Juan 8,1-11
Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él. Y, sentándose, les enseñaba.
Los escribas y fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dicen:
—Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras. ¿Tú qué dices?
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir en el suelo. Pero como insistían en sus preguntas, se incorporó y les dijo:
—El que esté sin pecado, que tire la primera piedra.
E inclinándose otra vez siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos. Y se quedó Jesús solo con la mujer, que seguía en medio.
Jesús se incorporó y le preguntó:
—Mujer, ¿dónde están?, ¿nadie te ha condenado?
Ella contestó:
—Nadie, Señor.
Jesús le dijo:
—Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.
- Ver el contenido de las dos reuniones de este tema en el libro Grupos de Jesús, de José Antonio Pagola
Primera reunión: Acercamiento al Evangelio
– Guía de lectura
– Acercamiento al texto evangélico
– Comentario
Segunda reunión: Acercamiento a la vida
– Conversión personal
– Compromiso en el proyecto de Jesús
– Sugerencias para la oración
BETANIA (GVJ) TEMA 25
La defensa de la mujer adúltera (Juan 8, 1-11)
Compartimos a continuación nuestra reflexión:
ACERCAMIENTO AL EVANGELIO
A la pregunta de cómo empieza Jesús su jornada, y leer el principio de este evangelio, se entiende la dedicación constante de Jesús a su misión. Jesús ha pasado parte o toda la noche orando y meditando en el monte de los olivos y al amanecer va al templo. Inspira serenidad. De madrugada sale al templo a ofrecerse a sí mismo a todos aquellos que como nosotros, encontramos VIDA en sus palabras y en su actuar, en medio del constante acecho por parte de sus detractores, los jefes religiosos del judaísmo, que seguramente lo quieren hacer desaparecer del paisaje.
Los escribas y fariseos presentan a la mujer pecadora ante el Maestro con doble intensión. Curioso como siempre la diferencia en la vara de medir las faltas de los hombres y las mujeres. Como pasa ahora. No habría prostitutas si no hubiera clientes. Al ver la escena y la situación, nos recuerda la facilidad con que emitimos juicios sobre lo correcto e incorrecto, y nos hace pensar en nuestras propias actitudes. Otro aspecto curioso es el hecho que pareciera que la mujer adulteró sola, no se presenta al cómplice, a pesar de que la Ley determinaba la pena de muerte por lapidación, para ambos adúlteros, tanto el hombre como la mujer (Lev 20, 10 y Dt 22, 22).
En ese encuentro Jesús redirecciona el rol tradicional de la época; actúa tan diferente que solo crea desconcierto y confrontación interior ante los acusadores y la misma adúltera. Lo que esperaban era agresión y aplicación de una Ley inhumana e injusta y lo que se encontraron fue un momento que los retó a pensar en la dignidad humana y en su propia miseria como pecadores. No les habló de la Ley, les habló al corazón. Jesús nos invita una vez más a pasar los momentos de toma de decisiones por el tamiz del amor y la misericordia que sólo vienen de Él. El perdón por encima de todo, sólo con la petición de no pecar más. El propósito de la enmienda que nos enseñaron de pequeños.
Juan utiliza el texto de la mujer adúltera para darle más brillo a aspectos fundamentales en la vida de Jesús. Por una parte, su esmero y cuidado con los débiles, los repudiados y los desestimados por las sociedades, y por la otra, hacernos conscientes de que la naturaleza humana es débil, imperfecta, inestable, errática e incongruente. Los débiles son representados en la mujer adúltera. Aquellos que, como hoy, suelen recibir todo el peso de la ley, del olvido y de la injusticia. Una sola frase desvela la inconsciencia de quienes a veces nos sentimos dueños de lo correcto, de lo que debe ser, de la tradición, por encima de lo humano y de lo divino expresado en la misericordia, la compasión y la solidaridad: “El que esté libre de pecado que tire la primera piedra”. Las creaciones humanas son temporales y frágiles, el Covid-19 nos está mostrando esta fragilidad. Y el Espíritu, como el viento, nos invita a cambiar de dirección.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
CONVERSIÓN PERSONAL
Jesús es toda una inspiración en su forma de vivir y en su manera de estar en el mundo, por eso es un buen ejemplo de actuación inspiradora para intentar crear un mundo más humano. Antes de juzgar o condenar a alguien podemos aprender de Jesús, la serenidad, la prudencia, la piedad y el discernimiento.
De la actitud de Jesús valorar su apertura de mente, es como si para mostrarnos sus enseñanzas partiera de un punto cero, donde no hay prejuicios ni leyes que puedan enturbiar su visión. Toma distancia y se da cuenta que lo que generalmente viven las personas en aquella época, especialmente los dirigentes religiosos, ya no sirve para la construcción del reino que le manifiesta su Abbá. Pero no se queda allí, consciente de que lo que está sucediendo en su pueblo no corresponde al Reino de su padre, sino que, impulsado por el Espíritu, se expone a sí mismo valerosamente y pone en evidencia la forma distorsionada de pensar y actuar de aquella cultura
Del texto de Pagola se destaca algo que parece fundamental en Jesús y que podemos acoger casi que radicalmente en nuestra vida, tener la capacidad de tomar distancia de lo aprendido en la cultura en la que nos hemos movido: religión, política, sociedad, entorno familiar, colegio, grupos influyentes de amigos y amigas, en fin, todo aquello que ha aportado en la construcción de la forma en que percibimos, vemos y vivimos nuestro lugar en el mundo. Más que buscar el bien de las personas, la actitud de Jesús nos lleva a dar una oportunidad a las personas por el hecho de serlo.
COMPROMISO EN EL PROYECTO DE JESÚS
Sentimos un llamado a seguir el mismo hilo que nos dejó Jesús, en el sentido expuesto anteriormente. Cuantos vivimos en una zona de confort que contradice los anhelos y fundamentos que vivimos en nuestro interior. A nuestro alrededor se viven las contradicciones de los demás en su búsqueda de una mejor forma de vivir, que reflejan tal vez las propias. Nos falta ese valor de Jesús para ser coherentes con el Reino de nuestro Padre; atrevernos a SER a pesar de que se venga el mundo encima, con todas las consecuencias que de ello se deriven. Todavía hay tiempo.
Existen ámbitos donde se ven casos de desigualdad entre hombres y mujeres que tal vez obedecen a los factores del poder, de las influencias del hombre con respecto a la mujer. Importante es fomentar los valores humano-cristianos del ser por su dignidad de persona. En el ámbito religioso, todos conocemos el papel que desempeña la mujer. Si llegara al “poder” lo haría tan bien y tan mal como los hombres.
Debemos focalizar nuestro esfuerzo en que los hechos de vida no sean contradictorios con el discurso y las palabras que expresamos. Importante tratar de tener contacto diariamente con la palabra de Dios, en especial los evangelios, ya que estos libritos nos hablan del evangelio (mensaje – buena nueva), Jesús mismo es excelente noticia, es la BUENÍSIMA NOTICIA.
ORACIÓN «Salmo 25 (24)»
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios
y Salvador
Buen Jesús, haz de mí un instrumento conciliador en mi familia, en mis grupos, con mis vecinos y prudente con mis amistades. Dame la fuerza y la voluntad para hacerlo.
Con cariño Fraterno: Tere, Meche, Lulú, Gioconda, Gus, Santi, Juancho.
NOTA: Este Tema lo concluimos a finales de mayo de 2020
GRUPO CAMINO DE EMAÚS.
Querido lector/a, compartimos contigo las reflexiones suscitadas a raíz de nuestro trabajo del tema 25.
Jesús de Nazaret acostumbraba a retirarse a orar en soledad. De esa comunicación, que se convirtió en vivencia de Dios, procedía su libertad y su energía para ponerse siempre del lado de los débiles, aún a costa de enfrentarse a los fuertes. La noche anterior a este relato la había pasado en el Huerto de los Olivos.
Como juzgo yo a los demás?
Con dureza inquisidora?
Con suavidad haciendo ver que existen otros caminos?
Defiendo las injusticias o me quedo en silencio?
Se perdonar?
Me siento amada, escuchada y perdonada por Dios?
Y como me trato yo a mi misma ante mis errores?
El está en medio de nosotros, no puede ser de otra forma. Su Espíritu está fusionado con el nuestro y nos invita a descubrirlo en nuestro interior y proyectarlo hacia los demás con nuestras palabras y obras.
¡Cuánta hipocresía!… tanto en tiempo de Jesús como ahora… Y eso es lo que a Jesús lo enoja: la hipocresía. De ahí su silencio, su actitud de ponerse a garabatear en el suelo, como esperando a que reaccionemos frente a la injusticia y que dejemos de condenar… Quien no tenga culpa que tire la primera piedra…
Jesús la rescata de esa situación humillante y la dignifica al mirarla y al hablarle llamándola Mujer. Esa palabra en boca de Jesús toma una dimensión redentora que le permite levantarse y emprender la vida de otra manera
¡Cuánta empatía nos hace falta en el momento de hablar de la conducta de las demás! Jesús nos invita en este pasaje a poder mirar a todas las personas –especialmente a las mujeres más vulnerables, pobres o marginadas- con ojos compasivos y misericordiosos como él lo hace y salir en su defensa, cuando son atacadas injustamente, o cuando están en situación de inferioridad.
A pesar de nuestros errores, son más grandes nuestros valores, nuestras bondades. Lo bueno nuestro es lo que hay de Dios en nosotros. No somos una mierda. Dios no nos tiene que perdonar nada. El Es solo misericordia y ya nos perdonó. No puede condenarnos. Señor ten piedad, es una súplica hueca. (No son palabras textuales, es lo que he asimilado
Con sospecha o con simpatía, el relato permaneció en los evangelios, a costa de buscarle una explicación a la “frase infractora” que algunos hubieran preferido que Jesús no hubiese pronunciado: “Yo no te condeno”. La mujer tenía que ser lapidada, pero gracias a su gran arrepentimiento, Jesús la defendió y después la perdonó. ¡que bueno es el Señor! Pero sin embargo, no hay nada en el texto que nos haga suponer que la mujer adúltera se había arrepentido. Y ahí está el tema que hizo desprestigiar este relato y por lo tanto que se llegase a arrancar por algunos de los transcriptores, como he señalado al principio.
Este evangelio sigue incomodando hoy como lo hizo en los primeros siglos. Sigue preocupando a quienes continúan, desde su “hipócrita moralidad” con el derecho de lanzar piedras, difamaciones, marginando, pronunciando juicios severos, alimentando desconfianzas, difundiendo habladurías….
Los guiones de este libro insisten en preguntarnos respecto al lugar de las mujeres en la iglesia… Ya me aburrió hablar del tema. Es obviamente injusto que las diferencias de género determinen la posibilidad o no de ocupar espacios en una institución. Me suena tan fuera de época como la discusión medieval sobre el sexo de los ángeles.
Considero que vivimos en una sociedad muy machista y patriarcal. No hacen falta muchos ejemplos, pero somos las mujeres más severamente juzgadas y las disidencias de género, más aún.
Se nos interpela sobre cómo podemos convertir estas cuestiones. Tengo la convicción de que las instituciones se cambian desde adentro, peleándola desde adentro. Sin embargo, en esto siento que lamentablemente, muchas mujeres optan por alejarse de un lugar que no las aloja, no las comprende, no las valora, las mal juzga.
Por otra parte, siento cómo en este tiempo de aislamiento son seguramente muchas más las mujeres sosteniendo la “iglesia doméstica” en sus hogares, hospitales, comedores, etc. Quizás consolidando nuevas formas de religiosidad más horizontales e inclusivas. Pero esto está muy invisibilizado. Ojalá después de esto, algo cambie para bien.
¿Cómo podemos contribuir? No lo sé. Me inspira leer a algunas teólogas feministas sé que están pensando en la periferia, que no son tomadas en serio, que van contracorriente… ¿acaso no es el modo en que las mujeres hemos logrado espacios en la sociedad? ¿acaso los varones que están en situación de privilegio van a resignarlos por pura misericordia? No obstante, creo que hay que seguir denunciando lo injusto de esta situación. Y no sé qué más se podría hacer.
Ahora bien, ¿quién soy yo para juzgar al otro? Que creo que es la enseñanza que nos da Jesús en este texto. “Si quieres juzgar al otro, primero júzgate a ti mismo y si te ves libre de pecado, entonces puedes juzgar al otro”. Sería la conclusión que yo saco de este texto.
La actitud tolerante de Jesús transmite toda la misericordia y bondad de Dios. Este gesto es el centro de la atención de la escena y todos los personajes que están alrededor desaparecen ante su intolerancia. El mensaje de Jesús estaba hecho de palabras pero sobre todo de hechos. Hablaba de misericordia y de compasión pero con gestos, para que se pudieran entender mejor. Jesús no condena, da nuevas oportunidades.
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Si los fariseos y los escribas −que vivieron en una cultura netamente religiosa− no habían comprendido, finalmente, las Escrituras −y, por ello, juzgaron equivocadamente−, ¿qué esperanza puede tener hoy un cristiano que no se prepara y que no profundiza en su fe? Mucho ojo con el “buenismo”, ese creerse “buenos”, por ende, mejor que todos los demás… Es como lo que pasa, por ejemplo, con el valor de la humildad: Nadie verdaderamente humilde puede reconocer su humildad porque, entonces, deja automáticamente de serlo…
¡No al “puritanismo hipócrita”! No podemos juzgar a otros estando nosotros en la misma condición que ellos; hay que tener la autoridad moral para poder hacerlo y, aun así, solamente Dios puede juzgar. El no juzgar es, para mí, esencial en el mensaje de Jesús. En todas las escenas que aparece un pecador o pecadora, Jesús le perdona los pecados: es el “gesto” más importante que realiza, mucho más que curar las enfermedades.
Hace años, en el trabajo donde estuve, se descubrió un affaire (como suele llamarse) de una chica con uno de los jefes; la persona despedida por “mal comportamiento” fue la chica. Eso me indignó mucho. Hubiera sido parejo. ¿No creen? Yo procuro ser más comprensiva hacia las mujeres, ya que siempre se han llevado “la peor parte” en la historia. La mejor responsabilidad de cualquier autoridad no es la de castigar si no la de recuperar al condenado y rehabilitarlo. No sólo hay un doble criterio a la hora de juzgar la misma actuación, tanto en varones como en mujeres (éstas últimas más duramente condenadas, lastimosamente), hay en muchos una “doble vida”… ¡Cosa muy dañina para todos: para la fe, la autenticidad y la propia vida!
A veces, me cuesta orar por cinco minutos, mucho más una hora, o dos…, a veces, ni me santiguo al levantarme, menos podría yo orar toda la noche como Jesús y, sin embargo, ¡cuánto bien hace la oración! Si el “Hijo de Dios” necesitaba orar, ¡cuánto más lo necesitamos nosotros! Sobre todo en este tiempo en que el mundo está viviendo una pandemia, me pregunto: ¿Dónde está Dios? ¿Por qué no nos escucha? Pero el tiempo de Dios es perfecto, nos escucha y atiende nuestra súplica.
Ser justos como Dios es justo; partiendo de esta premisa, la justicia va por ahí: amar a mi prójimo y, cuando amo, el trato es delicado y eficaz; mucho más esto con la mujer, porque es digna de admiración. Primero, porque una mujer nos dio la vida: LA MADRE. Segundo, es una mujer la que nos acompaña el resto de nuestros días: LA ESPOSA. Muy sensible a la hora de amar pero muy valiente a la hora de defender a los suyos. Por eso, muchos entendidos afirman que Dios es una “Madre”: Él no se resiste cuando sus hijos le imploran. ¿Qué pasaría, por ejemplo, si mujeres fueran las que iluminaran nuestras vidas de creyentes cada domingo en la homilía? ¿Las escucharíamos con mayor atención y concentración, al menos por ser algo “novedoso”?
Queridos amigos, os trasladamos nuestras reflexiones desde el grupo En Camino de este tema.
Empezamos este Tema 25 reflexionando en la primera palabra del texto, que hace mención a que Jesús se incorporó y nos llamó la atención por el hecho de que incorporarse es una actitud para adoptar la postura correcta antes de tomar decisiones, antes de juzgar o incluso antes de escribir este resumen. Una vez en la postura adecuada se puede entender su misericordia y amor infinito con el que evita aumentar la humillación y vergüenza de la mujer adúltera.
Los fariseos ponen a Jesús entre la ley y la mujer, pero no esperan una respuesta tan compasiva y sabia. De este modo Jesús pone la sabiduría al servicio de la compasión, sin medir las consecuencias que pueda tener para su propia vida por contradecir la ley de Moisés. Esta es una decisión absolutamente alejada del ego. Todo lo contrario de aquellos que tras las leyes, permitían matrimonios concertados y alejados del amor, y después condenaban a muerte a quien manchaba la honra del marido.
Entendemos que el poder de Jesús se fortalece a través de la oración, por eso no es baladí que en el pasaje se mencione que “Jesús se retiró al monte de los Olivos” para orar. Jesús se toma su tiempo para contestar, y esta es otra de las acciones poderosas de este pasaje. Necesitamos tiempo para poder tomar decisiones eternas, y que sean válidas dos mil años después.
También nos hemos parado en el gesto que tiene Jesús de escribir en el suelo en silencio, y entendemos que la palabra y la escritura tienen fuerzas diferentes, y que a veces es necesario dejar de hablar para decir cosas.
A todos nos escandaliza que alguien esté dispuesto a quitar una vida en nombre de Dios, pero ¿no sigue sucediendo en estos días? Lo qué está dispuesto a hacer una iglesia por salvaguardar una confesión, ¿no choca con lo que está dispuesto a hacer Jesús por salvar una vida? Al fin y al cabo, perdonar a la mujer significaba quebrantar la Ley de Moisés y por lo tanto permitir el pecado.
En la parte segunda del tema hemos tratado de acercar este pasaje a nuestra vida, y hemos profundizado en el papel de la mujer antes y ahora. Entendemos que existen avances desde la mujer perdonada por Jesús y la mujer de hoy, pero seguimos reconociendo que la sociedad aún mantiene los estereotipos y las diferencias, por lo que todavía no se puede hablar de total igualdad. Se hace imprescindible que se valore el trabajo del cuidado de la familia igual que el trabajo fuera de la casa, y que quien opte por esta labor, no tenga en un futuro más dificultad al acceso a contratos de trabajo, o puestos de decisión.
También hemos aportado un dato inquietante: ya que de las 48.000 personas reclusas penadas en España en el año pasado, 44.500 eran hombres mientras que 3500 eran mujeres. Tal vez este dato nos invite a promover un cambio y poner al frente de la sociedad a quien esté realmente mejor preparado para mejorar las cosas.
Los hombres y mujeres de nuestro grupo, abogamos por la igualdad de trato a cada ser humano en la sociedad y en la iglesia también. A este respecto, nos cuesta entender esta discriminación histórica en un momento de carencia de vocaciones en una iglesia cerrada al cambio, con cánones que parecen igual de pétreos que las leyes de Moisés.
Con esta cerrazón nos estamos perdiendo la teología de mujeres, que en muchos casos estará más inspirada que la ortodoxia de muchos teólogos varones. Pero en todo caso no consideramos este el tema central de este pasaje sino más bien, el trato con el respeto que merece cualquier ser humano, sin humillar, sin juzgar, y poniendo por delante la oportunidad de reconciliación sobre el rencor. Jesús se muestra comprensivo, tolerante, perseverante, firme, coherente, compasivo y perdonador.
Este es el camino que nos marca: mirarnos y ver que somos seres humanos con sentimientos, aunque vivamos en un mundo terriblemente individualista, insolidario, que ya no lapida a una adúltera, pero que sigue lejos de ser un lugar “vivible” para todos.
Un fuerte abrazo a todos.
Querido lector/a, compartimos contigo las reflexiones suscitadas a raíz de nuestro trabajo del tema 25:
ACERCAMIENTO AL TEXTO EVANGÉLICO
Este texto es tremendamente esperanzador y muestra una vez más cómo es Jesús, abierto siempre al perdón y ofreciendo continuamente la posibilidad de transformación a pesar de no merecerlo.
Jesús comienza su jornada en la noche, rezando retirado, en silencio, donde nadie pueda molestar la conversación con su Padre. Posteriormente, cuando amanece se dirige al Templo. Este no es el espacio donde se enseña y aplica la ley rígidamente y se castiga/recompensa en consecuencia, sino que pasa a ser un lugar para la esperanza de un nuevo reino donde el Señor acoge a todos. Jesús les enseña cómo vivir ese nuevo espíritu. Lleno de Él se manifiesta a la gente, la atrae, y enseña. Pero los escribas y fariseos buscaban la manera de sobresalir y hacer quedar mal a Jesús. Éstos, llenos de envidia, rabia, y prepotencia quisieron probar el modo de actuar de Jesús presentándole a una mujer que había sido sorprendida en adulterio; a la que, con burla y escarnio de todos, ponen en medio para lapidar, como exigía la Ley en esos casos.
Acusan a la mujer de haber cometido adulterio. No aluden para nada al hombre. De nuevo la mujer pisoteada y vejada por la ley de los hombres, que sólo tienen en cuenta a la mujer adúltera. Nadie interroga a la mujer, porque para ellos no tiene valor lo que diga una mujer, todos la consideran culpable. Lo que vale es lo que dicen los que la han capturado, y ante eso, quieren aplicar el castigo establecido por la ley, sin mirar nada más, sin ver al ser humano que tienen delante. Probablemente nosotros hubiéramos actuado de la misma manera, porque hubiéramos compartido la cultura existente sobre la mujer.
Jesús actúa con mucha calma, está tranquilo, no va a castigar a la mujer. Está como ajeno a todo pues se pone a escribir en el suelo No se ha sabido nunca lo que Jesús escribió ¿qué pondría? Luego, su frase determinante: “el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra” los deja a todos descolocados. Jesús es el Dios de las sorpresas, y desde luego, esa masa enfurecida, en ese momento fue sorprendida por unas palabras que fue como un espejo para todos ellos. ¿Por qué lo dice? Porque no hay nadie libre de pecado, porque nadie puede atribuirse el poder de castigar y hacer daño a otra persona juzgándola. A continuación se retiran, porque no hay respuesta posible ante semejante expresión.
Jesús no permite que alguien use la Ley de Dios para condenar a nadie. Tras desarmar a los acusadores, no condena a la mujer y le ofrece nuevas oportunidades de vida. Su actuación con la mujer es comprensiva, tierna, y amorosa
Este episodio, mejor que cualquier otro ensañamiento, revela que Jesús es la luz que hace aparecer la verdad. El hace aparecer lo que existe de escondido en las personas, en lo más íntimo de cada uno de nosotros. Jesús ve en cada persona la pureza del corazón limpio, por mucho que hayas pecado, no te condena sino que te salva. Eso sí, en adelante no pequemos más.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
+ En lo posible, trato de no hacer distinción, sino que la persona se valore por lo que es: un hijo/a de Dios. Como nos enseña Jesús, es preciso estar en constante comunicación con el Padre para buscar siempre, acoger, acompañar, comprender antes de juzgar; ya que eso solo le corresponde a Dios. Nosotros/as somos muchas veces rápidos para hacer sentencias por lo que vemos, pero Dios ve el Corazón.
+ Hablar de Dios no es cuestión de géneros, es hablar desde la experiencia de una persona, desde el corazón, desde la ternura. No es patrimonio exclusivo de los hombres, ellas saben bien de lo que hablan puesto que Dios es Padre pero actúa más como Madre. Tampoco es cuestión de saber más teoría, es cuestión de experimentar a Dios, tener una experiencia de fe, y recibir su sabiduría.
+ En el grupo de Tai-Chi Zen Cristiano somos más mujeres que hombres, en la iglesia también tengo esa sensación, en este grupo también hay más mujeres ¿por qué será? Creo que la mujer está más conectada con Dios al tener un corazón materno, así que no son menos dignas sino que ya están más cerca del amor de Dios.
+ Para mí, de la actitud de Jesús, la principal enseñanza en este episodio es no dejarse llevar por las ganas de juzgar al prójimo, por el ansia del poder sobre el otro: Tendemos a juzgar al otro para ejercer ese poder, y al hacer esto, producimos dolor en los demás.
+ Agradezco el estar despertando al interiorizar esta actitud de Jesús con esta adúltera. Puedo aprender de Jesús que debo estar de parte de la persona más débil, de la persona equivocada, que debo comprender, no juzgar. Que debo mirar como oportunidad defender a la mujer como persona igual al hombre.
+ Te das cuenta que las personas no hacen cosas porque sí, salvo los psicópatas claro. Todo el mundo tiene motivos, buenos o malos, para hacer las cosas. Lo importante es descubrir esos motivos para poder sanar y no poner tiritas. Y ahí es donde aprendes a no juzgar, a tratar de comprender y ver las cosas positivas, que en medio de situaciones malas, pueden ayudar a esa familia a salir adelante.
+ Emociona verdaderamente la actitud de Jesús con la mujer. No es sólo la ternura con que la trata, sin rechazo alguno, es también la confianza y la fuerza que le da para posibilitarle un cambio de vida, sin echarle nada en cara, ni siquiera exigirle un arrepentimiento. Es una aceptación plena de la persona, sin condiciones, y la invitación a asumir otra forma de vida.
+ Tampoco se trata de tener más comprensión con las mujeres. Hombres y mujeres somos iguales, y todos merecemos el mismo respeto y consideración. En todo caso, deberíamos tener más comprensión hacia los más débiles, sean hombres o mujeres.
+ ¿Con quién me identifico en esta historia? ¿Con la mujer adúltera, quien, si bien culpable, no merecía la muerte por lapidación? Y aparte de eso ¿dónde estaba su compañero de adulterio? ¿no era él igualmente culpable? ¿O me veo entre aquellos que la condenaron, la humillaron públicamente y estaban dispuestos a acribillarla a piedras?
MARIVI, ISABEL, LUCILA, JAVIER, MARGALIDA, ANA VILMA, RICARD, ANTONIO, FRANCIS.
AMIGOS DE LOS GRUPOS DE JESÚS, HEMOS TENIDO UN 8 DE MARZO QUE MUCHOS YA HAN LLAMADO HISTÓRICO JUSTO AL FINAL DE NUESTRA REFLEXIÓN SOBRE EL TEMA DE LA MUJER ADÚLTERA QUE VA A SER LAPIDADA.
PRIMERA REUNIÓN
Jesús entendía esa injusticia pero también sabía que si defendía a la mujer lo acusarían de infractor de la ley, así es que lo tuvo que pensar un poco y mientras tanto se agachó para escribir o dibujar algo en el piso, cosa que desesperó a los fariseos y lo apresuraron a que respondiera.
Jesús calla. No pronuncia palabras, sino que escribe. Siempre me ha intrigado saber qué escribía el Maestro en el polvo de aquel desierto. Tal vez las leyes que Moisés escribió sobre roca se habían desgranado y transformado en arena al perder su espíritu.
Entonces Jesús se levantó y les hizo ver que nadie estaba libre de pecado, retándolos a que quien fuera inocente tirara la primera piedra.
Jesús, neutraliza el deseo de escribas y fariseos de apedrear a la mujer poniéndolos al mismo nivel. Tan pecadora es ella, como ellos y sobre todo “los más viejos”. Nadie puede presumir de estar limpio.
Seguramente esa mujer nunca había recibido un sólo gesto de comprensión y respeto. Se sintió amada y, por eso, con toda seguridad, nunca volvió a sus errores. Probablemente después fue una de las fieles seguidoras de Jesús.
Echo de menos a otra persona: el compañero en el adulterio. ¿Dónde está? Tal vez entre los que ya tienen una piedra en la mano y viendo como moriría la persona que le proporcionó placer ilícito un rato antes. Los lustrosos fariseos han actuado en anteriores situaciones haciendo morir a alguien.
Jesús no ha venido a condenar, sino a salvar. A lo largo de tres años, se le presentaron todo tipo de personas que aún hoy cualquiera de nosotros rechazaría, pero Él no condenó a nadie.
Jesús rehabilita, sana, perdona y nos lanza otra vez a la vida: “Anda, y en adelante no peques más”
SEGUNDA REUNIÓN
Yo si tengo mucha tendencia a jugar a primera vista y de allí sacar mis conclusiones, y aunque no se lo diga a nadie, ya lo analizó mi mente. Al final llego a la conclusión de que la gente es como es por sus experiencias pasadas, que uno ni se imagina. Eso me lleva a tratar de comprender y no condenar. Esas personas están urgidas de amor.
Yo lapido de otra forma. Yo le pongo el color al cristal por el que miro a los demás y Jesús me dice que no tengo derecho a eso y que, además, obrando así, no hago de este mundo algo mejor. Y no se trata de reprimir las impresiones que cada cual me genere, sino de ir limpiando mi mente y mi corazón de filtros a la hora de mirar a los demás, filtros que son solo míos, que seguramente están sucios, que hacen que genere juicios que a nadie le importan. Ni siquiera a mí.
No tiro la piedra porque soy culpable yo también. Y si no lo fuera, ya no habría piedra. De eso se trata: de cuidarnos nosotros y dejar de mirar a los demás.
Respecto al comportamiento machista y exclusión de las mujeres, yo observo que actualmente las mujeres que tienen estudios, conocimientos e inteligencia ya no se dejan abusar ni manipular por los hombres; muchas veces, al contrario, son los hombres los que sutilmente son manipulados por algunas mujeres.
Mi actitud ante esto es la de pena, amor hacia la mujer, comprensión, cariño ante el vacío que pueda encontrar, ayuda -sin acritud- apoyo. Mi perdón no le serviría para nada pero el ponerme de su lado sí le vale. Y si hay consecuencias, ayudar y apoyar. ¿Sabemos cómo nos habríamos comportado si nos hubiera llegado la ocasión, por fragilidad, sometimiento, o por violación? Pongámonos en su lugar antes de juzgar.
La enseñanza que saco es que necesito tener tiempo de silencio y soledad para estar con Dios y poder enfrentar la vida con amor. Y, ante cualquier problema, tomarme un tiempo para pensar bien antes de responder.
Cualquier persona necesita sentirse comprendida y amada y yo necesito trabajar para poder dar amor y comprensión siempre.
Jesús comienza su jornada, después de “cargar las pilas”. La soledad y el silencio del monte, le ayudan a encontrar dentro de sí, la fuerza que le viene de Dios.
Más tarde, se encuentra de nuevo en el templo con todos los que iban acudiendo a Él y sentado, les enseñaba. Se ponía a nivel de la gente normal, con esa delicadeza suya de mostrarse uno más.
Los escribas y fariseos le llevan a una mujer sorprendida en adulterio. Para comprometerlo y poder acusarlo le preguntan qué deben de hacer con esa mujer. La mujer es utilizada sin importarle a nadie lo que estaría sufriendo….El miedo a ser lapidada, la vergüenza de verse sola y acusada….
-Si la absolvía , infringía la ley.
-Si la condenaba, se arrogaba un derecho que competía al Procurador romano.
Entonces, se inclina en actitud reflexiva, no señala a nadie ni fija su mirada en nadie….algo escribe sobre el suelo y deja que la escena vaya avanzando por sí misma.
Luego se incorporó en actitud de seguridad, como queriendo dejar constancia de la autoridad dada por Dios y les propuso :”El que se halle libre de pecado , que tire la primera piedra “
Les obligó a mirarse a sí mismos, a mirar en su interior, antes de juzgar y condenar.
Y sucedió lo que tenía que suceder, que NADIE fue capaz de lanzar la primera piedra, porque todos habían tomado conciencia de sus faltas, sus carencias, sus pecados…..Y se van alejando del lugar.
Y, volvió a inclinarse en actitud de espera….invitando a no juzgar, a esperar, a ponerse en el lugar del otro, Jesús, hizo lo de siempre: Dejar la ley de lado y hacer pensar.
Quedaron sólos, Él y la mujer.
Es el momento más liberador y decisivo.
Quedan frente a frente: La culpa y la Misericordia.
-“Mujer, ¿dónde están?.¿Nadie te ha condenado?.
-“Nadie, Señor.”
-“Tampoco yo te condeno. Anda y en adelante no peques más”
EL sólo muestra el amor sin condiciones, EL nunca condena. El hace lo de siempre: Su actitud es de iluminación para nuestra vida, ayudar en lugar de juzgar, acoger en lugar de rechazar.
La frase: “Tampoco yo te condeno”, Lleva implícita otras dos: “Yo sólo sé amarte “ y “ Sígueme”
Porque:-
Jesús no es un público reivindicador de la justicia, sino un vehículo de oportunidades y misericordia y aún sin que ella lo hubiera pedido, su amor la conduciría a un cambio de vida.
Queda resonando en nosotros esta frase:”Yo tampoco te condeno”. Deberíamos tomarla como oración personal continuada, cada vez que vamos a juzgar o condenar a algo o a alguien. Apredamos a ”ponernos en los zapatos” del otro…. Ayudarlo y valorarlo a pesar de sus errores. Y repetir con ÉL todas las veces que haga falta:
“Yo tampoco te condeno”
Tienes razón. Este trozo me muestra a un Jesús liberador, a un Jesús amante e increíblemente grande en su misericordia.
Me ha llegado al corazón esta justicia de El, tan lejana a a nuestra justicia humana.
La única respuesta que encuentro, y muy pobre,es que al momento de verlo cara a cara y resplandezca su rostro sobre mi ,por su infinito amor entendere lo que he perdido al estar lejos por mi pecado. Y mi dolor, mezclado con su acogida e inmensa ternura será mi cielo para siempre. Y eternamente lo alabaré por su justicia, que es un amor por mí sin límite.
Pues que fácil es ver lo que el otro hace o peca sin verse a uno mismo lo que ha cometido de pecados sobre todo la gente grande que ha pasado por muchas situaciones en que se le presenta la ocasión del pecado hipocresía, injurias falsos testimonios robos, crimen, ,adulterio, engaño, egoísmo, orgullo, infidelidad . etc… desde luego me identifico en ser un pecador arrepentido ante el misericordioso Dios que me perdona así como a esa mujer adultera y tener presentes su recomendación. “no vuelvas a pecar” creo que eso es lo mas importante y no engañar y volver a engañar, ser infiel y volver a serlo, robar y volver hacerlo. Creo que lo que quiere el Buen Jesús que no volvamos a realizarlo y no solo arrepentirnos. Que difícil es identificarse con esta mujer tanto el hombre como la mujer. Ayúdame Padre a que tu Santo espíritu me fortalezca en mis debilidades y no me dejes caer en nada de lo que no sea agradable a tus ojos.