ORIENTARNOS
HACIA DIOS
No hay técnicas ni métodos que conduzcan de forma automática hacia Dios. Pero sí hay actitudes y gestos que nos pueden disponer a las personas a prepararnos al encuentro con él. Más aún. Las palabras más bellas y los discursos más brillantes sobre Dios son inútiles si cada uno no nos abrimos él. ¿Cómo?
Lo más importante para orientarnos hacia Dios es invocarlo desde el fondo del corazón, a solas, en la intimidad de la propia conciencia. Es ahí donde uno se abre confiadamente al misterio de Dios o decide vivir solo, de forma atea, sin Dios. Pero ¿se puede invocar a Dios cuando uno no cree en él ni está seguro de nada? Carlos de Foucauld y otros no creyentes iniciaron su búsqueda de Dios con esta invocación: «Dios, si existes, muéstrame tu rostro». Esta invocación humilde y sincera en medio de la oscuridad es, probablemente, uno de los caminos más puros para hacernos sensibles al misterio de Dios.
Para orientarnos hacia Dios también es importante eliminar de la propia vida aquello que nos está impidiendo encontrarnos con él. Si uno, por ejemplo, tiene la pretensión de saberlo todo y de haber comprendido ya el misterio último de la realidad, del ser humano, de la vida y de la muerte, es difícil que busque de verdad a Dios. Si uno vive encogido por diferentes miedos o hundido en la desesperanza, ¿cómo se abrirá con confianza a un Dios que lo ama sin fin? Si alguien se encierra en su propio egoísmo y solo siente desamor e indiferencia hacia los demás, ¿cómo podrá abrirse a un Dios que es solo Amor?
Para orientarnos hacia Dios es importante mantener el deseo, perseverar en la búsqueda, seguir invocando, saber esperar. No hay otra forma de caminar hacia el Misterio de quien es la fuente de la vida. El relato de los magos destaca de muchas formas su actitud ejemplar en la búsqueda del Salvador. Estos hombres saben ponerse en camino hacia el Misterio.
- Saben preguntar humildemente,
- superar momentos de oscuridad,
- perseverar en la búsqueda
- y adorar a Dios encarnado en la fragilidad de un ser humano.
José Antonio Pagola
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Marina Ibarlucea
Hoy curiosamente mientras estaba en la cola para comprar nuestro pan diario (en Venezuela debes madrugar para ello, en vista de la carestía que estamos experimentando) escuchaba la misa dominical por la radio y algo en mi ser interior me instó a mirar añ cielo y precisamente en ese momento observé una luz respladeciente que se posicionaba sobre los edificios aledaños, resultó ser una estrella fugaz.
Esto me cautivó porque ¡sentí la alegría de la manifestación del Señor!
No siempre ocurren éstas Manifestaciones, pienso y medito sobre este simple gesto de la naturaleza y descubro con ello la omnipresencia del Señor en todo momento y en todo lugar y muy especialmente en aquellas personas muy próximas a nosotros – el prójimo-.
Allí en los mas pequeños y débiles, en el brillo de sus ojos, en un parpadear podemos ver la Manifestación del Señor, de la misma forma en que percibí eds esyteñla fugaz.
Señor, permiteme que a pesar de mis errores y mi indiferencia que a diario caigo por las miles de tentaciones u ocupaciones mundanas que distraen mi atención y dedicación plena para contigo, sigue enviándome esas bendiciones y nunca me aparte de ti.
Haz de mi vida un testimonio de Epifania de Tí, en todo momento y en todo lugar. Amén.
MUJERES JUNTO AL PORTAL, ACOMPAÑANDO A JESÚS.
EPIFANÍA – 6 de Enero del 2018
Este es el gran «regalo de Reyes», que yo pido para toda mujer, cuyo sentido y profundo deseo, sea manifestar hoy, en este momento de la historia de la Salvación, la renovada Epifanía de Jesús.
Se habla mucho del gran cambio que pretende implantar, el Papa Francisco dentro de la Iglesía: la introducción de la mujer en las diferentes áreas del compromiso apostólico y el ámbito eclesial. Personalmente, reconozco que me produce una sincera alegría y honda esperanza. Creo que la Iglesia nos necesita más que nunca, en este tiempo nuevo, sobretodo, en aquellas tareas que requieren entrega, servicio abnegado a tantas personas frágiles y vulnerables.
El Papa Francisco trabaja en ello, con discreción en favor de la mujer; está tratando de que tengamos un mayor compromiso, en todas aquellas áreas que hasta ahora, eran competencia exclusiva del clero, como el hecho de anunciar la Palabra. Se están dando algunos pasos, más, aún son todavía insuficientes.
Será un camino, no exento de ciertas dificultades que requerirán paciencia y comprensión, para así transformar algunas realidades, que vienen con el peso de tradiciones de siglos. Más, el aire del Espíritu, seguirá aleteando con fuerza y suscitando savia nueva, capaz de hacer resurgir la «Primavera» de la Iglesia.
Las mujeres son, esa presencia fiel, entregada y generosa, que saben estar allí donde el AMOR reclama las urgencias del dolor y sufrimiento, ser «Miróforas» que alivien y curen las heridas, con la caricia de la ternura y el consuelo cálido de las palabras.
Sin duda, las mujeres tienen un lugar preferente, en el anuncio de Jesús Resucitado, fueron las primeras en ver y proclamar, el triunfo de la VIDA y el AMOR, sobre el pecado y la muerte.
Mujer del Siglo XXI, anunciando el Evangelio, entregando AMOR. Es la hora de que, en nombre de Emmanuel, expreses tu Epifanía y manifiestes tu sentir, compartiendo el Amor, siendo «Mirófora» que alivie, sane las heridas, cual bálsamo de Vida.
Miren Josune.