Queridos amigos y compañeros todos de los Grupos de Jesús:
Ante la cercanía de las vacaciones veraniegas, quiero compartir con vosotros algunas reflexiones personales.
Mi primer pensamiento es que “¡Seguimos en marcha!”, y así tenemos que continuar.
El mensaje de Dios nos llega, pero se verifica si estamos en marcha y en la medida en que caminamos. Su mensaje siempre es un estímulo que, cuando nos alcanza, fortalece y acelera nuestros pasos.
Nuestra vida de fe, siempre es aventura, búsqueda. Nunca podremos decir: “Ya he llegado, ya lo tengo…”.
Y me pregunto: ¿Quién es más ateo, el que cree en un dios rutinario, aunque no le satisfaga, o el que no cree en un dios que no le satisface? El verdadero Dios satisface siempre, aunque nos lleve por un camino de búsqueda y preguntas.
Ser infiel a un dios, que no nos satisface, es seguir buscando a Dios. En realidad, la insatisfacción es una garantía de creencia, porque nos pone en marcha, en situación de búsqueda y con esperanza. Está claro que no nos podemos quedar sentados al borde del camino.
Como decía un querido profesor (Antonio Oliver):
“¿Sabéis que quiere decir que todo está dicho en los dogmas? No que nos hayan fijado esa meta y ya no hay que caminar, sino todo lo contrario. Los dogmas son puntos de partida y no de llegada; y, si partimos de ellos, son la garantía de ir logrando alcanzar esa meta.
Los que se sientan en los Concilios, y no se mueven, no van a ninguna parte y son además deficiencia y carencia de hombre, porque Dios no se detiene, se mueve siempre”.
Y como ya hemos pasado todos por el Tema 1 de Grupos de Jesús, donde respondimos juntos a llamada que él nos hizo (¡Ven!… Ven a caminar, no por la tierra firme de la orilla sino sobre el agua, en la debilidad de la fe), pues bueno es recordarlo. Fue como una llamada de atención desde el primer momento.
¿Somos capaces de caminar sobre las aguas de la vida (a veces hasta torrenciales), del matrimonio, de la vida religiosa, de los negocios, de la enfermedad, del abatimiento, etc.?
A los creyentes nos toca caminar sobre las aguas. Así de claro. ¿Y cómo se puede hacer? ¿Es posible? Desde lo material que pensamos real, pues no, porque depende del Espíritu, que sí es real, y desde ahí “sí se puede”.
Cada vez que nos hundimos, sabemos que está Jesús con su mano tendida, como se la tendió a Pedro en el Mar de Galilea; y sabemos que siempre va a estar a nuestro lado, aunque no seamos capaces de percibirlo.
Es por todo esto que no tenemos excusa para seguir caminando y, además, todos juntos.
Porque es deseo suyo: “Que todos sean uno, Padre, como tú y yo somos uno”. Por eso… ¡seguimos!
Feliz verano a todos y un abrazo.
Mercedes Castellano
GVJ Galilea