Queridos amigos y amigas:
Al evaluar la marcha de los Grupos de Jesús pude comprobar con alegría que sois bastantes los que cuidáis mucho la oración del grupo: buscáis cantos apropiados, componéis oraciones y enriquecéis de manera creativa el encuentro con Dios.
Hoy os quiero hablar del encuentro personal con Jesús. Los que lleváis algún tiempo haciendo el recorrido sabéis que, en el apartado para la «Conversión personal», se nos ofrece a cada uno sugerencias para despertar en nosotros el deseo de ir transformando nuestra vida e indicaciones para ir concretando aspectos que hemos de revisar para seguir a Jesús con más verdad y fidelidad.
Pero, al final del apartado, siempre nos encontramos con una breve invitación a «conversar con Jesús». ¿Por qué? Todos sabéis que uno de los objetivos de nuestros grupos es conocer mejor a Jesús. Y, sin duda, el mejor camino para conocer a una persona es tratar con ella, escuchar lo que nos dice, observar cómo es, conocer su estilo de vida, ver a qué le da importancia, adentrarnos en su corazón…
¿Cómo podemos conversar con Jesús? Lo mejor es recogernos en silencio, cerrar los ojos y percibir poco a poco, con calma, que Jesús está vivo en lo más profundo de nosotros. Cuando los primeros cristianos hablan del Resucitado, lo encuentran lleno de vida en su interior. Así dice Pablo de Tarso: «Ya no vivo yo, sino que es Cristo quien está viviendo en mí» (Gálatas 2,20)
Sin moverte, sin necesidad de ir a una iglesia, en tu misma habitación estás con Jesús. Él es lo mejor que tienes, lo más querido, tu mejor amigo, el que te acompaña siempre. Nada ni nadie te puede separar de él. Ya no volverás a pensar que Jesús es un personaje del pasado. Está vivo. Está dentro de ti.
No podrás nunca encontrar en ningún lugar una fuerza más poderosa para alentar tu vida. No hallarás en ninguna parte un amigo tan fiel y tan cercano. Entenderás por qué los primeros cristianos lo llamaban «Espíritu vivificador». Tú creías que tu fe estaba casi muerta y ahora empiezas a sentirte vivo por dentro. El que no haya hecho tu experiencia no te entenderá, pero ahora tú sabes que Jesús puede ser el «secreto» de tu vida para siempre. Ya no lo abandonarás.
Seguramente, te estás haciendo muchas preguntas: ¿Cómo puedo conversar con Jesús si está silencioso y no puedo oír su voz? ¿Cómo lo puedo observar y conocer si es invisible y está en mi interior? Seguiremos hablando de todo esto en la próxima carta. Hasta muy pronto.
José Antonio Pagola
Hermosoooo. Con sabor a poco. Aún así, es muy bonito lo q escribió. Bendiciones hermano en Cristo Jesús!!!!!
Espero con ansias el próximo encuentro !!!!!