Entrevistamos a un grupo de Málaga (España) con una dilatada trayectoria, dentro del carisma vicenciano, que recientemente está incorporando la propuesta de Grupos de Jesús a su propia idiosincrasia.
Nos atiende Pilar Anaya, coordinadora del Grupo Enmanuel.
Gracias, Pilar, por recibirnos. Nos habéis dicho que sois un Grupo de Jesús, ¿desde cuándo estáis viviendo esta experiencia?
Respuesta: Como Comunidad de Adultos de Juventudes Marianas Vicencianas, desde unos veinte años, con diferentes miembros. Compatibilizando ambas pertenencias, desde ahora.
¿Podéis describir quiénes formáis el grupo: cuántas personas estáis, sois todos laicos, tenéis edades parecidas…?
R: En la actualidad somos cinco adultos, todos laicos. Edades de 45 años para arriba (es decir, todos jóvenes). Nos une el carisma “vicenciano”. La mayoría trabajamos en parroquias como catequistas. Otros, desde su condición de profesores, asumen el papel de transmisores del evangelio desde su tarea. Entre nuestros miembros hay una teóloga (con “papeles”), estudiantes de teología y agentes de pastoral.
Entendemos la instauración del Reino desde el servicio, esencialmente a los más pobres y observamos con alegría y esperanza como este Reino ya se observa en nuestros ambientes.
¿Por qué os pareció interesante crear un Grupo de Jesús?
R: La forma en que el amor del Padre se nos presenta a través de Jesús, se nos “aclara” a través de la forma en que lo percibe y transmite Pagola. El tiempo que vive la Iglesia, con un aire fresco y nuevo que sopla desde el Evangelio, nos lleva a experimentar la renovación de nuestra comunidad con la ilusión del niño que recibe asombrado un mensaje-regalo, que es el Evangelio. Los Grupos de Jesús representan para nosotros eso.
Del mismo modo, creemos en la comunidad y saberse partícipe de un gran proyecto nos hace sentir la universalidad del mensaje de Jesús.
¿Cómo es una de vuestras reuniones: qué hacéis, cómo lo hacéis, cuánto tiempo le dedicáis…?
R: Nos reunimos los jueves cada 15 días de 21.00 a 23.00h, en el Colegio de las Hijas de la Caridad de San Manuel, en Málaga. Intercalamos la oración (que la vamos preparando por turno cada uno de nosotros) y la formación; en la actualidad con los textos de los Grupos de Jesús.
Tenemos la suerte de contar con hermanos muy preparados para ayudarnos a captar la esencia del mensaje, a la vez que todos experimentamos la presencia de Dios en nuestras vidas, y lo más importante, lo compartimos.
¿Vuestro Grupo de Jesús es para gente cristiana comprometida o puede participar en él cualquier persona, incluso alguien que no sea cristiano?
R: Es una de la razones de formar un Grupo de Jesús. Creemos que con la luz que portamos debemos iluminar tanta oscuridad dentro y fuera de la Iglesia, y necesitamos que otros hermanos, creyentes o no, nos iluminen con la luz que portan.
¿Qué es lo que más valoráis del proceso que se vive en los Grupos de Jesús? ¿Y lo que menos os gusta?
R: Lo original que es volver a la fuente, al origen del mensaje. Retirar todo ropaje, necesario o no, que “oculta” la realidad del mensaje misericordioso que el Padre nos muestra en nuestro hermano Jesús.
Todos nosotros hemos realizado un proceso catecumenal dentro de nuestra asociación (Juventudes Marianas Vicencianas). Al mismo tiempo tenemos “manuales” y “estatutos” que regulan-orientan nuestra actividad. Los Grupos de Jesús solo tienen (creemos) un requisito… ser seguidores de Él. Eso nos inquieta y a la vez nos alegra, porque será el soplo del Espíritu el que nos lleve tras Él.
También existe el peligro de crear «Grupo de Pagola». Si todos participamos compartiendo nuestra experiencia en el caminar hacia Jesús, reduciremos ese riesgo, porque no será José Antonio el único que transmitirá su experiencia de Dios.
¿Le recomendarías a otra persona vivir este proceso? ¿Por qué?
R: Este proceso te lleva a redescubrir a Jesús, a reencarnarlo en nuestras vidas, en nuestra realidad.
¿Qué mensaje queréis transmitir a los demás Grupos de Jesús y personas interesadas que estamos en conexión a través de la web Grupos de Jesús?
R: Creemos ser testigos de un momento histórico en la Iglesia, un volver al Jesús libre y liberador. Participar de ese proceso hace que nuestras vidas sean libres y liberadoras. El mirar alrededor nuestro y ver a hermanos que caminan delante de nosotros, al lado o detrás, pero todos tras los pasos del Maestro, es garantía de que el Espíritu sopla en esa dirección. Vivamos esta experiencia con la alegría y el asombro de los niños que reciben un regalo de sus padres.
Gracias, Pilar, y a todo vuestro grupo por compartirnos vuestra experiencia. Esperamos seguir contando con vuestra participación.