VIAJANDO CON MI ALMA
(En honor de la Inmaculada, comparto algo que expresé hace ya muchos años. Que María Madre nos ilumine para recibir con gozo a su hijo Jesús).
Abrí mi corazón adormecido y partí
viajando con mi alma.
Avisté sembrados indefensos,
plagados sin mesura por cizaña.
Volé sobre mares tempestuosos
que impedían el avance de las barcas.
Traspasé los cielos en tinieblas
con mi débil convicción y sin confianza.
Y ya exánime, temiéndole a la muerte,
el Sí de María me esperaba
con su Hijo llorando en un pesebre
y al mundo, aún cautivo, esperanzaba.
¿Será por eso que hoy yo quiero
volver a abrir mi corazón adormecido
y poder partir así de nuevo
viajando con mi alma?
Ana Garnero
Grupo «Palabra de Vida»