Queridos amigos, amigas de Grupos de Jesús:
Compartimos la segunda comunicación de un Grupo de Jesús, constituido por jóvenes y animados por Nelson Fabián, que pertenecen a la parroquia Espíritu Santo, de Villavicencio (Colombia). En esta comunicación se presentan los pequeños grupos y nos comparten un testimonio.
LOS PEQUEÑOS GRUPOS
Grupo 006 | Etapa 1 | Tema 3
Este evangelio es importante, de ahí nace el nombre del grupo, Los Anawin, los pobres y humildes de corazón. Ellos ingresaron hace poco, es el último grupo que se ha consolidado. Ellas dos estudian ingeniería Agroindustrial y él estudió Seguridad Ocupacional.
Grupo 003 | Etapa 2 | Tema 10
Las chicas superpoderosas. Camila, Jess y María José. Están desde el principio y han construido una amistad muy bonita. Dios les juntó en verdad.
Grupo 004 | Etapa 2 | Tema 10
Este grupo es la locura, es muy complicado reunirlos, Ana María acaba de abandonar, me dijo que no iba a volver, tiene muchas heridas que sanar y le cuesta abrirse a los hermanos.
Grupo 002 | Etapa 1 | Tema 8
Una de ellas hasta este ultimo encuentro se atrevió a compartirnos su impresión del evangelio. Ha sido una experiencia bonita, porque ella asistía, pero no decía nada, escucharla hablar fue un signo muy especial.
Grupo 001 | Etapa 2 | Tema 3
Ellos se autodenominan los #1 y es que van de primeras. Hemos hecho lectio divina en muchas partes, ese día nos sacaron del restaurante y terminamos en el carro. Ja, ja, ja, este grupo es el más loco de todos.
Grupo 005 | Etapa 1 | Tema 1
Los miembros de este grupo les une las ocupaciones. Vienen los viernes, pero no ha sido posible avanzar en los ejercicios grupales. Solo nos reunimos una vez. Siguen firme en la formación, pero no hemos avanzado. El otro día los demás compartían el evangelio de Bartimeo y de como el Señor nos invitar a “Soltar el trapo” (trapo es como el manto de Bartimeo) y se sintieron mal por no saber de que hablaban, así que tenemos cita para el próximo lunes 13 de septiembre.
RETIRO ESPIRITUAL: LA BUENA NUEVA
Prólogo: A quienes lean esto deseamos que se dejen alcanzar por el amor de Dios, que siempre está tocando a la puerta, pidiendo entrar a nuestras vidas y hacerse uno con nosotros; así tratamos de hacerlo nosotros los jóvenes que por gracia de Dios hemos podido experimentar o al menos tratamos de vivir «La Buena Nueva» que el Señor trajo a nuestras vidas y que se manifestó en este retiro.
Esta experiencia tan maravillosa tuvo lugar el fin de semana del 31 de julio al 1 de agosto de 2021, en una casa de retiros en Acacías llamada La Buena Nueva.
Dentro de los diversos momentos de encuentro íntimo con el Señor uno de los que más recuerdo y que considero fue significativo para todos nosotros fue el ejercicio a la luz de la Parábola del sembrador (Mt 13,1-9). Este Evangelio nos hizo cuestionarnos en qué terreno estábamos cada uno de nosotros en relación a nuestra fe, y muchos coincidimos en que estábamos en el pedregal o en los espinos, y no podíamos dar fruto abundante en nuestra vida espiritual. Acto seguido, cada uno de nosotros escribió las cosas que en ese momento de nuestra vida se encontraban en cada uno de los cuatro terrenos para dejarlo y entregarlo al Señor y así lo hicimos.
Después subimos a lo alto de la montaña, a la capilla, y allí llegó el momento de reconocer nuestra fragilidad y cuántas veces hemos caído y le hemos faltamos al Señor y a su amor. Al meditar el Salmo 50, al igual que hizo el rey David, clamamos al Señor por su compasión, le pedimos que por su misericordia nos diera un espíritu nuevo y un corazón limpio, un espíritu fiel a Él, a su amor.
Al día siguiente tuvimos la oportunidad de entregar, a través del incienso que subió al altar de Dios Padre, nuestras heridas y aflicciones más profundas. Fue un momento de reconocimiento de nuestras fragilidades pero también de desprendimiento de las mismas, pues son ellas las que debemos esforzarnos día a día por sanar.
Horas más tarde hicimos el ejercicio de lectio divina a la luz del evangelio del anuncio de la resurrección de Jesús (Mc 16,1-7). Este también fue muy revelador, porque a través de su palabra, el Señor nos hizo la invitación a no temer, a confiar que para Él todo es posible, pues Él mismo ha vencido a la muerte, y por eso igual que fue removida la piedra del sepulcro, Él puede quitar cualquier obstáculo de nuestra vida que nos impida acercarnos a Él.
Finalmente el retiro culminó con el regalo más maravilloso que el Señor nos puede dar, el sacramento de la Eucaristía, ese regalo en el cual nos permite hacernos uno con Él.
Al terminar de escribir este relato, días después del retiro, puedo decir que aunque en ese momento no lo supiésemos, el Señor sembró en cada uno de nosotros una semilla, que a la fecha y de diferentes maneras ha ido brotando en nuestras vidas. Que el Señor nos de la gracia de la perseverancia para esforzarnos todos los días de nuestra vida por ser esa tierra buena, y que podamos dar un fruto abundante, que podamos ser hijos reflejo de su amor.