Valoración de Manos Unidas sobre la exhortación apostólica Laudate Deum
Fidele Podga – ONGD Manos Unidas
Coordinador del departamento de Estudios
[Texto completo en este enlace]
La Santa Sede publicó este miércoles 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís, la nueva exhortación apostólica del papa Francisco sobre la crisis climática. Quien lea la Laudate Deum, enseguida constata que sus 6 capítulos y 73 parágrafos encajan en los tres momentos de análisis de la realidad del papa Francisco: «reconocer», «interpretar» y «elegir».
«Reconocer» un panorama bien conocido
Por un lado, los efectos del cambio climático que se hacen cada vez más letales para muchas personas; por otro lado, un amplio consenso científico sobre el origen humano del cambio climático; y, al mismo tiempo, un auge del negacionismo [presente incluso dentro de la Iglesia] que, eso sí, no duda en culpabilizar a los pobres de los efectos del cambio climático que les afectan.
Ante este panorama, el Santo Padre baja con datos a la arena para seguir defendiendo la verdad sobre el cambio climático: «Por más que se pretendan negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes. Nadie puede ignorar que en los últimos años hemos sido testigos de fenómenos extremos, periodos frecuentes de calor inusual, sequía y otros quejidos de la tierra que son solo algunas expresiones palpables de una enfermedad silenciosa que nos afecta a todos” (LD 5). Y, según él: «Ya no se puede dudar del origen humano del cambio climático» (LD 11).
«Interpretar» cómo hemos llegado hasta aquí
El Papa nos ayuda a responder a la pregunta: ¿cómo hemos llegado a este cambio climático que amenaza con llevarnos a un punto de quiebre? Detrás del actual cambio climático y su estancamiento, encontraremos en primer lugar un modelo económico insostenible: «Esta situación no tiene que ver solo con la física o la biología, sino también con la economía y nuestro modo de concebirla. La lógica del máximo beneficio con el menor costo, disfrazada de racionalidad, de progreso y de promesas ilusorias, vuelve imposible cualquier sincera preocupación por la casa común y cualquier inquietud por promover a los descartados de la sociedad» (LD 31).
La situación actual del cambio climático responde también a la falta de eficiencia en los acuerdos multilaterales entre Estados. Así, con total claridad, el Papa considera que: «Hoy podemos seguir afirmando que los acuerdos han tenido un bajo nivel de implementación porque no se establecieron adecuados mecanismos de control, de revisión periódica y de sanción de los incumplimientos. También que las negociaciones internacionales no pueden avanzar significativamente por las posiciones de los países que privilegian sus intereses nacionales sobre el bien común global. Quienes sufrirán las consecuencias que nosotros intentamos disimular recordarán esta falta de conciencia y de responsabilidad» (LD 51).
«Elegir» la opción de la esperanza
El papa Francisco nos convoca a la esperanza. Estamos todavía a tiempo de actuar para evitar daños aún más dramáticos.
En primer lugar, para el Papa, con sus avances y fracasos, las Conferencias sobre clima siguen siendo un espacio válido para abordar la lucha contra el cambio climático. Pero seguimos corriendo «el riesgo de quedarnos encerrados en la lógica de emparchar, colocar remiendos, atar con alambre, mientras por lo bajo avanza un proceso de deterioro que continuamos alimentando» (LD 57). Para que haya cambios, el Papa recuerda el papel clave que juegan organizaciones como la nuestra: «Suelen llamar la atención en las Conferencias sobre el clima las acciones de grupos que son criticados como radicalizados. Pero en realidad ellos cubren un vacío de la sociedad entera, que debería ejercer una sana presión, porque a cada familia le corresponde pensar que está en juego el futuro de sus hijos» (LD 58).
Conclusión: El compromiso con el cambio climático brota de nuestra fe auténtica
La Laudate Deum no se acaba sin que el Papa nos recuerde a los fieles católicos que el compromiso con el cambio climático brota de nuestra fe auténtica que «no solo da fuerzas al corazón humano, sino que transforma la vida entera, transfigura los propios objetivos, ilumina la relación con los demás y los lazos con todo lo creado” (LD 61). Por eso, aunque las soluciones más efectivas dependen de las grandes decisiones políticas y económicas, el Papa sigue invitando a cada persona a un camino de reconciliación con el mundo que nos alberga.
En ese camino, queda especialmente clara la invitación que nos hace, también como organizaciones de Iglesia, a transformar nuestros estilos de vida y consumo. Según él: «El esfuerzo de los hogares por contaminar menos, reducir los desperdicios, consumir con prudencia, va creando una nueva cultura. Este solo hecho de modificar los hábitos personales, familiares y comunitarios alimenta la preocupación frente a las responsabilidades incumplidas de los sectores políticos y la indignación ante el desinterés de los poderosos (LD 71)». «Alaben a Dios es el nombre de esta carta. Porque un ser humano que pretende ocupar el lugar de Dios se convierte en el peor peligro para sí mismo» (LD 73).
[Texto completo de la exhortación apostólica en este enlace]
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