Extracto del mensaje
Urbi et orbi
del papa Francisco
Pascua 2019
Queridos hermanos y hermanas,
¡feliz Pascua!
Hoy la Iglesia renueva el anuncio de los primeros discípulos: «Jesús ha resucitado».
Y de boca en boca, de corazón a corazón resuena la llamada a la alabanza: «¡Aleluya!… ¡Aleluya!». En esta mañana de Pascua, juventud perenne de la Iglesia y de toda la humanidad, quisiera dirigirme a cada uno de vosotros con las palabras iniciales de la reciente Exhortación apostólica dedicada especialmente a los jóvenes (Christus vivit 1-2):
«Vive Cristo, esperanza nuestra,
y Él es la más hermosa juventud de este mundo.
Todo lo que Él toca se vuelve joven, se hace nuevo, se llena de vida.
Entonces, las primeras palabras que quiero dirigir
a cada uno de los jóvenes cristianos son: ¡Él vive y te quiere vivo!
Él está en ti, Él está contigo y nunca se va.
Por más que te alejes, allí está el Resucitado,
llamándote y esperándote para volver a empezar.
Cuando te sientas avejentado por la tristeza,
los rencores, los miedos, las dudas o los fracasos,
Él estará allí para devolverte la fuerza y la esperanza».
Queridos hermanos y hermanas, este mensaje se dirige
al mismo tiempo a cada persona y al mundo.
La resurrección de Cristo es el comienzo de una nueva vida
para todos los hombres y mujeres,
porque la verdadera renovación comienza siempre
desde el corazón, desde la conciencia.
Pero la Pascua es también el comienzo de un mundo nuevo,
liberado de la esclavitud del pecado y de la muerte:
el mundo al fin se abrió al Reino de Dios,
Reino de amor, de paz y de fraternidad. […]
Que, ante los numerosos sufrimientos de nuestro tiempo,
el Señor de la vida no nos encuentre fríos e indiferentes.
Que haga de nosotros constructores de puentes, no de muros.
Que Él, que nos da su paz, haga cesar el fragor de las armas,
tanto en las zonas de guerra como en nuestras ciudades,
e impulse a los líderes de las naciones
a que trabajen para poner fin a la carrera de armamentos
y a la propagación preocupante de las armas,
especialmente en los países más avanzados económicamente.
Que el Resucitado, que ha abierto de par en par las puertas del sepulcro,
abra nuestros corazones a las necesidades de los menesterosos,
los indefensos, los pobres, los desempleados, los marginados,
los que llaman a nuestra puerta en busca de pan,
de un refugio o del reconocimiento de su dignidad.
Queridos hermanos y hermanas, ¡Cristo vive!
Él es la esperanza y la juventud
para cada uno de nosotros y para el mundo entero.
Dejémonos renovar por Él. ¡Feliz Pascua!
Mensaje Urbi et Orbi del papa Francisco: Pascua 2019
[Fuente: http://w2.vatican.va/content/vatican/es.html]