El grupo
En el primer apartado del cuestionario, hemos planteado tres preguntas que nos ayuden a captar ciertas líneas de convergencia, dentro de la gran diversidad que parece existir entre los Grupos de Jesús. A continuación se ofrece una síntesis de las respuestas que se han dado a cada una de dichas preguntas.
1. ¿Qué número de personas nos parece que sería ideal para este tipo de grupos? ¿Qué numero tiene nuestro grupo? ¿Qué ventajas e inconvenientes le vemos?
En este caso hay que diferenciar las tres partes de esta pregunta para tener una visión más exacta de la situación.
La mayor parte de los grupos ha considerado que el número ideal para este tipo de grupo debe estar entre 8 y 15 personas, siendo el tramo preferido de 10 a 12 personas.
De hecho, la mayor parte de los grupos que han contestado se sitúan entre los 8 y 15 miembros. Los hay también de menos miembros (de 5 a 8) y, algunos, de muchos más componentes (de 16 a 30).
Entre las razones o argumentos que se señalan, en apoyo del número ideal señalado, podemos destacar:
- Facilita la participación de todos y una mejor comunicación, con más profundidad, de aspectos de nuestra vida que resulta más complicado compartir.
- Favorece la confianza, la intimidad y la agilidad en las reuniones.
- Con más personas, se complica la participación y, con menos, el grupo se puede terminar desgastando, desmotivando e incluso disolviendo.
- Si el número es pequeño, cuando faltan algunos queda reducido y empobrecido.
Hay que señalar también algunos planteamientos específicos y complementarios a los anteriores:
- Es importante que haya variedad de edades porque esto aporta diversidad de voces, de historias de vida y de ideas.
- Lo más importante no es tanto el número sino la motivación de las personas, esto es, que sean personas que quieren seguir a Jesús, encontrarse con él y renovar su vida cristiana.
- En grupos que son de más de 15 personas conviene hacer divisiones en grupos más pequeños, durante las propias reuniones, para favorecer una dinámica más participativa, y luego compartir las conclusiones con todo el grupo.
- En el caso de los “grupos virtuales”, también es preferible que el número de miembros se acerque al ideal señalado para que las conversaciones, que se dan por intercambio de email, sean fluidas y se mantenga un ritmo adecuado.
2. ¿Qué perfil o qué rasgos consideramos que ha de tener la persona que quiera vivir este proceso (en caso de que haya alguno)?
Las respuestas a esta pregunta han sido muy coincidentes en la mayoría de los casos.
Por una parte se valoran algunas cualidades de personalidad:
- Estar en búsqueda, abierto a descubrir algo nuevo.
- Tener interés por llevar a cabo una reflexión profunda de vida.
- Ser tolerante y con capacidad de escucha.
- Ser responsable y tener disponibilidad.
- Tener ganas de compartir desde la vida, abierto al diálogo.
- Ser capaz de aceptar la diversidad de los que conforman el grupo.
- Tener deseos de construir un mundo diferente, humano, solidario.
Por otra parte se indican algunas características específicamente referidas al seguimiento de Jesús:
- Tener interés en conocer a Jesús, seguirlo y dejarse transformar por él.
- Querer vivir esta experiencia de fe en grupo.
- Estar dispuestos a romper con viejas estructuras o ideas religiosas recibidas, con una visión de Jesús y del evangelio ya predefinida.
- Como se señala en el libro Grupos de Jesús, «no se requiere una preparación especial, basta que un grupo de personas quieran hacer la experiencia de escuchar juntos el evangelio para volver a Jesús».
- Tener ganas de vivir la fe de manera más auténtica y fiel al Evangelio, porque lo que le ofrece la Iglesia hoy no le satisface.
- Querer buscar a Dios desde una vida con sentido y tener un mínimo de compromiso con el grupo y su proceso.
Añadimos algunos comentarios más específicos:
- No se puede elegir un perfil, debe ser recibida toda persona que quiera participar.
- Es importante señalar el perfil del coordinador, que ha de tener una experiencia de Dios y ser consciente de la responsabilidad que asume.
- Si hay un religioso, religiosa o sacerdote en el grupo, que no quiera imponer su «autoridad» en el desarrollo de las reuniones.
3. ¿Qué compromisos personales y grupales viene bien tomar para que esta dinámica en grupo funcione?
Entre los compromisos personales se señalan una serie de cuestiones (actitudes, acciones, formas de comportarse), mediante las cuales cada uno puede favorecer la dinámica del grupo:
- Asistir con fidelidad a las reuniones y hacerlo con puntualidad.
- Preparar conveniente y responsablemente la reunión para poder participar activamente durante la misma.
- Aportar con sinceridad, claridad y sencillez la propia experiencia.
- Escuchar con respeto las aportaciones de los demás, aceptando la diferencia, y saber mantener la confidencialidad de lo que se comenta.
- Tratar de dialogar sin discutir, sin juzgar las opiniones de los demás.
- Tener fe en el grupo y transmitir el amor y la confianza que Dios nos tiene al resto de compañeros.
- Estar dispuesto a centrarse en Jesús de Nazaret, a cambiar lo que sea preciso y a hacer vida el mensaje del Evangelio.
- Orar con frecuencia por el grupo.
Desde una perspectiva más grupal, se señalan estos otros compromisos que pueden contribuir a tener una experiencia más positiva de Grupos de Jesús:
- Valorar la puntualidad, la perseverancia y la participación.
- Crear un ambiente de confianza, respeto y calidez dentro del grupo.
- Potenciar la docilidad a la Palabra y al Espíritu, esto es, dejarse guiar por la Palabra, estando dispuestos a escucharla, compartirla y llevarla a la vida.
- Animarnos mutuamente para estar en búsqueda permanente.
- Plantearnos una periodicidad de reuniones que se adapte a nuestras posibilidades reales.
- Fomentar que haya reuniones en las que se fomente un encuentro profundo con Jesús.
- Propiciar la coherencia y el compromiso con los necesitados.
- Favorecer que no se queden descolgadas las personas que no asisten a alguna reunión.
- Señalamos como algo específico de los “grupos virtuales”, la importancia de no interrumpir la relación con los demás a través del intercambio de email, incluso cuando no nos sea posible aportar nuestra reflexión en las fechas convenidas.
A través de esta síntesis de respuestas a las tres preguntas anteriores, hemos tratado de mostrar cómo se visualiza la experiencia de grupo dentro del proceso de Grupos de Jesús. Seguramente muchos de estos elementos pueden ser igualmente válidos para otros grupos eclesiales que se propongan vivir procesos parecidos. En todo caso, conviene recordar que no hemos plasmado planteamientos teóricos, sino reflexiones vertidas desde la experiencia que han hecho todos los Grupos de Jesús que han participado en el cuestionario.