Lucas 10,29-37
El maestro de la ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús:
—¿Y quién es mi prójimo?
Jesús dijo:
—Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó, y cayó en manos de unos salteadores que, después de desnudarlo y darle una paliza, se marcharon dejándolo medio muerto. Un sacerdote bajaba casualmente por aquel camino, le vio, dio un rodeo y pasó de largo. Lo mismo hizo un levita que pasaba por aquel sitio: le vio, dio un rodeo y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de camino llegó junto a él, lo vio, sintió compasión y se le acercó: le vendó sus heridas, echando en ellas aceite y vino, lo montó en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada y cuidó de él. Al día siguiente sacó dos denarios y se los dio al posadero, diciendo: «Cuida de él y, si gastas algo de más, te lo pagaré a mi vuelta». ¿Quién de estos tres te parece que fue el prójimo del que cayó en manos de los salteadores?
Él contestó:
—El que tuvo compasión con él.
Jesús le dijo:
—Vete y haz tú lo mismo.
- Ver el contenido de las dos reuniones de este tema en el libro Grupos de Jesús, de José Antonio Pagola
Primera reunión: Acercamiento al Evangelio
– Guía de lectura
– Acercamiento al texto evangélico
– Comentario
Segunda reunión: Acercamiento a la vida
– Conversión personal
– Compromiso en el proyecto de Jesús
– Sugerencias para la oración
Queridos amigos y amigas de Grupos de Jesús:
Somos el GVJ 23, un grupo virtual que ha comenzado tras la convocatoria del mes de mayo de 2020 realizada desde la web Grupos de Jesús y queremos compartir algo de lo que hemos reflexionado sobre el tema 28. Lo primero para colaborar en el proyecto humanizador del Padre es ser compasivos como él. El samaritano de la parábola es el modelo de esa actuación. Jesús nos dice: «Haz tú lo mismo».
El sacerdote y el levita
Ambos ven al herido, dan un rodeo y pasan de largo. Los dos hacen lo mismo. ¿Por qué su entrega al servicio del Dios Santo del templo no les lleva a ayudar al herido? ¿Será que la práctica de rituales litúrgicos va enfriando el trato con las personas? De repente nos van haciendo insensibles a las necesidades del otro. Quizá mucho tiempo dedicado al cómo deben hacerse las cosas litúrgicamente correctas nos terminan por distraer de lo esencial. Entre las cosas esenciales para ser un buen discípulo de Jesús está el amor concreto al hermano más necesitado.
El samaritano
El samaritano ve al herido, siente compasión en vez de solo dar un rodeo y se acerca en vez de pasar de largo. Parece que la clave está en el sentir del samaritano. Siente compasión y eso le lleva a ayudar al herido. Los personajes son elegidos por Jesús. El sacerdote y el levita son hombres religiosos que vienen de cumplir sus ceremonias solemnes en el Templo. El personaje del samaritano es un hombre que anda en los trajines de la vida, conoce de las situaciones que se pueden dar en el camino. No puede pasar por alto el ver a un hombre herido en el camino.
Gestos de un buen samaritano
Mirada y sentimientos compasivos, acercamiento. Todavía encontramos personas a diario que cumplen con el prospecto de persona con sentimientos humanos, siempre invitándonos a imitarlos. A saber, Jesús, es la persona que cumple cabalmente con los gestos de la parábola; un ejemplo es el pasaje donde le anuncian la muerte de su amigo Lázaro (Juan 11,33). Su Palabra, vida y su espíritu nos acompañan siempre, pero el ejemplo de su compasión nos ofrece un Reino de Dios posible. El seguimiento de Cristo no es cumplir unos mandamientos por cumplirlos. Jesús veía la falta de coherencia entre los doctores de la Ley y lo que él mismo percibía sobre Dios, Jesús viene a romper los esquemas completamente, no puede haber odio y desprecio hacia un ser humano por más vil o repugnante que sea, mucho menos por un conflicto histórico entre dos razas. Antes que lo político o la procedencia debemos cuidar el lado humano.
Oramos juntos
Que Jesús resucitado nos empuje a salir en busca de esos más necesitados, que carecen de un abrazo, de alguien quien escuche, de alguien que alimente el cuerpo y espíritu, de alguien que consuele, de alguien dispuesto a amar y salir de sí mismo. Amén.
Javier, Mauricio, Mayertzy y Wilson
Grupo Virtual de Jesús 23
Estimados amigos y amigas de los Grupos de Jesús:
El GVJ 25 les hace llegar la reflexión del vigésimo octavo tema del proceso de Grupos de Jesús, compartimos con ustedes lo que hemos dialogado y comentado.
El texto que propone Pagola: Lucas 10,29-37, nos hace un llamado a ser compasivos y nos pone como ejemplo a un samaritano. En el grupo se hicieron múltiples reflexiones, algunas de ellas las compartimos con ustedes:
MI PRÓJIMO
Los comentarios de los compañeros del grupo son: “PRÓJIMO ES TODO AQUEL CON QUIEN ME ENCUENTRO EN MI CAMINO. PRÓJIMO ES AQUEL QUE ME NECESITA. Nos equivocamos al pensar que el prójimo lo podemos determinar nosotros. Jesús nos muestra que el prójimo se me impone, aunque yo puedo tomar la decisión de escamotear esa presencia e ignorarlo”. “Esta parábola ha sido para mí un ejemplo del ayudar sin mirar a quien, un ejemplo de hasta dónde puedo llegar en el caso de ayudar al prójimo, de cuánta hipocresía puede haber en los servidores, los cuales deben o deberían ser los primeros en atender las necesidades del prójimo”. “Qué difícil es no dar rodeos a la gente que está pasando por tribulación, o simples problemas que a nuestra vida son sencillos de resolver, pero que, para ellos, les va la vida en ello”. “El comentario de Pagola me ha parecido además de hermoso, muy claro sobre los criterios para saber quién es nuestro prójimo, por qué nos dice claramente cómo hemos de actuar imitando a Jesús y lo que me queda claro es la misericordia con que mira Jesús y nos muestra la forma de mirar de nosotros hacia cualquier persona”. “Solo quería agregar que no hay más amor a Dios que el que se manifiesta amando a los demás. La clave en nuestra relación con Dios está en el amor al prójimo. Si creo que puedo amar a Dios, desentendiéndome del otro, es que no entendí nada del mensaje de Jesús. Su propuesta es de amor incondicional a todos. El amor que no se manifiesta es que no existe. Si no descubro a la persona que me necesita, es que no me preocupo de lo que pasa en mi interior. La compasión siempre debe primar en nuestras relaciones para hacer presente a Dios vivo”.
HAZ TÚ LO MISMO
Los comentarios de los compañeros del grupo son: “Ahora bien, Pagola en el inicio de sus comentarios, menciona que Dios tiene entrañas de madre, de ahí la compasión, vemos en los evangelios que Jesús es movido a compasión por la gente que le escuchaba y eso le movía a hacer cosas por ellos”. “La compasión la entiendo como una sensación de tristeza al ver sufrir a alguien y que impulsa a buscar aliviar ese sufrimiento. Creo que esta virtud en la actualidad nos hace falta revivirla, quizá la hemos olvidado por estar tan inmersos en nuestros mundos muy personales. Jesús nos enseña que el ver sufrir a alguien debiera movernos a ayudar a quien sufre, pero nos hemos llenado tanto de otras cosas que en ocasiones ni siquiera vemos lo que ocurre a nuestro alrededor”. “Mi amado maestro, ese JesuXto que como decía el canto de la misa nicaragüense, que camina a mi lado, que suda conmigo, que vamos codo a codo, perdóname si no me siento llamado a compasión por mis hermanos que están sufriendo una situación de escasez, de baja autoestima, de adicción, por favor y espero que sea tu voluntad, dame ese amor por ellos”. “¡Cuanto podemos ayudar en la actualidad! Es muy doloroso ver a jóvenes destruidos por los vicios, matrimonios desechos y por lo tanto familias destrozadas, niños y jóvenes con papás solo de nombre y que tienen que sobrevivir casi solos y aprendiendo de quien pueden. No se diga de tanta gente con carencias económicas, sin trabajo, sin posibilidades. Y si nos vamos más allá, los migrantes, los refugiados, los que padecen guerras. Parece una lista interminable. Entiendo que es imposible ayudar a todos, pero algo podemos hacer por alguien, aunque sea un poco; y si nuestras posibilidades lo permiten, ayudar un poco más y orar por quien lo necesita y no podemos ayudar”. “Hoy Pagola me invita a mirar con la mirada compasiva del padre y estar atento a sus necesidades y no dar más rodeos y pretextos para ir a su encuentro. Esto me hace recordar a mi suegra quien se la pasaba ayudando a cualquier persona que se lo solicitara como el barrendero, en indigente, sus hermanos de sangre, a sus hijos o personas adultas. Eso me reafirma su santidad y el ejemplo de una persona misericordiosa que se desprendía de sí para entregarse al otro”.
ORAMOS JUNTOS
Jesús te agradezco esta enseñanza que nos haces y la invitación a ayudar a nuestro prójimo. Me has dado muchas virtudes que he desaprovechado por egoísmo y no me fijado en las necesidades de quienes me rodean. Te pido Señor me ayudes a reaprender a fijarme en los demás y a entender que quizá una sonrisa o un gesto amable de mi parte puede ayudar a alguien a seguir adelante. Te pido también por tanta gente que sufre muchas veces sin haber tenido nada que ver con el origen de ese sufrimiento como tantos niños que viven en familias disfuncionales o destruidas por el egoísmo. Señor ayúdanos a abrir nuestra mente y nuestro corazón para sentir el sufrimiento y las necesidades de los demás. Amén. Señor Jesús, yo hoy me dirijo a ti para pedirte que me abras este corazón, a veces tan cerrado, para que pueda cooperar con tu obra y ayudar a quienes lo necesitan, pero te pido también, que lo haga no por miedo, compromiso u obligación, sino porque me salga de dentro del corazón, que pueda ver a cualquier ser humano como mi hermano y que no me duela, ni sea un sacrificio, dar parte de una parte de mi tiempo, de mi esfuerzo, de mi dinero para apoyar a quien lo necesite.
Grupo Virtual de Jesús 25
Clarita, Dolores, Enrique, Sergio, Héctor y Alfonso
GVJ 22 Monseñor Romero
Tema 28: Vete y haz tú lo mismo
La parábola del Buen Samaritano, es una de las más bonitas que nos ha relatado Jesús. Los maestros de la ley eran personas muy legalistas, muy apegadas a la norma. Haciendo uso de ese apego, y ante su pregunta, Jesús le pide que lea lo que está escrito en la Ley para ayudarle a descubrir lo que está preguntando, y el maestro de la ley termina el texto leyendo “y a tu prójimo como a ti mismo”.
Jesús narra la parábola del buen samaritano, nos muestra la diferencia entre un sacerdote y un levita que no ayudaron a un hombre tirado al costado del camino. En cambio el samaritano, que estaba excluido de la ley judía, lo vio, sintió compasión y se le acercó.
Resalta en primera instancia la importancia de ver, quiso ver y lo vio. La primera actitud es querer ver. Lo segundo que relata es que tuvo compasión. No basta con mirar, hay que hacerlo con atención amorosa, lo miró con amor y, por último, se le acercó.
Le curó las heridas aliviando el dolor, lo llevó a una posada donde se aseguró que lo cuidaran hasta su regreso.
Era un hombre que tenía sus tareas y que sin descuidarlas procuró atención a la persona herida en la cuneta. Involucró al dueño de la posada. Cuando realmente queremos ayudar a alguien, muchas veces necesitamos de la ayuda de otros.
Otro gesto importante del samaritano es que “regresará” a pagar lo adeudado y asegurarse de su estado de salud.
¿Quién es mi prójimo? Jesús introdujo para su época una transformación radical, y lo hizo a través de esta singular parábola. “Prójimo” no es aquel que me es cercano por razones de parentesco, nacionalidad o religión. “Prójimo” es aquel a quien yo me acerco, me aproximo, en su necesidad.
Jesús nos invita a ir atentos por la vida, “Vete y haz tú lo mismo”. San Juan de la Cruz lo llama caminar o estar con advertencia amorosa, siempre atentos para amar, aliviar el sufrimiento del prójimo, que es la manera de encontrarnos con el Padre.
Es admirable el servicio que prestan muchas congregaciones religiosas en todo el mundo, pero muchas veces los que más actúan como el samaritano son los que no se acercan al templo, ya que los que van a la iglesia, primero ven sus prejuicios sobre esa persona, e incluso muchas veces, piensan que sus desgracias, son castigo de Dios.
Muchos están con la teoría del “no dar pescado, sino enseñar a pescar”, olvidando que Jesús dijo: “denle ustedes de comer”. Creemos que lo correcto es buscar un equilibrio entre ambos criterios, pero nunca quedarse en cualquiera de los extremos. No criar holgazanes, pero tampoco negar una vida digna, al que está destrozado emocionalmente.
Jesús es el buen samaritano por excelencia. Sus pasajes en el evangelio nos muestran permanente como mirar al que sufre y cómo acercarnos a ellos: siempre con amor; si mira, lo hace con amor, si se acerca, lo hace con amor, si cura pone el corazón en sus manos. El Amor siempre está presente en la actuación de Jesús.
Nos habla José Antonio Pagola de la importancia de la mirada compasiva para iniciar el camino de encuentro hacia el doliente, el que se encuentra al costado del camino.
Para poder ver de esa manera como lo hacía Jesús hay que detenerse y esto implica dejar lo que se está haciendo; tal como lo hizo el samaritano.
La sociedad actual insiste en la búsqueda de la propia felicidad, muchas veces parece que se está estimulando el egoísmo. Sin embargo, no hay nada más satisfactorio que entregarse y ayudar a otro, ponerse en el lugar del otro y escucharlo.
La Madre Teresa de Calcuta nos dice: “El que no vive para servir no sirve para vivir”.
En este Siglo XXI, nuestro prójimo también es nuestra CASA COMÚN, la madre tierra. Nadie más cercano a nosotros y que hemos maltratado. En todo el planeta los fenómenos climáticos extremos y devastadores son cada vez más frecuentes. Obligando a poblaciones enteras – millones y millones de personas – a buscar una forma alternativa de escapar para vivir.
“Si extendemos la mirada a la totalidad de nuestra historia y a lo ancho y largo del mundo, todos somos o hemos sido como estos personajes: todos tenemos algo de herido, algo de salteador, algo de los que pasan de largo y algo del buen samaritano.” Fratelli Tutti No es suficiente el gesto del buen samaritano, de preocuparnos de atender el dolor del momento de una persona; sino que debemos preocuparnos también del mañana y de todos. “Se trata de avanzar hacia un orden social y político cuya alma sea la caridad social.” Papa Francisco
Hace falta despertar y fomentar más la conciencia solidaria, para que toda persona tenga asegurada su alimentación y su salud.
El mundo cambiaría, solo viviendo en lo más profundo de nuestra persona esa compasión que Jesús vivió. No es necesario pertenecer a un colectivo donde practicar el cristianismo, es importante buscar la libertad de ser hijo de Dios para dedicarnos a amar, allá donde nos encontremos.
Nuestro caminar como Grupo de Jesús, nos ayuda mucho a ir aclarando esta vocación a la Vida Misericordiosa, de ver el rostro de Dios en los que más sufren.
Oración
Señor, cambia nuestro corazón, danos sabiduría para entender y poder ayudar sin juzgar y sin discriminar.
Ser compasivo como nuestro Padre es compasivo, tener tu mirada de misericordia hacia los pobres, los ancianos, los enfermos, los niños de la calle, los migrantes, los que necesitan trabajo.
Haz Señor que podamos soltar las ramas que nos sujetan para caer vacío en tus brazos, para que sean ellos los que me soporten y no mis falsas seguridades.
Que el espíritu de Jesús vaya calando hondo en nuestro corazón para que podamos curar heridas, llevar consuelo y paz al que lo necesite. Amén.
Somos el GVJ 20 y durante este mes hemos reflexionado sobre el pasaje de Lucas 10, 29-37: “Vete y haz tú lo mismo” (Tema 28).
El texto nos pone ante una realidad, nos hace reparar en el riesgo de que en parte nosotras mismas caigamos en lo que sin duda abundaba entre los sacerdotes y levitas: la creencia de que la pertenencia a una religión es sinónimo de «cielo ganado”. El samaritano tal vez no sería tan religioso, pero sí mucho más espiritual, tal vez no conocía tan bien la ley escrita, pero se guiaba por la ley del amor. El Espíritu de Dios estaba con él.
Podemos caer en la tentación de pensar que los otros son «los propios» y que la prioridad son ellos. Falta el sentido social unido al hecho del individualismo que existe en la sociedad.
Jesús nos habla de COMPASIÓN=SUFRIR CON LA OTRA PERSONA. No se trata de entender ni siquiera de estar cerca, sino de identificarte con la persona sufriente para ayudarle desde el mismo sufrimiento. En la figura del samaritano vemos acción. Todos sus gestos son de implicación. Aquí no caben medias tintas. Jesús es claro. No vale rodear ni excusarse, ni dejarlo para luego. El momento es ahora, cuando surge la necesidad del hermano. El texto evangélico nos inquiere y como cristianas no podemos hacernos las distraídas como el sacerdote y el levita. Nuestro «modelo» es el samaritano. En una persona se reúnen todas las condiciones: la falta de prejuicios unida a la generosidad y la sensibilidad, al sentido humanitario. En su relación con el herido hay una ida y vuelta. Entiende que en la vida no es ni sólo dar ni sólo recibir. No debemos hacer igual que el sacerdote y el levita, aunque nos espere CUMPLIR con la misa del domingo.
Ante la pregunta de ¿quién es mi prójimo? A veces sentimos que nuestro prójimo es nuestro verdugo pero… ¡es también mi próximo! Cuántas veces hacemos lo del sacerdote y el levita, preferimos mirar a otra parte para no complicarnos la existencia. Anteponiendo excusas… Otras veces no podemos hacer más que hacer que sienta que está protegido y amado… Lo realmente importante para Dios, es la intención con la que decimos o hacemos algo. Así, personas no religiosas, muchas personas buenas, ponen su granito de arena para mejorar el mundo que nos rodea. Ver, compadecerse, acercarse, tocar, curar, entrar con delicadeza y amor a la vida de los demás… acciones que realiza continuamente Jesús en su paso por la tierra. La invitación la tenemos clara, “ve y haz tú lo mismo”, nos estremece oír estas palabras de Jesús, y nos motivan a estar atentas al sufrimiento de las personas que él pone en nuestro camino y somos conscientes de que nos vamos encontrando en la vida muchas personas en estado de abandono, maltrato, miseria, etc. y avergonzadas confesamos que nuestro comportamiento, a veces, ha sido dar la vuelta. También hay veces que no vemos el sufrimiento del otro.
Jesús es nuestro modelo de buen samaritano, porque sale al encuentro de la gente, la ve con ternura, se compadece de los que sufren, sana a los enfermos, él nos restaura y viene a salvarnos una y otra vez. Resumiríamos el estilo de vida de Jesús en un constante darse amorosamente a los demás.
También nos hemos dado cuenta de que a veces el prójimo soy yo, cuando me aproximo a aquél que tiene necesidad. Lo vemos tanto desde quien ve al herido como desde el herido mismo.
Cuando las situaciones de la vida nos colocan en una situación de vulnerabilidad y hemos sentido sus consecuencias, nos hemos replanteado nuestra propia actitud hacía los demás.
Debemos distinguir compasión de pena. La pena no nos lleva a la acción, la compasión sí. Cuando sentimos pena tenemos buenos deseos pero pocas acciones. La compasión nos lleva a decir: «¿Qué puedo hacer, qué necesitas?» La vida nos ha sido dada generosamente. Dios no nos da porque merecemos, ¿Quiénes somos nosotras entonces para decidir dar al que «merece» en lugar de dar al que necesita?… Pero también nos parece que dar sin darse es un camino incompleto. Un camino engañoso, algo sobre lo que tenemos que estar atentas, muy atentas.
En las comunidades, la ventaja es que en el intercambio de pareceres y puntos de vista se pueden identificar los puntos débiles que tenemos como seres humanos. La fortaleza está en la posibilidad del intercambio. Luego, llegarán los cambios que se dan en el interior de las personas pero necesitamos orar por una conversión que nazca del interior.
Volviendo al texto evangélico, nos fijamos en tres puntos. 1º) LA MIRADA COMPASIVA. 2º) ACERCARSE.- La mirada compasiva hace que nos acerquemos al que sufre. 3º) COMPORTAMIENTO.- El samaritano simplemente responde a la situación del herido sus acciones son todas de bondad para aliviar al hombre herido: abraza, bendice, toca… Jesús nos dice claramente: VÉ, Y TÚ HAZ LO MISMO. A veces rodeamos las situaciones para evitarlas pero somos conscientes de que cuando vencemos nuestra comodidad, nuestro miedo o nuestro egoísmo recibimos más de lo que damos. . La escucha, la mirada compasiva, el acercamiento y el valor de los gestos… ¡LA TERNURA!, muchas veces es lo que necesitan. Muchas veces llegamos a las personas a través de la ayuda económica, la escucha, acompañando en la fe, brindando amistad tanto a nivel individual como dentro de nuestras comunidades, realizando planes para armar despensas para las familias necesitadas y entregarlas, ayudar con medicamentos… sin olvidar a los migrantes, e indigentes. Creemos que recorrer este camino de compromiso y compasión por el herman@ es el rasgo especial que debería ser señal de que somos seguidoras de Jesús.
Como grupo, cada una desde nuestra realidad, vamos creando, a distancia, ideas para nuestras comunidades. Con cada una de nuestras aportaciones llenas de grandes testimonios… vamos haciendo posible el Reino de Dios.
Y oramos juntas:
Jesús hoy, como tantas veces, me lo dice muy claro: «tienes que actuar, deja tu comodidad y acompaña a quien lo necesita hasta la posada aunque te haga retrasarte en tus «otras e importantes» obligaciones».
• «Señor, me da miedo perder mi seguridad por ayudar a otros. Ayúdame a confiar en ti y a ser tus manos como me pides.»
• Espíritu Santo, necesito tu DON DE FORTALEZA ¡! MISERICORDIA.
Roser, Natalia, Shirley, Griselda, Mariana, Carmen
APORTACIÓN GVJ BETANIA
Texto introductorio de Fray Marcos Rodriguez
El relato es típico de la literatura oriental, pero los personajes implicados en él lo convierten en provocador. Los oficiales de la religión están demasiado preocupados por la legalidad para preocuparse de los demás. Para el sacerdote y el levita, lo primero era la Ley. Para el samaritano, lo primero era el amor. El hereje, el idólatra, el impuro, odiado precisamente por no ser religioso, no está sujeto a normas morales externas, lleva la ley en el corazón.
La palabra empleada en griego para indicar que se conmueve se aplica siempre en el NT a Dios o a Jesús. La Vulgata la traduce por «misericordia motus est». Nos indica que el Samaritano se dejó llevar por su verdadero ser desde el interior y acabó actuando como Dios.
La parábola, no deja lugar a duda sobre lo que Jesús entendía por próximo. Prójimo es todo aquel con quien me encuentro en mi camino. Prójimo es aquel que me necesita.
ACERCAMIENTO AL TEXTO EVANGÉLICO
A veces se nos hace tan lógico y normal referirnos a quién es el prójimo, que se nos hace como fuera de lugar la pregunta que le hace a Yahshúa un maestro de la ley, sin embargo, olvidamos que, en la cultura judía, prójimo es sólo alguien perteneciente al pueblo de Israel. Por ello, Yahshúa muestra en su narración, la actitud de alguien que además de no ser judío, pertenecía a un grupo étnico aborrecido por los judíos.
Entonces, ¿Quién es nuestro prójimo? ¿solo nuestro círculo de amigos y familia? ¿Solamente algunas personas o seres limitados en cantidad?
El prójimo es cualquiera que no sea yo. En una u otra forma tienen necesidades, desde leves hasta muy críticas. Todos. Y todos necesitamos ayuda.
Hacia afuera de nuestros círculos están los otros, muchos: las señoras que hacen el aseo en las residencias, los vigilantes, los tenderos, las personas mayores que son tratadas con indiferencia, sin darles compañía, tratados sin respeto, los y las que transitan por la calle, los que viven día y noche sin un hogar en el que refugiarse, escondidos en los ductos de desagüe de agua, cobijados por cartones y mantas sucias y roídas, acostumbrados a la violencia de los minutos y las horas de las ciudades grandes, frías, vacías de misericordia. Personas indefensas ante las circunstancias de vida marginal que llevan, que nos interpelan en nuestra capacidad de sentir compasión y actuar, en nuestra capacidad de acercarnos y acompañar. Entre las acciones que se nos propone son aquellas que nos hacen comprender que la caridad y la sana convivencia son necesarias.
Podemos hablar de los excluidos como aquellos que la sociedad va dejando en las cunetas del camino y tanto los curas y obispos, como supuestos cristianos piadosos, no son (somos) capaces de darles una mano. Lo que más cerca tenemos en la realidad de todos los miembros de Betania, es el caso de los migrantes. Nos cuestionamos en lo personal si no pudiéramos hacer algo más, o al menos algo.
¿Cómo hay que actuar? ¿somos capaces de hacerlo? eso es una constante en este camino que vamos recorriendo buscando refuerzos, como este grupo y personas de nuestro entorno que tienen la misma inquietud. Nos ayuda el preguntarnos ¿qué haría Jesús?
Ver, sentir, acercarse y actuar. Pagola nos invita a ver esa primera reacción del samaritano. Probablemente el sacerdote y el levita no sienten que tienen que ayudarlo por juicio hacia esa persona, porque no es uno de los suyos, o por una falta misericordia en la mirada hacia su prójimo, hacia todas las personas. Al sacerdote y al levita se les supone unos valores por su oficio, pero no hay vocación. Por diversas circunstancias, en ocasiones, con nuestras actitudes hacemos lo mismo. Este evangelio lo que nos puede decir, además, es que muchas veces nos preocupamos por muchas cosas, que múltiples compromisos no nos permiten quedarnos a auxiliar a la persona en el camino. El samaritano simplemente tiene buen corazón, es compasivo.
La pandemia ha sacado la indiferencia hasta de los mismos sacerdotes ante el dolor humano, son pocos los que muestran a pesar de la pandemia esa misericordia de Jesús. Son otros, incluso no vinculados a religiones, los que tienen mejores actitudes que nosotros. El samaritano nos recuerda a muchas personas que no son religiosos pero que son bondadosas en su día a día, incluso en ocasiones son más flexibles y menos juzgadoras, con una mirada más abierta y más cercana a las demás personas, son seguidores de Jesús y de Dios sin hacer alarde de ello.
En cuanto a las necesidades, son diversas: necesidad de compañía en momentos de desconcierto, dificultad, miedo, dolor; necesidad de aliviar cargas simples de trabajo en el hogar; necesidad de aprender; necesidad de soledad; necesidad de afecto, caricias y palabras sencillas de cariño; necesidad de ser escuchado y otras tantas, propias de la vida normal. Este prójimo cercano es un buen campo de entrenamiento para ir ablandando nuestro corazón con acciones concretas y sencillas.
La propuesta de Jesús para que actuemos de la misma manera que en el relato, nos parece muy propicia para darnos un horizonte de crecimiento personal. Hoy nos pide que no nos llenemos de tanta información que no permite crecer al espíritu, que tengamos un corazón dispuesto a ayudar a nuestros semejantes.
En alguna forma sentimos interiormente el llamado a tomar acción: Vete y haz tú lo mismo.
Otro aspecto es el ambiental. Vivimos en una sociedad en desintegración con la naturaleza. El planeta está herido por el maltrato que damos a los seres de nuestro entorno, animales en extinción, árboles talados para suplir la ambición de los poderosos, basura que arrojamos indiscriminadamente sin pensar que quienes más sufren son los desprotegidos y marginados de la sociedad y al final, todos. Los ríos son contaminados y ese es también mi prójimo que a su vez me está aportando el elemento básico del agua, el ambiente es mi prójimo, y se está contaminando con el humo del cigarrillo, los aerosoles que uso, entre otros tantos ejemplos que pudiéramos citar.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
CONVERSIÓN PERSONAL
Estamos rodeados de personas que nos necesitan, para cosas graves o leves, pero, frecuentemente, hacemos acopio de recursos que utilizamos de manera un tanto inconsciente para eludir el ejercicio de la compasión como, por ejemplo, el evitar la mirada directa y el acercamiento o pasar de puntillas o mirar de reojo.
Debemos, por otro lado, intentar dejar a un lado las búsquedas de compensación, algo que limita nuestra apropiación interna de la misericordia y la solidaridad; dejar de medir mi aporte con la intención de no sobrepasar lo que el otro me ha aportado. Es este equilibrio, un condicionamiento que hace que demos rodeos ante las necesidades de alguien y que haya una probabilidad de seguir derecho, desentendiéndonos de la fuerza que Dios ha puesto en nuestro corazón para ganar capacidad de donación a mi prójimo.
COMPROMISO EN EL PROYECTO DE JESÚS
Pensamos en las personas muy necesitadas o excluidas pero en esta crisis mundial de la pandemia, se están gestionando más modelos. Nacen nuevas oportunidades de ayudar.
Como grupo, la experiencia de los temas nos ayuda a reflexionar y a reforzar los presuntos caminos comunitarios e individuales.
Las personas mayores están bastante necesitadas de cuidados humanos como amistad, conversación, tiempo etc. Es un colectivo un poco invisibilizado que podría beneficiarse de la mirada y la actuación compasiva.
Podemos abordar la pregunta de Pagola desde un panorama más amplio. La pregunta sería: ¿Qué colectivos de personas necesitadas están más olvidadas por la sociedad en general? Como en la parábola que expone Lucas en su evangelio, la compasión del samaritano no fue movida por sus creencias o pertenencia religiosa a alguna comunidad. No. La compasión existe en el corazón del samaritano como en la de todos los seres humanos de manera universal; es el amor de Dios presente en todos. Ese amor manifestado en compasión no es privilegio de creyentes ni de sabios en las escrituras. Hay que sacarlo como propiedad de las parroquias y de las religiones para hacerlo extensivo, como lo hacía el Jesús de los evangelios, a todos en general. Como el aire, como el agua, como el silencio infinito de una noche abierta a las estrellas, a todos nos alcanza la compasión.
ORACIÓN
Hoy Jesús
Tengo tanto dolor en mi corazón
Y tanta tristeza que no sé…
Si la noche que atravieso
Me deje verte con claridad.
De todas formas, agradezco
Lo que me das
Y tus lecciones son perfectas.
Solo permíteme
No ser indiferente ante lo que sucede a mi alrededor,
permíteme saber ayudar en lo que puedo,
que de antemano sé que tú harás el resto.
Hoy,
Solo quiero seguirte a ti señor
Tú mandarás trabajadores a tus obras y me dirás qué me corresponde hacer.
Gracias, Señor Jesús.
GVJ “Camino a Emaús” TEMA 28
Saludamos a todos los GDJ, especialmente a aquellos a los que la pandemia impide celebrar sus reuniones presenciales. Les invitamos a que no paralicen su actividad sino que, mientras dure el aislamiento, las celebren por email, como hacemos los grupos virtuales. Seguramente les sorprenderá la profundidad y la compenetración que se consigue. En nuestro grupo estamos introduciendo la videoconferencia en las sesiones de diálogo para vernos y sentirnos más cercanos.
Adolfo, Adriana, Consuelo, Graciela, Ilda, Juan, Kontxi, René compartimos alguna de nuestras reflexiones sobre el relato del samaritano misericordioso.
• Otra forma de pasar de largo es ignorar a un pordiosero que pide limosna sentado en el suelo con la espalda apoyada en la pared de una casa, o a un sin-techo junto a su carrito de la compra lleno de cartones, o a un inmigrante que pide comida apostado a la puerta del super. Se puede disimular cruzando de acera distraídamente, o bien echar mano al móvil para despistar cuando se llega a su altura, o simplemente ignorarlo como si no existiera, que es lo más corriente
• Alguna vez me he parado para socorrer a alguno y le he dicho que, en mi opinión, pedir de rodillas era contraproducente para conseguir limosnas; que el degradarse así, no le ayudaba. Se me podría decir, y yo mismo me lo digo, que lo que aquel mendigo necesitaba no era asesoramiento de marketing, sino ayuda material
• No es justificación pero las personas, la sociedad, la seguridad ha cambiado mucho, hoy hay mucha inseguridad y a veces da miedo acercarse a la gente, bajar el vidrio en el carro
• Muchas veces en la vida cotidiana las opciones son difíciles, no queda tan claro quién es el prójimo, o al menos, ante tanta necesidades de tanta gente, cuáles son las prioridades
• Jesús lo que busca son nuestros actos de amor y misericordia que deben fluir desde el fondo del corazón. El Papa Francisco nos invita frecuentemente a no permanecer como espectadores sino a hacer algo ante el sufrimiento, la injusticia, la violencia el hambre.
• El samaritano actuó haciendo todo lo que estaba a su alcance y un poco más. Idem Jesús. Vete y haz lo mismo… no hay mucho más, no hay matices, no hay excusas, no hay condiciones: ANDÁ y HACÉ LO MISMO!!!
• Hay muchos que están enfermos de soledad por ser abandonados por una sociedad que mira hacia otro lado. Por ser descartados por enfermedad, religión, clase social, lugar o país de procedencia. Y hay muchos otros heridos que han perdido el sentido de su vida. Y no me acerco porque a veces me producen repulsa e incluso miedo a que me roben. Es el miedo que hemos aprendido para tenerlos alejados.
• Y en nuestra religión, ¿No nos ocurre lo mismo? Hemos elabora leyes y dogmas que a veces nos impiden ser compasivos y misericordiosos con los demás
¿Cuántos divorciados no pueden acercarse a comulgar?, ¿A cuántos abandonamos y dejamos de socorrer porque no son de los nuestros y no podemos gastar nuestros recursos en ellos?
• …Pero en las misas…no se respira ni se fomenta un ambiente de compasión, de la de ver, conmoverse y actuar, sino que el párroco al final de cada misa pide a los feligreses que den dinero a la parroquia, preferiblemente con una suscripción mensual por banco. Ya ellos se ocupan de hacer las “caridades” que creen oportuno
• Si miramos a nuestro alrededor hay muchísimos samaritanos. A mí me conmueve ver tantos.
• Me hace mucho bien saber de tantos samaritanos y samaritanas anónimas que cocinan, hacen trámites y salen todas las noches a buscar a los heridos de las cunetas, a llevarles un plato de comida, ropa, a ayudarles a conseguir sus documentos que muchas veces perdieron, a tramitarles los subsidios que da el estado y así poder alquilar una habitación, y hasta a conseguir un empleo.
• Muchas veces escuchamos o decimos la expresión: “Te compadezco” o “Le compadezco” y cabe preguntarnos: ¿qué significan estas expresiones? ¿Significa lo mismo decir “te compadezco” a decir “me compadezco por lo que te pasa? Creo que no, la primera expresión se queda en palabras, en cambio la segunda invita a la acción,
• En esta época se hace más difícil brindar cercanía y una escucha de persona a persona, por eso pienso que se acentúa -en muchas personas- el sufrimiento a causa de la soledad.
• ¿Cómo va a ser mi prójimo ese vecino que me odia desde hace años y habla siempre mal de mí con otros vecinos? Francamente es difícil de considerarle como mi prójimo, lo máximo que puedo hacer es ignorarle.
• Si Jesús estuviera con nosotros hoy en día y existiera la pena de muerte, no creo que durase vivo tres años. Los mismo que representan el papel hoy en día del sacerdote y el levita harían exactamente lo mismo. Y no es que lo hicieran todos como ocurrió en su tiempo, pero claramente sí lo harían los que tienen las riendas de nuestra iglesia actual.
• Bueno, no creo que llegaran a tanto, pero seguramente lo excomulgarían y le condenarían al ostracismo.
• Sería interesante pensar que vamos evolucionando como especie y como seres humanos individuales y que una mayor conciencia personal y colectiva es lo que nos ayudaría a tomar una actitud semejante a la que describe Jesús en su parábola.
• No todo el mundo puede dedicarse a cuidar enfermos, niños en situación de calle, mujeres que ejercen la prostitución…. Cada uno tiene un carisma y ese debe desarrollarlo al máximo.
• San Pablo enumeró una serie de carismas en su primera Carta a los Corintios: …El Espíritu da a uno la sabiduría para hablar; a otro, la ciencia para enseñar,…A este se le da el don de curar,…Pero en todo esto, es el mismo y único Espíritu el que actúa, distribuyendo sus dones a cada uno en particular como él quiere.
Cada creyente individualmente no estamos en disposición de mostrar una actitud proactiva en todas las cuestiones que se nos plantean. Por eso considero sano acotar un poco el campo de acción que nos puede corresponder como seguidores de Jesús y entender que … somos receptores y portadores de la gracia especial del Espíritu Santo que nos predispone a ser canales de comunicación del poder restaurador y terapéutico que Dios quiere poner en nuestra vida.
• Pero esta gracia o carisma o facilidad que podamos llamar, no es una varita mágica que resuelve los problemas, sino que el corazón de carne que nos llama a tener Jesús, nos permita conmovernos, sacudirnos, no dejarnos en nuestro sitio de confort y sentir que el dolor de mi prójimo es tanto mío con el de la otra persona
• El herido en la cuneta. Ejemplos: Niños huérfanos o abandonados por sus padres, jóvenes en depresión o entregados a la drogadicción, indigentes o descartados en las calles, mujeres, esposas o madres maltratadas, discriminadas y violentadas por sus cónyuges o hijos varones; discriminados por género, raza o por enfermedades; familias sin ingresos para el sustento; inmigrantes a la deriva, presos inocentes, presos por oponerse a sistemas o dictadores inhumanos; secuestrados por las guerrillas, población atrapada en las guerras….
ORACIONES
• Señor danos un corazón compasivo, pero que también sepamos reconocer hasta donde es bueno ayudar y donde es bueno enseñar a pescar para que cada quien consiga su propio alimento….
• Jesús acompáñame en este camino. Que vea tu rostro en cualquier persona que me pide ayuda. Que no sea soberbia y sepa aceptar sus necesidades. Que sepa trabajar en equipo para poder dar la mejor repuesta a las personas.
• ¿Y qué podré decirte que no te digo todo el tiempo? Solo te pido Señor que me sigas ayudando a discernir ¿qué puedo ofrecer? Seguir aprendiendo a amar a tu modo que es una interpelación a salir de mí misma. Pero también a dejarme ayudar cuando lo necesito.
• Te pido, Jesús querido, que me abras la mente y el corazón, para que se despierte en mí una creatividad solidaria hacia quien se siente sola y no tiene los medios tecnológicos necesarios para acompañarla o sugerirle películas o encuentros virtuales que puedan lograr una mayor cercanía.
• Jesús ayúdame a desplegar la nobleza, ternura, compasión que el Padre Bueno ha sembrado en mi ser. Que sea consciente de esta semilla de samaritano que ha sembrado en mí. Gracias Jesús por abonar mi terreno en este T28 y por descubrir más claro quién es mi prójimo y como debo hacerme prójimo y uno con todos los demás. Con todos. No solo con los que me simpatizan.
Aquí van nuestros aportes antes de nuestro receso por la Semana Bíblica Internacional:
1. Un maestro de la Ley (legista) «queriendo poner “a prueba” a Jesús, le pregunta…» (acá ya intuimos “el ánimo” con que lanza su pregunta a Cristo); con esta perspicaz pregunta, este legista “tienta” a Jesús para ver lo que Él le responde; y, como siempre, con esta hermosa parábola Jesús lo hace muy hábilmente.
2. La parábola del “buen samaritano” es el mejor ejemplo del amor, y nos ubica en relación con el prójimo: ¿Somos solidarios?, ¿somos generosos?, ¿somos misericordiosos? Me es difícil contestar a todas estas interrogantes porque, a veces, soy muy “samaritano” con los de fuera de mi casa y, con los míos (mi familia), me parezco más al sacerdote y el levita.
3. Sólo a raíz de escuchar y conocer esta parábola de Jesús me pregunté, alguna vez, quién es “mi” prójimo (sin preguntarme si me hago prójimo de alguien).
4. En la vida, nos preguntamos esto mismo varias veces, sobre todo cuando tenemos un dilema moral: ¿Dejo sola a mi familia para ir al retiro todo el día? ¿Dejo a mis hijos pequeños para ir al trabajo? ¿Dejo a mi madre anciana sola para ir a la catequesis? ¿Dejo a mi esposo solo para ir a la parroquia?, etc. Y, ciertamente, no es fácil saber con certeza quién o quiénes son más prójimos para mí… No sólo los pobres necesitan ser tratados como “prójimos”. En mi diario caminar, veo personas que sufren por tantas situaciones, no solamente físicas, también psicológicas y espirituales: Esposos que abandonaron sus hogares; víctimas de abusos sexuales, físicos o psicológicos; algunos despojados de sus cosas…
5. Al igual que alguno más, vivo dando rodeos a las personas que más me necesitan: Evito a los que me pueden quitar el tiempo, a los que sé ya lo que van a decirme, a los que van a pedirme prestado, etc. Debo cambiar mi actitud para ser como el samaritano… mejor, ¡para ser como Jesús! De Él, podría decir, sin dudarlo, que es “el Buen Samaritano” por excelencia, porque vino a enseñarnos a amar, y la compasión es la expresión “más sublime” del amor.
6. Ver, compadecerse y acercarse no es “cosa” del intelecto, de la mente. Esto sale de adentro, de las entrañas. Tengo que desarrollar ese “modo de ver” con el corazón, de con-moverme con él y de acercarme sin miedo y siempre confiando en Dios; Su lugar, ahora más que nunca, ya no es en el Templo (rodeado de velas, flores e inciensos): Él está en nuestros caminos, en nuestras plazas, se acerca a todos, especialmente a los más débiles y a los que sufren.
7. Lo que yo puedo ofrecer a todas las personas con las que me encuentro, mientras voy de camino por la vida, es mi compañía amiga, mi escucha atenta y mi sentir ardiente… En fin, mi acompañamiento, siempre dispuesto.
8. En el pasado, había evitado todo contacto con homosexuales, prostitutas, leprosos, políticos, recaudadores, presos… Pero, al identificarme con uno de estos grupos vulnerables, me he dado cuenta que necesito de la misericordia de Dios. Detrás de toda “miseria” humana hay una gran “esperanza”, una fe; por eso, cuando escucho con atención, cuando ayudo con el corazón, cuando prima la humildad, puedo “palpar” la Presencia de Dios.
9. Hay muchas personas a quienes podríamos acercarnos, solamente debemos levantar la mirada y mirar a nuestro alrededor para darnos cuenta de que están… ¡ahí!… Por ejemplo, hay un ancianito, vecino mío, a quien le ofrezco mi amistad y, bastante a menudo, mi escucha. Le gusta mucho hablar conmigo y, aunque casi siempre me cuenta las mismas historias y anécdotas, le escucho con mucho agrado porque sé que hago una buena obra.
10. En relación a qué personas están más necesitadas, creo que TODOS estamos necesitados de los que nos rodean. No sólo es dinero lo que podemos aportar, también de una ayuda como la compañía para darnos consuelo en los momentos difíciles.
11. Hoy por hoy, por la opción personal y pastoral que tomé desde hace unos años, mi compromiso está en salir, buscar y llamar a aquel/aquella joven, desesperado/a, en constante búsqueda, “caminante” (o parado/a, postrado/a, “vegetando”) que no sabe aún que ya es “bueno/a”: no son “malos”, los vuelve así el des-amor (o la poca atención que les damos).
12. Realmente doy muchas vueltas y no soy plenamente consciente de ello, y es que a la gente cada día la aguanto menos.
13. La compasión no es “propiedad exclusiva” de los cristianos… Ser “cristiano” es una apuesta y un compromiso diarios. Conozco a alguno que otro que se dice “ateo” o “agnóstico” y que es un buen tipo… es “coherente” y fiel con su ser humano en-relación.
14. Pienso que el recorrido que vamos haciendo en nuestro GVJ nos está concientizando sobre la compasión hacia los que nos rodean.
15. «¡Vete y haz tú lo mismo!»… Es el “fruto” de nuestro encuentro comprometido con Jesús.
AURORA, CARLOS, ÉDGAR, MANUEL, MARÍA JOSÉ, WILMER…
Comentario de En Camino
Nos adentramos en este pasaje que nos pone delante de dos preguntas fundamentales ¿Quién es el prójimo? Y ¿Cuál es mi relación con él?
Entendemos por prójimo a todo aquel que nos necesita y que para ayudarle, nos obliga a salir de nuestra comodidad. En esta definición encontramos que fuera de nuestra comunidad son muchas las personas que actúan de manera ejemplar sin ser cristianos. Con esta parábola, Jesús destruye las barreras que nos encanta construir a los seres humanos: ellos, nosotros, creyentes, ateos, etc…para Jesús no hay distinción entre los hombres, simplemente seres humanos dispuestos a poner en práctica su humanidad.
La compasión se convierte en el verdadero examen del camino espiritual, y con este pasaje tan cristalino, Jesús nos empuja a dejar a un lado las explicaciones para pasar a las implicaciones. Somos conscientes que la inercia social dificulta en gran medida poner en práctica la compasión pública, sin embargo no siempre hace falta ocasiones especiales para hacer el bien, dentro del hogar o en el trabajo es posible llevarla a cabo aunque parezca imperceptible.
Jesús además pone sobre la mesa un asunto que va a acompañar al ser humano desde siempre, la gestión de nuestros prejuicios. A Jesús le interesa poner el foco en la forma en la que uno actúa y pierde el interés en analizar al otro. Los personajes de su parábola son seres extremadamente alejados unos de otros, con diferentes culturas, y detestados entre ellos, por eso son la mejor forma de dejar claro que con Jesús no hay espacio para nuestros odios.
La manera que proponemos desde En Camino para acercar a la vida este rico pasaje, es la siguiente:
Jesús vuelve a provocarnos y a inquietarnos con esta parábola que parece escrita para esta misma época en la que se hace dificil vivir con poco y de manera sencilla, o saber y dejarse perdonar, o vivir con sinceridad. Parece que seguir sus consejos, nos deja vendidos en un mundo salvaje, y sin embargo nos asegura que detrás de esa decisión nos espera una felicidad duradera. Ser generoso es ir a pie cambiado en una sociedad atenazada por el miedo.
Los personajes de la parábola dan un rodeo ante el herido, y también en este tiempo, nos es sencillo dar rodeos ante nuestros hermanos más desfavorecidos. De hecho, nadie se va a sorprender si nos ve dando un rodeo ante quienes necesitan ayuda, lo sorprendente es hacer lo contrario.Nos escondemos tras las excusas como “yo no tengo recursos, no tengo dinero, no tengo tiempo”, pero a veces lo que necesita la gente es que se les escuche.
Si queremos formar parte de una comunidad inspirada en Jesús, es la hora de los seres humanos con corazón de carne y no de piedra. La dureza de nuestro corazón nos pone frente al espejo de nuestra mediocridad y para devolvernos a la vida consideramos necesario cambiar nuestra mirada. Es necesario entender que el individualismo, el miedo, o nuestros prejuicios nos alejan de la compasión. Y que, aunque en nuestra cultura actual se hable de trabajar la interioridad, la meditación, la espiritualidad, de lo que trata esta parábola es de todo lo contrario: de la exterioridad, de mirar hacia fuera y acercarse al prójimo.
Un abrazo fuerte.
GVJM. tema 28: “vete y haz tú lo mismo” (lu 10, 29 – 37 ) , aportación para la web
Acercamiento al texto
Los samaritanos son odiados por los judíos, son los marginados y despreciados de aquella sociedad, y los que no iban al templo.
El maestro de la ley, queriendo justificarse, preguntó a Jesús: “¿y quién es mi prójimo? “ pienso que busca justificarse para defender su estatus y , no porque lo ignorase, sino por ver qué decía Jesús. lo mismo que cuando preguntó cuál era el primer mandamiento, tenía que saberlo puesto que era maestro de la ley.
Mi prójimo es el que está más próximo, más cercano a mí, y puedo ayudarle en sus necesidades. los que son completamente diferentes a mi modo de ver las cosas y opinan de una manera totalmente diferente a la mía, esos también son mis prójimos. todo ser humano. así lo hizo Jesús …
Consideramos que ésta parábola llega , tal vez, a una situación extrema; primero porque Jesús , no juzga ni al sacerdote ni al levita ; segundo porque nos lleva a una reflexión sobre el significado de humanismo; tercero sobre la formación o deformación de la conciencia , la cual nos es innata desde nuestro nacimiento por “decisión” del que es , del amor, de dios, acerca de la distinción entre el bien y mal, en todo el universo.
El herido de la cuneta en nuestros días son “infinitos”, los enfermos que nadie se acerca a verles, los refugiados, los emigrantes, las personas que están solas, los ancianos, la gente que está en paro y no encuentra trabajo, los desahuciados que han perdido su casa, los que sienten que dios les ha abandonado, tantos y tantos.
en tu camino de cada día,
¿Ves a personas asaltadas, robadas, golpeadas, abandonadas a su suerte, sin apenas alguien cerca que se ocupe de ellas? .
Cada día veo a personas que son maltratadas, vejadas, violadas, asesinadas. veo también personas que huyendo de sus países, por la guerra, el hambre, escapan de la miseria, quieren vivir con dignidad y emigrar a otros países y mueren en el mar: niños, jóvenes, adultos. también veo a personas que no pueden llegar a fin de mes, y viven en la pobreza, económica y energética. veo también refugiados, que van de un lado para otro. veo también ancianos y personas que viven en una profunda soledad.
Aquel que se siente herido en su dignidad (se le trata como ciudadano de segunda clase),por muchas causas: por no tener mínimo nivel de intelectualidad, por no estar cualificado, por estar crónica-mente enfermo, por ser «pelma»…necesitan que sus heridas del alma o físicas sean atendidas siendo comprendidos por samaritanos…
Cada día puedo encontrarme con alguien que pide con un vaso de plástico vacío a la puerta de un supermercado o a alguien escudriñando en los contenedores de basuras. es triste, me compadezco, doy limosna, escucho y siento indignación por tanto desequilibrio en la repartición de bienes. y conozco enfermeras y personal sanitario que se ven desbordados por la falta de recursos para atender a los enfermos en los hospitales y no siempre encuentran una compañera que les ayude en el servicio.
El sacerdote y el levita : ¿cómo se describe su comportamiento? de indiferencia. ¿Por qué su entrega al servicio del Dios Santo del templo no les lleva a ayudar al herido? su religión es individualista.
La actitud de estos “religiosos” es que para ellos lo más importante era “cumplir”, iban al templo a orar, pero… han cerrado los ojos y el corazón, no han sentido compasión por el herido, viven lejos de la realidad…
A los «buenos» no les conviene «pringarse» en ciertos ambientes . No es políticamente correcto que denuncien injusticias y pasan de puntillas..tal vez por no perder el estatus y encontrarse aislados.
Si quisiéramos justificar de algún modo la presentación de estos “personajes” en esta parábola podríamos argüir una simple causa que a todos nos pasa: falta de tiempo, nos cargamos con tantas cosas que hacer, tantos deberes, tantas prisas, que no ponemos los ojos en el más necesitado que tenemos al lado nuestro. o también se podría entender que iban de camino al templo, un camino por otra parte tortuoso, lleno de curvas que supera los 1000 metros de desnivel. si fuera así, que iban a la celebración del templo, se justifican en que no podían «embrutecerse». o quizás pensaban que el «extraño de la cuneta» podía ser un engaño y se preguntan «¿qué será de mi si caigo en la trampa y me asaltan?», el problema es que no piensan en «¿qué será del extraño si no le ayudo?».
El samaritano: sí , conozco personas con mucha generosidad y que se arriesgan (muchas veces no son personas creyentes). El relato describe su primera reacción con tres verbos. ver, conmoverse, acercarse, llevar-lo a , cuidar, responsabilizar, … .Ver con los ojos del corazón, tomar conciencia de la realidad y se conmueve, y no duda en atender al herido; no sabe quién es, pero no duda en socorrerle. nos da una gran lección y Jesús nos lo pone como “modelo”.
Conozco personas que dicen no creer, no van al templo, pero nos dan la gran lección a los que vamos a la comunidad a celebrar la fe con otros creyentes… y hay personas a nuestro alrededor que ofrecen, con gran cariño, la acogida sin medida.
¿Te sorprende en un «samaritano», que no viene del templo ni pertenece al pueblo elegido? No, para hacer el bien no es necesario profesar religión alguna …
Jesús, buen samaritano, ¿cómo resumirías el estilo de vivir de Jesús? amor , compasión y comprensión.
Creo que aquí es importantísima la figura del hospedero, Jesús, como el samaritano que es, nos dice: “cuida de él”, nosotros tenemos que cuidar del prójimo por encargo de Jesús lo vio, sintió compasión y se le acerco. está abierto a su entorno, empatiza con los que sufren, no se defiende ante el dolor ajeno. esta cercano al espíritu de la ley y no solo a la letra. este tipo de personas suelen ser discretas, anónimas, sin apego al qué dirán.
Jesús, el buen samaritano, por excelencia. Ser samaritano es estar alerta (lo vio); sentir empatía (sintió compasión); y actuar y cuidar (se acercó y le vendó sus heridas) tenemos que despertar del letargo que a veces nos envuelve, Jesús acogía a todos, les mostraba su cercanía, compasión, su gran bondad, los liberaba: el paralítico, la mujer encorvada, el leproso… Jesús no tenía poder ni religioso ni político… él ofreció el proyecto del Padre. la misericordia, la bondad, el pisar el suelo y “ver” la realidad de su pueblo oprimido…
Vete y haz tú lo mismo en el versículo 21 leemos :” en aquel momento Jesús se estremeció ( se conmovió) de gozo, movido por el espíritu santo,…” mi fe me convence de que eso mismo necesitamos. escuchar siempre atentamente la llamada del espíritu, pero especialmente frente a la presencia de nuestro prójimo y … preguntarnos : ¿qué haría y/o pensaría él frente a esta persona y precisamente en este instante ? la respuesta o respuestas las encontramos en los hechos y palabras suyas en Galilea … pero … ¡ hemos de conocerle cada vez con más profundidad , mayor convicción y fidelidad, y con ello encontraremos, en nuestro interior , la mejor respuesta y con más intensidad y espontaneidad, “como si fuera una respuesta que nace de nuestra conciencia o sabiduría “;
“ hacer lo mismo” con decisión y valentía, “ sin miedo”.
Para terminar es conveniente recordar la “alegoria” del 4º evangelio : Juan 15, 1 – 8 ,con ello se nos “recuerda” que somos uno con Jesús , que somos diferentes pero no separados, los sarmientos y la vid , todo es vid . el dedo y el cuerpo, todo es cuerpo., la rama y el árbol ,todo es árbol . la ola y el océano, todo es océano. …
Con esta “alegoría”, Jesús nos pide que, aun siendo diferentes , estamos llamados a hacer lo mismo.
Del sacerdote y el levita conozco muchos casos. En el mio personal, ( testimonio de un teólogo anabaptista )Siendo personal «calificado» para atención de crisis, he sentido que cuando yo he pasado por crisis, los pastores decían primero: “él puede ayudarse, tiene suficientes estudios académicos”. Luego decían, “bueno, parece que el muchacho está repitiendo sus crisis como una manera de llamar la atención”, y finalmente diciendo, “que se las vea él solo, es mala propaganda para nuestra religión lo que está haciendo” … el samaritano siempre es una persona no muy comprometida con la iglesia, es aquel que pasa y da una palabra oportuna, a veces te pasa la mano y te anima, a veces te consigue un puesto de trabajo a pesar de. la gente con tab (trastorno afectivo bipolar) casi siempre recibimos la ayuda de los samaritanos, porque los de la iglesia ya no creen ni confían en nosotros. bueno, así parece que fue siempre el tema, ya ocurrió en la época de Jesús. .. ¡ me gusta mucho el texto de Pablo en su segunda carta a los corintios 1. 3-7 ! (fin del testimonio).
Acercamiento a la vida
En algunos ejercicios espirituales, algún jesuita nos decía que prójimo eran los que viven o trabajan bajo el mismo techo, extensivo a la abuelita que vive sola y a los sin techo. Esta definición me cayó de sorpresa, pero también me hizo entender que las personas con las que más debo cuidar mi comportamiento son los más cercanos y aquellos, los mas desamparados , que necesitan cualquier tipo de ayuda.
Cuando me hago esta pregunta, ¿quién es mi prójimo?, supone salir de mi confort, de mi grupo, de mis valores y creencias culturales, políticas y religiosas. Y … abrirme al encuentro del diferente, del que piensa de otra manera.
Recibimos una educación (los de mi edad 67 o más ), en la que se nos inculcaban el valor del respeto al prójimo y se nos clarificaba este concepto (otra cosa es que no lo hayamos asimilado).
Mentalmente, si nos encontramos “en horas bajas” , excluimos como nuestro prójimo a todo aquel que no es «de los nuestros» y eso lo practicamos continuamente (por motivos partidistas políticos, religiosos y otros mil…), restringiéndonos en pequeños círculos afines a nosotros.
Muchas veces personas no creyentes son mas bondadosas, caritativas, dispuestas a aliviar el sufrimiento del otro, que los que nos decimos cristianos, no me sorprende su actuación, más sorprende que nosotros, los que nos llamamos cristianos seguidores de Jesús , nos parezcamos más al levita o al sacerdote, que al samaritano.
Es verdad que la compasión nos nace , frecuentemente y con mayor intensidad , ante situaciones de necesidad más graves, pero … “hay muchas maneras de pasar necesidad… “
Pero además, tod@s somos débiles y necesitados de ayuda, y por ello necesitamos tener un samaritano que esté alerta (vea); sienta empatía (nos compadezca); actué ( según necesidad ) nos cuide , se acerque y …”nos cure la herida” espiritual, psicológica , comportamental, física, … Tenemos que despertar del letargo que a veces nos envuelve.
También , el herido en la cuneta es : aquel que se siente herido en su dignidad (se le trata como ciudadano de segunda clase),por muchas causas: por no tener mínimo nivel de intelectualidad, por no estar cualificado, por estar crónica-mente enfermo, por ser «pelma»…necesitan que sus heridas sean atendidas y comprendidas por samaritanos…
“Vete y haz lo mismo” : son las últimas palabras de Jesús, en este episodio,
Siento que es la invitación que nos hace estar siempre pendientes del sufrimiento ajeno, y hacer lo posible por aliviarlo, dejando nuestra comodidad , egocentrismo y egoísmo . Es lo que me empuja en la vida, es lo que intento y lo que me motiva.
Más que en el camino de cada día, me entero por los periódicos o los noticieros, que en un sitio golpearon a unos, a otros los robaron, a otros los abandonaron, aunque sí me ha tocado en las calles encontrar venezolanos que han huido de su país, que teniendo un grado universitario, tienen que dedicarse a otros tipos de trabajo, algunos consiguen un trabajo o encuentran una mano amiga que les ayuda, pero no todos corren con la misma suerte y piden limosna en las calles o en los autobuses o simplemente roban para conseguir el sustento diario. muchas veces los contratan y como son ilegales, les pagan cualquier cosa, prefiriendo-los a los colombianos porque con estos tendrían que cumplir las leyes laborales.
A mí , como ya os he contado, me han “encargado hacer de hospedera voluntaria” en un albergue del camino de santiago, y a veces siento como si fuese ese hospedero de la parábola y Jesús me estuviese diciendo: “cuida de ellos”
La llamada que Jesús nos hace a cada un@ es a tener el corazón despierto y disponible para “ser” como el samaritano: preocupación por los más próximos a nosotros y ofrecerles nuestra acogida, nuestro tiempo, aliviar el sufrimiento de los demás. (hoy me ha conmocionado: aquí , en Vitoria, han encontrado una mujer que llevaba 8 años muerta en su domicilio, y el coche en el garaje ningún vecino le echo en falta).¡en qué sociedad vivimos!.. un hermano, desde ucrania, alertó a la policía que no sabía nada de su hermana….
A diferencia de Jesús que supo mirar al interior de las personas y Ver su el dolor, sin importar quien fuera, yo , a veces , no sé (o más bien no quiero saber) quien es el «próximo» porque solo me gusta ayudar a los que yo juzgo conveniente y que, según mi criterio, se lo merecen, a los que despiertan mi simpatía; tengo un vecino, al que conozco desde que nació y lo vi crecer en el barrio, abandonado de cariño, criado por sus abuelos, que quizá le procuraron el alimento pero no estaban en capacidad de darle amor. creció en la calle y ahora es el dolor de cabeza de todos los vecinos, y todos le huimos y estoy segura que la mayoría deseamos que no regrese nunca. A veces lo veo y me enoja y me choca, pero luego pienso que lo que necesitó de niño y necesita con urgencia es sentir que alguien se ocupa de él, que a alguien le importa…pero a pesar de esto, me asusta y prefiero dar un rodeo como el sacerdote y el levita que no quisieron ni complicarse ni implicarse, ver, sentir compasión y acercarse. es esta última acción del samaritano que creo la más difícil de imitar , perder el miedo a que nos incomoden o incluso al rechazo o a la burla (el samaritano pudo pensar que , al rato , el herido , por ser un judío, al darse cuenta que tuvo contacto con un samaritano le iba a ofender, o si era visto por otros samaritanos iba a ser objeto de criticas o burlas). Esa exhortación final de Jesús me queda resonando y si bien los pasitos que doy son muy pequeños, espero algún día perder el miedo e implicarme por un mundo mejor.
En mi caso personal ( soy médico), uno de los ejemplos de personas heridas y tiradas en la cuneta, son las que viven con estados depresivos, que han perdido la esperanza, heridos profundamente en sus sentimientos, en su integridad o en su capacidad para luchar y escalar en esta sociedad cada vez más competitiva. Jesús es el médico por sobre todos los médicos, y su acción es integral y completa.
Yo ( el un teólogo anabaptista ) creería que Jesús justamente vino a sanar a los enfermos, y no a los que se creen sanos o santos. Digo que para ser verdadero cristiano , un@ , tuvo que por lo menos haber estado una vez “tirado en la cuneta”, para tener un encuentro sanador con Jesucristo. Me veo llamado a ayudar a personas que están pasando por cosas parecidas a las que yo pasé. de alguna manera me han hecho entrevistas en tv, radio, diarios y revistas sobre la depresión y la bipolaridad. A eso puedo añadir que algo sé también sobre el alzheimer, gracias a la tragedia que le toco vivir a mi suegra con esta enfermedad. quizá uno aprende ( mucho más …) a ayudar por la experiencia propia.
Oración
Jesús frecuentemente te pido y me das y hoy siento que me exiges.
¡Dame Señor fortaleza y compromiso con los más vulnerables !.
GVJ MISERICORDIA de: iciar martinez soriazu , jesús fuster millet , josé humberto duque, maria mecedes angarita urdaneta , marina saiz hoz , puri ugarte lopetegui , reynaldo reyes vivó , xinia flores marchena , lc. wolfgang streich bnl.
Os invitamos a que leáis nuestro trabajo acerca del pasaje evangélico del buen samaritano:
ACERCAMIENTO AL TEXTO EVANGÉLICO
El pasaje evangélico es un breve diálogo entre el maestro de la ley y Jesús. Comienza con un interrogante: “¿Quién es mi prójimo?” Es una pregunta realizada por el maestro de la Ley. Jesús responde con una parábola con la que se nos quiere hacer ver cómo tenemos que vivir si queremos seguir a Jesús. Tras experimentar la compasión y misericordia que Jesús tiene con cada uno de nosotros, se nos señala la actitud con que hemos de afrontar la vida diaria.
En la parábola aparecen cuatro personajes: un hombre malherido en un camino después de haber sido asaltado; un sacerdote, un levita y un samaritano. Transita primero por este camino el sacerdote, vio al herido, dio un rodeo y pasó de largo; igual hizo el levita que pasó después. En tercer lugar, pasó un samaritano que lo vio, tuvo compasión y se acercó. Curándolo y cuidándolo con esmero.
¿Por qué el sacerdote y el levita no hicieron nada? Jesús no lo dice. Deja que nosotros supongamos o nos identifiquemos pues no estamos lejos de esta realidad de la parábola: sí que hay rituales, culto, estudios de la Palabra pero poca vivencia, no hay coherencia de vida. Los dos personajes evitan los problemas, son personas respetables y miran a los demás con desdén. Al no tenerlos en cuenta no ;puedoen sentir, y al no sentir no pueden actuar. Su actitud se realiza desde el miedo a los problemas y a perder la seguridad que da una vida tranquila sin comprometerse con nada ni con nadie.
¿Por qué el samaritano actúa de modo diferente? Él no tuvo miedo de acercarse, actuó contra la ley, pudo haber sido acusado pero no le importó sino que actuó con amor, compasión, generosidad, sin interés y con misericordia.
Hoy en día lo habitual es “no ver” al necesitado, no tiene la suficiente importancia como para ser visto, como si no existiera. Primero hay que darse cuenta de que existe, de que es verdadero. Luego llega el sentimiento, la compasión, no ser frío como un témpano. Finalmente, actuar. No quedarse en el sentimiento sino dar el paso para ayudar. Actualmente es obvia la comparación con la gente con poder que, se supone, trabajan por el bien de los demás, pero en el fondo, solo buscan perpetuar su bienestar y su poder. Sin embargo, a menudo el buen samaritano, el que siente y actúa, es la persona más sencilla.
Jesús es el samaritano por excelencia. Su experiencia de Dios no es la de un Dios de justicia que quiere a su pueblo y que en ocasiones se enoja con él. Jesús vive a su Padre, a nuestro Padre, que es Padre y Madre. Que es Amor y nos quiere a todos por igual, seamos buenos o malos. Un Dios que es compasión.
La pregunta del inicio del diálogo queda respondida. Y Jesús da una instrucción final: “Vete y haz tú lo mismo”. Es el estilo de vida a la que nos invita Jesús. Y que nosotros, al igual que los maestros de la ley, todavía no hemos asimilado. Lo que nos enseña es que “miremos” a nuestro alrededor, sintamos compasión y actuemos. Hay muchas maneras de hacer lo mismo, no tiene por qué ser haciendo grandes cosas. Es una de las líneas principales de este libro, interiorizar el mensaje de Jesús, ver y sentir lo que hacía y lo que nos quiere enseñar, y hacer lo mismo en nuestro día a día.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
+ El samaritano se identificó con las necesidades del extraño y tuvo compasión de él. Pero la misericordia no necesita razones. Soy muy humana y la verdad no siempre tengo ganas de trabajar para los demás, y algunas veces me hago la desentendida. Es muy fácil para mí hablar de un caso hipotético, y fallar en ayudar a resolver problemas concretos.
+ Trato en lo que está a mi alcance de ayudar cuando lo solicitan, a veces cuesta y entran deseos de no hacerlo, pero casi siempre termino ayudando porque Él es quien me impulsa y me mueve a actuar. “Haz bien y no mires a quien”, medito y en el fondo de mi corazón encuentro paz y fortaleza para salir de mis egoísmos, comodidades e indiferencias; pero hay una lucha interna muchas veces.
+ Sí que se me ha ido revelando la ternura del amor del Padre, su compasión hacia mi pobre vida rota, la mano y el abrazo para sacarme de esta vida aburguesada y cómoda que vivo. Y no sé corresponder de otra manera que siendo yo también compasivo.
+ Todas esas experiencias me han llevado a pensar que la misericordia con los demás es una actitud de vida, que no se es solidario a ratos, que eso es como ser gorda, que soy gorda siempre.
+ Este recorrido que estamos haciendo, personalmente me está haciendo crecer en compasión, voy muy lentamente cada vez debo retomar el camino e ir desaprendiendo para aprender lo que Jesús nos está enseñando.
+ Creo que el recorrido con el Grupo hace que seamos más conscientes de la compasión y de lo que supone en el mensaje de Jesús. Antes lo veía como solo como un sentimiento, y no observaba conexión con la fe. Ahora queda patente que el amor y la compasión, la misericordia llevada a la práctica hacia el prójimo, hacia cualquiera que lo necesite, es lo que nos debe guiar en este camino de seguimiento a Jesús, de llevar a cabo el proyecto humanizador del Padre.
+ Claro que la compasión es la que nos va moviendo, pues el Señor nos está enseñando que ahí está la clave de todo. Solo hay que pensar en lo diferente que sería el mundo si la mayoría de personas fueran compasivas con los demás.
+ Cada caso es diferente, cada persona tiene unas necesidades, una vez le pregunte a una indigente extranjera que dormía al lado de mi oficina si necesitaba algo y me pidió dinero para comprarse tabaco, y se lo di, para ella era importante.
+ Siempre he intuido y a veces pensado, y ahora más, que sin compasión hacia los demás, las oraciones y la práctica religiosa están vacías, como los fariseos de la época de Jesús. No es posible amar a Dios, no es posible amar a Jesús, si no amamos a nuestros semejantes. Y ese es nuestro gran pecado. Quiero amar a Dios a través del prójimo, única manera de amarle, y pido al Padre y a Jesús que me ayuden para intentar ser compasivo como el Padre.
RICARD, MARIVI, MARGALIDA, LUCILA, JAVIER, ISABEL, FRANCIS, ANTONIO, ANA VILMA.
AMIGOS: NOS HEMOS PREGUNTADO POR QUIÉN ES NUESTRO PRÓJIMO. AQUÍ ESTA EL RESUMEN DE NUESTRAS APORTACIONES
A la pregunta de quién es mi prójimo, en esta aldea casi global en que se ha convertido el mundo, me parece que Jesús me da el modelo justo para responder. Mi prójimo es aquel del cual yo me compadezco.
Haber vivido algún dolor nos transforma en espejos de los demás, y nos permite comprender. Nuestro prójimo es aquel que está sufriendo ahora lo que nosotros ya hemos padecido y, en ese sentido, es nuestro deber ayudarlo a afrontar ese trance del modo en que nosotros hemos aprendido a sobrellevarlo o superarlo.
He llegado a una conclusión: “mi prójimo” son los más próximos, los que están más cerca de mí y que, por la fragilidad humana, me han lastimado mucho y a los que me ha costado tanto perdonar; esos con quienes convivo y de los que me cuesta tanto tolerar sus actitudes. El reto que me propone Jesús es el trato cariñoso sin demostrar resentimiento. Y con eso tengo bastante. Estar alerta en cada momento para actuar como Jesús, con comprensión, paciencia, tolerancia y amor, una lucha constante que muchas veces no logro.
Ocupar mi tiempo en reconocer prójimos, y descubrir posadas con buenos posaderos, pacientes, silenciosos, constantes en atenderme o atender a malheridos. También, para cuando sea yo la malherida, dejarme atender, y saber pertenecer a una más amplia comunidad humana, samaritana, cercana, que sabe detenerse ante los caídos en los caminos.
En verdad, como el Papa nos pide, ser iglesia Samaritana es reconocer a tantos anónimos samaritanos como hay.
No podemos confundir justicia con amor: Jesús repartió amor, para la justicia hay otros sistemas. ¿Estaría Jesús pensando en las obras de misericordia cuando dijo la parábola? Creo ahí tenemos la síntesis de «prójimo». O tal vez, cuando habló de derogar la ley de Talión y cambiarla por la de hacer a los demás lo que nos gustaría recibir
Jesús nos mira a los ojos fijamente y nos dice que si le seguimos a Él, no podemos pasar de largo, que debemos aprender a mirar el dolor de los demás con nuestros ojos, escuchar con nuestros oídos, abrazar con nuestros brazos y manos, acudir con nuestras piernas y pies al auxilio de los demás.
SEGUNDA REUNIÓN
A veces pienso que mejor sería que muchos de los que nos llamamos cristianos nos tranquilizáramos a la hora de «hacer» «hacer» y sencillamente vivir sin «hacer» mal a nadie. Cuántas congregaciones y grupos cristianos no han hecho más que causar sufrimientos multiplicados por mil a la gente que intentaban socorrer. Cuidado con este tema.
Hacer obras sin compasión, sino como un requisito más, no sirve de nada, salvo para nuestro ego. Jesús nos cuida y nos quiere salvar; y a mí me parece que lo único que nos salva es el amor, no el compromiso ni el seguir las reglas de nuestra religión.
En nuestro peregrinar de lo mundanal a lo sagrado damos rodeos para no pasar por ciertos lugares, para no contaminarnos. Sin embargo, son hombres y mujeres de esos barrios, de los barrios condenados, los que tienen las mejores actitudes de compasión y comprensión.
A partir de esta parábola sobre la que hemos reflexionado, entiendo que vivir al estilo de Jesús es poner la necesidad del otro antes que nuestros miedos. Entiendo que la contaminación vendrá, no de mezclarme con los que no tienen educación, con los de otra religión u otro idioma, sino que vendrá por todo lo contrario, por no involucrarme y por no ayudar a los que lo necesitan.
Si no me involucro, si no me compadezco del que sufre, seguramente terminaré padeciendo la peor de las enfermedades: la esclerosis del alma.
En este texto, un legalista, plantea a Jesús la cuestión fundamental que todo ser humano debe preguntarse en su vida…. ¿qué hacer para ganar la vida eterna? : Amar a Dios y al prójimo: pero, quién es el prójimo?.
El maestro de la ley, sabe de sobra la respuesta, pero pregunta para examinar a Jesús
Jesús no responde con teorías, sino con un caso práctico bien claro: Con la parábola más subversiva, provocadora y anticlerical de todo el Evangelio.
La respuesta está servida: Un marginal a la Institución, mestizo y despreciado, es el auténtico hombre religioso.
Los sacerdotes y los profesionales de la religión, que daban dádivas y hacían sus caridades, que eran “practicantes”, pasan delante del herido y “miran para otro lado “.
Contrasta con la actitud del samaritano, personaje hereje a los ojos de los judíos, objeto de desprecio, mezcla de y nacionalismo y racismo.
Jesús nos habla de superar la ley como venida sde un Dios que desde fuera y desde arriba, nos exige normas de conducta que van contra nuestros intereses,de una ley no escrita que llevamos todos dentro, pero que hay que descubrir.
Al samaritano se le remueven las entrañas, ante la situación del hermano herido. No se conforma con darle una limosna, sino que se implica en el problema, se da por entero. El evangelista se recrea, relatándonos con detalle la generosidad y preocupación de esa entrega.
La parábola no deja dudas, sobre lo que Jesús responde que es el prójimo.
Queda claro además, que no hay más amor a Dios que el que se manifiesta amando a los demás. El samaritano no piensa en sí mismo, sino en el que está sufriendo, se identifica con él , se apiada, le ama y se dispone a ayudarle ,
Hay seis pasos a imitar en la actitud del samaritano, frente al hermano que lo necesita:
1) Observar- 2) Sentir-3) Acercarse-4) Ayudar-5) Abrazar-6) Celebrar.
Y hay una propuesta del Maestro:
-“Vete y haz tú lo mismo “.
Y surge la pregunta que debemos hacernos nosotros…. ¿Cuánto tengo yo, de sacerdote, de de levita o de samaritano?
No nos basta ser religiosos y tener muy buenas relaciones con el Dios del Templo. Hay que ir mucho más allá,porque puedo cumplir lo mandado, pero no involucrarme para nada en la situación del otro…simplemente creyendo hacerlo “por amor a Dios “ y esto es una trampa.
CONVERSIÓN PERSONAL Y COMPROMISO:
Jesús nos invita en este pasaje a no pasar de largo ante el dolor del otro, a no dar rodeos ni buscar justificaciones.
Estar atentos a esto y pasar de la simple compasión a implicarnos a ayudar con dedicación y amor.
Estar atentos a no poner el centro de la religión sólo en aceptar un conjunto de verdades y un catálogo de normas, porque NO es así .Dios no es un enigma trinitario, sino ABBA, es decir. Amor. Padre…y el Amor es dar la mano, conmoverse, estar dispuesto a ayudar.
Tenemos que aprender a amar de verdad. Sólo el amor, cuando es auténtico acierta siempre.
Necesitamos sabiduría y valentía para llegar al corazón de los que nos rodean y a los que queremos ayudar y a veces no sabemos cómo.
Ver lo bueno y positivo de los demás, mirarlo con ojos de misericordia.
Darnos cuenta de que necesitamos más tiempo de Silencio y Oración. Vivir con poco y compartir más. Sembrar Paz.
Y todo ello con la luz y la fuerza que nos comunica el Maestro de Galilea. De su Mano vamos.
GRUPO EMAÚS
Buenos días, aquÍ os dejamos un resumen de nuestras reflexiones sobre el evangelio del tema 28
Vete y haz tú lo mismo…
…Por mi parte lo que me pregunto ahora es de quién soy prójimo y cómo actúo: no siempre con compasión y muchas veces como el sacerdote y levita de la parábola, doy un rodeo y miro a otra parte.
… Para Jesús el prójimo es otra persona que en un momento dado necesita de tu ayuda y compasión, aunque no la conozcas..
…Jesús es el Buen Samaritano porque encarna por su modo de hacer quien es su Dios y nos invita a seguirle, amando como Él nos ama: nos ama el primero, da el primer paso, sin poner fronteras y sin esperar nada a cambio. Dime cómo actúas como prójimo ante el que te necesita y te diré en qué Dios crees.
…Vete y haz lo mismo es una permanente llamada a no ser indiferente al sufrimiento ajeno, solidarizarme con las causas de los que sufren, a poner mi grano de cercanía y solidaridad de mi persona, tiempo, y dinero si es necesario también, y sobre todo para dejarme evangelizar por quienes como el samaritano no pasan de los problemas ajenos y se implican en favor de la dignidad y los derechos de los demás: REFUGIADOS, EMIGRANTES, SIN TECHO, PARADOS, MUJERES MALTRADAS, ANCIANOS SOLOS Y ENFERMOS…
…Los indiferentes, los que pasan de todo, vean lo que vean no se implican, no hacen suyos los problemas de los otros, no son compasivos. Dos actitudes, que indican el tipo y calidad de la persona. El estado de esta víctima debe ser evidente, lo han visto mal herido, sin embargo, parece que es más fácil mirar hacia otro lado, pasar de lar
…No hacen suyos los problemas de los otros..Qué difícil resulta hacer tuyo un problema del otro..
…Empezando porque no escuchamos como escucha Jesús…o escuchamos con ideas preconcebidas sobre la persona que nos habla… la encasillamos, la clasificamos..y cuando ya la tenemos bien perfilada..entonces nos ponemos en actitud de escucha…¡….!
…La mayoría de las personas, pienso yo, ante una situación de peligro o de alguien accidentado nos da miedo y muchas veces no nos atrevemos a ir a y ayudar esa situación,
… Se puede ayudar poniendo por lo menos un granito de arena, pero es más fácil que se ocupe el otro porque a ti te da miedo o te viene grande, creo que nos falta mucha empatía, y esa compasión de Dios, si la tuviéramos no dudaríamos en ayudar al prójimo que podías ser tú mañana.
…ya saben del barro del que estamos hechos, el espíritu está pronto a actuar pero la carne es débil.
…tantas y tantas veces queriendo hacer el bien sin conseguirlo,, y yo que creía tener muy asumido que mi deseo es amar como amó Jesús, dar importancia a lo que dio importancia Jesús, acoger como acogió Jesús…y resulta que al final sorprendida y entristecida caigo en la cuenta de que lo que he producido es un verdadero desastre!!
…Erradicar la pobreza, sus causas y consecuencias, es una llamada permanente que no me/nos ha de llevar a la indiferencia e insolidaridad: las obras de la misericordia corporales no son menos importantes que las espirituales Me/nos resulta muchas veces más fácil ayudar en las cosas materiales que ofrecerles la riqueza de la fe en Jesús.
… Si, a mi también me resulta más fácil ayudar en las cosas materiales que ofrecerles la riqueza de la fe en Jesús…Lo de transmitir la fe en Jesús lo llevo a cabo con mi forma de actuar…No sé…Lo de transmitir mi fe lo encuentro muy difícil…Analizar y hacer un resumen de por qué creo en Dios y en Jesús es algo que tengo todavía pendiente de llevar a cabo..
…Lo que sí estoy dispuesto a ofrecer a muchas personas que me encuentro necesitadas: enfermos ancianos, personas solas, refugiados/emigrantes, mujeres sin defensa y explotadas: escucha, compañía, dinero , fe…
…Existen una estelada de ONG,s e instuciones religiosas y civiles donde innumerables voluntarios humanizan esta sociedad, y que nos recuerdan la actuación del buen samaritano: dan de su tiempo, dinero, dones personales que ayudan a curar, aliviar y consolar/amoertiguar el sufriemiento d los más débiles.
…Como grupo de Jesús podríamos describir y contar algún tipo de iniciativa, institución o movimiento que de manera puntual, directa o indirectamente participo o colaboro con otros en nuestro barrio, pueblo o ciudad (del primer o tercer mundo) en favor de alguna causa que nos hace crecer en compasión y solidaridad: Navidad nos abre a dar una mano a alguna iniciativa social o comunitaria donde los pobres son sujetos y destinatarios de nuestra cercanía, solidaridad y ayuda concreta.
…Los colectivos que más están olvidadas en nuestras comunidades cristianas son las familias rotas, los jóvenes sin trabajo, el maltrato de la mujer.
-ONG América es una organización sin ánimo de lucro que apoya iniciativas sociales de los misioneros españoles en Latinoamérica: se sustenta de pequeñas donaciones económicas de voluntarios sensibles al quehacer de los misioneros.
-Fundación Lázaro es un movimientoa favor de los sin techo que trata de embarcar a jóvenes que sean capaces y quieran compartir su vida con personas sin hogar en pisos tutelados por matrimonios
-El mercadillo de Noé es una iniciativa de jóvenes que han salido de la exclusión social que ofrecen todo tipo de ventas de artículos de segunda mano, que ellos mismos han recogido del desecho que dejamos en nuestras calles y han reparado: ellos mismos que en otro tiempo eran excluidos ahora son los vendedores de sus propios trabajos.
-Encuentros con dignidad: voluntarios de Cruz Roja, de Cáritas y unas religiosas sensibles al mundo de la prostitución femenina, que en los locales de la parroquia de la Cañada (barrio periférico de Madrid), todos los lunes, miércoles y viernes, ofrecen a los jóvenes enganchados por la droga y no reinsertados, desayuno, ducha, cambio de ropa y amistad… y a los que quieren los derivan a su curación y reinserción social.
-Brufol tiene su campo de acción en el barrio del Cabañal, en el marítimo de Valencia…antiguo barrio de pescadores, hoy cobija a una gran cantidad de población gitana…Aquí debajo podéis ver una imagen de este barrio
Esta es la historia del buen samaritano que fue el que practicó el amor con aquel viajero asaltado, despojado y malherido que se encontró al borde del camino…
…El samaritano lo único que hizo con el malherido fue practicar el Amor..!!!!!
…Aprenderé yo Dios mío algún día a practicar el Amor con todos los necesitados que pasen por mi lado?…
ORACIÓN
Señor, no tienes manos,
tienes sólo nuestras manos
para construir un mundo nuevo
donde florezca la paz y la justicia.
Señor, no tienes pies,
tienes sólo nuestros pies
para poner en marcha a los oprimidos
por el camino de la libertad.
Señor, no tienes labios,
tienes sólo nuestros labios
para proclamar a los pobres
la buena noticia de la solidaridad.
Señor, no tienes rostro,
tienes sólo nuestro rostro
para alegrar a tristes
y serenar a fracasados y perdidos.
Señor, no tienes medios,
tienes sólo nuestra iniciativa y acción
para lograr que todas las personas
vivan como hermanos.
Señor, nosotros somos tu Evangelio,
el único Evangelio que nuestros hermanos pueden leer,
si nuestra vida tiene palabras y hechos solidarios
para todos los que padecen olvido y necesidad.
Señor, aquí tienes mis manos, mis pies, mis labios,
mi trabajo, mi tiempo, mi ilusión, mi vida.
todo lo que soy y tengo.
¡Aquí estoy, Señor, cuenta conmigo!
(J L Ulibarri)
Esto si que me duele por lo que ha pasado delante de mi o yo delante de un prójimo y estoy igual que el que se pasa de largo sin detenerse aunque no en todas las ocasiones pero que es lo que me pasa cuando soy indiferente o busco pretexto para justificarme de que ni hice nada o me falto Señor; te pido que me ayudes a que cuando vea a un prójimo necesitado reaccione con tus palabras ser misericordioso con el que necesita y ahí detenerme hasta hacer lo que necesite para que entonces sea un seguidor tuyo y dar mi tiempo, dar parte de mis recursos, dar palabra de aliento, escuchar sus necesidades.
Dios altísimo te pido perdón por lo que te he fallado, ayúdame a ser misericordioso y bondadoso y quítame lo indiferente, lo deshumano.
..
SAMARITANOS DEL SIGLO XXI: HOMBRES Y MUJERES LLENOS DE MISERICORDIA.
Samaritano desconocido, extraño, yendo de camino, pensando en su propio afán, presuroso por llegar.
No agrada experimentar ni ver el sufrimiento, es algo que nuestra sensibilidad rechaza, produce tristeza y dolor, inseguridad e incertidumbre.
Es una escena dramática, como tantas que suceden en la vida. Jesús quiere que saquemos de ella, la gran lección de cómo hemos de amar a nuestro prójimo y el espíritu que ha de movernos a la misericordia.
El sufrimiento, lo sabemos, no es un concepto abstracto que surge sin más, sino que muchas veces es generado y provocado.
Incluso, sin una intencionalidad deliberada, tal vez somos poco conscientes del daño que hemos podido causar. Olvidamos con frecuencia nuestra condición de pecadores, somos flexibles con nuestras flaquezas y en exceso rigurosos con las debilidades ajenas, las piedras siempre van dirigidas al «tejado» del prójimo.
El mal al igual que el bien, son dos fuerzas que mantienen su tensión, y conviven a pesar del deseo de anularse mutuamente.
Todo ser humano lleva dentro de sí, la huella del amor de Dios, la profunda necesidad de amar y ser amado como Dios nos ama.
No es pues, una fugacidad de nuestra humanidad, vivir ajenos a esta realidad, como no lo es tampoco la inclinación perversa que conduce al desorden de nuestros afectos e ideas, anula la verdad, el sentido de la recta y humana conducta.
Sin duda nos cuesta hallar la justa equidad del amor, hasta dónde hemos de responder a la llamada del otro.
Dios no es un «amante» que nos pida más de cuanto podemos dar, su amor no es exigente pues conoce nuestras capacidades y límites; no es un Dios celoso al acecho, esperando ver nuestra caída, nuestro cuerpo y espíritu maltrechos.
Tenemos muchas veces un mezquino e interesado sentido de lo mío, la propia vida, de todo cuanto consideramos es nuestro y por tanto nos pertenece.
Es nuestra libertad, -decimos- con énfasis enaltecido y ufano, como si la libertad fuera la condición primera, para hacer el bien y acercarnos al sufrimiento del otro.
No es la libertad la causa que engendra amor, sino el amor querido y asumido lo que nos hace libres. «Ama y haz lo que quieras», es la pauta que nos indica San Agustín.
Hay una libertad que llamamos libre albedrío, induce nuestras pasiones al mal, desata nuestros instintos más primarios y nos hace esclavos de conductas que nos alejan del amor de Dios. Una vez que Dios permanece fuera de nuestra vida, desaparecen los interrogantes y la interpelación que no vaya acompañada de mi propio interés y provecho, los otros son ignorados, olvidados en los caminos de la vida.
Amar como Jesús, sin medida, es radicalmente distinto.
Nos insta a elegir entre una actitud de misericordia que se acerca y conmueve nuestras entrañas, o la fría indiferencia que trata de ignorar la realidad del otro, se excusa y aleja «pasando de largo»
Cuesta «mojarse», nos aferramos a falsas seguridades que nos vuelven «ciegos, sordos, mudos», sin responder a la llamada de quien sabemos nos necesita.
Hay una singularidad en el pérfil de todo samaritano-a: LA HUMILDAD DE QUIEN SE ABAJA y desciende de su personal «pedestal» y cabalgadura, se acerca con respeto sagrado al sufrimiento del otro.
Son multitud quienes «se lavan las manos», hacen INRI del mal ajeno, para seguir después el camino de LA INDIFERENCIA.
Demasiadas veces confundimos tolerancia permisiva y ambigüa, con la misericordia que nace de una respuesta coherente y cabal nacida del corazón.
Creemos en el amor fiel, honesto, que busca el bien del otro y pone la voluntad, en hacer viable el deseo de Dios: el mandamiento del amor que nos dejó Jesús.
Algunas diferencias a considerar respecto a ciertos afectos, sus graves consecuencias a la hora de tratar a nuestros semejantes:
1. La tolerancia es siempre ideología; la misericordia sólo se entiende como don fecundo de Dios, cuya voluntad es el bien de sus criaturas.
2. La tolerancia te lleva a creer que todos somos iguales; la misericordia, que cada uno es único e irrepetible.
3. Por tolerancia te soporto, me hago cómplice de tu debilidad y pecado, por misericordia te amo y reconozco, te ayudo cuando caes, eres frágil y vulnerable.
4. La tolerancia conduce a la diplomacia, el disimulo, la doblez y permisividad; la misericordia a la verdad, la transparencia y el recto obrar.
5. Ser tolerante es un talante; ser misericordioso es ponerse en el lugar del otro, junto al otro.
6. Siendo tolerantes guardamos distancia y aparente respeto, las buenas formas, lo políticamente correcto; siendo misericordiosos acercamos posturas, aunamos criterios, hacemos un mundo de hermanos, sincero y honesto, fomentando la acogida, diálogo y encuentro.
7. Por tolerancia te «respeto», a veces no me fío, dudo y temo; por misericordia te comprendo, confío y creo.
8. Por tolerancia aguanto, callo, dejo que el mal persista, luego te vendo. Por misericordia te digo lo que pienso aunque te duela, trato de quitarte «la venda de los ojos», no te traiciono.
Seamos misericordiosos y «no toleremos» que la indiferencia se asiente en nuestra vida.
Recuerda: tú puedes alejarte físicamente, otros quehaceres y afectos te están esperando, más no dejes a nadie abandonado en el arcén del camino por donde pasa tu corazón. Sin duda, ahí te espera Jesús, sale a tu encuentro para decirte: hay una urgencia mayor que tus prisas, deberes y compromisos: la misericordia.
Miren Josune.