REAVIVAR EL ESPÍRITU PROFÉTICO DE JESÚS
El cristianismo no es una religión fundada por Jesús solo para responder a las necesidades religiosas del ser humano, sino una religión profética nacida del Espíritu de Jesús para construir en esta tierra un mundo más humano, justo y fraterno, encaminado hacia su salvación definitiva en el seno del Padre.
1. Jesús, arraigado en la tradición profética de Israel
El Hijo de Dios no se ha encarnado en un sacerdote consagrado a cuidar la religión estática del templo ni en un letrado ocupado en mantener el orden establecido por la ley. Se ha encarnado en un profeta, oriundo de una aldea desconocida de la Baja Galilea, que, movido por el Espíritu de Dios, vive llamando a una conversión radical y abriendo caminos a la novedad de Dios.
2. Jesús, profeta del reino de Dios
Jesús no enseña propiamente una doctrina nueva para que sus discípulos la aprendan y la difundan correctamente. Anuncia un acontecimiento nuevo que pide ser acogido, pues lo puede cambiar todo: el reino de Dios.
Jesús, lleno del Espíritu de Dios, se siente impulsado a introducir en el mundo la «Buena Noticia» para los pobres: «liberación» para los cautivos, «luz» para los ciegos, «libertad» para los oprimidos, «gracia» para los desgraciados.
3. Profeta de la compasión de Dios
En el núcleo de esta experiencia del reino de Dios que vive Jesús, como centro y principio dinamizador de su actividad encontramos su pasión por Dios y su compasión por las víctimas. La compasión que anima toda su actuación profética no es sino expresión de su pasión por un Dios compasivo que pide justicia para todos sus hijos.
4. La crítica profética de Jesús
En Galilea no reina la compasión ni la justicia. Hace tiempo que la política de Roma y de sus vasallos herodianos viene oprimiendo a los más débiles, mientras los dirigentes religiosos del templo se han desentendido de su sufrimiento.
Jesús critica de manera radical la cultura dominante de la indiferencia: el sufrimiento de los inocentes ha de ser tomado en serio.
5. La esperanza nueva de Jesús
Es posible luchar por un mundo nuevo porque el mundo querido por Dios va más allá de los derechos del César y más allá de lo establecido por la Ley. Lo que Jesús dice de Dios y lo que hace por los últimos es captado como algo nuevo y bueno. Jesús es una Buena Noticia. Con su actuación, Jesús introduce una alternativa que despierta esperanza.
6. Reavivar el espíritu profético de los seguidores de Jesús
El movimiento de Jesús es un movimiento de profetas, que nace para introducir en el mundo una crítica radical a la injusticia y para poner en marcha una esperanza nueva.
Si queremos abrir nuevos caminos al Espíritu hemos de dar por terminado lo que no genera ni vida ni esperanza, no esforzarnos por responder a los problemas de nuestro tiempo con visiones del pasado. En una palabra, despertar la esperanza buscando también hoy, como Jesús, «vino nuevo» en «odres nuevos».
José Antonio Pagola
NUEVA ETAPA EVANGELIZADORA
1. Recuperar el proyecto de Jesús, capítulo 4