LA EUCARISTÍA COMO ACTO SOCIAL
Según los exegetas, la multiplicación de los panes es un relato que nos permite descubrir el sentido que la eucaristía tenía para los primeros cristianos como gesto de unos hermanos que saben repartir y compartir lo que poseen.
Según el relato, hay allí una muchedumbre de personas necesitadas y hambrientas. Los panes y los peces no se compran, sino que se reúnen. Y todo se multiplica y se distribuye bajo la acción de Jesús, que bendice el pan, lo parte y lo hace distribuir entre los necesitados.
Olvidamos con frecuencia que, para los primeros cristianos, la eucaristía no era solo una liturgia, sino un acto social en el que cada uno ponía sus bienes a disposición de los necesitados. En un conocido texto del siglo II, en el que san Justino nos describe cómo celebraban los cristianos la eucaristía semanal, se nos dice que cada uno entrega lo que posee para «socorrer a los huérfanos y las viudas, a los que sufren por enfermedad o por otra causa, a los que están en las cárceles, a los forasteros de paso y, en una palabra, a cuantos están necesitados».
Durante los primeros siglos resultaba inconcebible acudir a celebrar la eucaristía sin llevar algo para ayudar a los indigentes y necesitados. Así reprocha Cipriano, obispo de Cartago, a una rica matrona: «Tus ojos no ven al necesitado y al pobre porque están oscurecidos y cubiertos de una noche espesa. Tú eres afortunada y rica. Te imaginas celebrar la cena del Señor sin tener en cuenta la ofrenda. Tú vienes a la cena del Señor sin ofrecer nada. Tú suprimes la parte de la ofrenda que es del pobre».
La oración que se hace hoy por las diversas necesidades de las personas no es un añadido postizo y externo a la celebración eucarística. La misma eucaristía exige repartir y compartir. Domingo tras domingo, los creyentes que nos acercamos a compartir el pan eucarístico hemos de sentirnos llamados a compartir más de verdad nuestros bienes con los necesitados.
Sería una contradicción pretender compartir como hermanos la mesa del Señor cerrando nuestro corazón a quienes en estos momentos viven la angustia de un futuro incierto. Jesús no puede bendecir nuestra mesa si cada uno nos guardamos nuestro pan y nuestros peces.
José Antonio Pagola
Jesús, antes de multiplicar los panes les dice a sus discípulos, «denle uds de comer», «¿de dónde sacaremos para tanta gente? Ni 200 denarios son suficientes para comprar en el pueblo más cercano», pero Jesús les dijo «DENLE», es decir COMPARTAN. Excelente reflexión, bendiciones.
Buenísima esta explicación que JAMÁS DE LOS JAMASES había escuchado.
Ahora todo tiene más sentido en los rituales que, para mí, no dejan de ser eso: pura parafernalia.
Recuerdo cuando se introdujo el darse la paz, muchas veces me escabullía pensando: ¿por qué tengo que hacer esta comedia con alguien que no conozco?
Luego, sí, di la mano, ahora gesto, por el covid, pero HOY es el primer día que le encuentro significado.
Igual que un día lejano, siendo mis hijos boy scouts, asistí a un sedder pascual para niños, o sea, en menos tiempo que el de verdad.
Pero fue ENTONCES cuando realmente COMPRENDÍ lo que significa la Eucaristía, que no es la eterna discusión de transubstanciación sí o no, sino el REVIVIR el hecho que pasó, como lo hacen los judíos en la noche de pascua y, recordando que Jesús y el resto de comensales lo eran.
Que de ese detalle poca gente lo recuerda y revive.