Reflexión del Grupo Valle de Elda sobre el tema 15 (Lucas 18,9-14a) de Grupos de Jesús en su convivencia al final de la tercera etapa
El fariseo nos enseña la porción de personas que se creen mejor que nadie. Piensan que son superiores y creen que lo que están haciendo es lo que marca la ley por encima de todo y otras personas dentro su contexto. Esto creemos que, en la sociedad en la que vivimos de privilegios o castigos, también puede influenciar nuestros deseos de marcar un contraste entre nosotros y los demás. También hay personalidades y contextos que favorecen otros tipos de actitudes y hasta contrarias: como, por ejemplo, los grupos que se sienten inferiores o con menos actitudes que los demás.
Pensamos que, también como el fariseo, buscamos justificaciones ante Dios; a veces nos posicionamos en el desprecio por los demás, y nos es fácil caer en ello porque acabamos buscándonos a nosotros mismos, creyendo que es lo mejor para los demás sin caer en la cuenta que lo que estamos alimentando nuestro propio afán de ser mejor.
Sin en cambio el recaudador en su oración aparta su ego, no se fija en la ley, y es que sabe que no puede justificarse ante Dios; está entregado a las manos del Señor y siente necesidad de Dios y le pide la compasión.
¡Qué desafortunado es que se siga enseñando la religión como un conjunto de normas para merecer amor o evitar un castigo! El evangelio de Jesús no tiene nada que ver con lo que a veces parece que es la religión, “no hables, no pienses, solo asiente”, el riesgo que se corre si no lo haces así es estar solo. Por todo esto en nuestro grupo intentamos aprender del ejemplo de intentar vivir desde el evangelio, con el amor y libertad de expresión, sin condiciones y comprometidos con el Señor.
Creemos en (y nos gustaría) una iglesia menos farisea y más centrada en el evangelio. Ahora empezaremos otra vez a impulsar, a prepararnos a los tiempos de reforma. Sentirnos seguros y seguir unidos aunque sea a contracorriente dentro de la Iglesia y fuera de ella, evangelizando con nuestro saber hacer y la palbra que el Señor nos enseñó para que, más adelante, se puedan recoger esos frutos tan esperados. El Espíritu Santo nos acompaña día a día en este canimo que Jesús nos dejó preparado para la gloria.
Queremos terminar dando las gracias, por la convivencia que tuvimos en este fin de la tercera etapa, en la que participamos más de 30 personas, al padre José Luis Casanova, al padre Antonio Verdu, a las Hermanas de Betania por un entorno muy especial y con muchísima presencia eucarística, el Santuario de Nuestra Señora de Orito, y sobre todo agradecemos a nuestros coordinadores Javier, Anabel y Rosa por su buen hacer y predisposición por la evangelización hacia todo el grupo.
¡Que el Señor siga uniendo en oración a este grupo de Jesús valle Elda!
Un gran saludo,
Fran