LAS TENTACIONES DE
LA IGLESIA DE HOY
La primera tentación acontece en el «desierto»
Después de un largo ayuno, entregado al encuentro con Dios, Jesús siente hambre. Es entonces cuando el tentador le sugiere actuar pensando en sí mismo y olvidando el proyecto del Padre: «Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan». Jesús, desfallecido pero lleno del Espíritu de Dios, reacciona: «No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de Dios». No vivirá buscando su propio interés. No será un Mesías egoísta. Multiplicará panes cuando vea pasar hambre a los pobres. Él se alimentará de la Palabra viva de Dios.
Siempre que la Iglesia busca su propio interés, olvidando el proyecto del reino de Dios, se desvía de Jesús. Siempre que los cristianos anteponemos nuestro bienestar a las necesidades de los últimos, nos alejamos de Jesús.
La segunda tentación se produce en el «templo»
El tentador propone a Jesús hacer su entrada triunfal en la ciudad santa, descendiendo de lo alto como Mesías glorioso. La protección de Dios está asegurada. Sus ángeles «cuidarán» de él. Jesús reacciona rápido: «No tentarás al Señor, tu Dios». No será un Mesías triunfador. No pondrá a Dios al servicio de su gloria. No hará «señales del cielo». Solo signos para curar enfermos.
Siempre que la Iglesia pone a Dios al servicio de su propia gloria y «desciende de lo alto» para mostrar su propia dignidad, se desvía de Jesús. Cuando los seguidores de Jesús buscamos «quedar bien» más que «hacer el bien», nos alejamos de él.
La tercera tentación sucede en una «montaña altísima»
Desde ella se divisan todos los reinos del mundo. Todos están controlados por el diablo, que hace a Jesús una oferta asombrosa: le dará todo el poder del mundo. Solo una condición: «Si te postras y me adoras». Jesús reacciona violentamente: «Vete, Satanás». «Solo al Señor, tu Dios, adorarás». Dios no lo llama a dominar el mundo como el emperador de Roma, sino a servir a quienes viven oprimidos por su imperio. No será un Mesías dominador, sino servidor. El reino de Dios no se impone con poder, se ofrece con amor.
La Iglesia tiene que ahuyentar hoy todas las tentaciones de poder, gloria o dominación, gritando con Jesús: «Vete, Satanás». El poder mundano es una oferta diabólica. Cuando los cristianos lo buscamos, nos alejamos de Jesús.
José Antonio Pagola
José Antonio, me gustan mucho tus comentarios exegéticos y populares, son comentarios serios.
Como pastoralista siempre estoy consultando tus homilías.
GRACIAS
Estoy totalmente de acuerdo. Muchas veces a lo largo de la historia, no tan lejana, la Iglesia se alía con el poder Ifimnanciero, político,…da lo mismo. Cae en la tentación y se equivoca. A veces, tiene la sensación de que es más seguro confiar en el poder que en Jesús de Nazaret. Esta falsa seguridad que todos tenemos es porque nos falta fe y miedo, mucho miedo. No hemos aprendido que con Jesús y, por lo tanto con Dios Padre, tenemos TODO lo que nos hace falta. Es muy difícil llegar a esta conclusión, pero hay que ser valiente y hacerlo. Además, con toda la caridad del mundo, hay que exigírselo orando a la Iglesia. Cuando la Iglesia mira a Jesús su mensaje es potente y atractivo. Cuando no lo hace su mensaje no cala. Hay que tener presente en todo momento lo poderoso que es hacer el Bien y lo poderosa que es la Oración. Hay que confiar en ello. Por eso no nos debemos de cansar de pedirle a Dios Padre que aumente nuestra Fe.
La Encarnación nos dice en Jesús, que el punto de encuentro con Dios es el hombre.
Tiene que ser prioritaria la atención y el bien del hermano, por encima de normas y leyes .
La Iglesia «tiene que ahuyentar hoy todas las tentaciones de poder, gloria o dominación»… es verdad. Pero hay también otra tentación sumamente peligrosa, que es el MIEDO .
Con el miedo no se va a ninguna parte.