Compartimos este espacio con una comunidad de Medellín (Colombia), que cuenta con una larga trayectoria en torno a la Biblia, su estudio y su vivencia. Recientemente han conocido la experiencia de Grupos de Jesús y han sentido muchas similitudes y sintonías.
Nos escribe esta carta de presentación Blanca Lucia, en nombre de toda esa comunidad.
Hola amigos: Reciban un abrazo. Muchas gracias por tenernos en cuenta. Les voy a contar cuál ha sido nuestra historia.
Comenzamos en la Escuela Católica Bíblica Yeshúa, en la ciudad de Medellín, dirigida por el teólogo Oscar Henao. La formación en nuestra escuela en ese tiempo era la siguiente:
-Entramos haciendo un seminario que se llama “Calidad de Vida”, que consiste en preguntarse quiénes somos y qué queremos.
-Luego entramos a otra capacitación que se llama “Discipulado”, en la cual vamos tomando conciencia de qué es ser discípulo de Jesús y cómo lo vamos a seguir.
-Ya de ahí podemos empezar nuestra “formación teológica” en diversos diplomados bíblicos. La Escuela cuenta con teólogos de talla internacional. Algunos ya no están entre nosotros porque han partido a la Casa del Padre, pero es bueno recordarlos: el padre David Kapkin y la Hna. Beatriz Cadavid. Así mismo la Hna. Rosmery Castañeda, el padre Carlos Yepes y otros tantos que en este momento se me escapan. Pueden ver en la web Escuela Bíblica Católica Yeshúa.
Ya en medio de nuestra formación, la característica principal de nuestra Escuela es la formación de Comunidades. Como en Hechos 2,42: «Todos se reunían asiduamente para escuchar la enseñanza de los Apóstoles y participar en la vida en común, en la fracción del pan y en las oraciones». La nuestra adoptó el nombre de Maranatha.
Llevamos 18 años de congregados. Somos todos mayores, nuestras edades oscilan entre los 57 a 70 años. Todos somos laicos; algunos más que otros estamos comprometidos en proyectos de evangelización como catequistas, formadores de otros grupos, en la difusión por radio, en repartición de comunión, lectores, discipulados, misioneros, etc.
En nuestras reuniones lo principal es convocar al Señor Jesús, centro de nuestras vidas. Hacemos Lectio divina. En otras oportunidades exponemos los problemas personales que tenemos o nuestras preocupaciones acerca de la fe. En otras, compartimos paseos de todo el día o una comida, en fin es muy dinámica. No todas las veces es la misma, pero sí en todas convocamos al Señor Jesús. En otras tenemos diferentes temas, estudio de algún libro que vamos leyendo. Muchas solo en oración cuando se requiere orar por alguien. Eso sí, siempre estamos en contacto unos con otros.
En lo posible nos reunimos cada semana. Pero como ya algunos no vivimos en la misma ciudad se nos dificulta un poco. El tiempo nunca ha sido un limitante para nosotros; por lo general son de hora y media a dos, como otras se puede ir más tiempo, dependiendo del tema y del tiempo disponible de alguno.
Nuestra Comunidad goza de un gran privilegio, y con el transcurrir del tiempo nos hemos convertido más que en grupo en una familia, en la cual todos compartimos la vida de todos, sus problemas, inquietudes y necesidades, en el acompañamiento los unos de los otros.
Lo que más valoro de mi Comunidad es lo que acabo de expresar, el acompañamiento que he tenido durante estos 18 años.
En las diferentes catequesis en que he estado recomiendo siempre vivir en Comunidad, es la mejor manera donde el Señor Jesús se nos revela, a través de los otros, en el compartir la fe, la oración, en la entrega del uno por el otro. Es la oportunidad de uno escoger su familia en Cristo, aquellos hermanos con los que tenemos un bien común: Jesús.
El mensaje que quiero compartir con todos ustedes es que personalmente encontré a Jesús en medio de mi Comunidad, en los hermanos con los que he caminado a lo largo de este camino maravilloso. En el compartir tanto de la alegría como del dolor, en medio de las noches oscuras de la fe y en la claridad del acompañamiento que ellos me han brindado. Es lo mejor que me ha pasado porque veo patente en cada hermano al Maestro que sana, que restaura, que anima, que acompaña, y que nunca me he sentido sola porque su presencia siempre me acompaña.
Les cuento que ya adquirí el libro Grupos de Jesús. Muchas gracias a ustedes y espero que nos podamos seguir comunicando.
Blanca Lucia