Queridos amigos y amigas de Grupos de Jesús:
Somos el GVJ 30, un nuevo grupo virtual que ha comenzado tras la pasada convocatoria del mes de septiembre realizada desde la web Grupos de Jesús. Hemos iniciado esta experiencia 11 personas que vivimos en Argentina, España, Honduras, México y Perú. Presentamos aquí nuestra aportación tras terminar el Tema 1 de Grupos de Jesús.
Una oportunidad para crecer como Iglesia comprometida
Este periodo de crisis en la Iglesia es más una oportunidad que una amenaza. Tenemos que aprovecharlo para volver a la raíz del cristianismo, es decir, Jesús y su evangelio. Probablemente de este proceso salga una iglesia menos numerosa e influyente, más pobre, pero también más «pegada» a los necesitados y más profética.
En esta experiencia de dolor que hemos vivido a nivel mundial del Covid-19, he visto como miembros de la iglesia se han comprometido incondicionalmente sin tiempo ni medida, sin miedo al contagio y se han donado a favor de los más necesitados en compromisos concretos.
Nuestra Iglesia, nuestra sociedad con esta pandemia ha probado a fondo su limitación y la fe ha resurgido, como Pedro cogido por Jesús, de esta vorágine que la hacía hundir en su cerrazón, soberbia y materialismo que ha afectado y que afecta no solo nuestra vida sino nuestro futuro eterno.
Mirar a Jesús y confiar
Siempre caminamos sobre el agua, pero a veces perdemos la confianza en quien nos sostiene. Vivir en este mundo no tiene seguridades definitivas, caminar sobre suelo firme no es un camino libre de dificultades.
Es difícil que la fe en Dios pueda brotar en un corazón desconfiado y cuando una persona no se abre a Dios o no se abre a confiar totalmente en Él, Dios no puede entrar en su vida.
Pedro quita la mirada de Jesús y por ello siente hundirse, porque clava la mirada en el oleaje. Algo parecido nos pasa cuando quitamos la mirada de Jesús resucitado: sentimos miedo, nos estancamos y paralizamos. Pero Pedro es capaz de invocarle: ¡Señor, sálvame!
La respuesta de Pedro me recuerda las palabras de Carlos de Foucauld cuando rezaba: “Dios mío, si existes, haz que te conozca”. Ese rezar a un ser que no sabes si existe, me parece ya una gran demostración de fe. Pedir fe y confiar, sin tener certezas.
Oramos juntos
Jesús, te amo y quiero seguir tus pasos.
Me seducen tus palabras y siento que en ellas
está el sentido más profundo de nuestras vidas.
Pero soy débil, en ocasiones siento que me fallan las fuerzas,
que mi fe se resquebraja y que no seré capaz de cumplir
aquello a lo que siento que me llamas.
Te pido que te sienta siempre cerca de mí,
apoyándome y tendiendo tu mano cuando sienta que me hunda.
Dame fuerzas para caminar tras de ti.
Señor, ayúdame a recordar que hoy
no pasara nada que tú y yo juntos no podamos superar
y así continuar este camino de conversión
que estoy iniciando acompañada de mi grupo.
Alfonso, Amparo, Carlos, Enzo, Javier, Margarita, Mónica, Nora Raquel, Nora, Paola, Rosa
Grupo Virtual de Jesús 30