Juan 8,1-11
Jesús se retiró al monte de los Olivos. Al amanecer se presentó de nuevo en el templo, y todo el pueblo acudía a él. Y, sentándose, les enseñaba.
Los escribas y fariseos le traen una mujer sorprendida en adulterio, y, colocándola en medio, le dicen:
—Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. La ley de Moisés nos manda apedrear a las adúlteras. ¿Tú qué dices?
Le preguntaban esto para comprometerlo y poder acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir en el suelo. Pero como insistían en sus preguntas, se incorporó y les dijo:
—El que esté sin pecado, que tire la primera piedra.
E inclinándose otra vez siguió escribiendo. Ellos, al oírlo, se fueron retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos. Y se quedó Jesús solo con la mujer, que seguía en medio.
Jesús se incorporó y le preguntó:
—Mujer, ¿dónde están?, ¿nadie te ha condenado?
Ella contestó:
—Nadie, Señor.
Jesús le dijo:
—Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no peques más.
- Ver el contenido de las dos reuniones de este tema en el libro Grupos de Jesús, de José Antonio Pagola
Primera reunión: Acercamiento al Evangelio
– Guía de lectura
– Acercamiento al texto evangélico
– Comentario
Segunda reunión: Acercamiento a la vida
– Conversión personal
– Compromiso en el proyecto de Jesús
– Sugerencias para la oración
GRUPO MAGDALA TEMA 25
Jesús, después de estar en oración toda la noche, al amanecer se presenta en el templo y el pueblo acude a escuchar sus enseñanzas. Los escribas y fariseos le traen a una mujer sorprendida en adulterio y se la ponen en medio retando a Jesús. Él que defiende a la mujer en una cultura patriarcal en la que se le considera inferior al hombre en todo, ¿se pondrá por encima de la ley de Moisés que mandaba apedrear a las adúlteras?
La mujer está ya condenada, ella sólo es el pretexto para enfrentar a Jesús con la ley de Moisés. Los acusadores buscan comprometer a Jesús y poder acusarlo de algo grave. Jesús ha de pronunciarse ante todos. ¿Cuál es la voluntad del Padre del cielo con el que ha estado dialogando toda la noche?
Jesús no soporta esta hipocresía social construida por el dominio de los varones. Con sencillez, calma y valentía admirables, pone verdad, justicia y compasión: “El que esté sin pecado, que arroje la primera piedra”. Los acusadores se retiran avergonzados. Jesús y la mujer han quedado solos. Jesús mira a la mujer con ternura, se interesa por ella: “¿Nadie te ha condenado? Hasta ahora nadie le ha preguntado nada. La mujer le responde humildemente: “Nadie, Señor”.
Las últimas palabras de Jesús son inolvidables. Jesús la trata como a una persona adulta y responsable. “Tampoco yo te condeno. Vete y en adelante y no peques más”.
Jesús le ofrece su perdón, confía en ella y la invita a vivir de manera diferente. La mujer se va libre hacia una vida nueva abierta por Jesús. Jesús desenmascara la hipocresía de aquella sociedad; defiende a la mujer del acoso injusto de los varones y le ayuda a iniciar una vida más digna.
Descubrimos en esta actitud ante la mujer adúltera el rostro verdadero de Dios y escuchamos un mensaje de salvación: cuando no tengas a nadie que te comprenda, cuando todos te condenen, cuando te sientas perdido y no tengas a quien acudir, Él está de tu parte. Dios entiende tu debilidad y tu pecado. Esta es la mejor noticia para todos. Frente a la incomprensión, los enjuiciamientos y las condenas fáciles, el ser humano siempre podrá esperar en la misericordia y el amor entrañable de Dios. Todo puede convertirse en gracia. Nadie puede impedirnos vivir apoyados en el amor y la fidelidad de Dios.
Jesús nos invita a no condenar fríamente a los demás desde la pura objetividad de una ley, sino a comprenderlos desde nuestra propia conducta personal. Antes de arrojar piedras contra nadie, hemos de saber juzgar nuestro propio pecado. Lo que la mujer adúltera necesitaba no eran piedras, sino una mano amiga que le ayudara a levantarse; Jesús la entendió y la salvó.
TEMA 25 PARA LA WEB
Estimados amigos y amigas de los Grupos de Jesús: El GVJ 25, les hace llegar la reflexión del vigésimo quinto tema del proceso de Grupos de Jesús, compartimos con ustedes lo que hemos dialogado y comentado.
El texto que propone Pagola: Juan 8,1-11, nos lleva a ver como Jesús revela su voluntad radical de liberar a la mujer del sometimiento injusto del varón. En el grupo se tocaron varios puntos que queremos compartir con ustedes:
LA MIRADA DE LOS HOMBRES
Estamos claros que en pleno siglo XXI estamos viviendo en una sociedad machista, en todos los países del mundo, en algunos más radicales que en otros, pero se percibe esa situación, la mujer vista como un objeto, no como un sujeto, entendemos que ha habido avances en algunos lugares, que la mujer ha logrado conquistar derechos tanto en la parte económica, como social, como política, pero todavía prevalece una enorme diferencia. Hay toda una serie de abusos que se cometen en contra de ellas: la trata, la explotación sexual, la violencia doméstica, los feminicidios, las diferencias laborales, el acoso, la violación, el maltrato, la humillación, etc.
AMIGO DE LA MUJER
Jesús siempre estuvo rodeado de mujeres, él, a pesar, de lo que se pensaba de ellas, las trataba de una forma diferente, las defiende, las hace discípulas, en esta narración de Juan, no condenó, sino perdonó, dio un testimonio, de que no estaba de acuerdo con las leyes que regían a ese pueblo.
LA MUJER EN LA IGLESIA
En la compartición de ideas entre los miembros del grupo se plantearon las siguientes cuestiones:
La Iglesia tiene que revalorar la situación de la mujer, ésta debe participar en el ministerio, porque no hay un escrito en donde Jesús, marque alguna situación contraria.
La Iglesia es jerárquica y patriarcal y le tiene miedo al laicado, de que se empodere.
La mujer en los Hechos de los Apóstoles tenían una función como la del diácono actual.
Se le debe dar el lugar que le corresponde dentro de las actividades administrativas, pero principalmente en el ministerio.
El P. Pagola escribe en uno de sus libros: “La actitud de Jesús ante la mujer fue tan “revolucionaria” que, después de veinte siglos, seguimos en buena parte sin querer entender ni asumirla. ¿Qué podemos hacer en nuestras comunidades cristianas?” y da una serie de respuesta a la pregunta, como: “promover una vida más digna, justa e igualitaria entre varones y mujeres”; “tomar conciencia de que nuestra manera de entender, vivir e imaginar las relaciones entre varón y mujer no proviene siempre del evangelio”; “eliminar ya de la Iglesia las visiones negativas de la mujer como “ocasión de pecado”, “origen del mal” o “tentadora del varón”; “romper el inexplicable silencio que hay en no pocas comunidades cristianas ante la violencia doméstica que hiere los cuerpos y la dignidad de
tantas mujeres”. Y culmina con lo siguiente: “En el evangelio de Jesús hay un mensaje particular, dirigido a los varones, que todavía no hemos escuchado ni anunciado con fidelidad”
También, el Papa Francisco considera que la presencia de la mujer en la Iglesia debe tener un papel preponderante; en la exhortación apostólica Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio) afirma: “las reivindicaciones de los legítimos derechos de las mujeres, a partir de la firme convicción de que el varón y la mujer tiene la misma dignidad, plantean a la Iglesia profundas preguntas que la desafían y que no se pueden eludir superficialmente”.
Completa que “el genio femenino es necesario en todas las expresiones de la vida social; por ello se ha de garantizar la presencia de las mujeres también en el ámbito laboral y en los diversos lugares donde se toman las decisiones importantes, tanto en la Iglesia como en las estructuras sociales”
En fin, este tema es polémico por su historia y actual por la lucha de las mujeres por sus derechos; y nosotros debemos como cristianos seguir el ejemplo que Jesús nos dejó.
ORAMOS JUNTOS
“Padre Bueno, hoy me acerco a ti para pedirte me des esa sabiduría para poder discernir, para poder
actuar, para poder decir lo más certero en relación a este tema, la igualdad entre hombres y mujeres,
estuve educado en un mundo machista, en donde se me enseñó desde niño, una serie de aberraciones
en contra de la mujer, y no solamente en casa, sino en la sociedad donde me desenvolví, he ido logrando y gracias a ti, ir cambiando mi forma de actuar, de pensar y de hablar de lo que aprendí y considero que he logrado grandes avances, hoy solo te pido, ayúdame a continuar así y sobre todo a ser testimonio para que las nuevas generaciones puedan darse cuenta del valor de la mujer, como del hombre, somos hijos de Dios”. “Gracias te doy Señor Jesús por hacerme entender que no soy nadie para juzgar ni condenar a otros. Gracias por hacerme entender que también soy pecador y que me otorgas tu perdón y misericordia. Gracias por darme cada vez que peco otra oportunidad de reivindicarme contigo. Y gracias también por enseñarnos a ver a la mujer como una persona digna de todos los derechos con
que nos creó nuestro Padre. Gracias Jesús”.
Grupo Virtual de Jesús 25
Clarita, Enrique, Sergio, Héctor y Alfonso
GVJ 22 Monseñor Romero
Tema 25: La defensa de la mujer adultera
Nos dice el texto que, al amanecer, Jesús, se presentó en el templo y les enseñaba a todos los que acudían a Él. Los escribas y fariseos no pierden ocasión de poner a prueba a Jesús, de que dé un paso en falso. Le traen a una mujer sorprendida en adulterio, la colocaron en el medio de la gente, nadie le pregunta nada a la mujer, y tampoco le dan la oportunidad de defenderse. Impresiona que los fariseos lleven a la mujer adúltera delante de Jesús pero al hombre no. Una muestra más de la desigualdad ante la ley y ante la opinión pública, no solo en aquel tiempo, también en el nuestro.
Jesús fruto de la fuerza que le daba el tener una conexión tan profunda con su Padre, no es una persona acomplejada ante fariseos y escribas, sino todo lo contrario, es valiente en los planteamientos buscando siempre con sus palabras llevar a la reflexión y a la coherencia.
De Jesús sorprende la seguridad con la que actúa en defensa de la mujer. Se mueve al son de su corazón – que lo tiene unido al Padre -. No duda, no teme. El Amor que le habita es más fuerte que cualquier amenaza.
Las certezas de Jesús marcan sus actuaciones:
– Amor incondicional al ser humano
– La persona está siempre antes que la ley
– Defensa de los débiles
– No emitir juicios… ¿quién conoce bien el interior y la historia de cada persona?
Preguntarnos: – ¿Quién soy yo para juzgar?
– Respetar, dialogar, mirar a los ojos, escuchar, preguntar….dar tiempo
No tener en cuenta las habladurías
En el texto se deja ver la actitud de Jesús hacia el cuidado y la comprensión de los débiles (en este caso la mujer) y al mismo tiempo nos hace conscientes de que la naturaleza humana es débil, imperfecta, errática, incongruente.
La mujer es imagen de Dios, numerosas mujeres acompañan a Jesús a lo largo de su recorrido y cuando la mayoría de los discípulos le abandonan ellas siguieron con Jesús hasta el final. Este protagonismo de las mujeres en la vida de Jesús es sorprendente y revela la especial sensibilidad femenina y la importancia de la mujer en el proyecto de Dios para la humanidad.
Somos rápidos juzgando a nuestros hermanos, hombres o mujeres, nos olvidamos que Dios está por encima de las leyes humanas. El amor y la misericordia de Jesús nos enseña que podemos salir de la esclavitud del pecado, con su perdón nos dice que podemos cambiar de vida e iniciar un camino de conversión.
“Con Jesús, misericordia de Dios encarnada, ha llegado en el momento de escribir en el corazón del hombre, de dar una esperanza cierta a la miseria humana; de dar no tanto leyes exteriores, que a menudo dejan distanciados a Dios y al hombre, sino la ley del espíritu, que entra en el corazón y lo libera” Papa Francisco
La conducta de la Iglesia actual en el tema relacionado con la mujer, dista mucho del enfoque que Jesús transmitió hace 2.000 años, y dista mucho de cómo ha ido evolucionando en el mundo moderno la vida y las relaciones entre hombres y mujeres. Resulta imposible negar la profunda desigualdad que se oculta bajo argumentos de tradición religiosa e incluso de carácter que pretende ser divino, para mantener la sumisión y opresión de las mujeres a través de mecanismos como el bajo o nulo reconocimiento, la negación y la omisión de sus derechos humanos fundamentales; formas, todas ellas, de mantener la organización y perpetuidad del campo religioso y sus estructuras.
Nuestro compromiso será no cansarnos de trabajar por la igualdad, la independencia de la mujer respecto del varón, la formación en todos los sentidos de las mujeres en defensa de sus derechos. Que puedan hablar y expresarse libremente.
La exhortación Apostólica Christus Vivit, nos dice: “una iglesia demasiado temerosa y estructurada puede ser permanentemente crítica ante todos los discursos sobre la defensa de los derechos de las mujeres, señalar constantemente los riesgos y los posibles errores de esos reclamos. En cambio, una iglesia viva puede reaccionar prestando atención a las legítimas reivindicaciones de las mujeres que piden más justicia e igualdad. Puede recordar la historia y reconocer una larga trama de autoritarismo por parte de los varones, de sometimiento, de diversas formas de esclavitud, de abuso y de violencia machista.”
TEMA 25 – LA DEFENSA DE LA MUJER ADÚLTERA
Quienes compartimos esta aportación a la web somos parte del GVJ 20 – Grupo Virtual de Jesús número 20.
En el Tema que hemos estado tratando, nuevamente aparece la mujer y volvemos a ver que la actitud de Jesús dista mucho de las otras personas con quien comparte la escena. Sin embargo, a pesar de que estamos en otra época, nos damos cuenta que no difiere tanto de las miradas y actitudes que se pueden llegar a dar hoy en día en nuestras sociedades.
Jesús se pone al servicio, cuestión que deseamos destacar, predica en la sinagoga… va variando de lugares… Esto nos lleva a pensar en el equilibrio que nosotras también deberíamos encontrar en nuestra Evangelización, en nuestras comunidades cristianas.
La calma que les impone Él sentimos que es para bajar la tensión y hacerlos pensar, con una sola frase no se hizo cargo de lo que iban a hacer sino que los hizo evaluarse a ellos mismos… Y hasta pensamos que habrá pasado su mirada por cada uno de ellos; y así como transmitía tanto amor, su mirada penetraría en sus corazones, llevándolos a hacer un examen de conciencia…
El silencio de Jesús sentimos que le da dramatismo a la escena. Les da un tiempo para que reflexionen y cuando dice “el que esté libre de pecado que tire la primera piedra” busca, que por un momento, se miren cada uno a sí mismo y vean en qué situación están ellos mismos.
Así mismo, pensando en esos hombres, creemos que lo que temen es a su propia “debilidad”, a su condición de “hombres débiles”. Entendemos que no actuarían igual si fuese un hombre a quien tuvieran enfrente, porque ahí se verían reflejados a ellos mismos.
La mirada de Jesús contrariamente a la de esos hombres es abarcativa, amplia y misericordiosa. A él no le importa la condición social o económica de quien necesita ayuda, ni le importa si es hombre o mujer. Él apunta directamente a la condición humana y a la necesidad de quien está en su camino. El resto, ni lo condiciona y mucho menos lo determina.
Jesús sigue, por ello, mostrándonos el amor de Dios ilimitado, atemporal y, sobre todo, sincero y justo. Sus hijas e hijos son acogidos sin tener en cuenta las normas hipócritas que la sociedad y el poder imponen. Luchar así desde la raíz de la injusticia no lo vemos habitualmente. Pero si somos las manos de Dios… debemos ponernos en marcha para que esta justicia no quede olvidada y las personas (y las mujeres) sigan siendo juzgadas y maltratadas.
Todo lo que Jesús nos transmite, lo ha vivido Él en el fondo de su corazón. Siempre está en unión con su Padre, sus momentos de acercamiento al hermano van precedidos de una unión íntima con Dios en la oración, en la meditación.
La conversación que sigue en el relato es maravillosa. No juzga a nadie: ni a la mujer, ni a los presentes, ni siquiera a la ley, sólo pone un espejo para que cada persona pueda ver lo que hay en ella y desde ahí mirar al prójimo.
Nos llama la atención también que Jesús, en silencio, escucha la acusación y no responde ni una palabra. Nos preguntamos también si escribiría Jesús o haría “dibujitos» en la arena. Lo ignoramos pero sí sabemos lo que sí se nos dice: que está ENCORVADO… como si nos quisiera decir que evita mirarla a la cara… mostrando GRAN RESPETO. Después, con gran dignidad se levanta y les dice: LO DE LA PRIMERA PIEDRA. Los acusados se sienten aludidos y se van retirando… tiene mucha miga el cómo se retiran. Vuelve Jesús a agacharse y a entretenerse… ¡quién pudiera ver sus trazos! Quedan solos Jesús y la mujer… TODOS se han ido y respetuoso y con gran dignidad se pone DE PIE, habla de tú a tú con la mujer y le dice: MUJER, ¿NADIE TE HA CONDENADO? Él LO SABÍA PERO ENTABLA CONVERSACIÓN CON LA MUJER (¡!) LA TRATA DE igual a igual, ¿Qué nos dice eso? La mujer es sincera y le dice NADIE, SEÑOR. Cómo estaría ella al decir esas palabras y sin sus acusadores. Con respecto a la mujer en pecado, la trata con amor, sin condena porque ya el pecado es un peso, no necesita más, pero si invitándole a que no siga pecando…
Él es el único que se dirige a ella LE HABLA, le da la oportunidad de hablar y ESCUCHA su respuesta, y la PERDONA Y la LIBERA, al decirle yo tampoco te condeno. Anda, y no peques más, la DIGNIFICA. Jesús le ofrece su perdón, confía en ella y la invita a vivir de manera diferente. Jesús le abre camino hacia una nueva vida en libertad. En esto nos deberemos detener siempre para no olvidarlo.
Viendo la actitud que tienen de los fariseos y escribas frente a Jesús, estimamos que además de querer castigar a la mujer, las preguntas dirigidas a él buscaban comprometerlo y poder acusarlo. En el grupo se planteó que más allá de querer castigar brutalmente a la mujer, lo que subyace es el deseo de encontrar en la situación, la manera de ir contra Jesús.
La actitud nos lleva a pensar cuántas veces respondemos en situaciones como la planteada o de similar característica, con pedradas de palabras. Al pensar y reflexionar sobre nosotras mismas en general reconocemos que perduran en nosotros estereotipos y prejuicios, que a veces infravaloran a los hombres (como una respuesta defensiva ante su prepotencia) pero otras veces nos vemos dando por supuesto que una mujer debe ser de tal o cual manera. No dejamos de indignarnos por todo esto, pero debemos reconocer la influencia que tiene en nosotros la educación recibida bajo la cual hemos vivido. En todo esto Jesús siempre da una luz nueva porque él trata a todas y a todos con un respeto y una cercanía que difícilmente alcanzamos.
En la iglesia percibimos que el grupo de sacerdotes tiene más voz que mujeres teólogas con mucho estudio y profundización a sus espaldas. Esto es algo que no llegamos a comprender. También hubo planteamientos en relación al hecho de que las mujeres no puedan acceder al orden sacerdotal (ni siquiera al diaconado). Hay cuestiones que no se pueden entender a la luz de cómo Jesús configuró su comunidad hace 2000 años.
Aún cuando tímidamente se dan ciertos cambios y se observa que las mujeres van tomando puestos de responsabilidad, a nivel comunidades sucede que en definitiva la última palabra la tiene el párroco, lo cual deriva en la frustración de quienes trabajaron y participaron directamente. La posición de la mujer en todos los ámbitos cambiará cuando no se dé por supuesto que para destacar tiene que ser siempre el doble de buena que un varón sin, además, descuidar ninguna de las atribuciones que históricamente se le han adjudicado: sensibilidad, cuidado de otros, humildad, maternidad…
En el fondo, seguimos siendo LAS NIÑAS, AUN CON CUALIFICACIONES EXCEPCIONALES. También es cierto que una cierta luz parece vislumbrar…
Destacamos el Sínodo de la Amazonia donde se reclama dar más participación y «funciones» a las mujeres, justamente por las escasas vocaciones sacerdotales… Algo que creemos que la Iglesia debe escuchar y sobre lo que reflexionar. Creemos que nuestro Papa lo ha escuchado, pero entendemos que existen también muchas resistencias.
Destacamos la importancia de orar antes de iniciar las actividades, y ante alguna situación difícil, y tener presente que no debemos juzgar a nadie y mucho menos condenar. También la importancia de vernos a nosotras mismas de manera realista y lejos de los prejuicios hacia los demás, que nos impiden ver nuestras flaquezas y debilidades.
En nuestras comunidades cristianas, parece que están haciendo el intento, aunque está costando un poco de dificultad, de permitir a las mujeres cargos de responsabilidad en la toma de decisiones. En México, ante tantos feminicidios, que quedan además impunes, los comentarios son de que es porque las mujeres se visten de tal o cual forma, o porque andan fuera a esas horas, etc. Siempre, la culpa es de la mujer, incluso dicho por algunos sacerdotes.
Vemos que las mujeres a nivel mundial, nos estamos movilizando. Una de las integrantes del grupo comenta la labor de agrupaciones como la UMOFC (Unión Mundial de Organizaciones Femeninas Católicas) a la cual pertenece la Asociación de la que es parte, en México. Nos hace saber que acaban de tener un webinario mundial ecuménico, que llevaba como título: “Mujeres, crisis y resiliencia”. Del mismo participaron mujeres líderes de diversos credos y continentes, con embajadores de la Santa Sede para reaccionar como mujeres y hombres de fe ante la ”conciencia humana anestesiada” (Fratelli Tutti 275), tanto respecto a los sufrimientos y discriminaciones que padecen las mujeres, como a la capacidad creadora y renovadora que han mostrado en la crisis actual, con una marcada resiliencia.
Carmen, Griselda, Mariana, Natalia, Roser y Shirley.
Los hombres querian matar a la mujer y con ello dejar libre al pecado, en cambio Jesús mató al pecado y dejó libre a la mujer. Para nosotros es muy fácil hacer leña del arbol caido, como nos gusta recrearnos en las faltas de los demás pensando que nosotros nunca las haremos, que somos mejores, pero lo cierto es que somos tan débiles como los demás y que cuando caigamos nos gustaria encontrar esa misericordia que mata al pecado que esta en ti pero deja libre a la persona.
BETANIA (GVJ) TEMA 25
La defensa de la mujer adúltera (Juan 8, 1-11)
Compartimos a continuación nuestra reflexión:
ACERCAMIENTO AL EVANGELIO
A la pregunta de cómo empieza Jesús su jornada, y leer el principio de este evangelio, se entiende la dedicación constante de Jesús a su misión. Jesús ha pasado parte o toda la noche orando y meditando en el monte de los olivos y al amanecer va al templo. Inspira serenidad. De madrugada sale al templo a ofrecerse a sí mismo a todos aquellos que como nosotros, encontramos VIDA en sus palabras y en su actuar, en medio del constante acecho por parte de sus detractores, los jefes religiosos del judaísmo, que seguramente lo quieren hacer desaparecer del paisaje.
Los escribas y fariseos presentan a la mujer pecadora ante el Maestro con doble intensión. Curioso como siempre la diferencia en la vara de medir las faltas de los hombres y las mujeres. Como pasa ahora. No habría prostitutas si no hubiera clientes. Al ver la escena y la situación, nos recuerda la facilidad con que emitimos juicios sobre lo correcto e incorrecto, y nos hace pensar en nuestras propias actitudes. Otro aspecto curioso es el hecho que pareciera que la mujer adulteró sola, no se presenta al cómplice, a pesar de que la Ley determinaba la pena de muerte por lapidación, para ambos adúlteros, tanto el hombre como la mujer (Lev 20, 10 y Dt 22, 22).
En ese encuentro Jesús redirecciona el rol tradicional de la época; actúa tan diferente que solo crea desconcierto y confrontación interior ante los acusadores y la misma adúltera. Lo que esperaban era agresión y aplicación de una Ley inhumana e injusta y lo que se encontraron fue un momento que los retó a pensar en la dignidad humana y en su propia miseria como pecadores. No les habló de la Ley, les habló al corazón. Jesús nos invita una vez más a pasar los momentos de toma de decisiones por el tamiz del amor y la misericordia que sólo vienen de Él. El perdón por encima de todo, sólo con la petición de no pecar más. El propósito de la enmienda que nos enseñaron de pequeños.
Juan utiliza el texto de la mujer adúltera para darle más brillo a aspectos fundamentales en la vida de Jesús. Por una parte, su esmero y cuidado con los débiles, los repudiados y los desestimados por las sociedades, y por la otra, hacernos conscientes de que la naturaleza humana es débil, imperfecta, inestable, errática e incongruente. Los débiles son representados en la mujer adúltera. Aquellos que, como hoy, suelen recibir todo el peso de la ley, del olvido y de la injusticia. Una sola frase desvela la inconsciencia de quienes a veces nos sentimos dueños de lo correcto, de lo que debe ser, de la tradición, por encima de lo humano y de lo divino expresado en la misericordia, la compasión y la solidaridad: «El que esté libre de pecado que tire la primera piedra». Las creaciones humanas son temporales y frágiles, el Covid-19 nos está mostrando esta fragilidad. Y el Espíritu, como el viento, nos invita a cambiar de dirección.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
CONVERSIÓN PERSONAL
Jesús es toda una inspiración en su forma de vivir y en su manera de estar en el mundo, por eso es un buen ejemplo de actuación inspiradora para intentar crear un mundo más humano. Antes de juzgar o condenar a alguien podemos aprender de Jesús, la serenidad, la prudencia, la piedad y el discernimiento.
De la actitud de Jesús valorar su apertura de mente, es como si para mostrarnos sus enseñanzas partiera de un punto cero, donde no hay prejuicios ni leyes que puedan enturbiar su visión. Toma distancia y se da cuenta que lo que generalmente viven las personas en aquella época, especialmente los dirigentes religiosos, ya no sirve para la construcción del reino que le manifiesta su Abbá. Pero no se queda allí, consciente de que lo que está sucediendo en su pueblo no corresponde al Reino de su padre, sino que, impulsado por el Espíritu, se expone a sí mismo valerosamente y pone en evidencia la forma distorsionada de pensar y actuar de aquella cultura
Del texto de Pagola se destaca algo que parece fundamental en Jesús y que podemos acoger casi que radicalmente en nuestra vida, tener la capacidad de tomar distancia de lo aprendido en la cultura en la que nos hemos movido: religión, política, sociedad, entorno familiar, colegio, grupos influyentes de amigos y amigas, en fin, todo aquello que ha aportado en la construcción de la forma en que percibimos, vemos y vivimos nuestro lugar en el mundo. Más que buscar el bien de las personas, la actitud de Jesús nos lleva a dar una oportunidad a las personas por el hecho de serlo.
COMPROMISO EN EL PROYECTO DE JESÚS
Sentimos un llamado a seguir el mismo hilo que nos dejó Jesús, en el sentido expuesto anteriormente. Cuantos vivimos en una zona de confort que contradice los anhelos y fundamentos que vivimos en nuestro interior. A nuestro alrededor se viven las contradicciones de los demás en su búsqueda de una mejor forma de vivir, que reflejan tal vez las propias. Nos falta ese valor de Jesús para ser coherentes con el Reino de nuestro Padre; atrevernos a SER a pesar de que se venga el mundo encima, con todas las consecuencias que de ello se deriven. Todavía hay tiempo.
Existen ámbitos donde se ven casos de desigualdad entre hombres y mujeres que tal vez obedecen a los factores del poder, de las influencias del hombre con respecto a la mujer. Importante es fomentar los valores humano-cristianos del ser por su dignidad de persona. En el ámbito religioso, todos conocemos el papel que desempeña la mujer. Si llegara al «poder» lo haría tan bien y tan mal como los hombres.
Debemos focalizar nuestro esfuerzo en que los hechos de vida no sean contradictorios con el discurso y las palabras que expresamos. Importante tratar de tener contacto diariamente con la palabra de Dios, en especial los evangelios, ya que estos libritos nos hablan del evangelio (mensaje – buena nueva), Jesús mismo es excelente noticia, es la BUENÍSIMA NOTICIA.
ORACIÓN «Salmo 25 (24)»
Señor, enséñame tus caminos,
instrúyeme en tus sendas:
haz que camine con lealtad;
enséñame, porque tú eres mi Dios
y Salvador
Buen Jesús, haz de mí un instrumento conciliador en mi familia, en mis grupos, con mis vecinos y prudente con mis amistades. Dame la fuerza y la voluntad para hacerlo.
Con cariño Fraterno: Tere, Meche, Lulú, Gioconda, Gus, Santi, Juancho.
NOTA: Este Tema lo concluimos a finales de mayo de 2020
GRUPO CAMINO DE EMAÚS.
Querido lector/a, compartimos contigo las reflexiones suscitadas a raíz de nuestro trabajo del tema 25.
Jesús de Nazaret acostumbraba a retirarse a orar en soledad. De esa comunicación, que se convirtió en vivencia de Dios, procedía su libertad y su energía para ponerse siempre del lado de los débiles, aún a costa de enfrentarse a los fuertes. La noche anterior a este relato la había pasado en el Huerto de los Olivos.
Como juzgo yo a los demás?
Con dureza inquisidora?
Con suavidad haciendo ver que existen otros caminos?
Defiendo las injusticias o me quedo en silencio?
Se perdonar?
Me siento amada, escuchada y perdonada por Dios?
Y como me trato yo a mi misma ante mis errores?
El está en medio de nosotros, no puede ser de otra forma. Su Espíritu está fusionado con el nuestro y nos invita a descubrirlo en nuestro interior y proyectarlo hacia los demás con nuestras palabras y obras.
¡Cuánta hipocresía!… tanto en tiempo de Jesús como ahora… Y eso es lo que a Jesús lo enoja: la hipocresía. De ahí su silencio, su actitud de ponerse a garabatear en el suelo, como esperando a que reaccionemos frente a la injusticia y que dejemos de condenar… Quien no tenga culpa que tire la primera piedra…
Jesús la rescata de esa situación humillante y la dignifica al mirarla y al hablarle llamándola Mujer. Esa palabra en boca de Jesús toma una dimensión redentora que le permite levantarse y emprender la vida de otra manera
¡Cuánta empatía nos hace falta en el momento de hablar de la conducta de las demás! Jesús nos invita en este pasaje a poder mirar a todas las personas –especialmente a las mujeres más vulnerables, pobres o marginadas- con ojos compasivos y misericordiosos como él lo hace y salir en su defensa, cuando son atacadas injustamente, o cuando están en situación de inferioridad.
A pesar de nuestros errores, son más grandes nuestros valores, nuestras bondades. Lo bueno nuestro es lo que hay de Dios en nosotros. No somos una mierda. Dios no nos tiene que perdonar nada. El Es solo misericordia y ya nos perdonó. No puede condenarnos. Señor ten piedad, es una súplica hueca. (No son palabras textuales, es lo que he asimilado
Con sospecha o con simpatía, el relato permaneció en los evangelios, a costa de buscarle una explicación a la “frase infractora” que algunos hubieran preferido que Jesús no hubiese pronunciado: “Yo no te condeno”. La mujer tenía que ser lapidada, pero gracias a su gran arrepentimiento, Jesús la defendió y después la perdonó. ¡que bueno es el Señor! Pero sin embargo, no hay nada en el texto que nos haga suponer que la mujer adúltera se había arrepentido. Y ahí está el tema que hizo desprestigiar este relato y por lo tanto que se llegase a arrancar por algunos de los transcriptores, como he señalado al principio.
Este evangelio sigue incomodando hoy como lo hizo en los primeros siglos. Sigue preocupando a quienes continúan, desde su “hipócrita moralidad” con el derecho de lanzar piedras, difamaciones, marginando, pronunciando juicios severos, alimentando desconfianzas, difundiendo habladurías….
Los guiones de este libro insisten en preguntarnos respecto al lugar de las mujeres en la iglesia… Ya me aburrió hablar del tema. Es obviamente injusto que las diferencias de género determinen la posibilidad o no de ocupar espacios en una institución. Me suena tan fuera de época como la discusión medieval sobre el sexo de los ángeles.
Considero que vivimos en una sociedad muy machista y patriarcal. No hacen falta muchos ejemplos, pero somos las mujeres más severamente juzgadas y las disidencias de género, más aún.
Se nos interpela sobre cómo podemos convertir estas cuestiones. Tengo la convicción de que las instituciones se cambian desde adentro, peleándola desde adentro. Sin embargo, en esto siento que lamentablemente, muchas mujeres optan por alejarse de un lugar que no las aloja, no las comprende, no las valora, las mal juzga.
Por otra parte, siento cómo en este tiempo de aislamiento son seguramente muchas más las mujeres sosteniendo la “iglesia doméstica” en sus hogares, hospitales, comedores, etc. Quizás consolidando nuevas formas de religiosidad más horizontales e inclusivas. Pero esto está muy invisibilizado. Ojalá después de esto, algo cambie para bien.
¿Cómo podemos contribuir? No lo sé. Me inspira leer a algunas teólogas feministas sé que están pensando en la periferia, que no son tomadas en serio, que van contracorriente… ¿acaso no es el modo en que las mujeres hemos logrado espacios en la sociedad? ¿acaso los varones que están en situación de privilegio van a resignarlos por pura misericordia? No obstante, creo que hay que seguir denunciando lo injusto de esta situación. Y no sé qué más se podría hacer.
Ahora bien, ¿quién soy yo para juzgar al otro? Que creo que es la enseñanza que nos da Jesús en este texto. “Si quieres juzgar al otro, primero júzgate a ti mismo y si te ves libre de pecado, entonces puedes juzgar al otro”. Sería la conclusión que yo saco de este texto.
La actitud tolerante de Jesús transmite toda la misericordia y bondad de Dios. Este gesto es el centro de la atención de la escena y todos los personajes que están alrededor desaparecen ante su intolerancia. El mensaje de Jesús estaba hecho de palabras pero sobre todo de hechos. Hablaba de misericordia y de compasión pero con gestos, para que se pudieran entender mejor. Jesús no condena, da nuevas oportunidades.
——————————————————————–
Si los fariseos y los escribas −que vivieron en una cultura netamente religiosa− no habían comprendido, finalmente, las Escrituras −y, por ello, juzgaron equivocadamente−, ¿qué esperanza puede tener hoy un cristiano que no se prepara y que no profundiza en su fe? Mucho ojo con el “buenismo”, ese creerse “buenos”, por ende, mejor que todos los demás… Es como lo que pasa, por ejemplo, con el valor de la humildad: Nadie verdaderamente humilde puede reconocer su humildad porque, entonces, deja automáticamente de serlo…
¡No al “puritanismo hipócrita”! No podemos juzgar a otros estando nosotros en la misma condición que ellos; hay que tener la autoridad moral para poder hacerlo y, aun así, solamente Dios puede juzgar. El no juzgar es, para mí, esencial en el mensaje de Jesús. En todas las escenas que aparece un pecador o pecadora, Jesús le perdona los pecados: es el “gesto” más importante que realiza, mucho más que curar las enfermedades.
Hace años, en el trabajo donde estuve, se descubrió un affaire (como suele llamarse) de una chica con uno de los jefes; la persona despedida por “mal comportamiento” fue la chica. Eso me indignó mucho. Hubiera sido parejo. ¿No creen? Yo procuro ser más comprensiva hacia las mujeres, ya que siempre se han llevado “la peor parte” en la historia. La mejor responsabilidad de cualquier autoridad no es la de castigar si no la de recuperar al condenado y rehabilitarlo. No sólo hay un doble criterio a la hora de juzgar la misma actuación, tanto en varones como en mujeres (éstas últimas más duramente condenadas, lastimosamente), hay en muchos una “doble vida”… ¡Cosa muy dañina para todos: para la fe, la autenticidad y la propia vida!
A veces, me cuesta orar por cinco minutos, mucho más una hora, o dos…, a veces, ni me santiguo al levantarme, menos podría yo orar toda la noche como Jesús y, sin embargo, ¡cuánto bien hace la oración! Si el “Hijo de Dios” necesitaba orar, ¡cuánto más lo necesitamos nosotros! Sobre todo en este tiempo en que el mundo está viviendo una pandemia, me pregunto: ¿Dónde está Dios? ¿Por qué no nos escucha? Pero el tiempo de Dios es perfecto, nos escucha y atiende nuestra súplica.
Ser justos como Dios es justo; partiendo de esta premisa, la justicia va por ahí: amar a mi prójimo y, cuando amo, el trato es delicado y eficaz; mucho más esto con la mujer, porque es digna de admiración. Primero, porque una mujer nos dio la vida: LA MADRE. Segundo, es una mujer la que nos acompaña el resto de nuestros días: LA ESPOSA. Muy sensible a la hora de amar pero muy valiente a la hora de defender a los suyos. Por eso, muchos entendidos afirman que Dios es una “Madre”: Él no se resiste cuando sus hijos le imploran. ¿Qué pasaría, por ejemplo, si mujeres fueran las que iluminaran nuestras vidas de creyentes cada domingo en la homilía? ¿Las escucharíamos con mayor atención y concentración, al menos por ser algo “novedoso”?
Queridos amigos, os trasladamos nuestras reflexiones desde el grupo En Camino de este tema.
Empezamos este Tema 25 reflexionando en la primera palabra del texto, que hace mención a que Jesús se incorporó y nos llamó la atención por el hecho de que incorporarse es una actitud para adoptar la postura correcta antes de tomar decisiones, antes de juzgar o incluso antes de escribir este resumen. Una vez en la postura adecuada se puede entender su misericordia y amor infinito con el que evita aumentar la humillación y vergüenza de la mujer adúltera.
Los fariseos ponen a Jesús entre la ley y la mujer, pero no esperan una respuesta tan compasiva y sabia. De este modo Jesús pone la sabiduría al servicio de la compasión, sin medir las consecuencias que pueda tener para su propia vida por contradecir la ley de Moisés. Esta es una decisión absolutamente alejada del ego. Todo lo contrario de aquellos que tras las leyes, permitían matrimonios concertados y alejados del amor, y después condenaban a muerte a quien manchaba la honra del marido.
Entendemos que el poder de Jesús se fortalece a través de la oración, por eso no es baladí que en el pasaje se mencione que «Jesús se retiró al monte de los Olivos» para orar. Jesús se toma su tiempo para contestar, y esta es otra de las acciones poderosas de este pasaje. Necesitamos tiempo para poder tomar decisiones eternas, y que sean válidas dos mil años después.
También nos hemos parado en el gesto que tiene Jesús de escribir en el suelo en silencio, y entendemos que la palabra y la escritura tienen fuerzas diferentes, y que a veces es necesario dejar de hablar para decir cosas.
A todos nos escandaliza que alguien esté dispuesto a quitar una vida en nombre de Dios, pero ¿no sigue sucediendo en estos días? Lo qué está dispuesto a hacer una iglesia por salvaguardar una confesión, ¿no choca con lo que está dispuesto a hacer Jesús por salvar una vida? Al fin y al cabo, perdonar a la mujer significaba quebrantar la Ley de Moisés y por lo tanto permitir el pecado.
En la parte segunda del tema hemos tratado de acercar este pasaje a nuestra vida, y hemos profundizado en el papel de la mujer antes y ahora. Entendemos que existen avances desde la mujer perdonada por Jesús y la mujer de hoy, pero seguimos reconociendo que la sociedad aún mantiene los estereotipos y las diferencias, por lo que todavía no se puede hablar de total igualdad. Se hace imprescindible que se valore el trabajo del cuidado de la familia igual que el trabajo fuera de la casa, y que quien opte por esta labor, no tenga en un futuro más dificultad al acceso a contratos de trabajo, o puestos de decisión.
También hemos aportado un dato inquietante: ya que de las 48.000 personas reclusas penadas en España en el año pasado, 44.500 eran hombres mientras que 3500 eran mujeres. Tal vez este dato nos invite a promover un cambio y poner al frente de la sociedad a quien esté realmente mejor preparado para mejorar las cosas.
Los hombres y mujeres de nuestro grupo, abogamos por la igualdad de trato a cada ser humano en la sociedad y en la iglesia también. A este respecto, nos cuesta entender esta discriminación histórica en un momento de carencia de vocaciones en una iglesia cerrada al cambio, con cánones que parecen igual de pétreos que las leyes de Moisés.
Con esta cerrazón nos estamos perdiendo la teología de mujeres, que en muchos casos estará más inspirada que la ortodoxia de muchos teólogos varones. Pero en todo caso no consideramos este el tema central de este pasaje sino más bien, el trato con el respeto que merece cualquier ser humano, sin humillar, sin juzgar, y poniendo por delante la oportunidad de reconciliación sobre el rencor. Jesús se muestra comprensivo, tolerante, perseverante, firme, coherente, compasivo y perdonador.
Este es el camino que nos marca: mirarnos y ver que somos seres humanos con sentimientos, aunque vivamos en un mundo terriblemente individualista, insolidario, que ya no lapida a una adúltera, pero que sigue lejos de ser un lugar «vivible» para todos.
Un fuerte abrazo a todos.
Querido lector/a, compartimos contigo las reflexiones suscitadas a raíz de nuestro trabajo del tema 25:
ACERCAMIENTO AL TEXTO EVANGÉLICO
Este texto es tremendamente esperanzador y muestra una vez más cómo es Jesús, abierto siempre al perdón y ofreciendo continuamente la posibilidad de transformación a pesar de no merecerlo.
Jesús comienza su jornada en la noche, rezando retirado, en silencio, donde nadie pueda molestar la conversación con su Padre. Posteriormente, cuando amanece se dirige al Templo. Este no es el espacio donde se enseña y aplica la ley rígidamente y se castiga/recompensa en consecuencia, sino que pasa a ser un lugar para la esperanza de un nuevo reino donde el Señor acoge a todos. Jesús les enseña cómo vivir ese nuevo espíritu. Lleno de Él se manifiesta a la gente, la atrae, y enseña. Pero los escribas y fariseos buscaban la manera de sobresalir y hacer quedar mal a Jesús. Éstos, llenos de envidia, rabia, y prepotencia quisieron probar el modo de actuar de Jesús presentándole a una mujer que había sido sorprendida en adulterio; a la que, con burla y escarnio de todos, ponen en medio para lapidar, como exigía la Ley en esos casos.
Acusan a la mujer de haber cometido adulterio. No aluden para nada al hombre. De nuevo la mujer pisoteada y vejada por la ley de los hombres, que sólo tienen en cuenta a la mujer adúltera. Nadie interroga a la mujer, porque para ellos no tiene valor lo que diga una mujer, todos la consideran culpable. Lo que vale es lo que dicen los que la han capturado, y ante eso, quieren aplicar el castigo establecido por la ley, sin mirar nada más, sin ver al ser humano que tienen delante. Probablemente nosotros hubiéramos actuado de la misma manera, porque hubiéramos compartido la cultura existente sobre la mujer.
Jesús actúa con mucha calma, está tranquilo, no va a castigar a la mujer. Está como ajeno a todo pues se pone a escribir en el suelo No se ha sabido nunca lo que Jesús escribió ¿qué pondría? Luego, su frase determinante: “el que esté libre de pecado, que tire la primera piedra” los deja a todos descolocados. Jesús es el Dios de las sorpresas, y desde luego, esa masa enfurecida, en ese momento fue sorprendida por unas palabras que fue como un espejo para todos ellos. ¿Por qué lo dice? Porque no hay nadie libre de pecado, porque nadie puede atribuirse el poder de castigar y hacer daño a otra persona juzgándola. A continuación se retiran, porque no hay respuesta posible ante semejante expresión.
Jesús no permite que alguien use la Ley de Dios para condenar a nadie. Tras desarmar a los acusadores, no condena a la mujer y le ofrece nuevas oportunidades de vida. Su actuación con la mujer es comprensiva, tierna, y amorosa
Este episodio, mejor que cualquier otro ensañamiento, revela que Jesús es la luz que hace aparecer la verdad. El hace aparecer lo que existe de escondido en las personas, en lo más íntimo de cada uno de nosotros. Jesús ve en cada persona la pureza del corazón limpio, por mucho que hayas pecado, no te condena sino que te salva. Eso sí, en adelante no pequemos más.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
+ En lo posible, trato de no hacer distinción, sino que la persona se valore por lo que es: un hijo/a de Dios. Como nos enseña Jesús, es preciso estar en constante comunicación con el Padre para buscar siempre, acoger, acompañar, comprender antes de juzgar; ya que eso solo le corresponde a Dios. Nosotros/as somos muchas veces rápidos para hacer sentencias por lo que vemos, pero Dios ve el Corazón.
+ Hablar de Dios no es cuestión de géneros, es hablar desde la experiencia de una persona, desde el corazón, desde la ternura. No es patrimonio exclusivo de los hombres, ellas saben bien de lo que hablan puesto que Dios es Padre pero actúa más como Madre. Tampoco es cuestión de saber más teoría, es cuestión de experimentar a Dios, tener una experiencia de fe, y recibir su sabiduría.
+ En el grupo de Tai-Chi Zen Cristiano somos más mujeres que hombres, en la iglesia también tengo esa sensación, en este grupo también hay más mujeres ¿por qué será? Creo que la mujer está más conectada con Dios al tener un corazón materno, así que no son menos dignas sino que ya están más cerca del amor de Dios.
+ Para mí, de la actitud de Jesús, la principal enseñanza en este episodio es no dejarse llevar por las ganas de juzgar al prójimo, por el ansia del poder sobre el otro: Tendemos a juzgar al otro para ejercer ese poder, y al hacer esto, producimos dolor en los demás.
+ Agradezco el estar despertando al interiorizar esta actitud de Jesús con esta adúltera. Puedo aprender de Jesús que debo estar de parte de la persona más débil, de la persona equivocada, que debo comprender, no juzgar. Que debo mirar como oportunidad defender a la mujer como persona igual al hombre.
+ Te das cuenta que las personas no hacen cosas porque sí, salvo los psicópatas claro. Todo el mundo tiene motivos, buenos o malos, para hacer las cosas. Lo importante es descubrir esos motivos para poder sanar y no poner tiritas. Y ahí es donde aprendes a no juzgar, a tratar de comprender y ver las cosas positivas, que en medio de situaciones malas, pueden ayudar a esa familia a salir adelante.
+ Emociona verdaderamente la actitud de Jesús con la mujer. No es sólo la ternura con que la trata, sin rechazo alguno, es también la confianza y la fuerza que le da para posibilitarle un cambio de vida, sin echarle nada en cara, ni siquiera exigirle un arrepentimiento. Es una aceptación plena de la persona, sin condiciones, y la invitación a asumir otra forma de vida.
+ Tampoco se trata de tener más comprensión con las mujeres. Hombres y mujeres somos iguales, y todos merecemos el mismo respeto y consideración. En todo caso, deberíamos tener más comprensión hacia los más débiles, sean hombres o mujeres.
+ ¿Con quién me identifico en esta historia? ¿Con la mujer adúltera, quien, si bien culpable, no merecía la muerte por lapidación? Y aparte de eso ¿dónde estaba su compañero de adulterio? ¿no era él igualmente culpable? ¿O me veo entre aquellos que la condenaron, la humillaron públicamente y estaban dispuestos a acribillarla a piedras?
MARIVI, ISABEL, LUCILA, JAVIER, MARGALIDA, ANA VILMA, RICARD, ANTONIO, FRANCIS.
AMIGOS DE LOS GRUPOS DE JESÚS, HEMOS TENIDO UN 8 DE MARZO QUE MUCHOS YA HAN LLAMADO HISTÓRICO JUSTO AL FINAL DE NUESTRA REFLEXIÓN SOBRE EL TEMA DE LA MUJER ADÚLTERA QUE VA A SER LAPIDADA.
PRIMERA REUNIÓN
Jesús entendía esa injusticia pero también sabía que si defendía a la mujer lo acusarían de infractor de la ley, así es que lo tuvo que pensar un poco y mientras tanto se agachó para escribir o dibujar algo en el piso, cosa que desesperó a los fariseos y lo apresuraron a que respondiera.
Jesús calla. No pronuncia palabras, sino que escribe. Siempre me ha intrigado saber qué escribía el Maestro en el polvo de aquel desierto. Tal vez las leyes que Moisés escribió sobre roca se habían desgranado y transformado en arena al perder su espíritu.
Entonces Jesús se levantó y les hizo ver que nadie estaba libre de pecado, retándolos a que quien fuera inocente tirara la primera piedra.
Jesús, neutraliza el deseo de escribas y fariseos de apedrear a la mujer poniéndolos al mismo nivel. Tan pecadora es ella, como ellos y sobre todo «los más viejos». Nadie puede presumir de estar limpio.
Seguramente esa mujer nunca había recibido un sólo gesto de comprensión y respeto. Se sintió amada y, por eso, con toda seguridad, nunca volvió a sus errores. Probablemente después fue una de las fieles seguidoras de Jesús.
Echo de menos a otra persona: el compañero en el adulterio. ¿Dónde está? Tal vez entre los que ya tienen una piedra en la mano y viendo como moriría la persona que le proporcionó placer ilícito un rato antes. Los lustrosos fariseos han actuado en anteriores situaciones haciendo morir a alguien.
Jesús no ha venido a condenar, sino a salvar. A lo largo de tres años, se le presentaron todo tipo de personas que aún hoy cualquiera de nosotros rechazaría, pero Él no condenó a nadie.
Jesús rehabilita, sana, perdona y nos lanza otra vez a la vida: «Anda, y en adelante no peques más»
SEGUNDA REUNIÓN
Yo si tengo mucha tendencia a jugar a primera vista y de allí sacar mis conclusiones, y aunque no se lo diga a nadie, ya lo analizó mi mente. Al final llego a la conclusión de que la gente es como es por sus experiencias pasadas, que uno ni se imagina. Eso me lleva a tratar de comprender y no condenar. Esas personas están urgidas de amor.
Yo lapido de otra forma. Yo le pongo el color al cristal por el que miro a los demás y Jesús me dice que no tengo derecho a eso y que, además, obrando así, no hago de este mundo algo mejor. Y no se trata de reprimir las impresiones que cada cual me genere, sino de ir limpiando mi mente y mi corazón de filtros a la hora de mirar a los demás, filtros que son solo míos, que seguramente están sucios, que hacen que genere juicios que a nadie le importan. Ni siquiera a mí.
No tiro la piedra porque soy culpable yo también. Y si no lo fuera, ya no habría piedra. De eso se trata: de cuidarnos nosotros y dejar de mirar a los demás.
Respecto al comportamiento machista y exclusión de las mujeres, yo observo que actualmente las mujeres que tienen estudios, conocimientos e inteligencia ya no se dejan abusar ni manipular por los hombres; muchas veces, al contrario, son los hombres los que sutilmente son manipulados por algunas mujeres.
Mi actitud ante esto es la de pena, amor hacia la mujer, comprensión, cariño ante el vacío que pueda encontrar, ayuda -sin acritud- apoyo. Mi perdón no le serviría para nada pero el ponerme de su lado sí le vale. Y si hay consecuencias, ayudar y apoyar. ¿Sabemos cómo nos habríamos comportado si nos hubiera llegado la ocasión, por fragilidad, sometimiento, o por violación? Pongámonos en su lugar antes de juzgar.
La enseñanza que saco es que necesito tener tiempo de silencio y soledad para estar con Dios y poder enfrentar la vida con amor. Y, ante cualquier problema, tomarme un tiempo para pensar bien antes de responder.
Cualquier persona necesita sentirse comprendida y amada y yo necesito trabajar para poder dar amor y comprensión siempre.
Jesús comienza su jornada, después de “cargar las pilas”. La soledad y el silencio del monte, le ayudan a encontrar dentro de sí, la fuerza que le viene de Dios.
Más tarde, se encuentra de nuevo en el templo con todos los que iban acudiendo a Él y sentado, les enseñaba. Se ponía a nivel de la gente normal, con esa delicadeza suya de mostrarse uno más.
Los escribas y fariseos le llevan a una mujer sorprendida en adulterio. Para comprometerlo y poder acusarlo le preguntan qué deben de hacer con esa mujer. La mujer es utilizada sin importarle a nadie lo que estaría sufriendo….El miedo a ser lapidada, la vergüenza de verse sola y acusada….
-Si la absolvía , infringía la ley.
-Si la condenaba, se arrogaba un derecho que competía al Procurador romano.
Entonces, se inclina en actitud reflexiva, no señala a nadie ni fija su mirada en nadie….algo escribe sobre el suelo y deja que la escena vaya avanzando por sí misma.
Luego se incorporó en actitud de seguridad, como queriendo dejar constancia de la autoridad dada por Dios y les propuso :”El que se halle libre de pecado , que tire la primera piedra “
Les obligó a mirarse a sí mismos, a mirar en su interior, antes de juzgar y condenar.
Y sucedió lo que tenía que suceder, que NADIE fue capaz de lanzar la primera piedra, porque todos habían tomado conciencia de sus faltas, sus carencias, sus pecados…..Y se van alejando del lugar.
Y, volvió a inclinarse en actitud de espera….invitando a no juzgar, a esperar, a ponerse en el lugar del otro, Jesús, hizo lo de siempre: Dejar la ley de lado y hacer pensar.
Quedaron sólos, Él y la mujer.
Es el momento más liberador y decisivo.
Quedan frente a frente: La culpa y la Misericordia.
-“Mujer, ¿dónde están?.¿Nadie te ha condenado?.
-“Nadie, Señor.”
-“Tampoco yo te condeno. Anda y en adelante no peques más”
EL sólo muestra el amor sin condiciones, EL nunca condena. El hace lo de siempre: Su actitud es de iluminación para nuestra vida, ayudar en lugar de juzgar, acoger en lugar de rechazar.
La frase: “Tampoco yo te condeno”, Lleva implícita otras dos: “Yo sólo sé amarte “ y “ Sígueme”
Porque:-
Jesús no es un público reivindicador de la justicia, sino un vehículo de oportunidades y misericordia y aún sin que ella lo hubiera pedido, su amor la conduciría a un cambio de vida.
Queda resonando en nosotros esta frase:”Yo tampoco te condeno”. Deberíamos tomarla como oración personal continuada, cada vez que vamos a juzgar o condenar a algo o a alguien. Apredamos a ”ponernos en los zapatos” del otro…. Ayudarlo y valorarlo a pesar de sus errores. Y repetir con ÉL todas las veces que haga falta:
“Yo tampoco te condeno”
Tienes razón. Este trozo me muestra a un Jesús liberador, a un Jesús amante e increíblemente grande en su misericordia.
Me ha llegado al corazón esta justicia de El, tan lejana a a nuestra justicia humana.
La única respuesta que encuentro, y muy pobre,es que al momento de verlo cara a cara y resplandezca su rostro sobre mi ,por su infinito amor entendere lo que he perdido al estar lejos por mi pecado. Y mi dolor, mezclado con su acogida e inmensa ternura será mi cielo para siempre. Y eternamente lo alabaré por su justicia, que es un amor por mí sin límite.
Pues que fácil es ver lo que el otro hace o peca sin verse a uno mismo lo que ha cometido de pecados sobre todo la gente grande que ha pasado por muchas situaciones en que se le presenta la ocasión del pecado hipocresía, injurias falsos testimonios robos, crimen, ,adulterio, engaño, egoísmo, orgullo, infidelidad . etc… desde luego me identifico en ser un pecador arrepentido ante el misericordioso Dios que me perdona así como a esa mujer adultera y tener presentes su recomendación. «no vuelvas a pecar» creo que eso es lo mas importante y no engañar y volver a engañar, ser infiel y volver a serlo, robar y volver hacerlo. Creo que lo que quiere el Buen Jesús que no volvamos a realizarlo y no solo arrepentirnos. Que difícil es identificarse con esta mujer tanto el hombre como la mujer. Ayúdame Padre a que tu Santo espíritu me fortalezca en mis debilidades y no me dejes caer en nada de lo que no sea agradable a tus ojos.