Resumen 2.ª etapa: El camino de Jesús
Queridos amigos y amigas de Grupos de Jesús:
Una vez terminada esta segunda etapa, hemos tenido un par de reuniones más, para comentar y profundizar sobre los tres temas consistentes en dicha etapa. Sobre cada uno de ellos, esta es nuestra reflexión.
Impulsado por el Espíritu de Dios
La primera observación que hace el grupo sobre la afirmación de que “el cielo se rasga” es que pensamos que, una vez que pasa esto, es el principio de una nueva etapa entre los hombres y Dios.
Siguiendo con el desarrollo del tema, surge la pregunta sobre «qué es el Espíritu Santo». Vemos que es una fuerza que nos impulsa a seguir el día a día con una manera de ver todo, lo más fácil y sencillo posible: Por muy difícil y horrible que se vean las cosas, es esa fuerza, ese Espíritu, el que nos guía a sacar las cosas más difíciles y casi imposibles para adelante.
La mejor manera de llevar todo esto a la práctica es «hacer y actuar» de la manera que Jesús nos enseñó a vivir la vida: dando amor, comprendiendo a nuestros hermanos, ofreciéndoles nuestro apoyo y haciéndoles ver que nuestra fuerza es el Espíritu de Dios.
Aun así, viendo que cada uno de nosotros tenemos nuestros problemas, debemos saber que el amor de Dios, la fuerza de su Espíritu y la palabra y hechos de Jesús están ahí para seguir nuestro caminar, ahora, de diferente manera.
También observamos que la fuerza de Dios está en todas nuestras acciones positivas. Cuando un compañero nos necesita, estamos presentes para intentar sacarlo de ese mal que le aqueja; pero siempre viendo que nuestra actitud hacia las personas tiene que ser la de guiar, en lo posible, dándole las pautas positivas hasta donde podamos, y sobre cómo deben de afrontar esos momentos o la vida misma; ya que, al contrario, nunca tenemos que imponer o dirigir nada, ni a nadie.
Nuestro compromiso es que tenemos que cuidar lo bueno que cada uno tenemos, compartiéndolo y aportándolo a los más necesitados guiados siempre por el amor del Padre.
Fiel al Padre
Como se ha comentado en el anterior tema, siempre debemos guiarnos por el espíritu de Dios al igual que lo hizo Jesús, teniendo en cuenta la confianza total en el Padre y dejándose llevar por su espíritu.
En el desierto surge la duda, cuando Jesús está en disposición de hablar con el Padre, si lo hace recostado, postrado, etc., cuando la mayoría de veces lo hace sobre la cima de una montaña. Creemos en la conclusión de la frase “en el desierto a ras de suelo”, porque es cuando se encuentra en una situación más humana, más vulnerable, siendo en esa fase cuando la fuerza del Espíritu le hace superar las tentaciones a pesar de que nunca sería fácil.
Jesús nunca se dejó arrastrar por las tentaciones. Su propia lucha personal para superarlas nos enseña a poder superar las nuestras con humildad y siendo fieles al Padre, dejando que el Espíritu de Dios nos invada. Tenemos la fuerza y el ejemplo que Jesús nos dejó.
Observando las tentaciones de Jesús siempre caemos en la cuenta que todo lo que hacemos en su nombre, hemos de hacerlo siempre con la convicción de servir, de repartir amor, mucho amor, todo nuestro amor y sobre todo justicia. Nunca actuar en beneficio propio.
Jesús sigue hoy tan vivo en este grupo como en la primera generación de cristianos. Él nos aporta luz y fuerza para no caer en las tentaciones, alimentándonos de su espíritu, que es su legado para la humanidad. Todos estamos de acuerdo en que cada uno tenemos que saber diferenciar esa finísima línea que hay entre el bien y el mal, pudiendo en un momento de debilidad decir «no»; no a lo malo, no a tentación, a la maldad, a la envidia; todo lo contrario, dejarnos llevar por el amor de Dios y su Espíritu.
Enviado a los pobres
El grupo toma, en esta ocasión, como punto de partida plantearnos llevar a cabo en nuestras vidas el programa que Jesús llevó de cara al prójimo, tomando como referencia la lectura del evangelio en el que Jesús ha sido “ungido” para anunciar a la humanidad lo proclamado por Isaías a los pobres, cautivos, ciegos y oprimidos.
Ahora nos preguntamos: ¿Cuáles son los pobres? Las circunstancias han cambiado mucho. Exponiendo cada uno su pensamiento, llegamos a la conclusión de que tenemos unas ideas sobre esa pregunta, pero no las suficientes; nos falta tiempo para llegar a la definición completa de ello.
Dentro de nuestra humilde experiencia, en estos tiempos convulsos tenemos que saber detectar a los pobres de toda índole y estar con los que nos necesitan para que con el aliento que el espíritu pone en nosotros, podamos ayudarles y estar en sus momentos necesitados, dándoles ese amor y esa felicidad de las que puedan carecer.
De igual manera debemos estar con los cautivos por acciones inspiradas en la codicia, avaricia y sobre todo por la ausencia de amor en sus vidas, haciéndoles saber que están «privando de libertad» sus pensamientos positivos, sus buenas acciones y todo lo que el ser humano tiene de bueno en su vida, el amor.
Que con la fuerza del Espíritu les podamos ayudar y seamos portadores de luz para donde haya ceguera; fuerza donde haya desánimo; e ilusión, fe, esperanza y sabiduría para comprender y saber ayudar, donde falte de todo ello.
Terminamos las reuniones con una paz, libertad y amor tales, que, aunque estemos presos, nos sentimos libres, notando la presencia y la fuerza del Espíritu que obra en nosotros, puesto que los cambios y nuevos conocimientos sobre los temas, en algunos miembros del grupo son palpables y reconocidos.
Herminio Zapata
Coordinador Grupo de Jesús «Libro Fórum»
del Centro Penitenciario de Murcia
Queridos compañeros del Grupo de Jesús:
Me ha gustado mucho vuestra aportación.
Hay una frase estupenda y verdadera: «Jesús sigue hoy tan vivo en este grupo, como en la primera generación de cristianos».
Y por eso vuestro último párrafo:
«Terminamos las reuniones con una paz, libertad y amor tales, que aunque estemos presos nos sentimos libres, notando la presencia y la fuerza del Espíritu que obra en nosotros, puesto que los cambios y nuevos conocimientos sobre los temas, en algunos miembros del grupo, son palpables y reconocidos.
Gracias por estar ahí con vuestra participación, vuestro entusiasmo y vuestro ejemplo.
Un abrazo.