Marcos 12,28-34
Un maestro de la ley se acercó a Jesús y le preguntó:
—¿Qué mandamiento es el primero de todos?
Respondió Jesús:
—El primero es: Escucha, Israel: el Señor, nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas. El segundo es este: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. No hay otro mandamiento más importante que estos.
El maestro de la ley le dijo:
—Muy bien, Maestro; tienes razón cuando dices que el Señor es uno solo y no hay otro fuera de él; y que amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios.
Jesús, viendo que había respondido sensatamente, le dijo:
—No estás lejos del reino de Dios.
Y nadie se atrevía ya a hacerle más preguntas.
- Ver el contenido de las dos reuniones de este tema en el libro Grupos de Jesús, de José Antonio Pagola
Primera reunión: Acercamiento al Evangelio
– Guía de lectura
– Acercamiento al texto evangélico
– Comentario
Segunda reunión: Acercamiento a la vida
– Conversión personal
– Compromiso en el proyecto de Jesús
– Sugerencias para la oración
GVJ 22 Monseñor Romero
Tema 30 – Amarás a tu Dios y a tu prójimo
Amarás a Dios con todo tu corazón: ¿y cómo se ama a Dios, al que no vemos?
Sólo hay un Amor, que es Dios. Dios no es un ser al que puedo amar, sino el Amor con el que debo amar. De tal modo que cuando estamos manifestando amor hacia los demás, estamos haciendo ver nuestro Amor a Dios, va intrínsecamente unido.
Amar a Dios es una actitud vital, nuestra vida debe ser reflejo de ello. Esto implica voluntad, reflexión y compromiso.
San Juan de la Cruz nos dice: “Una Palabra habló el Padre que fue su Hijo, y ésta habla siempre en eterno silencio, y en silencio ha de ser oída del alma…, y después, Dios quedó como mudo”.
Amarás a tu prójimo como a ti mismo: A menudo nos olvidamos “como a ti mismo”, nos abocamos tanto hacia fuera que olvidamos nuestro propio cuidado. Por eso creo importante la pregunta que se hace el maestro de la ley: ¿Cuál es el primer o mayor mandamiento? No podemos amar a los demás si no nos amamos a nosotros mismos, y para amarnos debemos conocernos.
Sobre todas las cosas: de todas las cosas que existen, Dios es la más importante. Y esto deja a las otras en un segundo plano, no se refiere a Dios como ser, sino al acto de amar. Fray Marcos nos habla de que la fe solo se puede entender por Amor.
Jesús ha venido a poner en el centro el contenido de la ley referenciando a un único mandamiento con dos dimensiones: “Escucha, Israel: el Señor nuestro Dios es el único Señor; y tú amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón y con toda tu alma, con todo tu espíritu y con todas tus fuerzas.
El maestro de la Ley agrega, que el amor a Dios y al prójimo, vale más que todos los holocaustos y sacrificios. Con esto señala que todo lo ritual debe estar en función al amor a Dios y al prójimo. De lo contrario es un mero acto de idolatría.
Sin amor manifestado con nuestra vida que nos acerque a una humanidad vivida con nuestras obras, no puede haber unión con Dios.
Sólo porque nos sabemos amados por Dios podemos amar al prójimo, si nos alejamos de Dios nos incapacitamos para amar. Siempre tiene que haber una oración o unos instantes del día para estar con Dios como lo hacía Jesús. Sin embargo, de nada sirven los ritos y los rezos, si no soy capaz de tener misericordia y compadecerme de las necesidades de mis hermanos.
Sabemos que el reino de Dios que nos habla Jesús es la conversión, hemos visto su mirada compasiva hacia el bien de todos en especial hacia los más necesitados.
El Amor es un acercamiento a lo Creado con respeto y humildad. Sólo desde la humildad expresamos respeto. Desde la escucha y la atención podemos escuchar el gemido del que sufre para acudir a su encuentro.
Nuestro amor a Dios se manifiesta a través de nuestra actitud vital, de nuestro testimonio. En ese testimonio debemos dejar ver comportamientos y actitudes de respeto, diálogo, sinceridad, amistad, empatía, ayuda generosa, cercanía y solidaridad acordes con lo que decimos sentir.
“Jesús establece una estrecha conexión entre el amor a Dios y el amor al prójimo. Son inseparables. No es posible amar a Dios y desatenderse del hermano” dice Pagola.
Damos más importancia a los preceptos religiosos que al amor de Dios, sobre todo cuando lo vemos como preceptos morales y no como búsqueda del bien común, donde haya fraternidad y solidaridad. De allí la importancia de no quedarse en la caridad personal, sino que debemos proyectarla hacia una caridad social.
Jesús está presente y nos invita a compartir nuestra fe, a compartir lo que creemos desde el amor. San Agustín nos dice “Ama y haz lo que quieras”
Conversación con Jesús
– Padre que tu presencia en mí me humille de tal manera que me reconozca igual con todo lo creado y hermano de lo más pequeño.
– Alabado seas Dios Padre, que me hiciste como hijo tuyo, y porque mediante mi hermano mayor Jesucristo, me hiciste conocer que tu obra creadora necesita que la impregnemos de tu espíritu que tú mismo, nos das para eso.
– Dios mío, danos un corazón dispuesto para hacer tu voluntad, que te busque en el prójimo, en el que sufre, que me llene de tu amor y de tu compasión.
Amén
Somos el GVJ 20 – Grupo Virtual de Jesús 20 y deseamos compartir con ustedes reflexiones nacidas a partir de la lectura del texto evangélico propuesto en el Tema 30.
A partir de la lectura del texto evangélico, nos surge el pensar que la pregunta del maestro de la ley no es una pregunta cualquiera. Él piensa en un Dios que tiene poder para dar leyes… pero Jesús lo coloca delante de un Dios, cuya voz es la que tenemos que escuchar. También pone en evidencia que el Amor a Dios no es un sentimiento o una emoción. Es un darse práctico, generoso y confiado al amor de Dios.
“Amarás al Señor tu Dios con todo el corazón, con toda el alma y con todos tus pensamientos – y al prójimo como a ti mismo”. En principio es una preciosa respuesta la de Jesús… y que al final desdobla al decir “Y al prójimo como a ti mismo”. A la réplica que hace el maestro de la ley, interpretamos que tiene razón el Maestro Jesús cuando dice que vale más que todos los holocaustos y sacrificios.
El AMOR al prójimo debe ser igual al que nos tenemos a nosotras mismas, ni más ni menos. A lo que deja en claro Jesús el maestro, que lo que hagamos sin amor no vale. La religión sin amor no existe, es vacío. ¡Los sacrificios sin AMOR son huecos!
Al leer este texto, a pesar de ser tan conocido y tan claro, sentimos que siempre nos resulta novedoso y cuestiona nuestra fe y que amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma, con toda la mente y con todas las fuerzas, es hacerse una con Dios. Nos viene a la memoria este versículo de Gálatas: “Ya no vivo yo, es Cristo que vive en mí’ (Gál 2, 20). Y llegados a este punto, «Amar al prójimo como a nosotras mismas» no nos resulta extraño.
Con la frase: “No estás lejos del reino de Dios…” creemos que lo que quiere decir Jesús, es que el siguiente paso que tiene que dar el maestro de la ley, es trasladar de la cabeza, al corazón y del corazón a las manos, en definitiva, hacer vida, sus conocimientos de la Ley. Todo ésto nos lleva aún más allá y nos quedamos entonces con una pregunta muy punzante en el corazón: ¿Qué tan congruente soy entre lo que pienso, lo que siento, y lo que hago?…
Se hizo también referencia a que se ha dado el caso de sentir el amor de Dios de manera muy especial sobre todo en momentos muy difíciles de la vida. En relación con ésto, en momentos de crisis existenciales, lo que nos sostiene y ayuda a salir adelante es el sentir el amor de Dios.
Vivenciamos también que el amor de Dios es el punto de partida necesario en las relaciones que entablamos con los demás. Del mismo modo creemos que nuestra relación con las demás personas necesariamente implica respeto para comprender lo que les sucede desde lo que sienten, piensan y les pasa. Se trata de una ayuda generosa respetando sus necesidades y cercanía.
En definitiva, la lectura de este texto nos hace pensar que en tanto una se siente amada y siente en lo profundo lo que eso significa, ama y ama mucho. Se aprecia a sí misma, se siente merecedora del amor y necesita trascender el propio amor que siente, amando a las demás personas.
Sentimos también que la experiencia de sentirnos amadas por Dios es la que naturalmente nos impulsa a reconocernos merecedoras del amor y reconocer a los demás del mismo modo. El amor es un camino que nos une a Dios y a los hermanos y en tanto es generador de tanto, nos une a la vida y al servicio.
Aunque sentimos que el amor a Dios es imposible sin el amor a nuestras hermanas y hermanos y que ese amor es lo más importante para ser seguidora de Jesús, en ocasiones los preceptos y las reglas se nos presentan como algo que no se «debe» ni se «puede» dejar en segundo lugar Es por ello que podemos llegar a convencernos de que es más fácil seguir unos preceptos aprendidos, que la generosidad de «darnos» en situaciones inesperadas que nos sorprenden.
A nivel de las comunidades cristianas, si debemos reconocer que en ocasiones, al momento de realizar una actividad, las actitudes de muchas personas son vacías. Son los momentos en que por ejemplo,.el juicio y el prejuicio se anteponen a la acción y nos ponen en riesgo de convencernos de que por trabajar en un servicio somos mejores, sin saber que el amor de Dios es incondicional y es brindado a todos por igual.
También queremos destacar que nos maravilla como Dios se va metiendo por lugares que ni lo esperamos, y va obrando para ir demostrando que nos ama con todo el corazón… y, en esto, nos vienen caras, situaciones, detalles que nos inundan el corazón de tanto amor…
Carmen, Griselda, Mariana, Natalia, Roser, Shirley
Queridos amigos, amigas de Grupos de Jesús. Compartimos nuestra reflexión de este tema.
La buena noticia que nos trajo Jesús es que la mejor manera en que podemos representarnos a Dios, que está fuera de nuestra capacidad de entendimiento, es pensar en él como un padre/madre, que no pierde el tiempo contando nuestras buenas y nuestras malas obras, sino que nos conoce, nos ama y nos perdona incondicionalmente.
Y esa buena noticia la conocía Jesús no por ciencia infusa sino por experiencia propia: Porque aprendió a reconocer en sí mismo la presencia y la Vida de Dios. Su forma de liberar a los oprimidos, sanar a los enfermos, acoger a todos era precisamente hacerles partícipes de esa Vida a la que, según nos enseñó, todos estamos llamados.
Hay que preguntarse, como cristianos: Si hoy conocemos estas verdades, que liberan nuestro espíritu, nos acercan a Dios y nos dan la pauta de lo que debería ser nuestra vida aquí en la tierra, y si sabemos que Dios habita en la creación entera y no se le puede encerrar en sagrarios ni custodias, ¿por qué la Iglesia sigue manteniendo una estructura de poder material y espiritual, y por qué tantos de sus dirigentes siguen poniendo el acento en el culto y los ritos eclesiásticos como expresión del amor a Dios, tal como hacían los dirigentes de la Iglesia en tiempos de Jesús, en vez de ponerse enteramente al servicio de todos, empezando por los más necesitados?
Y pues si no hemos aprendido a amarnos, cuidarnos y respetarnos nosotros como vamos a darlo a los demás….y trabajar en nosotros mismos, en conocernos, sanarnos es un trabajo difícil y continuo y a veces no queremos enfrentarnos…quizás por eso sea más fácil seguir las reglas impuestas por la sociedad y por la iglesia, seguir los patrones ya establecidos y decir así se ha hecho siempre…..
El amor al prójimo es calzarme con sus zapatos, ponerme en su piel, acompañarle y sostenerle, saber que sus derechos y necesidades son las mismas que las mías, aceptar que en este planeta cabemos todos y que lo que produce la tierra es para el uso común y no para el beneficio de unos cuantos. Es tener más corazón en las manos.
Quizás lo que nos enseña esta pregunta, la que le hace el maestro de la ley a Jesús, sobre cuál es el primero de los mandamientos, es a no dar nada por supuesto
Amar al prójimo como a uno mismo, supone que nos bienamamos. A veces esto no es así… pero creyendo que funciona el instinto de supervivencia, generalmente buscamos lo bueno para nosotros mismos. Lo mismo tendríamos que procurar para el resto. Así de simple y de complejo. Creo que esto es muy profundo, muy visceral, más que racional. Me parece muy sabio, algo a tener en cuenta cuando no sabemos qué hacer cuando estamos ante una decisión difícil..
Creo que todos/as, en los distintos espacios en que nos movemos, tenemos la oportunidad de poner en práctica este principio básico, la de no hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti, actuando siempre con empatía y misericordia en nuestra relación con los demás, como lo hizo Jesús.
Nuestra fe está tan adornada que también nosotros necesitamos preguntarnos qué es lo verdaderamente importante porque a veces nos perdemos en el cumplimiento y nos olvidamos de lo verdaderamente importante que Jesús nos aclaró.
La fe que Jesús nos enseña tiene que vivirse compartida. Si no nos lleva al prójimo, no es lo que Jesús nos enseñó.
Amar al prójimo como a mí mismo. Se ha convertido en frase de cajón, pero la verdad; no pienso en ella, no la instrumentalizo, cuando tengo o debo actuar con la gente en toda circunstancia. Lo más fuerte es que Jesús implica al todo el prójimo si se ama a Dios. No se pueden separar como lo interroga Pagola.
Ahora entiendo que detrás de cada buena acción por decirlo de alguna manera esta Dios….porque estar cerca de Dios, conocer a Jesús y querer amarlo y seguirlo no es teniendo una relación de el y yo, sino que al tener esa bella relación o ese amor hacia el me debe de llevar aunque sea poco a poco, paso a paso a ir cambiando yo mi forma de vida, a amarme, cuidarme, como decía el evangelio, a cuidar mi cuerpo porque es mi vehículo para ir hacia el otro, a cuidar la información que llevo a mi mente, porque eso es lo que transmito, sanar mis heridas del pasado que aún guardo en el corazón…
Pienso que la Eucaristía es compartir y celebrar la cena del Señor y para que quede algo dentro de mí debo compartirla con personas cercanas y conocidas. Es absurdo ir a un encuentro donde no hablas con nadie ni saludas a nadie. Donde lo único que hago es cumplir un rito.
Yendo un poco más a lo hondo me doy cuenta que no puedo racionalizar mucho la cuestión. Intento dar ese salto de fe donde el pensar se convierte en creer y amar. No tengo muchas palabras para explicar lo que creo. Pero podría intuir que mi amor a Dios tiene que ver más con un profundo sentimiento de adoración, de gratitud hacia el amor que Él es, y que se expresa en el deseo sincero de vivir su voluntad.
Otra frase del evangelio que me resuena es “quien me conoce a mí, conoce al padre” desde allí mi relación es con Jesús, entendiendo que en Él se concentra el amor, esa fuerza que mueve el universo y que podemos llamar Dios… Mucho para seguir reflexionando, rezando, dilucidando con ustedes amigos y amigas.
En el camino junto al Señor nadie tiene nada comprado, todos los días son un desafío para crecer en el amor. A veces nos damos cuenta que tenemos que mejorar el respeto hacia los demás. Otras veces nos urge la solidaridad, a veces tendremos que ser más sinceros como forma de expresar el amor al prójimo. A veces se va a necesitar que nos entreguemos totalmente. En este momento siento que tengo que crecer en confianza, en dejar de ser tan autorreferencial.
No es que todo el tiempo tenemos que estar atentos al “amorímetro” como lo llama René. No se trata de “superarnos” como queriendo batir récords deportivos. Quizás es el “ama y haz lo que quieras” de Agustín. Y vivir dejándonos llevar por esa corriente de amor que es Dios.
Cuando oigo a Jesús hablar del amor a Dios, pienso que se refiere a amar la Vida y todo lo Creado, agradeciendo los dones recibidos, aceptando la voluntad divina y tratando de hacer el bien a los demás, en la misma medida que nos gustaría recibirlo.
Por eso me parece que no se puede separar el amor a Dios del amor al prójimo. Para mí es ahí, donde se hace concreto.
Yo pienso en un Dios cercano que me guía por medio de Jesús a seguir su camino que es el que me hace ser feliz en la vida.
Gracias porque me inyectaste el deseo intenso de descubrir a tu Abba en su unidad misteriosa con mi ser y con todos. No se como descubrir y vivir eso que tu descubriste y remarcaste: “El Padre y yo somos uno”…”No creeis que quien me ve, ve al Padre”…”Que yo estoy en el Padre y El esta en mi”. Has que yo capte tu estrategia para lograrlo. Eras un ser humano y lo pudiste vivir. Es el regalo que te pido.
Comparto la oración confiada de Carlos de Foucauld, con el deseo de hacerla vida en cada uno de nosotros y nosotras:
Padre,
me pongo en tus manos.
Haz de mí lo que quieras,
Sea lo que sea, te doy gracias.
Estoy dispuesto a todo,
lo acepto todo,
con tal que tu voluntad se cumpla en mí
y en todas tus criaturas.
No deseo más, Padre.
Te confío mi alma,
te la doy con todo mi amor.
Porque te amo
y necesito darme a Ti,
ponerme en tus manos,
sin limitación, sin medida,
con una confianza infinita,
porque Tú eres mi Padre.
GVJ CAMINO DE EMAÚS
GVJ Shemá-Effetá
1. Un maestro de la Ley se acerca, en esta ocasión, al Maestro Jesús con el propósito de conocer en verdad cuál era, según Él, el mandamiento más importante de todos (recordemos que la Torá tiene, en total, 613 mandamientos: de los cuales 365 son negativos –lo que no se debe hacer– y 248 positivos –lo que sí se debe hacer–). Entre tantos mandamientos, era natural que uno se preguntara sobre cuál sería el principal de los mandamientos.
2. Todavía hoy es importante –esencial diría yo– preguntarse esto mismo (aún a sabiendas de que la respuesta de Cristo sea ya conocida y no muy practicada, incluso por mí mismo)… Es un buen ejercicio esto de preguntarse… Y, entre tantas preguntas, cuestionarse sobre cuál es, para mí, el principal mandamiento de los tantos que, desde aquel tiempo, existen hasta hoy… despertando a “la Verdad de la Vida hecha Camino”.
3. Nosotros también necesitamos preguntarnos en este tiempo, en silencio: “¿Qué es lo más importante en mi vida?”, “¿qué es lo prioritario para mí?”, “¿a dónde vamos con este individualismo moderno en donde lo más importante es ‘estar bien’ pero desconectados de lo verdaderamente esencial?”.
4. Este preguntarse tiene, además, como propósito conocer, comprender y amar ese mandamiento esencial encontrado que da “sentido pleno” a todo, que actúa como fuerza inspiradora, orientadora y evaluadora de nuestro “ser” más puro. Debemos, así, hacernos preguntas para saber cómo vamos, para saber si hay que corregir o no el rumbo.
5. Jesús insiste en el tema del amar a Dios con todo el corazón porque si Él es el centro y el motor de toda nuestra vida, el amar a los demás debería surgir sin ningún esfuerzo extra-ordinario. El amor a Dios, a quien no vemos, debería manifestarse en nuestro amor al prójimo, a quien sí vemos. Nadie puede amar cristianamente a Dios sino ama cristianamente a su prójimo, y viceversa. Esto ya es, de por sí –pero todavía no plenamente–, entrar en el “Reino”. Reconocer todo esto con fe, nos acerca definitivamente a la salvación.
6. No siempre me es fácil unir el amor a Dios con el amor al prójimo. Desgraciadamente veo con suma facilidad los defectos de quienes viven conmigo o están cerca. Y debo preguntarme a mí misma, cotidianamente: En esta situación concreta, ¿qué haría Jesús?
7. Me parece que, en el fondo, todos comprendemos perfectamente lo que significa amar a Dios, pero muchas veces nuestros intereses personales interfieren en todo este proceso. Lo que nos hace falta, infinidad de veces, es ser coherentes.
8. Esto de “amar al prójimo… como a uno mismo” siempre me ha llamado la atención; sobre todo por el hecho de que se parte de la premisa que la persona se ama, y esto no siempre es así (mucho “ojito” a esto).
9. Es fácil vivir una fe vacía, cuando se deja de lado a los demás; el vivir nuestra fe, nos debe llevar a unirnos más como hijos de Dios. Una religión que no te ligue a todos, respetando, cuidando y siendo capaz de integrar creativamente las diferencias, considerando sencillamente a todos como hermanos, está vacía de contenido vital espiritual y llena de prerrogativas “yermas” que no con-mueven las entrañas de nadie (mucho menos de Dios a quien, por esto, creemos dar culto). ¡Nuestro Dios VIVE en la humanidad!
10. El acercamiento hacia los demás, la solidaridad, el respeto, son factores que han ayudado muchísimo en mi comunidad a entender cuánto nos ama Dios y cuánto, por ello, debemos devolverle a través de nuestros hermanos.
ORACIÓN
Señor Jesús:
¡Ayúdanos a ver a Dios en todos los hermanos!
Haz que siempre te amemos, con palabras y con obras,
y alabemos, reverenciemos y sirvamos
con todo nuestro corazón, con toda nuestra alma,
con toda nuestra mente y con todas nuestras fuerzas…
Tus mandatos son un regalo grandioso de Tu parte,
para que nos enamoremos cada vez más de Ti
y de la vida que clama en todos los rincones de la Tierra…
Tú que quieres que nos mantengamos siempre fieles a la Alianza
que un día has establecido con nosotros, desde nuestro Bautismo;
concédenos, por favor,
que con Tu auxilio lo llevemos a “plenitud”
en el trato ‘cotidiano’ con todos…
¡Mira que somos débiles y frágiles!
Suple esto, te lo pedimos, con Tu Amor y Tu Gracia.
Que así sea,
en Tu Nombre y en el de nuestro Padre que vive y reina Contigo
en la Unidad del Espíritu Santo…
¡AMÉN!
Aportación TEMA 30 Grupo En Camino
En este pasaje en el que los maestros de la ley le preguntan por el mandamiento más importante, tiene una similitud, salvando las distancias, a preguntarle a Jesús por la guía que nos conduzca en este viaje llamado vida. La respuesta nos pone sobre la mesa la idea del amor, y es a partir de aquí, que nos corresponde como cristianos seguir el relevo que se nos ofrece.
Entendemos que el amor que no se demuestra en obras y actitudes concretas, es una mentira. Y nosotros nos esforzamos para ser seguidores auténticos de Jesús, pero en el fondo del alma no estamos dispuestos, o no encontramos la fuerza, para llevar a rajatabla su propuesta.
Ante la pregunta: ¿qué es amar al prójimo como a uno mismo?, la respuesta que nos aparece ante nosotros es que, prácticamente nunca llegaremos a cumplir este mandamiento, porque ni siquiera sabemos amarnos a nosotros mismos. Esto nos condiciona a que nuestro amor al prójimo sea precario.
A partir de aquí, reconociendo nuestras carencias y dando valor a nuestros talentos, y circunstancias, intentamos contribuir y ser dignos de formar parte de Dios junto con el prójimo. Además contamos con la brújula para saber si el rumbo que seguimos es correcto: en cualquier acto de nuestra vida, debemos preguntarnos: ¿esto lo he hecho movido por el amor? Y si la respuesta es sí, sin rodeos, entonces podemos estar tranquilos.
A la hora de acercar este texto a la vida actual, nos damos cuenta que el cristiano está obligado a amar al prójimo desde la contradicción inherente a su ser, y lo hacemos por encima de nuestra propia sensibilidad o comprensión. Pero al escuchar a Jesús hablar de amor sentimos vergüenza de amarle tan poco.
Esto no quita que nuestra madurez, nos permita entender que el amor, es el puente que une lo visible y lo invisible, y el único camino que conduce a la vida eterna.
Solo nos queda reponernos de nosotros mismos, y volver a dejar que el corazón mantenga el rumbo.
Un fuerte abrazo, amigos.
GVJ «MISERICORDIA». APORTACIÓN PARA LA WEB TEMA 30: “Amarás a Dios y a tu prójimo” (Mc 12,28–34)
ACERCAMIENTO AL TEXTO
Con la pregunta que plantea, el maestro de la Ley esperaba determinar si en realidad Jesús era un verdadero profeta y si su mensaje era verdadero o era simplemente un manipulador de masas.
Al trabajar sobre este texto esta vez, nos sorprende la primera palabra que le dice Jesús: “escucha”. Parece como si pasáramos a fijarnos en las palabras siguientes,y lo que más nos interpela y se nos olvida es la verdadera intención de Jesús , la “escucha” .
El maestro, en el acto mismo de hacer una pregunta, ya se dispone a escuchar. Pero creo que la pregunta que le lanza a Jesús es como una pregunta que haría cualquier maestro de enseñanza: “¿a ver si tu conocimiento de las escrituras sabe responderme a esto?”.
Jesús, con ese “escucha”, le da totalmente la vuelta. No se trata de saber más o menos, sino de una relación, de un encuentro que puede ser inexistente, lejano o cercano. Es curioso cómo empieza este pasaje con una pregunta, y al final acaba con: “Y nadie se atrevió a hacer más preguntas” ¿ Por qué? El maestro de la Ley debió ser un hombre perspicaz, porque con solo la respuesta de Jesús se dio cuenta de que hablaba con un hombre que había logrado captar y sintetizar el mandato original de Dios y tuvo la valentía de reconocérselo en publico. Viniendo de este maestro imagino que los que escuchaban el diálogo quedaron impactados e incluso varios se terminaron de convencer de que Jesús era el Esperado , y nos parece que es como si el evangelista estuviera diciendo que ahí está la síntesis de todo. Además el escriba añade “vale más que todos los holocaustos y sacrificios”. Me imagino un músico que quiere enseñarnos su obra maestra, y el público, en vez de escucharle, está preocupado y lleno de miedo pensando en que el músico les va a hacer preguntas y castigos a la salida, y no disfrutan ni se deleitan con su obra. Lo mismo nos pasa a los humanos, pero el amor no sabe no preocuparse ni ocuparse.
Preguntarle eso a Jesús precisamente era no darse cuenta de su verdadero objetivo en esta vida terrenal y el motivo por el cual su comportamiento era el que era : amar a todos y a todo lo creado por su “Abba”. Si no se ama a Dios , el verdadero amor sincero hacia los demás es difícil, suele convertirse en egocentrismo, egoísmo , autoritarismo , etc. Y Jesús le añadió :”No estás lejos del reino de Dios“ puesto que todavía te falta “algo” para estar dentro… Hay que adaptar la ley a las necesidades del hombre siendo comprensivos, compasivos y perdonando los errores cuando hay reconocimiento de ello por parte del que se equivoca , y no tanto legalismo, porque con ello se cae en una religiosidad falsa, de compensación, de intercambio de “favores” : ¡ Os amo para que me lo reconozcáis y me lo compenséis de otra manera , la piedad , el reconocimiento público, … !, ¡¡ no hay gratuidad ni entrega …!!.
Jesús percibe también en el maestro a un hombre que buscaba con honestidad de la Verdad…y al decirle ¨No estás lejos del reino de Dios¨ sembró probablemente en el una inquietud….que me falta? Quizá poner el práctica ese amor al próximo, al rato dejando su puesto de maestro de la Ley para mezclarse con el ¨ignorante pueblo¨.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
Conversión y colaboración en el proyecto de Jesús:
Jesús ha venido a implantar el Reino de Dios centrándonos en el amor. El nacimiento de ese Jesús en nosotros nos ayudará a vivir con estimación, con la caridad y con la bondad.
El amor de Jesús está fundamentado en algo más que un sentimiento o en
una emoción, por muy profundos que estos sean. Ya sabemos lo maleables que pueden ser nuestras conductas ante las llamadas a lo fácil. Aquí la llamada es ontológica, a nuestro ser libre. Como digo, para mí no es fácil, el amor que se nos propone es un amor de totalidad. Amar en el evangelio es sinónimo de dar la vida, de alianza fiel y libre compromiso. Si lo pensamos un poco estas propuestas contienen paradojas, cuando menos están alejadas de los valores mundanos.
Esta actitud de entrega, además de auténtica y verídica, se me plantea hacerla extensiva a cuantos más mejor, no solo a los de casa o a los que me caen bien. Jesús con su testimonio dilata mi estrecho corazón hasta acoger a los que no son de “mi cuerda”. Amar así supera mis propias fuerzas. Es por ello que necesito cumplir el primero de los mandamientos que nos cita el evangelista Marcos: el amor a Dios. Pero como en toda paradoja, lo primero y lo segundo no tienen una lógica lineal, se dan sentido mutuamente. Esa es mi opinión.
En las entrañas del Padre, que se define como amor, encuentro el aliento, la fuerza y el empuje necesarios para amar como nos enseña el Maestro. La razón profunda radica en el hecho de que el amor divino me puede configurar a imagen y a semejanza de Cristo, de manera que sea el mismo Cristo quien ame a través de mí. Así se puede hacer posible lo que yo no puedo por mí mismo
Cuando oigo hablar a Jesús del amor de Dios pienso sobre todo en la vida. En la vida que me rodea, en la vida que me ha dado y en el significado de la muerte bajo la mirada de ese amor.
La regla de oro es como una brújula. Esa brújula he de saber interpretarla y ha de estar bien magnetizada. Esa regla de oro «tratar a los demás como me gusta que me traten a mi» la entiendo desde un corazón pacificado, pensemos qué resultaría de aplicarla si no estoy reconciliado conmigo mismo.
Riesgos tenemos siempre en el camino de Jesús. Los apóstoles son un vivo ejemplo, su testimonio nos habla de empaparse de los actos de Jesús más que de seguir un duro ascetismo.
Quizás pueda parecer fácil a alguien seguir unas rutinas religiosas pero pienso que nos puede hacer rodar como un ratón en una noria, siempre estaremos en el mismo lugar. El amor es lo que nos construye como personas y da sentido a la religión. En esta actitud de fondo es donde el evangelio nos propone encontrar la felicidad que no marchita. «Hacer una reflexión a partir de la convicción de que somos amados por Dios y de cómo somos amados por Dios, nos llevará a dar contenido al amor, a saber que hemos de entender por amar».
P. Lluís Planas, monje de Montserrat.
Todos los ingredientes que cita el texto: respeto, dialogo, sinceridad, amistad…son necesarios para aprender a relacionarnos. «El amor pide creatividad» -comenta Pagola- y eso implica salir de las rutas transitadas.
ORACIONES
Señor si al buscar a mi alma no la encuentro, si cuando te busco me imagino que me eludes, concédeme que cuando busque a mi hermano os encuentre a los tres.
Te doy gracias Señor por todo el amor que me has dado, por los aprendizajes a los que me has enfrentado y por los gratos momentos que al compartirlos se han ensanchado.
GVJ MISERICORDIA
De: Iciar Martinez Soriazu , Jesús Fuster Millet , José Humberto Duque, Maria Mecedes Angarita Urdaneta , Marina Saiz Hoz , Puri Ugarte Lopetegui , Reynaldo Reyes Vivó , Xinia Flores Marchena , Lc. Wolfgang Streich BNL.
El GVJ Maranatha desea acercarte a Jesús a través del trabajo que realizamos cada mes. Hoy te presentamos el resumen de la labor realizada por este Grupo en el tema 30.
ACERCAMIENTO AL TEXTO EVANGÉLICO
Comienza el relato con un interrogante planteado a Jesús por un maestro de la Ley: “¿Qué mandamiento es el primero de todos?”. El maestro de la Ley quiere saber cuál es la base sobre la que se asienta todo aquello sin lo cual el resto no tiene sentido. Nosotros también necesitamos hacernos esta pregunta a cada momento para poder caminar realmente tras los pasos de Jesús; y para poder desenmascarar las voces que nos alienan e impiden escuchar la voz de Dios: consumismo, poder, etc.
Jesús responde con dos mandamientos, diciendo que el primero de todos es el siguiente: “Escucha Israel: el Señor es nuestro Dios, es el único Señor; amarás al Señor tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas“. Vemos que Jesús habla del Señor, nuestro Dios de un modo absoluto: no caben medias tintas. Tiene que ser con nuestro corazón y con nuestra alma porque para seguirlo no basta con cumplir una lista de leyes. Hay que creer y confiar en Él para ser capaz de “ver”, “sentir” y “oír” con el corazón.
¿Qué es lo que realmente quiere Dios? Que impliques todo tu ser, toda tu vida. Que Él sea el eje alrededor del cual giren nuestras vidas, pues Él es lo primero y lo último. A partir de ahí entender el segundo mandato es fácil pues el amor a Dios no es realmente un mandamiento sino una respuesta: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo”. ¿En qué consiste amar al prójimo? Sentirnos hijos de Dios nos lleva a considerar que somos hermanos amados y cobijados bajo el mismo Padre. Y la prueba de que verdaderamente estoy amando a Dios-Padre es que estoy efectivamente amando a los hermanos con los que convivo, en especial a aquellos que a aquellos que tienen más necesidades. Porque si observamos a Jesús en los evangelios, son constantes las alusiones: Se compadeció… Su vida fue una constante y permanente preocupación por los demás. Por sus cuerpos y por sus almas. Dio de comer, curó y convirtió. Este es el modelo de amor al prójimo, y es el que tenemos que poner en práctica.
La introducción del segundo mandato unido al primero resume la esencia de lo que quiere el Señor. No quiere adoraciones sin amor al prójimo, quiere que amemos a los demás para poder amarlos como a nosotros mismos. Todo esto nos lleva a la unidad completa, pues todo movimiento es una unidad, corazón, mente, respiración. Así no hay equivocación posible, pero si no hay práctica no sirve para nada, solo sería mental, imaginado, hay que practicar de verdad, sin prisa pero con la seguridad de que el Reino de Dios está cerca.
¿Qué es lo fundamental que Dios nos pide? Necesitamos centrarnos en lo que quiere Dios de nosotros, dejar de acomodarnos a nuestros pareceres y ser conscientes del objetivo claro por el que vino Jesús a la tierra: amar poniéndonos en lugar del prójimo e intentando dar respuesta no sólo emotiva sino efectiva.
ACERCAMIENTO A LA VIDA
+ El prepara mi corazón y aunque a veces no quiera, si me aquieto, guardo la paz y clamo, Él me ayuda para responder con amor y misericordia en los momentos que quiere salir “el yo” de mi soberbia o comodidad.
+ No me siento en absoluto atado por preceptos religiosos. El amor a Dios, el amor de Dios, nos hace libres. Y Jesús -camino, verdad, vida- nos señala la ruta a seguir: su misma vida, descrita con las Bienaventuranzas.
+ La regla de oro es desde siempre mi favorita tanto en su enunciado positivo como negativo. Y tiene bien merecido el nombre porque es la que debería regir a toda la humanidad sin excepción. De hecho, es un postulado fundamental en todas las culturas y en todas las religiones.
+ Si no vivimos el evangelio, podemos ser como los religiosos de la época de Jesús. Hipócritas y sepulcros blanqueados. Nos afanaremos por cumplir con los preceptos, normas y creer en los dogmas, pero nuestro corazón estará vacío y sin amor al prójimo y sin amor a Dios nuestro Padre.
+ Yo asumo mi trato con Dios en la práctica religiosa y esencialmente en la oración personal y la oración en comunidad; y necesariamente esto siempre me lleva a tratar mejor a los demás. Por todo lo que conlleva estas cosas por ejemplo la práctica religiosa me hace ser coherente, dar testimonio de vida. La oración me ha llevado a interiorizar en mí ser a irme conociendo y eso hace que me acerque al otro.
+ Desde el pensamiento amor a Dios y amor al prójimo, difíciles de separar; en la práctica mucho más difíciles de compaginar. Al proclamar el amor a Dios, proclamamos el amor al prójimo… Un esfuerzo diario en lectura de la palabra y una plegaria me ayudan a mejorar mi compromiso que se desprende el amor a Dios.
+ En estos momentos, no puedo separar el amor a Dios del amor al prójimo, porque el uno sin el otro son incompletos, no tienen mucho sentido: Amar a Dios sin amar al prójimo creo que es un amor vacío, ritual, normativo. Amar al prójimo sin amar a Dios, puede ser, pero como siempre se busca un por qué, llegaríamos a otras creencias (el karma, las energías,…) que no creo que alcanzaran todo lo que Jesús nos enseña.
+ No es cuestión de cantidad, sino de calidad y de paz y de felicidad al realizar las cosas que a cada uno le tocan, que suerte poder ayudar a alguien, en lo que sea, es como un regalo que se te da, una oportunidad única.
RICARD, MARIVI, MARGALIDA, LUCILA, JAVIER, ISABEL, FRANCIS, ANTONIO, ANA VILMA.
GALILEA – TEMA XXX-
La pregunta del maestro de la ley es muy directa. Quiere saber qué mandamiento es el más importante. Trasluce la obsesión en la que vive Israel en medio de ese mundo que se ha ido deformando, lleno de leyes y normas que deben cumplir diariamente.
“Escucha”, nos dice Jesús. Tienes que examinar, hasta qué punto estás dispuesto a darte a los demás. El amor tiene que manifestarse en obras y actitudes concretas, en cada día, en cada momento, teniendo presente el amor de Dios que está en mí y en todos mis hermanos.
La respuesta de Jesús, es directa, sencilla y clara: Tu Dios es único y debe llenar todo tu corazón, tu vida entera, incluyendo el amor al prójimo. Y porque Dios es Padre de todos, hay que sentir al otro como hermano y amarlo.
Sólo el amor invita a la gratuidad, la sonrisa, la escucha, el querer estar y ayudar al otro.
La invitación a amar nos proporciona la liberación de toda ley para poder vivir en la libertad de los hijos de Dios.
El amor es la única realidad humana que no puede ser impuesta. El amor no es una ley.La ley no salva al hombre.
Cuando Dios nos invita a amar, no hace más que potenciar lo que ya somos .El amor surge de lo más hondo de la persona .Es vida, surge de la vida, comunica vida.
Detrás de nuestra capacidad de amar, está el don gratuito de Dios, su Espíritu; que nos posibilita a amar. Ojalá que por el amor, llegásemos a la liberación de todos los preceptos.
“Ama y haz lo que quieras”, dice San Agustín. Porque la realidad es que no se puede transgredir ninguna ley, si se actúa con amor.
Dios es amor. Esa es su Fuerza y su Omnipotencia. El amor es la fuerza más poderosa que existe. Jesús no habla de otra cosa con su palabra y su Vida.
La palabra de Dios no se expresa impersonal, siempre tiene que haber alguien que la escuche, que se deje interpelar por ella…..que sintamos como cada mañana nos espabila el oído.
Sólo porque me sé amado por Dios, puedo amar al prójimo. Si me alejo de Dios, me incapacito para amar.
Hay que estar muy atentos, porque el riesgo de toda religión, es conformarse con dar culto a Dios con los labios, repitiendo fórmulas, pronunciando palabras hermosas, mientras nuestro corazón y nuestras obras están lejos de Él. De nada sirven los ritos y los rezos si no soy capaz de tener misericordia y compadecerme de las necesidades de mi prójimo.
Podemos perdernos y encontrarnos con que el Señor al que creemos amar, es uno hecho a nuestra medida. Alguien que no nos incomoda, no nos desinstala, ni nos compromete a nada.
“El que dice que ama a Dios a quien no ve y no ama al prójimo a quien ve, es un mentiroso “ , nos advierte San Juan .
El amor a Dios y al prójimo son dos amores que son UNO. Dios es unidad que acoge a TODOS .La vivencia de esa fusión, vale más que cualquier cumplimiento externo.
Nuestra obligación está clara: Mantener esta conciencia de unidad con todo lo que ES y que se expresa con un amor que no discrimina, no juzga, que comprende….en definitiva que vive la vida plenamente.
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Conversión personal y Compromiso:
“Si quieres llegar al corazón de Dios, toma el camino de la misericordia”, nos dice el Papa Francisco.
Amar a alguien no es un sentimiento poderoso sino una decisión. Los sentimientos son esos añadidos valiosos pero no siempre presentes.
Dios nos ama a todos sin excepción .¿Quiénes somos nosotros para decidir quién es digno de amor y quién no? .Tenemos que ver el mal aislado de la persona que lo padece,
Pues que nuestro camino de vida sea ése : Aprender a ser servicial, amable, paciente. Disculparlo todo, perdonarlo todo, esperarlo todo .Practicar la justicia y la verdad
Que este sea nuestro compromiso
Bien es verdad que no estaremos exentos de dificultades y se nos pega el lodo del camino, que nos paraliza, pero no nos va a faltar ayuda. En Jesús tenemos un Compañero de camino y un Amigo
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FELICIDADES …MUY BUEN TEXTO
GVJ EMAÚS TEMA 30: Amarás a tu Dios y a tu prójimo Marcos 12,28-34
…El Maestro de la Ley está confuso….Él quiere vivir de forma coherente con su religión,,, quiere acertar con su vida tomando un camino que le haga crecer como persona,,, que le haga convivir con los que le rodean en paz y con sosiego …sin temor…quiere sentir confianza en la vida……Y no sabe bien cómo enfocar su relación con ese Dios que en el judaísmo , su religión, lo muestran como un legislador que obliga a cumplir unos preceptos y unos ritos que se multiplican de forma insoportable …¿Cómo cumplir con todos?…¿ Cual es el más importante?..
Y decide hacerle una pregunta a Jesús, una pregunta importante…Quiere conocer la opinión de Jesús
… Me parece de gran importancia la pregunta hecha por el Maestro de la Ley y la cual es necesario que también la hagamos nosotros, porque a pesar de ser conocedores de la Ley de Dios, podemos perder el norte de lo que realmente significa seguir a Jesucristo
…Dios es nuestro único Señor, prioridad absoluta; ante Dios, TODO; sin Dios nada; necesitamos imperiosamente escucharle, amarle, quererle, antes que a otros señores y/o ídolos: el dinero, el tener, el poder, el placer, lo material, la familia, … y hasta el mismo prójimo.
…El segundo mandamiento amar al prójimo como a uno mismo me parece el más difícil porque nos amamos más a nosotros que al prójimo. Jesús creo que añade este mandamiento porque nos amamos más a nosotros que al prójimo y a veces les tratamos peor y nos cuesta más amarlo, sobre todo si lo miramos como enemigo o nos causa mal
Para entrar en el reino de Dios se necesita amarle a él sobre todo y al prójimo y qué eso vale más que todos los sacrificios y holocaustos y ritos y leyes porque lo importante es la ley del amor y de la humanidad hacia el otro.
…Y A NOSOTROS nos dice también que para entrar en el Reino de Dios no basta con saber cuál es el mandamiento principal sino practicarlo: ese paso es imprescindible.
…Desde niña, eso de amar a Dios sobre todas las cosas que nos decían en el colegio…me dejaba bastante desorientada…Si yo no le conocía…cómo iba a poder amarlo?
Hoy, a estas alturas de mi vida y gracias a esta aventura en compañía vuestra de caminar buscando a Jesús, buscando qué hizo…qué dijo ..qué sintió dentro de él, ..hoy intuyo que puedo conocer a Dios en mis hermanos, ..sé que amándolos a ellos ya estoy amando a Dios…
…Medito y contemplo cómo Dios nos viene mostrando, a través de la Palabra y los hechos, plasmados en la Biblia: de los profetas, la Virgen, de su hijo predilecto Jesús (modelo de amor por excelencia, nos mostró su tremendo amor al Padre y a nosotros, entregó su vida entera y su misma vida), … de tantos y tantos discípulos seguidores; todas ellas, vidas de amor y entrega a Jesús y al Padre. El mismo amor de Dios, que entregó a su Hijo predilecto, para redimirnos del pecado. Todo ello difícil de comprender, ¿por qué?, ¿por qué?, ¿por qué?, …solo la fe y el seguimiento te llevan a una mejor aproximación.
particularmente acudo a la eucaristía, porque sé que allí me encuentro con Dios, con el mismo Jesús, la Virgen, mis antepasados, puedo ver y escuchar las necesidades de los otros, puedo pedir perdón por mis actos y darle gracias por todo lo que nos ofrece cada día; en una palabra, me fortalece y me capacita, para después saber que Él va conmigo, que no actúo yo, sino Jesús mismo en mí y en/con mis hermanos, mis prójimos. Procuro salir, ponerme en marcha. Muchas son las muestras de amor y considero que muchas son las oportunidades que Dios nos da.
Para cuidar el trato al otro es necesario muchas dosis de amor, respeto, integridad, sinceridad, diálogo, cercanía, solidaridad, entrega, fortaleza, luz,
…Cuando oigo a Jesús hablar del amor de Dios y que nos pide que le amemos a él sobre todo y al prójimo pienso, que qué lejos estamos de su reino, primero porque él es invisible, no le vemos, y el amor al prójimo cuando nos hace mal me parece una tarea casi imposible e idealizada, en esta sociedad donde lo que abunda es ojo por ojo y muchos sentimientos encontrados de rabia, de odios, de incertidumbre, de desesperanzas. También pienso que nos podemos acercar poco a poco y dar nuestro granito de arena e intentar amar al prójimo como a ti mismo y a Dios…En mi proceso de conversión he comprendido que tener fe no es solo creer en Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, sino escuchar la Palabra de Dios y ponerla en práctica. Cuando Jesús me habla del amor a Dios, pienso primero en el amor de Él, mi Padre, hacia mí, ese amor que he experimentado en mi vida, su amor incondicional por mí, a pesar de mis ingratitudes, faltas, errores, debilidades, en sus brazos abiertos que me acogen
VEO
1º Todos los primeros viernes de mes Círculos del Silencio, un movimiento de no violencia, convocan a una hora de silencio en una hora punta de la tarde en un espacio público para solidarizarse: No a las leyes contra los inmigrantes. En círculo y en silencio me uní este primer viernes del mes de febrero a un pequeño grupo en plena puerta del Sol en Madrid: dos pancartas, unas velas, unos posters y una mínima propaganda explicativa. En medio del ruido, prisas y multitud de personas que se cruzaban se mantuvo un silencio que fuimos uniéndonos… Al final cantamos una canción de libertad, frente a todo tipo de fronteras o muros que levantamos los hombres frente a los otros., con el deseo y la voluntad para que se den leyes que favorezcan a las personas que buscan pan, trabajo y hogar.
2º Todos los miércoles, cuando regreso a casa de los amigos del desierto me encuentro a un grupo de la Comunidad de San Egidio que dan de cenar y reparten ropa a los transeúntes sin techo que se acercan a ellos: sopa caliente, bocata y fruta, además de mantas y ropa para soportar las inclemencias del frio del invierno.
CONTEMPLO
Cómo a partir del gesto del silencio solidario y del compartir pan y ropa el proyecto del reino de Dios se hace presente ya de alguna manera el mandamiento de Jesús: libertad, el pan, trabajo y hogar «como a tí mismo» es la prueba de que el amor de Dios pasa por el amor a quienes también Dios ama: los emigrantes y sin techo.
ACTÚO
-Doy gracias a Dios por las personas que nos evangelizan y son testigos del amor de Dios en gestos y signos de solidaridad.
-Pido perdón a Dios por las veces que miro a otro lado y no dejo que el sufrimiento del otro me traspase.
-Llamada a la conversión: no refugiarme en el culto y en la oración para no acercarme más a los que sufren…sino para tratar mejor a los demás que viven y comparten conmigo el día a día.
-Llamada a valorar y apoyar todo tipo de iniciativas que vayan en favor de los derechos humanos.
Compromiso grupal en el Proyecto de Jesús:
*Apoyar a Manos Unidas en cenas solidarias (día del ayuno voluntario); ayudas económicas en algún proyecto solidario; dedicar una hora a la semana para colaborar en algún comedor, visitar alguna persona sola o enferma; gestionar algún trámite a través de alguna organización que defiende la causa de los pobres sin techo o inmigrantes…
ORACIÓN
Amado Jesús, aumenta en mí el deseo de hacer siempre el bien a todos mis hermanos en ti, que el Espíritu Santo fortalezca mi voluntad para no desfallecer ni caer en el egoísmo y la indiferencia ante el sufrimiento, el dolor y las necesidades de mi prójimo en mi familia, en la comunidad, en la calle, en todo lugar y situación que se me presente en mi diario vivir.
Amar a Dios quisiera que fuera con todo mi corazón, con todas mis fuerzas, con todo mi ser pero creo que cuando se actúa con todas se pueden hacer maravillas el problema es que quizás no me decida hacerlo porque no soy religioso, no soy un estudioso espiritual, porque eso les corresponde a los sacerdotes, frailes, jesuitas, etc.
Dios, ayúdame a que este corazón sea blando y se permita amarte fuertemente para que me dispenses aunque sea un poco de tu amistad. Cuando leí amar al prójimo, qué difícil es hacerlo por tanta gente necesitada con la que me tropiezo en la calle; cómo ayudar a toda esa gente que sale con la esperanza de tener para comer; huy, pero cuando se trata de gente enferma me confieso que para visitarlos no es nada fácil, porque la familia manifiesta: «¿Qué interés tiene?», porque ayuda sin pedir nada a cambio; pero si se trata de una enfermedad difícil mejor que no lo molesten, les da pena decir o hablar de su enfermedad de su infortunada situación conyugal o familiar, no se dejan ayudar porque se quieren dar palabras de consejo de aliento de vivencia. Pero trato de comprender, Dios, que lo que tú quieres es que actué con amor ante cualquier circunstancia y eso me dará la pauta para seguir amando al prójimo.
Te lo pido encarecidamente en el nombre del Señor Jesús, que es Dios y vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo. que así sea.
EL AMOR AL PRÓJIMO: ESE ROSTRO DEL AMOR A DIOS
«Si nos amamos unos a otros, Dios permanece en nosotros su amor ha llegado en nosotros a su plenitud» (1 Jn 4,12).
Sin amor, la vida se convierte en puro instinto de las pasiones y libre albedrío de la naturaleza, se afianza el egoísmo que paraliza el corazón humano y cierra la puerta a la misericordia.
Por eso, cada vez que negamos al otro, la parte de amor que le corresponde, le condenamos a vivir la soledad del abandono e indiferencia.
Paradójicamente, también el hombre y la mujer de hoy –que con frecuencia ridiculizan el sagrado y fiel compromiso del matrimonio- permanecen atraídos y fascinados por todo amor autentico, por todo amor sólido, por todo amor fecundo, por todo amor fiel y perpetuo.
Los vemos ir tras los amores temporales, pero sueñan el amor autentico; corren tras los fugaces placeres de la carne, pero desean la entrega total en la fidelidad que permanece.
En efecto, ahora que muchos han probado plenamente las promesas del libre albedrío, empezamos a entender de nuevo la expresión “la tristeza de este mundo”.
Los placeres prohibidos perdieron su atractivo cuando han dejado de ser prohibidos. Mientras que hay verdadero hartazgo de bienes materiales, cada vez es mayor el vacío existencial que no lo puede llenar los placeres de este mundo.
Aunque tiendan a lo extremo y se renueven al infinito, resultan insípidos porque son cosas finitas, y nosotros y nosotras, en cambio, tenemos sed de infinito.
El verdadero amor no rechaza la dificultad, el obstáculo, por muy insalvables que parezcan.
Casado, soltero, viudo, cuando dejamos de amar, estamos «enterrando en vida» al otro.
Es la indiferencia, el «pasar de largo», dejando solos, «tirados» en los caminos de la vida, a tantos hombres y mujeres, la hambruna espiritual y sicológica más triste de este mundo nuestro, donde solo se valora al ser humano en función de su aval bancario, su prestigio y poder, el dios dinero.
La soledad, el drama que aflige a muchos hombres y mujeres.
Pienso en tantos ancianos y ancianas, solos y abandonados, incluso por sus seres queridos y sus propios hijos; en los viudos y viudas; en hombres y mujeres dejados por su propia esposa o marido; en tantas personas abandonadas a su suerte, ignoradas, que de hecho sienten y viven la soledad, al no ser acogidas, escuchadas, comprendidas.
Pienso en los emigrantes y refugiados que huyen de la guerra y la persecución, viviendo el horrible drama de fronteras cerradas, en «tierra de nadie» sin cobijo ni medios; y en tantos jóvenes víctimas de la cultura del consumo, del usar y tirar, en tantos y tantas víctimas de la «cultura del descarte».
¿Podemos entender por qué algunos pobres prefieren la soledad, dormir en la calle, pedir unas míseras monedas, morir en cualquier rincón, dar a luz a sus hijos, en medio de la gélida noche?
Yo creo que les comprendo y entiendo: NO HAN PERDIDO SU DIGNIDAD, aunque algunos pretendan ignorar, negar, que la tienen, son hijos e hijas de un mismo Padre, a los cuales Dios ama.
Prefieren la cruda realidad de su SOLEDAD, el FRÍO del asfalto, que tropezarse con las duras piedras de tantos corazones SIN MISERICORDIA.
¡SEAMOS MISIONEROS, MISIONERAS DE LA MISERICORDIA!
Aquí, en nuestra parroquia, en el grupo, en la comunidad, en todo lugar y espacio por donde la vida nos lleve.
Es la prioridad de los Grupos de Jesús, hacer que la presencia de Jesús en medio de nosotros sea una realidad viva y coherente con el amor a Dios y al prójimo. Él es nuestro mejor referente, permanezcamos unidos, en su amor, a través de esta hermosa web, que es para todos y todas. Gracias.
Miren Josune