Lucas 16,19-31
[En aquel tiempo dijo Jesús a los fariseos]:
Había un hombre rico que se vestía de púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día. Un mendigo llamado Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse de lo que tiraban de la mesa del rico, pero nadie se lo daba. Y hasta los perros se le acercaban a lamerle las llagas.
Sucedió que se murió el mendigo y los ángeles lo llevaron al seno de Abrahán. Se murió también el rico y lo enterraron. Y estando en el infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a Abrahán y a Lázaro en su seno, y gritó:
—Padre Abrahán, ten piedad de mí y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua, porque me torturan estas llamas.
Pero Abrahán le contestó:
—Hijo, recuerda que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra aquí consuelo, mientras que tú padeces. Y, además, entre nosotros y vosotros se abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros.
El rico insistió:
—Te ruego entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también ellos a este lugar de tormento.
Abrahán le dice:
—Tienen a Moisés y a los profetas: que lo escuchen.
El rico contestó:
—No, padre Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán.
Abrahán le dijo:
—Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un muerto.
- Ver el contenido de las dos reuniones de este tema en el libro Grupos de Jesús, de José Antonio Pagola
Primera reunión: Acercamiento al Evangelio
– Guía de lectura
– Acercamiento al texto evangélico
– Comentario
Segunda reunión: Acercamiento a la vida
– Conversión personal
– Compromiso en el proyecto de Jesús
– Sugerencias para la oración
Aportación del GVJ 31 al tema 23 de Grupos de Jesús
El “trabajar” en comunidad el evangelio propuesto nos trae muy presente nuestras realidades. En primer lugar, examinarnos e identificarnos con alguno de los personajes que se nos presenta: “los fariseos”, “el rico”, Lázaro. En según que momentos nos hemos visto reflejados en alguno de ellos. Los fariseos como testigos indiferentes de la injusticia que no hacen nada por remediarla, justificándola como algo inevitable, o como el/los ricos, no siendo conscientes o directamente ignorando esa injusticia que supone la necesidad de nuestros hermanos y también, en algunos casos nos sentimos como nuestro hermano Lázaro, creyendo firmemente en el significado de su nombre “Dios es ayuda”.
Para “enmendar” nuestra indiferencia de “fariseos”, la acción que nos proponemos es la del profeta, En primer lugar, no siendo indiferentes y denunciando aquellas injusticias de las que seamos testigos. Luego, dentro de nuestras capacidades, nuestros “talentos”, ofrecer salud, vida, confort, en resumen, AMOR a todos aquellos que Dios ha puesto a nuestro alcance para hacernos sentir trabajadores del Reino. Esta actitud valiente y coherente con ser seguidores del Maestro, de hecho, ya algún miembro del grupo ha asumido el riesgo de denunciar ante un estado dictatorial la falta de interés de sus autoridades por la pobreza y abandono de los niños.
La acción del estado por solventar el problema de la pobreza con las políticas de «ayuda» tiene como riesgo la crítica de una enorme cantidad de pobres, que siguen sintiéndose y siendo pobres y subvalorados, porque han sido implementadas a expensas de una obligación de devolución expresada en votos y que los ha dejado hasta desmotivados para trabajar; son formas de aplicar la «justicia social» que en muchos casos han fracasado. Esa política “social” debería ocuparnos de vigilar con sabiduría cristiana el fundamento ético de los cambios orientados a facilitar una vida digna que nos permita desarrollar todas nuestras capacidades.
El texto evangélico nos presenta como la “justicia” le llega a Lázaro tras su muerte. ¿Es necesaria la muerte para que se haga “justicia”? Si fuera así…que tristeza, aunque esa ha sido la respuesta que en nuestra amada Iglesia se ha dado en muchas ocasiones ante las injusticias mundanas…que en la otra vida se obtendría la “justicia”, puesto que en esta no ha sido posible.
El proyecto del Reino, la encarnación de las Bienaventuranzas, el seguimiento al Maestro nos dice que el Padre quiere, necesita y exige esa “justicia” aquí y ahora. Esa vida sana y fructífera es un derecho para todas sus criaturas y a nosotros se nos ofrece la oportunidad de trabajar en ese gran proyecto.
¡Nos rezamos!
GVJ-31
Cecilia, Dardo, Nilda, María Agustina y Jesús.
Grupo Magdala | Tema 23
El rico es un hombre poderoso. Su vida es una fiesta continua. No tiene nombre pues no tiene identidad. Su vida de amor solidario es un fracaso. El mendigo no sabe lo que es un festín, está solo, no posee nada. Sólo un nombre lleno de promesas: “Lázaro, que significa Dios ayuda”. El rico lo tiene todo. Se siente seguro. No parece necesitar de nadie, tampoco de Dios. No ve al pobre que muere de hambre junto a su casa.
Jesús no pronuncia ninguna palabra de condena. Está desenmascarando la terrible injusticia de aquella sociedad. Dios no puede aceptar esta gran separación entre sus hijos. Todo cambia radicalmente en el momento de la muerte, el vuelco de la situación es total.
Este relato evangélico nos muestra que la clave está en descubrir las necesidades de los demás. Al final Jesús separa a los que han sido sensibles al hambre, a la sed, a la enfermedad, a la opresión, a la desnudez… de los demás y los que han cerrado su corazón centrándose en sí mismos.
No explica el evangelio las causas por las que lázaro es pobre; muestra cómo hasta la compañía fiel de un perro es más afectiva y consoladora que la indiferencia del rico. La parábola es una llamada a salir de la indiferencia dando pasos para acercarnos más al mundo de los que sufren. La llamada es clara, activemos la empatía, el interés, la escucha activa por lo que viven los hermanos más necesitados.
Nuestra fe no se basa en apariciones de muertos, en situaciones extraordinarias, sino en la alegría de sentirnos hermanos. En la construcción común de caminos de justicia donde nadie se sienta apartado, ni por su raza, situación económica, ni condición vital.
Los lázaros de hoy siguen esperando a la puerta de nuestra casa, es necesario pasar de la indiferencia al compromiso, de la ceguera a la mirada atenta, del narcicismo al cuidado ajeno, de la insensibilidad a la empatía, del acaparamiento al compartir, de la inacción al movimiento, de la pobreza a la justicia, del aislamiento a la comunión, del yo al nosotros.
PROPUESTA DEL TEMA 23 PARA LA WEB
Estimados amigos y amigas de los Grupos de Jesús: El GVJ 25 les hace llegar la reflexión del vigésimo tercer tema del proceso de Grupos de Jesús, compartimos con ustedes lo que hemos dialogado y comentado.
El texto que propone Pagola: Lc. 16,19-31, nos lleva a analizar y reflexionar sobre la situación social y económica que se vive en la actualidad en el mundo. Donde hay muy pocos con una gran riqueza y muchos que viven en una gran pobreza.
LOS RICOS Y LOS POBRES
“Tema arduo. Para nosotros «rico» y «pobre» son conceptos que hacen referencia a una situación social. Rico es el que tiene más de lo necesario para vivir y puede acumular bienes. Pobre es el que no tiene lo necesario para vivir y pasa necesidades vitales”. “La lección para mí, más que justificar situaciones de injusticia y de desequilibrio social es que no le hacemos caso a Dios de cómo debemos vivir, la palabra de Dios es muy clara en cuanto a lo que debemos hacer con los bienes que hemos recibido y como los ostentamos”. “De acuerdo a lo que hemos visto por años, la mala distribución de la riqueza sumada a los grandes problemas de inseguridad, gobiernos tiranos, injusticia, falta de trabajo, etc., van provocando mucho desajuste en la sociedad. Y ahí se generan los muy pobres y los muy ricos.” “El problema de acuerdo a lo que se plantea en el texto del evangelio, es como manejamos esos recursos, como nos apegamos ellos y como ayudamos o no a otras personas. Hay quienes son justos en sus salarios, otros no; hay quienes ven a sus trabajadores como personas, otros no los ven así, incluso los explotan hasta obtener el máximo provecho de ellos no importando su salud, sus familias o su dignidad. Los ven como un tornillo más en una máquina de su fábrica. Esto llega a crear odio, deseos de venganza de quienes se ven explotados y se genera un clima de rencor y de mala relación entre ambas partes.
LA INDIFERENCIA
“¡Zas!, que fuerte conclusión en los comentarios de Pagola, menciona el pecado de la indiferencia. El objetivo de la parábola es mostrar la indiferencia de los ricos, Jesús no hace un análisis de la situación política que viven los ricos y los pobres, es más no se centra en la desigualdad de bienes materiales, no, resalta la actitud de los ricos y como los pobres, los mendigos tienen una sensibilidad mayor a Dios”. “Para poder ayudar a alguien, pienso también que habremos de buscar el desapego de nuestros bienes, lo cual no hizo el rico que menciona el evangelio y terminó llevándolo al Hades. Pagola menciona que la parábola es un llamado a salir de la indiferencia hacia los que sufren. Y veo que aquí se puede complementar la necesidad de algunos y el desapego de otros”. “La indiferencia si ha estado presente en muchas de mis actitudes hacia personas que viven en situación calle, en personas migrantes, personas que viven en las periferias y encuentran como única salida la delincuencia y otras formas de violencia para sobrevivir y esto aunque me genera culpa no me lleva a buscar transformar su realidad y trato de justificarme ante Dios practicando algunas buenas obras con personas cercanas”. “Creo que para colaborar con el proyecto de Jesús debo salir primero de mí mismo, de mi pasividad, de mi zona de confort, de mis apegos, de mis costumbres, de mi egoísmo y salir al encuentro de los más pobres y humildes. Como la Iglesia no debe quedarse encerrada en sí misma, debe salir al encuentro de sus ovejas, así debo salir al encuentro de mis hermanos y no esperar que ellos lleguen a mí.” “Jesús propone compartir, como fruto del amor que nos une. La consecuencia sería la misma, que los ricos dejarían de acaparar y los pobres dejarían de serlo, pero el camino recorrido humanizaría tanto al rico como al pobre”. “El amor que pide Jesús nunca se puede desligar de la compasión. Amar sin compasión es interés”. “Jesús no nos pide que solucionemos el hambre del mundo, sino que salgamos de nuestro error al confiar en la riqueza como salvación.
ORAMOS JUNTOS
“Señor te agradezco todo cuanto me has dado. Siento que no lo merezco porque no he sido lo fiel que debiera ser a tu amor y a tu palabra. Pero aun así, sé que Tú me sigues buscando a través de los acontecimientos dándome nuevas oportunidades. En esta ocasión te pido me ayudes a ser sensible a las necesidades de los demás y a no pasar de largo ante ellas. Ayúdame Señor a quitarme la capa de indiferencia que me ha cubierto y con ello acercarme a mi prójimo. Te pido por quienes atraviesan por situaciones difíciles, para que puedan encontrar una salida a su situación con la ayuda de quienes decimos ser tus seguidores. Y pedirte perdón también Señor por tantas oportunidades que he perdido de ayudar a otros. Bendícenos Señor. Amén”. “Padre Bueno, te doy gracias porque cada día me haces más consciente de mi realidad, porque me permites darme cuenta, donde estoy parado y qué tengo que hacer. Te pido perdón, porque yo también he caído en la sabiduría convencional, en lo que el mundo me enseña o me dice que haga y entre en ese círculo de querer ser feliz a costa de los demás y olvidándome tu principal mandamiento: Amarte a ti por sobre todas las cosas y a mi prójimo, como a mí mismo. Ayúdame a cambiar mi forma de ser y de pensar, dame la sabiduría que gobierna contigo para actuar y dame la fuerza espiritual para enfrentarme a mis demonios y convertirlos en obras de misericordia”.
Grupo Virtual de Jesús 25
Dolores, Clarita, Enrique, Sergio, Héctor y Alfonso
GVJ 22 Monseñor Romero
Tema 23: El rico indiferente y el mendigo hambriento
Cuánta enseñanza nos deja esta parábola en un mundo desigual y deshumanizado. Nos sorprende la capacidad de Jesús de Nazaret para hablar del Reino.
No sabemos si el rico sabía de la presencia del pobre, ello tan sólo significa la gran ceguera del rico, que tan obsesionado está en su banquete que le impide ver al pobre.
Lo podemos relacionar con los países desarrollados y Lázaro representa a los países en los cuales los índices de pobreza son abrumadores.
La opulencia y el banqueteo se cargan de maldad por el hecho de que Lázaro está a su puerta y el rico no se ha enterado. La vida cómoda a veces nos impide ver a Lázaro por eso aquí la riqueza es mala. En realidad el problema no está en la riqueza sino en apegarse a ella. Las redes sociales hacen exhibición y ostentación de la riqueza y nos muestran que eso es la felicidad. Importa más el tener que el ser.
La solución que propone Jesús no es simplemente externa, no basta con que los ricos sean despojados de su riqueza por la fuerza, eso ha pasado en todas las revoluciones sociales. La única solución es la que propone Jesús y pasa por superar todo el egoísmo y hacer un mundo de hermanos.
Esta parábola tiene un mensaje grandioso para el mundo de hoy, donde vivimos la cultura del descarte, como suele decir el Papa Francisco. Creo que nos dice a todos, que es el momento de abrir esa puerta para dejar salir la codicia y la avaricia, y dejar pasar a la Fraternidad y la Misericordia que son al mismo tiempo el puente que une cualquier abismo.
Cuando votemos para elegir a los que nos van a gobernar, tener en cuenta las personas o partidos que tienen más voluntad de atender a las clases menos favorecidas. Todos los discursos son de reducir la pobreza, del compromiso con los pobres. Sin embargo, cada día vemos como la brecha entre clases se va agrandando. Este sistema económico es inmoral, predomina la ley de la selva.
Cada uno de nosotros tenemos cosas para dar, se puede ayudar a conseguir trabajo, hablar con las personas, aconsejar, ver sus necesidades y apoyarlos. Es importante que sientan que los respetamos y que los queremos, que nos interesa su situación.
Procurar acercarnos no para recriminar sino para escucharlos y que se sientan comprendidos.
Hay entornos en los que hay necesidad de atención al que sufre. En la unidad de cuidados paliativos, donde el paciente está próximo a su partida, hay mucho sufrimiento, tanto de él como de su familia. La actitud hacia ellos es la cercanía, si bien poco se puedo curar -la enfermedad- se puede intentar acompañar, y esa cercanía al dolor nos humaniza y transforma.
Cuando una mano me duele, va la otra y la acaricia, no piensa si es su hermana, la acaricia.
Acudo al que sufre porque es mi hermano, nos tiene que doler el dolor de los demás y hay que aliviarlo.
Las personas de condición humilde, generalmente son inmigrantes. Es conmovedor ver en sus rostros el cansancio y su agobio. Que podamos dar pasos más firmes a todos los sectores de lázaros que nos presenta Jesús en el Evangelio.
Que no sea una ayuda por programación, para tranquilizar conciencias, pero sin implicación en la persona, en sus problemas, en su crecimiento como tal.
Somos conscientes de que existen personas muy generosas, grandes ejemplos, eso nos anima bastante. Nuestra sociedad es muy materialista, muy consumista, sobre todo en países desarrollados donde las ayudas van encaminadas a favorecer una especie de «clientelismo», no se ayuda a la persona a crecer como tal, a salir adelante por sí misma.
Nuestro compromiso debe ser seguir el espíritu de Jesús para dar testimonio de Él, haciéndonos más sensibles al sufrimiento. Lo más importante es abrir nuestro corazón y nuestros ojos para ver, para aunar esfuerzos y que seamos capaces de ver a Jesús en el necesitado.
Con esta parábola el Señor nos muestra como eje fundamental del crecimiento personal la compasión, como capacidad para situarse en el lugar del otro, sentir y sufrir con él.
Tenemos que estar agradecidos de poder ayudar a nuestros hermanos aunque a veces no podemos satisfacer a todos y no esperar a ser perfectos para ayudar.
En la encíclica Evangelii Gaudium el Papa Francisco nos dice: “La propuesta es el Reino de Dios; se trata de amar a Dios que reina en el mundo. En la medida en que Él logre reinar entre nosotros, la vida social será ámbito de fraternidad, de justicia, de paz, de dignidad para todos. Entonces, tanto el anuncio como la experiencia cristiana tienden a provocar consecuencias sociales. Buscamos su Reino: «Buscad ante todo el Reino de Dios y su justicia, y todo lo demás vendrá por añadidura». El proyecto de Jesús es instaurar el Reino de su Padre; Él pide a sus discípulos: «¡Proclamad que está llegando el Reino de los cielos!»
Oración
Yo deseo, Padre, caminar en silencio hacia la escucha de Lázaro,
me vacío para llenarme de Lázaro,
estoy abierto a la acogida de Lázaro.
Gracias, Padre, por llenarme de Ti con el amor de Lázaro.
Te ruego que despiertes en mí esa sensibilidad de acercarme más
a las personas que viven en situación paupérrima de dolor y pena,
que les lleve consuelo y descubra en ellos,
sobre todo en los gestos que tenga hacia ellos,
tu presencia en cada acto de amor. Amén.
Excelentes comentarios k hoy me hicieron reflexionar de lo k debo hacer para k en esta cuaresma me sienta más cerca de Dios que nos dio su vida al amarnos tanto….
– APORTACIÓN A LA WEB –
TEMA 23 » EL RICO INDIFERENTE Y EL MENDIGO HAMBRIENTO »
Somos el GVJ 20 y durante este mes hemos reflexionado sobre el pasaje de Lucas 16,19-31: “El rico indiferente y el mendigo hambriento (Tema 23).
A lo largo de todo lo compartido sobre esta parábola, todas coincidimos en que EL PECADO que se manifiesta ES LA INDIFERENCIA; no interesarse por lo que pasa a su alrededor, es PECADO DE OMISIÓN, de quién pudiendo hacer el bien, no lo hace. Condena la indiferencia de los ricos que viven gozando de su bienestar e ignorando a los que sufren muy cerca de ellos. Pensamos que la indiferencia ocupa una parte muy importante en la vida. El rico no ayuda a quien vive en la necesidad porque en principio le falta la capacidad de agradecer su buena situación y porque le falta la sensibilidad para percibir que no se puede ser feliz en un contexto donde existe la miseria. En definitiva, le falta el sentido comunitario y eso hace que en su vida, y hasta su muerte, se ponga en evidencia su necedad. En contraposición con esta actitud, la parábola resalta la importancia de Lázaro. Al ser mencionado con nombre propio se pone en evidencia que cuenta como PERSONA.
La parábola nos manda salir de la indiferencia; dar pasos para acercarnos más al mundo de los que sufren, conocer sus problemas…entablar una relación más cercana… tener bien ABIERTOS LOS OJOS para descubrir el sufrimiento TOTAL Y REAL de la gente que nos rodea. Debemos por ello acercarnos al que sufre, dar de corazón y compartir no sólo aquello que nos sobra, sino lo que somos y tenemos.
Hacemos nuestra esta reflexión, tratamos de ubicarnos en la historia en primera persona. Nosotras no somos ricas ni vivimos en la carencia extrema pero si conocemos a personas que viven esas realidades, pero nos cuesta hacerlas nuestras. Sin embargo, esta parábola no es un ejemplo lejano ¡es un ejemplo diario! Nuestra lucha por el Reino y la justicia se desmorona si pensamos con verdadera sinceridad todo el sufrimiento que dejamos pasar. No por estar dentro de la Iglesia estamos en el sitio correcto a los ojos de Dios ¿verdad? Tiene que haber algo más en nuestro vivir. Es una llamada de atención para los tiempos que vivimos, haciendo actual la palabra viva del Evangelio. Esta parábola es para nosotras la continuación de las bienaventuranzas, como advertencia de que la ceguera y sordera ante la necesidad del prójimo existe. Recordamos la frase: “Que nadie goce de lo superfluo, mientras alguien carezca de lo indispensable”. El momento que estamos viviendo nos presenta muchas oportunidades de poder solidarizarnos con los más necesitados; claro que no podemos resolver el problema de todos, pero podemos ayudar a las personas que la vida pone cerca de nosotras. De acuerdo a nuestras posibilidades, Dios no nos pide lo óptimo, sino lo posible. Los pobres, los que sufren son las personas que cuentan para Dios… es por ello importante pensar cómo estamos y cómo vivimos… Todas coincidimos en el valor de la persona que sufre de pobreza, nuestro papel, la sociedad en que vivimos y lo actual de esta parábola… La fe sin obras, es una fe muerta. Ante la necesidad de otros hermanos respondemos, pero leyendo más en profundidad pensamos que tal vez las respuestas tendrían que ser mayores Esto es algo que debemos replantearnos tanto a nivel individual como en los grupos a los que pertenecemos en los cuales debemos impulsar salir al encuentro del hermano que necesita de escucha, abrazo y pan y estar más cerca de aquellos que con gritos pide ayuda.
También hemos necesitado la oración, que vemos como pilar fundamental para llevar a cabo el compromiso. Recalcamos: que no falte la ORACIÓN CONSTANTE, MOTOR DE NUESTRO BUEN Y BIEN HACER y dedicaremos tiempo a orar por las necesidades físicas y espirituales de nuestros semejantes: Danos Señor un corazón atento a las necesidades de nuestros hermanos.
Carmen, Griselda, Mariana, Natalia, Roser, Shirley.
Un mensaje llenos de luz y esperanza en estos tiempos tan difíciles.
BETANIA (GVJ) TEMA 23
El rico indiferente y el mendigo hambriento (Lucas 16, 19-31)
Compartimos a continuación nuestra reflexión:
ACERCAMIENTO AL EVANGELIO
Jesús nuevamente se refiere a los descartados con una parábola muy fuerte para dar a entender que no pueden existir estos desequilibrios en una sociedad, hasta el punto de atentar contra la dignidad humana.
Lo más impactante es la actitud del rico, de la total falta de consideración hacia su prójimo, sobre todo aquel que es necesitado, imagen de quienes pudiendo evitar que la brecha de pobres y ricos sea cada vez más aguda en la historia de la humanidad, hacen caso omiso a la problemática de los permanentes contrastes sociales: inclusión-exclusión, opresores-oprimidos, placer-sufrimiento, abundancia-carestía; fenómenos estos, causados por el egoísmo, la indiferencia, la ambición, y el poder. Este es el estilo de vida que tenemos muchos en relación con un gran porcentaje de la población mundial.
Lázaro es la persona necesitada que iba buscando auxilio, pero no encontraba compasión en el rico. Él representa todavía muchísimas personas que viven en nuestro mundo en situaciones míseras, sin que se hagan esfuerzos importantes para su mejora. A ojos de esta inmensidad de pobres, aquellos que podemos cubrir nuestras necesidades esenciales y otras que no lo son, somos ricos. Y nuestro comportamiento con los mendigos o la gente pobre, no dista mucho del presentado en el evangelio por el hombre rico.
Esta parábola es una ¡verdadera riqueza! Y a la vez es una llamada de atención a nuestro actuar egoísta. El rico representa la opulencia de un mundo que cada vez más se aleja de los valores que dan bienestar al ser humano. Jesús nos presenta una cruda realidad que se actualiza en nuestro tiempo. ¿Qué ha cambiado? Es un llamado también para estar atentos y tomar acciones ante los signos de los tiempos como el calentamiento global. ¿Estamos asumiendo un compromiso desde nuestras capacidades y oportunidades? Se trata de entrenar nuestra sensibilidad, de saber captar cada momento para ejercer como discípulos de Jesús. Nos hace una clara invitación a leer las escrituras y ponerlas en práctica ya que nuestra indiferencia crea un gran abismo entre el bien y el mal. ¿Cómo estoy actuando con los que están a mi alrededor o cerca de mí, con las personas a las que me he “acostumbrado” a ver en su dolor?
Esta parábola permite poder ver nuestra actuación y nos empuja a descubrir a la fuerza que nos empuja a ser mejores personas, que tiene que luchar contra un gran enemigo… ¡nuestro EGO! Sigamos trabajando en buscar el auténtico mensaje de Jesús sacudiéndonos las ideas erróneas que aprendimos.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
Con el propósito de mostrar situaciones contrastantes que puedan ser útiles, en BETANIA descubrimos dos caras de la moneda y las compartimos para mostrar que tal vez lo primero que habrá que hacer es reconocerlas y actuar en consecuencia.
CONVERSIÓN PERSONAL
Algunos plantearon que:
– A los pobres anónimos de la calle se les ve de refilón, no somos indiferentes, pero para el caso es lo mismo. No hay un vuelco tanto como se pudiera. Alguien planteó no estar tan sensible a las necesidades de los demás, por estar muy encerrado en su yo, en sus problemas, y en ocasiones sentir poca participación en la construcción del reino
– Dicen que no es la solución dar limosnas en la calle, en contadas ocasiones se hace, sin embargo, en vez de producir satisfacción por hacer el bien, hay sentimiento de ser timado.
– He ayudado a alguna persona económicamente de forma importante, y cuando me pedía más, pues tuve miedo a quedarme sin dinero, y tuve una lucha interna grande entre ser un buen cristiano, pero ir con cuidado ya que también tenía mis necesidades…y me sentí mal conmigo mismo porque veo que tengo miedo a no poder hacer frente… no es el mensaje de Jesús, de no tener miedo y que Dios nos dará lo que necesitemos… aunque pude ayudar desinteresadamente…
Otra experiencia a partir de la realidad en Venezuela es la siguiente:
Una de las tragedias que hoy vivimos en Colombia es el éxodo de los hermanos venezolanos hacia nuestro país. Se calcula en 1’400,000 la población venezolana actual. Con frecuencia veo parejas jóvenes con sus hijos pequeños, buscando cómo aguantar el día. Debo ser franco con ustedes: me molesta encontrarme cada rato con aquellos que me piden algún tipo de ayuda. Tengo un “principio”: No dar limosna sino ayudar a través de fundaciones cuando tengo con qué. Sin embargo, mi actitud no me deja tranquilo. Tal vez pueda hacer alguna otra cosa por ellos y por los pobres propios de nuestro país. A lo mejor, algún día. Por lo pronto, lo que sí intento hacer es colocarme en modo servicio con quienes están cerca de mí, sin más interés que el de servir. Creo que es una forma de vivir el Evangelio.
Una segunda experiencia de otros es:
La indiferencia hacia el necesitado es bien notoria en todos los grupos sociales, Hacer tomar conciencia de esta problemática es bien difícil, desde el hogar y desde los centros educativos deberían tomarse normas de caridad y de solidaridad. Así que se apoyan casos concretos de necesidades, a veces donando recurso económico o en especie, a veces facilitando préstamos sin interés y a plazos que el mismo interesado fija. Esto último con la conciencia de que eventualmente ese recurso puede no regresar, sin embargo, advierto que, de no regresar el recurso, se “cerrará la puerta”, lo cual ya ha sucedido. Otra forma solidaria, es con las personas que nos apoyan en los quehaceres domésticos, pagando salarios por arriba del mínimo de ley, no excediendo las horas de servicio y permitiendo el descanso semanal correspondiente.
En todo lo anterior, lo más importante es tener la claridad de no caer en la indiferencia ante la necesidad y luchar contra el individualismo.
COMPROMISO EN EL PROYECTO DE JESÚS
Jesús no juzgaba. Nos pone el listón muy alto, y nosotros no nos atrevemos a llegar hasta el tope con nuestros miedos. La imagen de Jesús es la de alguien que no se complicaba la vida juzgando a los otros o colocándoles etiquetas como es común en nuestras sociedades. Si alguien tenía una necesidad él se conmovía y actuaba, sin importar quién era el necesitado.
Pertenecer a la pastoral social de la parroquia (donde haya), facilita tomar acciones para colaborar en el proyecto de Jesús. Recolectar víveres para compartir también se hace en comunidad, se evalúa quien necesita apoyo y se reune despensa para llevarles. O bien visitar enfermos, ancianos, orfanatos o cárceles.
Alguien comentó la posibilidad de crear una ONG para ayudar a personas ancianas que viven solas, alguien más que, de haber posibilidad, se coopere con ONG’s u organizaciones solidarias, como voluntarios o bien con donativos mensuales.
También hubo quien aportó que la necesidad del reino no es exclusiva de los pobres, Jesús no es exclusivo de los pobres. Todos necesitamos hacer un cambio en nuestra vida para vivir más desde el amor que lleva a la entrega personal gratuita hacia nuestro prójimo, sea pobre o rico. Es cierto que muchos tienen necesidades básicas para su vivir, pero a mi modo de ver esta problemática, el quid del asunto está más por el lado del desmonte de las dinámicas sociales que ven lo superfluo como lo importante y lo realmente importante que es la humanización, el ganar consciencia en cómo abordamos lo que habitualmente vivimos, está por fuera de nuestra esfera de acción cotidiana.
Asimismo, otro aspecto que me llama la atención es que la toma de acción que hagamos respecto a concretar ayudas a otros está por encima de las comunidades religiosas. Esta es una acción global, universal, de todos, creyentes y ateos.
Con cariño Fraterno: Tere, Meche, Lulú, Gioconda, Gus, Santi, Juancho.
NOTA: Este Tema se concluyó a finales de febrero de 2020.
• El hombre rico de la parábola del Evangelio (del cual Jesús no dice a qué se dedica específicamente) pareciera que tiene como único ideal de vida disfrutar de los placeres de este mundo, a los cuales tiene acceso fácil por su condición económica. El summum de su vida encuentra en esto la razón de su existir.
• Contrario a la sociedad actual –que tiende a dar atención solamente a los que aparentan una “buena” condición económica (lastimosamente ¡hasta en la propia Iglesia!)–, Jesús da un nombre al pobre de la parábola del Evangelio: “Lázaro” (“Dios ayuda”). Él sólo yacía en el portal de la mansión del hombre rico, sin emitir palabra alguna, su sola Presencia “clamaba” al Cielo con gritos de auxilio.
• El ‘primer paso’ para salir al encuentro de las personas es tomar la determinación de hacerlo. Existen, también en nuestro mundo, personas necesitadas (¡muy necesitadas!); personas a las que, a veces, ni siquiera vemos y, si lo hacemos, nos causan miedo o repulsión. El hombre rico, indolente, banqueteaba “espléndidamente” cada día, sin siquiera dirigir una mirada a su pobre “hermano”, yacente y necesitado de él.
• No obstante, hay que mencionar que entre el hombre rico y el pobre Lázaro existía una cercanía física, hasta ahí… ¡Tan cerca y, a la vez, tan lejos el uno del otro! Uno, vestido con un manto de lino fino y púrpura; el otro, apenas con harapos: las llagas cumplían la función de “cubrir” su desnudez humana (y la dejadez social de la cual era “víctima”). ¡Hasta los perros se acercaban al pobre Lázaro, lamiendo las llagas que dolorosamente cubrían todo su cuerpo!
• Un día, ambos hombres mueren: de uno se dice que fue llevado por los ángeles al seno de nuestro padre Abrahán; del otro, sólo se menciona que fue enterrado (quién sabe por quién/es). No parecía que éste último compartiera cotidianamente la mesa con los suyos; si él no, al menos alguno de los suyos hubiera “remediado”, seguramente en algo, la situación que padecía, cada día, el pobre “hermano” Lázaro.
• Lo que separa al rico del pobre son los bienes materiales: éstos crean barreras y divisiones entre unas personas y otras, dividiendo a las sociedades y categorizándolas entre “ricas” y “pobres”. La pared de la casa del rico de la parábola fue, ya en vida y mucho más después de la muerte, el abismo infranqueable que lo separó, ya no de Lázaro, sino de la gloria misma de Dios.
• Mientras más cercanos estemos de la gente necesitada, más nos iremos sintiendo comprometidos con ellos. Esta pandemia mundial que estamos padeciendo nos pone, por primera vez en la historia, ante la posibilidad real y concreta de entender un “nosotros” que abarque a TODOS como comunidad, trascendiendo un “nosotros” que, infinidad de veces, significa un “no-otros”. En esta sociedad del consumo, hay tantos y tantos que viven “espléndidamente”, cada día de la vida, sin mirar a su alrededor ni notar necesidad alguna en el prójimo; es más, ¡muchos ni siquiera sienten que tienen uno!
• No es la realidad la que debe cambiar para que nosotros la aceptemos. Somos nosotros los que tenemos que cambiar descubriendo la realidad que tenemos en frente. En nuestro mundo, todos los días nos encontramos con muchos “Lázaros”; “hermanos” nuestros quienes, confiando en la providente misericordia de Dios, esperan nuestra ayuda, en su vivir “al día”.
• El hombre rico, cuyo nombre finalmente no sabemos, debe de interpelarnos a todos quienes nos creemos no sólo humanos, también cristianos: si la fe no nos compromete a accionar, al menos que nos mueva “el llamado de la sangre” que corre por nuestras venas; por las nuestras tanto como por las de ellos.
• Hay momentos y lugares donde Jesús mismo se hace presente de manera especial, si de verdad sabemos mirar. A la luz de lo que hoy nos toca vivir como humanidad, podríamos sacar un mensaje positivo para nuestro mundo (sobre todo en relación a la práctica cotidiana de la solidaridad y la conciencia común de la dignidad de la que también los más vulnerables y “descartados” de este “orden” mundial deberían gozar): Abrir bien los ojos a los “Lázaros” que encontremos en el camino de la vida; en ellos está Jesús mismo, de cuerpo entero y presente. Sintámonos verdaderamente “hermanos” unos de otros, ayudándonos en nuestro caminar hacia la Casa del Padre.
Desde Camino a Emaús nos hermanamos con todos los Grupos de Jesús en el doloroso tránsito por esta prueba de la pandemia y pedimos por los fallecidos y los más vulnerables a sus efectos. Que este confinamiento nos haga más humanos, más generosos, mejores seguidores de Jesús.
Compartimos nuestras reflexiones sobre los Lazaros y los epulones de hoy en esta circunstancia que nos sitúa a todos frente al interrogante desnudo de nuestra misión en el mundo
• Y, como en la parábola, lo más escandaloso de la desigualdad es la mezcla de ignorancia e indiferencia con que el primer mundo y su bienestar convive con el tercero y su pobreza
• No hago más que preguntarme cómo será el mundo después de la pandemia. ¿Aprenderemos no sólo a respetarnos y ayudarnos más unos a otros sino a respetar y ayudar a nuestro planeta para que pueda seguir siendo nuestra casa común, una casa confortable, pero para todos…también para los sin patria, para los desplazados, para los refugiados, para los que sufren de cerca el cambio climático, para los empobrecidos por las guerras, las sequías, la rapiña de Occidente por las materias primas de sus países? ¿Aprenderán los superricos, los súper acaparadores alguna lección que les haga cambiar su noción sobre el sentido de la vida?
• Aunque pareciera que la vida sigue igual no es así porque nuestras acciones hicieron la diferencia en la vida de alguien….
• Al final son nuestras obras las que se quedan, es el amor dado, las comidas compartidas, el servicio prestado, la escucha atenta, la sonrisa compartida, el por favor, gracias, lo hiciste muy bien…
• Me gustó mucho lo que debemos de aprender de Jesús y que hoy necesitamos tanto: confía, animo, sígueme, despréndete, da tu vida, no basta, ponte a servir, cree, ve la realidad, que te inquiete, sé como un niño, se luz, ora en lo escondido, busca La Paz
• El abismo que nos separa a unos de otros lo creamos nosotros mismos, no Dios, y lo creamos aquí y no en un futuro paraíso.
• Es hora que empecemos a mirar hacia todas estas personas y planeta vulnerables y dejemos actuar al Dios que nos habita para conseguir un reparto justo de todas aquellas riquezas que tan generosamente nos ofrece nuestra madre Tierra.
• Pero tenemos que estar preparados para la gran crisis económica que va a suceder tras el paso de la pandemia. Van a existir muchas familias con déficit de necesidades básicas y tenemos que estar dispuestos a aportar todo lo que podamos.
• Si bien convivo con personas que sí viven muy cerca de la marginalidad no piso sus barrios inseguros, no huelo las aguas servidas de sus calles inundadas y sus cloacas precarias, no me duele la panza por no comer.
• Ahora que ni los más ricos están seguros (aunque creo que siempre caen mejor parados que los que ya lo vienen pasando mal) quizás algo del orden de lo solidario se despierte en sus corazones
• ¿Evito las personas que me pueden comprometer pidiéndome ayuda? Soy la primera que llamo, mando mensajes ofreciendo ayuda, dinero o lo que necesiten. Pero admito que mientras estoy haciendo eso, hay una voz en mí que dice “ojalá diga que no me necesita”. Quiero tener el corazón bien dispuesto para que esa voz no tape las voces que me requieren.
• En este tiempo tan complicado de cuarentena por el coronavirus, muchas de las familias de las “madres luciérnagas” han visto mermar en forma significativa su aporte económico, ya que viven al día a través de trabajos informales
Sin embargo, hay una gran disponibilidad de su parte para aportar su trabajo voluntario en beneficio de los que arriesgan su vida en esta época de cuarentena. Nuestro aporte es la confección de barbijos (mascarillas), que entregamos a la Municipalidad.
• Jesús querido, te doy gracias por poner en mi camino personas a las que puedo ayudar y que me enseñan a ser generosa y agradecida. Te pido por cada una de estas madres luciérnagas que, más allá de sus carencias, son capaces de brindarse por entero para bien de los demás, con humildad y sin ostentación.
• Entre todos hemos hecho un mundo insoportable donde la gente se mata a trabajar para tener más dinero, pero no se puede disfrutar porque cuanto más se tiene más aumenta la codicia propia y la envidia ajena. Un mundo donde la gente está atada al trabajo como perros a una cadena, y sólo se reconoce como trabajo lo que da dinero, todo para mayor beneficio de unos pocos, los que producen más barato y pagan menos salarios
• Ahora Dios me reta pues se desborda la gente necesitada por el contagio que hunde a familias enteras en la tragedia. ¿Cuál es mi compromiso? No lo sé. Me siento inhábil, impotente. Ayúdame Jesús querido con tu Espíritu. Ayúdame a ver qué hacer
• Los ricos epulones de hoy: El CEO ejecutivo, prepotente acomplejado y temeroso si se tambalea su silla. EL VECINO CREIDO que mira por encima del hombro a la humilde trabajadora del servicio doméstico, al ciclista pobretón que le lleva domicilios y que nunca da una moneda de más por el servicio. EL ARZOBISPO PECHI INFLADO que descalifica y menosprecia al curita sencillo, a la monja contemplativa y los destierra a parroquias lejanas.
• Los pobres de hoy: pobres de dinero, pero también de salud (enfermos) o de cultura (analfabetos) o de inteligencia (deficientes psíquicos) o de juventud (ancianos) o de paz interior (desesperados) o de paz social (refugiados de guerra) o de afecto familiar o humano (huérfanos) o de fe (ateos, agnósticos), o de varias de estas cosas a la vez. Todos ellos pueden reclamar nuestro auxilio con palabras o sin ellas
Han contribuido Adolfo, Adriana, Consuelo, Graciela, Ilda, Kontxi, René y Roberto
ORACION GRUPAL (Con aportaciones de todos)
Jesús, me enfrento a algo que no había vivido, dame luz para poder ver lo que me quiere decir esta situación, lo que me está preguntando la vida.
Señor, seguí enseñándonos a ser sensibles a lo que pasa a nuestro alrededor, a abrir el zoom y ver qué necesitan los demás. No importa qué, pero quiero estar disponible, ofrecer mi tiempo, estar más comprometido, más dispuesto a compartir tanto los bienes materiales como los espirituales.
En estos momentos de gran sufrimiento y pérdidas de muchas vidas, tenemos que pararnos y reflexionar sobre el comportamiento que hemos tenido hasta ahora con los demás seres humanos y con la madre Tierra.
Señor, más de la mitad de la humanidad anda como Lázaro, y tú estás con ellos. Estás a la puerta mendigando con los pobres y recibiendo los portazos que ellos reciben, y gritas por la ventana a los mercaderes de esclavos: llegará el día en que lo perdáis todo porque al final, os examinaran del amor.
GVdJ EFFETA-Tema 23–Aportación a la Web:
TEMA 23 – El rico indiferente y el mendigo hambriento (Lucas 16,19-31)
A primera lectura las palabras de Abrahán parecen como si las personas fueran predestinadas a pasarla bien en este mundo y mal en el siguiente, y viceversa. Luego nos damos cuenta que, en el contexto de este capítulo de Lucas, Jesús está hostigando a los fariseos por su amor al dinero y su falta de misericordia por los pobres. Vemos en Lucas 16:13-15 “13 Ningún sirviente puede servir a dos patrones. Menospreciará a uno y amará al otro, o querrá mucho a uno y despreciará al otro. Ustedes no pueden servir a la vez a Dios y a las riquezas». hay que decidir a quién hay que servir-A Dios o al dinero. Si uno elige ser servidor del dinero al hacerlo rechazamos al Reino de Dios. Así es que el Reino de Dios es de aquellos que eligen ser pobres los que eligen de no servir al dinero.
El judío tendía a conectar la prosperidad terrenal con la bondad; la riqueza era una señal de que un hombre era un buen hombre. Los fariseos hacían un montaje de bondad y consideraban la prosperidad material como una recompensa de esa bondad; pero cuanto más se exaltaban ante los hombres, más se convertían en una abominación a Dios. Ya es bastante malo que un hombre se considere un buen hombre; es peor cuando señala a su prosperidad material como una prueba incontestable de su bondad.
No hay nada malo en disfrutar de la vida pues el hacerlo es un gesto de agradecimiento hacia Dios que nos brinda la oportunidad; y ese disfrute sano lo debemos de hacer incluso dentro de nuestro trabajo cotidiano. El pecado de ésta parábola es la soberbia. El mismo Abraham, dice la escritura, tenía mucho oro y plata. ¿Si era rico aquí en la tierra por qué no fue llevado al lugar de tormentos? Porque en medio de las riquezas que poseía, era pobre, humilde, acogedor, cumplidor de todos lotes mandamientos y obediente.
Hoy en día vivimos en una sociedad de bienestar. Vivimos en una sociedad de consumo, de ruido, de prisas y superficial. Es fácil pues caer en la indiferencia hacia los que sufren. El sufrimiento, la pesadumbre de la vida consciente, y la desesperación no es monopolio de los pobres o indigentes. Debemos desarrollar una sensibilidad hacia aquellos dentro de nuestra comunidad necesitados de amor, respeto y roce social, para que no se sientan marginados.
Un gran reto que tenemos es el de los inmigrantes. Por encima de las políticas y los miedos tenemos que desarrollar la capacidad de ver el sufrimiento humano. Luego hay que buscar formas de acogerles como hermanos que son ante Dios. El tema es complicado. Talvez individualmente no podemos hacer mucho, pero lo poco o mucho que hagamos, siempre va a ser visto con agrado por Dios.
Si no vemos a Dios en los pobres es realmente duro, y escalofriante. Como dice Abrahán si la persona no escucha a los profetas y ni a Moisés no escuchará a nadie, el Señor envía a los Profetas para que nos orienten y si no los escuchamos es ya nuestro problema. Si un hombre no puede ser humano teniendo al Antiguo Testamento en la mano y Lázaro en su puerta, nada, ni un visitante del otro mundo ni una revelación de los horrores del Infierno, le enseñará lo contrario. las solicitudes de señales son puras evasiones.
ORACION:
Que nuestro Señor Jesucristo y su Madre, la Santísima Virgen, nos den la gracia de conservar siempre el espíritu y la actitud de pobres!
Padre Bueno ayúdanos a desarrollar la capacidad de reconocer el sufrimiento ajeno. Darnos la voluntad y capacidad de estar dispuesto a ser una vía para que tú sanes ese sufrimiento en cuanto sea oportuno.
Amén
Aportación del grupo En Camino
Este tema que trata sobre la indiferencia ante el sufrimiento ajeno, nos ha permitido reconocer una vez más que somos afortunados por todo lo que tenemos. De hecho, la misma generosidad es algo que podemos llevar a cabo porque la vida nos ha permitido tener cubiertas las necesidades básicas.
Hemos entendido que todo lo que nos ha sido dado por Dios (talentos, virtudes) es para servir a los demás. Y no queremos engañarnos al hablar de «los demás» como personas etéreas..sino que entendemos que los demás están realmente cerca: las relaciones más complicadas se dan en el seno de la familia, en el patio vecinal, en el trabajo.
También hemos reflexionado sobre si esta parábola ha podido marcar de un modo definitivo la visión que hemos tenido del infierno durante tantos siglos. Jesús fue explícito en su definición, pero ¿formaba parte solo de una parábola o del lenguaje de la época?
En lo que todos coincidimos es que, con esta historia, Jesús nos recuerda que existen grandes desigualdades sociales y de todo género, y nos desafía a cuidar y mejorar la vida de las personas que se encuentran en una situación de pobreza. Para algunos de nosotros este texto nos permite dar un doble enfoque: el que nos remite a la otra vida, al consuelo de que una vida de miseria tiene premio en el más allá, y por otro lado, el que hace una lectura desde el más acá, desde una exhortación a la caridad. Sin embargo para otros de nosotros, sentimos la certeza de que el más allá y el más acá están absolutamente integrados, como lo está todo en realidad. La única separación que existe es la que provocamos cuando no miramos la vida desde el corazón donde reside la intuición espiritual de la Unidad.
Jesús se nos antoja imprescindible para encontrar al Dios que tenemos dentro, con esta ayuda podemos empezar a dejar de gastar energías en valorar si lo que hacemos es o no lo correcto. En los muchos o pocos momentos en los que el amor ha invadido nuestras vidas, dejas a un lado el examen de conciencia de ¿qué haría Jesús en este caso?, y pasas a la acción, porque de algún modo sabes que estás en el camino de la luz.
Llevándonos el texto al terreno práctico de nuestras vidas, entendemos que la mejor forma de transmitir lo que Jesús nos enseña en este pasaje es, con el ejemplo, con la entrega cariñosa, y la escucha atenta y tolerante hacia nuestros hermanos. También con un desapego hacia las comodidades, con un comportamiento sobrio, austero, sencillo y equilibrado, en una sociedad cada vez más consumida por el consumo.
Sabemos que no es fácil, pero contamos con la suerte de saber que el abismo que nos separa a los unos de los otros puede desaparecer si nos vaciarnos de lo superfluo y de la falsa sensación de felicidad que nos da la riqueza material, y dejamos que se manifieste en nosotros aquello que nos devuelve a nuestra auténtica naturaleza divina. Sabemos que las fuerzas a veces flaquean, por eso entendemos que quien se sienta fuerte debe luchar por cambiar el mundo; y quien no tenga fuerzas, debe luchar por que el mundo no le cambie a él.
Por último nos gustaría resaltar la importancia de los pequeños gestos y de su poder transformador. Si el canto de un pájaro puede mejorar el ánimo de una persona, nuestros pequeños actos pueden ser extraordinariamente importantes. No dejemos de creer en ellos.
Un abrazo y siempre en camino.
GVJM : APORTACIÓN PARA LA WEB. TEMA 23 “El rico indiferente y el mendigo hambriento”.( Lucas 16, 19 – 31 )
ACERCAMIENTO AL TEXTO
En este texto Jesús nos presenta dos vidas: El rico Epulón y el pobre Lázaro, cuyo nombre nos evoca otro pasaje evangélico donde Jesús nos muestra su poder sobre la muerte, es ese prójimo necesitado de ayuda que nos podemos encontrar cada día. Esa ayuda o soporte social de las que nos habla la psicología como ingrediente básico para mantener nuestra salud en todos sus niveles (psicológico, corporal, económico, afectivo, etc.).
Un hombre poderoso se dedica a «pasárselo bien» , según los cánones de aquella sociedad . Se considera un triunfador . Pensamos que ni en su mente, ni en su corazón, ni en sus entrañas hay otro valor más deseable que el de sentirse por encima de los demás. Es un pasaje evangélico que sólo encontramos en Lucas.
Este evangelista, es el que subraya que Jesús fue muy sensible al dolor ajeno, y lo vamos viendo en los diferentes textos que hemos reflexionado.
El rico no tiene nombre pues no tiene identidad, no es consciente del profundo vacío que anida en su interior.. No es nadie. Pienso que vive anestesiado, sumido en una inconsciencia que hace su vida superficial, adormecido por los halagos de los que desean sus riquezas y posesiones. No se le juzga por explotador, sino porque ha ignorado al pobre. Lo tenía allí mismo, pero no lo ha vio, no se acercaba a él. Lo ha excluyó de su vida. Pareciera que era de aquellos que tenía de todo, pero sin amor, sin misericordia, sin compasión. Ahí ha puesto el ideal de su vida. No pensaba en un eventual final de su bienestar, ni en la eternidad. Posiblemente tenía un concepto distorsionado de Dios y lo que es ser hijo de Dios.
Quizá esto era una simple metáfora de alguna creencia de algún grupo de Judíos helenizados. Hay que recordar que había grupos que no creían en la resurrección de los muertos, y también existían grupos que no creían en la inmortalidad del alma.
El Antiguo Testamento no desarrolla una teología propiamente de la existencia luego de la muerte, aunque algunos textos como Isaías desarrollan algunos aspectos relativos a la eternidad.
Nunca se menciona en la parábola que el hombre rico tenga alguna ocupación.
Su pecado : el egoísmo extremo, orgullo , gula , indiferencia total ante los necesitados , creerse los buenos y premiados por ser cumplidores de la ley…Creemos que el pecado peor del hombre rico es que se cree el mismo Dios, hasta le dice a Abrahán lo que tiene que hacer.
Por el contrario, para el mendigo, lo más doloroso es ver que nadie te ayuda, que no eres nadie para el resto del mundo. Los dos son igualmente vulnerables ante la muerte, les separa las posibilidades y los dones que han tenido en esta vida.
Yo (un/a componente del grupo) he escuchado en el curso al que asisto , cuando en la Biblia se menciona a uno de los personajes por su nombre es porque tienen una misión especial. Probablemente el del pobre Lázaro (« Dios es ayuda») es para resaltar que para Dios es el más importante. Pero para sus contemporáneos era síntoma de sus pecados. “¡Era un pecador!”
ACERCAMIENTO A LA VIDA
CONVERSION PERSONAL:
A mí esta parábola me trae a la mente a los refugiados, emigrantes y la gente que tiene que huir de sus países. Aquí les cerramos las puertas y ni siquiera les damos lo que nos sobra. No solamente consentimos que siga la guerra en sus países y consentimos el exterminio, sino que les vendemos armas, para que sigan luchando y así lucrar-nos nosotros.
Ya lo dijo Jesús: «El Espíritu del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar la Buena Noticia a los pobres. Me ha enviado a proclamar que los cautivos serán liberados, que los ciegos verán, que los oprimidos serán puestos en libertad, y que ha llegado el tiempo del favor del Señor».
El rico del relato es similar al hombre de la sociedad del bienestar, o a quienes viven con opulencia en los países menos desarrollados, que pasan por la vida de espaldas a las personas con necesidades y con sufrimiento, y basan su vida en el disfrute de los bienes materiales pese a quien pese.¡Claro que estos ricos se soportan a si mismos y además buscan perpetuarse en ese estatus! Evidentemente se puede vivir así ya que hay miles de personas en el mundo que viven este estilo de vida. De que se puede, se puede;”El G 20 se reunirá en unas semanas más a puerta cerrada, para buscar que el bloque continúe creciendo más y más. Muchos países tienen una población de más del 80% pobre y un 20% o menos multimillonario. Así hoy en día la riqueza se va juntando y amontonando en un pequeño grupo de privilegiados que se pasan “banqueteando” en sus grandes y majestuosos “bancos”.
Pero en este tema la gran pregunta de Jesús: “¿De qué le servirá al hombre ganar todo el mundo si perdiere su alma?”
El pecado del rico es la total indiferencia hacia los más necesitados y vivir exclusivamente saciando sus caprichos; materialismo puro y duro. El materialismo exacerbado y va perdiendo los valores de justicia, de sensibilidad, destruye la Naturaleza perdiendo de vista los objetivos de hacer que el mundo sea más humano.
Hay muchas maneras de pasar necesidad, no solo se trata de necesidad de hambre o necesidad económica. Conozco a personas que están pasando necesidad espiritual (no entienden que Dios les haya podido quitar a un familiar de repente), otros están pasando necesidad de salud (la amenaza de un cáncer serio o de una enfermedad que te altera tus planes) , otros pasan por necesidad de afecto y una profunda soledad. A todos ellos intento escucharles y sonreírles, que se desahoguen, sé que no puedo solucionarles nada, pero a veces, tener ahí a alguien a quien contar tus penas ayuda.
Tengo amigos en situación difícil económicamente hablando, sobre todo cuando estuve en Perú este verano, y les ayudé lo mejor que pude. A veces es difícil, porque tú quieres ser su amigo simplemente, y no puedes evitar que te vean como: “dinero con patas” y tampoco puedes ayudarles con todas sus necesidades. No puede haber acercamiento mientras no se restituyan los niveles de justicia.
El texto que hoy nos propone la Iglesia en este II martes de Pascua pienso que va como anillo al dedo del tema que estamos tratando. Se trata de Hechos 4, 32-37. Vale la pena releerlo y tenerlo presente.
¿Captas en la parábola un mensaje para el mundo actual? ¿Qué se nos dice a los cristianos de los países ricos?
Al leer este pasaje del evangelio, a mí me queda una sensación agridulce. Por un lado, parece que nos dice que al final de nuestras vidas, los que no se preocupan de los demás, ni se ponen en su lugar, serán condenados y a los que nadie les echa una mano, Dios siempre les ayudará. Pero en el fondo con esta parábola se puede crear una idea de un Dios justiciero y condenador que no me encaja mucho con el Dios misericordioso que hemos visto en otros pasajes, como que no me cuadra en mi lógica.
Pero … yo quiero pensar que la cercanía entre los dos personajes es que tanto Lázaro como el rico son hijos de Dios. Incluso Abrahán trata de “hijo” al rico.
Jesús nos reconoce a todos en su filiación, sin excepciones, por mucho que algunos, como el rico del relato, se empeñen en demostrar que pertenecen a otra casta. Somos hermanos necesitados, somos seres sociales. Es esa ayuda social que yo también necesito para seguir los pasos de Jesús, es esa ayuda que recibo de este grupo para seguir sus pasos. El abismo del que nos habla Lucas, además de señalar hacia el hades, puede ser también una metáfora de la profunda separación con la que la Palabra nos protege del mal. Mal, locura, corrupción, abuso que está en todo el mundo y que puede nacer en mi si no estoy despierto.
Jesús, Identidad Infinita, el Resucitado, condena la indiferencia, porque esa actitud demuestra rechazo, autosuficiencia, egoísmo, egocentrismo, el “ego”etc. No obstante, también nos advirtió que perdonáramos siempre , aunque Lucas no contempla el perdón en este relato ; por tres veces lo desea el rico… “padre Abrahán, ten piedad de mi … “te ruego entonces, padre …” no, padre Abrahán … , en esas palabras (escritas por lucas) aparece un cambio en su actitud.
Sé, que con la cultura y la “religión” de esos tiempos, se seguía una mente humana separadora, individualista (egocentrista) , egoísta, castigadora, absolutista, etc. y que es la que, basándose en la memoria, los recuerdos, elabora los pensamientos que por regla general nos hacen sufrir , y complica o frena la capacidad para el perdón; la mente humana es y será siempre así si no la transcendemos ( la separamos con nuestro “ego” ) para poder despertar y contemplarla desde nuestra Identidad más Real , nuestro interior …
Los estudiosos actuales de los evangelios : exegetas , teólogos , filósofos, sociólogos , historiadores, etc. , hace unos años ( alrededor de los 60/70) iniciaron una comprensión de la espiritualidad basada en la cultura actual , en su evolución, más de acorde con las palabras de los evangelios.
Por ejemplo, recordemos unas palabras de Jesús en el evangelio del martes 10 de abril: “ tenéis que nacer de nuevo; …“ para que todo el que crea en (“Dios”) El Que Es, tenga Vida Eterna”.
En esta nueva comprensión de la espiritualidad, entiendo que a Dios no se le puede pensar, dado que si lo pensamos lo convertimos en un “objeto separado” , una “persona humanizada”, “ ídolo”, producto de nuestra mente separadora.
Por lo tanto: Lo Que Es , El Que Es ( recordemos a Moisés), es el Todo, Amor que fluye con dinamismo, Vida, ( Jesús dijo: “Yo soy el Camino , la Verdad y la Vida” ) Dinamismo Amoroso que Fluye (mueve) en todo lo que vive y existe en el Universo ; también nos dijo: “ Yo estoy en mi Padre ( La Fuente , La Trinidad ) y Él esta en mi “: recordemos también … “yo estaré siempre con vosotros..” ; por lo tanto, toda la humanidad está En Lo Que Es, en El Todo Unido por Amor; como consecuencia entiendo que en ésto consiste “nacer de nuevo…” sobretodo cuando abandonemos el cuerpo, y también ahora, si somos capaces de trascender (ir más allá de…) nuestras mentes, y…¡¡ vivir !!. para encontrar la paz interior.
Leamos con detenimiento los evangelios y encontraremos más respuestas como éstas; también en (1 corintios 13 ) respecto al Amor.
COMPROMISO Y COLABORACION CON EL PROYECTO DE JESUS:
Ante el miedo, o ante la duda, o ante equivocarse, ante no saber ni cómo hacerlo, reconozco que hay veces que no hago nada, pero cuando tengo claro que la persona no me está engañando,entonces sí que colaboro.
Desde mi punto de vista lo mejor para conocer a los necesitados es el voluntariado, allí si que tienes ocasión de contactar con el pobre de tu a tú, y de poder ayudar al saber sus necesidades reales. Este verano estaba en Perú con una ONG y veía que si le daba dinero a la ONG, mucho de ello se quedaba en la burocracia y en pagar equipos de sonido, decoración del hospital y gastos inútiles, así que ayudaba al pobre directamente donde veía claramente que era necesario. No le daba dinero pero le compraba lo que necesitaba, fédulas para la cadera, pañales, leche en polvo. Es difícil porque a veces las propias ONG te lo prohíben, porque no puedes ayudar a unos sí y a otros no, pero era tal la necesidad que veía, que se me iba el corazón y que me perdone Dios por saltarme las reglas. Mi conciencia se hubiera quedado muy tocada, si no lo hubiera hecho.
Nuestro mejor compromiso debe ser seguir al espíritu de Jesús, para dar testimonio de Él, haciéndonos más sensibles al sufrimiento, a las guerras, al hambre, a tantas atrocidades que vemos…Lo importante es abrir nuestro corazón y nuestros ojos para VER, para aunar esfuerzos y seamos capaces de mirarles.». .
Uno de los desafíos que cada parroquia debería tener también es capacitar, enseñar labores, algunas herramientas de trabajo para gente muy pobre» y recoger la importancia de la dignificación .»Hay que tener en cuenta la dignidad de quien tenga que recibir la ayuda» siendo compleja la respuesta .. «La verdad es que a veces es muy difícil llegar a conocer bien a los necesitados y sus necesidades reales… » . Depende desde donde nos situamos, veremos diferentes realidades.
Tod@s los de nuestro GVJM ayudamos a familias y personas en situaciones difíciles, familiares y amigos cercanos o conocidos, en la medida de mis posibilidades, ya sea con nuestros propios recursos o consiguiendo de otras personas, la ayuda necesaria para cubrir las necesidades más apremiantes.
Como grupo virtual es difícil concretar acciones para ayudar a un grupo determinado de personas, por las grandes distancias geográficas que nos separan. Cada uno de nosotros tiene un entorno diferente donde encontramos espacio para colaborar.
Desde las parroquias podemos intervenir solidariamente pero se necesitan acciones coordinadas de todos los actores sociales implicados. En Finlandia han conseguido erradicar los sin techo. Es interesante el relato de esta experiencia.
A nivel espiritual pienso que el desarraigo no solo lo es de la vivienda, trabajo o familia, lo somos de nosotros mismos . En psicología se conoce la importancia del primer vinculo como factor crítico de maduración mental El vinculo que nosotros queremos es el vinculo con Jesús, el vinculo que todo lo cura, el vinculo que nos hace presente al Espíritu que nos envió y nos puede llevar a zonas insospechadas.
ORACIONES
“Dame, Señor, una mirada limpia, compasiva, hacia el hermano que no tiene qué comer.”
“Señor Jesús, que seamos capaces de pararnos en la vida, y que nos abramos a las necesidades de los demás.”
«Señor Jesús, hijo de Dios, ten misericordia de mi (nosotros)»
«Señor impregna a la Iglesia del espíritu de los primeros cristianos»
“Señor Jesús, tú que nos has dado la vida, que seamos capaces de hacer sitio en nuestro corazón acogiendo a los más pobres, que son también hijos/hijas del mismo Padre Dios.”
“Pido a Dios que me libre de egoísmos y que cada día aumente mi generosidad y que sepa discernir hasta donde puedo dar, sin afectar a mi propia familia.” Si el asunto no es tan sencillo porque se pregunta una hasta donde nos pide Jesús a cada uno de nosotr@s ejercitar la pobreza evangélica.
GVJ MISERICORDIA
De: Iciar Martinez Soriazu , Jesús Fuster Millet , José Humberto Duque, Maria Mecedes Angarita Urdaneta , Marina Saiz Hoz , Puri Ugarte Lopetegui , Reynaldo Reyes Vivó , Xinia Flores Marchena , Lc. Wolfgang Streich BNL.
Querido amigo/a, os compartimos lo que nos ha sugerido la parábola del hombre rico y el mendigo Lázaro:
ACERCAMIENTO AL TEXTO EVANGÉLICO
La parábola tiene dos protagonistas principales: un hombre rico que se dedicaba a banquetear espléndidamente cada día vestido de púrpura y lino, y Lázaro, un mendigo cubierto de llagas, que esperaba saciar su hambre con las sobras que tiraran de la mesa del rico. La escena es lamentable, pues los perros eran los únicos que se acercaban a lamerle las llagas.
Según el texto, hay cercanía física entre el rico y el mendigo, porque el mendigo está echado en su portal; pero hay lejanía de corazón, porque al rico no le importa la situación tan terrible en la que está Lázaro ni su sufrimiento. Así, el rico es condenado por vivir rodeado de su propia riqueza sin conmoverse ni ayudar al necesitado que estaba sentado en su puerta, y por la crueldad tan grande que Lázaro tuvo que padecer por su culpa. Por tanto, el pecado del rico es la indiferencia, el egoísmo, el no compartir ni lo más indispensable que es la comida, la falta de solidaridad… palabra puesta en práctica cada vez menos en nuestra sociedad.
El hecho de que uno tenga nombre y otro no, nos hace sentir más cercanos a la persona que sí lo tiene, es como si lo conocieras, es más humano, tiene alma, es Lázaro; el rico, por el contrario, es inhumano, no tiene ningún rasgo de humanidad, por eso no puede ni siquiera tener nombre.
Lázaro murió y fue llevado por los ángeles al seno de Abrahán. Muere también el rico y es enterrado. En la parábola, el pobre muere antes que el rico, detalle que es un aviso para estos últimos, pues hasta que el pobre está a la puerta todavía hay salvación para los ricos; pero después, cuando el pobre muere, muere también el único instrumento de salvación que tienen.
En la morada de los muertos… Jesús nos describe la situación: el rico en medio de los tormentos, levanta los ojos y ve de lejos a Abrahán y al pobre Lázaro junto a él. Su situación ahora es la contraria al modo en que él vivió, ostentosamente, disfrutando de las riquezas en vida y mirando con desprecio hacia abajo. Ahora, en medio de los tormentos mira hacia arriba desesperado, deseando el lugar en el que ahora se encuentra el pobre, pero sabe que es imposible acercarse, pues el abismo que nos hace visualizar Jesús en la morada de los muertos es el abismo que construyó en vida el rico ostentoso entre él y el pobre mendigo.
La parábola nos enseña a no quedar impasibles ante el dolor ajeno. No es dirigirlo tanto al mundo rico/mundo pobre, sino a nuestra propia sociedad. Es una llamada a no encerrarnos en nosotros mismos. Dios viene a nosotros en la persona del pobre, sentado a nuestra puerta, para ayudarnos a llenar el abismo insondable que los ricos han creado. Lázaro es también Jesús, el Mesías pobre y siervo, que no fue aceptado, pero cuya muerte/resurrección transformó radicalmente todas las cosas. Es la luz de la muerte del pobre lo que cambia todo. El lugar del tormento es la situación de la persona sin Dios; por más que el rico piense que tiene la religión y la fe, no hay forma de que pueda estar con Dios, pues no ha abierto la puerta al pobre.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
+ Al ser un grupo virtual no podemos reunirnos como grupo para realizar algún tipo de apostolado pero creo que cada uno ya lo realizamos en nuestros lugares, y Dios nos va permitiendo cada vez ser más solidarios y sensibles para actuar de una manera más comprometida y autentica en la construcción del Reino.
+ Ahora vuelvo la vista atrás y me remonto a años anteriores y pienso que las veces que en mi vida he ayudado a alguien, al final siempre he salido beneficiada, pues cada ayuda en la que me he implicado, me ha ido haciendo bien para crecer como persona, porque de todo ello he aprendido cosas buenas de muy diferente índole.
+ Y cada vez estoy más convencido que no podemos amar a Dios nuestro Padre, si no amamos y nos ocupamos de sus hijos, de nuestros hermanos. Es más, amar a Dios y no ocuparnos de nuestros hermanos, no es amar a Dios. No sé lo que es, pero no es amor a Dios.
+ Son muy escasas mis relaciones con la personas, de por si no soy tan amiguera y poco con personas humildes y necesitadas, aunque si cuento con algunos de ellos y ahora veo lo importante y maravilloso que es el tratarme de cerca con personas humildes, necesitadas a quienes pueda dar alegría.
+ Pienso que la vida nos lleva a descubrir cómo debemos actuar qué debemos debemos hacer con nuestro capital. Siempre está el riesgo de que se mal utilice…, pero yo me quedo más tranquila si puedo ayudar.
+ Conocer o no a los necesitados que viven cerca de nosotros depende mucho de si queremos verlos o no, porque es muy fácil no querer saber e ignorar. A veces, fijándote en detalles o hablando con ellos, lo puedes saber.
+ Hay que estar atento y siempre dispuesto a servir, no solo con dinero, si lo tienes mejor, pero una conversación un consejo muchas personas solo necesitan hablar con tranquilidad, nada más.
RICARD, MARIVI, MARGALIDA, LUCILA, JAVIER, ISABEL, FRANCIS, ANTONIO, ANA VILMA.
Grupo Virtual de Jesús » Caná»
REFLEXIONES SOBRE EL TEMA DE RICOS Y POBRES
Lázaro ha sufrido penurias en su vida terrenal. Marginado por la sociedad, es recibido con deferencia en “el otro mundo”, Por el contrario, el hombre rico, que ni merece que se le recuerde por su nombre, está pasando muy malos momentos. Y tan malo es el lugar, que ni siquiera sus ruegos de misericordia para salvar a los hermanos son atendidos. Verdaderamente asusta esta ausencia de la bondad de Dios. Pero claro, no se habla de Dios Padre sino del Padre Abraham.
El abismo que divide a “buenos” y “malos” es inmenso, se nos dice. Y yo me pregunto ¿quién lo ha construido? ¿Quién o qué es el hacedor de abismos?
Al leer este texto de Lucas, entiendo la denuncia de Jesús como más importante: la «INDIFERENCIA» del ser humano por los demás; y, desde hace años, voy siendo consciente de ello. Cada uno de nosotros tenemos a nuestra puerta un Lázaro. Nuestro afán de solucionar nuestros problemas nos hace ser ciegos y no ver las necesidades de los demás.
Estamos totalmente equivocados.
Jesús sigue advirtiéndonos de que nuestro campo de acción está en todos los hombres que viven en la pobreza, el olvido, la humillación, el dolor, etc…
Hemos encontrado en la parábola del rico y Lázaro una llamada a compartir los bienes materiales. Fenomenal. También tenemos un potencial humano, no económico, que a veces acumulamos y lo repartimos solo entre los que nos agradan, los que también lo tienen, las amistades, etc…
A ese capital intangible lo llamo Amor. Y todo el que tiene amor está obligado a repartir amor. Es fácil hacerlo con quien es agradable y simpático. Más difícil es darlo a quien no cae bien, a quien se presenta sucio y malhumorado, a quien siempre tiene una pena que contarte, a quien está hablando mal de todo.
Jesús no tuvo más que palabras amables para todo el que se ponía a su lado. ¿Por qué no vamos a imitarle? La gente quiere ser escuchada una y mil veces y tiene que tener alguien a quien contar su pena o su alegría.
No es solo por el qué dirán, a veces escudados en «es verdad no podemos hacer nada».
Ricos y pobres, ¿desde cuándo data esto? desde siempre… El rico sin nombre está seguro de que Jahvé le bendice. Lázaro es un mendigo herido, hambriento, con un perro por amigo y consuelo. De tanto decírselo, pensará que es fruto del pecado. ¡Sociedad, cultura que nos marca, y no podemos despegarnos de ello! ¿Cómo hacerlo?
Cabría decir que no podemos estar pensando en el cielo para hacer justicia; que hay que actuar aquí en la tierra; que esta manera de ver las cosas es puro conformismo, etc…
Yo también he pensado así. Pero en esta manera de pensar hay una trampa: Sí, es verdad que los cristianos podríamos caer en el conformismo pensando que la justicia se restablecerá en la otra vida, pero el pensamiento de que el mundo, ahora, en este momento, puede cambiar, no deja de ser una auténtica utopía. No sabemos lo que ocurrirá el día que traspasemos el umbral, pero sí sabemos lo que lleva ocurriendo en el mundo desde que existe. El hombre abusa del hombre, el rico es rico y el pobre es pobre. Es verdad que, mediante la acción de muchas ideologías y religiones e instituciones, el mundo no es un lugar tan terrible como podría llegar a ser. Pero hoy, en el siglo XXI, y a nuestras puertas, están llamando, desesperados, miles, millones, de Lázaros que no tienen nada.
Dios se hizo hombre y habitó entre nosotros, pero siguió habiendo pobres e injusticias porque el hombre es libre y este mundo depende de esa libertad no siempre bien asumida.
GALILEA.TEMA XXIII. APORTACIÓN A LA WEB
Lo que resalta en esta parábola, es la INDIFERENCIA y LA FALTA DE COMPASIÓN de Epulón.
En ella no se acusa al rico de haber despojado injustamente a Lázaro, de haberle explotado o negado una limosna… Simplemente, NO lo vio.
Es la misma indiferencia con que nos blindamos ante el dolor y la desgracia ajena; y de todo aquello que pueda sacarnos de nuestra vida cómoda y fácil.
Muere Epulón harto de todo, pero no tiene nada… Y muere Lázaro que sólo tenía la capacidad de recibir todo del Padre…
Epulón nunca pensó lo que podría sufrir Lázaro, hasta que le llega el momento de saber lo que es sufrir, en su padecer propio. Muchas veces las contrariedades nos revelan nuestra parte más humana y nos ayudan a comprender y compadecernos de los demás en sus sufrimientos. Y no es cuestión de asimilar siempre la bondad a la pobreza. Porque nadie es mejor ni peor por ser pobre o rico simplemente. Se puede ser un pobre resentido y un rico generoso… Pero, sin duda, la riqueza entraña graves riesgos por el poder y dominio que conlleva.
El rico que vive esclavo de sus riquezas está en una situación que no le deja ver “más allá” y también es digno de lástima. Cree tenerlo todo con las riquezas, pero su corazón está vacío y desconoce el amor.
Cada uno de nosotros nos podemos hacer la pregunta:
-¿Señor, qué tengo yo que Tú no me lo hayas dado?
TODO lo he recibido de Ti. Todo me ha sido regalado. Mi llamada a la conversión se centra en compartir lo que de Ti he recibido con mis hermanos.
Todos los talentos que recibimos son para ponerlos al servicio de los demás. Y dedicar no sólo nuestros bienes materiales, sino nuestras palabras, nuestra sonrisa, nuestro esfuerzo, nuestro tiempo…. nuestra atención. No se trata sólo de dar una limosna al pobre de la esquina, porque ¿cómo se la doy? Esa persona ¿puede percibir mi respeto a su dignidad, mi cariño y mi cercanía?
Vivimos en un mundo injusto, naciones enteras viven en la abundancia y en otras mueren de hambre y necesidad.
Hay una frase al respecto muy clara de José Enrique Ruiz de Galarreta:
“Nosotros somos Epulón y el resto del mundo es Lázaro, con el agravante de que somos nosotros los que decimos que seguimos a Jesús…”
¿Qué Jesús nos estamos inventando? ¿A qué Jesús seguimos?
Es un aldabonazo a nuestras conciencias.
Debemos estar atentos porque Dios nos está dando aquí y ahora la posibilidad de la plenitud… No después de la muerte.
Ir sintiendo y viviendo, que TODOS son creaturas de Dios, y como tal hemos de tratarlos: como Él los ama.
Que seamos humildes y sencillos de corazón para poder ver y sentir a Jesús en cada persona o situación que encontremos en nuestro camino.
¿CÓMO SALVAR LOS ABISMOS QUE CREA LA INDIFERENCIA?
Hablar del infierno, lugar inhóspito, donde la vida se presenta sin posibilidad de alivio, rota toda Esperanza de encontrar el alma, la Misericordia que a otros fue negada, es cuando menos, una buena actitud, que nos debe llevar a conclusiones claras y sin autoengaños.
¿Somos en verdad conscientes, de que con Dios ningún ser humano puede «jugar», que Dios no es ajeno a su obra creadora y, en ella, a todo hombre y mujer reflejo de su imagen?
Desde que el mundo existe, hay hechos que pueden confirmar la justicia de Dios, la cual, nos está indicando, su Amor a todo ser humano y el respeto que hemos de profesarnos unos a otros. Porque muchas veces, las cruentas realidades que no tienen respuesta humana en los hombres, las tiene que «parar» Dios.
No debemos creer en el Amor y la Misericordia de Dios, desde un pueril sentimiento paternalísta, permisivo y tolerante con el error y la debilidad humana. Así no nos ama Dios, ni es un Padre que mire para otro lado, haga oídos «sordos» al grito y lamento de sus criaturas.
Quizá nos preguntemos: ¿puede la Misericordia de Dios, Padre bueno, airarse con sus hijos e hijas? No cabe la menor duda, la «ira justa» de Dios, es ante todo misericordia y equidad hacia los seres humanos pobres-afligidos.
Desde el principio de la Creación y existencia del hombre, Dios se muestra en algunos momentos «indignado», dirige su palabra a Adán y Eva, les interpela y echa «en cara» la desobediencia a su voluntad. Posteriormente, y con indignada firmeza, se dirije a Caín, a quien interpela e insta a responder: ¿qué has hecho de tu hermano?, la voz de la sangre de Abel, clama hasta mí desde la tierra.
Es la misma indignación que le llevó a Jesús, a tener que hacer un látigo de cordeles, echar fuera del Templo las mesas de los cambistas, su tráfico y comercio a expensas de lo Sagrado.
La misma que mantuvo su Espíritu en tensión, retando a tirar la primera piedra, a quienes hacían de la Ley, la justificación de su infame vileza hacia l@s pecadores.
Podemos pensar, en la ira comprensible, justa, no nacida del odio, la cerrazón, ni del deseo de venganza, sino en defensa de la dignidad de las personas y su legítimo derecho a la integridad sicológica, física y moral, así como el respeto y consideración a su libertad y sentir.
Porque, los «Lázaros» por el hecho de ser pobres, y no tener quien les ayude y apoye, la sociedad les deja a un lado, olvidados, sin otro «consuelo», que las «migajas» sobrantes de excedentes europeos.
¡Qué infierno tienen los ignorados, viviendo una vida de miseria!
La visión dantesca que todos tenemos acerca del «infierno», nos puede llevar a pensar en un Dios, juez-castigador del hombre y la mujer, hasta llegar a creer en el «coco» que de niños tanto nos asustaba, nos empujaba a correr deprisa, junto al regazo de la madre y los brazos del padre.
Sin embargo, «el infierno» existe, al igual que existe el sufrimiento y el dolor, tantas calamidades. No es un lugar o espacio, ni tiene forma visible; es un estado de «vacío», sentir la permanente ausencia de Amor y Misericordia en torno nuestro, buscar con desesperación y no poder hallarlo. Entonces nos preguntamos: ¿Qué hace Dios ahora, dónde está que no escucha mi gemido y contempla mi llanto?
Infierno es en esta vida, vivir sufriendo la total indiferencia, de quienes no supieron dar, unas migajas de Misericordia.
Sin duda, todos cuantos sufren la indiferencia y el abandono en esta vida, pueden creer que Dios es «el eterno ausente», y su vida no le importa.
La indiferencia crea una sensación de «orfandad», de desamparo, de ahí que, llegue hasta Dios el grito y lamento de sus hijos e hijas.
Tanto le duele a Dios-Padre, la pobreza y sufrimiento de los más desdichados y débiles, que no puede obrar al margen de esa justa medida, donde el ser humano, consciente y libre, se autojustifique así mismo con su obrar y opte por su salvación o condena.
No es Dios quien inclina «el fiel de la balanza», es la respuesta que cada ser humano vaya dando en la vida, la que ha de ir definiendo la Esperanza final, a la cual estamos llamados.
Los abismos los crea la actitud de rechazo: son «muros» que se levantan, puertas que se cierran, caminos que hacemos hostiles e intransitables, cercenando toda salida justa y digna.
El mísero Lázaro y el rico Epulón, dos realidades diferentes: pobreza y sufrimiento, riqueza y placeres. Y no creamos, que nos basta la conmiseración, ante las flagrantes realidades que a muchos les urge resolver.
Es la indiferencia la que separa, excluye, ignora la realidad, tratando de huír y establecer, los abismos definitivos y profundos.
Destruir es fácil y hasta cobarde, cuando se está encumbrado y con poder, para decidir sobre la vida del otr@. Más, el verdadero señorío está, en ser «arquitectos» de la Misericordia, capaces de construir pasarelas en medio de los abismos de la existencia.
Nadie pierde y es seguro que algunos ganan, pues los ricos, seguirán con el mismo poder adquisitivo y, sin embargo, más humanos, y los pobres ya no tendrán que mendigar «migajas de Misericordia».
El «tumor» a extirpar, no consiste en expropiar o hacer «botín» del dinero ajeno, ni «tirar por tierra» el esfuerzo de otros, no es esta la actitud de un buen cristiano-a.
Ser «depredadores» de los bienes ajenos, no hace la vida de las personas más justa, ni crea las condiciones de igualdad con los más desfavorecidos. Hay tanto deseo de emulación, de querer aparentar lo que no se es, tanta envidia y comparación «odiosa» con lo ajeno, que el corazón se convierte en una fría y dura «piedra», insensible a cuanto no sea el propio interés y provecho.
Los abismos se crean en el corazón, haciendo imposible, la parte de amor y reconocimiento que todo ser humano merece alcanzar. Seamos justos y no perdamos la «hoja de ruta», sin duda diferente, más no indigna e injusta para nadie.
Dios-Padre, tiene una «Casa inmensa», como es su Amor y Misericordia; a todos quiere acoger, sin juicios, condenas ni castigos, ¿no es bastante con las penalidades de la vida?
En algunos restaurantes, las migajas las recoge el camarero con un cepillo, para evitar que caigan al suelo. Bien, sería muy loable que comprendiéramos, al que está «caído y con cara de circunstancias» en nuestros ambientes, allí donde sabemos, hay un hombre, una mujer, que llama y pide Misericordia. Sólo comedores sociales no bastan, hay mucha gente pobre, que «nadie lo nota ni lo sabe», porque no se lo permite su dignidad.
No creemos «infiernos» a los demás, porque un día puede que Dios diga: «se acabó banquetear, la juerga, y el libre albedrío»; hay seres humanos que están hace tiempo a la cola, esperando que llegue para ellos, la Misericordia.
Pues cuando la Esperanza es robada, sin miramiento alguno, sólo queda el lamento, vivir en el «infierno» que otros han creado.
No olvidemos, la justificación viene por las obras, esas que todos conocemos y que tantas veces no hacemos posible.
Dominique Lapierre, un anciano y afamado escritor, después de estar en Calcuta y conocer a la Madre Teresa, dijo al hablar del infierno: «cuanto mayor me voy haciendo, siento dentro de mí, inquietud del todo apremiante de no desoír los gritos de la miseria, y creo que estoy tomando cada vez más conciencia, de que he de darme prisa y hacer el bien a «corazón abierto», pues tampoco quisiera merecer en esa vida que me aguarda, un «purgatorio» que fuera interminable.
Démonos prisa, nuestro tiempo se acaba y hay que terminar con tanto sufrimiento, si queremos estar junto al Padre, en el más allá de esta vida.
¡Hay tanto amor para dar y tanta misericordia que contemplar y ofrecer!
Es la «droga» que no anula ni mata, que todos debemos tener en el corazón, siempre atentos, comprendiendo las debilidades, y apoyando todo intento de superación y sanación.
Ojalá los Grupos de Jesús sean ricos en Misericordia para con los otr@s, pobres en el Espíritu de Jesús. ¡Adelante pues, amigas y amigos.
Miren Josune
El problema actual a nivel mundial es la desigualdad donde cada vez hay mas poderosos y cada vez hay mas pobres y el problema es que no se comparte lo que se tiene porque hay pretextos para no hacerlo es decir las personas se vuelven comodinas y solicitan donde saben que les darán uno y otro día, pero la vida no esta comprada tarde o temprano se llegara a cada quien el rendir cuentas así como le toco al rico y entonces tenemos que reflexionar que mientras tengamos la vida hay que compartir con el que menos tiene y de esa manera aliviar sus necesidades.
Dios ayúdame a ver en las necesidades a tus predilectos y así poder llevar la ofrenda de un poco de bien cuando sea llamado. Y desde luego que todo sea para la honra y gloria de tu nombre.