Queridos amigos y amigas:
Hoy son muchos los que ignoran la verdadera raíz de las fiestas de Navidad. La sociedad de consumo las ha convertido en las fiestas de invierno o del nuevo año. Unas fiestas en las que lo importante es comprar, gastar y disfrutar. Sin embargo, estas fiestas son diferentes. En muchos se observa todavía la nostalgia de un mundo imposible de paz, fraternidad y felicidad que los humanos somos incapaces de construir.
En los Grupos de Jesús sabéis bien el origen de estas fiestas. Nosotros celebramos la inmensa alegría de que Dios ha querido hacerse uno de nosotros. Ya no estamos solos, perdidos en medio de nuestros problemas, sufrimientos y conflictos. Dios está con nosotros.
No un dios frío, lejano y distante, sino un Dios hecho carne, hermano, amigo de todos. Ese Dios es infinitamente mejor de lo que pensamos. Un Dios más cercano, más tierno, más acogedor y comprensivo de lo que nosotros podemos imaginar.
Hoy necesitamos más que nunca detenernos a meditar lo que significa un Dios que se nos ofrece encarnado en un niño débil, vulnerable e indefenso, irradiando solo paz, ternura y cercanía. Se despertaría en nosotros una confianza nueva, nos inundaría una alegría diferente.
Queridos amigos y amigas, este Dios nacido en Belén es más grande que todas nuestras imágenes tristes y raquíticas de la divinidad. Este Dios es el mejor regalo que se nos puede ofrecer a todos. Nuestro error es creer que nos basta con un poco más de bienestar, un poco más de dinero, salud, suerte y seguridad.
Por eso celebrar la Navidad no es despertar una euforia pasajera tomando unas copas de champán, sino alimentar nuestra alegría interior y nuestra confianza en la cercanía de un Dios que está presente en lo más íntimo de nuestro ser.
Este Dios cercano y tierno es el mejor regalo que podemos hacernos unos a otros. El mejor regalo que podéis hacer a vuestros seres queridos. Los Grupos de Jesús estamos llamados a ser testigos de ese Dios nacido en Belén. Grupos que viven alentados por la alegría interior y la paz que infunde en nosotros ese Dios. Grupos que contagian una fe gozosa y atractiva en ese «Dios-con nosotros».
Os deseo a todos los Grupos, y a cada uno de vosotros, una Navidad Feliz.
José Antonio Pagola
La Nochebuena que celebraremos, una vez más, no tiene que reducirse únicamente a una fiesta hecha de recuerdos, de costumbres de infancia, de luces y villancicos, de hábitos piadosos cuidadosamente conservados… sino que ante todo ha de ser un gozo actual y vivo en cada uno de nosotros.
Porque, en medio de este mundo nuestro con tantos problemas, quizás a veces esperamos que Dios transforme las circunstancias difíciles y dolorosas y, he aquí, que él ha hecho mucho más: venir a compartirlas con nosotros.
Y esto es lo que celebramos.
Pero de nada nos sirve que Cristo haya venido hace dos mil años, si no vuelve a nacer de nuevo en cada uno, si no vamos aprendiendo, día a día, a pensar, ayudar, compartir, compadecer… amar como él lo hizo.
Él siempre necesitará unas manos, un corazón, unos brazos… para curar, amar, abrazar. Y, si es así, Dios podrá volver a vivir entre nosotros.
¡Feliz Navidad! Con la seguridad y alegría de saber que él nos trabaja y enseña, en silencio, a la vez que nos renueva, sin tener que cambiar para nada nuestra frágil condición humana, ya que él mismo se ha encarnado en ella.