Queridos amigos y amigas de Grupos de Jesús:
Somos el Grupo Virtual de Jesús 37, un nuevo grupo que ha comenzado tras la pasada convocatoria del mes de septiembre realizada desde la web Grupos de Jesús.
Hemos iniciado esta experiencia 10 personas que vivimos en Argentina, Bolivia, Brasil, España y Hawai. Presentamos aquí algunas de nuestras reflexiones compartidas tras terminar el Tema 1 de Grupos de Jesús.
Los discípulos sienten la presencia de Jesús en los desafíos extremos de la vida. Esos desafíos son como las terribles tormentas en el mar y a la noche, que algunos de esos discípulos tan bien conocían al ser pescadores. También nosotros experimentamos una invitación a mirar la vida con una perspectiva optimista, que en nuestro lenguaje llamamos “fe”. La fe de que vivimos en las manos del Dios que se manifiesta en Jesús, vivimos en condición de resurrección. Puede que nuestros ojos no vean bien esta nuestra condición divina, puede que nos parezca un fantasma, pero en esta fe vivimos como quien ve el invisible. Día tras día bajamos en la oscuridad y de ella somos salvados por la gloria del resucitado. (Antonio)
Este primer tema me lleva a la conclusión de que no puedo dejar de mirar a Jesús, como hizo Pedro, para no hundirme, sintiendo la mano que me tiende para continuar en este camino, unida en oración a otras personas que comparten la fe. Y le pido a Dios que en los momentos de miedo y adversidades me aumente la fe. (Conchita)
En medio de las “tempestades” que nos surgen en la vida es nuestra fe la que tiene que sostenernos, animarnos, movilizarnos a la acción, es ahí donde Jesús está para tendernos la mano y decirnos: “¡Ánimo, soy yo, no temáis!” (José)
Las palabras de Jesús son claras: “¡Ánimo! Soy yo. No tengáis miedo”. Experimentar a Jesús como salvador es un don que inesperadamente se nos regala (yo lo experimenté durante una grave enfermedad). Pero como comunidad cristiana, la experiencia de la salvación viene también del anuncio de los que así lo han vivido, que proclaman su fe en Dios y creen que la vida es algo más que lo que vemos. Personalmente, busco también esto: escuchar el testimonio de otras personas y compartir con ellas el camino de la fe. Algo así he encontrado en este grupo. Y es lo que me anima a continuar. (Marian)
La propuesta me parece muy buena y valoro mucho las reflexiones que el resto de miembros han compartido. Agradezco mucho su trabajo personal y su generosidad al trasladarlo. Poder compartir con otras personas de lugares y con realidades tan diferentes nuestro camino de seguimiento a Dios es un lujo. (Mavi)
Este primer tema me ha hecho ser más consciente de mi vulnerabilidad y valorarla, ver lo esencial que para mí es una actitud de humildad ante las adversidades. Me maravilla y me asombra la respuesta indiscriminada y amorosa de Dios ante nuestra oración de ayuda: “Señor, sálvame”. También, este primer tema me ha ayudado a reconocer a Jesús vivo entre nosotros, que nos espera con los brazos abiertos a que pongamos nuestros ojos fijos en Él, y construyamos una Iglesia viva y fraterna. (Rafael)
Mi conclusión final está orientada a un estado mejor cuando sienta un miedo en mi vida y también cuando lo vea en otras personas. Es con Jesús que se viaja, se enfrentan tantas situaciones adversas. Es una alegría y tranquilidad sentirlo muy muy cerca, lo que no solo se debe quedar para cada uno, sino compartir entre todos y llevar a los que veamos que sienten estos miedos. (Sandra)
Jesús muchas veces se manifiesta en nuestras vidas por medio de experiencias que nos sacuden, pero cuando nos damos la oportunidad de abrirnos y de acoger el amor de Dios y su acompañamiento, florece de una manera indescriptible. Muchas veces caminamos dudando si el Señor está ahí, pero cuando toca dar ese paso de decisión y de confiar en él y en lo que él tiene planeado para nosotros, el Señor nunca falla y siempre se manifiesta ahí. (Saulo)
Las personas de fe sabemos que en la oración encontramos la mano tendida de Dios. Caminamos sobre las aguas de nuestras vidas, aguas por momentos claras, en otros momentos turbias, inquietas; vemos la oscuridad, pero la gloria de Jesús aparece. En momentos difíciles, en los cuales olvido que Jesús habita en mi corazón, recuerdo estas palabras: “si alguno oye mi voz y me abre la puerta, entraré en su casa y cenaré con él y él conmigo” (Ap 3,20). (Susana)
Señor Jesús, Señor de la Paz, en mares tempestuosos de oleajes encrespados
y de vientos contrarios, en la vida de los hombres…
Señor Jesús, Señor de la Paz, que duermes paciente, calmo,
en nuestras barcas inestables, inseguras, inconstantes,
esperando que, cuando te necesitemos, te llamemos, te invoquemos,
volvamos a vos, clamándote desde el fondo mismo de nuestro corazón
para aferrarnos a Tu Mano y atraernos a Vos…
Señor Jesús, Señor de la Paz,
que no esperemos los temporales, las zozobras, para estar en Vos,
que “permanezcamos” fieles a Tu Palabra, a los sacramentos, a la oración
y siempre, en todo momento de nuestra vida,
te reconozcamos “Hijo de Dios” en nosotros, en los otros
y como a tal te alabemos y adoremos. Amén. (Teresa)
Grupo Virtual de Jesús 37