PERDÓN, SEÑOR
Es verdad, soy un pecador,
frágil, débil mi voluntad.
Mi realidad es esta,
no logro dejar de pecar.
Una trampa me tiende
mi condición humana.
Me arrastra al pecado.
Dame, Señor, tu esperanza.
Mi delito reconozco.
Haré lo que es debido.
Con mi castigo cumpliré.
Volveré a tu camino.
No dudes cuánto te amo.
A pesar de que te falle
Tú a mí nunca me dejes,
soy tu hijo, Tú mi Padre.
Jesús Díaz Insúa
Grupo de Jesús – A Coruña