Patricia Riquelme, en nombre del Grupo Virtual de Jesús “En camino”, pregunta…
Hola, José Antonio:
Le agradecemos mucho su disponibilidad para responder a nuestras inquietudes. Nos gustaría plantearle la siguiente cuestión:
Cuando al orar, al hablar con Jesús, tienes la impresión de que lo que estás haciendo no pasa de un monólogo que tu mente produce, ¿qué podemos pensar para no desistir de orar? ¿Cuál tiene que ser nuestra actitud ante los silencios de Dios?
Muchas gracias.
José Antonio Pagola comenta…
Querida Patricia y queridos amigos y amigas del Grupo Virtual de Jesús “En Camino”.
Vuestra pregunta es muy importante. Me alegra mucho que os preocupéis por descubrir cómo orar al Padre y cómo dialogar con Jesús. Sin duda, volveremos más de una vez a este tema pues todos necesitamos renovar nuestra relación interior con Dios y con Jesús. Hoy solo os quiero recordar dos llamadas de Jesús.
Nuestra oración está muchas veces tan llena de peticiones y súplicas, tan llena de nuestros problemas y preocupaciones, tan llena de nosotros mismos que es casi imposible encontrarnos con Dios. Sin darnos cuenta, terminamos pensando que Dios vive olvidado de nosotros y que necesitamos hablarle mucho de nuestras cosas.
Se nos olvida la advertencia de Jesús: «Cuando oréis, no digáis muchas palabras como los paganos que se imaginan que por hablar mucho serán escuchados. No seáis como ellos porque vuestro Padre sabe lo que necesitáis antes de que se lo pidáis» (Mateo 6,7-8).
Para encontrarnos con Dios lo mejor es no emplear muchas palabras, a veces solo una, repetida una y otra vez en silencio y de manera pausada: «Padre»; «Jesús, ten compasión de mí»; «Señor, yo creo pero aumenta mi fe»…
Por eso, el mismo Jesús nos sugiere otra clase de oración que no consiste en hablarle a Dios de nuestras cosas: «Tú cuando vayas a orar, entra en tu habitación, cierra la puerta con llave, y ora a tu Padre que está en lo secreto; y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará» (Mateo 6,6).
Según Jesús, para encontrarnos con Dios, hemos de recogernos, cerrar los ojos, hacer silencio y entrar en nuestro interior, en «lo secreto». Es ahí donde nos encontramos con él, saboreamos su presencia silenciosa y descansamos en el misterio insondable de su Bondad.
En la reunión de los Grupos, en cada tema, se nos sugiere una breve oración, tomada casi siempre del Hermano Roger de Taizé, para «orar en el silencio del corazón», es decir, saboreando las palabras o las frases ante Dios. Nos puede hacer mucho bien estar así juntos cinco o diez minutos en silencio descansando.
Un abrazo grande a todos.
Agradezco mucho la informacion sobre los Grupos de Jesus, yo no he podido formar el grupo porque
no tengo el material y segundo el grupo que tengo es de personas jubiladas y no tenemos la oportunidad de reunirnos donde tengamos disponible tecnologia moderna. Sin embargo cuando nos reunimos comentamos el Evangelio del domingo, guidas por el comentario de Don Antonio Pagola, me gusta mucho porque es corto, lenguaje sencillo, profundo y nos cuestiona nuestra manera de vivir
nuestro cristianismo.
Gracias otra vez, saludos desde Canada
Rebeca Mendoza