El proceso de Grupos de Jesús está estructurado en torno a 7 etapas y 40 temas. Cada una de estas etapas marca un recorrido específico que se va desarrollando mediante los temas que lo componen.
Lo habitual es que se empleen varios meses en trabajar cada etapa, por lo que, al finalizar cada una de ellas puede ser un buen momento para hacer un pequeño parón, evaluar personalmente y en grupo cómo nos ha ido y agradecer y celebrar el camino recorrido.
Os ofrecemos, a continuación, algunas pistas o sugerencias para abordar el momento evaluativo de la tercera etapa. Cada grupo, desde su creatividad y atendiendo a sus necesidades, verá el modo en que puede aprovecharlas y personalizarlas para un mayor provecho.
Nos vendrá a todos muy bien que todos aquellos grupos que hagan prácticas de este tipo, las compartan con los demás grupos para ayudarnos entre todos.
Tercera etapa: La Buena Noticia de Dios
Comenzamos la tercera etapa. Lo primero que vamos a escuchar de labios de Jesús por los caminos de Galilea es su Buena Noticia de Dios. La necesitamos todos. La necesita el mundo. La necesita la Iglesia. Entre tantas noticias malas vamos a escuchar la noticia de un Dios bueno, cercano, amigo del ser humano y salvador de nuestras vidas.
En estos encuentros vamos a escuchar y meditar las parábolas más conmovedoras de Jesús. Las que más trabajó en lo hondo de su corazón. Seguramente las que más repitió y más impacto provocaron en sus seguidores y seguidoras.
- El Padre bueno
Es la parábola más entrañable de Jesús. Dios es un Padre bueno que ofrece siempre su acogida y su perdón a todos. Esta parábola puede transformar de raíz nuestra relación con Dios y nuestra convivencia con los demás.
- Dios busca a los perdidos
La mayor alegría de Dios consiste en buscar y encontrar a quienes viven «perdidos» y no hallan el camino acertado en la vida. Cuando nos sentimos «perdidos», Dios nos está buscando. Cuando nosotros rechazamos a alguien por indeseable y perdido, Dios lo está buscando con amor.
- Dios es bueno con todos
La bondad insondable de Dios está por encima de nuestros esquemas y cálculos. No hemos de poner límites a su bondad. Hemos de dejar a Dios ser bueno con todos.
- Dios escucha a los que se confían a su misericordia
Dios es compasión infinita. Ante él hemos de aprender a vivir, no presentando nuestros méritos, sino invocando su misericordia. Esta es siempre la oración que nos justifica: «Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador».
Hago memoria de lo vivido en este tiempo durante el que hemos recorrido la tercera etapa del proceso:
¿Creo realmente que Dios es este Padre bueno? ¿Se parece a mi imagen de Él? ¿Cómo puede eso cambiar mi relación con Él y con los demás?
¿Soy consciente de que Dios nos busca siempre, sobre todo cuando más perdidos nos sentimos? ¿Actúo de modo similar con otras personas que andan perdidas?
¿Puedo aceptar la bondad sin límites de Dios? ¿Qué esquemas me rompe este modo de amar de Dios?
¿Qué me parece decisivo ante Dios: mis obras o su amor? ¿Qué consecuencias tiene esto para mí cada día?
Detecto cuáles son los principales avances que he ido experimentando en estos meses de cara a vivir más conforme al amor bondadoso sin límites de Dios, así como las principales limitaciones y dificultades para aceptar este Dios Padre y su compasión infinita.
Agradezco a Dios el regalo de su amor sin límites, que es bueno con todos y que busca de manera especial al que se encuentra más perdido.