¿Quién es Jesús de Nazaret?
Jesús de Nazaret. ¿Quién es? ¿Qué quería, qué defendía? ¿Por qué no se ha olvidado su nombre? Probablemente, nadie ha tenido un poder tan grande sobre los corazones. Nadie. Nadie ha comunicado una experiencia tan sana de Dios. Quizás nadie ha mostrado la ternura de Dios como lo hizo él. Nadie se ha acercado al dolor humano de manera tan honda y entrañable. Nadie ha despertado tanta esperanza.
Dos mil años nos separan de él, pero su persona y su mensaje siguen atrayendo a muchos hombres y mujeres. Hoy están en crisis las filosofías y las ideologías, las religiones y las iglesias, los cultos y las liturgias. Pero, Jesús no está en crisis. También entre nosotros son muchos los que se han alejado de la Iglesia, pero siguen amando a Jesús, no lo han olvidado.
Investigadores agnósticos, historiadores ateos, no cristianos dicen que Jesús no ha de ser solo propiedad de los cristianos. Es patrimonio de la humanidad, lo mejor que ha dado la historia humana. ¿Qué podemos hacer en nuestro mundo con Jesús? ¿Dejarlo de lado? ¿Olvidarlo para siempre? O, ¿revivir su espíritu en nuestros corazones, actualizar y darle nueva fuerza a su Buena Noticia entre nosotros?
Estoy convencido de que Jesús de Nazaret puede ser una fuerza y un impulso insustituible para inventar formas nuevas de vida sana en medio de esta sociedad donde tantas veces se busca bienestar ahogando el espíritu, matando la felicidad y olvidando a los que más sufren. De este Jesús vamos a hablar, discutir y dialogar.
Jesús, amigo de la vida
El primer escrito que se conoce sobre Jesús (año 70) resume su mensaje de esta manera: «El reino de Dios está cerca. Cambiad de manera de pensar y creed esta Buena Noticia». Todos los investigadores piensan que esto que Jesús llama «reino de Dios» (malkutá d’alaha) es el núcleo de su mensaje, la pasión de su vida, la razón por la que lo ejecutaron.
Lo sorprendente es que Jesús nunca explica en qué consiste el reino de Dios. Lo que hace es sugerir cómo es Dios y cómo sería el mundo si hubiera gente que actuara como él. Podemos decir que «reino de Dios» es la vida tal como la quiere construir Dios. El mundo con el que sueña desde ahora Dios. Esta era la obsesión de Jesús: ¿Cómo sería la vida y el mundo si la gente se pareciera más a Dios?
El «reino de Dios» no es una religión más. Va mucho más allá de las creencias, preceptos y ritos de cualquier religión. Es una experiencia nueva de Dios y una manera nueva de ver las cosas y de construir el mundo. Por eso, Jesús no se dedicó a organizar una religión, no escribió ningún libro, una doctrina más precisa de Dios, no se preocupó de reformar la liturgia y los sacrificios del templo de Jerusalén. Se dedicó totalmente a buscar una vida más digna, más sana y más dichosa para todos, que es lo único que quiere Dios: «Yo he venido para que todos tengan vida, y la tengan en plenitud» (Jn 10,10).
Por eso, la primera preocupación de Jesús no fue el pecado, la ley o la moral, sino el sufrimiento de la gente. El Bautista tenía otro proyecto: le preocupaba la corrupción de la sociedad, y se dedicó a denunciar el pecado, llamar a penitencia y purificar con un gran rito a quienes se acercaban al Jordán. El Bautista no cura a ningún enfermo, no toca a los leprosos, no abraza a los niños, no se acerca a los desesperados. Jesús sí. Su primera preocupación es curar, aliviar el sufrimiento, quitar miedos, devolver la dignidad a los marginados, liberar de la culpabilidad, despertar la confianza en Dios en los que se sentían rechazados por él.
No pocos investigadores consideran a Jesús, no propiamente como fundador de una religión más, sino como el impulsor de un movimiento terapéutico orientado a sanar la vida y curar a las personas. Jesús ofrece la salvación de Dios poniendo salud en las personas. Eso es lo que Jesús fue: creador de una vida nueva, animador de una nueva esperanza. En un Evangelio ponen en boca de Jesús lo siguiente –aunque no son propiamente sus palabras expresan inmejorablemente lo que Jesús fue para quienes lo conocieron–: «Yo soy el camino, la verdad y la vida» (Jn 14,6). Yo soy el camino para renovar la vida; yo soy la verdad de la vida; yo soy la vida de verdad.
José Antonio Pagola
Con todos mis respetos a mi religión católica, hay tantos peros y pormenores que los alejados, como yo era, ni se plantean pisar una iglesia y menos acercarse a un grupo de Jesús. El mundo a cambiado tanto!!!
Gracias a Dios, el sacerdote guiado por el Espíritu Santo y nuestro Papa Francisco, es mucho más abierto, más evangélico.
Jesús es Camino, Verdad y Vida. Leer a Pagola es respirar un aire fresco,, pero a la vez nos trae la esencia del verdadero Jesús, de Su Misericordia, de aquella Iglesia Primitiva y tan pobre, donde se compartía todo para todos
Estoy muy feliz de no encontrarme sólo, de no «fabricarme» un Dios a mi medida, como me dicen algunos, de participar en mi Iglesia Católica con sus más y sus menos. Jesús está por encima de todo, ahí están los Evangelios, para vivirlo , y no con cara de vinagre, como dice nuestro Papa Francisco, sino con la alegría de tener a Jesús con nosotros y contar con Él para todo.