VER CON TU MIRADA
Señor, tú sí que no eres,
tú sí que no, Jesús nuestro.
No eres indiferente
al dolor y sufrimiento.
Hay que ver con tu mirada,
con tu mirada tan pura,
a la gente humillada.
Con tu mirada, la curas.
De aquella pobre mujer,
con inmenso sufrimiento,
te compadeces cuando la ves,
pones su cuerpo derecho.
En sábado, en el templo,
antepones la persona.
Y por tu amor inmenso,
Jesús, la salud recobra.
Mientras el pueblo te ama,
los poderosos conspiran.
Eres su gran amenaza,
tus palabras les irritan.
Jesús Díaz Insúa
Grupo de Jesús – A Coruña