Marcos 4,1-9
De nuevo se puso [Jesús] a enseñar junto al lago. Acudió a él tanta gente que tuvo que subir a una barca que había en el lago y se sentó en ella, mientras toda la gente permanecía en tierra, a la orilla del lago.
Les enseñaba muchas cosas por medio de parábolas. Les decía:
—Escuchad. Salió el sembrador a sembrar. Y sucedió que, al sembrar, parte de la semilla cayó a lo largo del camino: vinieron las aves y se la comieron.
Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra; brotó enseguida, porque la tierra era poco profunda, pero, en cuanto salió el sol, se agostó y se secó, porque no tenía raíz. Otra parte cayó entre abrojos, pero los abrojos crecieron, la sofocaron y no dio fruto. Otras partes cayeron en tierra buena y crecieron y se desarrollaron y dieron fruto: el treinta, el sesenta y hasta el ciento por uno.
Y añadió:
—¡Quien tenga oídos para oír, que oiga!
- Ver el contenido de las dos reuniones de este tema en el libro Grupos de Jesús, de José Antonio Pagola
Primera reunión: Acercamiento al Evangelio
– Guía de lectura
– Acercamiento al texto evangélico
– Comentario
Segunda reunión: Acercamiento a la vida
– Conversión personal
– Compromiso en el proyecto de Jesús
– Sugerencias para la oración
Queridos amigos y amigas de Grupos de Jesús:
Somos el GVJ 23, un grupo virtual que ha comenzado tras la convocatoria del mes de mayo de 2020 realizada desde la web Grupos de Jesús y queremos compartir algo de lo que hemos reflexionado sobre el tema 27. Este tema, junto al 26, nos han invitado a acoger la semilla del reino de Dios. Si seguimos a Jesús es para colaborar con él en el proyecto humanizador del Padre y nuestra primera actitud ha de ser acoger en nosotros la semilla del reino.
Jesús enseña junto al lago
Galilea es el escenario natural que se configura más con la imagen de Jesús, por varias razones. La forma de enseñar de Jesús es muy práctica y sencilla, ya que utiliza ejemplos de la vida ordinaria del pueblo (que él mismo la percibe y vive). Estos pasajes del Evangelio nos ayudan a comprender las notas distintivas del reino de Dios y una nueva estrategia pedagógica de Jesús. Es una nueva recodificación de la forma de relacionarse con el Dios de los judíos. Es un Dios para todos, para los pequeños y necesitados de la misericordia de Dios. Como lo indica Pagola, con estos breves relatos, Jesús no busca ilustrar grandes doctrinas, sino poner a la gente en contacto con experiencias de su propia vida que pueden ayudarles a abrirse al reino de Dios.
Una de las parábolas que revela qué es el reino de Dios
“Escuchad”, “quien tenga oídos”. Jesús pide atención porque hay tantas cosas que están en el pensamiento que distraen, interrumpen que el mensaje llegue. Y nos presenta a un campesino que al sembrar lanzando las semillas, muchas de ellas se pierden en el camino, las piedras y las espinas. Sorprende la abundancia de lo sembrado y la extraordinaria fecundidad de lo que cae en tierra fértil. Así de abundante y fecunda es la semilla del reino. Como es abundante, todos tienen la posibilidad de recibirla. Como es fecunda, da todo de sí cuando encuentra la tierra apropiada. La semilla es la Palabra de Dios que nos revela su reino. Cuando nosotros como discípulos sembramos esta semilla no tenemos que guiarnos por criterios de éxito o de fracaso, sino solo hacerlo abundante y gratuitamente, imitando la generosidad de Jesús para con nosotros que no conoce límites. El sembrador es Jesús, pero hoy en día debemos, a semejanza de Jesús, ser sembradores de paz, de alegría, de buena noticia.
Oramos juntos
Señor, abre nuestros corazones y ayúdanos a no poner obstáculos para que tu Palabra dé finalmente frutos en cada uno de nosotros. Amén.
Berla, Javier, Mauricio, Mayertzy y Wilson
Grupo Virtual de Jesús 23
Estimados amigos y amigas de los Grupos de Jesús:
El GVJ 25 les hace llegar la reflexión del vigésimo séptimo tema del proceso de Grupos de Jesús, compartimos con ustedes lo que hemos dialogado y comentado.
El texto que propone Pagola: Marcos 4,1-9, nos hace un llamado a colaborar con Jesús, “abriendo caminos al reino de Dios y su justicia”. En el grupo se hicieron las siguientes reflexiones (que fueron muchas y muy valiosas, aquí exponemos algunas de ellas, pero fue muy impactante y sobre todo enriquecedora la reflexión de esta lectura del evangelio) que queremos compartir con ustedes:
EL SEMBRADOR
Los comentarios de los integrantes del grupo son: “No hay duda para mi es Dios mismo sembrando, su semilla la buena nueva”. “¿Qué hace que fracase la siembra? En efecto, es el corazón de los hombres que recibimos esa buena nueva, ¿cómo está mi corazón, mi ser, para recibir la palabra de Dios, en esa misma proporción voy a permitir que germine dentro de mi o se morirá dentro de mí también?” “Algo que veo es que Jesús siembra en todos lados, no solo donde se garantiza que habrá buenos frutos; su enseñanza es para todos. Desgraciadamente hay tantas cosas en el mundo que nos distraen o que nos absorben que nos hacen olvidar o hacer caso omiso a las palabras de Jesús”. “En el escenario vemos a un Jesús al lado de la multitud, comprometido en su momento y en su historia, hablando siempre con ternura y con palabras de vida, y aunque sus palabras son en parábolas creo que lo hacía para que hicieran un esfuerzo y lo relacionarán con su vida práctica, es decir les habla en su lenguaje y con ejemplos de la vida cotidiana. El antecedente a la parábola era la palabra ESCUCHEN y al terminar ¡EL QUE TENGA OIDOS PARA OIR, QUE OIGA! Nos invita a poner todos nuestros sentidos en su palabra y llama la atención para estar atentos y que la vida no nos distraiga, al escuchar buscamos encontrar el significado y la relación con nosotros y no solo oírla. Y si lo hemos entendido, me conmina a ponerla en práctica y me ubique como que tierra soy yo para la palabra de Dios”.
LA SIEMBRA
Los comentarios de los integrantes del grupo son: “La semilla que recibimos no es una noticia más que recibimos en un diario, o en un noticiero, o en un libro, «ES SEMILLA VIVA». La que debo hacerla vida en mí y continúe así dando vida en mis actos para que en ese trocito que me toca hacer sea fructífero. A cada uno, el Señor nos bendice con la semilla que nos toca sembrar en el modo y la forma que nos calza a cada uno. Esta en nosotros analizar cuál es la mejor manera de darle vida latente. Esa semilla que nos deja cada lectura del Evangelio es para ver qué me dice a mí y de qué manera lo aplico a mi vida de todos los días. Es en cada uno en donde el Señor siembra dándonos la libertad de elegir: hacerla germinar o hacer caso omiso de ella. Nuestra tarea es sembrar la semilla recibida. Nuestra siembra consiste en dar vida a esa semilla. Que la semilla recibida la guardemos en nuestro corazón y la llevemos a la vida y la convirtamos en vida”. “Mi intención debe estar enfocada en que los hermanos escuchemos la palabra y como dice el mismo Jesús que los que tengamos oídos la escuchemos, la hagamos nuestra y la proclamemos en nuestro entorno personal y colectivo, incluyendo el trabajo, las actividades de recreación y descanso y que la celebración de nuestra fe, sea una oportunidad de subir nuestro ánimo y espíritu a tal grado que las dificultades, tomen su justo tamaño, ni más, ni menos”. “Aunque estoy dando pasos en este sentido, existen resistencias en mi persona que me impiden una mejor acogida y respuesta al mensaje de Dios. Interiorizando en mi corazón podría decir que sigo teniendo apegos a lo material y me resulta difícil luchar contra los deseos de la carne y de mi Ego, la falta de humildad y comprensión de los problemas de mis hermanos, mis resistencias e inconsistencias para entregarme a acciones de apostolado, me llevan a inercias y falta de compromiso”.
ORAMOS JUNTOS
“Amado Jesús quita por favor y si es tu voluntad esas resistencias que surgen de la crítica al hombre que está dando tu palabra y permite que tu Espíritu Santo me permita aprender lo que deseas decirme. Señor te agradezco tanta dedicación de tu parte para mí”. “Te pido perdón por mi distracción y no dedicarte el tiempo y la atención necesarios para comprender tu palabra y hacerla vida en mí. Me he dejado dominar por el trabajo, los quehaceres diarios, los entretenimientos que el mundo ofrece y que cansan la mente dejando en un segundo plano el entender la belleza y el poder de tu palabra. Te pido la sabiduría necesaria a través de tu Santo Espíritu para saber vencer las tentaciones y poder así entender mejor tu mensaje. Dame tu luz para que venza mi obscuridad. Amén”. “Gracias hoy y siempre Sembrador incansable; gracias, Maestro Jesús por abrir mis oídos y mi entendimiento; gracias, hermanos queridos por compartir este tramo del camino; gracias a mi hijo con quien aprendo y crezco día con día; agradezco mi capacidad de reconocerme infinitamente pequeña ante el Padre, pero con un corazón inmenso para amarme y amar a mi prójimo”. “
Grupo Virtual de Jesús 25
Clarita, Dolores, Enrique, Sergio, Héctor y Alfonso
Me pareció una gran enseñanza. Gracias, bendiciones. Me gustaría saber qué contestar en esta pregunta: ¿qué semilla del reino de Dios encontramos? ¿Y a qué nos impulsa en torno a la comunión, participación y misión?
GVJ 22 Monseñor Romero
Tema 27: Acoged la semilla del reino de Dios
Nos encontramos con Jesús enseñando a la multitud en el Mar de Galilea. El no se limita a ofrecer su palabra salvadora sólo en la sinagoga, para Jesús cualquier sitio es bueno para hablar del Reino de Dios, para Él todos los sitios son sagrados. Jesús enseña a la multitud hablando en parábolas, este es el modo más sencillo para que la gente escuche, piense y reflexione.
Jesús, antes de narrarles la parábola, les pide atención: Escuchad. Para escuchar hay que callar, guardar silencio para permitir que las palabras sean oídas y calen hasta el fondo. En silencio y atención, podremos hacer espacio en nuestro interior para que la Palabra llegue hasta el fondo y se aloje – como las semillas que esparce el labrador en tierra buena. Al finalizar nos dice “quién tenga oídos para oír que oiga” y nos pide que tengamos un oído atento para registrar su palabra y transmitirla. Monseñor Angelelli decía” Con un oído en el pueblo y otro en el evangelio”.
Lo importante es la escucha atenta, a veces va más allá de lo que las palabras dicen. Es importante ESCUCHAR al Señor para tener la fortaleza necesaria para cuando la vida nos pone en situaciones difíciles.
Comprender este mensaje significa ser un verdadero discípulo y no entenderlo supone que no se está realmente comprometido con el Reino de Dios, un sitio donde hay paz, esperanza, amor y justicia para todos.
Al igual que el sembrador echa su semilla por todo tipo de terreno porque nos habla a todos, pero no es escuchado por todos.
Es necesario tener una actitud interior (buena tierra) que permita entender aquello que nos quiere transmitir, para que al igual que la semilla que crece y da frutos, la palabra del Señor cambia nuestro corazón.
Jesús también sabe que hay obstáculos, la tierra mala se trata de ambientes superficiales, donde a veces usamos la fe como una cuestión de necesidad.
El terreno pedregoso, es cuando no queremos transformar nuestro carácter o nuestro estilo de vida, ante el mensaje del Reino, que nos invita a profundizar el amor fraterno.
Las malezas son nuestros intereses o nuestros privilegios que anteponemos al mensaje del Reino, pues nos cuesta despegarnos del confort que a veces nos deja instalados e indiferentes, a la invitación de salir a sembrar.
La tierra buena es cuando predisponemos nuestro corazón a recibir y germinar la semilla del reino.
Las comunidades cristianas tienen que estar vinculadas a gestos concretos de caridad, proyectadas hacia la caridad social, aquellas que transformen las estructuras sociales, para producir frutos de treinta, sesenta o ciento por uno.
Los evangelios, siendo tan antiguos contienen tanta riqueza, y todo lo que expresan de aquella época se puede perfectamente trasladar a los tiempos presentes, su vigencia permanece.
La Palabra se sigue proclamando en las parroquias y grupos parroquiales. El Señor nos dice que el Reino de Dios hay que extenderlo por todo el mundo, a veces parece que los actuales apóstoles se han olvidado de esto.
Cada vez creemos menos en las palabras y necesitamos ver a los jornaleros de Dios trabajar por la Justicia y la Paz: el reino. La participación de los cristianos en la sociedad es fundamental para que la semilla brote y para ello necesitamos trabajar. Por más que el cielo nos mande la lluvia y días de sol, si no trabajamos la tierra, la semilla no germinará. La palabra está dicha, la presencia del Reino está en nuestras manos, porque Dios así lo ha dispuesto.
Nosotros sentimos que éste grupo nos ayuda a arar el terreno, abonar, sembrar la semilla y regarla. Los frutos se han visto en nuestro corazón y cuando nos reunimos salen cosas muy lindas que nos abren aún más el entendimiento. Todo tipo de encuentro donde se escucha y medita la palabra de Jesús, va germinando la nueva vida en cada persona y en la comunidad.
En estas meditaciones son de gran ayuda las enseñanzas de Fray Marcos y de José Antonio Pagola que nos dice: “Jesús lo ve así: nunca nacerá un mundo más humano si no cambia el corazón de las personas, en ninguna parte se construirá la vida tal como Dios la quiere si las personas no cambian desde adentro”
Conversación con Jesús: Padre creador y dador de Vida, gracias por tenernos entre tus jornaleros. No es fácil pedirte nada pues ya todo nos lo has dado, pero a menudo nuestras fuerzas se aplacan y descuidamos la labor. Padre sembrador no dejes de enviarnos tu semilla y no apartes de nosotros tu mirada.
Si bien nos sentimos en tierra buena, muchas veces, vivimos situaciones pedregosas y de yuyales. Te pedimos Jesús que nos permitas ir experimentando esa vida fecunda inspirada en tu palabra, superando las dificultades propias del mundo.
Danos tu luz y tú fuerza para que podamos ayudar a otros a entender tu mensaje y que vivamos tu evangelio con alegría y humildad. Amén
TEMA 27 “Acoged la semilla del reino de Dios”
Quienes integramos el GVJ 20 – GRUPO VIRTUAL DE JESÚS 20, compartimos con ustedes nuestras reflexiones.
La imagen de Jesús enseñando ante el Mar de Galilea, es algo que a nosotras nos habla de apertura. En este pasaje, Jesús ya no limita su predicación en la sinagoga, sino que lo hace en un espacio exterior. Esto creemos que se puede interpretar como que Dios está en todo lugar donde su palabra se transmite. La sinagoga es un espacio de celebración, pero también la naturaleza, creación de Dios, lo es.
Pensamos también en cuantas veces las circunstancias de la vida, los problemas, las decepciones, etc., nos alejan del encuentro con Jesús. Esta parábola nos hace imaginar y recordar cada etapa de la vida hasta hoy, que vamos creciendo tal vez un cinco por ciento. Parece poco, pero en la vida de cercanía con Jesús, nos resulta significativo y esperanzador.
Cada día comienza una nueva siembra y esto nos anima, porque podemos abrirnos a la llamada y cambiar las piedras o los abrojos por terreno fértil. Pedimos por ello con fe y esperanza: “Señor, abre mi entendimiento y mi corazón para que tu cosecha de fruto en mi vida y pueda así compartir mi alegría por tu amor en mi vida cotidiana”.
Al escuchar “¡Quién tenga oídos para oír, que oiga!”, sentimos que nos dice que depende de la intención del corazón con que nos acerquemos a Jesús, vamos a escuchar o no, lo que nos quiere decir.
Jesús es “el sembrador”, él esparce la semilla, la palabra, a todo el que quiera oírla. En quien quiera y se encuentre en disposición de oírla de verdad, la palabra germinará, pero el que realmente la escuche de corazón la va ir poniendo en práctica y haciéndola crecer más.
Creemos que el fracaso de la semilla se debe a lo permeable de corazón que estemos (terreno)… Entre piedras es… escuchar y decir “¡qué bueno, qué lindo lo que dice!” y sin embargo, puede pasarnos que al salir ante cualquier situación nos olvidemos de lo que escuchamos.
En cuanto al sembrador, en principio lo relacionamos sólo con Jesús, pero no podemos evitar pensar que todos estamos llamados a serlo.
Vemos aquí a Jesús el HOMBRE de las grandes ideas. Por distintos motivos, nos sentimos identificadas con el contexto que describe la parábola, y eso hace que nos encontremos a gusto al leerla y meditarla y, sin embargo, también nos planteamos “¿quién no se siente a gusto al lado de Jesús?…
En relación con la “escucha” del Evangelio, en general coincidimos en que existen elementos distractores, que nos afectan a cada una de acuerdo al momento de la vida por el que estemos transitando y desde ya también a la manera de ser de cada una.
En el intercambio nos damos cuenta que los relatos se ven muy enriquecidos por nuestras diferentes miradas.
Sucede a veces que las prisas, las ocupaciones, la inmediatez de los actos hacen que no exista en ese momento la paz necesaria como para que la palabra penetre y la semilla germine y fructifique. Queremos reflexionar con tranquilidad y dejar que el mensaje penetre para que realmente la semilla penetre lo suficiente para germinar. Es por ello que nos percibimos como el terreno pedregoso, y a partir de ello se hace necesario reflexionar sobre el tiempo y el modo en que se lee y escucha el evangelio.
Como decíamos antes, a quien la escucha desde fuera NO LE DICE NADA, en cambio quién entra en la Parábola y se deja conmover por su fuerza, ya entra en el REINO DE DIOS. LA VIDA VIOLENTADA POR TODA CLASE DE PREOCUPACIONES Y PROBLEMAS Y ATRAÍDA POR INTERESES Y DESEOS DE TODA CLASE, TAMBIÉN PUEDE CONVERTIRSE EN UN GRAVE TROPIEZO
Lo que tenemos que hacer es leer o escuchar siempre con la cabeza bien vacía de “NOVEDADES” y estar dispuestas a descubrir y encontrar el TESORO que guarda siempre. Sí… acojemos lo que Jesús va sembrando en nuestro interior… ¡PERO NO SIEMPRE!
Así mismo surgió el comentario de que también a veces en las celebraciones nos conformamos con escuchar la homilía, sintiéndonos invadidas por las propias preocupaciones. A partir de esto, reconocemos que cuando ello sucede, necesitamos abrirnos al mensaje de otra manera, recordando que no podemos ser simples espectadoras sino parte activa en la conversación que Jesús quiere tener con cada una. Desde allí nace este ruego “¡Jesús, maestro, abre mi corazón y mi entendimiento para vivir tu mensaje desde mi corazón!”
También surgió la idea de que celebrar la palabra en grupo pequeño y reflexionar como hacemos nosotras, dejándonos hablar al corazón y llevando el mensaje a nuestro momento personal, es la mejor manera de convertir al evangelio en una conversación personal con Dios que nos impulse a ser sus manos y a salir en busca de las hermanas y hermanos que necesitan sentir el amor de Dios. De esto nació un agradecimiento por esta pequeña comunidad que formamos y ayuda en el caminar.
Del mismo modo, se planteó la necesidad de hacer un análisis de las propias fuerzas al momento de plantearse nuevos desafíos y el lugar que en estos casos ocupa el grupo como contenedor e inspirador. Así mismo, se planteó la importancia de tener presente que necesitamos la fuerza del Espíritu Santo para poder discernir lo que Jesús nos transmite y considerar que tenemos que escuchar más con el corazón, abrir los oídos, y continuar con el compartir desde nuestra realidad y testimonio, que puede llenarnos de fuerza para mostrar el encuentro personal con Jesús.
Creemos que podemos contribuir en nuestras Parroquias, formando estos Grupos de Jesús, en las casas, para tratar de atraer a los que están más alejados. Sin embargo, en cada comunidad, a veces el problema es que el Párroco, que tiene que estar de acuerdo y no siempre lo está. Es un aspecto sin duda a abordar y trabajar como comunidad.
Es fascinante el Evangelio, porque es un constante aprendizaje, de ver cómo enfrenta Jesús los diferentes aspectos de la vida cotidiana. Cómo actúa ante el poder político y religioso, ante el dinero, ante los pobres, los enfermos, ante las mujeres y los niños…Cómo se relaciona con su Padre, con sus amigos, discípulos y seguidores. También con los que no lo aman, los que no creían en Él, con los que le temían. Cómo respalda sus palabras con sus obras, su congruencia de vida que le da la autoridad con la que habla. Conocerlo, amarlo y seguirlo…
Carmen, Griselda, Mariana, Natalia, Roser, Shirley
APORTACIÓN GVJ BETANIA
Se puede intentar efectuar algún ejercicio hermenéutico, con apoyo de las preguntas de Pagola, sin embargo, algo se dificulta, toda vez que el mismo evangelio, de los versículos 11 al 20 nos presenta la interpretación, platicada por el mismísimo Yahshúa, incluso con algunas afirmaciones que parecen medio enigmáticas, de las cuales, incluso se llega a afirmar que tienen cierto contexto gnóstico.
Por lo anterior, compartimos unas líneas que, pensamos, nos orientaran a una práctica mayormente de seguimiento.
La multitud quiere sólo una liberación exterior; Yahshúa propone primero un cambio interior, desde la conciencia y desde el corazón. Sin hombres y mujeres nuevos no hay sociedades nuevas.
Los profesionales de la religión, por más que veían y escuchaban, no cambiaban su actitud. La única manera de entender los secretos del Reino es dejar de estar afuera y ubicarse adentro, en el círculo de Yahshúa.
La parábola nos cuestiona en lo individual y comunitario. “En la comunidad, representada por la parcela, se encuentran terrenos, es decir personas, con diferentes actitudes y proyectos. No se puede saber de antemano qué respuesta va a dar cada uno. Lo único que se sabe es que el sembrador reparte con generosidad su fértil semilla. En el desarrollo del proceso de cultivo se sabe quién es apto y quién no”.
ACERCAMIENTO AL EVANGELIO
Jesús no es amigo de los esquemas prestablecidos y las parábolas logran contrastar la rigidez de las leyes judías con lo natural y espontáneo de la vida como es el caso del sembrador. Las parábolas nos recuerdan la utilización, por ejemplo, de las metáforas en la práctica actual de la psicología, ya que son formas de explicar que permiten un mayor entendimiento y recuerdo para las personas que las escuchan, por lo que la forma de enseñar de Jesús probablemente buscaba que fuera comprensible, directo y que produjera un cambio profundo en la persona.
El hecho de enseñar fuera de los lugares de culto también muestra que Dios no solamente está presente en las iglesias, sino en el día a día y en la cotidianidad. Volvemos a ver esa forma tan particular de acercar el mensaje de Dios a todas las personas y en todos los contextos.
La parábola quiere explicar que, tanto el mensajero como el mensaje se pueden encontrar con personas que no le dan mucha importancia, o que durante un tiempo sí lo siguen, pero no da frutos estables.
La tierra más fértil es el grupo de Jesús como compañeros de viaje, ya que aprendemos mucho de cada uno.
Las parábolas permiten entender más claramente el mensaje que Jesús quiere dar. Son más amenas, fáciles de escuchar y relacionadas con el contexto y las situaciones que la gente vivía en aquella época. Podemos decir hoy, que nos puede nutrir más el testimonio de vida de las personas, sus experiencias, lo que sienten, sus vivencias particulares, que los textos o charlas de tipo conceptual y explicatorio de algún tema, que se intenta entenderlo, digerirlo, analizarlo y estudiarlo y volverlo a leer.
El sembrador es Jesús, sin duda. La tierra somos nosotros. La semilla es su testimonio de vida, su coherencia, su valentía, su fidelidad al Padre y su Palabra. La semilla cae en nosotros, muchas veces, y dependemos de múltiples variables para que esta caiga en tierra buena. La misma Palabra puede llegarnos en diferentes momentos de la vida. Hay ocasiones en que somos el camino, otras en que somos como los abrojos, y en otras somos tierra buena, donde la semilla nos ha ido transformando como parte de un proceso de conversión.
El sembrador es él y somos todos. Los fracasos están a la orden del día. Poca predisposición, malas influencias, dejadez, cobardía, etc. Todos los terrenos están representados en la parábola.
La gran pregunta es ¿quién es la tierra buena? Tal vez sea nuestra aspiración más profunda como seguidores de Yashúa y hay que abonarla y regarla. Es un trabajo constante. Y de la cosecha volver a sembrar.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
CONVERSIÓN PERSONAL
Nos distanciamos un poco de Pagola y, complementando su comentario, traemos de nuevo a su consideración algo que ya anotamos anteriormente:
No se puede saber de antemano qué respuesta va a dar cada uno. Lo único que se sabe es que el sembrador reparte con generosidad su fértil semilla. En el desarrollo del proceso de cultivo se sabe quién es apto y quién no.
Con este referente, intentamos seguir “tras las huellas de Jesús”.
Pagola pregunta sobre la actitud personal en la escucha y reflexión del Evangelio. Ante esto, naturalmente hay diferentes respuestas. ¿Cuánto tiempo dedicamos a ello? ¿en dónde? ¿podemos hacer una pausa en las tantas ocupaciones que tenemos? ¿podemos ahondar seriamente y no solo recibir mensajes como flashes que eventualmente nos pueden dar alguna respuesta?
Debería haber una relación muy cercana entre escuchar el Evangelio y dar frutos, sin ir más allá tratando de descubrir la «veracidad» o generando postulados teológicos que cuestionan, pero no aportan a la vida cotidiana que llevamos. En la lectura del Evangelio vemos la importancia de hacerla desde la experiencia de vida y del conocimiento que tenemos de cada uno. Cómo se relaciona el texto conmigo y a qué me invita.
La tierra buena, es aquella que se va liberando desde lo esencial nuestro, la que hace florecer Dios en nosotros, porque Él la pone en evidencia a pesar de nuestras programaciones mentales. La tierra buena nos lleva al encuentro con nuestra misión, acogida, vivida y experimentada. Nos transforma. Al final nuestro Padre-Madre no espera «resultados» sino vida, que vivamos realmente, en él, como Yahshúa, lo demás ha de venir en forma natural y auténtica.
COMPROMISO EN EL PROYECTO DE JESÚS
Nos cae como anillo al dedo el evangelio de (Mt 16, 13-20). Yahshúa pregunta: ¿quién dice la gente que soy yo? luego a su grupo de amigos y con ellos a cada uno de nosotros: “y TÚ, ¿quién dices que soy?”. La respuesta tiene que ser práctica, no teórica. Nuestra vida es la que tiene que decir lo que Cristo es para mí.
Aprender a “leer los signos de los tiempos”, tal como se insistió en el Concilio Vaticano II.
Nuestro Dios es un Dios que se revela en la historia.
Finalizando, el gran problema que vemos de los que nos decimos cristianos es que nos situamos más en el rezo, la pedidera, el cumplimiento del rito, en las imágenes, en la idolatría y la superstición, que en la lectura meditada del Evangelio. Pocos son los interesados en la Palabra.
Hay mucha tela que cortar en cuanto a contribuir a que otros se alimenten mejor del Evangelio de Jesús. Como Jesús, es mejor llevar a un género de parábola las vivencias diarias, los acontecimientos, sobre los cuáles se pueda sembrar vida, sin dejar de ser fiel a la espiritualidad de Jesús.
1. El «mar» de Galilea (lago de Genesaret o de Tiberíades) me evoca inspiradoramente «el mundo entero»: Jesús dirige, desde una barca en medio de este dulce y emblemático sitio, un mensaje para todos… y, ¿qué es lo primero que hay que hacer para recibirlo? Silencio, atención, escucha… (Shemá, también effetá). Pienso que cuando Jesús nos habla, debemos hacer silencio: a nuestras cosas, a nuestros quehaceres, nuestras rutinas, nuestros pensamientos… y escuchar… Escuchar y abrirse a la novedad que la Vida tiene, entre manos, para regalarnos… ¡Dios siempre llega al hombre a través de la vivencia de su cotidianidad, para regalarle un mensaje de Amor!
2. Jesús enseña abiertamente a la gente de Su pueblo en parábolas; y esto, para que la gente “sencilla” le pueda entender: El Sembrador es Dios y la semilla, Su Palabra de Vida; el terreno somos todos nosotros, y los abrojos, las aves y las piedras del camino son los males de este mundo.
3. Normalmente mi actitud en la escucha del Evangelio de Jesús quiere ser como “tierra buena”. Y digo quiere porque, la verdad, es más bien como la semilla entre los abrojos. Las preocupaciones y dificultades de la vida todavía no he logrado erradicarlas y apagan o disminuyen mi entusiasmo inicial.
4. “Tener oídos para oír” me parece que es estar abiertos a Su mensaje, sin ningún tipo de prejuicios, solamente con la disposición del corazón. Mi lucha consiste es llegar a ser “tierra buena” y poder dar, así, “frutos buenos” para la mayor gloria de Dios.
5. Actualmente le doy mucha más importancia al Evangelio que antes, las Palabras de Jesús siempre son reconfortantes.
6. ¿Dónde se escucha el Evangelio de Jesús en nuestra sociedad? Creo que, definitivamente, sólo en la Iglesia (en los templos, más bien). Ahora la pregunta crucial sería: “¿Dónde se lo vive?”.
7. Hoy en día, hay muchos medios por los cuales podemos escuchar el Evangelio de Jesús; lastimosamente, muchos cristianos no quieren escucharlo (incluso pasa hoy día con muchos que piden a gritos las misas presenciales para poder comulgar, pero no son capaces de “comulgar con la Palabra de Vida”; hasta parece absurdo, quieren “comulgar a Alguien” que no quieren conocer).
8. La Palabra se convierte en una necesidad inaplazable que alimenta todo nuestro ser y nos vivifica; el problema humano no es, únicamente, la satisfacción de sus necesidades básicas, sino también formarse una conciencia que exija la justa distribución de los recursos existentes, que lleve a que la humanidad entera cultive lo mejor que tiene de sí y lo entregue a todo el mundo como solidaridad y justicia, en un proyecto social alternativo, diferente al proyecto egoísta que nos propone este sistema imperante.
9. La mejor manera de colaborar con el proyecto de Jesús es actuar como si el Reino ya estuviera establecido y actuar en consecuencia. Dar ejemplo con nuestras actuaciones. El papa Francisco así nos lo está marcando con sus acciones y actitudes.
10. Ojalá fuésemos más conscientes, en nuestro día a día, cómo todo está impregnado por Dios. Que Jesús nos ayude a ser un campo acogedor y fértil que pueda dar el rendimiento debido para que el Reinado de Dios florezca ya aquí en la tierra.
11. Esta pandemia mundial es una ocasión oportuna que a muchos nos ha ubicado respecto a nuestra relación con Dios. Digo que es una oportunidad porque, en esta crisis mundial, estamos más atentos o receptivos a la Palabra de Dios (Semilla); por lo tanto, preparemos los terrenos (vidas) empezando en nuestros hogares. ¡Recuperemos, por tanto, las parábolas y alegorías de la vida cotidiana para transmitir, como Jesús, el mensaje de Dios! Actualicemos Su Palabra, escuchándola y discerniéndola, en comunidad de vida.
12. Sinceramente creo que hacen falta muchos más Grupos de Jesús alrededor del mundo donde se conozca “la Buena Nueva” del Dios de Jesús, donde se la profundice y se la viva. Y no basta que esto sea sólo una cosa personal: de a poco, deberíamos de orar más como comunidad creyente y esforzarnos decididamente, entre todos, en pensar (siquiera) en cambiar las estructuras de pecado (que son opresión para los más desvalidos del mundo −y no sólo de “nuestro” mundo, sino de “todo” el mundo−) y esto, solamente se logra incidiendo colectivamente (no sólo por cristiandad, sino por humanidad).
Señor Jesús: Tú nos has llamado a través de este Grupo a sembrar Tu Palabra de Vida en nuestros hermanos. Ayúdanos, ahora, a liberarnos de todas las ataduras que impiden que esta Palabra vivificadora enraíce sencillamente en nuestro pobre corazón, que crezca abundantemente y fructifique generosamente en el mundo a través de nuestras humildes manos. Que siempre podamos sembrarla, cuidarla y acompañarla, con actitud de esperanza y alegría, con entusiasmo contagiante, primero en todas las personas que se encuentran a nuestro lado y después en aquellas que lleguemos a encontrar durante el camino. ¡Amén!
Aurora, Carlos, Édgar, Manuel, Wilmer, Ma. José
Hola amigos, desde el Grupo Virtual En Camino os dejamos nuestras conclusiones sobre este tema.
Jesús nos sorprende una vez más hablando a aquellos que necesitaban sus palabras y lo hace fuera de la sinagoga, lo hace en el mar, en el desierto, en la montaña, estos lugares al aire libre donde comienza sus parábolas le sirven de inspiración. Es como si quisiera hacernos entender que la naturaleza exterior, es también la casa de Dios.
Tras meditar la parábola del sembrador, a veces nos identificamos como tierra de poca o mala calidad, sentimos nuestras limitaciones, pero en muchos casos, parece que somos más autocríticos de como nos ven el resto de compañeros del grupo. Además entendemos que la semilla podrá germinar cuando recaiga en lo más profundo de la tierra, que no es más que lo más profundo de nosotros mismos. Por eso vemos necesario encontrar momentos de silencio y medita-oración.
Por otro lado, Jesús parece asumir que su mensaje y propuesta al ser lanzada a voleo sobre todos nosotros, corre el riesgo de que parte de ella pueda perderse, sin embargo, el ser humano es cambiante y al igual que un terreno puede convertirse en yermo otro puede volver a ser fértil. Y sobre esta cuestión encontramos en Isaías unas palabras reveladoras: Dios sabe que «al igual que la lluvia y la nieve de los cielos no vuelven allá de vacío, sino que empapan la tierra, la fecundan y la hacen germinar, para que dé simiente al sembrador y produzca pan para comer, así será la palabra de mi boca: no tornará a mí de vacío, pues realizará lo que me he propuesto y será eficaz en lo que le mande». (Is 55, 10-11)
Al intentar trasladar este pasaje a nuestra vida nos damos cuenta que la superficialidad y nuestra mediocridad son la mayor dificultad para dar buenos frutos. Al centrarnos en la palabra de Dios, y cómo esta llega a nosotros, valoramos nuestra pertenencia a los Grupos de Jesús como algo imprescindible para poder compartir, corregir, y avanzar en nuestro crecimiento interior. Nuestro grupo En Camino se ha convertido en una pequeña comunidad cuando algunos ya nos sentíamos alejados de toda posibilidad de encontrar una. También encontramos aquí una posibilidad de aprender ya que a veces es imposible hacerlo escuchando homilías rutinarias y sin emoción. Podría decirse que unos a los otros vamos arando nuestras tierras.
En nuestro día a día también leemos los textos bíblicos y los encontramos cada vez con una nueva luz, tanto por nuestra situación vital cómo por sus propias características, ya que podemos afrontarlos como lecturas teológicas o lecturas individualizadas donde cada uno a modo personal realiza su propia interpretación.
En nuestros diálogos del grupo, encontramos en la metáfora de la semilla un concepto interesante relacionado con el crecimiento interior: la semilla se desarrolla hasta que esta se muestra completa, del mismo modo que el Reino de Dios que tenemos sembrado en nuestro interior, va evolucionando hasta mostrarse paulatinamente en el tiempo y en el espacio. Nuestra vida espiritual tiene su ritmo y cada paso que andemos es un logro y en él podemos descubrir el fruto de la semilla.
Llegados a este punto intentamos resolver la gran pregunta que nos inspira este texto: ¿Qué significa dar fruto?
Y ante la tentación de pensar que dar frutos es hacer algo grande, gestos extraordinarios, sacrificios ejemplares, o cumplir dogmas y normas como robots…. entendemos, sin embargo, que el fruto está realmente en llegar a lograr nuestro cambio interior, hasta sentir que tenemos a Dios a nuestro alcance.
Un fuerte abrazo a todos.
GVJM :TEMA 27, APORTACIÓN PARA LAWEB: “Acoged la semilla del Señor” ( Marcos 4 , 1 – 9 )
APROXIMACIÓN AL TEXTO EVANGÉLICO
Marcos quiere iniciar ésta parábola recordando las actividades más importantes mediante las cuales se inicia el Reino de Dios: SEMBRAR Y ENSEÑAR. Él sabia que la mejor forma de comunicarse con la gente sencilla, no era a través de teorías y lenguaje teológico incomprensible para ellos. Si les hablaba de las cosas cotidianas, de aquello que enfrentaban día a día en su quehacer, sí iban a captarle perfectamente lo que quería decirles, pero no lo explicó, lo hizo sólo a los apóstoles en lugar aparte. Para Jesús los “extraños” eran los fariseos, los herodianos y los que asistían despreocupados porque su verdadera intención era curiosear. Nuestros grupos de Jesús no somos “extraños” para Él.
Dada la popularidad de Jesús, en cierta ocasión , junto al mar de Galilea, acudió mucha gente, tanta que para que tod@s le oyeran y le vieran tuvo que subir a una barca y desplazarse unos metros de la orilla.
Jesús desmitifica las grandilocuencias a la hora de explicar la Palabra literalmente. Su primera palabra ya era muy importante: “ESCUCHAD” ( ¡ que no es lo mismo que oid !), haciendo universal su llamada. Jesús pide mucha atención, tanto al principio como al final de la parábola, no es solo oírla sino asimilarla en la medida de las capacidades, así se entiende la expresión, “quién tenga oídos para oír que oiga”.
El mar, símbolo de tantas cosas, es un buen marco del profundo sentido de la Palabra. Se ha dicho que para los judíos el mar simbolizaba el mal, y que al colocarse Jesús sobre él, mostraba que Él y su mensaje estaba sobre cualquier otro poder.
Dios es Lo Que Es y hace Ser. Jesús es Dios en su ser hombre, Dios se nos ha donado a través de Jesús , y como consecuencia , deducimos que Jesús es El Sembrador . Puesto que nos dijo que siempre estaría con nosotr@s hasta el fin de los tiempos , que no nos abandonaría, es y seguirá siendo E Sembrador.
Los que , actualmente deben “ayudar” a sembrar la Buena Nueva (catequistas, sacerdotes, religiosos o cristianos de base…) pueden sentirse fracasados en el intento . A veces, el fallo está en quien siembra (no resulta creíble lo que dice porque no es consecuente con su vida), aunque los que escuchan pueden trascenderles y llegar a entender y vivir la B.N. porque El Sembrador , ilumina lo que han podido percibir.
¿Qué sucede al sembrar?
1.- “Y sucedió que, al sembrar, parte de la semilla cayó a lo largo del camino: vinieron las aves y se la comieron.”
Son los desinteresados por su espiritualidad. Entendemos que , cuando oyen muy superficialmente la palabra de Dios y no la asimilan, se olvida y no puede dar fruto; los grandes intereses materiales y/o sociales, hacen que el hombre no mire hacia adentro ni piense, entonces se apresuran a impedir todo aquello que pueda llevarlo a mirar más allá, tienen el corazón endurecido, porque la vida les ha ido mal, y han perdido la confianza, la esperanza.
2.- “Otra parte cayó en terreno pedregoso, donde no había mucha tierra; brotó enseguida, porque la tierra era poco profunda, pero, en cuanto salió el sol, se agostó y se secó, porque no tenía raíz.”
Es la gente que oye con atención, con el entusiasmo del momento, pero, al poco tiempo, la monotonía, las adversidades y dificultades que se presentan… pueden más , y nuestro corazón está lleno de obstáculos, de preocupaciones, y lo poco constantes que somos, todo se nos va en ilusión y cosas externas pero de ahí no pasamos , ¡no volvemos Vida la semilla!, sino que muere rápidamente .
3.- “Otra parte cayó entre abrojos, pero los abrojos crecieron, la sofocaron y no dio fruto. “
Aquellos que oyéndola con atención, reflexionan sobre ella, y luego la olvidan cubriéndola con angustias por las cosas materiales y el bienestar, dejándose llevar por el ambiente, el poder, y la indiferencia impiden que la semilla vaya creciendo y dé fruto, porque, a pesar de que tal vez tengan conciencia y saber cual es el camino, termina ganando el apego a lo material o las pasiones.
4.- “Otras partes cayeron en tierra buena y crecieron y se desarrollaron y dieron fruto: el treinta, el sesenta y hasta el ciento por uno.”
Tierra abonada, gente sencilla, que no cree que lo sabe todo, y recibe las enseñanzas con Amor , produce mucho fruto, está abierta a la acción, a pesar de las renuncias que deba hacer o de las incomprensiones, y además quiere compartir con todos el fruto, escucha La Palabra, la hacen Vida y son capaces de vivir abiertos y disponibles al Proyecto del Padre, son capaces de vivir para los demás.
A pesar de todo, yo, personalmente , creo que el fruto será bueno. Ya lo dice el Apocalipsis 7.9 «Después de esto miré, y vi una gran multitud, que nadie podía contar, de todas las naciones, tribus, pueblos y lenguas, de pie delante del trono y delante del Cordero, vestidos con vestiduras blancas y con palmas en las manos». Esto dice Juan en el contexto de la eternidad.
¿En que terreno nos vemos los miembros de este grupo?
¡La respuesta no es tan fácil!. Por lo compartido en este tiempo de estudio de Jesús, el Amor a La Palabra y a la construcción del Reino , la Semilla, parece haber caído en buena tierra, no obstante creo que es una pregunta que solo cada un@ de nosotr@s puede contestar. Personalmente a veces me siento en un terreno con abrojos…y le pido al Señor que me transforme por su infinita Misericordia y me convierta en buena tierra.
ACERCAMIENTO A LA VIDA: CONVERSIÓN
Hoy es una invitación que nos hace Jesús a cada uno de nosotros y de nosotras, que no basta encontrarse en el templo, para escuchar el Evangelio y compartir la Eucaristía con otros hermanos, sino debemos salir a la calle, a la periferia, que existen otros hermanos que están preparados desde la sencillez a escuchar un mensaje liberador, que les llene de esperanza.
Para construir Su Reino, no tenemos que pedirle curaciones y milagros , sino APRENDER las enseñanzas que nos va dando, con la finalidad de aumentar nuestros conocimientos sobre la forma de comportarnos , sobre todo con l@s más necesitad@s e indefens@s , y llevarlo a la práctica (“haced lo que Él os diga …“, nos dijo Su Madre).
El Espíritu de Jesús, tiene diferentes formas de llegar a las personas, a través de una llamada, en lo más profundo de nuestro ser, al corazón.., a través de acontecimientos que nos van surgiendo en la vida.
Hablamos en el grupo ,de una u otra manera, de nuevas formas que entendemos son necesarias para hacer atractiva la Palabra y el mensaje de Jesús. Para ello convenimos en que sería bueno «traducir el evangelio al lenguaje de hoy» o «que la predicación vaya acorde con las necesidades del hombre del s. XXI».
Jesús no niega que podamos estar pre-ocupados, pero nos invita a ocuparnos, a vivir el presente, a acoger su palabra y testimonio. Si miramos hacia atrás con las manos en el arado no haremos una buena siembra y es posible que choquemos con una roca y destrocemos el “motocultor”. Si además nos preocupamos por el porvenir no veremos las malas hierbas y pulgones que parasitan hoy nuestra tierra y nuestros pensamientos y nuestras hortalizas quedaran ahogadas y no podremos compartir nada con los demás. Es imprescindible sanear y abonar para mantener nuestro huerto y nuestros pensamientos en buena forma. Si en nuestro corazón hay continuas reticencias y no lo abonamos con la escucha paciente de la Palabra, no dedicamos tiempo a meditarla, no escuchamos nuestro interior ……es difícil que crezca la semilla. Crecer en sabiduría, generosidad, valores, es producto de la buena tierra.
Los libros del amigo y hermano Págola me han ayudado bastante a profundizar en el evangelio. Me gustaría hacerlo con mayor frecuencia.
Jesús sembró, en lo hondo de mi ser, su semilla y ella cayó en tierra buena, y va creciendo, a pesar de mis debilidades, y cansancios, pero intentando vivir desde la sencillez y confianza en Él, que me va llevando de la mano.
Pues la mayoría de las mañanas lo primero que hago al despertarme es dedicar media hora a escuchar la aplicación del –Rezando voy- (ya veo que alguno del grupo también la escucha), me gusta porque me centra mucho más que si me pongo yo sola. Hay días que me anima mucho a seguir adelante con el día, aunque hay otros días que no me toca nada. En las celebraciones me distraigo más y tengo que reconocer que a veces me dejo influir por el cura que está celebrando la misa o por las cosas que tengo en la cabeza. Como ya expuse en la primera sesión, según el momento en que me pille estoy en un terreno de la parábola o en otro.
La verdad es que me siento muy agradecida porque para lo poco que trabajo la palabra de Dios , hay momentos en que me toca mucho. Lo que más puedo hacer es dedicarle más tiempo de calidad, y estar concentrada en lo que estoy, porque una anda perdida con tanto ruido que a veces se distrae.
COLABORACIÓN CON EL PROYETO DE JESÚS
El abono que proponemos en nuestras aportaciones toma cuerpo en la oración, en la lectura de la Palabra y en la celebración de la Eucaristía. Las dificultades que percibimos: «me distraigo, estoy dispersa, no hay espacio ni tiempo, la escucho como oír llover y mi corazón está en otra parte, imposible conservar la atención», pero, lejos de desanimarnos nos encaminan a buscar y proponer nuevos recursos y situaciones favorables: «Con mi esposo, con mi esposa, con mi familia, en grupos pequeños» o » El formato de las Misas podría ser más simple y cercano: reconocer fallos, dar gracias y escuchar la Palabra»
Sugerimos ser críticos y evitar cerrar la Palabra a «una enseñanza sistemática, porque la Biblia fue escrita como un libro de historias y no como un manual de doctrinas» .Historias que nos llevan a nuestro día a día: » convulsionados por una huelga de trabajadores» o » Por los países que están en guerra, refugiados emigrantes, y tantos grupos dispersos comprometidos». Pedimos al Señor discernimiento, coraje y tolerancia.
Manteniéndonos a la vez críticos y creativos, y sobre todo «fraternales y compasivos» me vienen a la mente unas palabras de Pau Casals (músico): «¿Creatividad?,¡ sí ! pero solo con disciplina se llega a la perfección».
Jesús va a fondo, al fondo de nuestros pensamientos, para que puedan acoger su mensaje y así guiar nuestras acciones hacia un mundo más justo y humano tal como Él lo hacía. En mi época de catequista me esforcé por sembrar, pero la realidad es que apenas veo seguimiento …
Aprovechar cada espacio que tengamos entre familiares, amigos y conocidos para recomendar la lectura o escucha diaria de la Palabra es una forma de contribuir a difundir la Buena Nueva.
Estoy con un sistema de lectura de un capítulo del Nuevo Testamento cada día y me hace mucho bien, aunque de repente no puedo seguir el ritmo que me he propuesto. “En mi iglesia”, no sé, no estoy en estos momentos muy involucrado en la vida de la “iglesia”, aunque siempre dije que debemos tener una hermenéutica comunitaria, donde todos puedan hablar, pensar, decir sus puntos de vista, sin miedo a ser criticados. A veces las “iglesias” tienen poco espacio para dialogar sobre el Evangelio, pero bueno, para eso están estos grupos, y gloria a Dios por ello.
Debiera de escucharse el Evangelio, en el hogar pero… la indiferencia en nuestras familias, sociedad; luego… el trabajo, las prisas… “no hay espacio ni tiempo” para Él. ¡Qué pena! Pero es así, nuestra sociedad vive otra cosa…
Escuchar es difícil. La persona ha de sentir una necesidad interior y espiritual que le lleve a buscar su cumplimiento. No es suficiente pertenecer a un grupo o comunidad dedicada a la formación espiritual ,aunque en ella se siembre la Palabra. Es imprescindible ser contagiosa-mente libres y críticos .
Mantener nuestro estado de paz interior ( y exterior) a pesar de los posibles conflictos que se no presenten.
Y… lo más importante, ser fraternales y compasivos.
Podemos colaborar en las celebraciones, con la lectura personal, en la familia, en diferentes grupos, pero vemos que ha bajado la asistencia a las comunidades cristianas…, va poca gente a la Eucaristía, de verdad no han descubierto el Mensaje de Jesús.
Yo siento que hay un cansancio en los sacerdotes…. en los laicos… La colaboración debería ser en pequeños grupos, y vayamos contagiando la alegría y el gozo de querer vivir al estilo de Jesús.
Generalizar sobre lo que necesita tal o cual parroquia es muy complejo, cada grupo humano tiene sus dinámicas y el párroco y los feligreses son los que deben participar en lo que ellos quieran sembrar y recoger. A veces el simple hecho de motivar a la participación ya es todo un logro.
Al pensar en esta parábola y relacionarla con el evangelio y con los grupos de Jesús, me viene a la mente cuántos empezamos al principio con los dos grupos de Jesús y cómo poco a poco se ha ido apartando la gente del grupo. Algunos empezaban con mucho entusiasmo, pero por falta de tiempo, o por falta de interés, pues lo van dejando y se van desvinculando. Como pasa en este grupo, lo mismo pasa en la iglesia. No es solo la labor del cura o del sacerdote de turno, es necesaria la labor de todos, el apoyo mutuo, es necesario sentirse “acompañado” y ver que uno no está solo en esta búsqueda. También creo que es necesario “traducir” el evangelio al lenguaje de hoy en día,así como “entender” la Eucaristía. Mucha gente deja de asistir porque le parece un rito donde el sacerdote dice unas palabras, los otros contestan, pero no entienden ni se percatan de lo que allí está pasando.
ORACIONES
“Señor que en este grupo, al que nos has convocado, sepamos ser unos buenos hortelanos acogiéndonos unos a otros tal como tú nos acoges”.
“Señor Jesús, tú nos invitas a vivir siendo testigos de tu Evangelio”.
“Señor, que seamos capaces de parar y estar contigo en silencio,sin prisas y sin ruidos,
para que tu semilla crezca en nuestro interior”·
«Quiero ser tierra fértil para dar frutos que alimenten con dulzura el sufrimiento y el sinsentido de algunos que me rodean.
“Las cosechas no siempre dan fruto, las semillas pueden estar deterioradas, la tierra reseca de nutrientes o las plagas descontroladas y es en esos momentos cuando necesito de ti Jesús para que me mantengas firme a pie del arado y así cuando al acabar de aplicar fungicida y se desate una lluvia torrencial que desactive el tratamiento, sonría.”
“Mi tierra necesita el árbol cuya sombra alivie el calor que ahoga las plantas, cuando el implacable sol de la desesperanza y desilusión , se instalan. ¡¡se tu mi árbol, jesús!!”
“Mi tierra necesita la nube que riegue con su lluvia los frutos cuando atenace la sequía de la impotencia. ¡¡se tu mi nube, señor!!
Amen.”
GVJ MISERICORDIA
De: Iciar Martinez Soriazu , Jesús Fuster Millet , José Humberto Duque, Maria Mecedes Angarita Urdaneta , Marina Saiz Hoz , Puri Ugarte Lopetegui , Reynaldo Reyes Vivó , Xinia Flores Marchena , Lc. Wolfgang Streich BNL.
Compartimos, querido lector/a, nuestras impresiones sobre el texto evangélico del tema 27. Deseamos que os ayuden.
ACERCAMIENTO AL TEXTO EVANGÉLICO
En este texto encontramos a Jesús enseñando a la multitud en el mar de Galilea. No se limita a ofrecer su Palabra salvadora solo en las sinagogas, cualquier sitio es bueno cuando se trata de hablar del Reino de Dios. Para Él, no hay sitios «sagrados», todo es sagrado. En este caso, lo hace sentado en una barca desde donde Jesús enseña a la multitud hablando en parábolas. Una parábola es una comparación en la que se usan cosas conocidas y visibles de la vida para explicar las cosas invisibles y desconocidas del Reino de Dios. Es el modo más sencillo para que la gente escuche, piense y reflexione.
Al comenzar su parábola, Jesús quiere llamar nuestra atención diciéndonos que lo que nos va a decir es importante y bueno para nosotros, y que escuchemos con atención. Dice: «escuchad», y también la frase «quien tenga oídos para oír que oiga». Es decir, que quien tenga interés escuche sus palabras y las interiorice.
Son llamadas contundentes: debemos ser firmes en el seguimiento de Jesús, pues es en la escucha atenta y con el corazón abierto como podemos sentirnos interpelados por la Palabra. Por ello, debemos dar importancia al silencio interior, algo a lo que damos poca o nula significación. Comprender su mensaje significa ser un verdadero discípulo, y no entenderlo supone que no se está realmente comprometido con Él.
Jesús se nos presenta como un sembrador. Su simiente es el anuncio del Reino de Dios, la invitación a integrarse en él. Siembra su Palabra en los corazones y las mentes de sus paisanos. No siembra en sitios específicos, no evita otros,… siembra a lo largo de un camino,…pero no todo sale adelante. Depende de si la tierra lo acepta (si nosotros escuchamos su mensaje) o se lo llevan los pájaros (si no se le atiende, no se le escucha), de si cae en terreno con poca tierra (poco profunda, poca raíz,… como la fe superficial, sin base sólida que enseguida se desmorona), entre hierbas que evitan que crezca (como la sociedad actual con su egoísmo e individualismo que dificultan tanto el acercamiento a Jesús), o en tierra fértil y buena que permite que las semillas se multipliquen y crezcan (interiorizando el mensaje de Jesús, volviendo al evangelio original, plasmándolo de alguna manera en nuestra vida,… permite que nuestra fe crezca y se asiente a lo largo del camino y de nuestra vida).
Pero ¡ay!, ¿qué hemos hecho de esa palabra, de esa semilla? No en todos crece por igual ni da iguales frutos. A veces queda agostada, o apenas puede germinar. Las causas del fracaso no hay que buscarlas en la semilla -contiene un poderoso germen de crecimiento -, sino en los condicionamientos de los que recibimos el mensaje, que le imposibilitan su desarrollo.
Nosotros estamos preparando la tierra, vamos quitando abrojos poco a poco, pero confiando cada vez más en Él. También pasamos muchas veces por todas esas tierras y solo cuando nos abandonamos a Él, es cuando somos tierra fértil con su ayuda y su Gracia. Ese es nuestro objetivo.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
+ Había venido practicando la religión católica pero sin ser consciente de lo que significaba. Este despertar ha sido paulatinamente, escuché conferencias de José Antonio Pagola y desde ahí se me presentó la oportunidad de ser una integrante del grupo virtual de Jesús que es en donde estoy procurando ser tierra buena, porque creo que he sido de los cuatro terrenos. Ya ahora en este punto de mi vida puedo acercarme más fácilmente a los relatos evangélicos, captar mejor las palabras y poner en práctica los gestos de Jesús.
+ Intento meditar los relatos evangélicos. Pero no vale cualquier momento: a veces estamos con la cabeza en otras cosas. En esas situaciones es mejor no leer por leer, sino esperar al momento en el que estamos dispuestos a reflexionar y meditar sobre lo que estamos leyendo. Estos trabajos con el Grupo, me han enseñado que de un texto muy pequeño, se pueden obtener muchas enseñanzas y vivencias muy diferentes.
+ Lo acojo porque solo en ello encuentro la verdadera paz y la razón de mi vida es el Faro que me va iluminando en mi caminar es la fuerza que me levanta cuando caigo, la alegría que inunda mi corazón, la esperanza de que todo es para bien de los que aman, esperan, confían y se dejan llevar por el Espíritu para transformarse en verdaderos discípulos y hermanos por un mundo más humano.
+ Mi actitud interior en la escucha del Evangelio es de necesidad. Cuando una persona está un poco desnortada y se pone a la escucha del Evangelio es porque lo necesita. Y cuando necesitas algo, lo que deseas es empaparte de ello, necesitas escuchar algo que le dé un sentido a tu vida.
+ Para alimentarme mejor en mi caso es seguir con este aprendizaje que no se acaba nunca, seguir, sentir, hacer, amar y sonreír.
+ Deseo ser y estar siempre en el lado productivo junto al sembrador divino. La Palabra es la que mejor me cautivó y me hace seguir el camino. Sólo el fruto que se produce con perseverancia es el signo infalible de haber sido oyentes de corazón.
+ Lo que sí que está en nuestras manos es que nos ayudemos a seguir a Jesús, a vivir -condicionados por nuestras circunstancias personales- como Él vivió. Que nos apoyemos los unos en los otros en nuestro caminar, que nos iluminemos mutuamente para saber dar testimonio de Jesús en medio de estas masas de gentes tan ajenas hoy al anuncio del Reino de Dios.
+ Pero existen personas, que, por su bondad y manera de vivir, con su ejemplo de solidaridad y ayuda permanente a sus semejantes, nos transmiten el contenido y la esencia del evangelio. Son reflejo del evangelio. Siempre dispuestos a ayudar, siempre dispuestos a acompañar. Estas personas, de forma indirecta, nos están transmitiendo permanentemente el evangelio de Jesús.
ORACIÓN:
Señor intento acoger lo que me dices tú y otras personas, porque siento que me hablas por mucha gente. Tú sabes lo que pasa dentro de mí. A ti no tengo que explicarte nada. Ayúdame Señor, que soy desventurado y pobre.
ISABEL, JAVIER, LUCILA, MARGALIDA, MARIVI, RICARD, ANA VILMA, ANTONIO, FRANCIS
AMIGOS DE LOS GRUPOS DE JESÚS. HA SIDO INTERESANTE VER COMO ALGUNOS DE NOSOTROS HEMOS TOMADO EL TEMA DESDE EL PUNTO DE VISTA DEL SEMBRADOR Y OTROS DESDE EL PUNTO DE VISTA DE LA TIERRA QUE RECIBE LA SEMILLA. EN CUALQUIER CASO, SOMOS LAS DOS COSAS.
PRIMERA REUNIÓN
Jesús está frente al mar, sobre la barca, acogido por la mismísima Creación de Dios, y se hace escuchar por sus discípulos a través de narraciones alegóricas. Nada mejor que un buen relato, rodeados de la belleza y las fuerzas de la Naturaleza. Hasta el más negado de los alumnos sucumbe a un buen cuento.
En efecto, como Pagola nos señala, Jesús no enseña en la sinagoga sino sobre una barca en Galilea. No habla desde la erudición, sino por medio de parábolas para que todo el mundo le entienda (Francisco) y habla del sembrador, de la semilla, y de la tierra que tiene que acogerla.
La parábola del sembrador es simple, no tiene sentidos ocultos y es fácil de hacer la comparación entre la tierra de siembra y la consciencia humana. Ambos son terrenos fértiles o pedregosos según cómo se los cultive
La siembra de la palabra de Dios es similar: se debe preparar: saber lo que queremos transmitir y seleccionar lo más apropiado.
Donde se siembre ha de estar preparado de antemano: el ejemplo personal tiene importancia.
Madrugar: sembrar antes de que llegue otro y extienda su semilla.
Coger el costal sin desfallecer: es duro, muy cansado, pero el sembrador ya sabe qué le espera.
Parece no acabar el día para descansar, pero cuando el sol se pone, cuando no se ve claro qué sembramos, hay que parar y esperar. Y hay que agotarse hasta la extenuación.
Y al día siguiente, más siembra. Ya San Pablo decía: “Insiste, con ocasión y sin ella, insiste, ruega, amonesta”
La inconsciencia, la vida automática, sin tiempo para la meditación y la espiritualidad, son como el borde del camino: lo que cae allí no puede prosperar. La atención dispersa, enfocada en temas fútiles, es la tierra de poca profundidad donde no se pueden desarrollar las raíces. Las preocupaciones son como los espinos, ahogan los buenos pensamientos y reflexiones.
La buena tierra, arada y bien regada, es una mente libre de pensamientos inútiles, sorda a las murmuraciones, llena del Espíritu Santo. Es esa mente que escucha los latidos del corazón, es donde fructifica la Palabra en buenas acciones.
Jesús mantuvo buena relación con los apóstoles y se mantuvo en abierta conversación con el más cercano.
Conforme avanzan en el camino, van añadiéndose algunos más. ¡Qué deseo de cambio, que no les dejaba tranquilos! ¿Desde dónde estamos buscando nosotros?
SEGUNDA REUNIÓN
Veo a Dios con una labor constante, intensa, sin desaliento alguno, intentando hacerse oír solo para que sepamos que El está con nosotros y que eso supone que nuestras vidas están llenas de esperanza. Los resultados son los que son, pero Él no se cansa. Me alegra pensar que un día la semilla, en mi caso, cayó en tierra fértil y pude sentir que estaba a mi lado, que siempre lo estuvo y que siempre lo estará. ¿El resultado?: la fe, la absoluta confianza en que puedo dejarme, que puedo olvidarme de mí y de mis abrojos para recibirle y fructificar.
Me hace pensar que no debo bajar los brazos, que debo mantener la esperanza y en lugar de observar las semillas perdidas, contabilizar con alegría la enorme cantidad de frutos que da cada una de las plantas que prosperaron.
No importa que de un grupo de doce alumnos sólo estudien tres, es cuestión de tiempo, nada más, para que esos tres lleguen a educar a otros y alcancemos la cifra de doce. Paciencia, paciencia… eso nos pide Dios. Y confianza en que lo que vale es el Todo, lo Eterno y no lo inmediato y temporario.
Hay tierra buena, a pesar del camino empedrado. Dios siempre trabaja.
Jesús vivió con malas compañías, así fueron regenerándose.
Comer, beber, hablar con excluidos de la sociedad es afirmar nuestra fe, como El, confiando en la bondad que tiene cada persona. El Papa se lamenta de que «hemos olvidado llorar con el otro». Y, cada vez más, quiero reafirmarme en ello.
En la vida de Jesús, Dios nos ha dicho todo lo que podía y tenía que decirnos. Gracias es la respuesta. A la tarea.
W- GALILEA-TEMAXXVII –APORTACIÓN A LA WEB:
La Parábola del Sembrador, es una de las pocas Parábolas que se encuentran en los tres Evangelios Sinópticos.
Nos sitúa a Jesús a la orilla del Lago Galilea, predicando desde la barca, porque la multitud le apretujaba.
Es una imagen que sugiere apertura, sin límites ni condiciones; dirigida a todos , utilizando un lenguaje sencillo y con elementos que para ellos era muy conocido.
¡Escuchad!…dejad que mi Palabra caiga en vuestro interior; vaciaros de pensamientos, ideas y prejuicios…para darle cabida y pueda así ser sembrada.
Dios es el Sembrador y es la Semilla ; núcleo profundo de todo lo que ES.
El campo es nuestra apertura, nuestra disponibilidad a recibir esa inmensa gratuidad
Nada que objetar, ni por parte del sembrador ni de la semilla, que es inmejorable. Todo va a depender del terreno en que caiga.
¿Con qué me identifico yo? ¿Con la orilla del camino, las piedras, los abrojos o la tierra buena? Sé que la respuesta es una u otra, dependiendo del momento o época de mi vida .Me gustaría ser la tierra buena en la que crece la Palabra de Dios porque estamos pensados para recibirla y hacerla fructificar, pero muchas veces nuestras prisas, miedos, etc, nos impiden oírla.
En esta parábola El Señor nos está invitando a colaborar con El cómo sembradores de la Buena Nueva, del nuevo mensaje de ese Reino que es Amor.
De nuestra valentía y compromiso van a depender los frutos , pudiendo dejar inactiva esa Palabra con nuestras desidias e infidelidades.
Reconozcamos y agradezcamos los, momentos de nuestra vida en los que el Espíritu fecunda en nosotros la Palabra y renovemos cada día nuestro interés en cuidar nuestra “tierra”, para que en ella no haya malas hierbas y piedras que obstaculicen el buen crecimiento y desarrollo de la semilla recibida.
——————————————————–
GVJ EMAÚS
Buenas noches, somos el Grupo Virtual Emaús. Aquí os dejamos algunas reflexiones sobre el tema 27 Acoged la semilla del Reino de Dios.
Un abrazo para todos de parte de todos nosotros:
Ángel ,Bego, Covadonga, Esperanza, Jorge, Mony, Piluca. Tere Ferrer y Tere Rost
…Dios en Jesús ha tomado partido por esta humanidad: es posible un mundo nuevo, una sociedad nueva… el sufrimiento, la injusticia, la muerte no tienen la última palabra. Otro mundo es posible.
…Para eso Jesús ha venido a este mundo. Él es esa semilla que, al hacerse espiga, se nos comunica, habita en nosotros y produce esos frutos de amor a Dios y a los demás, frutos de gozo, paz, compasión, amor. Es Él quien lo hace.
…el reino de Dios es un mensaje de fortaleza en el presente y de esperanza en el futuro para los pobres, los hambrientos, los afligidos: para todos los desgraciados. Para todo el mundo.
…Jesús provecha cualquier circunstancia para cumplir con su objetivo, en esta ocasión, no está en la sinagoga, está cerca de un lago y se coloca en un sitio visible, se sienta en una barca que había en el lago En este caso les decía:
Escuchad. Salió el sembrador a sembrar …
Y añadió Jesús:
—¡Quien tenga oídos para oír, que oiga!
…Los campesinos , al escuchar y sentir dentro de ellos la fuerza que emanaba de Jesús, la potente atracción que sus palabras ejercían sobre ellos, intuyeron que bien podría ser que fuera el mismo Dios el sembrador al que se estaba refiriendo Jesús en su relato. El mismo Dios que sembraba y sembraba su Palabra por todos los rincones de Galilea…cosechando el treinta, el sesenta y hasta el ciento por uno
…Entiendo que debemos estar muy atentos a la escucha de la Palabra, comprender qué quiere decir (o lo que es lo mismo preparar la tierra) y ponerla en práctica o cumplirla, para poder dar frutos, frutos en abundancia.
…La Palabra estaba ahí, en su corazón, ya.,.desde hacía mucho tiempo, sembrada abundantemente….y tendrían que descubrirla…como quien descubre un tesoro
…El reino de Dios me sugiere un sitio donde hay paz, esperanza, amor y justicia para todos.
Qué el espíritu de Dios entre en nuestros corazones y nos dejemos guiar y seamos capaces de sentirlo y actuar en consecuencia.
…En esta parábola estamos todos invitados a la conversión, pues, todos de una manera u otra participamos de las condiciones negativas del terreno que hacen fracasar el proyecto, sin embargo, siempre habrá una parte de nuestro corazón que como la tierra buena hará germinar y dará frutos
…Pero..¿Qué piedras hay en mi camino que me hacen tan difícil llenarme el corazón de compasión cada día, cada momento….en cada uno de mis pensamientos, de mis sentimientos. ..de mis palabras, de mis quehaceres…?…¿Por qué se interpone mi orgullo…mi vanidad…mi hartazgo…mi agresividad….mi rechazo…mis prejuicios ..mis temores…mi desconfianza hacia las personas…mis decepciones…mi falta de escucha…?
El otro día escuché una interpretación de lo que es la compasión ante el sufrimiento .
…Es ponerte en el lugar del otro, pero no solo eso…sino que a la vez, con tus manos tienes que ser capaz de quitarle el malestar que le hace sufrir
Esa es la misión a la que me siento llamada…a ser compasiva de esa manera..
…Nosotros solo tenemos que abrirnos, “acogerle”, creer, CONFIAR en ese Amor inaudito de Dios. Hace muchos años en un libro de espiritualidad en boga en los años 70 leía: “Santo es el que cree que Dios le ama”. Eso es ser tierra buena, la que confía, la que agradece, la que se deja transformar. A eso me siento llamada: a confiar, a dejarme amar, a amar con ese mismo amor que Él pone en mi corazón.
…En algunos momentos soy tierra buena, pero en otros no, y lo mejor de todo es que Jesús vuelve a sembrar esperando encontrar tierra buena de mi parte. Pienso también que mi compromiso como cristiano no es sólo recibir, sentir… Es mi deber dar fruto, ayudar a otros pero debe Jesús encontrar un corazón dispuesto de mi parte.
…Desde esta llamada de Jesús que inicia en Galilea: «está cerca el Reino, convertíos», se hace hoy también novedosa en mi persona. Es en la vida cotidiana donde un curso más vuelvo a las mismas personas, a los mismos quehaceres… y sin embargo es ahí en esa Galilea donde estoy invitado a dejarme mirar por Él que me sigue llamando por su nombre, y que me invita a colaborar en su proyecto humanizador. Para ello he de dejarme hacer discípulo misionero por Él allí donde estoy con otros, con la conciencia y convicción que Él nos acompaña y lleva adelante con nuestra humilde y pequeña colaboración en su proyecto de salvación.
…Qué el espíritu de Dios entre en nuestros corazones y nos dejemos guiar y seamos capaces de sentirlo y actuar en consecuencia.
COLABORACIÓN EN EL PROYECTO DE JESÚS
+Existe un déficit de conocimiento de la Biblia, de escucha y práctica de la Palabra de Dios en la vida de nuestras parroquias: fomentar encuentros de formación, estudio y escucha de la Biblia es algo que permanentemente en todos los grupos y edades se ha de tener presente: catequistas, animadores de liturgia y acción social. Y es ahí donde hemos de incidir para que se vaya haciendo allí donde nos encontramos.
+Una manera de cómo podemos mejorar nuestra capacidad de escucha del Evangelio en nuestros grupos es introducir hechos, acontecimientos y personas de nuestro vivir cotidiano para dejarnos iluminar por el Evangelio, ayudarnos a descubrir la presencia/ocultamiento del proyecto de Jesús e invitarnos a la acción de gracias y a la conversión
ORACIÓN
-Señor Jesús, en este combate permanente quiero seguirte, consciente de mis fragilidades, cuento contigo y tengo la plena confianza que si estoy contigo y caminamos juntos con otros, nunca me vas a abandonar y un día me harás partícipe de tu reino en plenitud
.
SEMILLAS DEL REINO (Poema)
Pagola, eres semilla del Reino plantada en la historia de la Iglesia.
Eres buena, tierna y madura, llena de vida.
Dios te tiene en su mano, te ha acunado y te ama, y por eso te lanza al mundo: ¡Pierdete! ¡Salga! ¡Rema mar adentro!
No hay que tener miedo a tormentas ni sequías, a pisadas ni espinos.
Dios dice: bebe del amor de los pobres, empapate de mi rocío.
Se fecunda, revienta, sal, no te quedes enterrada.
Florece y da fruto.
Dejate mecer por el viento, el soplo divino.
Que todo viajero que ande por sendas y caminos, buscando o perdido, al verte, sienta un vuelco y pueda amarte.
Que todo viajero de este mundo sienta la Presencia del Creador, en Cristo, que florece en tí.
¡Eres semilla de mi Reino!
¡Somos semillas de tu Reino!
?????
?????
BUENOS DIAS, EL SEÑOR DIOS, LE BENDIGA EN FAMILIA, Y EN SU MINISTERIO DE LA PREDICACION DEL MENSAJE DEL EVANGELIO DE JESUCRISTO, PARA LA SALVACION DEL SER HUMANO , SIEMPRE Y CUANDO CREA EN EL SEÑOR JESUCRISTO.
Creo que lo que entiendo es que puedo ser una semilla que no de fruto.
Si soy de los que crecen entre terreno pedregoso surgiré pero tampoco daré fruto es decir como que solo voy a salir de repente y así desapareceré.
En el otro caso si siembro o estoy donde me sofocan tampoco voy a crecer por lo mismo no me dejaran porque el mundo me esta sofocando con tantas situaciones que hay.
Pero si me voy o ando entre buenas personas entonces me puedo desarrollar haciendo el bien, ayudando,siendo misericordioso entonces puedo dar por lo menos el treinta con perseverancia el sesenta, desde luego para que todo sea para la honra y gloria de su nombre.