facilitan muchas de las enfermedades de la sociedad occidental actual: nacionalismos radicales, materialismo, insolidaridad, superficialidad, egoísmo, corrupción, falta de comunicación, depresión, etc, etc… Así, el reinado del ego nos lleva inexorablemente al vacío. Es obvio que nuestras sociedades no son sociedades del bienestar, todo el mundo sufre, ricos y pobres. Igual que una persona hambrienta acaba descubriendo trucos para engañar el hambre, nosotros hemos creado un gran truco para sentir que podemos llenar nuestro vacío existencial a través del consumo y el ocio. Cuanto mayor es nuestro vacío, mayor es nuestra necesidad de tecnología, de alimentación, o de ocio. Todo ello retroalimentado por el bombardeo de la cultura audiovisual. De este modo, el mundo ha entrado en una espiral perniciosa: para mantener el espejismo es necesario nuevas distracciones, nuevos modelos de coches o teléfonos, nuevos inventos, nuevos partidos políticos, incluso nuevas parejas. Y mantener esta mentira tiene un precio: la mano de obra barata, la extracción de minerales, el cambio climático, etc.
Y pareciera que, siendo más conscientes de las desigualdades de este mundo, podemos caer fácilmente en la desesperanza y el pesimismo. Todo el mundo sufre: los pobres porque ven pisoteada su dignidad, los ricos porque viven/vivimos ese vacío existencial. Ser consciente de ello nos puede llevar a la angustia existencialista o a la congoja por no saber cómo o dónde hacer algo para cambiarlo. Pero el Evangelio dice: tú puedes hacer todo. Nosotros, los ricos, somos los que tenemos que cambiar, buscando esa humanidad que nos falta para ayudar a los demás a salir de toda opresión, con lo cual, las bienaventuranzas nos piden una actitud de vivencia del Reino de Dios.
Pensando en tomar parte de nuestra responsabilidad individual, se nos ocurren algunas posibilidades:
– Responsabilidad en informarnos con buen criterio e informar a los demás, en especial a los hijos.
– Responsabilidad política, exigiendo a quienes nos representan que tomen medidas efectivas.
– Responsabilidad en el consumo propio, evitando el despilfarro y otra serie de hábitos insostenibles desde el punto de vista global.
Pero también nos damos cuenta de la debilidad de los gestos transformadores individuales para intentar cambiar la situación. Sin embargo, el trabajo en comunidad le otorga a estos cambios un acompañamiento personal que los fortalece ante el desgaste del tiempo.
Cuando escuchamos “dichosos los que ahora tenéis hambre” nos preguntamos si tenemos suficiente hambre de Dios y si es fructífera desde el punto de vista de las consecuencias que tiene en nuestra vida. Quizás si crece nuestra hambre y dejamos que el Señor nos alimente, sabremos la medida exacta para lidiar con estas situaciones sociales diarias, de tanta desigualdad, para poder actuar con el equilibrio que nos pide la sana indignación y la ternura propia de los hijos de un Padre misericordioso que queremos ser.
También queremos pensar que la humanidad sigue evolucionando y que lo que está por venir es una etapa de conciencia integral y que cada vez hay más personas que están despertando a esa conciencia de unidad y no dualidad. Esa es la vanguardia de la evolución humana, superar el individualismo, desechar la identidad separada, una cultura transpersonal, una sociedad verdaderamente inclusiva que resuelva los retos con una visión integral. Parece la conciencia de Dios hablando a través de muchas personas que consideran que hay que despertar a esta nueva realidad: deja salir al Dios que todos llevamos dentro, dejar que hable a través de nuestros actos.
Así que, a pesar de lo negro que podamos ver el panorama, y sin olvidar esas pequeñas acciones de solidaridad y responsabilidad que podemos y debemos tomar cada uno en nuestras vidas, quizá lo que más pueda cambiar este mundo sea buscar ese crecimiento personal a través de la oración para llegar a la pura conciencia de lo que somos. Quizá esto tan supuestamente sencillo sea el germen del Reino de Dios en la tierra.
Tema 22 – DICHOSOS LOS POBRES
Queridos hermanos de los GVJ:
Desde el Grupo Tabor en este tema todos hemos coincidido en la importancia de entregarnos a los que más nos necesiten si es que de verdad queremos ser fieles seguidores de JESUS y cumplir con lo que nos dice el Evangelio: “En esto conocerán que sois mis discípulos” y es que el Amor debe ser siempre la tarjeta de presentación de todos los cristianos. A continuación un resumen de todas las aportaciones.
JESUS da consuelo a todos los que sufren: los pobres, los hambrientos, los perseguidos, los explotados, los repudiados, los humillados, los calumniados y nos dice que son (que somos) los HIJOS PREDILECTOS DE DIOS, que la vida es sagrada. Olvidarles a ellos es olvidar la voluntad de Dios, es olvidar el Evangelio, en una palabra JESÚS nos pide que seamos más humanos, más valientes, más seguidores suyo para poder caminar con El.
Quisiera resaltar la bienaventuranza: “¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros! Eso es lo que hacían vuestros padres con los falsos profetas”. Para mí ha sido un acicate en mi vida en la lucha a favor del diálogo interreligioso, no siempre fácil, pero cada día más necesario. Qué triste resulta que en nuestro propio idioma, en las familias, en el trabajo en la política cada vez más se ve y se vive el efecto “torre de Babel” y es que no es la lengua ni el vocabulario, sino la mente, el corazón y la razón los que deben hablar, alejándonos de todo egoísmo.
Me gustaría estar entre los pobres de espíritu de las bienaventuranzas. Dichosos los que lloran, los que sufren injusticias, los que pasan hambre… Nuestra actitud ante estas situaciones puede ser de evitarlas, ignorarlas o puede ser la de acompañar, paliar sus efectos negativos, ponernos de su lado y ser Uno con ellos.
Dichosos los perseguidos, pienso que se trata no de buscar por todos los medios el ser perseguido sino de llevar una vida coherente, ser poco a poco con la ayuda del Espíritu, otro Jesús en medio de los demás, con su estilo más genuino, con sencillez, valentía, humildad y coherencia.
La diferencia que compruebo, en Lucas respecto de Mateo, es que una vez alabados y defendido a los pobres se lamenta de los ricos por las riquezas de las que gozan aquí en la tierra que se volverán contra ellos en el reino de los Cielos. Sí me sorprenden todas las amenazas en boca de Jesús. Yo interpretaría que parece un añadido posterior por el evangelista dirigido a la comunidad de su época.
Cuando Jesús ensalza al pobre, considero que hay que estar abiertos totalmente de creencias y libres de prejuicios para abrirnos totalmente a Dios, estar en disposición de aceptar su amor incondicional y desde ese recibimiento interior, abrirse al servicio y entregar por amor. Tener hambre, es tener necesidad de ese amor, a despojarse internamente de todas creencias y abrirse a recibir su amor.
Lo que en el sermón de la montaña sigue a las bienaventuranzas explica cuál ha de ser la respuesta del que haya aceptado la buena noticia, para ser sal de la tierra y luz del mundo. Ambos evangelistas moralizan: Mateo, en sentido espiritual; Lucas, en sentido social.
Mateo se dirige a los cristianos palestinos de origen judío, que tenían el peligro de parecerse a los escribas y fariseos, que hacían creer en la santidad de la materialidad de ser pobres, y por eso añade «en el espíritu». En cambio Lucas predica a unos cristianos convertidos del paganismo o del judaísmo helenista, que tenían el peligro contrario: familiarizados con las religiones orientales de los misterios, que entonces estaban de moda en todo el imperio romano (como también en nuestros días están de moda algunas sectas esotéricas).
Las Bienaventuranzas son el camino que nos traza Cristo si queremos construir una sociedad justa basada en la solidaridad, en la paz y en el amor. La formulación de la primera bienaventuranza es distinta en Mateo y Lucas. Lucas dice “pobres” sin especificar “pobres de espíritu”.
“Bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos”. Mateo se refiere también a esos pobres, los Anawim, pero ha querido ampliar el sentido abarcando también a aquellos que teniendo bienes materiales viven en una profunda humildad delante de Dios, de un gran desprendimiento de los bienes materiales y de una sincera caridad en la ayuda material a los necesitados.
El Sermón de la Montaña y dentro de él las Bienaventuranzas – es el retrato más fiel de Jesucristo que podamos tener y en consecuencia, es el modelo de vida más exacto que Él mismo nos haya propuesto. También nos revela los rasgos que el Espíritu Santo quiere reproducir en nosotros.
Primordial me resulta revisar mi vida personal y familiar para llevar una vida más austera, menos consumista, para así compartir y repartir todos los bienes que se me dan con mis hermanos y hermanas menos afortunados que yo.
¡Que hermosa frase la de José Antonio Pagola cuando nos dice que “los cristianos no hemos descubierto todavía la importancia que pueden tener los pobres en la historia de la humanidad” y sin embargo a poco que nos paremos a pensar en el devenir de la historia de todos los pueblos, especialmente los de la vieja Europa, salta a la vista que los pobres han cambiado todos los gobiernos ultraconservadores de sus pueblos, de sus países, porque como todo tiene un límite y el hambre mata más que la espada.
Estoy siempre, denunciando a los políticos, locales y nacionales que no solo no hacen nada, sino que permiten que los Bancos echen de sus viviendas a familias enteras, porque quieren sus casas para los fondos “buitres”. Mi compromiso es seguir este camino aunque sé bien, que a muchos gobernantes les sienta como un auténtico tiro en su línea de flotación. Pido a Dios que cada día sean más las voces que se alcen contra las injusticias sociales.
El tema de hoy en mi corazón rompe todos los moldes de sentimiento profundos hacia los más débiles, hacia los más necesitados. Seguir a Jesús desde el día que descubrí la fuerza de su amor en mi vida, los pobres han sido siempre mi prioridad y mi valentía para luchar contra los que los ignoran especialmente cuando de gobernantes sin compromiso sociales puestos en práctica aunque lo lleven en sus programas electorales.
Cuando veo tantas noticias en la televisión, en internet, las redes sociales sobre el hambre en el mundo, las graves tragedias que ocurren donde siempre pagan los más pobres e indefensos, los migrantes que se lanzan al mar desde distintos puntos del norte de África para llegar a España, Italia, Grecia y se encuentra solos en medio del mar, sin agua, sin comida, a merced de buen o mal tiempo para encontrase con la muerte y si ocurre algo extraordinario, ser salvados por alguna patrulla guardacostas o bien un barco de alguna ONG; por todo esto y mucho más, se me sobrecoge el corazón y me siento impotente.
He dedicado 30 años de mi vida a formar hombres comprometidos con el prójimo, «Hombres para los demás» es el lema del colegio de La Inmaculada de los jesuitas en Lima donde trabajé. Soy consciente de que en este largo período impartí valores morales y cristianos. Recuerdo con satisfacción haber conducido a Dios a mis alumnos tanto en la enseñanza de las materias como en el trato cálido y respetuoso.
Colaboro con Cáritas ayudando a inmigrantes, y también me comprometo en mejorar la convivencia en el pueblo donde paso los fines de semana y vacaciones, a través de la asociación cultural, en recaudar para Manos Unidas, ayuda en el culto de la Iglesia… Bueno aporto lo que puedo pues la despoblación de estas zonas rurales es acuciante, queda poca gente joven que quiera mantener o mejorar lo recibido.
Jesús, que para mí sean los pobres lo mismo que son para ti, opción preferente.
Jesús, que para mí signifiquen los que tienen hambre lo mismo que significan para ti, y que sean saciados también por mí.
Jesús, que los que lloran y están solos y tristes, se llenen de gozo y alegría de tenerte, y que yo humildemente les dé motivo para reír y sonreír.
Jesús, que todos los perseguidos por anunciarte y seguirte, se llenen de júbilo y de gracia por ello.
Y yo aprenda de su ejemplo y vida.
En el deseo constante de superarnos para ser merecedores del Amor de Cristo, pidiendo a Dios nos ilumine con Su Espíritu Santo para caminar por la Galilea actual, recibid nuestros más cariñosos saludos y bendiciones plenas.
GVJ TABOR
Juan Carlos, Inmaculada, Mari Carmen, Mari Reyes, Pilar y Gaby
GVJ MISERICORDIA .TEMA 22 :APORTACIÓN PARA LA WEB
• Las Bienaventuranzas:
Lucas recurre a situaciones sociales y a las amenazas por comportamientos rechaza-bles siempre.
En Mateo aparecen sólo, sentimientos y actitudes positivas. En ambos se trata de dar esperanza , fe y recompensa por las obras bien hechas, aunque Lucas recurra al la amenaza del castigo.
Comentando las circunstancias en que se desarrolla el texto: ¿Porqué bajaba del monte con los Doce? ¡Habían estado en oración!.
La fama de Jesús era tan extensa que se encontró con una muchedumbre que le esperaba y , según Lucas, aprovechó Jesús para resumir toda su doctrina, sus enseñanzas, todo lo que deseaba que aprendiéramos para construir el Reino de los Dios ( aunque Mateo escribió – Reino de los Cielos, para no escribir Yhwh – Yavé ) en la tierra.
Leyendo los dos pasajes, el de Mateo y el de Lucas, encuentro semejanzas y diferencias, las de Mateo son ocho y son más explícitas y exhortativas a seguir determinadas conductas para ser verdaderos discípulos de Cristo, siendo fermento, sal y luz en el mundo que los rodea, y como plan de vida.
Las cuatro primeras de Lucas se pueden considerar que están contenidas en las de Mateo. Aparentemente las de Lucas tienen un carácter más social, e histórico, donde se ve su interés por los pobres y la presencia del reino en el actuar de Jesús. Además Lucas presenta otras cuatro ( “ advertencias” – “ estimulaciones” – “lamentaciones” ) contra la preferencia por … y el no compartir : la riqueza , el tener (poder, placer, reconocimiento, éxito, posesiones, comodidades, seguridades, buena salud ) la gula , la fama , la “risa-burla” o diversión mundana con desprecio hacia los pobres, que muestran lo que no debe ser o a lo que se debe renunciar si se quiere seguir a Jesús ; como se puede observar , los dos se complementan , nos piden un cambio real, auténtico, pero nosotros creemos que no se amenaza con castigos, sino que Jesús nos propone una liberación y la aceptación de su palabra.
Las bienaventuranzas constituyen el proyecto de Jesús para que quienes quieran ser sus discípulos emprendan la tarea de construir el Reino de Dios que es a lo que ha venido el mismo Jesús a este mundo. Y ese proyecto se encierra en el mandamiento del amor concretizado en el plan de vida que puede hacer feliz al cristiano, y ese plan de vida lo encuentro justamente concretizado en las bienaventuranzas que describe el evangelio de Mateo a saber: pobreza espiritual, mansedumbre o bondad, consolación en la tristeza, hambre y sed de justicia, misericordia, limpieza de corazón (autenticidad), pacificación,
y ser congruentes con todo esto así nos persigan, nos señalen o se burlen de nosotros
No obstante creemos que (simplificando) pueden ser reducidas a una sola: afortunad@ y feliz es quien acoge la Palabra de Dios , comunicada a través de la predicación de Jesús e intenta adecuar su vida a ella.
Es muy interesante la forma como Dios eligió revelar las grandes verdades enfocando diferentes puntos de vista. Quizá Mateo hace énfasis en los pobres de espíritu, que no necesariamente son aquellos que no han leído la Biblia, sino que en medio de la lectura sienten su gran necesidad de Dios, su gran limitación y pobreza total al querer aportar algo como mérito para la salvación.
Creemos que en este pasaje , Jesús nos dice dónde está el camino de la auténtica felicidad y cuál es la buena noticia que Él ha venido a traernos, cuál es el verdadero amor que va a llenar nuestra vida. Dios nos quiere felices, dichosos y en plenitud.
Tanto Lucas como Mateos nos despiertan a una escuela de vida. Una escuela en la que no se nos pretende enseñar a ser pobres , sufridores o ignorantes sino a compartir lo que tenemos, disfrutamos o sabemos, así la vida, pero el compartir , sea mucho o no tanto , es la clave de estas bienaventuranzas.
ACERCAMIENTO A LA VIDA: CONVERSIÓN Y COMPROMISO
Las bienaventuranzas. Mensaje de sabiduría y llamada a despertar.
-. Las Bienaventuranzas se presentan como un mensaje de felicidad. Es, por tanto, un mensaje que, ya de entrada, nos cuestiona de un modo radical: ¿Estoy convencido de que Dios me quiere, nos quiere felices? ¿Soy feliz en profundidad?; ¿qué me lo impide? ¿Qué es ser feliz?; ¿qué idea tengo de la felicidad? ¿Quiero vivir para hacer felices a los demás?
-. Creemos que cada una de ellas, bien merecen la más amplia meditación , porque necesitamos “ver”, con los ojos de la fe y seguir el estilo de Vida de Jesús ,viviendo desde nuestra realidad más profunda, el único lugar donde se vive la plenitud y la felicidad: “Os he dicho estas cosas para que mi alegría esté en vosotros y vuestra alegría llegue a su plenitud” (Jn 15,11).
-. ¿Existe alguna diferencia entre el estatus social en tiempos de Jesús y el actual ?. ¡ Yo creo que no!. tan sólo en lo tecnológico. La justicia, la dignidad, el respeto, la misericordia, la atención, la ayuda, etc. ¡parece que son mayores ! porque nos llega “alguna” información al respecto, pero ¡también se nos informa de lo contrario ! .
Nos situamos: guerras en muchos lugares, donde mueren tantos inocentes; niños, jóvenes, adultos, ancianos, hambre en muchos lugares, malos tratos, agresiones y abusos sexuales, desahucios, humillaciones, refugiados, los que mueren en las pateras huyendo de sus países para tener una vida más digna, emigrantes y un largo etc. Jesús, hoy nos sigue diciendo que Dios, quiere lo mejor para todos sus hijos, que se acaben las injusticias humanas y aboga por los pobres porque si no los reivindica y los hace visibles, nadie les reconocerá como candidatos a la felicidad (ni ellos mismos, en muchos casos).
Pero es difícil de entender que cuando uno está en la miseria, cuando está perseguido, cuando no puede comer, cuando la vida es un continuo sufrimiento, venga Jesús a decir que eso tendrá una “recompensa”…pero sus palabras marcan una esperanza en el horizonte…
Frente a esta situación mundial , reaccionaba con tristeza y pesimismo; pero a medida que voy conociendo más a Jesús de Galilea, comprendo , acepto , ayudo más , soy más compasivo y , sobre todo , trato de aprender de su sabiduria, es decir, la sabiduría que “sus paisanos” le reconocieron ( Mc 1,22) ( Mt 13, 54) (Hech, 10, 38), la que muestra el camino de cómo vivir la felicidad , expresado en sus bienaventuranzas (bienaventurados = felices). Todo ello me da optimismo ante toda la información que me llega.
El verdadero discípulo de Jesús es, al mismo tiempo, pobre, apacible, misericordioso, cercano, trabaja por la paz, es limpio de corazón, etc. Por el contrario, quien no acoge la Buena Nueva, sólo merece advertencias que, en boca de Jesús, corresponden a otras tantas profecías de tristeza e infelicidad.
Jesús conoce que el hombre puede ser insaciable queriendo ser rico a toda costa y persiguiendo, para ello, fines y medios que le aprisionan.
Aunque los recursos de toda índole hayan aumentado… y la pobreza sea imposible de erradicar, la miseria sigue siendo abundante, y … eso es una injusticia ¡ siempre lo ha sido !. Me da la impresión de que “ésto es el nunca acabar… “. Hemos de estar atent@s y sensibles a las necesidades de quienes tenemos cercanos ; solidari@s , comprensiv@s y compasiv@s con los más lejanos. En eso consiste colaborar en la construcción del Reino de Dios, es decir de su Amor , siendo activos con el seguimiento de la Buena Nueva.
-. Los de nuestro grupo no somos pobres. Vivimos bajo techo, no pasamos hambre, tenemos las necesidades cubiertas. De ahí nuestra responsabilidad para no dormirnos en los laureles y estar alertas y activos en la construcción de un mundo mejor. No obstante, tratamos de ser pobres de espíritu. Ello es lo que nos hace ser “ricos”: la humildad, la confianza en Dios, la conciencia de nuestros propios límites, el encuentro por amor con quienes nos necesitan, la no preocupación exagerada del acomodamiento, el sentirnos libres de lo innecesario y superfluo , la sobriedad buscando lo esencial en la vida , el desprendimiento ante los necesitados y nuestra atención ante sus carencias y dignidades.
De todo ello hemos dialogado en nuestras aportaciones … Tratando de cumplir la Voluntad del Padre para conseguir la paz, la misericordia y el perdón, hasta que lleguemos a Galilea … y, con la resurrección, nos acoja Jesús en la Vida Eterna. ¡¡ “Venid , benditos de mi Padre, porque … “ !!.
Hay otras carencias que pueden ser más difíciles de afrontar, pero creo que las bienaventuranzas también son para aquellos que siendo ricos saben compartir, son solidarios, luchan contra los apegos , tienen en su corazón y en su mente el propósito de un mundo más hermanado, más justo y equitativo y saber utilizar sus bienes para este fin : son los pobres de espíritu , que con la ayuda del Espíritu Santo van realizando esos própósitos.
Creo que la pobreza es carencia de… no sólo de dinero, sino también de afectos, de salud, etc. aunque podemos carecer de todo esto y ser ricos de espíritu.
-. Todavía me falta mucho para ser un pobre como lo quiere Jesús. Hay muchas cosas materiales a las que no quiero renunciar y que sin la ayuda divina, tampoco seré capaz. Por lo tanto al leer estas bienaventuranzas siento necesidad del perdón de Dios y de su ayuda para cambiar en mí todas las actitudes de riqueza que subsisten en mi vida. ¡Claro que puedo y debo mejorar para ser más solidaria!. Mis inquietudes para colaborar en la construcción de un mundo más humano y agradable, me han ido llevando a lo largo de mi vida a diferentes formas de colaboración. Ahora estoy implicada en una ONG que asiste a niños con problemas familiares y nuestra misión es proveerles de unos locales donde puedan hacer sus deberes escolares en vez de estar en la calle. Allí se sienten acogidos y queridos y se les explica ciertas materias escolares en las que van con retraso. Me desasosiega el problema de los inmigrantes que llegan a Europa por el Mediterráneo. Es muy complicado buscar soluciones (hay que promocionar sus propios países). Parchear y darles aprovisionamiento inicial puede hacerse, pero, mantenerse ellos por sí mismos ¿cómo se puede solucionar?
-. Cuando somos pobres y humildes, tenemos la mirada limpia e inocente de un «niño” , y somos capaces de trabajar y esperar un mundo más humano, que sea de verdad el Reino de Dios que Jesús no solo nos prometió y anunció sino al que nos invitó a construir. Entonces los ojos del corazón se nos iluminan de gozo y paz, como el regalo, como la bienaventuranza más importante de la vida, se nos ilumina el plan de Dios en nuestras vidas, el cual seremos capaces de realizar por pura misericordia, en el misterio de Dios, que es Amor entrañable.
-. La imagen evangélica del “niño” pierde casi toda su fuerza cuando proyectamos sobre la palabra “niño” nuestras propias categorías, y la leemos en clave de “inocencia”, “pureza” o “sencillez”. En algunas predicaciones, “hacerse como niños” parecía equivaler a cultivar actitudes infantiles o infantilizantes, como dependencia, sumisión, mutismo, renuncia a pensar o a decidir por sí mismo… No; todo eso son meras proyecciones, “funcionales”, por otro lado, para la autoridad. En la Palestina del siglo I, el niño estaba muy lejos de ser “el rey de la casa”. Muchísimo menos si se trataba de una niña. Por ese motivo, la imagen del “niño”, en palabras de Jesús, quiere indicar a quien realmente es el último de todos (el “niño”, el que no cuenta nada en la familia) y el servidor de todos (y que, por eso mismo, estaba para servir). Esta lectura todavía se refuerza más si tenemos en cuenta que el gran especialista que era Juan Mateos, consideraba que el término griego paideion (traducido por “niño”) puede designar a un pequeño servidor o esclavo doméstico.
En cualquier caso, el sentido de la imagen parece claro: “Hacerse como niños” equivale a ponerse voluntariamente en el último lugar, el lugar de aquél –el “niño”– que no tiene ningún derecho. Como se ve, esto no tiene nada de “sentimental” ni de “infantil”.
-. Nosotros colaboramos en diversas campañas, y mensualmente colaboramos con Cáritas Diocesana, una organización transparente. Durante muchos años he sido voluntaria en una Comunidad cristiana, en diferentes Grupos de Pastoral. Y en la actualidad lo hago en una ONG, de escucha. Todos los días vemos el horror que viven miles de personas, es muy doloroso, y nos muestra lo que el hombre es capaz de hacer. Me ayuda a no perder mi SENSIBILIDAD y a tenerlos en cuenta, y cada vez veo que llegan más inmigrantes que buscan mejorar su vida, poder vivir con dignidad como personas y, al mismo tiempo, respetando su cultura, su religión…
-. Quizá es un tema para seguir estudiando, yo creo que se debería hacer una teología de la liberación espiritual por un lado, y por otro una justicia social impulsada primordial-mente por cada uno de los cristianos. Pero ¿Cómo hacerlo? No estoy seguro, pero aquí es donde Cristo y su Espíritu Santo puede guiarnos sobre cómo obrar ante la pobreza. En mi caso personal Dios me metió en una ONG de alfabetización de adultos, donde pude estar en contacto con los más pobres de los pobres. Pero el texto de Lucas no va tanto a ayudar o no a los pobres, sino en darles su valor, ya que ellos, por su misma condición de dependencia, son bienaventurados. Quizá los que tienen todo, no sienten la necesidad imperiosa de Dios. Pero aquellos que tienen necesidades urgentes, pueden ir a Jesús y buscar en el socorro.
-. Cuando escucho el relato de Lucas me siento inquieta, me cuestiona pues no me siento pobre y siento que aun me cuesta mucho desprenderme de lo material…es todo un proceso para tratar de abandonar ese consumismo que nos hace creer que necesitamos tantas cosas. Si he de ser honesta, a mi , aún me sigue costando un poco entender esto de dichosos los pobres de Lucas (entiendo más el pobres de espíritu) y digo que cuesta entenderlo porque no podría explicarlo con convicción a un pobre pues con toda la razón me preguntaría….y si nos consideras tan dichosos ¿ porqué tu no vives acá con nosotros… ? Pero los ricos ,en posesiones y dinero debemos compartir, la pobreza no debe convertirse en miseria , que lo que Jesús nos pedía eliminar y y dio dignidad a los pobres al nacer en ella , nunca dio señales de querer ser rico ; todo buen cristiano seguidor de Jesús, debe aceptar su misión aunque sea la pobreza dando testimonio de su fe y dignidad en su comportamiento con los demás aunque sea pobre o me tendría que quedar callada. Si me enfoco solo en la “pobreza material”, me siento muy afortunada, no me siento pobre, aunque tampoco me sobra, pero si que me siento “pobre”, en cuanto a la necesidad de buscar algo más, a seguir en la búsqueda, a necesitarlo a Él, y aquí estamos en este grupo para intentar conocerle a Él. Tengo que confesar que no entiendo muy bien cuando dice: “Ay de los que ahora reís , porque haréis duelo y lloraréis”. ¿Desde cuanto está mal reírse, la alegría y el sentido del humor, pero eso no dice? He viajado por la India, por África, y por Latinoamérica, y francamente me ha sorprendido el sentido del humor y su alegría, creo que se ríen muchísimo más que en Europa o USA, sobre todo los niños. Tengo grabado una vez que estando de voluntaria en Madrid, cuidando a enfermos de SIDA, me estaba echando unas risas con un enfermo y transmitiéndole un poco de alegría, y vino la monja a mandarme callar: “Dios habla en el silencio del corazón” (me dijo). ¡Pues no lo entiendo, ni que no nos pudiéramos reír !. Recuerdo que a partir de entonces el enfermo me hablaba por señas, para que no nos oyera la monja, y a mí me entraba más la risa todavía.
ORACIÓN:
“Señor Jesús, te pedimos para que tu Espíritu mueva nuestros corazones para cambiar nuestra mirada y seamos capaces de ofrecer nuestro tiempo en favor de los más desfavorecidos.”
“Señor Jesús, que tu Espíritu nos ayude a vivir abiertos a tantas necesidades, y no perdamos sensibilidad”.
¿¡ Donde estamos nosotros …. ! ?. Te hemos ocultado, Señor Jesús, bajo capas de ídolos que han endurecido nuestros corazones. Sí , pero sé que nos acompañas, y necesito pedirte que nos perdones por nuestras infidelidades y que aumentes nuestra pobre fe para dar mejores testimonios.
… Aún así yo sé que tú sigues ahí!. Te siento en la solidaridad de muchas parroquias, en la mirada amiga, en aquel barco que recoge náufragos, en las ONG’s que trabajan por la salud y el abrigo de tantos refugiados.
Pido al Señor que no se me cierren , el discernimiento, la consciencia, la sabiduría, y que como consecuencia, sucumba frente a la indiferencia …
Señor, Que la meditación de este tema me ayude a encontrarles el verdadero sentido.
Compartimos con todos vosotros la reflexión surgida como respuesta al tema: “Dichosos los pobres”
ACERCAMIENTO AL TEXTO EVANGÉLICO
Jesús se conmueve profundamente ante la situación de opresión religiosa, social, económica y política que padece la inmensa mayoría de los aldeanos galileos a los que anuncia la llegada de su Reino -reino de vida, de paz, de fraternidad bajo el abrazo del Padre-, por este motivo, les abre un horizonte de esperanza a su penosa situación exponiendo un programa de vida contenido en cuatro bienaventuranzas y cuatro amonestaciones, dirigidas para las comunidades cristianas de ricos y de pobres.
Lucas relata el gran discurso de Jesús que empieza con la exclamación: ¡Bienaventurados los pobres!». El sermón es breve y radical, aunque amplía la enseñanza aplicándolo también al otro extremo: «¡Ay de vosotros los ricos!»; es decir, aquellos que se ríen (de los demás), los que están saciados (sin compartir con los demás), y los que reciben elogios (el poder). No es tanto una amenaza sino más bien un consejo o una advertencia pues si te apegas a las cosas de este mundo ya con eso tienes tu premio. Tampoco llegarán a conocerlo aun teniéndolo ahí, a su alcance, porque todos esos “privilegios” les impedirán verlo y escucharlo. Sobre éstos no dice que serán castigados, pero da a entender que no es del agrado del Señor, y que les impide vivir en su amor.
Sin embargo, los desapegados de lo mundano, tendrán otra recompensa, no de este mundo, no material sino espiritual. La felicidad que habitualmente se busca consiste en disfrutar de la vida, pero Jesús ofrece otro tipo de felicidad basada en una vida más profunda y más comunitaria.
Del mismo modo, al oír las bienaventuranzas y reflexionarlas necesariamente Jesús nos hace pensar en la esperanza de la eternidad, nos hace pensar en que la vida en Dios es diferente.
Por tanto, si queremos ser verdaderos seguidores de Jesús, en ningún momento debemos olvidarnos de las bienaventuranzas, pues producen un efecto de esperanza y de enseñanza al repasar todo aquello que nos puede perjudicar o alejar del camino. No son mandamientos que nos impone Jesús, pero sí la hoja de ruta por la que tiene que transitar nuestra vida. Puesto que Jesús siempre enseña que Dios es amor, que hay que buscar al perdido, que hay que perdonar. Es una llamada a revisar nuestra actitud, y a despertar las conciencias para dejar de ser tibios y para revisar cómo tratamos a los demás.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
+ No tengo excusa, he tenido la oportunidad de conocer la pobreza cercana y la lejana y desde mi primer mundo sólo puedo contribuir de forma muy parcial y muy insignificante a paliar el hambre y la sed y las lágrimas de tanta gente que literalmente muere de hambre y de sed. Que sufre injusticias de todo tipo. Porque no es un país o una región ni una nación. Es por todo el mundo.
+ Hay un muro opaco entre el mundo de la miseria y el mundo de la opulencia. Además, la gente huye de las miserias, no queremos verlas, no nos interesa, o porque nos molestan, o porque no tenemos espíritu para afrontarlas, o porque nos remueven por dentro, y eso siempre fastidia, o porque nos da miedo pensar que nos puede pasar a nosotros, pues nada hay seguro en esta tierra. Es un mundo que nos coge muy lejos y no nos importa que continúe permaneciendo allá en el horizonte.
+ La lectura y meditación de este texto cuestiona en profundidad mi comportamiento como seguidor de Jesús que «no tenía donde reclinar su cabeza». Las palabras de Jesús son motivadas por la situación de penuria y opresión que vivían sus paisanos y Él mismo. Abren un horizonte de esperanza.
+ Las bienaventuranzas nos “sacan” los colores. El viaje que hemos iniciado en MARANATHA espero que, más pronto que tarde, hará que veamos con más claridad, que seamos más conscientes de cómo tenemos que ser. Hace unos días leí una frase que usan los componentes de la tribu Ibo de Nigeria: “El que da es el corazón; las manos sólo entregan.” Reflexionando me di cuenta de la profundidad que la frase encierra y de su plena aplicación hoy en día.
+ Aquí al lado tenemos personas que no llegan a fin de mes, que pierden sus casas por no encontrar trabajo, que están solos, padres de familia que piden puerta a puerta algo para comer,… Sin embargo, a menudo, todo esto resulta invisible a nuestros ojos y creemos que por dar dinero para una campaña de Unicef, “ya somos buenos y hemos colaborado”. Colaborar está muy bien, “viste” mucho, da “buena imagen”,… te esfuerzas poco, es a distancia y tranquiliza la conciencia,… pero hay que “ver” al que está al lado y ayudarle, y eso ya no suele gustar, porque te obliga a comprometerte directamente, de tú a tú, mirando al otro a los ojos, tratándole como una persona …
+ Vivo más informada compartiendo con ellos, yendo a las periferias, saliendo de mi burbuja, involucrándome en alguna actividad social, o acercándome a esas personas que nadie toma en cuenta; y dialogar, no marginarlos, ir a su encuentro y responder con generosidad a las campañas de ayuda para solventar a los países con catástrofes naturales o de guerra.
+ Comprender y Aceptar que lo que nos dice el evangelio de Lucas es que nos compadezcamos, que sirvamos, que ayudemos, que nos acerquemos, que compartamos con nuestros hermanos que carecen de lo básico, lo esencial (donde vivir, quienes no tienen como pagar al menos el alquiler de la vivienda, no tienen comida , no tienen un trabajo, no tienen como vestirse, calzarse).
+ Una vida sencilla sin lujos, cumplir los mínimos (todavía hay personas en mi barrio que no se sienten llamados a, simplemente, tirar un bote de plástico en el contenedor correspondiente) queda mucho por hacer, poco a poco ir mejorando cada día. No hace falta hacer grandes cosas, las pequeñas cosas realizadas por muchas personas serán las que generarán los cambios necesarios para un mundo mejor.
+ Desde catequesis a las madres o recoger cosas por Burundi, hago lo que puedo. Supongo que os preguntaréis qué hago en un GVJ, os respondo: simplemente alimentarme de la Palabra compartida para seguir trabajando.
MARIVI, LUCILA, JAVIER, MARGALIDA, ISABEL, RICARD, ANA VILMA, ANTONIO, FRANCIS
APORTACIÓN DEL GRUPO CANÁ SOBRE LAS BIENAVENTURANZAS
Jesús bajó al llano a compartir esas enseñanzas con todo el mundo. Creo que en ese llano, se encontró con un público más bien empobrecido por tanta injusticia de este mundo en el que vivimos. Por eso, se dirigía principalmente a ellos: pobres, hambrientos, tristes, odiados, excluidos, insultados y proscritos.
El ambiente de la sociedad donde Jesús se movía debía ser penoso. En esta época que nos ha tocado vivir y en el ambiente en que nos movemos, no lo comprendemos, pero al hablar de pobres, hambrientos, apenados, despreciados, etc., también estábamos nosotros en su mente.
Para mí, los pobres son los que no son soberbios aunque tengan bienes materiales y que saben que todo nos lo ha dado Dios; los que, aunque tengan una inteligencia privilegiada, saben que se ha recibido de Dios etc.
La abundancia y el sufrimiento son dos caras de una misma moneda, aquí, en el presente. De modo que si creemos ver sólo pobreza y dolor en nuestras vidas, Jesús nos propone que miremos mejor; y, al hacerlo, seremos consolados y saciados. Si por el contrario gozamos de bienestar y riqueza, hemos de saber que, escondido tras de ello, está el dolor pasado o por venir.
Pienso que Jesús nos dice que bienaventurados serán los que puedan entender que la paz consiste en aceptar lo dulce y lo amargo con la misma disposición de ánimo.
Los que vivimos en una sociedad de la abundancia no tenemos derecho a predicar a nadie estas bienaventuranzas, lo que necesitamos hacer es mirar a los hambrientos, a los que lloran, como los mira Dios, de manera que nos mueva a la conversión.
¡Bienaventurados vosotros, no porque lloráis, sino porque tendréis gozo en lugar de llanto!
¡Bienaventurados vosotros, no porque seáis perseguidos, sino porque ya llega vuestra liberación! ¡Dios os librará!
¡Dios enjugará vuestras lágrimas! ¡Dios os consolará! Ya ha llegado la hora. Confortaos los unos a los otros, para que Dios os conforte. Consolad los unos las lágrimas de los otros, para que Dios os consuele. Liberaos de la miseria los unos a los otros, para que Dios os libere. Sed bienaventurados, para que también Dios pueda ser bienaventurado.
Jesús nos regala aquí su mensaje más genuino. Nos deja la esperanza, la idea de que lo que ahora vivimos no es lo definitivo y que, más allá de nuestras circunstancias actuales, nos espera otro mundo en el que lo que nos falta, se completará.
¿Ingenuo? De eso se nos acusa a los cristianos. Y de inmovilistas. Si ahora hay pobres, cuando lleguen al cielo se les resarcirá. Si están oprimidos por el poder, el dinero o la justicia, llegarán al cielo y todo eso acabará. Que se nos insulta: ¡Ay si todo el mundo habla bien de vosotros!
Los que tienen hambre serán saciados. Los que lloran serán consolados.
SEGUNDA REUNIÓN
Cuando leemos pasajes del evangelio de Jesús, como este de las Bienaventuranzas u otros también de una cierta dureza, tendemos a justificarnos si no somos muy buenos cumplidores, o a interpretarlos como a nosotros nos viene mejor. Es que esto quiere decir… (como a mí me interesa).
Jesús no me abandona y me acompaña día a día, momento a momento, para que no me olvide de que seguirle a Él es ir con los que lloran, pasan hambre, los pobres, los olvidados de este mundo. Es cierto que se me olvida, pero en cuanto le hago presente, me lo recuerda. Eso me da tranquilidad. Puede que no llegue a la santidad pero tampoco dejo mis obligaciones para con los últimos, porque Él no me deja. Cuanto más le haga presente en mi día a día, menos me olvidaré de esto.
Jesús es lo que hizo: proponerles con el elogio de “Felices…” todas las posibilidades, capacidades que tienen los pobres, pues el amor de Dios les protege y acompaña. Ellos son quienes más disfrutarán – en ese otro mundo posible- que ya se va construyendo. Todos iguales, en una gran mesa para todos.
Yo, particularmente estoy todavía lejos de ello, pero noto que recibo ayuda de lo alto, y el Señor me pone delante prójimos a los que pueda amar y ayudar. La oración es eficaz para esto, si se hace desde el corazón. No tenemos obligación con los más necesitados, si no es por amor a todos ellos y sobre todo por amor a Jesús. Podemos hacer más de lo que pensamos, solo falta dar un paso, levantarnos del sofá y confiar en la Divina Providencia.
Felices los que pueden estar sentados en medio de la desolación y no necesitan nada más que el sonido de su corazón para sentirse vivos. Felices los que sufren porque cuanto más nos duelen los pies significa que más alto hemos subido. Felices los que tienen sed porque disfrutarán del beber simplemente agua como si fuera el más sabroso de los elíxires.
Lo que nos revelan las Bienaventuranzas no estamos acostumbrados a oírlo y menos a vivirlo.
¿Dichosos los que sufren, los que pasan hambre, los perseguidos…..? Son una enorme paradoja; se invierten los valores del mundo.
Y, sin embargo, nos anuncian que el Reino YA está llegando, YA está en medio de nosotros. No hay imposibles. Se abre un porvenir lleno de esperanza; se está gestando un mundo nuevo, abundante para todos y no según los méritos, sino según la apertura y disponibilidad de cada uno.
Y no son promesas lejanas, porque, en cuanto se empiezan a poner en práctica y se vive con esos criterios, algo de eso que está por venir se empieza a hacer presente, acompañado de una gran libertad interior, en medio del mundo en que vivimos.
Y no es que tampoco las bienaventuranzas anuncien soluciones a problemas, ni consuelos fáciles, pero nos recuerdan la esperanza en un futuro nuevo por el que ponerse a trabajar.
Nos están diciendo… “que sólo a través del DARSE es posible acceder al Reino y al Rey del Reino, que está identificado con los más desfavorecidos” (Javier Melloni).
Porque cuando el amor auténtico irrumpe es capaz de ser consuelo de los que lloran, fuerza que sostiene a los perseguidos, luz de los limpios de corazón, bondad en la mansedumbre, pan para los que tienen hambre…..ES EL REINO EN MARCHA.
Y el punto de partida para todo se nos da en la primera Bienaventuranza:
“La pobreza es la primera de las Bienaventuranzas, el umbral que permite acceder a las demás y al Reino” ( J. Melloni )
A todos nos ha cuestionado profundamente la primera Bienaventuranza, porque nos damos cuenta de que el único camino para ser dignos de llamarnos cristianos es estar al lado del pobre y además reconocer nuestra pobreza radical: todo lo necesitamos de Dios.
Cuando un hombre mide toda su hambre sabe, o al menos intuye, en el fondo de su corazón, que no encontrará jamás reposo, hasta que descubra la Fuente infinita donde empezar a saciarse.
Bendita hambre, bendita necesidad, bendita pobreza que nos empuja hacia ÉL. Porque lo terrible es abotagarse colmando los deseos inmediatos y aparcando la auténtica sed: la sed del Dios vivo.
Los ricos a los que Jesús se refiere en sus “¡Ay!”no lo son sólo por sobrados de dinero, sino por satisfechos de sí mismos e impermeables a las angustias de los demás.
Jesús en las Bienaventuranzas no nos impone nada. Hace lo de siempre: despertar nuestro interior para que descubramos cuál es el camino y ver que el cristiano puede ser feliz en medio de la desgracia y el sufrimiento, si sabe amar de verdad.
La única manera de superar el sufrimiento es mediante el amor.
Lo que pretende Jesús en todo momento es llevarnos a la plenitud humana. En la medida en que disminuya nuestro apego a las seguridades materiales, más libres, más felices y más humanos seremos.
Jesús no sólo está del lado de los pobres… Él se hace pobre. La realeza del Rey del Reino es su pobreza.
“Ser- dejar- ser. Es el anonadamiento total. Su poder no es otro que el darse“(J. Melloni )
Él es DON, entrega de Sí sin límites.
Su único poder es amar, que es la fuerza más poderosa que existe.
En resumen:
Las Bienaventuranzas expresan:
1- Lo que es ser discípulo de Jesús y se proclama con la vida que se lleva.
2- Que sólo se pueden llevar a cabo por la unión con Cristo. Si no sería imposible.
Cuando se reconoce al Ser que te constituye ya estás en las Bienaventuranzas.
Por qué el tema de la felicidad que trata Jesus levanta tanto rechazo en la mayoría de los cristianos? Y cuando no es rechazo , en especial la bienaventuranza de los pobres suscita tantas interpretaciones , sobre todo, la que insiste en su carácter de «espiritual».
Jesus en este texto va en contra de todo equello que el mundo opuesto al Evangelio considera bueno y en extremo deseable.
Coincidimos en que nos averguenza , en general, ser pobres. Si queremos seguir a Jesus la pobreza es exigencia , es dejar fuera los apegos, los excesos en la búsqueda de una vida cómoda. Fue difícil ponernos de acuerdo. Pero al final nos encontramos otra vez, con la luz de la palabra de Jesus que aparece en el Evangelio. Es enviado a los pobres, a los que sufren, no tiene donde vivir, donde ser sepultado, que mayor pobreza?
Hay que conjugar el esfuerzo para lograr una vida digna para los que tenemos más cerca, que vemos todos los días. En ellos está Jesus vivo , y juntamente pedir para todos los que queremos seguirlo entender la pobreza como oportunidad de ser hermanos.
Grupo de Jesus del Valle. Tema 22
Ellos (los desprotegidos y no tenidos en cuenta) serán bienaventurados, cuando vean a cada discípulo o seguidor de Cristo, extendiendo su mano, porque es Cristo quien esta al frente y es quien nos debe inspirar a construir su Reino, un Reino donde reine el bien, la verdad y la justicia, de nada nos servirá un cristianismo que nos deje manicruzados, esperando que por un acto de amor de Dios las cosas se solucionen, Dios esta actuando a cada momento atraves de nuestras manos y cuando nos demos en servicio redentor al otro o a los otros, podremos exclamar BIENAVENTURADOS.
Cuando camino en la ciudad y veo a gente pobre y esa es dichosa para Jesús, cuando veo gente que llora también es dichosa para Jesús, o cuando carece de alimento y solicita para ello también es dichoso y a los que la gente odia porque se dedican o viven con los preceptos de Jesús y que son excluidos de la sociedad por ser un hombre justo y sin vicios; porque luchan por la injusticia porque velan por los intereses de los mas desprotegidos .Lo que entiendo es que el mundo vemos diferente a como lo ve Jesús pareciera que los caminos están equivocados. Dios dame la sabiduría para entender tus preceptos.