Al término del recorrido
Hemos terminado nuestro recorrido. Hemos vivido juntos un proceso de conversión a Jesucristo. Ahora hemos de pensar en el futuro. No basta con preguntarnos con qué libro vamos a seguir alimentando las reuniones.
A lo largo del proceso ha ido creciendo nuestro deseo de contribuir a la renovación evangélica de la Iglesia y de colaborar con Jesús abriendo caminos al proyecto humanizador del Padre en la sociedad. Ha llegado el momento de dedicar algunas reuniones a reflexionar juntos para concretar nuestra decisión entre diversas alternativas posibles, según las características del grupo (edad, trayectoria seguida, ambiente en que se mueven sus integrantes…).
Promover nuevos Grupos de Jesús
En estos momentos difíciles en que se está jugando el futuro de la fe entre nosotros puede ser esta la decisión más importante del grupo. Hemos terminado el recorrido, pero algunos de los participantes nos comprometemos a poner en marcha dos o más grupos nuevos de Jesús, acompañándolos con la experiencia adquirida.
Esta difusión de Grupos de Jesús, impulsada por hombres y mujeres, miembros laicos del pueblo cristiano, puede ser un gran servicio a la Iglesia del futuro, pues harán circular en el interior de un cristianismo en crisis y en medio de una sociedad cada vez más increyente la fuerza renovadora del Evangelio de Jesús.
De esta manera, como decíamos desde el comienzo, los Grupos de Jesús podrán contribuir, junto a otras experiencias e iniciativas, a que el Espíritu de Jesús resucitado pueda impulsar lo que el papa Francisco llama «un dinamismo evangelizador que actúa por atracción».
¿Cómo poner en marcha la segunda generación de Grupos de Jesús?
Es necesario, antes que nada, saber quiénes están dispuestos a poner en marcha un nuevo Grupo de Jesús. Por lo general, es deseable que sean dos o tres personas para cada nuevo grupo. Ellas serán el pequeño fermento del grupo que comienza.
Luego hemos de ponernos en contacto con personas más o menos conocidas (familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, miembros de la parroquia…) con las que se vea posible poner en marcha el nuevo grupo. De esta manera se puede ya organizar un primer encuentro para tomar contacto con todos y empezar a dar los pasos adecuados.
Otras alternativas para difundir la fuerza renovadora del Evangelio
Si no podemos poner en marcha un nuevo grupo, son posibles otras alternativas, siempre en la línea de volver a Jesús y de difundir la fuerza renovadora de su Evangelio.
En algunos casos, el grupo puede tomar la decisión de seguir reuniéndose también en el futuro para escuchar juntos el Evangelio, pero ensanchando su horizonte con la invitación a que tomen parte nuevas personas.
En otros casos, el grupo puede decidir seguir reuniéndose para escuchar juntos el Evangelio – fórmula arriba indicada–, pero ofreciéndose además a alguna parroquia necesitada de ayuda, para colaborar con otros cristianos de esa parroquia en una renovación de esa comunidad que podría debilitarse o incluso desaparecer. Al ir desapareciendo los presbíteros, será muy importante que en las parroquias quede un núcleo vivo de creyentes que pueda ser germen del que puedan renacer en un futuro nuevo.
Por último, en otros casos, el grupo puede decidir continuar juntos escuchando el Evangelio, pero concretando su compromiso evangelizador en un campo determinado (marginación social, apoyo a familias rotas, acogida de inmigrantes, atención a ancianos solos, presencia en barrios marginados o en zonas rurales empobrecidas…).
Además, aunque no sea posible un compromiso grupal, los participantes que han terminado su recorrido podrían comprometerse personalmente a colaborar en diferentes campos: ofrecerse a la web Grupos de Jesús para reforzar o animar algún Grupo Virtual de Jesús; colaborar en los Grupos Jóvenes de Jesús; colaborar para promover Grupos de Padres.
Ser fieles a nuestras opciones evangélicas y dar fruto
En estos procesos de desembocadura, lo importante es tratar de ser fieles a las opciones personales y grupales que hemos ido tomando en nuestro proceso de conversión a Jesús, el Cristo, así como buscar lo mejor para cada uno. Siempre con el deseo de dar buenos frutos al servicio del proyecto humanizador de Dios.
Comentarios recientes