¿Y al terminar el proceso de Grupos de Jesús, qué? ¿Esto como sigue? ¿Qué podemos hacer después? Son preguntas que muchos de vosotros ya os habéis ido haciendo o que os formularéis próximamente.
En junio de este año, publicamos en la web un artículo donde recordábamos las sugerencias que hace Pagola en el capítulo titulado «Ante el futuro» del libro Grupos de Jesús, acerca de este proceso. Puedes recordarlo aquí.
Continuamos en esta parte centrándonos en la segunda opción, la de terminar como grupo para comprometerse a crear nuevos grupos.
Finalizar como Grupo de Jesús
La mayor parte de los Grupos de Jesús que se han comunicado con nosotros suelen emplear un periodo de tres a cuatro años para vivir todo el proceso planteado. Aunque la pregunta por el “después” va surgiendo en distintos momentos, entendemos que en los últimos meses, al ir llegando a la etapa final, se hará más evidente la necesidad de resolver esta cuestión.
Conviene que todos los grupos dediquen un buen tiempo para discernir juntos cómo afrontar este momento.
Hay que tener en cuenta que el Grupo de Jesús no es un fin en sí mismo como tal, sino una mediación más al servicio del Reino de Dios. Por tanto, no debería ser un objetivo nuestro el mantenerlo a toda costa, sino solo en la medida en que sea la mejor respuesta que le podamos dar a lo que Dios quiere de nosotros.
Después de valorar el proceso vivido y las circunstancias personales y grupales, muchos grupos llegarán a la convicción de que no es conveniente para ellos seguir formando ese mismo grupo, sino retomar otros caminos, bien individualmente bien por pequeños grupos.
Para comprometerse a crear nuevos Grupos de Jesús
“El grupo termina su recorrido, pero algunos de sus miembros se comprometen a poner en marcha dos o más grupos nuevos de Jesús, acompañándolos con su experiencia”.
Esta sugerencia de Pagola es sin duda una de las principales invitaciones, lógica por otra parte, que se hace a todas las personas y grupos que han vivido este proceso y que no continúan como grupo.
No es otra cosa que aplicar el mensaje evangélico tan conocido y reiterado de “dar gratis lo que hemos recibido gratis”. Si entendemos que este proceso de Grupos de Jesús es una aportación valiosa para la transformación de la iglesia, de la sociedad y de las personas, y hemos tenido la experiencia personal de ello, ¿cómo no ayudar a que se formen nuevos grupos de modo que esta experiencia llegue al mayor número de personas que lo deseen?
De hecho, esta invitación es “permanente”, esto es, no hay que proponérsela solo al finalizar el proceso, sino en cualquier momento del mismo, en aquel momento en que cada uno, cada una se pueda sentir llamado, llamada a hacerlo.
Algo cada vez más importante en nuestra coyuntura eclesial
Ninguno conocemos el futuro pero, si observamos atentamente el presente, parece que a corto plazo disminuirá considerablemente el número de presbíteros en activo y que muchas parroquias se acabarán extinguiendo o transformando (aunque todo esto ocurra de manera desigual en los distintos países o zonas de nuestro mundo).
Sabemos que los Grupos de Jesús tratan de ser una experiencia muy horizontal y fraterna y, de hecho, así ocurre en la mayoría de los casos que conocemos. Entendemos que esto no solo es fruto de la necesidad, sino que es una opción evangélica y eclesial y un valor que conviene potenciar ahora más que nunca.
En este contexto es en el que Pagola afirma que una experiencia como la de Grupos de Jesús se hace aún más importante “para hacer circular, en el interior de esa Iglesia en crisis y en medio de una sociedad secular, la fuerza renovadora del Evangelio de Jesús”. Y que, “esta difusión de Grupos de Jesús puede ser impulsada sobre todo por laicos, sacerdotes secularizados, matrimonios, padres y madres… que podrán encontrar en este quehacer un campo para desarrollar su compromiso evangelizador”.
Algunos pasos concretos
Si una o varias personas de un Grupo de Jesús que termina (o en cualquier momento del proceso) ven claro que su compromiso evangelizador lo quieren desarrollar en este campo, pueden plantearse ser “el pequeño fermento del Grupo de Jesús que comienza”.
Forman parte de esta aventura los esfuerzos por convocar y animar a otras personas: familiares, amigos, vecinos, compañeros de trabajo, miembros de la parroquia… Cada uno irá viendo lo que le resulta posible y adecuado en cada caso. Sabemos que la web Grupos de Jesús está a nuestra disposición para toda esta tarea de difusión y de poner en contacto personas que viven en una misma ciudad.
Parece sensato que, una vez que se cuenta con un buen número de personas interesadas (el grupo ideal está entre 10 y 15 personas), se organice un primer encuentro para conocerse, comentar lo que es un Grupo de Jesús y dar todos aquellos pasos organizativos necesarios como para poder arrancar con las personas interesadas (lugar y día de reunión, material, preparación personal de cada reunión…). Contamos para ello con las indicaciones de la introducción del libro y las secciones “inicio”, “metodología” y “participa” de la web.
Y, si al iniciar, nos damos a conocer al resto de grupos a través de la web, será un modo fantástico de estar unidos y en red con otros Grupos de Jesús de todo el mundo para compartir nuestras experiencias y enriquecernos desde ellas.
Mario González Jurado
Coordinador web Grupos de Jesús